quarta-feira, 29 de janeiro de 2020

Fue el Ejército Soviético el que liberó Auschwitz hace 75 años.



28 enero, 2020 Por obsadmin


por Fabrizio Poggi, historiador italiano (Revista Contropiano)

El mundo está conmemorando el 75 aniversario de la liberación de
Auschwitz. El campo de exterminio fue liberado por soldados
pertenecientes al regimiento número 472 (división número 100) del
Ejercito Rojo durante la gran operación militar «Vistula-Oder», que
habían comenzado en 1944.

En ese momento para aliviar la presión sobre los aliados que estaban
empantanados en las Ardenas Moscú decidió lanzar ofensiva «Bagration»
anticipando las acciones para el 12 de enero.

Varsovia fue liberada el 17 de enero; del 24 al 25 de enero se liberó el
campo de trabajo de Monowitz (Auschwitz III), del 26 al 27 de enero la
ciudad de Oświęcim (en alemán Auschwitz) y el 26 la ciudad de Brzezinka,
o Birkenau (Auschwitz II) y finalmente, el 27 de enero, se liberó de
Auschwitz I.

En 2005, una resolución de la ONU declaró los 27 de Enero como el Día
del Recuerdo de las víctimas del Holocausto, porque Auschwitz-Birkenau
son el símbolo de la bestialidad nazi; el símbolo del exterminio de
todos los «enemigos del Reich»: judíos, comunistas, gitanos y opositores
del nazi-fascismo.

En 1942, la idea de Hitler (acariciada también por el gobierno polaco de
la época ) era deportar a todos los judíos europeos a Palestina. Pero
para no enemistarse con el Muftí de Jerusalén se abandonó este propósito
durante un conclave secreto en Wannsee.

En esa reunión, en la que participaron quince jerarcas nazis, (
Heydrich, Eichmann, Freisler, Müller entre otros) se discutieron los
métodos, los medios y los tiempos para la eliminación total de los 11
millones de judíos europeos, de los cuales 5 millones vivían en la Unión
Soviética.

Finalmente en Auschwitz, terminaron en los hornos crematorios gente de
religión judía y gente de diferentes nacionalidades, ideologías
políticas, y religiones.

75 años después del Holocausto los políticos occidentales  pretende
reescribir de la historia . Con esta maniobra se quiere tapar la voz de
los supervivientes  que recuerdan como las organiaciones fascistas (que
existían en todos los países de Europa) ayudaron a los nazis en el
exterminio de los judíos y de la población en zonas multiétnicas, que no
eran de origen “ario”.

Con demasiada frecuencia se olvida – o se pasa por alto deliberadamente-
que la Wehrmacht, las SS alemanas y las policías de casi todos los
países de Europa occidental fueron reclutadas para conformar las
divisiones locales de las SS nazis, y que libraron una guerra de
exterminio total, destinada a conquistar el Lebensraum (el espacio
vital) para la raza aria superior, dejando solo un mínimo de tierras
para los  Untermenschen, (hombres inferiores) necesarios para el trabajo
esclavo .

Con demasiada frecuencia se olvida que, por ejemplo, un tercio de la
población bielorrusa murió o fue exterminada durante la ocupación nazi;
que millones de ciudadanos soviéticos (las víctimas civiles soviéticas
se estiman entre 12 y 15 millones) ni siquiera llegaron a los campos de
exterminio, sino que fueron asesinados directamente en sus pueblos; a
menudo encerrados en graneros a los cuales se le prendía fuego.

Con demasiada frecuencia se olvida que a las tropas de Hitler se les
ordenó eliminar, tan pronto como fueran hechos prisioneros, no solo a
los militares soviéticos de religión judía, sino a todos los comisarios
políticos o a cualquiera que tuviera el carnet del Partido Comunista del
URSS.

En general, se ha ocultado, durante años, el papel del Ejército Rojo en
la liberación de Auschwitz y de los otros campos de exterminio creados
por los nazis en Polonia, en los Estados bálticos y en la propia Alemania.

El periodista de investigación Maksim Maksimov nos ha recordado como
países que hoy celebran el Día del Recuerdo, en su tiempo, rechazaron a
los judíos que huían de la Alemania nazi. También nos recuerda que en
1940 – después del estreno en los cines estadounidenses – de “El Gran
Dictador”- Charlie Chaplin fue puesto bajo control por el Comité de
Actividades Antiamericanas.

Uno tiene la impresión, escribe Maksimov, de que hasta el juicio de
Núremberg (en 1946 ) en Occidente no se sabía nada de la tragedia de los
judíos europeos. Nadie sabía nada sobre Babi Jar, la conferencia de
Wannsee y la decisión final. Pero incluso en 1943  después de la
Conferencia de Bermudas “ los países involucrados, con Estados Unidos a
la cabeza, no ampliaron las cuotas de inmigración para los refugiados
europeos «.

Por otro lado, en las cámaras de gas de Auschwitz y Birkenau, se
utilizaba el «Zyklon B», producido por Degussa, una subsidiaria del IG
Chemical Trust, propiedad de General Motors y del banco JP Morgan.

Aleksandr Djukov, de la Fundación Rusa  de «Memoria Histórica», recuerda
como en Polonia y Letonia – que ahora piden ser «compensados» por la
supuesta «ocupación soviética»- todavía no han restituido la propiedad,
individual y colectiva de los judíos. En Lituania, los Polizei que
participaron en el exterminio son glorificados y se planea aprobar de
una ley (similar a la que ya existe en Polonia) para castigar a
cualquiera que acuse a los policías lituanos de haber participado en un
pogrom antijudío.

En la primera fila, como siempre está Polonia, el primer país europeo,
que el 26 de enero de 1934, llegó a un acuerdo militar secreto con el
Tercer Reich. En una entrevista con el diario Bild alemán , el líder del
partido gubernamental «Ley y Justicia», Jaroslav Kaczynski, acaba de
afirmar que » Moscú debe admitir su responsabilidad  por el estallido de
la Segunda Guerra Mundial y pagar reparaciones”.

Kaczynski también habla sobre la masacre de Katyn acusando a la NKVD de
matar a «cientos de miles de oficiales polacos » y afirma que «Polonia
fue víctima de los rusos que fueron “criminales en Berlín y en Varsovia”.

El presidente de la Comisión de Información del Senado ruso, Aleksej
Puškov, ha respondido indirectamente: » ¿Qué reparaciones y por qué
daños? Si alguien tiene que pagar es Polonia; su liberación le costó al
pueblo ruso 600,000 vidas. Fue Rusia el país que restauró la economía
polaca, destruida por los alemanes «.

Exactamente un año antes de la liberación de Auschwitz, el 27 de enero
de 1944, el Ejército Rojo había logrado romper el asedio de Leningrado.
Las tropas alemanas, italianas y finlandesas sitiaron la ciudad durante
872 días causando tantas víctimas como el conjunto de muertes  que se
produjeron por el bombardeo de Hamburgo, Dresden, Tokio, Hiroshima y
Nagasaki . Los historiadores han estimado que en Leningrado murieron
entre 650,000 y 1.3 millones de seres humanos. El  90%  por hambre y frío.

Ha llegado la hora que el mundo reconozca la verdad histórica .El
Ejército Rojo nos solo liberó el campo de exterminio de Auschwitz;
también liberó a Polonia , Checoslovaquia, los Balcanes, Austria,
Ucrania, los Estados Bálticos, Berlín y Praga.



In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2020/01/28/fue-el-ejercito-sovietico-el-que-libero-auschwitz-hace-75-anos/
28/1/2020

segunda-feira, 27 de janeiro de 2020

Coordenação Nacional do MST lança Carta ao Povo Brasileiro




Movimento firmou compromissos na luta pela Reforma Agrária, contra a
retirada de direitos do povo brasileiro, em defesa do meio ambiente e da
soberania nacional


Por Coordenação Nacional do MST/

Desde as terras inconfidentes e rebeldes das Minas Gerais, e solidários
com as famílias das vítimas da Vale em Mariana e Brumadinho, a
Coordenação Nacional do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra,
reunida em janeiro de 2020, reafirma seu compromisso com a organização
popular, a luta por Reforma Agrária e a transformação social.

Testemunhamos aqui nestas terras a agressão do capital aos bens da
natureza e as condições de vida do povo, gerando a morte de pessoas,
rios, plantas e toda biodiversidade, como pedágio à sanha de seu lucro
incontrolável. Aqui estamos para afirmar a luta justa do povo por sua
libertação e por uma vida sem a lógica perversa da acumulação do
agronegócio e da mineração.

O capital, sob profunda crise, impõe aos povos do mundo desemprego,
fome, retirada de direitos sociais, precarização do trabalho, violência,
extermínio, privatizações, destruição do meio ambiente, expropriações,
saque dos bens naturais e dos recursos estratégicos. Promove guerras de
todo tipo e ameaça a existência humana, seja por seu projeto destrutivo
à natureza, mas também por sua agenda ultraliberal que acentua a
desigualdade social e aumenta os privilégios da classe dominante.

Este projeto de morte é neofascista, odeia a democracia e a participação
popular. Produz governos de extrema direita e Estados serviçais aos
interesses dos mais ricos. Promove golpes, desestabiliza economias e
incita o caos social.

No Brasil, o governo Bolsonaro entrega o país aos interesses dos Estados
Unidos, nossas terras aos estrangeiros e quebra a economia nacional em
detrimento do capital. Atenta contra a soberania dos povos e sobre os
bens naturais existentes. Bolsonaro é um gerente do projeto de poder das
elites, age sob a tutela militar, em conluio com uma parte significativa
do judiciário e do congresso, governa com as milícias e com os corruptos.

Impõe o medo, despreza a Constituição e pratica o terrorismo de Estado
contra os povos, especialmente indígenas, negros, mulheres e LGBTs.

No campo, promove a regularização do crime de grilagem e quer entregar
70 milhões de hectares de terras públicas, especialmente na Amazônia, a
quem desmatou, destruiu, sonegou impostos e assassinou povos. Pretende
premiar quem se autodeclara dono de terras roubadas dos brasileiros e
brasileiras.

Bolsonaro legitima a ação dos jagunços do agronegócio, autoriza o
extermínio, desmata a floresta e destrói a biodiversidade. Tudo para
expandir a fronteira agrícola, a mineração e o lucro das empresas
transnacionais. Defender a Amazônia é defender o Brasil, os povos, seus
territórios, a vida e o meio ambiente.

Nosso dever é atuar sobre as contradições deste projeto das elites, pois
eles não têm solução para os principais problemas que afetam o povo
brasileiro. Devemos nos mobilizar diante do desmonte dos direitos
sociais, trabalhistas e previdenciários. Diante da generalização da
violência, das perseguições e assassinatos de lutadores e lutadoras.
Devemos nos indignar perante o envenenamento em massa do povo através da
comida e da água, promovido pelo agronegócio.

Nos comprometemos a ocupar os latifúndios do campo e das cidades. Lutar
pelos direitos sociais e não permitir retrocessos nas conquistas.
Estamos de pé e dispostos a contribuir no legítimo levante das massas
populares.

Reafirmamos nosso compromisso com a terra, com a vida, garantindo
alimentação saudável para todo o povo. Defendemos um Projeto Popular
para o Brasil. Seguiremos lutando em defesa da Soberania Nacional e Popular.

Nos solidarizamos com todos os trabalhadores e trabalhadoras em luta do
mundo. Rechaçamos os golpes e intervenções. Defendemos a legitima
soberania dos povos.

Estaremos nas ruas com as mulheres, com a juventude, com os educadores,
as educadoras e com a classe trabalhadora. Conclamamos o povo brasileiro
à travar as batalhas necessárias, manter a luta permanente e construir
uma sociedade justa e igualitária. Uma sociedade socialista!

/*Lutar, Construir Reforma Agrária Popular!*/

/Coordenação Nacional do MST
Sarzedo (MG), 25 de janeiro de 2020/

In
MST
https://mst.org.br/2020/01/25/coordenacao-nacional-do-mst-lanca-carta-ao-povo-brasileiro/
25/1/2020

domingo, 26 de janeiro de 2020

¿ Es China capitalista?




Marc Vandepitte , filósofo y economista

De creer lo que se escribe a derecha e izquierda sobre China, ¡no habría
nada más que hablar! Se dice que el país ha capitulado y se ha vuelto
capitalista, al margen de lo que pueda pretender el propio régimen
chino. Es precisamente contra esta opinión casi unánime contra lo que
luchan enérgicamente los economistas Rémy Herrera y Zhiming Long en su
libro La Chine est-elle capitaliste?* [¿Es capitalista China?].

 *Intereses*

Es una cuestión fundamental para la izquierda. En primer lugar porque se
trata de casi una cuarta parte de la población mundial y de uno de los
raros y últimos países surgidos de una revolución socialista, de modo
que la dirección que adopte China será determinante para el futuro del
planeta.

Más aún, es un reto importante para la batalla de las ideas en nuestros
países. El desarrollo económico de China es un éxito impresionante. En
el momento en el que el capitalismo ofrece signos evidentes de declive
hay un interés extraordinario en reivindicar como «capitalista» el éxito
de China. De este modo sigue siendo posible atribuirse cierto crédito
ideológico e incluso desanimar un poco a las fuerzas adversas. Por medio
del pensamiento único neoliberal se hace lo imposible para convencer a
la gente de que el socialismo no tienen futuro. Una China socialista
rompería los esquemas.

