quinta-feira, 14 de setembro de 2023

La Totalidad: décadas de debates y el retorno de la Naturaleza

 


  El marxismo es la única tradición intelectual capaz de abarcar de
  forma integrada la totalidad de lo que es necesario comprender
  para entender nuestro mundo.


**

HELENA SHEEHAN, HISTORIADORA DE LA CIENCIA (UNIVERSIDAD DE DUBLÍN)

¿Cómo es que los autores marxistas clásicos pudieronabordar un abanico
de cuestiones tan sorprendente? En la convocatoria de una reciente
conferencia sobre Federico Engels, los organizadores sugirieron posibles
temas para explorar el legado de Engels: la clase, el
género, la naturaleza, la ciencia, la religión, el colonialismo,
capitalismo y socialismo… [1]. Se podría haber añadido muchos más. Lo
mismo podría decirse de Karl Marx, V. I. Lenin, Nikolai Bujarin y muchos
más autores. ¿Qué les permitió abarcar un abanico de temas tan amplio?

Por supuesto, mucha gente discute de muchas cosas, pero ¿las engloban en
una perspectiva coherente? Muy a menudo, no. Hay una diferencia entre
pensamiento disperso y pensamiento sistémico, entre eclecticismo y la
síntesis, entre el pluralismo y el holismo, entre un batiburrillo de
nociones variadas y una visión del mundo coherente y global.

Es el pensamiento sistémico, la síntesis, la totalidad lo quecaracterizó
el enfoque de los teóricos mencionados y sigue siendo lo mejor de lo que
se ha venido a llamar “el marxismo”.

La totalidad es un proceso continuo, no algo estático o acabado. El
verbo /totalizar/, más que el sustantivo /totalidad/, capta mejor su
carácter abierto, siempre en lucha, en proceso. Es una actividad más que
un objeto. Es una orientación hacia el todo, no una concepción
finalizada del todo. Es una forma de pensar que se esfuerza siempre por
comprender cada fenómeno dentro del todo palpitante y el complejo nexo
de sus interacciones.

Existe una larga historia de controversia en torno al concepto de
totalidad, tanto dentro del marxismo como en la cultura intelectual más
amplia que lo rodea. La versión de esa historia que me propongo esbozar
aquí está en desacuerdo con la versión que muchos otros marxistas
propondrían.

El énfasis en el concepto de totalidad suele asociarse a esa tradición
que tan imprecisamente se designa como “marxismo occidental”. Cuando me
dispuse a preparar este artículo, recordé que había reseñado un libro
titulado/Marxism and totality /(/Marxism and totality/) cuando salió por
primera vez en 1984 [2]. Lo saqué de mi estantería y empecé a hojearlo a
través de mis subrayados y notas en los márgenes, muchas de las cuales
decían «No». Martin Jay subtituló su libro /Las aventuras de un concepto
desdeLukács a Habermas/.

Para empezar, yo no empezaría con Georg Lukács ni acabaría con
Jürgen Habermas (si es que llegara a incluir a Habermas). Jay situó su
historia intelectual del concepto de totalidad del marxismo enteramente
dentro de la tradición marxista occidental, excluyendo casi todo lo que
yo insistiría en incluir e incluyendo mucho de lo que yo excluiría,
excepto a modode contraste polémico.

La tradición marxista occidental articuló una filosofía que ponía un
fuerte énfasis en la totalidad comenzando en Marx y saltando a Lukács y
la Escuela de Frankfurt, rápidamente adoptada por la Nueva Izquierda de
los años sesenta y continúa hoy con una versión posmodernizada
del marxismo, pasando por alto o excluyendo deliberadamente—incluso
distorsionando—a Engels,Lenin y Bujarin, así como toda la filosofía
soviética, de Europa del Este y
de los partidos comunistas. Toda estalínea de desarrollo del
marxismo, que yo considero el marxismo de la corriente dominante, es
ignorada o caricaturizada como marxismo /diamat /o vulgar.

La versión marxista occidental del marxismo era la que predominaba en
las universidades cuando yo llegué a la mayoría de edad, pero no en el
movimiento en el que yo también militaba, aunque también hizo
incursiones en el movimiento. En Gran Bretaña, esto se podía ver en las
páginas de /New Left Review/, y finalmente también en /Marxism Today/.
Inicial y brevemente me incliné por la corriente marxista
occidental, pero luego ligué mi suerte con la otra, precisamente porque
buscaba la totalidad.

La tradición marxista occidental trazó una línea de separación tajante
entre Marx y Engels, presentando a Marx como un pensador profundo,
complejo, crítico y humanista y a Engels como un burdo, reduccionista y
positivista de segunda fila.

A veces, se ensalzaba a un Marx antropocéntrico en contraste con un
Engels cientificista, del que se burlaban. Se afirmaba que Engels se
había alejado de Marx al pasar de un método crítico de análisis social a
una /Weltanschaaung/, un sistema filosófico global que abarcaba tanto la
naturaleza como la sociedad y se basaba en gran medida en las ciencias
naturales.

En mi libro /Marxism and the Philosophy of Science /(/El marxismo y la
filosofía de la ciencia/), revisé la extensa literatura que examina la
relación entre Marx y Engels y, en particular, las obras que alegan que
Engels llevó a Marx en una dirección que caracterizaron como traición,
parodia, decepción y engaño. No encontré ninguna base textual o
contextual para estas afirmaciones y presenté unasólida argumentación a
favor de una armonía básica entre Marx y Engels en
cuestiones filosóficas, así como una defensa de la posición de Engels
sobre la filosofía y la ciencia. [3]

Por supuesto, había diferencias notables en sus antecedentes, estilos de
vida, estilos literarios y énfasis temáticos, pero se veían a sí mismos
compartiendo una posición básica y comprometidos en un proyecto común,
que Marx llamó «nuestro trabajo».

