Trabajo sin patrón en Europa
Cuatro experiencias de autogestión
Alioscia Castronovo y Elisa Gigliarelli
Diagonal
Repasamos las experiencias europeas más avanzadas en la recuperación de
fábricas por parte de los trabajadores
De Francia a Grecia, cuatro experiencias de recuperación de fábricas en Europa
muestran que se puede trabajar sin patrones.
Marsella. Fralib: el elefante victorioso
Hay un elefante en Francia que se ha transformado recientemente en un símbolo de
lucha. Es el elefante que aparece en el logo de un té muy conocido en la región,
producido desde hace 120 años en una fábrica, de nombre Fralib, situada en el
área metropolitana de Marsella, a 20 kilómetros de la ciudad. La multinacional
Unilever, dueña de la marca Thé Éléphant y también del té Lipton, decidió en
septiembre de 2010 cerrar la fábrica y trasladar la producción a Polonia, en
busca de mano de obra más barata.
182 trabajadores se quedaron en la calle. Pero reaccionaron rápidamente y
ocuparon la fábrica. Desde allí empezaron a reivindicar, apoyados por los
sindicatos, no sólo los salarios que les debían, sino también el derecho a
mantener sus puestos y a autogestionar la producción. Unas medidas acompañadas
de una campaña de boicot a la transnacional.
El 26 de mayo de 2014, tras más de 1.336 días de protestas y de ocupación de la
fábrica, los trabajadores de Fralib obtuvieron una victoria histórica en la
batalla legal contra Unilever, la cuarta empresa alimentaria más grande del
mundo.
Aunque Fralib no pudo conservar la marca Éléphant, en el mes de julio los
trabajadores lograron por fin retomar la producción del té y de las infusiones
de hierbas. Además, consiguieron que Unilever los indemnice con 20 millones de
euros por los daños causados por el cierre de la fábrica. Con este impulso, los
60 integrantes actuales de Fralib volvieron a sus puestos de trabajo en la
fábrica, esta vez bajo control obrero. Ahora no sólo trabajan sin patrón, sino
que han reemplazado los aromas químicos por productos naturales y orgánicos
provenientes de cooperativas de productores locales, en el ámbito de la economía
solidaria y alternativa.
“Éste es un proceso que no tiene vuelta atrás”, dice Rima, obrera de Fralib
desde hace varios años. Empezó a trabajar con contratos precarios. Ahora es
integrante de pleno derecho en la cooperativa. “Desde que empezamos esta lucha,
nos hemos dado cuenta de que estamos en una etapa muy importante con respecto a
nuestra libertad como trabajadores y ciudadanos; hemos necesitado mucha fuerza,
mucha energía, pero ahora tenemos que seguir adelante, sin detenernos ni tener
miedo”, concluye Rima.
Estambul. Kasova: “No es sueño, es necesidad”
La ciudad de Estambul ha vivido un año de movilizaciones multitudinarias a
partir de las resistencias del movimiento en defensa del parque Gezi, de los
sindicatos combativos y de muchas otras experiencias de lucha en contra del
autoritarismo del Gobierno, la explotación laboral, la especulación inmobiliaria
o la expropiación de los bienes comunes. La historia de los obreros de la
fábrica Kasova se ha desarrollado en este contexto, convirtiéndose en la primera
fábrica recuperada en Estambul desde los años 70. Esta experiencia ha
evolucionado en profunda relación con otras experiencias, entre ellas la de la
fábrica ocupada Greif, desalojada por la policía el pasado mayo, o el periódico
Karsi, ocupado y autogestionado por sus trabajadores.
La Diren Kasova (Kasova Resiste) se encuentra en Osmanbey, un barrio textil con
una fuerte tradición de lucha obrera, cerca de la plaza Taksim y del parque
Gezi. En los últimos seis meses de vida de esta fábrica textil, el antiguo dueño
empezó a bajar los salarios, a despedir trabajadores y a reducir el volumen de
producción. Cuando en 2013 la plantilla descubrió los planes del patrón, decidió
tomar la fábrica y defender las máquinas, enfrentándose y resistiendo a la
presión policial, a un intento de desalojo y a varias amenazas durante las
noches de toma.
Los obreros han suplido la falta de experiencia sindical con la solidaridad de
los vecinos y de varios grupos políticos. “En los meses de lucha se han
construido conexiones con los vecinos, que se dieron cuenta de las amenazas de
desalojo y empezaron a visitar la fábrica durante la toma. Al mismo tiempo, la
relación con el forum [asamblea] barrial ha ido creciendo en intensidad. Todo
esto ha sido clave, desde el principio, para el éxito de la lucha”, nos cuenta
Bulent, uno de los integrantes de Kasova. “Sin salarios y sin ningún tipo de
indemnización, fueron momentos muy difíciles”, dice. La solidaridad y el apoyo
popular, en particular de los forums, asambleas barriales surgidas desde el
movimiento de Gezi, junto a la determinación de la plantilla de Kasova, fueron
determinantes.
Actualmente, los obreros de Kasova luchan para que les devuelvan las máquinas
que consiguieron llevarse antes de la quiebra definitiva de la fábrica. La
necesidad de empezar a producir para garantizar ingresos para los integrantes de
la cooperativa es un tema vital, una urgencia económica, pero también política:
demostrar que es realmente posible producir sin patrones, en el marco de la
autogestión.
“Queremos empezar una campaña política para que nos reconozcan el derecho a
producir sin patrón –dice Bulent–. Queremos reducir el horario de trabajo,
mejorar nuestras condiciones de vida, trabajar de manera autogestionada: sabemos
que no es fácil, pero queremos intentarlo. No es un sueño, es la necesidad de
mantener un puesto de trabajo para sobrevivir de manera digna”.
Salónica. Trabajo sin patrón en Vio.Me
En Salónica, ciudad industrial del norte de Grecia, hace casi dos años que se
desarrolla una historia que se ha convertido en referencia obligada en toda
Europa. Es la historia de una fábrica abandonada por sus dueños, enseguida
olvidada por el Estado y el Gobierno, ignorada por el sindicalismo burocrático.
En esta fábrica, como en muchas otras de Grecia y el sur de Europa, los
trabajadores fueron despedidos cuando la empresa entró en quiebra. En 2011, los
trabajadores de Vio.Me, reunidos en asamblea general, decidieron tomar la
fábrica y gestionarla ellos mismos. La fuente de inspiración fueron, una vez
más, las empresas recuperadas argentinas.
“Gracias a la solidaridad pudimos recuperar lo nuestro, la dignidad de nuestras
familias, y seguir con pasión y fuerza en nuestra lucha”, dice Makis, uno de los
trabajadores de Vio.Me. Al igual que en el caso de Argentina, la recuperación de
esta fábrica de materiales de construcción hubiera sido imposible sin las redes
de apoyo y solidaridad de ciudadanos y movimientos sociales.
Los trabajadores de esta fábrica afirman que es necesario pensar la producción
en relación a las necesidades sociales. En primer lugar, en relación a las
necesidades de la plantilla, no sólo las económicas, sino también pensando en la
sostenibilidad del ritmo de trabajo, la seguridad, las relaciones sociales entre
ellos. La producción también debe estar pensada en relación a las necesidades de
la comunidad, de los grupos de apoyo de la fábrica, de los vecinos. Y también
del medio ambiente: hace más de un año, Vio.Me inició la producción de
detergentes ecológicos. La fábrica recuperada, afirman los trabajadores, es un
patrimonio común, no pertenece ni a un patrón ni a los obreros, sino que es
“parte de una lucha mas grande”.
El proceso de autogestión se concreta a través de prácticas cotidianas de
democracia directa, basadas en la participación del conjunto de los integrantes
de la cooperativa en la toma de decisiones. “Cada día nos encontramos en la
fábrica y decidimos en asamblea durante la primera hora de trabajo las
actividades del día”, nos cuenta Dimitris, otro trabajador de Vio.Me, “y una vez
al mes tenemos la asamblea general de todos los integrantes de la cooperativa,
en la que tratamos todos los temas de gestión, producción y las cuestiones
políticas en conjunto”. Entran a trabajar a las 7h y salen a las 15h. “Estábamos
acostumbrados a trabajar para otros. Ahora lo hacemos para nosotros”, dice
Alexandros, otro trabajador de Vio.Me.
Roma y Milán. Recuperando Officine Zero y Ri-Maflow
En Italia existen muchas experiencias que consiguieron gestionar de forma
diferente la producción, reinvertir las ganancias y transformarse en
cooperativa. Pero destacan dos experiencias innovadoras surgidas de las
resistencias contra las políticas neoliberales: Officine Zero, en Roma, y
Ri-Maflow, en Milán.
El proyecto de reconversión de Officine Zero surgió de la lucha llevada a cabo
en la fábrica RSI, un taller de reparación de ferrocarriles situado en el barrio
de Casalbertone, a un kilómetro de Tiburtina, la nueva estación de los trenes de
alta velocidad de la capital. La fábrica quebró en 2011 por la crisis del sector
ferroviario público y por la deficiente gestión de los propietarios, que
paulatinamente habían bajado la producción y despedido a buena parte de la
plantilla.
El 20 de febrero de 2012, los últimos 33 obreros despedidos decidieron tomar la
fábrica exigiendo el pago de sus salarios. Durante esta lucha consiguieron un
fuerte apoyo de las redes barriales, de los centros sociales ocupados y del
movimiento estudiantil. La fábrica se abrió a la sociedad y empezó un proceso
político asambleario llamado la “idea loca”, un proyecto de lucha y trabajo en
común entre diferentes sectores laborales, a partir del apoyo a la lucha obrera
contra la patronal y con el objetivo de crear un proceso de recuperación del
espacio de forma colectiva y cooperativa.
El resultado de estas asambleas es el proyecto Officine Zero –“cero explotación,
cero patrones y cero contaminación”–, basado en la recuperación de la fábrica y
su reconversión productiva en base a diferentes proyectos laborales
cooperativos. Lo que une estas experiencias diferentes es la búsqueda de otro
modelo de relaciones sociales y laborales, basados en la autogestión y la
cooperación.
La construcción de una alternativa concreta se articula entre varios proyectos
de la fábrica: talleres artesanales, un proyecto de reutilización y reciclaje de
las máquinas que han sido recuperadas y reactivadas por los antiguos obreros de
la fábrica y nuevos integrantes del proyecto y un espacio de common working.
Además, hay una ‘casa’ estudiantil autogestionada y un comedor popular. Otro
proyecto surgido en la fábrica es la Camera del Lavoro Autonomo e Precario, con
asistencia legal gratuita como forma de experimentación del sindicalismo
metropolitano, organizado desde abajo y basado en la solidaridad, la lucha común
y la conexión entre trabajadores precarios.
El mismo tema de la reutilización y el reciclaje es fundamental también en el
proyecto de otra fábrica recuperada en Italia, la Ri-Maflow, de Trezzano sul
Naviglio, cerca de Milán. Esta fábrica fue tomada por los obreros para evitar el
vaciado de las instalaciones y que se llevaran las máquinas. La mayoría de los
obreros despedidos participan en la cooperativa y han abierto la fábrica a la
comunidad a través de la feria de segunda mano, que se ha transformado en un
espacio fundamental de la economía solidaria a nivel territorial.
Nexos entre las fábricas recuperadas
En el último año, se han producido dos momentos de encuentro para construir un
espacio político de conexión, debate y solidaridad entre las fábricas
recuperadas europeas. El primero se produjo en noviembre de 2013, en Roma, en el
encuentro Agora99. El segundo, en la fábrica recuperada Fralib, en enero de
2014, donde obreros de empresas recuperadas, activistas, militantes e
investigadores de Europa y América Latina se reunieron para conectar
experiencias y analizar los límites y los desafíos de nuevas experiencias de
sindicalismo de base, imaginando la construcción concreta de redes de
solidaridad para fortalecer la autogestión.
Con el nombre de Encuentro regional euro-mediterraneo de Economía de los
trabajadores, se generó un espacio de debate, investigación e intercambio
impulsado por el programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires y
su director Andrés Ruggeri, en donde participaron obreros, activistas,
investigadores desde Europa y América Latina. En estos días fue presentada por
Darío Azzellini la página web sobre control obrero workerscontrol.net. El
próximo, encuentro internacional será en Venezuela en julio 2015.
Alioscia Castronovo, Elisa Gigliarelli. Integrantes del grupo de investigación
sobre empresas recuperadas de Officine Zero (Roma)
Fuente:
https://www.diagonalperiodico.net/panorama/23621-trabajo-sin-patron-europa.html
In:
Rebelión
http://rebelion.org/noticia.php?id=188585
19/8/2014
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