*Todo es cuestión de punto de vista*

Por supuesto, hay una serie de fenómenos evidentes que abogan a favor de
reconocer a China como un ejemplo de capitalismo: la cantidad cada vez
más importante de personas multimillonarias, el consumismo de amplios
sectores de la población, la introducción de muchos mecanismos de
mercado después de 1978, la implantación de casi todas las grandes
empresas occidentales que por medio de salarios muy bajos tratan de
convertir al país en una gran plataforma capitalista, la presencia de
los mayores bancos capitalistas en suelo chino y la omnipresencia de
empresas privadas en los mercados internacionales.

Pero, según argumentan Herrera y Long, si Francia o cualquier otro país
occidental colectivizara toda la propiedad de la tierra y del subsuelo,
nacionalizara las infraestructuras del país, pusiera en manos del
gobierno la responsabilidad de las industrias clave, estableciera una
rigurosa planificación central; si el gobierno ejerciera un control
estricto sobre la moneda, sobre todos los grandes bancos e instituciones
financieras; si el gobierno vigilara de cerca el comportamiento de todas
las empresas nacionales e internacionales; y, por si aún no fuera
suficiente, si en la cima de la pirámide política estuviera un partido
comunista que supervisara el conjunto… ¿se podría entonces seguir
hablando de un país «capitalista» sin caer en el ridículo? A todas
luces, no. Evidentemente lo calificaríamos de socialista e incluso de
comunista. Sin embargo, curiosamente hay una obstinada reticencia a
calificar así al sistema político-económico vigente en China.

En opinión de los autores, para entender bien el sistema chino y no
enredarse en observaciones superficiales hay que tener en cuenta varios
factores excepcionales que caracterizan al país, empezando por la
cantidad enorme de personas que compone su población así como la
extensión y diversidad de su territorio.

También es indispensable mantener en perspectiva los diferentes
periodos, cada uno de ellos de siglos de duración, a lo largo de los
cuales fueron tomando forma la nación y la cultura.

Así, durante dos mil años el Estado se apropió de la plusvalía de las
personas campesinas y también reprimió duramente toda iniciativa privada
y transformó las grandes unidades de producción en monopolios del
Estado. A lo largo de esos siglos nunca se habló de capitalismo.

Finalmente conviene tener en cuenta la humillaciones coloniales de la
segunda parte del siglo XIX y de una primera mitad del siglo XX
particularmente convulsa, con tres revoluciones y otras tantas guerras
civiles. Así, durante una guerra civil que duró treinta años el Partido
Comunista llevó a cabo en los «territorios liberados» muchas
experiencias en las que el sector privado se dejó en gran medida intacto
con el fin de que compitiera con las nuevas formas de producción colectiva.

*Más allá de los clichés*

Antes de analizar las especificidades del sistema Herrera y Long saldan
cuentas con dos clichés arraigados sobre el éxito de China. El primero,
muy extendido, mantiene que el crecimiento económico rápido llega
después de las reformas de Deng Xiaoping de 1978 y gracias a ellas, lo
cual es totalmente falso.

En los diez años anteriores a este periodo la economía ya había conocido
un crecimiento del 6,8 %, es decir, el doble del que tuvo Estados Unidos
en el mismo periodo. Teniendo en cuenta las inversiones en medios de
producción (capital fijo) y en conocimientos y experiencia (recursos
educativos), se aprecia un crecimiento casi equivalente para los mismos
periodos e incluso un crecimiento más importante investigación y
desarrollo en el caso del primer periodo.

La política agrícola es un elemento esencial para explicar el éxito de
China, que es uno de los pocos países del mundo que garantizó a sus
poblaciones campesinas un acceso a las tierras agrícolas. Después de la
revolución la gestión de las tierras agrícolas dependía del gobierno,
que asignaba a cada campesino una porción de tierras agrícolas. Esta
regla continúa vigente hoy en día. La cuestión agrícola es fundamental
en una China que debe alimentar a casi el 20 % de la población mundial
con solo un 7 % de tierras agrícolas fértiles. Hay que tener en cuenta
que en China se habla de un cuarto de hectárea de tierra agrícola por
habitante, en India del doble y en Estados Unidos de cien veces más.

A pesar de los errores del Gran Salto Adelante China iba a lograr
alimentar a su población bastante rápidamente, tanto más cuanto que las
plusvalías generadas por la agricultura se invirtieron en la industria,
con lo que se establecieron las condiciones de un desarrollo industrial
rápido.

El crecimiento espectacular del 9,9 % en el periodo que siguió a las
reformas solo fue posible gracias a los esfuerzos y a los logros de los
treinta primeros años posteriores a la revolución. Bien mirado, bajo Mao
el país ya había conocido un crecimiento impresionante. Bajo su
dirección se triplicaron los ingreso por habitante mientras que la
población se duplicaba. Y los autores destacan también que en su fase
inicial la economía china ni era una «autarquía» ni tenía voluntad de
replegarse sobre sí misma sino que el país sufría un embargo de Occidente.

Según un segundo cliché muy extendido este crecimiento espectacular es
el resultado natural y lógico de la apertura de la economía y de la
integración en el mercado mundial capitalista y, más particularmente, de
la entrada en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001. Pero
esto tampoco se sostiene.

Mucho antes de dicha entrada China conocía ya un fuerte crecimiento
económico: entre 1961 y 2001 se habla de un crecimiento anual del 8 %.
Es indudable que esta apertura fue un éxito, pero el aumento del
crecimiento no fue en absoluto espectacular. En los cinco primeros años
después de la entrada [en la OMC] el crecimiento económico apenas
aumentó poco más del 2 %.

La apertura económica a países extranjeros (comercio, inversiones y
flujo de capitales financieros) tuvo unas consecuencias desastrosas para
muchos países del tercer mundo. En China esta apertura fue un éxito
porque se sometió a las necesidades y objetivos del país, y porque
estaba totalmente integrada en una sólida estrategia de desarrollo.
Según Herrera y Long, la coherencia de la estrategia de desarrollo en
China no tiene equivalentes entre los países del Sur.

*Ni comunismo ni capitalismo*

Por consiguiente, ¿qué se oculta detrás del «socialismo con
características chinas»? Para los autores, sin lugar a dudas no se trata
de comunismo en el sentido clásico del término. Marx y Engels entendía
por comunismo la abolición del trabajo asalariado, la desaparición del
Estado y la autogestión de la producción. No es el caso de la China
actual, como tampoco fue nunca el caso en los países del «socialismo real».

En China no fue tanto la consecuencia de una opción ideológica como de
las extremadamente difíciles circunstancias en las que nació y se tuvo
que realizar la revolución. En 1949, tras una guerra civil interminable,
se instala un Estado que se denomina «comunista» y que a medida que
avanzaba se fue distanciando del modelo soviético.

Después de la apertura y las reformas bajo Deng Xiaoping «el socialismo
retrocedió enormemente en China. Hoy estamos lejos del ideal igualitario
comunista». Los autores señalan en este sentido una serie de parámetros
como el individualismo, el consumismo, el afán por los negocios
lucrativos, el arribismo, el gusto por el lujo y la apariencia, la
corrupción, etc. Es indudable que estos aspectos son preocupantes,
aunque el gobierno chino hace todo para restablecer la «moral socialista».

Aunque es indudable que no es comunismo, tampoco es capitalismo. Para
Marx el capitalismo supone «una separación muy fuerte entre el trabajo y
la propiedad de los principales medios de producción». Los propietarios
del capital tienen tendencia a formar colectivos (accionistas) que ya no
gestionan directamente el proceso de producción sino que lo dejan en
manos de los gestores. A menudo el beneficio adopta la forma de
dividendos sobre las acciones.

La mayor parte de las muchas empresas (en general pequeñas empresas
familiares artesanales) no responde a este criterio, ni tampoco las
muchas empresas «colectivas» en las que las personas obreras son
propietarias del aparato de producción y tienen derecho a voto en el
nivel directivo, y menos aún en el caso de las cooperativas.

Ni siquiera en las empresas estatales está tan clara la separación entre
trabajo y propiedad porque incluso ahí existe una forma de cogestión por
parte de los obreros y empleados, aunque sea limitada. En resumen, a
menudo es muy relativa la separación entre trabajo y propiedad.

Otro criterio para definir el capitalismo es «la maximización del
beneficio individual». Esto no es en absoluto relevante en las grandes
empresas estatales donde se concentran los medios de producción más
importantes.

Por consiguiente, no se trata de capitalismo pero, entonces, ¿quizá es
«capitalismo de Estado» (1)?. Según los autores del libro, el término se
acerca más aunque sigue siendo demasiado difuso, demasiado vago al
tiempo que encierra demasiados sobreentendidos.

*Entonces, ¿de qué se trata?*

Los principales dirigentes chinos no niegan la presencia de elementos
capitalistas en su economía, pero los consideran uno de los componentes
de su sistema híbrido cuyos sectores claves están en manos del gobierno.
Para ellos China navega todavía por «la primera fase del socialismo,
esto es, una etapa que se considera imprescindible para desarrollar las
fuerzas productivas».

El objetivo histórico es y sigue siendo un socialismo avanzado. Como
Marx y Lenin, se niegan a considerar el comunismo «un reparto de la
miseria» y, por consiguiente, afirman «su voluntad de proseguir una
transición socialista durante la cual una muy amplia mayoría de la
población podrá acceder a la prosperidad. ¿No se demostraría a la vez
que el socialismo puede y debe superar al capitalismo?», se preguntan
los autores.

Describen el sistema político-económico de China como «socialismo de
mercado o con mercado». Dicho sistema se basa en diez pilares, muy
ajenos al capitalismo:

– La perennidad de una planificación fuerte y modernizada, que ya no es
el sistema rígido y extremadamente centralizado de los primeros tiempos.

– Una forma de democracia política, claramente perfeccionable, pero que
hace posible las opciones colectivas que están en la base de dicha
planificación.

– La existencia de unos servicios públicos muy amplios que en su mayor
parte siguen estando al margen del mercado.

– Una propiedad de la tierra y de los recursos naturales que siguen
siendo de dominio público.

– Unas formas diversificadas de propiedad, adecuadas a la socialización
de las fuerzas productivas: empresas públicas, pequeña propiedad privada
individual o propiedad socializada. Durante una larga transición
socialista se mantiene, incluso se fomenta, la propiedad capitalista a
fin de dinamizar el conjunto de la actividad económica y de incitar a
las demás formas de propiedades a ser eficaces.

– Una política general que consiste en aumentar relativamente más
rápidamente las remuneraciones del trabajo respecto a otras fuentes de
ingresos.

– La voluntad declarada de justicia social promovida por los poderes
públicos, según una perspectiva igualitaria frente a una tendencia de
varias décadas al empeoramiento de las desigualdades sociales.

– Se da prioridad a preservar el medioambiente.

– Una concepción de las relaciones económicas entre los Estados basadas
en el principio de que todos ganan.

– Unas relaciones políticas entre Estados basadas en la búsqueda
sistemática de la paz y de unas relaciones más equilibradas entre los
pueblos.

Algunos de estos pilares se abordan con más detalle. Aquí distinguiremos
dos de ellos: el papel clave de las empresas estatales y de la
planificación modernizada. El libro también trata un asunto importante:
la relación entre el poder político y el económico.

Las empresas estatales desempeñan un papel estratégico en el conjunto de
la economía. Operan de un modo que no va en detrimento de las muchas
pequeñas empresas privadas ni del tejido industrial nacional. Sus
objetivos se orientan a las inversiones productivas y pueden
proporcionar fácilmente servicios baratos tanto a otras empresas como a
proyectos colectivos. Dentro de estas empresas el propio Estado puede
determinar qué gestión sería la más adecuada.

En todo caso, el papel que desempeñan las empresas estatales es una de
las explicaciones esenciales de los buenos resultados de la economía
china. Y también desempeñan su papel en ámbito social. Las empresas
estatales pueden remunerar mejor a sus empleados y ofrecerles una
cobertura de seguridad social mejor. En este sector es más posible
salvar la brecha entre ricos y pobres.

El proyecto de una economía es «el verdadero espacio donde una nación
elige un destino común y el medio para que un pueblo soberano se
convierta en su dueño». Según Herrera y Long, en el caso de China se
trata de una «planificación» fuerte cuyas técnicas se han suavizado,
modernizado y adaptado a las exigencias del presente. En la antigua
«planificación excesivamente centralizada» una empresa debía aceptar los
productos a pesar del coste real al que se habían fabricado.

Este mecanismo limitaba enormemente las posibilidades de iniciativa de
las empresas así como la propia eficacia del sector productivo en su
conjunto. La calidad y el costo se consideraban problemas
«administrativos» o «tecnocráticos» y perdían su posibilidad de
estimular la economía. Los imperativos y limitaciones de la producción
se manifestaron en una recurrencia de las crisis de disponibilidad de
los recursos materiales.

Por consiguiente, desde finales de la década de 1990 interviene una
planificación más flexible, monetarizada y descentralizada. Esta nueva
planificación seguía estando bajo la dirección de una autoridad central
macroeconómica. Se dio a las empresas más autonomía para gestionar las
divisas y comprar mercancías. Esta flexibilización llenó varias lagunas
de la antigua planificación y llevó a un desarrollo económico más
intensivo (2) y respetuoso con el medio ambiente.

¿Para una transición al socialismo es necesario que coincidan
perfectamente los poderes económico y político? Los autores creen que
no. En cambio, es necesario que quienes poseen el poder económico (los
capitalistas) estén bajo la tutela estrecha del poder político. A este
respecto los autores remiten a una discusión que tuvo lugar en 1958
entre Mao Zedong y el gobierno soviético de entonces.