Terrell Carver se ha convertido en un prominente y prolífico exponente
de la posición que alega la falta de armonía entre Marx y Engels. [4] Él
y yo fuimos los dos oradores principales en la reciente conferencia
sobre Engels (/Engels en Eastbourne/, junio de 2023), abordando a Engels
desde perspectivas muy diferentes, aunque élrelajó su posición en esta
ocasión y yo defendí de lleno la mía.

No voy a entrar aquí en todos los vericuetos del asunto, porque hay
textos recientes que ponen al día este largo debate [5]. Creo que por
fin se ha invertido la tendencia y que últimamente se aprecian más
lascontribuciones positivas de Engels, especialmente en cuestiones
relacionadas con la filosofía, la naturaleza y las ciencias naturales.
Creo que la conferencia /Engels en Eastbourne/ fue una de las muchas
manifestaciones de ello.

Al mismo tiempo, siempre hay nuevas afirmaciones de la disparidad entre
Marx y Engels, la última de las cuales es contraponer un Marx ecológico
e incluso decrecentista a un Engels productivista y progresista. [6] En
el número de junio de 2023 de /Monthly Review/, John Bellamy Foster
presentó argumentos contra la afirmación de Kohei Saito de que Engels
suprimió deliberadamente las reflexiones de Marx sobre la ruptura
metabólica y sus implicaciones ecológicas en favor de su propio enfoque
de la naturaleza y la ciencia natural. Foster sostiene que no hubo tal
supresión y que las posiciones de Marx y Engels sobre la naturaleza, la
ciencia natural y la ecología soncomplementarias y no
contradictorias. [7] Estoy de acuerdo.

Lamento que Saito, cuya importante labor a la hora de defender la
relevancia del marxismo para la ecología, llegando incluso a escribir un
libro superventas en Japón sobre /El capital en el antropoceno/, haya
vuelto a plantear este debate ya casi descartado sobre la relación
Marx-Engels y la armonía (o falta de ella) en sus puntos de vista sobre
la ciencia y la naturaleza.

Sin embargo, Saito no niega el compromiso de Marx con la ciencia natural
y su adhesión a una filosofía de la naturaleza. Al contrario, subraya la
profunda implicación de Marx en este ámbito y su creciente toma de
conciencia de hasta qué punto la destrucción ecológica es inherente al
modo de producción capitalista. Saito se sitúa dentro de la tradición
que afirma que el marxismo es una filosofía de la naturaleza, así como
de la sociedad.

Básicamente, creo que los marxistas deben avanzar en el tratamiento de
las crisis de nuestro tiempo pensando de una manera que sea empírica,
dinámica e integradora, sin quedar  demasiado atrapados en la exégesis
textual (aunque a veces es necesaria). No tenemos por qué
justificar cada matiz de nuestro análisis de los problemas del siglo XXI
en las obras de los pensadores del siglo XIX, por mucho que les debamos.
Marx y Engels vivieron en una época en la que el capitalismo industrial
estaba en auge y aportaba muchas cosas progresistas, aunque lo hiciera
a un terrible coste de injusticia social ydegradación medioambiental.

Sí, es posible ver en su obra las bases del ecosocialismo. Incluso
si algunos pasajes tiran en la dirección del comunismo del
decrecimiento, todavía tenemos que pensar en un camino a seguir en
términos de las fuerzas en movimiento en nuestro propio tiempo. Existe
un complejo debate, en el que los marxistas están desempeñando un papel
destacado, sobre la necesidad de volver a priorizar la producción en
unmanera radical y sostenible. [8]

Tal como yo lo veo, tanto Marx como Engels pusieron gran énfasis en la
importancia de las ciencias naturales e insistieron en la unidad de
método, rechazando firmemente un método para la ciencia y otro para la
vida. Ambos rechazaron el dualismo naturaleza/historia y vieron
la naturaleza como un todo en el que la humanidad y su historia son
dimensiones dinámicas. Insistiendo en la unidad orgánica de la humanidad
y la naturaleza, y haciéndolo como si previera la desastrosa ruptura
metabólica que se está produciendo en la crisis planetaria de
nuestro tiempo, Engels advirtió:

“ /Sin embargo, no nos halaguemos demasiado por nuestras victorias
humanas sobre la naturaleza: …Así, a cada paso se nos recuerda que no
dominamos la naturaleza como un conquistador sobre un pueblo extranjero,
como algo que está fuera de la naturaleza, sino que nosotros, con carne,
sangre y cerebro, pertenecemos a la naturaleza y existimos en medio de
ella, y que todo nuestro dominio de ella consiste en que tenemos la
ventaja sobre todas las demás criaturas de poder aprender sus leyes y
aplicarlas correctamente [9]./

/A quienes trazaban una línea divisoria entre la conciencia y la
naturaleza, respondía que los productos del cerebro humano eran también,
en última instancia, productos de la naturaleza. Propuso «una visión
global de las interconexiones en la naturaleza mediante los
hechosestablecidos por la propia ciencia natural empírica… con el fin de
llegar a un sistema de la naturaleza a la altura de nuestro tiempo». [10]/

Sí, Engels extendió un método crítico de análisis social a un sistema
filosófico global que abarcaba tanto la naturaleza como la sociedad. No
creía que bastara con esbozar la economía política del capitalismo,
plantear una visión de un orden social alternativo y construir
unmovimiento para promover esa crítica y esa alternativa. Creía que
estos esfuerzos debían basarse en una visión global del mundo que
abarcara todo lo que existe, desde los átomos hasta las estrellas.

