Por: Ricardo Ronquillo
/Fue tan imponente y lapidaria aquella sentencia en una reunión sindical
que, pasados 10 años, no logro olvidarla: ¡El único que no puede perder
es el Estado!, proclamó un funcionario, como quien eleva a los cielos,
decía entonces, una plegaria divina./
Mientras repaso las recientes normas jurídicas que dan forma al* paquete
de 15 medidas
<http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/05/08/gaceta-oficial-publica-normas-juridicas-sobre-paquete-de-medidas-para-fortalecer-a-la-empresa-estatal-socialista-pdf/> para
fortalecer y transformar la empresa estatal socialista*, viene a la
memoria, junto a la frase, las “caras de poema” de los asistentes al
mencionado encuentro, que dibujaban una pregunta desafiante: ¿a quién
les corresponde perder entonces, a nosotros?
La anécdota no es para nada, lastimosamente, una exclusiva de este
humilde columnista. Pueden contarse por cientos las expresiones de
esa dicotomía que se expandió como plaga erosiva en los modelos
económicos del llamado “socialismo real”, y en la realidad del
cubano en particular, entre los intereses de los trabajadores y los
ciudadanos con los del Estado que estos eligieron para representar
la soberanía de sus intereses.
Fue tan grave la persistencia de dicha contradicción, que ningún
analista de las causas del derrumbe del socialismo en la URSS y Europa
del Este dejaría de mencionar como detonador la forma en que se
estructuró la llamada “dictadura del proletariado”, en la etapa de
transición al socialismo, en la que el burocratismo escamoteó la
condición de dueños que correspondía a los trabajadores y condujo a
lacerantes y extensivos procesos de enajenación. Se desvirtuaron así,
como afirmé en otro momento, los fundamentos no solo del socialismo,
sino incluso hasta del sindicalismo heredado del marco burgués.
Así que no resulta ninguna petulancia teórica preguntarse *en qué medida
el rediseño constitucional e institucional surgido de la actualización
del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista contribuye
a zanjar ese arrastre malévolo,* así como a acomodar las fronteras entre
propiedad estatal y social y la de los intereses colectivos con los
individuales.
La nueva Constitución
<http://www.cubadebate.cu/noticias/2019/04/09/descargue-la-constitucion-de-la-republica-de-cuba-pdf/> es
muy clara en ese propósito, al establecer, entre sus fundamentos
económicos que: “en la República de Cuba rige un sistema de economía
socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios
fundamentales de producción como la forma de propiedad principal… El
Estado dirige, regula y controla la actividad económica conciliando los
intereses nacionales, territoriales, colectivos e individuales en
beneficio de la sociedad… Los trabajadores participan en los procesos de
planificación, regulación, gestión y control de la economía. La ley
regula la participación de los colectivos laborales en la administración
y gestión de las entidades empresariales estatales y unidades
presupuestadas…”.
La Carta Magna establece, igualmente, que “el trabajo es un valor
primordial de nuestra sociedad. Constituye un derecho, un deber social y
un motivo de honor de todas las personas en condiciones de trabajar. El
trabajo remunerado debe ser la fuente principal de ingresos que sustenta
condiciones de vida dignas, permite elevar el bienestar material y
espiritual y la realización de los proyectos individuales, colectivos y
sociales. La remuneración con arreglo al trabajo aportado se complementa
con la satisfacción equitativa y gratuita de servicios sociales
universales y otras prestaciones y beneficios”.
Con los nuevos decretos leyes publicados en la Gaceta Oficial el pasado
8 de mayo —el No.34 Del Sistema Empresarial Estatal Cubano, el No.36,
Modificativo de la Ley 105, Ley de Seguridad Social, y el 39,
Modificativo del Decreto 283 Reglamento de la Ley de Seguridad
Social— *no solo se abren compuertas a la transformación de la Empresa
Estatal Socialista, también se cierran muchas por donde escapaban el
sentimiento de pertenencia de sus trabajadores y el respeto y orgullo de
estos por la propiedad pública*, tan definitoria para el éxito y
perdurabilidad del socialismo.
Son 15 las medidas que se aprueban a favor de una empresa socialista más
sólida. Repasarlas permite verificar que muchas de ellas contemplan
sustanciales beneficios para los trabajadores, antes inexistentes:
Flexibilización de la distribución de utilidades, eliminando el límite
de hasta cinco salarios medios, sin condicionarlo al cumplimiento o
sobrecumplimiento de los indicadores directivos; creación de fondos para
financiar la estimulación, tanto individual como a colectivos, así como
para la compra y construcción de viviendas —uno de los más graves
problemas sociales del país—; se faculta al máximo órgano colegiado de
la entidad para aprobar el pago por distribución de utilidades a los
trabajadores que han sido sancionados por indisciplina durante el año,
con excepción de las medidas que se aplican cuando la violación es
considerada grave en los reglamentos disciplinarios.
Destacan entre las decisiones a favor de los trabajadores, que *cuando
estos se jubilen puedan ser contratados para ocupar igual cargo que el
que desempeñaban al momento de obtener su pensión, siempre que responda
al interés de la entidad*; *la modificación del cálculo de la pensión
para los trabajadores que una vez jubilados con 45 años o más de
servicios, se reincorporen al trabajo y laboren al menos cinco años o
más*, previa modelación del impacto de su aplicación en el gasto de la
Seguridad Social y autorizar la contratación de determinados servicios a
quienes laboran en la entidad, diferentes a los que realizan según sus
contratos de trabajo fuera de su jornada laboral, ajustando el ingreso a
recibir según el valor del servicio del que se trate, sin que se
considere salario a los efectos legales. Establecer un impuesto por el
ingreso que reciba el trabajador.
En hacer prevalecer lo anterior y que se haga con absoluta justicia, se
le ofrece la responsabilidad que merece y requiere —y que debe defender
con su autoridad—, a los sindicatos.
Seguramente no es todo a lo que puede aspirarse, pero no podría negarse
que resulta un gran paso hacia la dignificación del trabajo y los
trabajadores en Cuba. Un salto en medio de la urgencia de que los dueños
colectivos se adueñen.
In
GLOBAL RESEARCH
https://www.globalizacion.ca/cuba-empresa-estatal-socialista-los-duenos-se-aduenan/
17/5/2021
segunda-feira, 24 de maio de 2021
Cuba – Empresa estatal socialista: ¿Los dueños se adueñan?
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