Según Mao Zedong, la revolución china podía seguir caminando sin
problemas aunque China todavía contara con capitalistas. Su argumento
era que la clase capitalista ya no controlaba al Estado sino que este
control lo ejercía entonces el Partido Comunista (3). Según los autores,
actualmente la alta proporción de propiedad pública en los sectores
estratégicos limita eficazmente las ambiciones de los propietarios del
capital nacional privado. Además, el Partido Comunista sigue estando en
posición de impedir que la burguesía se vuelva a convertir en una clase
dominante.

*El futuro*

Permanece en suspense la opinión de los autores respecto la posible
trayectoria de China. Sigue siendo posible una progresión en la
dirección del socialismo, aunque no se pueda excluir una restauración
del capitalismo. La lucha de clases será quien determine la cuestión.

En la China actual los equilibrios de clase son complejos. Por una parte
está el Partido Comunista que se apoya sobre todo en las clases medias y
en los empresarios privados, dos grupos a los que en las últimas décadas
les ha interesado fomentar una economía con un alto crecimiento. Por
otra parte están las masas obreras y campesinas «que siguen creyendo en
la posibilidad de constituirse como sujetos de su historia y que siguen
proyectando sus esperanzas en un futuro socialista».

Ahora la cuestión es saber si el partido logrará perpetuar sus éxitos
sin desequilibrar la relación de fuerzas a beneficio de las personas
trabajadoras y campesinas. Si el partido toma el camino del capitalismo
corre peligro de trastornar este frágil equilibrio. Eso podría provocar
grandes confrontaciones políticas e incluso provocar a una pérdida de
control de las oposiciones sobre las que reposa el sistema, lo que
supondría un fracaso en lo que concierne a las estrategias de desarrollo
a largo plazo.

El desenlace es incierto, pero para los autores se pueden observar
muchos aspectos que marcan claramente la diferencia con el capitalismo.

Más allá de esto, también están los objetivos a largo plazo del
socialismo y hay potencial para reactivar el proyecto.

Otro factor de incertidumbre que es determinante para el futuro es el
capitalismo de los monopolios financieros sostenidos por la hegemonía de
Estados Unidos, que cada vez busca más la confrontación con China a
pesar del denso tejido económico que existe entre ambos países. Herrera
y Long advierten de que en Occidente debemos ser conscientes de que el
capitalismo mundial está en un callejón sin salida y «que la agonía de
este sistema solo aportará a los pueblos del mundo devastaciones
sociales en el Norte y guerras militares contra el Sur».

Hay que añadir que sólo podemos esperar que la lógica capitalista se
pueda mantener bajo control en China. De lo contrario, nos
encontraríamos en una situación comparable a la que caracterizó la
víspera de la Primera Guerra Mundial, cuando los bloques imperialistas
emprendieron un pulso a fin de ampliar su zona de influencia o mantenerla.

Los autores no esbozan una historia triunfante. El «socialismo con
características chinas» no constituye en modo alguno un «ideal logrado
del proyecto comunista. Sus desequilibrios son demasiado patentes». En
este sentido señalan que China sigue siendo un país en vías de
desarrollo y que precisamente por ello «este proceso será largo,
difícil, lleno de contradicciones y de riesgos», lo que no debería
sorprendernos porque «¿acaso el capitalismo no necesitó siglos para
imponerse?». Los muchos desequilibrios y contradicciones deberían frenar
a las personas simpatizantes o al menos impedirles caer en la tentación
de exportar demasiado rápido la receta china.

*Algunas notas al margen…*

Aunque Herrera y Long son profesores universitarios saben cómo exponer
sus argumentos de forma ligera, legible y convincente. El libro contiene
información sólida, con cifras y muchos gráficos útiles. En el anexo se
incluye una cronología muy interesante que traza la historia de China
desde el comienzo de la humanidad. Un punto débil del libro es que no
todos los argumentos son tan exhaustivos, además de ser demasiado
conciso para ello.

El punto de vista elegido es económico, lo que tiene la ventaja de ser
más materialista que «fluctuante» y la desventaja de subestimar a veces
el papel de la lucha ideológica. Herrera y Long señalan algunos aspectos
negativos en este sentido, pero subestiman el hecho de que toda la
sociedad está literalmente impregnada de la propaganda capitalista,
incluso dentro del propio Partido Comunista. En este sentido son
esclarecedores los acontecimientos de Tiananmen ya que, en efecto, faltó
muy poco para que China tomara el mismo camino que la Unión Soviética.
Si se quiere mantener el rumbo en dirección del socialismo será crucial
frenar la ideología capitalista.

En su argumentación sobre si el sistema es capitalista o no se centran
en la cuestión de las relaciones de propiedad, lo cual es correcto, pero
sólo en parte porque las relaciones de propiedad no dicen todo respecto
al control que ejerce el gobierno sobre la economía. Al dar o no acceso
a los contratos de adjudicación, a los beneficios fiscales, al acceso a
los fondos de inversión del gobierno, a las instituciones financieras y
a los subsidios, etc., el gobierno central dirige de hecho grandes
sectores, incluidas empresas privadas, sin tener un control directo
sobre estas empresas como tales ni poseer acciones en ellas (4).

Por múltiples razones China es uno de los países peor comprendidos del
mundo, por lo que el libro de Herrera y Long es más que bienvenido. De
forma valiente va a contracorriente de los prejuicios y señala algunos
clichés arraigados. A la luz del relativo descenso a los infiernos del
capitalismo, tanto económica como políticamente, los autores provocan la
discusión ideológica. Esta es la segunda razón por la que es un libro
muy recomendable

* Rémy Herrera y Zhiming Long, La Chine est-elle capitaliste ?, París,
Éditions Critiques, 2019, 199 p.

Notas:

(1) El término «capitalismo de Estado» está lejos de referirse a la
univocidad de un concepto sobre el que existe consenso. Ofrecemos a
continuación algunos sistemas que podrían corresponder a este término:

– El Estado lleva a cabo actividades comerciales y remuneradoras, unas
empresas estatales ejercen una gestión de tipo capitalista (aunque el
Estado se considere socialista).

– Presencia fuerte o dominante de empresas de Estado en una economía
capitalista.

– Los medios de producción están en manos del sector privado, pero se
somete la economía a un plan económico o supervisión (cf. la obra de
Lenin, Nueva política Económica).

– Una variante de lo anterior es que el Estado dispone de un fuerte
control en materia de asignación de créditos e inversiones.

– Otra variante: el Estado interviene para proteger sus monopolios
(capitalismo monopolista de Estado).

– Otra variante más: la economía está mayoritariamente subvencionada por
el Estado, que se encarga de las cuestiones estratégicas de
investigación y desarrollo.

– El gobierno gestiona la economía y se comporta como una gran empresa
que utiliza la plusvalía generada por el trabajo para reinvertirla.

Fuentes: Ralph Miliband, Politieke theorie van het marxisme, Amsterdam,
1981, p. 91-100; http://en.wikipedia.org/wiki/State_capitalism .

(2) Un desarrollo extensivo equivale a un crecimiento cuantitativo, más
de lo mismo por medio de la inversión de más personas y máquinas o
haciéndolas trabajar de manera más intensiva. Desarrollo intensivo =
crecimiento cuantitativo basado en una mayor productividad.

(3) «There are still capitalists in China, but the state is under the
leadership of the Communist Party», Mao Zedong, On Diplomacy, Beijing
1998, p. 251.

(4) Véase por ejemplo Roselyn Hsueh, China’s Regulatory State. A New
Strategy for Globalization, Ithaca 2011; Zhao Zhikui, ‘Introduction to
Socialism with Chinese Characteristics’, Bejing 2016, Cap. 3; Arthur
Kroeber, ‘China’s Economy. What Everyone Needs to Know’, Oxford 2016;
Robin Porter, ‘From Mao to Market. China Reconfigured’, Londres 2011, p.
177-184; Barry Naughton, ‘Is China Socialist?’, The Journal of Economic
Perspectives, Vol. 31, No. 1 (invierno de 2017), pp. 3-24,
https://www.jstor.org/stable/44133948?seq=5#metadata_info_tab_contents .

Fuente: https://www.investigaction.net/fr/la-chine-et-la-destinee-du-monde/

In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2020/01/25/es-china-capitalista/
25/1/2020

sábado, 25 de janeiro de 2020

Aproximación a un debate Partido y fuerzas armadas son claves en la lucha revolucionaria



Fernando Bossi Rojas


Ya es tiempo de ir sacando algunas enseñanzas sobre la experiencia
vivida en las dos últimas décadas de gobiernos progresistas y
revolucionarios en América Latina y el Caribe. Con avances y retrocesos,
triunfos y derrotas, la ofensiva unionista e independentista –por lo
tanto antineoliberal y antiimperialista– que comenzó apenas entrado el
Siglo XXI no se ha agotado. Tal vez podemos afirmar que hubo en estos
años una contraofensiva de las fuerzas imperialistas y oligárquicas,
pero éstas no aparecen consolidadas ni mucho menos; por el contrario,
respuestas populares de distinta magnitud se manifiestan en casi todos
los países contra los gobiernos reaccionarios.

¿Qué caracteriza a los gobiernos revolucionarios que han resistido y
resisten la embestida imperialista? ¿Cuáles son los elementos
fundamentales que han permitido a esos gobiernos mantenerse en el poder
y seguir avanzando en la senda de la justicia social y la plena
soberanía? ¿Podemos encontrar puntos comunes a la hora de constatar los
fundamentos del éxito de esa resistencia?

Dos elementos se vislumbran como comunes y esenciales cuando analizamos
los gobiernos de Venezuela (20 años), Cuba (60 años) y Nicaragua (13
años), los tres gobiernos revolucionarios que han resistido estoicamente
los feroces embates imperialistas: 1) la existencia de Fuerzas Armadas
comprometidas profundamente con los procesos transformadores, y 2) la
existencia de poderosos partidos revolucionarios con extraordinario
poder de movilización, Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV),
Partido Comunista de Cuba (PCC) y Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN).

En los tres casos se han conformado FFAA cuyos hombres y mujeres
proceden del seno del pueblo, imbuidas de doctrina patriótica
antiimperialista (bolivariana en Venezuela, martiana en Cuba y
sandinista en Nicaragua) y comprometidas con los procesos de
transformación revolucionaria. Asimismo, cada uno de estos gobiernos ha
contado con poderosos partidos revolucionarios cohesionados, fruto de la
confluencia de fuerzas, de cuadros y masas, experimentados en la lucha y
resistencia, con victoria concretas para vanagloriarse, con notoria
disciplina organizativa e inmenso poder de movilización.

Estos dos elementos, sin duda alguna –y seguramente otros–, han pesado
categóricamente en el blindaje a la soberanía de cada uno de estos
países y han impedido el retorno al coloniaje.

Si repasamos los procesos de gobiernos progresistas de los últimos años
en nuestra América, y cómo muchos de ellos fueron derrotados por las
fuerzas reaccionarias –más allá de otras razones que sin duda hay que
incluir en el análisis de cada caso en particular–, observamos que en
todos faltó una política acertada con respecto a las FFAA, y también, un
déficit llamativo en la presencia y acción de la organización
revolucionaria que los sostenía.

No cabe duda que Manuel Zelaya no tuvo ni apoyo de los militares ni
pudo, en ese momento, contar con un partido revolucionario que lo
respaldara. Lo mismo ocurrió con Fernando Lugo en Paraguay.

En Brasil, tanto Lula como Dilma no presentaron una política efectiva
para que las FFAA se involucren en el proyecto de liberación nacional,
desaprovechando así trabajar con ciertas tendencias nacionalistas que
históricamente existieron en su seno. Y el Partido de los Trabajadores
(PT), la principal fuerza política del gobierno, de ser una organización
nacida del núcleo duro del movimiento obrero, se institucionalizó de tal
forma que fue perdiendo impulso revolucionario, poder de movilización y
contacto directo con las bases (una autocrítica que el propio PT hizo
luego del Golpe a Dilma).

En el caso de Argentina, tanto Néstor como Cristina, no intentaron sumar
a los militares a su política de soberanía nacional y desarrollo
económico, olvidando que el fundador del movimiento que representan, el
peronismo, fue un hombre proveniente de las FFAA, el General Juan
Domingo Perón. Asimismo, los Kirchner subestimaron la conformación de
una fuerza política sólida que los respaldara, se desgastaron con el
Partido Justicialista, armaron frentes electorales y también alguna
organización más afín a sus directivas, pero en general no pudieron
constituir un espacio organizativo de militancia que enfrentara con
éxito los tremendos ataques de la reacción. La unidad alcanzada por el
peronismo y sus aliados en las elecciones del año pasado fue la clave
para el triunfo de la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández,
pero la asignatura con respecto a FFAA y organización partidaria sigue
pendiente.

El Ecuador de Rafael Correa tampoco tuvo una correcta política con sus
FFAA. Tal vez el trauma de la traición de Lucio Gutiérrez no dejó ver
con claridad que esos militares habían jugado un rol importante cuando
acompañaron al movimiento indígena en las movilizaciones que habían
derrocado a gobiernos neoliberales. Igualmente, el Movimiento País nunca
se conformó como un sólido partido cohesionado y revolucionario, más
bien fue un espacio meramente electoralista, disperso y con bases
doctrinarias muy endebles. De allí que la traición de Lenin Moreno no
fuera novedad para muchos.