Estoy argumentando que no sólo Marx estuvo de acuerdo con esto, sino que
también lo estuvo toda una línea de desarrollo ininterrumpido dentro de
la tradición marxista. Argumento, además, que esto representa lo mejor
de esta tradición, porque es el enfoque más coherente y completopara
conceptualizar el mundo. Es el único camino hacia una
totalidad fundamentada. La oposición a ella está plagada de miopía,
contradicción y parcialidad. No hay totalidad sin materia,
sin naturaleza, sin ciencia.

La tradición derivada de Engels, de la que orgullosamente formo parte,
es un materialismo procesual, interaccionista e integrador. Es una
filosofía que afirma que nada puede entenderse excepto en términos de su
patrón dinámico de interconexiones con todo lo demás. Se opone a
losmodelos de pensamiento estáticos, atomistas y flotantes. Es una
filosofía que da pleno alcance a la conciencia y a la voluntad, pero con
plena conciencia de su inextricable materialidad.

A lo largo de toda la historia del pensamiento siempre ha habido quienes
optaban por una forma de pensar desconectada y pluralista frente a
quienes aspiraban a ver el todo en la medida de lo posible. Dentro de la
izquierda, siempre ha habido quienes han defendido una o varias
cuestiones, pero que no sentían la necesidad del tejido conectivo
intelectual de una visión integrada del mundo.

Me resulta difícil de entender, porque, incluso de niña, yo buscaba
comprender el todo y, a medida que me desarrollaba, me encontraba
perpleja ante quienes optaban por ir dando tumbos de una cosa a otra sin
tratar de ver lo que yo llamaba «la visión de conjunto». Lo que me ha
parecido aún más sorprendente ha sido encontrar esto incluso dentro del
marxismo.

Esta tendencia estuvo presente desde el principio, primero en oposición
directa a Marx y Engels entre sus contemporáneos. Luego, durante la II
Internacional, algunos de cuyos intelectuales volvieron
al /M//ethodenstreit /neokantiano, trazando una línea tajante entre la
historia y la naturaleza y entre las humanidades y las ciencias
naturales—básicamente, un fundamento para la naturaleza y otro para la
vida. Frente a ellos, otros, como Lenin y Georgi Plejánov, defendían
una filosofía integral «fundida en una sola pieza de acero» [11].

En la Unión Soviética de los años veinte, hubo un animado debate de las
diferencias de énfasis dentro del marxismo acerca de las raíces de
éste en la historia de la filosofía, en particular la
tradición hegeliana, frente a su basamento en las ciencias naturales.
Aun así, incluso los más inclinados a una versión más hegeliana del
marxismo defendieron a Engels y la dialéctica de la naturaleza frente a
los críticos [12].

En la /Comintern/, más amplia, fue de otro modo. Gran parte del debate
convergió en torno a la publicación de /Historia y conciencia de
clase /de Lukács en 1923 [13]. Este año se cumplen cien años, y hay
varios actos conmemorativos y números especiales dedicados a ella.

En el congreso de /Materialismo Histórico/ celebrado en Atenas en abril
de 2023 hubo toda una corriente dedicada a ella titulada «Las mil y una
noches de la totalidad: un maratón de /historia y conciencia de
clase/«, aunque la mayoría de las ponencias se centraron en aspectos
particulares del pensamiento de Lukács, y no en el debate sobre la
totalidad.

En su libro de 1923 Lukács afirmaba que el método dialéctico sólo se
aplicaba a la historia y a la sociedad y no podía extenderse a la
naturaleza, exonerando de ello a Marx y acusando de ello a Engels.
Aunque Lukács se había hecho comunista, seguía preso tanto del
neohegelianismo como del neokantianismo, de tal modo que tomaba la
totalidad de G. W. F. Hegel pero eldualismo de Immanuel Kant, quedando
así atrapado en una contradicción central.

Para Lukács, la totalidad era una cuestión de conciencia, de intuición
fenomenológica, y un todo previo del que podían deducirse los
particulares, no algo que comenzara con los particulares y avanzara,
tanto inductiva como deductivamente, hacia generalizaciones
totalizadoras, como lo fue para Marx,Engels y gran parte de la tradición
posterior. La obra de Lukács en esta época estaba impregnada de un
desdén por las ciencias naturales y todo el ámbito de la investigación
empírica, como era típico del medio intelectual del queprocedía.

Lukács reflexionó más tarde que era una época en la que las
transformaciones histórico-mundiales luchaban por encontrar expresión
teórica y se encontró encarnando tendencias intelectuales
contradictorias en el proceso de su propia transformación política e
intelectual.[14].

La tormenta de controversia de los años veinte se desató en las revistas
teóricas, pero también en el V Congreso Mundial de la Internacional
Comunista, cuando Grigori Zinóviev arremetió contra algunos
intelectuales, entre ellos Lukács, por revisionismo teórico. En una
historia complicada, Lukács se retractó y permaneció dentro del
movimiento comunista, mientras que la tradición marxista occidental
asumió la posición que Lukács había abandonado. Lo
hizo distanciándose no sólo del movimiento comunista sino también del
activismo de izquierdas, en diferentes grados y con diferentes
pensadores. [15]

Tendían a demorar en abstracciones teóricas, en un mundo de ideas
sobre ideas y textos sobre textos, no suficientemente impregnados por el
anclaje epistemológico del activismo real o la investigación empírica.
Aunque para Lukács el proletariado de esta época era el portador de la
conciencia revolucionaria, se parecía más al /Weltgeist /hegeliano que a
la clase obrera viva, que respira, de la experiencia histórica.

