quarta-feira, 26 de novembro de 2025

Jalife Rhame: El eje Epstein es pedofilia, espionaje, chantaje y banca

 


El caso Epstein no es lo que parece. Documentos publicados por Drop Site News dan fe de sus vínculos políticos con el ex primer ministro israelí, el general Ehud Barak, quien manipuló la red Epstein para vender ciber-armas israelíes.

Alfredo Jalife Rahme , geopolítico mexicano

El fétido “asunto Epstein” resultó mucho más que un vulgar erotismo al irrumpir en el máximo nivel de la ciberestrategia.

El caso del pedófilo jázaro Jeffrey Epstein representa el núcleo operativo de una genuina política de la mayor letalidad que epitomiza la tríada eterna del poder integral: sexo/dinero/poder.

Drop Site [1] –con sede en Washington, fundada por ex colaboradores de The Intercept que expone abusos de poder y desinformación–, a raíz de la parcial exhumación de nuevos documentos del House Oversight Committee de Estados Unidos, ata cabos que parecían inconexos e impensables de Jeffrey Epstein con sus correligionarios banqueros Rothschild, las frecuentes y consabidas visitas del ex premier y ex ministro de defensa israelí, el lituano ashkenazi Ehud Barak, y “la industria de ciber-armas israelíes”.[2].

Dejo de lado la forma en que se conectaron Jeffrey Epstein, el jázaro polaco Leon Black de Apollo Global Management, la salvadoreña-alemana Ariane de Rothschild (viuda del banquero Benjamín de Rothschild) y la jázara Cynthia Fanny Renée Tobiano Rozenblum (vicedirectora del Grupo Edmond de Rothschild), para centrarme en las puertas revolventes del eje erotismo/espionaje/chantaje/banca globalista/ciber-armas.

El “soplón” Distributed Denial of Secrets [3]develó las tratativas financieras entre Epstein y Rothschild para «recaudar fondos para el desarrollo de las ciber- armas israelíes» a cargo del ex premier y ex ministro de defensa israelí Ehud Barak y su pupilo Pavel Gurvich, «graduado de la Unidad 81, unidad Tecnológica Secreta del ejército israelí». 

También soslayo los lazos crapulosos de Epstein con la jázara Kathryn Ruemmler, asesora legal de Obama, quien fue el pionero de las “ciber-armas”, en especial, el “gusano” Stuxnet [4] que saboteó la planta nuclear de Natanz en Irán, bajo el esquema de “Juegos Olímpicos”.

No fue nada anormal que luego Kathryn Ruemmler haya pasado a servir al banco de origen israelí Goldman Sachs. Tampoco es gratuito que hayan salido a relucir los megabancos globalistas J.P. Morgan y Deutsche Bank en sus lazos metafinancieros con Epstein. Los lucrativos negocios holísticos de Epstein necesitaban el manejo de grandes bancos lubricantes como J.P. Morgan, Goldman Sachs, Deutsche Bank y Rothschild.

Existe apabullante literatura sobre los nexos del Mosad con Epstein y su concubina Ghislaine Maxwell (hija de Robert Maxwell, desaparecido misteriosamente en alta mar) [5].

El portal iraní PressTV titula que «Jeffrey Epstein usó el imperio de la Banca Rothschild para financiar la industria de ciberarmas de Israel» [6].

Por lo que se desprende, la pedofilia y el tráfico sexual constituían la carnada para atraer a la más alta clase política de Estados Unidos (el ex director de la CIA William Burns, el polémico empresario Bill Gates, ex presidentes, etc.) y hasta la realeza de Gran Bretaña (v.gr. el ex príncipe Andrew), donde los instrumentos ciberofensivos «incluyeron la red de vigilancia Tor, el software de piratería informática para teléfonos móviles al estilo-NSO y tecnologías de explotación de routers».

El maridaje de Southern Trust Company, propiedad de Epstein, y Reporty Homeland Security (ahora Carbyne), de Ehud Barak, contó con el apoyo financiero de la banca globalista, en especial de la banca Rothschild.

