terça-feira, 30 de dezembro de 2014

Adiós a la clase media, bienvenidos al precariado



J. P. Velázquez-Gaztelu (ELDIARIO.es)

La crisis acelera la desaparición de la estructura social heredada de la
Revolución Industrial.

La quiebra de la clase media es una de las consecuencias de mayor impacto
económico, social y político que nos deja la crisis. Se trata de un fenómeno que
afecta a casi todo el mundo industrializado, pero en cada lugar adquiere
características propias. España es uno de los países donde ha surgido con más
fuerza una nueva clase: el precariado, integrado por ciudadanos condenados de
por vida a la inestabilidad laboral y personal. Las estadísticas muestran que la
tormenta financiera desatada en 2008 ha traído consigo un rápido aumento de las
desigualdades de renta, con el consiguiente ensanchamiento de la brecha entre
ricos y pobres. La reducción de esas desigualdades se presenta como uno de los
grandes retos del Siglo XXI.

Dos foros coincidieron esta semana en Madrid en abordar esta cuestión desde
perspectivas distintas, pero con numerosas coincidencias.

La Fundación Encuentro, presidida por José María Martín Patino, presentó su 21º
Informe España, en el que alerta de un paulatino debilitamiento de la clase
media debido a tres factores: la mayor vulnerabilidad socioeconómica, el
empeoramiento de las condiciones de vida de los hogares y los recortes sociales.
Según el informe, estamos asistiendo al empobrecimiento de capas sociales que
hasta hace poco disfrutaban de un nivel aceptable de bienestar social y de
condiciones materiales de vida dignas. La disminución de los ingresos de los
hogares españoles pertenecientes a las clases medias y bajas ha venido
acompañada de una mayor acumulación de la renta total por parte de aquellos con
niveles económicos más altos. Aunque no puede predecirse aún la desaparición de
la clase media, su erosión es cada día más evidente.

El desempleo y la pérdida de las rentas procedentes del trabajo (fruto de los
recortes salariales) están ocasionando una transformación radical en la forma de
vida de las familias españolas. El informe constata que el aumento del paro ha
expulsado de la clase media a muchas personas, que han visto caer drásticamente
sus ingresos y han pasado a percibir como única renta la prestación por
desempleo o el subsidio para parados de larga duración. La comparación con el
resto de Europa no deja a España en buen lugar. Solo Rumania tiene mayores
índices de pobreza. España también viaja en el furgón de cola en lo que se
refiere a la desigualdad, solo por detrás de Rumania y de Grecia.

El fenómeno, advierte la Fundación Encuentro, no solo tiene repercusiones
económicas, sino también culturales, sociales y políticas. “Lo que está en juego
es la pervivencia de un modelo social basado en las ideas de ciudadanía, equidad
y calidad democrática”, sostiene el informe, que recuerda que las clases medias
han sido durante décadas una pieza clave en la estabilidad del sistema
democrático por su aspiración a la modernización y a un proyecto social
equitativo. “El resultado es el creciente divorcio entre poder y política”.

Según la Fundación Encuentro, se ha producido en los últimos años un “claro
desplazamiento” de poder hacia las esferas financieras con la complicidad de
buena parte de los partidos políticos. La quiebra de la clase media, afirma el
trabajo, hay que situarla en un contexto de defensa de modelos sociales
enfrentados: uno basado en las ideas de ciudadanía, equidad y calidad
democrática, y otro cuyo objetivo es la maximización del desarrollo y la
acumulación de recursos por parte de determinadas élites a costa de la
desigualdad, dejando en situación de carencia material a amplios sectores de
población.

Uno de los grandes expertos en el tema, Guy Standing, catedrático de la
Universidad de Londres y confundador de la red Mundial de Renta Básica, presentó
su último libro, Precariado. Una carta de derechos, publicado en España por
Capitán Swing. Standing explicó los profundos cambios que, a su juicio, están
produciéndose en la estructura de clases nacida en la Revolución Industrial.

Standing distingue seis clases en la nueva estructura social:

1.La plutocracia ubicada en la cima, que acapara buena parte de los recursos.

2. Una élite que obtiene sus ingresos principalmente de las rentas del capital
(acciones, bonos, depósitos…).

3. Una clase bien formada con trabajo por cuenta ajena bien remunerado y
seguridad económica.

4. El proletariado tradicional, con empleo a tiempo completo y resignado a
permanecer en esa situación de por vida.

5. El precariado, condenado a la inestabilidad laboral con sueldos de
supervivencia.

6. El lumpen precariado, al margen de cualquier actividad laboral y sin apenas
prestaciones por parte del Estado.

El precariado es la clase que crece a mayor velocidad y a la que Standing
dedica buena parte de su trabajo académico. Para el profesor británico, se trata
de un grupo social muy demandado por las grandes corporaciones por tratarse de
mano de obra barata y de fácil despido. Para el precariado, la inestabilidad en
el terreno laboral y vital es la norma, no la excepción. Sus integrantes están
condenados a lo que el autor llama una “incertidumbre crónica”. Quienes
pertenecen a esta clase saltan continuamente de un trabajo temporal a otro y
pasan la mayor parte de su tiempo buscando empleo y haciendo contactos, por lo
que pierden el control de sus propias vidas y se ven sumidos en un estado de
frustración permanente. El precariado ha caído en la “trampa de la pobreza”, con
sus integrantes convertidos en una especie de “suplicantes” que demandan
constantemente ayuda de sus familiares, su círculo de amistades y el Estado.

En el terreno político, Standing destaca que el precariado se alejado de
posiciones de centro-izquierda y centro-derecha para ocupar nuevos espacios
ideológicos. Según Standing, los pertenecientes al precariado se dividen en tres
facciones:

1. Aquellos cuyos padres formaban parte de la clase obrera tradicional, que
miran al pasado en busca de tiempos mejores. Muchos de ellos culpan de sus males
a los inmigrantes y a otras minorías, y políticamente se inclinan hacia la
extrema derecha.

2. Las minorías y los inmigrantes, que tienden a mantener la cabeza agachada
para no despertar las iras de los sectores más intolerantes de la sociedad.

3. Los mejor formados, las mujeres, los discapacitados, los defensores del
medioambiente… Aquellos a quienes la sociedad prometió una carrera profesional
satisfactoria que nunca se hizo realidad. Es el grupo mayoritario del precariado
y es a sus integrantes, según Standing, a quienes deben dirigirse los nuevos
movimientos progresistas como Podemos, en España, o Syriza, en Grecia.

Argenpress
http://www.argenpress.info/2014/12/adios-la-clase-media-bienvenidos-al.html
19/12/2014

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