La tradición marxista occidental estaba atrapada en las antinomias
neokantianas, especialmente en el abismo entre ciencias naturales y
humanidades, entre naturaleza e historia, entre materia y conciencia. Su
totalidad era esencialmente un concepto antiempírico. Daban mucha
importancia a la crítica del positivismo, que era necesaria, pero
tendían a confundir positivismo y ciencia y, por tanto, a dejar todo el
ámbito de las ciencias naturales en manos del positivismo, ignorando
la existencia de una visión antipositivista de la ciencia desarrollada
en el seno del marxismo.

Hicieron mucho hincapié en la conciencia y la cultura, a menudo con
análisis ricos y perspicaces, pero dichos análisis siempre
fueron deficientes debido a su desconexión con la naturaleza y la
ciencia natural. A su totalidad le faltaba siempre una dimensión
crucial. [16]

El marxismo occidental era una posición mantenida en gran medida por
intelectuales universitarios, que se consideraban más sofisticados que
los que adoptaban lo que llamaban marxismo vulgar, con Engels presentado
como el primer marxista vulgar y la Unión Soviética y los partidos
comunistas retratados como los instrumentos de institucionalización de
esta vulgaridad. Ernst Bloch acogió con satisfacción el libro de Lukács,
pero predijo que otros no lo harían, señalando a los rusos como
ignorantes de la tradición filosófica alemana y de pensar «como perros
incultos » [17].

La tradición marxista dominante—la que procede de Engels y se fundamenta
en la ciencia—era también la posición de algunos intelectuales
universitarios, muchos de los cuales eran científicos. Era, además, la
posición de muchos activistas de la clase obrera, algunos trabajando en
la construcción todo el día y asistiendo a conferencias sobre
materialismo dialéctico por la noche.

A veces, eran relativamente poco sofisticados, pero no siempre. A veces
recitaban leyes de la dialéctica como los niños recitan oraciones y
poemas, pero los había que reflexionabanseriamente e incluso daban
buenas conferencias y escribían buenos libros. Esta versión del marxismo
era también la ortodoxia decretada por el Estado y una posición adoptada
de forma oportunista allí donde los partidos comunistas estaban en el
poder. De hecho, a veces el trabajo de escritores, filósofos y
científicos serios era vigilado por apparatchiks, algunos de los cuales
eran matones.

Estos pensadores no sólo fueron criticados, sino purgados e incluso
fusilados. Las sociedades socialistas se tomaban la filosofía muy
en serio, pero cuando la batalla de las ideas se entrelazaba con las
luchas por el poder, y esto podía tener consecuencias imprevistas e
inclusodesastrosas. Así que, sí, esta corriente del marxismo podía ser
vulgar, incluso mortal, pero no puede reducirse a estas manifestaciones.

Lukács forjó un camino a través de estos tiempos difíciles en los que
las polémicas se entrelazaban con las purgas. Para él, el concepto de
totalidad era la esencia del marxismo. El problema era qué tipo de
totalidad.

Hubo y hay muchas totalidades desde Parménides hasta Hegel, incluidas
las religiones monoteístas mundiales. La esencia del marxismo en la
línea principal de desarrollo es, en efecto, la totalidad, pero es un
tipo específico de totalidad, enraizada en la materia y en la
investigaciónempírica de la materia, un materialismo dinámico e integrador.

Lukács, en su filosofía temprana, volvía a un idealismo alejado de la
materia y de la investigación empírica. Era una totalidad falsa, porque
excluía la naturaleza y distorsionaba la historia al no conceptualizarla
en su conexión dinámica con la naturaleza. Lukács admitió más tarde que
la tendencia a considerar el marxismo exclusivamente como una teoría de
la sociedad y repudiarlo en cuanto que teoría de la naturaleza golpeaba
las raíces de la ontología marxista.

Lukács estaba comprometido con la totalidad y con trascender la red de
contradicciones en el corazón del pensamiento burgués. Arrojó mucha luz
sobre las antinomias de la conciencia burguesa. En su teoría de la
novela, sostenía que la novela busca la totalidad, pero no la consigue,
debido a la fragmentación y disonancia características de la época y al
carácter contradictorio de la existencia burguesa. Sin una visión del
mundo, afirmaba, es imposible narrar adecuadamente. [18] Era cierto
entonces, y sigue siéndolo ahora.

Lo que prevaleció en la Unión Soviética y en la /Comintern/ fue un
enfoque sintético, que encontró quizás su mejor expresión en las
ponencias presentadas por la delegación soviética al /Congreso
Internacional de Historia de la Ciencia/celebrado en Londres en 1931.
Bujarin, Boris Hessen, Nikolai Vavilov, Boris Zavadovsky y otros
expusieron enérgicamente una visión audaz de la unidad de la ciencia y
su lugar dentro de una filosofía integral que abarcaba todo lo necesario
para comprender los trascendentales acontecimientos de la época. También
criticaron duramente todas las demás posiciones filosóficas en liza, así
como la suposición de que la ciencia podía funcionar bien sin
filosofía [19].

Algunos de los participantes británicos sintieron que estos documentos
cristalizaban todo lo que se había estado agitando en ellos y luchando
por una expresión teórica. Impulsaron esta visión en sus trabajos
posteriores y crearon un movimiento en torno a ella. Varios de ellos
eran ya científicos de renombre mundial que consideraban que la
tradición derivada de Engels, Lenin y Bujarin dabasentido a la ciencia
de una forma que nada más lo tenía.

En la mente altamente integrada de J. D. Bernal, la ciencia, la
filosofía y la política estaban unidas de tal manera que cada una sólo
podía entenderse como parte de una totalidad interconectada. Lo
importante de la filosofía de la ciencia de Engels, según Bernal, era
que veía la naturaleza como un todo y como un proceso.

