sábado, 8 de novembro de 2014
Repensando la protección social: una crítica radical*
Por Lucien van der Walt .
Traducción de Eduardo Pérez (ICEA), para Economía para Todos.
El Gobierno [de Sudáfrica] ha presentado varias medidas de protección
social para aliviar la pobreza. COSATU (Congreso de Sindicatos
Sudafricanos, por sus siglas en inglés] ha optado por demandar la
introducción de una renta básica. Lucien van der Walt defiende que los
sindicatos se han desviado con reivindicaciones tecnocráticas y que la
reivindicación de la protección social debería estar conectada a la lucha
de la clase trabajadora para reinventar la sociedad.
La política sindical sobre la protección social ha pasado a estar
centrada en cuestiones técnicas como financiación, determinación de
objetivos y prestación de servicios y se ha alejado de considerar cómo
estas cuestiones se relacionan con la estrategia del movimiento obrero. En
resumen, la política con minúsculas ha sustituido a la política con
mayúsculas, y temas como la protección social se han desvinculado del
proyecto de construir el movimiento de la clase trabajadora como una
fuerza popular para cambiar la sociedad.
La protección social como síntoma capitalista.
Las cuestiones técnicas deberían ser secundarias respecto a la estrategia.
La necesidad de protección social es un síntoma de la sociedad
capitalista, basada en la producción para el beneficio, explotación en el
trabajo, y distribución a través del sistema de mercado. El Estado y las
corporaciones estatales protegen este sistema.
En un sistema como éste no hay conexión entre necesidades e ingreso: los
bienes se venden, pero el ingreso monetario no está atado a las
necesidades. El neoliberal Ludwig von Mises no encontraba diferencias
entre la producción para el beneficio y para las necesidades porque “en el
sistema capitalista los beneficios sólo pueden obtenerse si la producción
encuentra una demanda relativamente urgente” (1).
Esto es incierto, ya que la inversión se dirige a áreas rentables, y dado
que el 10% de la población recibe el 70% del ingreso, la producción para
el beneficio inevitablemente discrimina a la clase trabajadora.
Ni la inversión ni el trabajo son democráticos, ya que las decisiones y la
propiedad están centralizados en las manos de empleadores privados y
funcionarios estatales. El trabajo bajo el capitalismo es autoritario y
poco creativo, mientras que un tercio de la población económicamente
activa está desempleada. La gente está desempleada porque es clase
trabajadora y por lo tanto carece de los recursos para vivir fuera del
trabajo asalariado. “Clase”, “poder” y “Estado” son tres términos
inseparables, cada uno de los cuales presupone los otros dos, y en
palabras de Bakunin se reducen a esto: “la sumisión política y explotación
económica de las masas” (2).
Entonces, ¿cómo podemos movernos hacia un mundo “donde los hombres podrán
ejercitar sus sueños después de absolverse a sí mismos de su tarea hacia
la sociedad” (3)? ¿Y dónde encaja la protección social?
En el sistema capitalista la gente de clase trabajadora necesita tanta
protección social como sea posible. Pero esto es sólo un parche. A menos
que la producción para el beneficio sea reemplazada por la producción para
la necesidad, y el poder centralizado sea reemplazado por la
democratización, los problemas continuarán.
Sólo un movimiento de clase trabajadora poderoso y autogestionado puede
cambiar la situación, porque sólo la clase trabajadora tiene interés en
cambiar la sociedad. Sólo un movimiento así puede sustituir al capitalismo
y el Estado por la autogestión en el trabajo y la comunidad y crear un
orden comunista libertario o anarquista y una economía planificada
democráticamente.
En el corazón de ese movimiento deben estar los sindicatos.
La protección social como táctica
Las luchas por la protección social son por lo tanto sólo tácticas en una
estrategia más amplia para cambiar la sociedad, y esa estrategia debería
centrarse en construir un movimiento de clase trabajadora capaz de
reinventar el mundo.
¿Qué principios formulan esta estrategia? En primer lugar, la protección
social no es caridad, sino un derecho, una expresión de la frustración de
las necesidades humanas en el capitalismo. La reivindicación de protección
social es una acusación a esta sociedad.
En segundo lugar, las luchas por las reformas son la savia de un
movimiento popular. Un movimiento que no puede luchar en relación a temas
inmediatos, no puede luchar para cambiar la esencia de la sociedad.
Además, las luchas inmediatas construyen la confianza, el poder y la
organización de la clase trabajadora.
En tercer lugar, la palanca básica para cambiar la sociedad no es la
política innovadora, sino el poder movilizado de la clase trabajadora, y
más protección social requiere, en consecuencia, más lucha.
En cuarto lugar, la democracia y la autogestión y la educación política
son vitales para los trabajadores. Un movimiento basado en la delegación
de decisiones en líderes, burócratas, un partido político, o incluso de
expertos en política sindical, no puede cambiar la sociedad. Sólo puede
cambiar a las élites en el poder. Los métodos autogestionados por sí
mismos ponen la base de un futuro democrático.
