domingo, 27 de maio de 2012

«Apostamos por cambios estructurales que pongan fin a la pobreza»



2012ko maiatzaren 27a Hemeroteka   GARA
En un país como Brasil, donde la brecha entre la población rica y la pobre es
descomunal, el Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST) no cesa
en su lucha por conseguir un cambio estructural que termine con la pobreza, para
lo que la reforma agraria es un primer paso fundamental. La ley no avanza, pero
si el movimiento, que trabaja desde hace años en el desarrollo se un sistema
cooperativo.

Iraia OIARZABAL
Pedro Cristofolli y Joao Daniel son miembros del MST de Brasil prácticamente
desde sus inicios. El primero es activista del movimiento y desde 2009 profesor
de la Universidad Federal de la Frontera Sur de Brasil. El segundo, es dirigente
nacional del MST y director de la región de Sergipe. Combina este cargo con el
de diputado estadual por el Partido de los Trabajadores (PT). La pasada semana
visitaron Euskal Herria para conocer diferentes experiencias cooperativas y
compartir experiencias. En Arrasate, explicaron a GARA la situación actual de su
lucha y los pasos en el ámbito del cooperativismo.
Aunque desde que se fundara en 1985, el MST viene reivindicando una reforma
agraria para terminar con la concentración de la riqueza y la propiedad de la
tierra, y por consiguiente, con la enorme brecha entre pobres y ricos, sus
reclamaciones no han sido atendidas. Ni siquiera teniendo en cuenta que la ley
prevé una reforma agraria. Cristofolli relató cómo durante décadas la dictadura
militar ha reprimido la voz de los agricultores del MST, contribuyendo a que los
grandes terratenientes se enriquecieran cada vez más. «El 2% de los
terratenientes tienen casi la mitad de la tierra», apuntó.
Ahora, con el PT en el Gobierno, la situación sigue bloqueada. A pesar de que la
legislación lo permite, no se dan pasos para llevar a cabo una reforma agraria
-según Cristofolli- por cuestión de poder. «Incluso en el Congreso el Gobierno
se queda como rehén de las reivindicaciones latifundistas», apostilló. Ello,
sumado a la criminalización que se da sobre los actos de protesta o las
ocupaciones que lleva a cabo el MST, permite a los grandes terratenientes seguir
con el poder en su mano.
Expuso además, que durante los últimos años, un nuevo participante ha entrado en
juego. Y es que se han dado alianzas entre el sector latifundista y grandes
empresas nacionales y transnacionales del sector financiero. Así, la industria
del etanol ha entrado con fuerza en las tierras de Brasil, y al respecto,
Cristofolli recalcó que no se trata de un sector latifundista, sino de un sector
moderno que además tiene un gran capital. «Acaparan nuestras tierras, y cuando
nosotros llevamos a cabo ocupaciones, no nos enfrentamos solo al latifundista
local, estamos enfrentando otro enemigo más poderoso y articulado», expresó.
Algunos pasos adelante
Aunque el tema de la reforma agraria está paralizado, Cristofolli reconoció que
el Gobierno de Dilma Rousseff ha dado una serie de pasos de cara a generar
empleo a través de la construcción o concediendo una especie de beca, denominada
Bolsa Familia, para familias en situación de pobreza. Indicó que desde el MST
apoyan este tipo de políticas, pero afirmó que no resuelven el problema de la
pobreza. «Nosotros apostamos por cambios estructurales que pongan fin a la
pobreza», apostilló.
Cristofolli relató que este bienestar «puntual» por la obtención contratos o
ayudas del Gobierno, han llevado a muchos campesinos a «acomodarse ante esa
pequeña mejoría» descartando la vía de la lucha a través de protestas u
ocupaciones. Por esta razón, y debido a que la correlación de fuerzas no es la
adecuada por ese peso de la derecha, el MST se encuentra ahora en un proceso de
formación política para los campesinos. «Nos preparamos para cuando la
correlación de fuerzas sea correcta para luchar».
No obstante, el movimiento sigue trabajando por repartir la riqueza y construir
un sistema basado en el desarrollo sostenible y la solidaridad. Partiendo de la
base de que el MST desarrolla su lucha de una manera unitaria, Cristofolli
apuntó que la gestión de la tierra debe basarse en el cooperativismo. «Si un
campesino logra una tierra en los procesos de lucha pero sigue individualmente
no va a conseguir sobrevivir en la realidad agrícola de Brasil, hay que luchar
por la tierra pero de una forma organizada, solo así podremos combatir la
pobreza».
Dos proyectos cooperativos unen Brasil y Euskal Herria
El MST, con la colaboración de Lanki y Mundukide, trabaja desde el año 2000 en
la instauración del sistema cooperativista en Brasil. Así, tras seis años
estudiando junto con la Cooperativa Mondragon las características de esta forma
de empresa, en 2006 dieron marcha a un proyecto en la región de Paraná. «Las
cooperativas generan un desarrollo más equitativo, algo fundamental para
nosotros», explicó Cristofolli. Por ello, el MST apostó por un modelo
cooperativo autogestionado que sea sostenible medioambientalmente.
En la actualidad existen dos proyectos cooperativos en Paraná y Sergipe,
centrados en la agricultura y la formación. Contrariamente a lo que sucede en
Euskal Herria, Cristofolli subrayó que en Brasil el modelo cooperativo tiene un
movimiento social y político importante detrás, ahora trabajan para fortalecer
el sistema económicamente y poder, finalmente, vivir de la riqueza que generan
sus tierras. I.O.    Gehitu artikuloa:   Hasiera : Paperezko edizioa : Gaiak :
  Denda :  © Baigorri Argitaletxea : Harremana : Nor gara : Iragarkiak :  RSS :
  Titularrak :
**************
In: Gara
http://www.gara.net/paperezkoa/20120527/343426/es/Apostamos-cambios-estructurales-que-pongan-fin-pobreza
España 27/5/2012

Nenhum comentário:

Postar um comentário