Bernal veía en el materialismo dialéctico la base no sólo de un
movimiento revolucionario, sino una fuerza para el perfeccionamiento de
la ciencia. Aportó orden y perspectiva a la ciencia e iluminó su camino
hacia adelante.

El materialismo dialéctico no se impuso a la ciencia experimental desde
fuera de ella, sino que fue un método para coordinar los resultados de
los experimentos y señalar el camino hacia otros nuevos, un método
desarrollado en y a través de la ciencia. Era una ciencia de las
ciencias, que superaba la especialización y construía una imagen global
del conocimiento existente. No puede haber coherencia en la ciencia sin
una visión del mundo, y no puede haber credibilidad en una visión del
mundo que no esté basada en la ciencia. El bernalismo fue atacado desde
muchos frentes, y él se enzarzó en una fuerte polémica contra las
críticas tanto positivistas como idealistas de esta posición
filosófica [20].

Hubo otros, como J. B. S. Haldane, otro científico de fama mundial. Su
impulso sintetizador—que se extendía más allá de la ciencia, llegando a
una teoría de todo, desde la caída de una piedra hasta las imaginaciones
de un poeta—encontró un hogar en el marxismo.

Un crítico de su libro /The Marxist Philosophy and the Sciences /(/La
filosofía marxista y las ciencias/)/ /señaló que Haldane, al convertirse
en marxista, se sumergió a través de toda la gama del conocimiento
humano, como si dijera «Ábrete sésamo», viéndolo todo bajo una luz nueva
y más clara. Haldane veía el marxismo como el método científico aplicado
a la sociedad, que expresaba la unidad de todo el conocimiento y
analizaba los mismos procesos fundamentales entrelazados entre sí en
cada corte transversal de la naturaleza y la sociedad. [21] Lo mismo le
ocurría a Joseph Needham, que desarrolló su teoría de los niveles
integrativos bajo la influencia del marxismo [22].

Un contemporáneo suyo que no se movía en círculos académicos—que, de
hecho, abandonó la escuela a una edad temprana y más tarde se afilió al
Partido Comunista de Gran Bretaña (CPGB)—promovió esta visión de la
totalidad con la ciencia como dimensión esencial. Christopher
Caudwell leyó mucho, buscando constantemente la síntesis.

En el marxismo encontró y promovió la visión integrada del mundo que
había estado buscando. Escribió brillantes textos teóricos,
publicadospóstumamente tras su muerte en la Guerra Civil española.Tanto
si escribía sobre poesía como sobre física o filosofía, penetraba hasta
lo más profundo, iluminando de un modo nuevo toda la vasta red de
interconexiones [23].

Al igual que Lukács y la corriente marxista occidental, Caudwell puso un
énfasis considerable en el análisis de la conciencia burguesa, pero lo
hizo de una forma más fundamentada e integrada. Mostró cuánto más
poderoso era un análisis de la conciencia y la cultura cuando se
perseguía con una orientación verdaderamente totalizadora, que
comprendiera dónde encajaban lanaturaleza y la ciencia en el panorama.

Argumentó que la burguesía había llevado a un nuevo nivel el dualismo
inherente a la sociedad de clases debido a su separación ilusoria de
la conciencia individual de las matrices natural y social de su
existencia, generando así en la filosofía una separación cada vez más
aguda del individuo y la sociedad, de la historia y la naturaleza, de la
mente y la materia, y de la libertad y la necesidad,
haciendo indisoluble la relación fundamental sujeto-objeto.

Para Caudwell, esta contradicción tiene su origen en la división social
del trabajo. Debido a que la clase pensante se había alejado cada vez
más de la clase trabajadora, se produjo una creciente fragmentación
intelectual y desorientación cultural. La teoría y la práctica estaban
separadas en la conciencia porque estaban separadas en la realidad
social, provocando la distorsión de ambas.

Exploró el modo en que esto ocurría, no sólo en la política, la economía
y la literatura, sino también en la biología y la física. Vio que cada
disciplina se desgarraba en contradicciones que no podían resolverse
dentro de ninguna disciplina, sino sólo dentro de una síntesis más
amplia. Para él, la crisis de la física era un problema de la metafísica
de la física. La ciencia experimental estaba generando un creciente
cuerpo de conocimientos que no podía encajar en los marcos teóricos
existentes.

La ciencia, de hecho toda la cultura burguesa, era incapaz de asimilar
los descubrimientos que realizaba y de controlar las fuerzas que
desencadenaba, debido a la falta de una cosmovisión integrada. Esta
cosmovisión sólo podía fundarse en una nueva matriz social, generada por
los elementos más ilustrados de la clase pensante cuando hacían causa
común con la clase obrera, fusionando sus conocimientos con los basados
en la experiencia vital delproletariado. La conciencia del todo no se
revelaba en la contemplación, sino que se forjaba en el trabajo social.
Por eso Caudwell participó activamente en las luchas del East End de
Londres y en el campo de batalla del Jarama en España.

También es la razón, diría yo, por la que el activismo político es
epistemológicamente importante y por la que siempre hay algo que falta
en aquellos que se definen como marxistas pero que nunca lo llevan fuera
de las universidades, las revistas y las conferencias. Una
mayor proporción de los intelectuales de la tradición que
estoy describiendo eran más activos políticamente que los de la
otra tradición.

Mi propia generación, en general, se benefició de una marea ascendente,
y muchos de nosotros fuimos la primera generación de nuestras familias
en ir a la universidad. Sin embargo, esto también significó para muchos
perder el contacto con el mundo del trabajo, especialmente el
trabajo manual. La Nueva Izquierda teorizaba a menudo de una forma
alejada del trabajo, de la economía y de la ciencia. También despreciaba
los logros de las generaciones anteriores y se mostraba hostil a los
partidos comunistas y a los países socialistas [24].

