domingo, 5 de dezembro de 2021

Historiador Húngaro: “hay que recuperar a Lenin”

 

 



*EL PERIODISTA ALEX ANFRUNS ENTREVISTA A TAMÁS KRAUSZ* AUTOR DEL LIBRO
“RECONSTRUYENDO A LENIN”*

*/En su libro “Reconstruyendo a Lenin” defiende que el legado teórico y
político de Lenin sigue siendo de verdadero interés para las fuerzas
políticas de izquierda, y que sólo después de la desaparición de la URSS
podemos entender mejor su pensamiento. ¿Qué dicen sus investigaciones
sobre esta cuestión?/*

Tamás Krausz: Entre 1895 y 1916 Lenin analizó las características
fundamentales del capitalismo ruso y mundial a nivel histórico y
teórico. En lo que respecta a la esencia de su análisis histórico,
comprendió – y de una manera que es válida hasta hoy – las principales
características del desarrollo histórico ruso como, usando el término de
Arrighi, la semi-periferia del sistema mundo. Rusia incorporaba al mismo
tiempo casi todas las contradicciones del sistema.

Simplificando y, en resumen: en el capitalismo feudal ruso la burguesía
rusa no desempeña un papel político independiente, sino que se subordina
al autoritarismo zarista. Lenin llegó a la conclusión que las
perspectivas revolucionarias que se habían abierto para la burguesía de
Occidente, en los siglos anteriores, ahora se abrían para el movimiento
obrero. Estas tareas revolucionarias sólo podían ser llevadas a cabo por
el proletariado y los campesinos sin tierra. Era posible llevar a cabo
tanto las tareas burguesas como las socialistas, no en cooperación con
la burguesía, sino en lucha con ella. Por cierto, esto es lo que separó
a Lenin de Plejánov y de los mencheviques que aún creían en la
revolución democrático-burguesa.

Hoy podemos ver cuánta razón tenía Lenin: 30 años después del
desmantelamiento de la Unión Soviética aún no hay una burguesía
democrática en Rusia. Pero, Lenin también concluyó que, si Rusia
permanecía sola podría convertirse en su opuesto: podría convertirse en
una fuente de interminables dificultades, porque durante el zarismo el
80% de la población no sabía leer ni escribir.

Los análisis de Lenin son instructivos también para la semi-periferia de
nuestro tiempo: no hay otra alternativa sino un /segundo tipo de
socialismo/, un socialismo basado en la democracia social. No es
casualidad que mucha gente odie y falsifique la actuación política y
teórica de Lenin. Utilizando su método analítico, todavía hoy llegamos a
la conclusión que el presunto capitalismo liberal esconde el dominio
oligárquico de una minoría absoluta. Fuera del socialismo no hay
alternativa al sistema. Hoy en día este mensaje ha adquirido una validez
global.

*/Después de la revolución de febrero de 1917, los hechos refutaron el
avance de la revolución “por etapas”. A este respecto, usted afirma que
Lenin “comprendió el significado práctico de la efervescencia del
movimiento revolucionario” …/*

Lenin reconoció incluso antes de la guerra que la democracia burguesa no
tenía apoyo en Rusia: la lucha por los derechos democráticos era
responsabilidad del movimiento obrero. Después de febrero de 1917, al
analizar el proceso concreto y sus rápidos cambios, comprobó que las
fuerzas que impulsaban la revolución se habían auto-organizado en
soviets de obreros, soldados y campesinos, ocupando y expropiando
fábricas y tierras, y desertando del frente. Fue en medio del colapso de
la guerra que las fuerzas revolucionarias descubrieron la “guerra de
clase” como herramienta.

*/Lenin llamó “ilusiones” a la idea de convocar una Asamblea
Constituyente. ¿Qué tipo de gobierno tenía en mente?/*

En lugar de una Constitución burguesa, donde la declaración de la
igualdad es puramente retorica, los bolcheviques avanzaron hacia el
establecimiento de una igualdad social real y efectiva. Conociendo la
situación revolucionaria, Lenin se negó a cooperar con los partidos
políticos que reivindicaban una constitución que sacralizaba la
dominación de la propiedad privada capitalista. En cambio, planteó –
antes y después del Segundo Congreso Pan ruso de los Soviets – que
participaran en el gobierno de los soviets todas las organizaciones que
se comprometían con el socialismo.

El hecho que los Socialistas Revolucionarios de izquierda se unieran a
los bolcheviques muestra que, para las masas reunidas en los soviets, la
cuestión de la tierra, la nacionalización, la organización de la
producción y el consumo era lo más importante. La sensibilidad jurídica
de todas fuerzas sociales participantes en la “singular” revolución rusa
(según el termino usado por György Lukács) no se había desarrollado
plenamente en los siglos anteriores. Entonces, ¿por qué una revolución
socialista, que contaba con el apoyo de la mayoría de la población, iba
a ser apoyada por los partidos capitalistas?

La demostración de esto fue el golpe de estado (fracasado) del General
Kornilov y la inmediata proscripción del Partido Bolchevique. En ese
momento Lenin llegó a la conclusión que “el zarismo había declarado la
guerra civil” y, durante semanas trató de convencer a su propio partido
que el momento decisivo de la toma del poder había llegado, y que esta
acción no debía implicar demasiados riesgos.

Lenin ya sabía en 1905 que a los ojos de las masas campesinas la
“legitimación” del poder despótico se había debilitado. En 1917, el
Gobierno Provisional tampoco tenía legitimidad. Se había mostrado
incapaz de salir de la guerra y de poder resolver ni una sola cuestión
importante. Ni siquiera pudieron arrestar a Lenin… Frente al general
zarista Kornilov y los golpistas, la hegemonía del campo revolucionario
obrero-campesino era evidente.

En septiembre de 1917, en la clandestinidad, Lenin reflexionó sobre la
experiencia de la Comuna de París y la teoría del socialismo, y escribió
su obra “El Estado y la Revolución”. La actualidad del socialismo
provenía del hecho de que el capitalismo se había derrumbado como
consecuencia de la guerra mundial y parecía incapaz de resistir las
iniciativas revolucionarias globales o al menos europeas.

Para él, la pregunta fundamental era cómo estallaría la “revolución
mundial”. El nudo gordiano fue cortado por él mismo, es decir, por la
revolución rusa. El análisis de Lenin de Rusia como “el eslabón más
débil del imperialismo” era acertado: en el otoño de 1917 las relaciones
de poder de clase cambiarían a favor de las clases oprimidas, ya que
todo el poder tradicional estaba completamente paralizado.

El fin inmediato de la guerra, la repartición de la tierra, la
nacionalización; “paz, tierra, pan y libertad” sólo podían resolverse de
manera revolucionaria. Y finalmente: las armas estaban en manos de masas
revolucionarias y de sus organizaciones… Era “ahora o nunca” …

*/Algunos libros de historia describen un “Lenin criminal”. Se lo
presenta como defensor de la violencia y partidario de la “dictadura del
proletariado”. Sin embargo, con antecedentes historiográficos usted
cuestiona los ejemplos que dan estos libros. ¿Puede decirnos más al
respecto?/*

Los libros de texto oficiales han estado mintiendo durante muchas
décadas. Lenin no tenía una teoría particular del terror y la violencia.
Otra cosa es que después de 1907, después que el zarismo ahogara en
sangre la primera revolución rusa, Lenin haya insistido que, si una
revolución no puede defenderse, está condenada a la muerte. Suponer que
la organización del Ejército Rojo y del poder soviético – en medio de
una contrarrevolución con una intervención exterior – podría haberse
llevado a cabo pacíficamente es una idea absurda.

Antes de octubre, Lenin escribió sobre la posibilidad de un “camino
pacífico”, pero la historia concreta eliminó esa posibilidad de la
agenda. ¿Qué habría pasado si los revolucionarios hubieran cedido el
poder a la contrarrevolución?

La experiencia del siglo XX – desde Hitler a Pinochet, desde el
neocolonialismo hasta el bombardeo de Irak y Yugoslavia- han demostrado
suficientemente que las fuerzas del capitalismo, han infligido cientos
de veces más violencia a los pueblos del mundo que la revolución rusa
durante la vida de Lenin.

Tampoco puede reducirse a la violencia el principal problema del
“período de transición” después de la toma del poder, esto aunque es
evidente que cualquier organización estatal presupone el recurso de la
fuerza. El principal problema al principio, en cierto sentido, no fue la
reorganización de la producción y de la distribución, sino la
erradicación del analfabetismo, la elevación cultural de más de un
centenar de pueblos y nacionalidades.

Estos problemas fueron la principal fuente de violencia. A medida que se
fue construyendo una nueva jerarquía burocrática se agudizaron luchas de
intereses entre instituciones, autoridades y aparatos locales y
centrales, hechos políticos que explicaban los temores de Lenin: si la
revolución rusa se quedaba sola, las perspectivas del socialismo se
reducían dramáticamente.

*/Una de las ideas que usted combate en su libro es que las decisiones
de Lenin habrían sentado las bases que permitieron al Partido Comunista
restringir la vida democrática y del llamado totalitarismo. ¿Cuáles son
sus argumentos?/*

En primer lugar, la llamada “teoría del totalitarismo” es una línea de
pensamiento primitiva concebida por los propagandistas del sistema
capitalista. Si colocamos a Lenin y al desarrollo soviético en el Lecho
de Procusto de esta teoría, emerge una narrativa sobre el totalitarismo
que nos priva incluso del respeto a los hechos históricos.