El compromiso del pedófilo Jeffrey Epstein con el “Gran Israel” llegó hasta operar la Primera Cumbre de Ciberguerra de Israel en la Conferencia Herzliya de 2014 [7], apadrinada por la Fundación Rothschild Caesarea y contó con la conspicua participación del jázaro ex primer ministro y ex ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak.

¡La cibermilitarización globalista de la pedofilia!

Notas

[1] “Jeffrey Epstein Pursued Swiss Rothschild Bank to Finance Israeli Cyberweapons Empire”, Ryan Grim y Murtaza Hussain, Substack, 18 de noviembre de 2025.

[2] «Netanyahu: “Cualquiera con celular, medicinas (¡sic!) y alimentos tiene un ‘pedazo de Israel’”», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada(México), Red Voltaire, 17 de noviembre de 2025.

[3] “Ehud Barak emails”, Distributed Denial of Secrets, 27 de agosto de 2025.

[4] «De los multimedia a la Internet: el control de Estados Unidos/Israel» Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada, 19 de agosto de 2012.

[5Robert Maxwell, Israel’s Superspy: The Life and Murder of a Media Mogul, Gordon Thomas y Martin Dillon, Grand Central Publishing, 2003.

[6] “Jeffrey Epstein used Rothschild banking empire to finance Israeli cyberweapons industry”, PressTV, 19 de noviembre de 2025.

[7] “The 14th Herzliya Conference 2014”, Reichman University, 8 de junio de 2014.

Em

Observatorio de la crisis

https://observatoriocrisis.com/2025/11/25/jalife-rhame-el-eje-epstein-es-pedofilia-espionaje-chantaje-y-banca/

25/11/2025 

sábado, 22 de novembro de 2025

Así opera la representación política de las élites

 


La generalidad de la población dominada ha absorbido el legado cultural de los sectores dominantes, en virtud del axioma según el cual la cultura de la clase dominante es la cultura de las clases dominadas.

 Manuel Acuña Asenjo, analista chileno 

NOCIONES ELEMENTALES

Puede parecer hasta casi infantil aseverar que, en la organización política del Estado, bajo el modo de producción capitalista, tanto los sectores dominantes como los dominados deben actuar debidamente representados por los partidos políticos. 

No es casualidad. El modo de producción capitalista es un modo de dominación, lo cual implica tener presente que los deberes exigidos a las clases dominantes se exigen, con mayor razón, a los sectores dominados pues, como dice el I Ching ‘lo que está arriba está abajo y lo que está abajo está arriba’.

Y, claro. La necesidad de actuar representados bien pudo ser aplicada solamente a los sectores dominantes y no a los dominados; pero, en los modos de dominación, lo que es bueno para quienes dominan ha de serlo, también, para los dominados. Aunque, en verdad, no lo sea. Así ha ocurrido en el pasado, así sucede en el presente y, probablemente, así seguirá haciéndose en el futuro en tanto tales modos perpetúen su vigencia y no les salga al paso alguna fuerza social organizada que busque alterar esa marcha.

RAZONES PARA ESTABLECER TAL REPRESENTACIÓN

Las razones de esa conducta son simples: los dueños del capital, ocupados en acrecentar su riqueza, no tienen tiempo de actuar en política. Quienes no lo poseen han de ser constreñidos a hacerlo pues lo accesorio sigue la suerte de lo principal. 

Sin embargo, también se señala, como causa de esa representación, la necesidad de nominar a personas determinadas por ser imposible que una sociedad sea administrada por todos sus integrantes, afirmación que, a pesar de ser histórica, soslaya la cuestión principal.

Pero, cuidado. Si bien es cierto que el afán de apoderarse de cuotas cada vez más altas de plusvalor mantiene ocupados a los dueños del capital, no quiere decir tal afirmación que así va a continuar sucediendo en el futuro. 

No. El espectacular desarrollo que experimentan las fuerzas productivas, a la vez que libera la fuerza de trabajo necesaria para acrecentar el capital y la reemplaza por maquinaria útil —produciendo, con ello, mayor percepción de plusvalor relativo—, también libera al capitalista de ciertas preocupaciones y le permite incursionar con éxito en la política, haciendo innecesarios algunos cupos de representación. 