En Gran Bretaña, incluso los que se hicieron marxistas (incluso los que
se unieron al CPGB) tendieron a descartar a esta generación anterior de
marxistas británicos y a favorecer a la Escuela de Frankfurt. Luego se
subieron a la ola del posmodernismo, atacando cada vez más latotalidad,
el economicismo, el cientificismo, el determinismo, el análisis de clase
y los países socialistas, mientras celebraban el pluralismo, el
individualismo y el consumismo, desmembrando el conjunto que hizo del
marxismo lo que era.

Una vez estuve hablando en un acto del CPGB en una polémica contra estas
tendencias y defendiendo el marxismo como una visión totalizadora del
mundo en la que la ciencia, la economía y el análisis de clase eran
fundamentales. La presidenta comentó queestaba asombrada por mi
combativa confianza, y varios oradores de la sala me denunciaron
por totalitarismo.Convirtieron /Marxism Today /en una revista que
difícilmente podía considerarse marxista, por amplia que fuera la
definición. Luego liquidaron el partido [25].

Gran parte de esta tradición se desarrolló en Gran Bretaña. Marx,
Engels, Bernal, Haldane, Caudwell y otros vivieron y escribieron en Gran
Bretaña. Bujarin, Zavadovsky y otros hicieron presentaciones memorables
de su visión allí. El libro de Jay desestimaba de pasada lo que
él llamaba «marxismo inglés», decretándolo insular y positivista con una
fuerte aversión a generalizar conceptos. Creo haber demostrado lo
inexacto que era ese juicio [26].

Mientras tanto, había una línea ininterrumpida que impulsaba la visión
totalizadora a partir de los principios fundacionales esbozados por Marx
y Engels, que asimilaba los nuevos desarrollos de la ciencia, la
economía, la filosofía, la política y la cultura, y entraba en polémica
contra las tendencias destotalizadoras que crecían con más fuerza cada
década.

Durante mi vida, un tercio del mundo estaba en manos de Estados que
profesaban su adhesión al marxismo. No creo que ser la ideología oficial
de un Estado de partido único haya sido siempre saludable para el
desarrollo creativo de esta tradición. Definitivamente, no es el camino
del futuro.Sin embargo, no debemos olvidar que, durante gran parte de la
historia del mundo, quienes gobernaron lo hicieron no sólo mediante la
fuerza militar, sino incrustando sus visiones del mundo a través de
estructuras rituales, educativas y de gobierno.

En aquellos países que seautodenominaban socialistas e
institucionalizaban el marxismo, algunos creían activamente en
el marxismo, otros lo aceptaban pasivamente, otros fingían
oportunistamente aceptarlo y algunos disentían de él. Cuando estos
regímenes cayeron, algunos renunciaron al marxismo, mientras que otros
se adhirieron a él en circunstancias difíciles, ya que sus instituciones
fueron depuradas y clausuradas y pasaron de ocupar posiciones
influyentes a llevar una vida marginal.

No obstante, en todo momento hubo filósofos, científicos, escritores e
incluso apparatchiks serios que avanzaron en esta exploración de las
implicaciones filosóficas de las ciencias naturales, algunos
específicamente en el área de la ecología [27].

Los nombres de V. I. Vernadsky,Alexander Oparin, Vladimir Sukachev, Ivan
Schmalhausen, Y. M. Uranovsky, Mikhail Budyko, I. P.Gerasimov, Evgeny
Federov, A. D. Ursul, T. I. Oizerman, Herbert Hörz y Radovan Richta,
entre otros, puede que no fueran muy conocidos por la izquierda
occidental, lo que no impidió ésta desechara preventivamente el trabajo
de estos científicos como vulgar /diamat/. Incluso ahora, muchos
izquierdistas occidentales muestran poco interés por cualquier filósofo
de Oriente, excepto Evald Ilyenkov, Karel Kosik o Bloch, aquellos que
consideran que tienenmás en común con la tradición marxista occidental.

Los occidentales que tomamos en serio a los pensadores orientales y nos
relacionamos con ellos a menudo nos enfrentamos a la hostilidad, la
indiferencia o la incomprensión del medio en el que vivimos y luchamos
por ganarnos la vida. El posmodernismo barrió la escena y
despreció nuestras totalidades, desdeñando nuestras grandes narrativas.

En una conferencia académica en la década de 1990, Terry Eagleton
comentó que, como marxista masculino de mediana edad, a veces se sentía
como una criatura en un zoológico donde había un cartel que
advertía «Cuidado: totaliza y reduce». Sin embargo, encontramos lugares
donde nuestras voces podían ser escuchadas y nuestros puntos expuestos,
ocasionalmente incluso en las alturas icónicas de las instituciones
dominantes. Eagleton era profesor en Oxford y Richard Lewontin, Richard
Levins yStephen Jay Gould eran profesores en Harvard. Levins reiteraba
constantemente que «la verdad es el todo» y lo exploraba en nuevos
ámbitos, como la teoría de la complejidad [28].

Por cierto, no considero que el althusserianismo forme parte de esta
corriente que enfatiza el papel de la ciencia dentro del marxismo.
Aunque afirma una especie de totalidad y cientificidad, es más una
cuestión de proclamación que de práctica. Su noción de ciencia es
abstracta y esclerótica y no está comprometida de forma significativa
con la ciencia real. Además, una totalidad sin historicidad es otra
falsa totalidad.

