domingo, 24 de novembro de 2019

¿Un pueblo desarmado siempre será derrotado?*





Bruno Guigue ,Investigador francés en filosofía política y analista de
relaciones internacionales.

La República española creía en la democracia parlamentaria, y Franco
impuso su dictadura. Salvador Allende creía en la democracia
parlamentaria, y Pinochet termino con la tradición democrática liberal
en Chile. Evo Morales creía en la democracia parlamentaria, y un golpe
de estado lo sacó del poder.

Estos ejemplos entre muchas otros, es una ley de la historia: para
enfrentarse a los lobos, nunca debemos “hacer” de corderos.

Al igual que las experiencias anteriores, la de Evo Morales no estuvo
exenta de defectos, pero era muy prometedora. Ningún gobierno
latinoamericano había logrado sus resultados: alto crecimiento,
redistribución de la riqueza, disminución espectacular de la pobreza.
Bolivia es el país latinoamericano con la menor proporción de
analfabetos después de Cuba y Venezuela.

Pero estos avances sociales, basados en la nacionalización de las
compañías de gas, son precisamente los que marcaron el destino de Evo
Morales. Un presidente indígena que trabaja para los humildes es un
escándalo y un ejemplo que tenía que terminar. Sedienta de venganza, la
burguesía boliviana logró interrumpir un experimento progresista, que
contaba con el apoyo mayoritario de sectores populares e indígenas.

Este triunfo temporal de la reacción nos plantea preguntas urgentes.

/¿Cómo es posible que un gobierno legal sufra la quema de las casas de
sus ministros y esto ocurra con total impunidad ? ¿Porqué tuvo que
abandonar el país el presidente electo de un estado soberano,
visiblemente amenazado por las fuerzas armadas ? /

Desafortunadamente, la respuesta es obvia: esta humillación del poder
legítimo por parte de los facciosos solo fue posible porque el pueblo
estaba desarmado.

La policía boliviana y los jefes del ejército, debidamente capacitados
en la «Escuela de las Américas», traicionaron al presidente socialista.
Y dieron un golpe de estado que permitió que una senadora de un pequeño
partido de extrema derecha se auto-proclamara presidenta, blandiendo una
Biblia frente a una reunión sin quórum !

El presidente legítimo Evo Morales prefirió el exilio al derramamiento
de sangre. Su elección es respetable, pero este hecho no nos exime de
una reflexión sobre el ejercicio del poder cuando se pretende cambiar la
sociedad.

El contraste con Venezuela es evidente. El mismo tinglado golpista
fracasó miserablemente en Caracas. A pesar de la crisis económica el
ejército venezolano ha resistido las amenazas y los intentos de
corrupción de Washington.

La fidelidad de los militares a la República Bolivariana es un muro que
se opone a las actividades imperialistas. Esto no es producto del azar :
un militar experimentado, Hugo Chávez conquistó al ejército para proceso
de cambio, y Maduro aprendió la lección. El patriotismo antiimperialista
es el cemento ideológico de la revolución bolivariana. Apoyada por una
milicia popular de un millón de miembros, esta fuerza armada educada en
los valores progresistas protege a la República.

El pacifismo rara vez disuade a las bestias feroces, y no hay animal más
feroz que una clase dominante enervada por el miedo a perder sus
privilegios, en ese momento esta lista para arrasar con todo con el fin
de evitar el veredicto de la historia.

Para lograr los fines en política, dijo Maquiavelo, que uno debe ser a
la vez «león y zorro», utilizando la fuerza y la astucia según las
circunstancias. Pero para hacer uso de la fuerza, es necesario tenerla.

Aunque las políticas progresistas sean beneficiosas para la mayoría de
la población estás medidas indefectiblemente despiertan el odio de los
que más tienen. Ese odio de clase, una auténtica peste en la mente de
los privilegiados, nunca se extingue. Hay que saberlo y procurarse los
medios para evitar que su odio de clase dañe al pueblo.

En las condiciones reales de la lucha política, lo que determina el
resultado final no es la pureza de las intenciones, sino el ejercicio
efectivo del poder.

Frente a la alianza de la burguesía local y el imperialismo, los
progresistas no tienen elección: el pueblo debe tener un aparato armado
leal para enfrentar la violencia de la reacción.

Obviamente el ideal es no tener que usar nunca las armas. Desde el punto
de vista teórico podríamos contar con la baja propensión de la burguesía
al “suicidio épico”. Sin embargo para ejercer este efecto disuasorio, es
necesario tener miles de voluntarios fuertemente armados y listos para
defender la revolución a riesgo de sus vidas.

Sin duda uno de los efectos colaterales de la pasión de la izquierda
contemporánea por las elecciones, es haber olvidado la frase de Mao: «El
poder nace del  fusil».

La ingenuidad ante la crueldad del mundo conduce raramente al éxito, y
el desarme unilateral es una forma de autoinmolación voluntaria. Es
cierto; nuestra conciencia rechaza la violencia, pero esta actitud en
condiciones de un fuerte enfrentamiento tiene la desventaja de reducir
significativamente la esperanza de vida de un proceso revolucionario.

Si queremos mantenernos vivos para alcanzar el cambio social, es mejor
renunciar a las «visiones morales del mundo», como explicó Hegel, y
enfrentar “sin ceguera la realidad”.

El pacifismo rara vez disuade a la bestia feroz, y no hay bestia más
feroz que una clase dominante temerosa de perder su base material, Sin
armas, el pueblo siempre será derrotado. No es casualidad que los únicos
experimentos revolucionarios que han producido una transformación real
de la sociedad hayan incluido tanto la política como la organización
militar.

Siempre podemos discutir la naturaleza y los límites de esas
transformaciones, pero todas las revoluciones han tenido un componente
militar.

La Revolución Francesa organizó un ejército en el  Año II del
levantamiento popular. En Haití, Toussaint Louverture, que dirigió la
primera insurrección exitosa de esclavos negros a las colonias, fue
primero un general de la Revolución Francesa.

La Revolución Rusa creó el Ejército Rojo, que derrotó a los blancos
(apoyados por catorce naciones imperialistas) y, luego venció las hordas
hitlerianas después de una lucha titánica.

La revolución china debe su éxito en 1949 a las victorias militares de
Zhu y a las ideas de Mao. La República Socialista de Vietnam derrotó al
ejercito de los Estados Unidos. El socialismo cubano debe su
supervivencia a la derrota del imperialismo en Bahía de Cochinos en 1961

La experiencia histórica verifica una constante: armas o derrota. Si
pudiéramos prescindir de ellas, por supuesto que lo haríamos.

Pero, ¿acaso el bando contrario utiliza otra opción que no sea la
violencia?

Desde Washington se sabotean las economías de los países que buscan
emanciparse, se imponen embargos asesinos, se financian pandillas de
criminales, se utilizan a políticos marionetas con fines golpistas, se
emplea el caos y el terror como armas contra el pueblo.

¿ Ofrecen estas bestias feroces alguna opción a sus victimas?

Si la Cuba socialista no se hubiera atrincherado en la defensa
inflexible de los logros de la revolución, si Castro no hubiera cortado
de raíz los intento subversivos de la CIA, ¿tendría hoy el pueblo cubano
el mejor sistema de salud y educación de América Latina?

*El camino electoral*

En realidad, el camino electoral elegido por los partidos progresistas
es honorable, pero choca con las contradicciones de la democracia
formal. Es ingenuo creer que la sociedad se transformará sólo obteniendo
una mayoría parlamentaria. Bajo las condiciones objetivas de la sociedad
capitalista, los partidos de las clases dominantes nunca son leales con
la democracia.

Sabemos que la burguesía controla la economía y los medios de
comunicación. Aun así, los partidos progresistas creen poder ganar. Aun
así, alimentan la esperanza que poder contrarrestar la influencia de
unos medios que pervierten sistemáticamente la conciencia de segmentos
enteros de la sociedad. Pero, ¿alguien puede nombrar un solo lugar donde
este escenario idílico se haya realizado un cambio sin la reacción
violenta de los dueños del dinero?

Este enfoque ideal se basa en creer ingenuamente en el “juego
democrático” de los países capitalistas. Esta fábula es para la política
lo que los romances edulcorados de los folletines son para la buena
literatura.

Para socavar el poder de la clase dominante hay que expandir nuestra
base social formando alianzas, pero finalmente debemos golpear el hierro
cuando está caliente.

La competencia electoral es uno de los instrumentos de la conquista del
poder, pero no es el único. Una fuerza armada comprometida con las
clases populares no es una opción, es una condición de supervivencia
para un movimiento verdaderamente progresista.

Sin embargo, la constitución de esta fuerza armada popular sería inútil
si las fuentes de alienación no son desmanteladas desde el principio.
Todavía la gran mayoría de los medios de comunicación bolivianos
pertenecen a la burguesía neocolonial. ¡El pueblo de Bolivia ha
enfrentado el combate con un jugador que juega con todos los naipes
marcados!

Sin embargo, plantear la cuestión de los medios de comunicación es
plantear la cuestión de /la propiedad/ de los medios de información y
también es enfrentar el tema de /la propiedad/ de los medios de producción.

Para revertir el  brutal desequilibrio de poder y garantizar el éxito de
la transformación social, debemos despojar los medios de producción
(incluidos los medios de producción de información) de las manos de la
clase dominante.

Si no llegamos a este punto de inflexión, el fracaso está asegurado.

 «El estado, dijo Gramsci, es la hegemonía blindada de la coerción «, es
decir, es la ideología dominante apoyada por la fuerza militar, y
viceversa.

Esta idea es totalmente aplicable a cualquier Estado popular, donde su
conquista por parte de las fuerzas progresistas tiene por objeto
transformar la sociedad en beneficio de los humildes.

*Artículo publicado por RT en Francia

Las opiniones de este artículo no necesariamente corresponden a la
opinión de esta pagina web

In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2019/11/24/siempre-sera-derrota-un-pueblo-desarmado/
24/11/2019

Nenhum comentário:

Postar um comentário