quinta-feira, 5 de setembro de 2019

Cómo EEUU desmanteló Brasil



Vicky Peláez

Los estrategas norteamericanos y sus 1.777 'think tanks' están
concentrados permanentemente en buscar métodos para mantener su
hegemonía mundial y en especial preservar para su uso exclusivo las
inmensas riquezas naturales de América Latina y el Caribe, a los que
consideraba su 'patio trasero'.

/"Solamente los muertos están contentos en Brasil". /


Sin embargo, en el caso de Brasil, que siempre ocupó un lugar
privilegiado como aliado incondicional de Washington, se le terminó toda
ventaja cuando llegaron al poder los gobiernos populistas de Luiz Inacio
Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Desde el día que Lula da Silva asumió la presidencia, los 'grandes
manipuladores' de la democracia: la CIA, la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA), Soros Quantum Hedge Fund y el Grupo Stonebridge (ASG) de
la ex secretaria de Estado norteamericano, Madeleine Albright,
promovieron una guerra mediática contra el populismo brasileño a nivel
mundial y nacional.

En Brasil, 551 medios de comunicación pertenecientes a seis familias que
controlan el 98% de la información divulgada en el país escribieron
miles de artículos y presentaron un sinnúmero de informes de TV en los
que acusaban al gobierno populista de ser corrupto, ineficiente, incapaz
de terminar con la violencia, vendido a los chinos, etc.


De acuerdo con el periodista norteamericano y exempleado de la NSA,
Wayne Madsen, la lucha contra el populismo se intensificó después de
asumir Dilma Rousseff su segundo mandato en 2014. La Fundación Soros, la
Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por
sus siglas en inglés), la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y
cientos de ONG usaron organizaciones como Vem Pra Rua, el Movimiento
Brasil Libre para desatar protestas callejeras y tratar de convertirlas
en un tipo de Revolución de Colores. No lograron 'crear' una
'revolución', pero sí desestabilizaron al país.

La CIA y la NSA infiltraron, de acuerdo con The Real Agenda News
<https://real-agenda.com/soros-cia-push-brazilian-color-revolution/>, no
solamente instituciones judiciales, legislativas y al propio Gobierno
sino que reclutaron a varios líderes de movimientos sociales, inclusive
penetraron el Partido de los Trabajadores (PT) en el Gobierno, se
contactaron con servicios de inteligencia militar, con los directivos
del Banco Central y con ejecutivos de Petrobras.

Lo interesante fue que después de comprobarse por varios estudios
geofísicos que frente a Río de Janeiro, en el mar a una profundidad de
2.000 metros, hay más de 100.000 millones de barriles de petróleo, en
mayo de 2013 el vicepresidente de EEUU en aquel entonces, Joe Biden, fue
a Brasil para convencer a Dilma Rousseff de dar permiso a las
corporaciones energéticas norteamericanas y participar en la explotación
de aquel yacimiento de oro negro.


El representante norteamericano recibió una respuesta negativa y desde
que Biden regresó a su país con las 'manos vacías', las protestas contra
el Gobierno de Rousseff se intensificaron y la aceptación de la
presidenta bajó estrepitosamente del 70 al 30%, según los medios de
comunicación. Inmediatamente a Dilma Rousseff la implicaron en el
escándalo de Petrobras por recibir aparentemente de esta corporación
estatal dinero usado para 'comprar' votos en el Congreso. Nada de esto
fue probado pero el proceso de 'impeachment' contra la presidenta arrancó.

Los impulsores de la destitución de Dilma Rousseff, el presidente de la
Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y el presidente del Senado, Renan
Calheiros, después de hacer varias consultas con el Departamento de
Estado norteamericano promovieron la acusación contra la presidenta de
violar normas fiscales para maquillar las finanzas del país. En Brasil,
estas decisiones fiscales se conocen como 'pedaladas fiscales' y
consisten en usar fondos de bancos públicos para cubrir gastos de
programas que están bajo la responsabilidad del Gobierno. No había
ningún gobierno brasileño que no recurriera a esta práctica. En
realidad, este método lo han estado utilizando prácticamente todos los
gobiernos del mundo en el transcurso de la historia para cubrir gastos
urgentes.