Más reciente es el caso de Bolivia y el golpe de Estado contra Evo
Morales y la Revolución Democrática y Cultural. En este país, si bien se
había avanzado más que en otros de los ejemplos mencionados con respecto
a las FFAA, se evidenció que la política implementada no fue suficiente
y menos aún eficaz. La Escuela Antiimperialista de las FFAA “JJ Torres”
evidentemente no funcionó o funcionó mal, no hubo seguimiento y menos
aún un involucramiento de los militares al proceso de industrialización
llevado a cabo por el gobierno. En síntesis: se verificó falta de
política revolucionaria hacia los militares y fuerzas de seguridad.
También, hay que señalar, la supeditación del partido, Movimiento al
Socialismo (MAS), a los movimientos sociales, sin considerar que éstos,
por su naturaleza, no alcanzan a tener una visión integral del proyecto
nacional independentista y transformador y muchas veces su visión queda
reducida a demandas meramente sectoriales. Esto minimizó la función
estratégica del partido revolucionario y lo fue empujando, poco a poco,
a convertirse en un mero apéndice del gobierno, o a lo sumo, en un
poderoso pero vulnerable aparato electoral. El análisis de lo sucedido
en Bolivia es complejo y aún no está cerrado, pero no cabe dudas que ha
presentado déficit significativo en las dos áreas que estamos considerando.

En El Salvador se perdió de la peor manera. Si bien se contaba con un
partido revolucionario experimentado, el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), la división imperó de forma categórica,
sumando a esto una nula política hacia los militares. En Uruguay el
Frente Amplio se debilitó como fuerza política unitaria en la base, lo
que no se pudo revertir al final de la campaña. También demostró una
política poco efectiva con respecto a sus FFAA.

En estos dos últimos casos la socialdemocracia enquistada dentro de las
fuerzas de izquierda se impuso contra la toma de políticas revolucionarias.

Guste o no guste quien detenta el poder de las armas sigue siendo un
factor estratégico a considerar, y fundamentalmente en los momentos
críticos, ya sea por acción u omisión. Sin una política correcta hacia
las FFAA la composición del bloque revolucionario presenta debilidades
de orden mayor, sin la existencia de un núcleo duro partidista, de un
partido u organización templada en la militancia en el seno del pueblo
la unidad popular se debilita y aparece el estigma de la división.

La revolución latinoamericana caribeña debe extraer enseñanzas de estos
últimos 20 años. Es necesario revisarnos, discutir, criticarnos y
autocriticarnos, entender que las FFAA deben ser parte sustancial del
bloque histórico de fuerzas revolucionarias, que es necesario fortalecer
los partidos y organizaciones políticas dispuestas a conducir la nueva
gesta independentista, con programas, tácticas y estrategias de cara al
pueblo, sin artilugios.

Con más luces que sombras, los procesos revolucionarios de Venezuela,
Cuba y Nicaragua son ejemplos que debemos observar detenidamente. Sin
FFAA y partido u organización política revolucionaria, la nueva ofensiva
unionista e independentista nuestramericana iniciada a principios del
presente siglo, puede resquebrajarse; con militares patriotas y
militantes nucleados en torno a la organización revolucionaria las
posibilidades de alcanzar la liberación nacional y la justicia social
serán siempre mayores.

*Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons
<https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/>, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.*

In
REBELION
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=264863
25/1/2020

quinta-feira, 23 de janeiro de 2020

Trabajadores que recuperaron la empresa Goodyear Venezuela prevén producir 30.000 cauchos en el primer trimestre del año


  Trabajadores que recuperaron la empresa Goodyear Venezuela
  prevén producir 30.000 cauchos en el primer trimestre del año

   Aporrea

22 enero 2020 - Trabajadores de la Goodyear de Venezuela prevén elevar
su producción de neumáticos en el primer trimestre de este 2020 y pasar
de 15.000 a 30.000 cauchos, indicó este miércoles el viceministro de
Industrias Intermedias y Ligeras, Antonio Pérez Suárez.

Durante una actividad de trabajo, encabezada por el presidente de la
República, Nicolás Maduro; Pérez Suárez enfatizó que como meta, la
empresa de neumáticos ahora manejada por sus trabajadores se fijó la
producción de 60.000 cauchos mensuales en el segundo trimestre del año.

"Se espera que para el segundo trimestre de este año, la producción de
cauchos se alcance unos 60 mil neumáticos mensuales", expresó desde el
estado Carabobo, en declaraciones transmitidas por Venezolana de Televisión.

En este sentido, recordó que Goodyear Venezuela fue recuperada en 2018
por los trabajadores de la industria ,luego de que sus antiguos dueños
abandonaran la empresa, dejando sin trabajo a 1.200 personas.

"La clase trabajadora se presentó en 2018 ante los ministerios del
Trabajo y de Industrias, realizaron la denuncia correspondiente y
conformaron inmediatamente una junta administradora especial, ahora
estamos produciendo diariamente y solventando las necesidades del rubro
que tiene este sector", subrayó el viceministro.

Por su parte, los trabajadores de la empresa manifestaron su compromiso
de elevar la producción de neumáticos y así atender la demanda del
sector transporte.

De igual forma, expresaron su disposición de contribuir en la
recuperación del aparato productivo del país, afectado por el bloqueo
económico, financiero y comercial impuesto por el gobierno de Estados
Unidos (EEUU) y que ha dejado pérdidas millonarias a la nación.

In
APORREA
https://www.aporrea.org/economia/n351277.html
23/1/2020

terça-feira, 21 de janeiro de 2020

Capitalismo y robo: la expropiación de la tierra, el trabajo y la vida.



 




por John Bellamy Foster, Brett Clark y Hannah Holleman***

«/La expropiación de la gente y del suelo constituye la base del modo de
producción capitalista/«. Karl Marx 1

Como lo demuestra su crítica de la economía política capitalista el
poder de la abstracción para Karl Marx era absolutamente crucial para el
análisis teórico de los sistemas históricos. 2 Pero aunque la
abstracción es indispensable para comprender el carácter interno del
capital, también es obligatorio el análisis del materialismo histórico,
porque el capitalismo nunca puede reducirse simplemente a su lógica
interna. 3 Más bien, es producto de un sinnúmero de condiciones
históricas que forman los límites empíricos dentro de los cuales opera
el sistema y son parte integral de su funcionamiento.

Por lo tanto, el capitalismo histórico debe entenderse como un sistema
mundial colonial / imperialista en el que el ejercicio violento del
poder es una realidad siempre presente. Para descubrir las condiciones
materiales que rigen el capitalismo concreto, incluida su relación con
la tierra, el trabajo no asalariado y la vida material, es necesario ir
más allá de la realidad interna de la explotación y abordar la
expropiación, o el proceso de apropiación sin equivalente (o sin
reciprocidad) a través del cual el capital ha determinando sus parámetros.

El concepto de expropiación comúnmente se ve en la izquierda como un
mero sinónimo de la idea de “la acumulación primaria”, una categoría
derivada de la economía política liberal clásica, que Marx sometió a una
crítica despiadada. 4

De hecho, incluso en aquellos casos en los que se refirió a la llamada
«acumulación primitiva» (tomó la idea de Adam Smith), Marx
inmediatamente transformó el concepto en una cuestión completamente
diferente. El filosofo alemán utilizó un concepto nuevo; “/la
expropiación”/,  que para el constituye una condición previa esencial
para el surgimiento del capitalismo, así como su continuidad en la
presente historia. 5

Para Marx, /la expropiación/ en la que se cimento el capitalismo no
tiene nada que ver con la «supuesta acumulación previa”, o el cuento
infantil propuesto por la economía política clásica, de que el sistema
capitalista tuvo su origen en la austeridad y fue consecuencia del
ahorro. 6

De hecho, Marx, como escribe el economista marxista Michael Perelman,
«descartó rotundamente la mítica acumulación previa de Smith, para
llamar la atención sobre la experiencia histórica real, caracterizada
por la expropiación desenfrenada del sistema”. 7

Las condiciones que permitieron el desarrollo del capitalismo, explicó
Marx, se encuentran en un brutal sistema de robo, de usurpación de la
tierra, de despojo del campesinado y de saqueo del mundo colonizado,
dando lugar a la proletarización, el genocidio y la esclavitud.

Todo esto implicó la transferencia de la propiedad y la riqueza
existente y la expropiación generalizada de pueblos e individuos que
fueron sometidos a las peores formas de opresión, expropiándoles la
tierra y la propiedad de los medios de reproducción, y transformándolos
en proletarios que no tenían otra forma de vivir, excepto vendiendo su
fuerza de trabajo.

Este sistema se extendió a la expropiación del suelo por parte del
capitalismo. Esta expropiación violenta que caracteriza toda la era
mercantilista no fue simplemente una etapa anterior del capitalismo
(como afirmaron pensadores como Max Weber y Joseph Schumpeter en el
siglo XX) sino que es parte integral del capitalismo y del colonialismo,
determinando las características básicas del sistema que vivimos en la
época actual. 8

Así, la «expropiación de las personas y del suelo», el despojo de las
poblaciones indígenas, el saqueo de las Américas, de África y de Asia
por la conquista colonial prepararon el escenario para el surgimiento
del capitalismo industrial y el nuevo sistema de acumulación. 9

Marx no se canso en recalcar que no fue la austeridad la que condujo a
“la génesis del capitalismo industrial.”10 sino  “ /la expropiación/ fue
el punto de partida del modo de producción capitalista.” 11 Esta
implacable expropiación no terminó con la era mercantilista. Al
contrario, las sangrientas usurpaciones de la tierra, del trabajo y de
la vida a escala mundial hasta nuestros días.

Aunque , en cierta medida, los conceptos claves de explotación y
expropiación de Marx se superponen, son analíticamente distintos y
establecen entre ambos una relación dialéctica.

/La explotación/ está relacionada con la apropiación de la plusvalía a
través de un proceso de intercambio en el que el capitalista se apropia
de la plusvalía de los productores directos y /la expropiación/ se
refiere a aquellas realidades históricas en las que no funcionaba un
quid pro quo (ni siquiera formalmente) y donde los capitalista realizan
robos directos o «se benefician tras la expropiación».12

En el capitalismo tardío y en el imperialismo tardío, un velo oculta el
robo, con mecanismos cada vez más complejos de intercambio desigual.
Este sistema de robo, implementado por las corporaciones multinacionales
monopólicas, abarca casi toda las entornos de la producción y de la vida.

Tiene razón el profesor Michael D. Yates cuando argumenta: «no puede
haber una separación [real histórica] entre explotación y expropiación.
Mientras que el primer concepto nos permite comprender las
especificidades de la apropiación del trabajo no remunerado de los
trabajadores en el proceso de producción, el segundo pone de manifiesto
el «racismo, el patriarcado, la catástrofe ambiental y el imperialismo”. 13

Por lo tanto, el concepto de expropiación de Marx, visto en su compleja
relación dialéctica e histórica con la explotación, es la clave para
comprender las múltiples opresiones que le dan forma al capitalismo como
un sistema histórico y sus relaciones con el entorno material.

El concepto de expropiación en el análisis de Marx tuvo su “locus
classicus” en su análisis del tratamiento de las ganancias por
expropiación de James Stewart que iba a influir en sus dos textos sobre
la expropiación primaria en “Los Grundrisse” y “El Capital”. Para Marx,
la expropiación era apropiación sin equivalente o apropiación sin
reciprocidad. 14

Aunque existe una vasta literatura sobre el concepto de acumulación
primitiva , el término primitivo es una traducción errónea, ya que Marx
se refería a lo que en la economía política clásica se designaba como
acumulación previa o primaria.15  Además, Marx trató la frase de forma
peyorativa y mostró su desdén por el término “acumulación primitiva”,
que en la economía política clásica ha sido creado para justificar el
orden actual.16

Para Marx, la lógica interna del capital se explica como un producto de
la explotación pero él nunca dejó de enfatizar que las condiciones de
fondo del sistema – en su desarrollo y expansión – se rigen por la
fuerza y ​​el fraude. 17 Este aspecto de su crítica lo retoma
sistemáticamente cuando pasa del análisis abstracto a lo concreto, de la
lógica pura del capital a la base de la economía mundial (es decir, el
imperialismo) y las crisis. 18

Marx compartió con Frederick Engels su concepción acerca de la
expropiación en sus trabajos conjuntos sobre esclavitud, el patriarcado
y la grieta metabólica, o la «grieta irreparable en el proceso
interdependiente del metabolismo social, un metabolismo prescrito por
leyes naturales de la vida». 19

Por lo tanto, un enfoque renovado en la expropiación es esencial si
queremos comprender la relación histórica entre la sociedad, los
procesos acumulativos relacionados con el valor de cambio, el robo
continuo a las sociedades y los procesos no acumulativos relacionados
con el valor de uso. 20

La cuestión se convierte no sólo en la explotación del trabajo, sino en
la expropiación de las economías domésticas (el trabajo doméstico y de
subsistencia), la vida material, la periferia mundial y el entorno
planetario.

Históricamente, la apropiación sin equivalente es la forma más común de
relaciones jerárquicas de clase, que se manifestaron de forma compleja
en los anteriores modos de producción tributarios. 21

Sin embargo, para distinguir históricamente a la sociedad capitalista de
sus antecesoras pre-capitalistas, es necesario entender que el capital
opera con una mayor sistematización de las ganancias obtenidas por la
expropiación, comenzado en el período mercantilista, pero extendiéndose
a todas las etapas posteriores del desarrollo capitalista.