La tesis que “todas las dictaduras son iguales” es una imposibilidad
conceptual y política. Además, durante el período leninista, la
“dictadura” del Partido Comunista se acompañó de un amplio “pluralismo”
institucional, por ejemplo, cada corriente literaria tenía
organizaciones independientes. Incluso dentro del Partido Comunista,
existían diferentes tendencias que luchaban entre sí.

La confusión entre la época leninista y la época estalinista es un error
tan grande como si se confundiera la dictadura jacobina con el imperio
de Napoleón, o el régimen de Stalin con Brézhnev. Lenin, adivinando las
posteriores manipulaciones de los pensadores de la burguesía, subrayó
que ningún sistema puede ser descrito por conceptos puramente políticos.

En “El Estado y la Revolución”, proyecta directamente su concepción
humanista. La consideración que las revoluciones deben poder defenderse
es muy reveladora a la luz de los regímenes terroristas que impusieron
los zaristas de los territorios que llegó a controlar el Ejercito
Blanco. El liberalismo ruso se sumó con entusiasmo a estos regímenes
militares terroristas. El antiguo amigo de la juventud de Lenin, P.
Struve, que pasó de ser un “marxista legal” a un liberal, finalmente se
convirtió en el “asesor político” de Denikin, ocupando una posición de
primer plano en esos regímenes  terroristas.

*/Después de enfrentarse a retos gigantescos como la hambruna, la guerra
civil y la agresión de una coalición internacional de países, se
necesitó un programa para la supervivencia de la Revolución. Por un
lado, Lenin elabora las bases de la NEP, y por otro lado desarrolla la
idea de llevar a cabo una “revolución cultural”. ¿Qué consideraciones
tomó Lenin para estas políticas?/*

La NEP, la nueva política económica (marzo de 1921) tal como la formuló
Lenin, implicaba “una restauración parcial del capitalismo”, porque la
mayoría campesina y pequeñoburguesa de la población “no podía existir
sin comprar y vender”; la sociedad rusa no estaba preparada para el
socialismo, para lograr la autogestión social.

Por otra parte, millones de trabajadores tenían que llegar a dominar
muchos elementos para crear una nueva cultura. En ausencia de
costumbres, métodos y tradiciones sociales democráticas, la cuestión
fundamental era cómo mantener la hegemonía de los objetivos y planes
culturales socialistas colectivos en la sociedad soviética.

Basándose en la experiencia de Lenin, Gramsci escribió extensamente
sobre esta cuestión. El punto de partida de Lenin fue que después de la
victoria militar, la “hegemonía cultural” sólo podía mantenerse si la
mayoría social, que abiertamente no estaba interesada en la restauración
del capitalismo, ahora se hacía cargo directamente de la gestión de sus
asuntos. Pero, la realidad dejada por el zarismo impuso una
contradicción importante: la violencia estaba arraigada en la Rusia de
esa época.

Como se lee en “El estado y la Revolución” un régimen de democracia
social directa podría haber minimizado la violencia, y hubo muchos
esfuerzo politico en este sentido en la Rusia Soviética: comunas,
cooperativas, redes de teatros de trabajadores, círculos de
auto-educación, y muchas otras manifestaciones de la energía popular.

Lenin “constitucionalizó” el sistema soviético según principios
políticos antirracistas y antinacionalistas que sentaban la igualdad
jurídica y social de todos los pueblos, y denunció con fuerza el
comportamiento hipócrita de los sistemas burgueses que, si bien rechazan
formalmente la exclusión jurídica y racial, reproducen estas lacras
haciendo de las Constituciones sólo papel mojado. El desarrollo
histórico soviético de finales del decenio de 1920 se desvió de esta
trayectoria por diversas razones históricas, que tampoco pueden
explicarse con “teorías” superficiales.

En el sistema soviético, no es la falta de democracia burguesa de lo que
hay que quejarse; esto no tiene sentido, ya que ni sus líderes ni sus
partidarios querían un tipo de “democracia” oligárquica. En el sistema
soviético son las formas democráticas y socialistas autónomas las que
fueron deficientes. Y, es en este espíritu que las transgresiones
democráticas deben ser criticadas: la era de la democracia económica y
social está todavía por delante, no detrás nuestro.

*Tamás Krausz es profesor de historia rusa de la Universidad de
Budapest, miembro del comité editorial de la revista “Conciencia”
fundada por György Lukacs, y un activista político que denuncia los
excesos autoritarios en la Hungría de Viktor Orban.

In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2021/12/05/historiador-hungaro-hay-que-recuperar-a-lenin/
5/12/2021

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