Sin embargo, el 'impeachment' de Dilma Rousseff fue sancionado en
Washington y el 31 de agosto de 2016 después del voto en el Senado, la
primera mujer presidenta en la historia del país fue destituida. Dos
horas después, Michel Temer, que hasta aquel momento era el presidente
interino, se transformó en seguida de vicepresidente y aliado de Dilma
en su enemigo y el nuevo presidente de Brasil después de jurar
apresuradamente el cargo.

¿Por qué EEUU tiene el ojo puesto en Brasil?
<https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201806291080015569-visita-mike-pence-brasil-cosmodromo-alcantara/>
Poco tiempo después, uno de los principales autores de la destitución de
Dilma Rousseff, Eduardo Cunha, fue condenado a 15 años de prisión por
tener en Suiza cinco millones de dólares provenientes de sobornos por un
contrato de Petrobras. El presidente del Senado, Roman Calheiros, tuvo
que pasar por 11 investigaciones en la corte suprema por corrupción,
lavado de activos, desvío de dinero y fraude público, pero el Tribunal
Supremo de Justicia lo absolvió milagrosamente de todas las acusaciones.
A la vez, 34 legisladores que votaron por el 'impeachment' de la
presidenta terminaron en la cárcel junto con 51 políticos acusados de
corrupción y lavado de dinero.

Así, después de una larga 'labor' encubierta, Washington logró terminar
con el populismo en Brasil e instalar a un presidente a su gusto, Michel
Temer, que en seguida promovió un proyecto elaborado por el Fondo
Monetario Internacional, que él mismo bautizó como el 'Plan Puente al
Futuro'.


Este plan incluye el recorte de gasto público para los programas
sociales de vivienda, educación y combate de la pobreza; reforma del
sistema jubilatorio y flexibilización de las leyes laborales y
aprobación de un 'contrato intermitente', que se caracteriza por
ausencia de jornadas fijas regulares sino esporádicas, de acuerdo a la
necesidad del empleador; cierre del programa 'Mi Casa — Mi Vida', que
permitía a los trabajadores adquirir su casa propia; revisión del
Sistema universal de Salud Pública; privatización de aeropuertos,
carreteras, ferrocarriles y empresas energéticas estatales al estilo de
Alberto Fujimori en Perú o Mauricio Macri en Argentina. Hace poco el
Gobierno anunció 34 licitaciones y subastas de bienes públicos.

Desde la llegada de Temer al poder en 2016, Brasil va camino a su peor
ciclo de crecimientos de los últimos 100 años. La expansión del Producto
Interno Bruto (PIB) en 2017 era solo de 1% y para 2018 los economistas
pronostican un crecimiento del 1,47%, según el Instituto de
Investigación Económica Aplicada. Tal es la situación en el país que el
70% de los brasileños considera a Michel Temer como el peor presidente
desde el retorno del país a la democracia en 1985.

Los únicos contentos con su llegada al poder son los oligarcas
nacionales y los dueños de las transnacionales energéticas y
militar-industriales, pues Temer les está ofreciendo las riquezas
nacionales a cambio de una simple promesa de inversiones e interés en
una cooperación militar. También está feliz el Pentágono que por fin se
acerca a su meta de instalarse en la Amazonía brasileña, algo que no
logró ni con el Gobierno militar.


Para alcanzar todo esto, los norteamericanos no escatimaron dinero para
sus operaciones abiertas y en especial, encubiertas. Según documentos de
Edward Snowden, desde 2002 la CIA y la NSA instalaron en conjunto dos
estaciones de espionaje y de interceptación de la comunicación
electrónica SCS (Special Collection Service) llamado en privado 'College
Park'. Precisamente sus datos fueron usados tanto en la Operación Lava
Jato, como en la destitución de Dilma Rousseff y el encarcelamiento de
Lula da Silva.