En la ideología liberal dominante, tal expropiación, ya sea en forma de
esclavitud, guerra, genocidio, intercambio desigual o ejercicio del
poder monopólico, se trata como un accidente no relacionado con el
sistema capitalista o como un producto inevitable de la naturaleza humana.

La violencia y el robo, a pesar de su omnipresencia en el capitalismo
global, se retratan comúnmente como un proceso desconectado y ajeno a la
naturaleza del sistema económico. Sin embargo, la sórdida historia del
capitalismo expropiador desmiente esta afirmación de los publicistas del
sistema .

Los últimos cinco siglos cargan con la triste cronología del
colonialismo / imperialismo, del capitalismo racial, de las guerras de
agresión y de la expropiación patriarcal del trabajo doméstico. Estos
males sociales propios del capitalismo están acompañados por la
violación sistemática de lo que el químico alemán Justus von Liebig
llamó la «ley de compensación», o la necesidad de reponer los elementos
constitutivos que son hurtados de la tierra. 22

Si bien Marx dedicó la mayor parte de su crítica de la economía política
al análisis de la dinámica interna de explotación del capital, la
expropiación, como una dura realidad, nunca estuvo lejos de su mente, y
es parte insustituible de su obra. Este gran tema está claramente
abordado en sus trabajos sobre propiedad de la tierra, trabajo
asalariado, el estado, el comercio internacional, el mercado mundial y
las crisis.

En opinión de Marx, la colonización no fue simplemente la expropiación
de la tierra, sino que también abarcó la «esclavitud y el exterminio de
parte de la población indígena en faenas mineras » 23.

Este reconocimiento del papel de la expropiación de la tierra y de las
personas explica gran parte de la extraordinaria riqueza y poder de las
observaciones históricas de Marx y Engels. Por tanto la revolución
contra el capital exige «la expropiación de unos pocos usurpadores por
la mayoría del pueblo» o, en otras palabras, “la expropiación de los
expropiadores”. 24

Recientemente han surgido investigaciones decisivas sobre el papel que
desempeñó la expropiación dentro de la crítica de Marx al capitalismo y
su aplicación al análisis histórico del desarrollo capitalista: la
teoría de la reproducción social (de Nancy Fraser), el análisis del
capitalismo racial (de Michael Dawson y Sven Beckert) y la teoría
ecológica marxista (la teoría de la ruptura metabólica de Marx). 25

Con razón Glen Sean Coulthard ha argumentado que la expropiación
violenta de los pueblos indígenas debemos analizarla como «una
característica co-fundacional del capitalismo, y el despojo de los
pueblos indígenas debe llevarnos a desarrollar una crítica ecológica de
la acumulación capitalista colonial». 26

Este análisis intenta ilustrar la importancia de las ideas teóricas
derivadas del concepto de expropiación de Marx. Esta orientado a
explicar tres momentos históricos de la expropiación masiva de las
personas y de la tierra: Momento I: La industrialización de la
agricultura y la grieta metabólica; Momento II: El desastre ecológico y
el imperio; y Momento III: Imperialismo en el Antropoceno.

Obviamente, la intención aquí no es proporcionar un análisis detallado y
mucho menos exhaustivo de cualquiera de estas fases críticas del
desarrollo, sino más bien destacar en cada caso cómo con el método
histórico-materialista (que abarca la expropiación y la explotación) las
diversas contradicciones y conflictos del capitalismo. 27

Marx dijo que la principal barrera (interna) para el capital era el
capital mismo, y también indicó que el principal límite externo del
capital era su negativa a aceptar límites, convirtiendo las fronteras
naturales en barreras para ser transgredidas por el gigante capitalista.
Ante la destrucción la ecología irlandesa en el siglo XIX por el
capitalismo inglés, Marx planteó la cuestión de la «ruina o revolución»,
una argumento aún más relevante en el siglo XXI en un l momento que el
capitalismo amenaza todo el “sistema tierra”. 28

*Momento I: la industrialización de la agricultura y la grieta metabólica*

La industrialización de la agricultura en el siglo XIX se fundó en la
aparición del capitalismo como un orden socioeconómico distinto. Como
detalla Beckert en “El Imperio del algodón”:  «la expansión imperial, la
expropiación y la esclavitud fueron fundamentales para su formación”. 29

A lo largo de la era del mercantilismo ( desde mediados del siglo XV
hasta mediados del siglo XVIII) un período al que Beckert se refiere
como «capitalismo de guerra», las formas de propiedad anteriores y las
relaciones productivas se disolvieron a través de la “clausura” de los
tierras comunales (y del imperialismo) transfiriendo formalmente el
título de la tierra a la clase burguesa.

Las características racializadas del capitalismo se introdujeron durante
la colonización genocida en África, Asia y América. Los pueblos
indígenas y los pueblos de África fueron esclavizados para trabajar en
las plantaciones y en la minería. 30 Esta actividad esclavista
contribuyó a la transferencia masiva de riqueza a Inglaterra y a otras
naciones europeas. Marx explicó que este proceso de expropiación
primaria fue fundamental para la Revolución Industrial inglesa. 31

El algodón se asoció con el robo de la naturaleza y del trabajo no
asalariado, así como con la explotación del trabajo, proporcionando
materiales baratos y esenciales para las fábricas textiles, donde los
trabajadores industriales subsistían comiendo patatas importadas de
campos cada vez más agotados de Irlanda.

La Primera Revolución Agrícola de la Era Capitalista coincidió con las
clausuras de las tierras comunales, efectuadas desde finales del siglo
XV. Los campesinos y los pequeños propietarios de tierras fueron
expulsados ​​de sus tierras, empobrecidos, proletarizados y obligados a
vender su fuerza de trabajo a cambio de salarios, para comprar los
medios de subsistencia.

Estos cambios marcaron el comienzo de una mayor alienación de la
naturaleza, una división ciudad-campo y una producción especializada de
los alimentos. La Segunda Revolución Agrícola, de 1830 a 1880, se
caracterizó por el desarrollo de la química del suelo, el crecimiento
del comercio, la industria de los fertilizantes, el aumento de la
intensidad de la producción agrícola y la uniformidad de los cultivos,
facilitada por la aplicación de tecnologías modernas.32 Adicionalmente
este período es la encarnación de la apropiación sin equivalente y sin
reciprocidad.

Liebig desempeñó un papel pionero para entender cómo el uso química
contribuyó al avance de la agricultura industrial capitalista. Para el
científico alemán la producción de cultivos antes de la llegada del
capitalismo dependía de un suelo que contenía nutrientes esenciales,
como nitrógeno, fósforo y potasio. Explicó que un sistema racional de
agricultura debe regirse por la «ley de compensación» o la ley de
reemplazo. 33 Los nutrientes que son absorbidos por las plantas deben
restaurarse en el suelo para alimentar los cultivos futuros.

Pero no llego a ocurrir en Europa occidental y los Estados Unidos en el
siglo XIX. Liebig denunció que las técnicas británicas de la gran
agricultura constituían un «sistema de robo» que conducía al despojo del
suelo. 34 Marx, que estudió el trabajo de Liebig, detalló cómo la
aplicación de las prácticas industriales – para aumentar los
rendimientos y el transporte de alimentos y fibras – a mercados
distantes estaban generando una grieta en el ciclo de nutrientes del suelo.

En “El Capital”, observó que la agricultura capitalista «perturba la
interacción metabólica entre el hombre y la tierra», evitando el
«retorno al suelo de sus elementos constitutivos; por lo tanto,
dificulta el funcionamiento de la condición natural de una fertilidad
duradera del suelo «. Como resultado,» todo progreso en la agricultura
capitalista es un progreso en el arte, no solo de robar al trabajador,
sino de robar a la tierra; todo progreso en el aumento de la fertilidad
del suelo artificialmente conduce a la ruina de las fuentes más
duraderas de la fertilidad ” 35.

De esta manera, Marx fue uno de los primeros pensadores que hicieran un
análisis sistemático de cómo la agricultura industrializada le roba a la
tierra los nutrientes necesarios. Pero, también proporcionó la base para
evaluar las opresiones entrelazadas y los procesos de expropiación que
acompañaron a esta crisis del suelo. Como los nutrientes del campo se
acumularon como desechos en las ciudades o fueron arrastrados al mar
como parte de los desechos urbanos, el capital buscó diversos medios
para reponer la tierra. 36

Entre 1840 y 1880, se estableció un comercio internacional de
fertilizantes, que implicó el envío de millones de toneladas de guano y
nitratos, desde Perú y Chile, al Norte Global. La extracción de guano se
basó en gran medida en la expropiación de la tierra, del trabajo y de la
vida , todo lo cual fue necesario para que los fertilizantes fueran
rentables.

Inicialmente, se utilizaron convictos que trabajaban como esclavos en
las “islas” del guano, utilizando picos, palas, carretillas y sacos. Y
en la medida que disminuyó la disponibilidad de estos modernos esclavos,
trabajadores chinos fueron importados como parte del sistema laboral
«coolie». 37

Los nuevos señores esclavistas utilizaron la coerción, el engaño, el
secuestro para establecer un régimen racializado de trabajo en
condiciones de servidumbre, que suministraba trabajadores para las
colonias en todo el mundo. Más de noventa mil trabajadores chinos fueron
enviados a Perú durante el apogeo del comercio de guano: aproximadamente
el 10 por ciento murió debido principalmente a malos tratos y desnutrición.

En una “isla” de guano, la fuerza laboral fluctuaba entre doscientos y
ochocientos trabajadores pero, como sus vidas que se extinguían
rápidamente eran consideradas de menor valor que el guano que
desenterraban. 38  En cada “isla” más de cien soldados armados
vigilaban, a los trabajadores evitando que se suicidasen corriendo hacia
el océano.39 Marx describió este sistema «coolie» como una forma de
«esclavitud disfrazada». 40

Según testigos presenciales “los trabajadores chinos eran tratados como
prescindibles y azotados regularmente si no cumplían con las exigentes
expectativas empresariales, trabajaban bajo el sol ardiente, llenando
sacos y carretillas con guano, que luego transportaron a los botes. El
polvo del guano recubría sus cuerpos y sus pulmones. El olor era
nauseabundo”.

Un testigo británico describe las condiciones como «el arte infernal de
usar la vida humana hasta el último minuto o segundo», ya que la vida de
estos trabajadores eran muy cortas. 41 Quienes pasaban por el desierto
se manifestaban «horrorizados por las crueldades infligidas a los
chinos, cuyos cadáveres flotaban en las playa alrededor de las islas de
guano» 42.

El guano, que se había utilizado durante miles de años en Perú, se
estaba agotando rápidamente para reponer los campos cultivables del
Norte Global. Las aves marinas que depositaban el guano en las islas a
menudo fueron exterminadas, ya que se consideraban una molestia para las
operaciones extractivas.

El guano se usurpaba a un ritmo mucho más rápido de lo que se acumulaba.
El nuevo sistema laboral racializado estaba fundado en un trabajo
 brutalmente expropiado, lo que aumentó la acumulación de capital en el
núcleo del sistema. Las condiciones de este trabajo esclavo provocó una
muerte prematura para muchos de los trabajadores, quienes simplemente
fueron reemplazados por otros trabajadores importados.

Estas condiciones de expropiación fueron un componente central para la
Segunda Revolución Agrícola. La Revolución Industrial, en la que el
algodón era fundamental, se cimentó en el comercio triangular de
esclavos. Sólo después de la Ley de Abolición de la Esclavitud de 1833 (
que abolió formalmente la esclavitud en la mayoría de las colonias
inglesas) los británicos recurrieron a los «coolies» de Asia, como una
forma encubierta de esclavitud

El guano, en este sentido, era parte de un comercio triangular,
orientado a la industrialización de la agricultura para restaurar el
suelo empobrecido por medio de un sistema imperial, que implicó los
peores extremos de explotación laboral y expropiación de la vida.

En el siglo XIX, las mujeres estaban en el centro de la Revolución
Industrial, constituyendo la mayoría de la fuerza laboral en Inglaterra,
especialmente en los sectores de producción de algodón, seda, lana y
encaje. 43 Marx tomó detalladas notas sobre las condiciones bajo las
cuales trabajaban y junto con Engels, documentó los tipos específicos de
riesgos a los que estas mujeres estuvieron expuestas (como los problemas
respiratorios por inhalar fibras que acortaron sus vidas).

Tanto los hombres como las mujeres de la clase trabajadora
experimentaron formas de degradación corporal asociadas con sus
condiciones de trabajo. 44 Las mujeres además de recibir salarios mucho
más bajos que los hombres  tenían como responsabilidad el trabajo social
reproductivo para mantener a la familia. 45

Las mujeres en este período fueron súper-explotadas, produciendo una
gran parte de la plusvalía, mientras que al mismo tiempo se vieron
obligadas a producir valores de uso, que sirvieron como un obsequio
gratuito para el capital, a través de su trabajo en el hogar. 46 En
estas condiciones, que amenazaban la existencia misma de la familia de
la clase trabajadora, las mujeres, aunque responsables de la
reproducción social de la familia, apenas podían mantener su propia
existencia.

Para las clases trabajadoras, la explotación salarial también era, en
cierto sentido, explotación nutricional, ya que los salarios se gastaban
principalmente en los alimentos básicos necesarios para la supervivencia.

La producción agrícola intensiva en Inglaterra, que descansada en los
fertilizantes importados, contribuyó a la creación de un nuevo régimen
alimentario internacional después de la hambruna irlandesa de la papa y
el fin de las Leyes del Maíz en 1845-1846.