Finalmente, el internacionalismo es central. La clase trabajadora es
multirracial y multinacional, y dividir sus luchas es invitar a la
derrota. La clase dominante local está interconectada con clases
dominantes de fuera, y nunca ha sido ‘patriótica’ hacia sus ‘propios’
trabajadores. Políticas como “Orgullosamente Sudafricano” paralizan a la
clase trabajadora ideológicamente, abriendo las puertas de la xenofobia y
de las ideas del “Peligro Amarillo”.
Las luchas por la protección social desde abajo
Todas las tácticas deben estar subordinadas a la meta de construir un
movimiento de clase trabajadora poderoso y autogestionado como parte de
una estrategia por una sociedad mejor. Esto significa que la lucha por más
y mejor protección social trata ante todo de más movilización popular.
El corazón de un movimiento por políticas sociales progresivas es un
movimiento popular progresista, no procesos políticos tecnocráticos o
grupos de presión parlamentarios. Las reivindicaciones deben ser
formuladas desde abajo, en un proceso participativo que desarrolle el
poder y la conciencia de la clase trabajadora. Esta estrategia identifica
necesidades expresadas desde abajo, y formula reivindicaciones acordes,
generando más posiciones efectivas a la vez que se refuerza el movimiento
de la clase trabajadora.
El proceso a través del cual las reivindicaciones se formulan es lo más
importante; de hecho, más importante que los detalles de las propuestas
concretas.
La protección social no debería estar financiada mediante la
redistribución dentro de la clase trabajadora. El peso de la financiación
debe venir de la clase dominante, porque sólo una redistribución basada en
la clase es justa.
Esto no quiere decir que debería haber un sistema de protección social no
contributivo. Como una sociedad comunista libertaria operaría según la
idea de “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”,
la idea de que todo el mundo contribuya es válida. El capitalismo es un
sistema sesgado, sin embargo, así que las contribuciones de la clase
trabajadora deberían estar en una tasa fija y baja, mientras que la clase
dominante debería afrontar cargos punitivos y en aumento.
Uniendo la protección social a los derechos
La estructura de los pagos de protección social da forma a la sociedad.
Insistir, por ejemplo, en que las subvenciones de apoyo infantil deben ser
asignadas a las mujeres a través de sus maridos refuerza la familia
tradicional.
¿Cómo se pueden hacer coherentes las asignaciones de protección social
bajo el capitalismo con la creación del comunismo libertario? Nos debemos
oponer a la evaluación socioeconómica. Asume que el ingreso desde los
salarios es una justa medida de necesidad, ignora el problema con el
sistema de salarios, y hace que el dinero sea más importante que los
derechos. En su lugar debe promoverse la asignación por necesidad. Por
ejemplo, una tasa fija para las pensiones que debería ser calculada según
la circunstancia individual.
A menudo se asume que protección social significa subsidios, pero debería
haber más énfasis en la provisión comunal como por ejemplo hospitales
gratuitos, reembolso de facturas médicas, vivienda gratuita, controles del
alquiler y electricidad gratuita. Esto proporciona espacio para el fomento
de la autogestión y la solidaridad.
La intención es desvincular la satisfacción de las necesidades de la
capacidad de pago y el sistema de salarios, y para situar a los derechos
en el centro del escenario, uniendo esto a la lucha de clases y la
redistribución.
La protección social impuesta al Estado
Los argumentos neoliberales tienen resonancia en gente normal que sufre
las colas y funcionarios malhumorados. Se puede lidiar con esto rechazando
la elección vacía entre el mercado y el estado a favor de una sociedad que
armonice la libertad y la igualdad.
Construir un movimiento de clase trabajadora poderoso requiere construir
fuera y contra el Estado para sustituirlo con la autogestión. En relación
con la protección social, esto significa imponérsela al Estado, y la
supervisión independiente por estructuras de la clase trabajadora, con
puestos con mandatos y no remunerados.
La justificación básica para la protección social esbozada aquí está en el
lenguaje de los derechos y los derechos no pueden ser evaluados con
criterios fiscales. Puede ser perfectamente que la expansión de las
reivindicaciones desde abajo rompa rápidamente con los límites del actual
‘realismo’ fiscal. Si, sin embargo, el sistema existente encuentra ‘poco
realista’ satisfacer las necesidades de la gente de una vida significativa
libre de pobreza, ¿son los derechos o el sistema el que debe ceder?
(1) Luwig von Mises “The organisation of production under socialism”.
Socialism Indianapolis, Liberty Classics, p. 124.
(2) Bakunin, [1872], 1971, “Letter to La Liberté”, en Sam Dolgoff, editor,
1971, Bakunin on Anarchy, George Allen and Unwin, Londres, p. 280.
(3) Piotr Kropotkin, [1892] 1990, The Conquest of Bread, Elephant
Editions, London, p. 101.
https://www.diagonalperiodico.net/blogs/economia-para-todos/repensando-la-proteccion-social-critica-radical.html
Lucien Van der Walt es un escritor sudafricano
y profesor de sociología comprometido con el movimiento obrero. Enseña e
investiga en Rhodes University en Eastern Cape, Sudáfrica.
------------------------------------------------
*O blog não está necessariamente de acordo com os textos que publica.
ICEA
http://iceautogestion.org/index.php?option=com_content&view=article&id=665:repensando-la-proteccion-social-una-critica-radical&catid=19:noticias
8/11/2014
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário