sábado, 23 de setembro de 2017
Se abre paso la verdad sobre la caída de la URSS
Arthur González
En el año 2000 Mijaíl Gorbachov confesó durante un discurso en la universidad
norteamericana de Turquía:
“El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo…mi esposa me apoyó
plenamente y lo entendió incluso antes que yo […] para lograrlo logré encontrar
compañeros de lucha, entre ellos A.N. Yakovlev y E. A. Shevardnadze”.
Recientemente la CIA desclasificó algunos documentos donde se afirma que “el
magnate financiero George Soros y la CIA, ayudaron a Gorbachov a proporcionar la
posterior disolución de la URSS”.
Sobre ellos el analista y ex empleado de la NSA, Agencia de Seguridad Nacional,
Wayne Madsen, afirmó que el multimillonario George Soros, proporcionó en 1987
cobertura económica, al gobierno de Mijaíl Gorbachov, a través de una ONG de la
CIA conocida como el Instituto de Estudios de Seguridad Este-Oeste, IEWSS, por
sus siglas en inglés.
La información expone que Soros y la CIA promovieron la difusión de dos términos
orquestados desde Occidente en aquellos años, la “perestroika” (apertura) y la
“glásnost” (transparencia) para que ambas sirvieran como ente desestabilizador
en acelerar la desaparición de la URSS.
Esos documentos de la CIA prueban que lo sucedido no fue producto de un acto
“espontáneo y democratizador” de Gorbachov, debido a que el sistema socialista
estaba “agotado y quebrantado”, como quieren hacerle creer al mundo.
En Turquía el propio Gorbachov afirmó:
“Para lograrlo aproveché mi posición en el Partido y en el país, tuve que
sustituir a toda la dirección del PCUS y de la URSS, así como a la dirección de
todos los países socialistas de Europa”.
La verdad es que fue la CIA con el dinero de la Organización Soros, quien diseñó
y ejecutó esa gran operación, con todo el apoyo del entonces líder soviético.
El ex analista Wayne Madsen asegura que el plan diseñado para eliminar el bloque
socialista de Europa oriental fue organizado por dos copresidentes del IEWWS de
Soros, Joseph Nye, economista de Harvard, y Withney MacMillan, presidente del
agro multinacional Cargill, quien había mantenido relaciones comerciales con la
Unión Soviética en los años setenta del siglo XX.
No satisfechos con los resultados alcanzados, en 1991 la CIA y Soros centraron
sus esfuerzos en provocar un fuerte golpe en la nueva Federación de Rusia,
estimulando el separatismo en sus regiones con el fin de debilitarla al máximo.
El informe de Nye y MacMillan augura el fin de la Unión Soviética y los
elementos del nuevo modelo para las futuras relaciones de Moscú con Estados
Unidos, para pasar a la era capitalista, y, según ellos, “cualquier nueva
evaluación de las relaciones de Occidente con una Unión Soviética aperturista,
tiene que partir de una posición de fuerza en vez de un equilibrio de poder”.
El informe del IEWWS fechado en 1987, y su aplicación práctica, fue una forma
incruenta de ir despedazando a la URSS por etapas.
En dicho documento se exhorta a Occidente a tomar ventajas respecto de la
agonizante Unión Soviética, en el nuevo mapa geopolítico que se avecinaba, en
particular en el Tercer Mundo, un área que hasta entonces había sido de
influencia soviética.
Madsen apunta que Soros y sus aliadas organizaciones de “derechos humanos”,
trabajaron activamente para destruir la Federación de Rusia, apoyaron los
movimientos independentistas en Kuzbass (Siberia), a través de los derechistas
alemanes que buscaban restaurar Konigsberg y Prusia Oriental, y estos
financiaron a nacionalistas lituanos y de otras repúblicas autónomas y regiones
como Tatarstán, Osetia del Norte, Ingushetia, Chechenia, entre otras, con el
propósito de estimular el separatismo en las llamadas Repúblicas Autónomas
Socialistas Soviéticas.
La actividad injerencista de Soros contra Rusia no se ha detenido, se ha
incrementado provocativamente a través de sus bases operativas repartidas en los
territorios aledaños, en particular Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania,
Finlandia, Suecia, Moldavia, Georgia, Azerbaiyán, Turquía, Rumania, Mongolia,
Kirguistán, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán, unido a grupos de corte
terroristas en coalición con fascistas ucranianos y neonazis moldavos sionistas.
Recientemente, el presidente ruso Vladimir Putin expulsó a varias organizaciones
de Soros como, la Fundación Open Society Foundation y otras ONG de la CIA que
operaban en similares circunstancias en territorio ruso, incluidas la NED
(Fundación Nacional para la Democracia), el Instituto Republicano Internacional,
la Fundación MacArthur y la Freedom House, considerándolas como indeseables y
una amenaza para la seguridad del Estado ruso.
No por gusto Mijaíl Gorbachov fue premiado con el Nobel de la Paz, pues siguió
diligentemente las orientaciones de la CIA y de George Soros.
La CIA no descansa y pretende eliminar todo vestigio de socialismo en la tierra,
por eso sus planes contra Cuba y ahora en Venezuela, donde nada es casual ni por
obra y gracias del espíritu santo, pero como dijo San Juan: 8-32, “Y conoceréis
la verdad y la verdad os hará libres”.
Por eso cada día el mundo comprueba de lo que son capaces los yanquis para
lograr sus intereses hegemónicos y las mentiras que tejen, creando patrones
preconcebidos entre las grandes masas mediante sus campañas de prensa; de ahí
que sabiamente José Martí afirmara:
“ Hallar una verdad regocija tanto como ver nacer un hijo ”.
* Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del
Blog El Heraldo Cubano.
In
REBELION
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231801
21/9/2017
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