Lo que Marx llamó nuevo régimen alimentario implicó un cambio hacia un
sistema basado en la carne, al que se dedicaban tierras a la producción
animal destinadas a servir a las clases altas. 47 Por el contrario, como
detallaron Marx y Engels, la clase trabajadora subsistía con dietas
inadecuadas y de baja calidad, que consistían principalmente en pan y
muy pocas verduras. 48

Para empeorar las cosas, los alimentos, las bebidas y los medicamentos
disponibles estaban adulterados y contenían una gran variedad de
contaminantes, como mercurio, tiza, arena, heces y estricnina. El
consumo regular de estos contaminantes contribuyó a diversas dolencias
como gastritis crónica y muerte.

Las mujeres tendían a ser las más desnutridas, ya que consumían menos
alimentos y comían en último lugar dentro de las familias. Las
condiciones eran peores en la colonia inglesa de Irlanda, que se vio
obligada a exportar los nutrientes de su suelo y su capital a Inglaterra. 49

La industrialización de la agricultura estaba íntimamente relacionada
con la transgresión de los límites naturales, produciendo una
expropiación entrelazada de la tierra, el trabajo y de la vida humana
que moldeó el metabolismo social y que se desarrollo constantemente con
la expansión “creativa” del capitalismo. El nuevo sistema requería de un
crecimiento exponencial de los beneficios “externos”  producidos por el
medio ambiente.

Las fallas metabólicas, el drenaje imperial de la riqueza del Sur Global
y un sistema de explotación que tenía a la expropiación como su
condición de fondo definió el surgimiento del capitalismo en el siglo XIX.

*Momento II: El desastre ecológico y el imperio*

La «llamada acumulación primitiva» o expropiación primaria fue la era
del colonialismo temprano, incluido el desarrollo del colonialismo
blanco del cual Estados Unidos es un excelente ejemplo.

Estados Unidos se auto-considero desde el principio (en palabras de
George Washington) como un «imperio en ascenso». La Revolución Americana
fue inducida en parte por la ley británica de 1763, que limitó el
movimiento de los colonos hacia el oeste del valle de Ohio.

Con la victoria de las trece colonias, se abrió la nueva conquista de
los especuladores y de los colonos. La Confederación de Indígenas
Iroqueses, tan admirada por Marx y Engels, fue barrida en unos doce
años. Casi toda su tierra fue expropiada y fueron forzados a sobrevivir
en unas pocas reservas.50

Con el advenimiento de la Revolución Industrial, la demanda de algodón
estadounidense se disparó para mantener a la industria textiles de
Inglaterra, dando nueva vida al sistema de esclavos.

Como enfatizó Marx, las plantaciones con sus monocultivos y el trabajo
esclavo brutalizado era ecológicamente ineficiente (por exitoso que
fuera en términos de acumulación de capital). Rápidamente agotó el
suelo, generando un movimiento hacia el oeste porque los propietarios de
las plantaciones se vieron obligados a buscar tierras vírgenes para sus
cultivos. 51

La agricultura en Nueva Inglaterra fue menos destructiva y empujó a la
gente  y al capital hacia el oeste, mientras que gran parte del grano
producido (tras la abolición de las Leyes del Maíz en Gran Bretaña en
1846) se exportaba a Inglaterra creando una grieta ambiental. 52  En sus
notas el químico agrícola JW Johnston afirmaba: “ el sistema de América
del Norte de vender todo [heno, maíz, papas, etc.]; no repone nada al
suelo a cambio «. 53

La construcción de ferrocarriles, la Revolución Industrial en los
Estados Unidos en las décadas de 1830 y 40, y la apertura del lejano
oeste (en parte por el robo de enormes territorios perteneciente a
México) fue de la mano del genocidio y la expulsión de sus tierras a los
nativos americanos, al tiempo que se producía la destrucción ecológica.

En 1890, la Oficina del Censo declaró cerrada la frontera y terminada la
guerra contra los  indígenas con la masacre de Wounded Knee . A
continuación Frederick Jackson Turner y Theodore Roosevelt abogaron por
la extensión de la fronteras de los EEUU hacia otros países ( Cuba,
Puerto Rico ) hecho que condujo a la guerra con España. 54

Con la llegada del capitalismo monopolista y la era de las corporaciones
gigantes se expandió la expropiación de las personas y de la naturaleza
a esferas completamente nuevas.

Al visitar el Territorio Indio en Oklahoma a principios del siglo XX
(donde la industria extractiva del petróleo estaba en auge) Weber
documentó la destrucción causada en la tierra y en las poblaciones
indígenas. «Con casi la velocidad de un rayo, todo lo que se interpone
en el camino del orden capitalista está siendo aplastado» .55

La catástrofe socio-ecológica con la población indígena despojada de sus
tierras adelantaba lo que iba a suceder años más tarde. En la década de
1930 el “Dust Bowl”  da nombre a la sequía más grande en historia de los
Estados Unidos  y es un símbolo de la crisis ecológica en el siglo XX.

Para el historiador ambiental Donald Worster : “nunca hubo un daño mayor
a la tierra y tanta tragedia para sus habitantes. Ni siquiera la
depresión fue más perjudicial, económicamente. Y en términos ecológicos
no tenemos nada que pueda compara con este desastre». 56

El Dust Bowl  produjo gigantescas tormentas de polvo en las Grandes
Llanuras y obligó a la migración masiva de los Okies. Millones de acres
se vieron afectados y algunos condados perdieron un tercio de su
población, mientras que en Oklahoma un tercio de los agricultores
perdieron sus granjas. 57 Al igual que la Gran Depresión la región de
Dust Bowl se volvió emblemática por los efectos del capitalismo depredador.

La era del Dust Bowl, a pesar de su gran impacto, es para algunos
relatos contemporáneos un momento particular y muy poco probable que
vuelva a suceder, Nada, sin embargo, podría estar más lejos de la
verdad. El Dust Bowl fue el producto socio-histórico del capitalismo en
expansión, del imperio y el colonialismo de los colonos blancos, todo lo
cual provocó .58 Para Veblen «stein Veblen, rtreminada  rápidamente la
erosión del suelo. Surgió de la expropiación de tierras de los pueblos
indígenas y de los suelos fértiles.

El desastre de Dust Bowl está relacionado directamente con el avance
imperial. Es el resultado de una brecha en la relación metabólica entre
los seres humanos y la naturaleza, provocada por la producción
capitalista que ahora está llegando a un extremo con la era del capital
monopolista. Hoy, crisis similares están brotando a un nivel más planetario,

Para tener una idea concreta de los fundamentos históricos del desastre
de Dust Bowl, siempre es útil citar a Thorstein Veblen: “ los Estados
Unidos se construyeron sobre los hombros del genocidio de población
indígena y de la expropiación del suelo fértil en beneficio privado
mediante una práctica de esclavitud sistemática” 58. “El plan
estadounidense, tal como se implementó en la frontera convertía toda la
riqueza pública en ganancia privada con una política de apropiación
legalizada». 59 Un elemento clave fue la destrucción de los bosques y la
cubierta terrestre.

«Aprovechar los recursos naturales tratándolos como una fuente de
ingresos gratuitos», explica Veblen, alentó el desperdicio y la
destrucción a gran escala, constituyendo la práctica normal de la
colonización, La madera desperdiciada por la tala de bosques y limpieza
de tierras fue tan grande que desde mediados del siglo XIX se ha
destruido mucha más madera de la que se ha utilizado» .60

Los procesos de expropiación de la tierra, sin la menor atención por su
conservación provocó como era de esperar “la esclerosis del suelo”. 61

En este sentido, el desarrollo de los Estados Unidos fue similar a las
otras colonias de colonos blancos, donde las poblaciones indígenas
fueron desplazadas y se desencadenó un proceso de destrucción ecológica
sin limites. Veblen enfatiza que este problema es endémico en la
existencia del capitalismo.

En el libro The Rape of the Earth: A World Survey of Soil Erosion (1939)
, Graham Vernon Jacks y Robert Orr White, describieron: la crisis de
Dust Bowl en la década de 1930 como producto de los factores históricos
como ; la expropiación de las tierra indígenas , el genocidio de los
nativos, la esclavitud, la destrucción de los bosques, la «esclerosis
del suelo debido al agotamiento y la erosión del suelo fueron evidentes

La historia de la erosión en los Estados Unidos está ligada a la fase
pionera en el desarrollo de la nación, a través de las etapas de
deforestación de tierras agrícolas, madera, combustible y potasa en el
este, el desarrollo del sistema de monocultivo de agricultura del maíz y
el algodón en el sur, el exceso del arado en las áreas de pastizales
naturales de las Grandes Llanuras, el exceso de pastoreo ,de  cultivo y
existencias en la costa del Pacífico, y la deforestación en el noroeste
del Pacífico. 62

Por lo tanto, está muy claro que las tormentas de polvo en las llanuras
«no era un fenómeno de la naturaleza» sino un producto que se habían
desarrollado como resultado del robo y abuso de la tierra, exacerbado
por el comercio y la. agricultura de monocultivos. 63

La historia colonial que moldeó e impulsó este proceso también determinó
sus efectos diferenciales en las comunidades de la región del “Dust
Bowl”. Además de las pérdidas, incluidos los desposeídos y la
reubicación forzada, las comunidades de nativos americanos en la región
de las Grandes Llanuras perdieron alrededor del 90 por ciento de sus
tierras entre 1890 y 1933 y  las tasa de pobreza más alta del país.

En la región de Oklahoma un territorio indio histórico, los blancos
arrebataron la mejor parte de las tierras reservadas para los nativos
americanos. Los granjeros negros y latinos también fueron
particularmente afectados por el Dust Bowl y la depresión. 64  Todo el
proceso condujo a una mayor concentración de la tierra, principalmente
en manos de blancos y terratenientes ricos.

Oklahoma había sido el epicentro de un poderosos movimiento progresista,
multirracial y multiétnico. Este movimiento impulsaba una reforma
económica, social y agraria. Algunos de sus integrantes llamaron a la
revolución. Las alianzas multirraciales se mantuvieron durante la década
de 1930 frente a fuerzas de reaccionarias violentas. Sin embargo, a
pesar de los importantes logros de este movimiento (y de ciertas medidas
que tomó el New Deal) prevaleció la injusticia económica y ambiental
dada la estructura económica racializada de los Estados Unidos. 65

En general, los esfuerzos por crear relaciones más estables entre los
seres humanos y el medio ambiente en las Grandes Llanuras después del
Dust Bowl estuvieron invadidas por la persistencia de un problema
fundamental : un voraz sistema de expropiación de la tierra y de los
recursos naturales con fines de lucro” 66

Su funcionamiento amplió la brecha entre los seres humanos y la
naturaleza, acumulando un potencial para mayores catástrofes. Las
relaciones sociales de expropiación que subyacen en las contradicciones
económicas y ecológicas se extendieron en lugar de concluir.

Los fenómenos como las “tormentas de polvo”, no ocurrieron solo en los
Estados Unidos en la década de 1930, sino también en otras regiones
fronterizas coloniales. En 1923, la Comisión de Sequía de Sudáfrica
informó «que como resultado de las condiciones creadas por la
civilización blanca en Sudáfrica, el poder de la tierra para retener y
absorber el agua ha disminuido dramáticamente… Aquí radica el secreto de
nuestra sequía ”. 67

Un destacado botánico sudafricano – crítico de la destrucción del suelo
y destacado opositor del apartheid- el ecologista marxista sudafricano
Edward Roux, autor de un libro sobre la erosión del suelo sudafricano
(1948) en The Veld and the Future: «Para salvar el suelo, todos debemos
trabajar juntos, el hombre negro y el hombre blanco, el hombre y la
mujer … El suelo no pertenece realmente a una persona o al que tiene el
derecho a usar la tierra. Pertenece a la nación  es decir, la gente en
su conjunto, especialmente, a la población africana indígena que lucha
por la libertad y a los niños que aún no han nacido «.68 

Pero, la visionaria ponencia eco-socialista de Roux no venció en
Sudáfrica ni aún menos en los Estados Unidos. Las divisiones raciales y
de clase, así como la brecha metabólica, continuaron reforzándose
mutuamente dentro de las relaciones de producción capitalistas.

Estos problemas persisten hoy como consecuencia de los agronegocios y,
por tanto, la sociedad es cada vez más vulnerable ante el cambio
climático y la degradación de la tierra.

Esto es especialmente evidente en la región original de Dust Bowl, lo
que genera preguntas sobre lo que hemos aprendido de la crisis. En 2016,
científicos de la Universidad de Chicago y de la NASA publicaron un
estudio en “Nature” titulado :»Simulación de la agricultura con una
sequía moderna», que pronosticaba grandes pérdidas agrícolas inducidas
por la sequía producto del calentamiento global.

La Nasa llegó a la conclusión que con el regreso de condiciones
similares a las del Dust Bowl (de la década de 1930) habría
«consecuencias sin precedentes» a pesar del crecimiento de la ciencia
ecológica.

Joshua Elliott, científico investigador y coautor del artículo, escribe
: «Debemos encontrar un sistema más resistente porque ahora el 30 por
ciento de la producción es de riego en los Estados Unidos están
afectados por la sequía, como Oklahoma y el oeste de Texas … El actual
sistema era tan sensible a la sequía y al calor como lo era en la década
de 1930 ”. 69

*Momento III: imperialismo en el antropoceno*

La crisis del Dust Bowl de la década de 1930 fue la culminación de una
serie de crisis ecológicas asociadas a la era del capitalismo
monopolista temprano, asumiendo formas particularmente agudas en las
colonias de colonos blancos y en las colonias de todo el mundo. 70

Hoy, en la era del capital de monopolio financiero y del imperialismo
tardío, vastas regiones del planeta se están convirtiendo en regiones de
“polvo” como resultado de la lógica de un sistema económico global que
promueve la «conquista” de la naturaleza como medio para la explotación
y súper-explotación de la población mundial.