Brasil: los intereses de Estados Unidos detrás de la decisión contra
Lula
<https://mundo.sputniknews.com/firmas/201804051077631873-america-latina-brasil-eeuu/>
Las mismas estaciones conectadas al sistema Primary Fornsat Collection
Information (La Red de Interceptación Global de la NSA) fueron
instaladas en la Ciudad de Panamá, Ciudad de México, Bogotá y Caracas,
de acuerdo a la información revelada por Snowden (estas estaciones están
operando actualmente en 88 países, según Electroslaces.net).
Precisamente, estos sistemas SCS permitieron a Estados Unidos interferir
en las elecciones de 41 países de 1946 a 2000, de acuerdo al estudio de
Carnegie Mellon University. Tras analizar los últimos acontecimientos en
el mundo, podríamos decir sin equivocarnos que estas interferencias ya
pasaron para 2018 el número 50 de lejos.

A pesar de que los fallidos regímenes populistas representados por
Cristina Fernández en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil, Rafael Correa
traicionado en Ecuador por su aliado, Lenín Moreno, todos estos líderes
populistas proclamaron una política de 'Equilibrio y Reconciliación'
entre pobres y ricos. No obstante, las élites nacionales toleraron esta
política mientras no interfería seriamente con sus ganancias y la
rechazaron inmediatamente cuando las condiciones económicas ya no les
convenían. Al mismo tiempo, EEUU ha percibido desde el principio que el
populismo sería aprovechado en términos geoeconómicos por China y Rusia.
En el caso de Brasil, a Washington le irritó inmediatamente la membresía
del país en BRICS y el apoyo de Dilma Rousseff a la creación de una
nueva moneda de reserva.


Después, cuando el Gobierno brasileño inició la colocación de cables de
fibra óptica a través del Atlántico hacia Europa para lograr su propio
sistema de telecomunicación independiente de EEUU, inclusive su internet
para evitar la interceptación por la NSA, la Casa Blanca se puso en alerta.


Finalmente, todos estos hechos colmaron la paciencia norteamericana y
aceleraron el golpe judicial legislativo contra Dilma Rousseff y de paso
contra Lula da Silva que se proyectaba como un favorito para las
elecciones presidenciales programadas para el próximo 7 de octubre. El
candidato de la CIA, NSA y Soros para las elecciones de 2014, Aecio
Neves, no está participando en esta contienda electoral, pero la otra
favorita del trío, mencionado para las elecciones anteriores, Marina
Silva, se está presentando como candidata aunque está bastante 'quemada'.

Para la agencia Bloomberg News, los más visibles candidatos a la
Presidencia actualmente son Jair Bolsonaro, un excapitán de las Fuerzas
Armadas que representa a la extrema derecha del Partido Social Liberal
(PSL), cuyo índice de aceptación aumentó después de sufrir un atentado;
lo sigue Marina Silva de Unidas para Transformar Brasil (REDE); y el
heredero político de Lula da Silva, Fernando Haddad, del Partido de los
Trabajadores (PT) quien es doctor en filosofía. Ultimamente está
creciendo la aceptación de Geraldo Alckmin del Partido de la
Socialdemocracia Brasileña (PSDB) debido al apoyo de los empresarios. En
fin, nada está claro y todo indica que habrá una segunda vuelta el
próximo 28 de octubre. Se espera también que un 20% de los votantes se
abstenga de dar su voto.


En todo caso, será el pueblo quien decida, como dijo alguna vez Lula da
Silva, si seguirán a "los críticos del PT que piensan que debemos
empezar el día pidiendo a EEUU permiso a estornudar o a Europa, permiso
dee toser" o ser un país orgulloso, independiente y soberano.

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/LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK/


In
SPUTNIK
https://mundo.sputniknews.com/firmas/201809201082115911-como-eeuu-desmantelo-brasil/
20/9/2018

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