En cuanto a Engels y toda la corriente que desarrollaba el marxismo como
filosofía de la naturaleza y de la ciencia en continuidad con una
filosofía de la historia, veo que en los últimos tiempos se está
produciendo un resurgimiento de esto. Kaan Kangal considera que el
debate sobre Engels ha amainado debido a la desaparición de la
UniónSoviética y el fin de la antigua Guerra Fría. Otros autores a lo
largo de los años también lo han relacionado con el anticomunismo. Creo
que éste es un factor. Sin embargo, hay otras razones.

Principalmente, creo, es debido a la crisis ecológica de nuestros
tiempos que hay una mayor atención a la naturaleza, a la interacción
humana con la naturaleza y a la necesidad de una filosofía integrada
subyacente. Actualmente hay muchos marxistas en este campo, que citan
la relevancia de los análisis de Marx, Engels y los marxistas
posteriores en el pasado sobre la interfaz humano-natural, al tiempo que
esbozan los contornos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad,
la erosión costera y los muchos síntomas de un desastre ecológico inminente.

 Foster ha desempeñado un papel destacado en este sentido, combinando un
importante trabajo de historia intelectual que traza la genealogía del
ecosocialismo, al tiempo que revive la teoría de Marx de la ruptura
metabólica y la aplica al franqueo de los límites planetarios en la
época del Antropoceno [29].

Dado que las fuerzas de la naturaleza nos presionan de forma tan
palpable y que la materia sigue estando ahí de forma tanto brutal como
deliciosa—por muy alejados que los intelectuales crean estar de ella—,
se ha producido una especie de retroceso de las teorías que no consiguen
llegar a comunicar con la naturaleza y con la materialidad. Gran parte
de ellas se tambalean, inventando neologismos, recirculando viejas ideas
como si fueran recién descubiertas, o proponiendo abstracciones débiles
y flácidas donde se necesitan conceptos explicativos más fuertes
y profundos.

Todavía recelosos de la causalidad material y del determinismo
científico, estos intelectuales proponen nociones nebulosas de
rizomas, embrollos, haces, ensamblajes, potencialidades, redes,
hiperobjetos, cuasiobjetos, lo que sea. Yo pregunto: ¿Alguna de
estastendencias—la ontología orientada al objeto, la teoría del
actor-red, el posthumanismo o el ‘nuevo materialismo’—explica algo que
el marxismo no pueda explicar mejor? El ‘nuevo materialismo’,
por ejemplo, es algo pálido y macilento comparado con la rica y robusta
versión marxista.

El marxismo posmodernista puede parecer más sofisticado y contemporáneo
si mira a Bruno Latour y pasa por alto a Engels, pero ¿cuál de ellos nos
ayuda realmente a navegar por el terreno de nuestro tiempo y cuál nos
arrastra a «una orgía en el fango»? Esta vívida imagen procede de la
crítica de Andreas Malm a Latour [30].

Hay muchos debates tanto entre marxistas y no marxistascomo entre
marxistas. Así debe ser. Hay muchos asuntos monumentales en juego y
rápidas revelaciones de los detalles y la escala del inminente desastre
medioambiental, así como de futuras pandemias. El papel de la naturaleza
yla ciencia natural nunca ha sido tan abrumadoramente evidente.

Sin embargo, los hechos y las previsiones sobre las emisiones de carbono
y la degradación del clima, así como sobre la replicación de los virus y
el desarrollo de las vacunas, no pueden entenderse correctamente sin una
filosofía integradora de la naturaleza y la ciencia y unaeconomía
política del capitalismo.

Sólo el marxismo proporciona esto. Dentro de esto, hay divergencias
sobre las estrategias para la izquierda, con algunos pasando del
concepto de ecosocialismo al de comunismo del decrecimiento. Hay muchos
desarrollos contemporáneos que abordar y enfoques alternativos que sopesar.

Mi argumento es el siguiente: el marxismo es la única tradición
intelectual en la escena capaz de abarcar de forma integrada y
fundamentada la totalidad de lo que es necesario comprender
para entender y hacer frente a nuestro mundo. El marxismo ha
desarrollado esto en una línea ininterrumpida desde la época de Marx y
Engels hasta ahora, aunque la corriente dentro de esta tradición que lo
ha hecho de forma más creíble y completa ha sido marginada tanto por la
cultura occidental dominante como por otras corrientes dentro del
marxismo [31].

En el centro de esta tradición marxista dominante estaba y está la
totalidad real. No hay totalidad sin naturaleza, sin ciencia. No hay
totalidad sin historia, política, economía y cultura. Tal vez nunca haya
sido tan difícil perseguir esa totalidad porque las presiones
desotalizadoras de la época son muy fuertes.

Los modos de pensamiento dominantes en nuestro tiempo, las
diversas formas de positivismo y posmodernismo—actualmente presentes
sobre todo en formas degeneradas—son tanto renuncias a la totalidad como
juegos a la pluralidad, discontinuidad, aleatoriedad y fragmentación y,
en última instancia, falta de sentido e impotencia.

Los esfuerzos por superar esto desembocan más a menudo en el
eclecticismo que en la síntesis. Sin sentar las bases de una visión
integrada del mundo, que sea a la vez materialista y holística, patinan
por lasuperficie de los fenómenos y nunca llegan a los patrones
centrales de interconexión o a la forma del todo.

Esto tiene sus raíces en la naturaleza del capitalismo tardío: el
sistema que enmascara la naturaleza de sí mismo como sistema; el sistema
que bloquea sistemáticamente el pensamiento sistémico; el sistema que
impulsa la desintegración que engendra la decadencia.

Vivimos en una época de profunda decadencia, evidente en todas partes,
desde la parálisis ante la crisis ecológica hasta la capitulación de
gobiernos, universidades y medios de comunicación dominantes ante el
poder, pasando por muchas manifestaciones de enfermedades
mentalesmasivas y el ruido vacío de los juegos de ordenador, la
telerrealidad y el concurso de la canción de Eurovisión. Los síntomas
mórbidos y los monstruos se multiplican. El capitalismo es decadente
y, sin embargo, sigue siendo dominante.

¿Qué hacer al respecto? La primera prioridad es ver claramente la forma
del conjunto. Lo siguiente es hablar y escribir sobre ello con claridad.
Lo siguiente es organizarse en torno a ello.

Los marxistas, desde el principio, han estado haciendo esto, y ahora hay
más necesidad que nunca de hacerlo. Puede que seamos marginales en
relación con las abrumadoras fuerzas de confusión y destrucción que se
alzan contra nosotros, pero los márgenes también están en alguna parte.
Tenemos que habitarlos y salir de ellos. Delo contrario, la confusión
y la destrucción quedan sin respuesta.

Debió de haber momentos en el que Marx y Engels se sintieron marginados
de su época y de todo lo que ocurría fuera de su control. No tenían ni
idea de qué perdurable tradición intelectual y qué poderoso movimiento
surgirían de sus esfuerzos. Tenemos que mantener esto en marcha, sea
cual sea el futuro que pueda surgir de él.

*NOTAS*

1. Este artículo es una versión revisada de un discurso pronunciado en
la conferencia Engels in Eastbourne el 2 de junio de 2023

2. Martin Jay, /Marxism and Totality /(Cambridge: Polity Press, 1984).

3. Helena Sheehan, /Marxism and the Philosophy of Science /(Atlantic
Highlands: Humanities Press, 1985), chapter 1.

4. Terrell Carver, /Marx and Engels: The Intellectual
Relationship /(Bloomington: Indiana University Press, 1983).

5. Kaan Kangal, /Friedrich Engels and the Dialectics of Nature /(London:
Palgrave, 2020); Paul Blackledge, “Engels vs. Marx?: Two Hundred Years
of Frederick Engels,” /Monthly Review /71, no. 1 (May 2020): 21–39; John
Bellamy Foster, “Engels and the Second Foundation of Marxism,” /Monthly
Review /75, no. 2 (June 2023): 1–18.

6. Kohei Saito, /Marx in the Anthropocene /(Cambridge: Cambridge
University Press, 2023).

7. Foster, “Engels and the Second Foundation of Marxism.”

8. Véase el número de Julio–Agosto de 2023 de /Monthly
Review /sobre “Decrecimiento planificado”

9. Frederick Engels, /Dialectics of Nature /(Moscow: Progress
Publishers, 1934), 180.

10. Frederick Engels, /Ludwig Feuerbach and the End of Classical German
Philosophy /(Moscow: Progress Publishers, 1946), 46–47.

11. Sheehan, /Marxism and the Philosophy of Science/, chapters 2 and 3.

12. Sheehan, /Marxism and the Philosophy of Science/, chapter 4.

13. Georg Lukács, /History and Class Consciousness /(London: Merlin
Press, 1967).

14. Lukács, “Preface to the New Edition” in Lukács, /History and Class
Consciousness/.

15. Sheehan, /Marxism and the Philosophy of Science/, chapter 5.

16. Sheehan, /Marxism and the Philosophy of Science/, chapter 5.

17. Ernst Bloch, “Akualitat und Utopie zu Lukács,” /Der Neue
Merker /(October 1923).

18. Georg Lukács, /Marxism and Human Liberation /(New York: Dell
Publishing, 1973).

19. I. Bukharin, ed., /Science at the Crossroads /(London: Frank Cass
Publishers, 1971).

20. D. Bernal, “Engels and Science,” /Labour Monthly /17, no. 6 (1935):
506–13 and J. D. Bernal, “Dialectical Materialism and Modern
Science,” /Science & Society /2, no. 1 (1937): 58–66.

21. B. S. Haldane, /The Marxist Philosophy and the
Sciences /(Birmingham: University of Birmingham, 1938); Andrew
Rothstein, “Vindicating Marxism,” /Modern Quarterly/, no. 3 (1939).

22. Joseph Needham, “Integrative Levels,” /Modern Quarterly/, no. 1 (1938).

23. Christopher Caudwell, /Studies and Further Studies in a Dying
Culture /(New York: Monthly Review Press, 1971) y Christopher
Caudwell, /The Crisis in Physics /(London: Verso Books, (2018)

24. Helena Sheehan, /Navigating the Zeitgeist /(New York: Monthly Review
Press, 2019).

25. Helena Sheehan, /Until We Fall /(New York: Monthly Review Press, 2023).

26. Jay, /Marxism and Totality/, 4.

27. John Bellamy Foster, /Capitalism in the Anthropocene /(New York:
Monthly Review Press, 2022), 316–37.

28. Tamara Awerbuch, Maynard S. Clark, y Peter J. Taylor, /The Truth Is
the Whole: Essays in// //Honor of Richard Levins /(Cambridge,
Massachusetts: The Pumping Station, 2018).

29. John Bellamy Foster, /The Return of Nature /(New York: Monthly
Review Press, 2020).

30. Andreas Malm, /The Progress of This Storm /(New York: Verso, 2018),
187; Helena Sheehan, “Between Nature and Society,” /Monthly Review /69,
no. 10 (March 2018): 59–61.

31. Helena Sheehan, “Marxism, Science, and Science Studies,” /Monthly
Review /74, no. 1 (May 2022): 35–48.

Em
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2023/09/14/__trashed-4/
14/9/2023

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