Los bienes comunes mundiales se están destruyendo en todas partes, como
se refleja en la quema del Amazonas, la desertificación,la destrucción
de los arrecifes de coral, el agotamiento de los océanos, la extinción
masiva de especies y la contaminación de las fuentes de agua dulce del
mundo. La realidad es, por tanto, un progresivo holocausto ecológico
planetario, que afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables,
particularmente a las comunidades del Sur Global.

Hace casi medio siglo, en 1971, Barry Commoner advirtió : /Los seres
humanos han quebrado el círculo de la vida, no ha sido ​​por una
necesidad biológica sino por una organización social que quiere
«conquistar» la naturaleza para obtener riqueza. Pero estos “medios”
entran en abierto conflicto con la naturaleza. El resultado final es una
crisis ambiental, una crisis de supervivencia. Esta vez para sobrevivir
como especie debemos terminar con este círculo nefasto”. /

*Debemos aprender a restaurar a la naturaleza la riqueza que le
sustraemos*

El mundo está llegando al borde del desastre ecológico – no por una
error que algún astuto puede corregir – sino por una acumulación de
poderosas fuerzas económicas, políticas y sociales.

Cualquiera que se proponga remediar la crisis ambiental se debe
comprometer a cambiar el curso de la historia. 71 La grieta entre la
humanidad y el metabolismo de la tierra se caracteriza por una nueva
época geológica, el Antropoceno, que representa una ruptura,
cuantitativa y cualitativa, con todas las épocas anteriores. 72

Hay un consenso científico que el Antropoceno comenzó alrededor de 1950,
marcado por la introducción de los núcleos atómicos artificiales a
partir de pruebas de bombas termonucleares, la producción en masa de
plásticos y la gran aceleración de la producción capitalista.

El imperativo ante el ambicioso crecimiento del capital – que no
reconoce límites- ha llevado al sistema socioeconómico a transgredir los
límites planetarios, el cambio climático, la acidificación de los
océanos, el agotamiento del ozono, la pérdida de biodiversidad, el
agotamiento del agua dulce, la contaminación ambiental, la contaminación
química y interrupción de los ciclos de nitrógeno y de fósforo . 73

Esta actividad del capitalismo tardío y del imperialismo, están
generando hoy una crisis ecológica global, socavando las condiciones que
sostienen la vida, planteando el tema del omnicidio, es decir la
destrucción de la vida tal como la conocemos.

Bajo el orden económico dominante, la tierra es simplemente un recurso
de «obsequios gratuitos de la naturaleza al capital», lo que equivale a
una economía del robo. 74

En este sistema de producción «la cantidad gobierna absolutamente» ya
que el valor de cambio se considera la medida universal. 75

“/La esencia del capitalismo”/, expone Michael Parenti, “/es convertir
la naturaleza en mercancías y las mercancías en capital, transformando
la tierra viva en riqueza inanimada. Este proceso de acumulación del
capital causa estragos en el sistema ecológico global. Trata los
recursos vitales del planeta (tierra cultivable, aguas subterráneas,
humedales, bosques, pesca, océanos, ríos, calidad del aire) como
ingredientes de suministro ilimitado, para ser consumidos o toxificados
a voluntad «. 76/

El crecimiento continuo de este sistema se basa en expandir y
profundizar la expropiación del medio ambiente, el trabajo y la vida de
todas las especies. Estas contradicciones letales son claramente
evidentes en todo el “”Sistema Tierra, incluido los océanos del mundo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las flotas pesqueras industriales
experimentaron una gran transformación, como parte de la gran
aceleración de las operaciones capitalistas. Los barcos equipados con
tecnologías de punta como el sonar y el GPS (para localizar peces) se
han convertido en la norma de ña pesca industrial. Estas embarcaciones
pueden capturar un número récord de peces en poco tiempo.

Utilizando líneas con cientos de anzuelos ( así como redes que tienen
más de una milla de circunferencia) estos barcos recogen toneladas de
peces en un solo recorrido, un tercio de los cuales son especies no
deseadas, incluidos los mamíferos marinos, que son descartados. 77 En
los grandes barcos – que son realmente fábricas en el mar- el pescado se
procesa a bordo.

A pesar de los efectos de la sobrepesca en todos los sistemas oceánicos,
las capturas globales de peces mediante esta nueva tecnología de
expropiación, aumentaron de veinte millones de toneladas en 1950 a
alrededor de noventa millones de toneladas en el 2000. 78

Si bien actualmente hay 3.5 millones de buques pesqueros, solo el 1 por
ciento de estos buques representan el 60 por ciento de la captura de
mariscos, lo que destaca el importante papel del capital monopolista en
este sector.79

Estas operaciones son extremadamente eficientes en la captura de peces,
lo que lleva al agotamiento generalizado de las poblaciones, ya que se
capturan a tasas más rápidas de lo que los peces pueden reproducirse.

El alcance de estas acciones solo ha empeorado las condiciones de los
océanos, porque cuando se acaba una especie, las empresas simplemente
pasan a la siguiente especie. 80  Con la destrucción del hábitat del
“Sistema Tierra”  los científicos predicen un colapso de todas las
especies marinas que para mediados de siglo XXI. 81

A pesar de estos límites naturales, las naciones imperiales participan
en campañas agresivas de «captura» para expropiar lo más posible a los
océanos. A través de una variedad de acuerdos comerciales, el Norte
Global está expropiando progresivamente todos los océanos, obteniendo
acceso a la pesca en todo el mundo, incluidas las zonas económicas
exclusivas de las naciones del Sur. De hecho los pescadores a pequeña
escala están siendo acorralados por las grandes pesqueras, que están
arruinando a sus familias y comunidades. 82

Para muchas naciones en el Sur Global, los peces y mariscos son parte de
una importante exportación hacia el Norte, ya que suministran alimentos
para personas y mascotas, así como valiosos fertilizantes para
enriquecer suelos agotados. 83

Por ejemplo, Tailandia es el tercer mayor exportador de productos del
mar, con más de 7 mil millones de dólares por año. 84 Para mantener los
bajos  costos muchas operaciones de pesca en Tailandia utilizan mano de
obra esclava, que se ha estimado entre 145,000 y 200,000 personas. 85

Estos trabajadores esclavizados se ven obligados a trabajar largas
horas, dormir muy poco, recibir una alimentación mínima y están atados y
encadenados a los barcos. Al igual que los trabajadores chinos en las
“islas” del guano en el siglo XIX, son golpeados si trabajan lentamente
o cometen errores al manipular el pescado… Y de vez en cuando, se venden
a otras operaciones de pesca.

Muchos de estos trabajadores emigraron de lugares como Filipinas,
Camboya, Laos e Indonesia, en busca de empleo, pero terminaron siendo
traficados como mano de obra esclava. 86

Algunos de los peces que se capturan en estos barcos se dirigen a las
instalaciones de acuicultura con el fin de suministrar los alimentos
necesarios para esta próspera industria, que está generando una
contaminación marina generalizada. Esta actividad capitalista está
creando una situación en la que los «camarones comen mejor» que
pescadores. 87

El fetichismo de los “productos básicos” asociado con los mariscos
expropia no solo el mar y el trabajo esclavo, sino también sobre-explota
en las plantas de procesamiento. En Tailandia, estas plantas
“taylorizadas” aumentan las ganancias mediante el empleo de niños y
mujeres con bajos salarios (que descabezan, destripan, desollan, pelan,
limpian y clasifican los peces). Las organizaciones internacionales han
documentado las malas condiciones de trabajo, las lesiones y la falta de
escolarización de miles de niños que trabajan en esta industria. 88

La actual crisis del “Sistema Tierra” se extiende desde los océanos
hasta el agua dulce y más allá. La dinámica del imperialismo y el
omnicidio en el Antropoceno se asocia con alteraciones en el ciclo
hidrológico de la tierra, incluidos los cambios en la precipitación, la
desertificación (y la contaminación) de las fuentes de agua dulce y el
derretimiento de los glaciares con sus indispensables «torrentes de
agua». 89

Como indica el climatólogo James Hansen, con “la continuación de los
negocios como de costumbre durante las próximas décadas las bajas
latitudes durante las estaciones cálidas se volverán tan cálidas e
inhóspitas para el sustento humano que van a generar un impulso
imparable a la emigración».

Este fenómeno está a la vista en regiones de África, la India,
Bangladesh y, el sudeste asiático”. 90 En estas condiciones, el aumento
del nivel del mar, la acumulación de polvo y el clima extremo obligarán
a cientos de millones de personas en latitudes del Sur Global a migrar,
ya sea en migración interna o emigración masiva al extranjero.

En el año 2017, 68.5 millones de personas fueron desplazadas por la
fuerza de sus hogares, aproximadamente un tercio de ellas debido al
clima extremo. Según un estudio del Banco Mundial, solo la migración
interna en tres regiones de América Latina, África subsahariana y el
sudeste asiático aumentarán a 143 millones en 2050. 91

Mientras tanto, los países ricos, mientras sobreexplotan a las
poblaciones del Sur Global a través de corporaciones multinacionales,
están construyendo muros y militarizando las fronteras para impedir la
llegada de los refugiados, incluidos los refugiados climáticos.

Vivimos en una era de globalización capitalista sin fin donde la lucha
por el agua dulce corre en paralelo a la búsqueda de nuevas fuentes de
combustibles fósiles, lo que a su vez aumenta las emisiones de carbono
aumentando el calentamiento de la tierra y la sequía.

Es un frenesí impulsado por un sistema capitalista que no conoce
restricciones, hoy existe una competencia mundial por controlar las
últimas fuentes de agua dulce y de combustibles fósiles junto con otros
recursos escasos. 92

*Conclusión: más allá del sistema de robo*

El beneficio por expropiación fue la categoría económica clave que Marx
utilizó en su crítica a la noción de Smith de acumulación. 93 «La
teología de Smith de la acumulación previa», escribe Perelman, «sugirió
que la posición dominante de los capitalistas se debía a sus ahorros
pasados, una opinión que Marx desacreditó”. 94

La acumulación anterior fue para Marx simplemente un dispositivo
ideológico -de la economía política clásica – destinado a disfrazar la
realidad de «la expropiación de los productores inmediatos». 95 Desde
esta perspectiva, el capitalismo solo fue posible debido a la alienación
o expropiación de la naturaleza, y a la alienación o expropiación de la
capacidad humana y de la vida material.

La expropiación es la característica de todas las civilizaciones de
clase anteriores al capitalismo, pero adquirió un carácter mucho más
sistemático y una escala mayor bajo el sistema capitalista. Se convirtió
en parte de una díada, junto con la explotación, dando lugar al gigante
capitalista, el conducir a una expansión exponencial sin fin ( y que
finalmente llevará a un gran movimiento hacia el socialismo, que es la
negación de la negación del capitalismo)

En la sociedad capitalista, la expropiación no es la esencia del sistema
como en los anteriores modos de producción tributarios. En cambio, dio a
lugar a una dinámica interna de explotación completamente nueva que
tenía su propia lógica autopropulsada, manifestada en la acumulación de
capital. La explotación a su vez creó círculos de demanda de
expropiación cada vez más amplios, ampliando los límites del sistema.

La dialéctica de la explotación y la expropiación que constituye el
capitalismo es, por lo tanto, una espiral viciosa, asociada a la lógica
de la acumulación de capital. Surgido a principios de la era moderna, el
capitalismo condujo a los sistemas de expropiación más brutales que el
mundo haya visto: esclavitud, misoginia (venta de esposas, quema de
brujas, súper- explotación de mujeres y niños), acaparamiento de
tierras, genocidio y destrucción de la tierra en todo el planeta.

Consciente de estas contradicciones, Marx escribió: «Si el dinero, según
Augier, llega al mundo con una marca de sangre congénita «, el capital
gotea de la cabeza a los pies y por todos los poros, de sangre e
inmundicia. «96

Es habitual en los círculos políticos convencionales (y también en
algunas esferas de la izquierda) tratar estos horrores asociados con el
desarrollo del capitalismo a escala mundial como meros «dolores de parto».

Este inhumano proceso es tratado con demasiada frecuencia como fenómenos
del pasado distante que deben ser olvidados por una historia
triunfalista del capital, o deben ser ocultados por “la llamada
acumulación primitiva”, mediante la cual los capitalistas individuales
llegaron a obtener su riqueza en virtud de su propia frugalidad. 97

Sin embargo, los horrores de la expropiación de los productores directos
(incluidos los trabajadores no asalariados) y de la tierra no son
simplemente el «pecado original», sino una realidad constante del
capitalismo, mediante el cual establece su dominación terrenal. 98

En el capitalismo tardío del siglo XXI y el imperialismo tardío, esta
expropiación va de alguna manera más lejos que nunca, con la
profundización de las cadenas de valor imperialistas, por lo que gran
parte del valor excedente del mundo entero se desvía a través de un
proceso de captura de valor, para alimentar las arcas de las
corporaciones multinacionales y a los ricos en el centro del sistema. 99

Todo esto va acompañado de renovadas batallas por la misógina de la
propiedad privada (que implica el control del cuerpo de las mujeres);
 el resurgimiento del capitalismo racial; y la destrucción del planeta
como lugar de habitación humana, rompiendo la «cadena de futuras
generaciones humanas». 100

Para avanzar en la teoría y la práctica de la izquierda hay que conectar
la teoría marxista de la explotación con otras opresiones que se cruzan
y que son partes integrales de la realidad del capitalismo histórico.

Nuestro análisis sugiere que hacer estas conexiones requiere comprender
tanto la importancia del concepto de expropiación en el materialismo
histórico como la dialéctica de la expropiación y la explotación.

Al decir que la familia patriarcal era la base de todo el desarrollo de
las clase sociales y de las instituciones de propiedad privada, Engels
no criticaba la explotación como el centro de la teoría del capitalismo,
sino que reconocía que todo el desarrollo de la opresión en la historia
estaba vinculado a subyugación de las mujeres, y que se produjo por lo
que llamó «las tres formas básicas de esclavitud»101 “El sistema
capitalista de explotación es la forma más desarrollada y más bárbara de
la historia de expropiación de la tierra, el trabajo y la vida material”.

Los diversos momentos históricos de expropiación que hemos descrito (la
industrialización de la agricultura y la fisura metabólica global, la
era del Dust Bowl de la década de 1930 y el imperialismo del
Antropoceno) son momentos históricos particulares que reflejan el
«corazón bárbaro» del sistema . 102

«La justicia con la naturaleza», escribió Epicuro en la antigüedad, «es
una promesa de utilidad recíproca es decir ni para hacer daño ni para
ser perjudicado» .103 El capitalismo en su búsqueda del valor destruye
tal reciprocidad y justicia en todos los niveles y amenaza la existencia
planetaria.

De hecho, detrás de la explotación capitalista yace un conjunto más
amplio de inequidades, que consiste en varias formas de expropiación o
robo que establecen las fronteras del sistema. El secreto no solo es la
explotación capitalista, sino también del capitalismo racial, el
capitalismo misógino y capitalismo de la destrucción “creativa” de la
naturaleza. 104

Es imposible comprender la totalidad de las relaciones capitalistas sin
considerar las explotación y la expropiación que juntas generan el
conjunto de opresiones que caracterizan el sistema.

Solo de esta manera podemos comprender los diversos aspectos
entrelazados de la dominación capitalista, que requieren una praxis
revolucionaria como respuesta. Como se ha dicho, dado el alcance y la
escala de la crisis ecológica planetaria, ahora se trata de «revolución
o muerte». 105

La «justicia con la naturaleza» de Epicuro, requiere una reciprocidad
genuina, y esta no es posible dentro de la lógica del sistema capitalista.

En el siglo XXI, esta dialéctica de explotación y expropiación sin fin,
que intensifica la tasa de explotación, al tiempo que presenta los
límites de la vida como simples barreras (o fronteras) para ser
transgredidas por el capital está llevando a la destrucción de la vida
misma.

Para la cadena de generaciones humanas, solo hay una respuesta posible:
la expropiación de los expropiadores y la creación revolucionaria de una
nueva época de desarrollo humano sostenible: el socialismo ecológico. 106

Notas

↩ Karl Marx, capital , vol. 1 (Londres: Penguin, 1976), 934.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 90.

↩ Quizás este tema se aborde mejor en Kozo Uno, Principios de economía
política: teoría de una sociedad puramente capitalista (Brighton:
Harvester, 1980).

↩ El término primitivo en la referencia de Marx a la llamada
«acumulación primitiva [primaria]» fue una traducción errónea del alemán
al inglés. Marx se refería a la acumulación original o primaria , como
se entendió en la economía política británica en los siglos XVIII y XIX.
Mediante un proceso de traducción al alemán y luego la traducción del
alemán al inglés, el término original , anterior o primario se convirtió
incorrectamente en primitivo. Además, el propio Marx se refirió
explícitamente a la «acumulación llamada primitiva [primaria]» de la
economía política clásica, con la «llamada» aquí indicando su
reconocimiento de que lo que estaba involucrado en la realidad era la
expropiación, y no la acumulación (formación de capital). todo, un punto
crucial de todo su análisis. Estas sutilezas teóricas se han perdido en
la mayoría de los análisis posteriores, aunque reconocidas por un
economista marxista tan importante como Maurice Dobb. Véase Maurice
Dobb, Studies in the Development of Capitalism (Nueva York:
International Publishers, 1947), 178.

 Irónicamente, Marx ha sido criticado con frecuencia en la literatura en
inglés por el uso del término primitivo., a este respecto, y por negar
que estas relaciones existieron a lo largo de la historia del
capitalismo, críticas que están completamente en desacuerdo con su
propio análisis, a diferencia de la economía política burguesa. La
«acumulación por desposesión» de David Harvey introducida en su libro El
nuevo imperialismo , por lo tanto, tenía la intención de sortear esta
crítica al proporcionar un sustituto de la noción de «acumulación
primitiva», para evitar esta crítica común de que «acumulación
primitiva» Marx, relacionado solo con la era moderna temprana en Europa
en las Américas. Pero dado que el propio Marx en su crítica había
indicado su objeción a la noción de acumulación original o primaria, y
estaba más preocupado por la expropiación primariaeso hizo posible el
capitalismo industrial, y dado que no hay dificultad en ver esto en
relación con la expropiación en general, creemos que se genera mucha
menos confusión al utilizar la propia terminología históricamente
concreta y teóricamente incisiva de Marx, centrándose en la
expropiación. Este es especialmente el caso en la medida en que la
«acumulación por desposesión» de Harvey (como el término acumulación
primitiva en sí misma) confunde desposesión o expropiación con
acumulación real, mientras que para Marx eran categorías separadas,
tanto así que la confusión del capitalismo de la expropiación primaria
con la acumulación primaria fue para él el tema de su crítica en esta
parte de Capital . Ver David Harvey, The New Imperialism (Oxford: Oxford
University Press, 2003), 137–82.

↩ Adam Smith, The Wealth of Nations (Nueva York: Modern Library, 1937),
260; Marx, Capital , vol. 1, 873-75; Michael Perelman, La invención del
capitalismo: economía política clásica y el secreto de la acumulación
primitiva (Durham: Duke University Press, 2000), 26. Sobre el hecho de
que la «acumulación primitiva» de Marx era una realidad continua del
capitalismo para Marx, exigiendo que las condiciones previas del sistema
se rehagan constantemente a través de la expropiación renovada o la
separación de los trabajadores de los medios de producción, ver Massimo
De Angelis, » Marx y la acumulación primitiva: el carácter continuo de
los» recintos «del capital» , The Commoner2 (2001): 1–22. La versión
utilizada para este artículo estaba disponible en ResearchGate.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 874. Marx criticó explícitamente tales puntos
de vista como constituyendo «la teoría de la abstinencia». Ver Marx,
Capital , vol. 1, 298–99. La esencia de la llamada «acumulación
primitiva» para Marx fue la expropiación. Fue, como dice Dobb, no una
acumulación propiamente dicha, sino «una acumulación de reclamos de
capital» relacionados con la «propiedad de activos», y por lo tanto una
«transferencia de propiedad», y no implicó la formación de capital o un
aumento en «la cantidad de instrumentos tangibles de producción en
existencia «. Ver Dobb, Studies in the Development of Capitalism , 178.

↩ Perelman, La invención del capitalismo , 26.

↩ Max Weber, Historia económica general (Nueva York: Collier, 1961),
221–24; Joseph A. Schumpeter, Imperialismo y clases sociales (Nueva
York: Augustus M. Kelley, 1951). Sobre el argumento de Marx de que tal
expropiación de los trabajadores y la tierra era una realidad continua
del capitalismo, ver Perelman, The Invention of Capitalism , 28–32.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 873, 934.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 914-15.

↩ Marx, Capital , vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 571.

↩ Karl Marx y Federico Engels, Collected Works , vol. 33 (Nueva York:
Editores internacionales, 1975), 11, 14.

↩ Michael D. Yates, ¿Puede la clase obrera cambiar el mundo? (Nueva
York: Monthly Review Press, 2018), 55–56; John Bellamy Foster y Brett
Clark, » La expropiación de la naturaleza «, Revisión mensual 69, no. 10
(2018): 1–27.

↩ Sobre la expropiación definida como apropiación sin equivalente o sin
reciprocidad, tal como se concibe en el trabajo de Marx y Karl Polanyi,
ver Foster y Clark, «La expropiación de la naturaleza», 3–11. Marx usó a
menudo el término apropiación sin intercambio , con lo cual se refería a
apropiación sin equivalente (un término también empleado por él), ya que
todo intercambio era por definición igual, de lo contrario era una forma
de robo. Hoy, sin embargo, a veces nos referimos al intercambio desigual
, entendiendo esto como una forma de expropiación.

↩ Marx había traducido el «anterior» de Adam Smith como ursprünglich
(original), que luego fue traducido nuevamente al inglés por Samuel
Moore y Edward Aveling como «primitivo», olvidando que el alemán era
simplemente una interpretación de un término en inglés. Perelman, La
invención del capitalismo , 25. Marx escribió que «puede llamarse
acumulación primitiva [ ursprüngliche Akkumulatio n], porque es la base
histórica, en lugar del resultado histórico, de la producción
específicamente capitalista», sin embargo, más tarde explicó que tal
«llamada acumulación primitiva» era de hecho expropiación (primaria) en
lugar de acumulación propiamente dicha. Marx, Capital , vol. 1, 775.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 871, 873, 939.

↩ Al comentar sobre la declaración de Benjamin Franklin de que «la
guerra es un robo, el comercio es una trampa», Marx insistió en que
esto, por supuesto, no podía entenderse literalmente como que todo era
fraude y robo; más bien incluso bajo el mercantilismo, los «pasos
intermedios» en la producción de productos básicos tuvieron que ser
tomados en cuenta y se desarrolló una teoría más amplia de las ganancias
tras la expropiación . Sin embargo, la distinción entre mercantilismo y
la era de la libre competencia basada en la explotación dentro del
contexto del intercambio equitativo fue vital para la comprensión del
despegue industrial del capitalismo. Marx, Capital , vol. 1, 267.

↩ Ernest Mandel, introducción a Capital , vol. 1, de Marx, 27-28.

↩ Karl Marx, capital , vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 949.

↩ Sobre sociedades / procesos acumulativos versus no acumulativos y la
relación de esto con el valor de cambio versus el valor de uso, ver
Henri Lefebvre, Crítica de la vida cotidiana , edición de un volumen.
(Londres: Verso, 2014), 609–33; Henri Lefebvre, Toward Architecture of
Enjoyment (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2014), 128–35.

↩ Samir Amin, Eurocentrismo (Nueva York: Monthly Review Press, 2010).

↩ Justus von Liebig, Cartas sobre la agricultura moderna (Londres:
Walton y Maberly, 1859), 179, 254–55; Justus von Liebig, The Natural
Laws of Husbandry (Nueva York: Appleton, 1863), 233.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 915.

↩ Marx, Capital , vol. 1, 930.

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↩ Karl Marx y Frederick Engels, Sobre el colonialismo (Moscú: lenguas
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↩ ML Thompson, «La Segunda Revolución Agrícola, 1815–1880», Economic
History Review 21, no. 1 (1968): 62–77. Hemos reducido el marco temporal
de la segunda revolución agrícola, que captura las transformaciones
específicas enumeradas, especialmente las asociadas con la química del
suelo.

↩ Liebig, Cartas sobre la agricultura moderna , 179, 254–55; Liebig, Las
leyes naturales de la cría , 233.

↩ Justus von Liebig, » Prefacio de 1862 a la química agrícola «, Monthly
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↩ Marx, Capital , vol. 1, 637-38.

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↩ Berg, “¿Qué diferencia hizo el trabajo de las mujeres en la revolución
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↩ Marx, Capital , vol. 1, 860. Véase también Eamonn Slater, «Marx en la
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↩ Ver Foster y Clark, «La expropiación de la naturaleza», 15–16; Anthony
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↩ Foster, El planeta vulnerable , 70–72.

↩ Ver John Bellamy Foster y Hannah Holleman, «Max Weber y el medio
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últimos tiempos: El caso de América (Nueva York: Augustus M. Kelley,
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Lauderdale. Ver John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York, The
Ecological Rift (Nueva York: Monthly Review Press, 2010), 53-72.

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Whyte, aunque reconocieron la devastación causada por las poblaciones
indígenas, discutieron un poco Líneas de «carga del hombre blanco» en
cuanto a las tareas necesarias para el futuro. Ver Holleman, Dust Bowls
of Empire , 52.

↩ Jacks and Whyte, La violación de la tierra , 36.

↩ Holleman, Dust Bowls of Empire , 113–16.

↩ Holleman, Dust Bowls of Empire , 113–16.

Ble Veblen, Propiedad ausente , 171.

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↩ Holleman, Dust Bowls of Empire .

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↩ Aludiendo a la concepción de Marx de la ruptura metabólica, Commoner
en The Closing Circle señaló que Marx había señalado los «efectos
destructivos del capitalismo en el proceso ecológico cíclico que vincula
al hombre con el suelo». Ver Commoner, The Closing Circle , 280.

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***John Bellamy Foster es editor de Monthly Review y profesor de
sociología en la Universidad de Oregón. Brett Clark es editor asociado
de Monthly Review y profesor de sociología en la Universidad de Utah.
Hannah Holleman es directora de la Monthly Review Foundation y profesora
asociada de sociología en el Amherst College.

In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS

https://observatoriocrisis.com/2020/01/20/capitalismo-y-robo-la-expropiacion-de-la-tierra-el-trabajo-y-la-vida/
20/1/2020