La vieja sentencia aquella según la cual ‘al ojo del amo engorda el caballo’ inicia su rápida retirada ante el avance incontenible de la IA. La aparición de algunos empresarios dirigiendo la política nacional, en no pocos países del orbe, es la más preclara manifestación de esa tendencia[1].

La representación política de esos sectores se realiza a través de la democracia que, a su vez, se apoya en la existencia de partidos políticos y elecciones periódicas, libres, secretas e informadas. Quienes no pertenecen a partidos o no quieren dar su voto a los candidatos designados por esas organizaciones políticas pueden, en ciertos casos, votar por independientes aceptados, en esa calidad, por algunos regímenes.

CLASES SOCIALES EN EL Modo de Producción Capitalista (MPC) [2]

En la teoría clásica, dentro del MPC se reconoce la existencia de dos clases antagónicas entre sí que son compradores y vendedores de fuerza o capacidad de trabajo (no ‘izquierda’ y ‘derecha’).

Los compradores de esa mercancía se separan, en la rotación del capital, a su vez, en industriales, comerciantes y banqueros. Si tales segmentos sociales decidieran participar activamente en política, deberían hacerlo debidamente representados. En consecuencia, deberían existir partidos que asumiesen la representación de cada uno de ellos. El problema, sin embargo, es mayor.

En efecto. Las fracciones que componen la clase de compradores de fuerza o capacidad de trabajo no poseen idénticas cuotas de capital. Algunas tienen lo suficiente; otras, no tanto; y muchas de esas fracciones solamente poseen sumas pequeñas que, a menudo, tratan inútilmente de acrecentar. De todas maneras, para todas ellas es muy difícil participar en política; el camino que han elegido las absorbe. 

Se forman, entonces, grupos según el capital que poseen para conformar, de esa manera, fracciones pequeñas, medianas y grandes. Aparecen, así, pequeños, medianos y grandes empresarios que pueden ser industriales, comerciantes o banqueros. Si no pueden participar en política, ¿de dónde, entonces, extraen su representación política?

SEGMENTACIÓN DE LA CLASE VENDEDORA DE FUERZA O CAPACIDAD DE TRABAJO

La clase de los vendedores de fuerza o capacidad de trabajo (proletariado) también se segmenta, en la rotación del capital, de acuerdo al sector patronal en donde pueden vender la única mercancía que poseen: su energía corporal. No por otra circunstancia existen trabajadores industriales, trabajadores del comercio y funcionarios bancarios, que sirven a pequeños, medianos o grandes empresarios.

Sin embargo, esa clase tiene otras variables. En primer lugar, se pueden encontrar en ella ciertas ocupaciones en las cuales el patrón al que sirven no es una persona (natural o jurídica) —como sucede en los empleos normales— sino presenta rostros múltiples. En este caso, tales profesiones dan origen a una fracción de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, manifestándose en una calidad que los asimila a los pequeños industriales, comerciantes o banqueros. Tal ocurre con las profesiones liberales cuando ellas son ejercidas individualmente. Como sucede con los abogados, médicos o dentistas, entre otros, los taxistas.

No sucede de esa manera cuando esas ocupaciones liberales o ‘profesiones’ se venden a una empresa particular o fiscal; en ese caso, se trata de la venta de la fuerza o capacidad de trabajo, es decir, de ‘proletariado’.

Ambas categorías constituyen lo que se conoce, vulgarmente, como ‘clase media’, ‘sectores de medio pelo’ o, simplemente, ‘capas medias’, nomenclatura que, aunque difícil de aceptar, ilustra con propiedad su origen o pertenencia. Pero se puede afirmar que, en realidad, es proletariado público o privado del rubro servicios.

INSTINTO DE CLASE/ CONCIENCIA DE CLASE

Contrariamente a lo que se cree, la clase de los vendedores de fuerza o capacidad de trabajo ―o proletariado―, raras veces tiene conciencia de su propia condición. La concepción romántica de ese proletariado que, por sí solo, puede construir su propio destino es una de las causas de los grandes fracasos experimentados a lo largo de la historia.

Lo real es que la generalidad de la población dominada de una nación ha absorbido el legado cultural de los sectores dominantes, en virtud del axioma según el cual la cultura de la clase dominante ―y sus fracciones―, es la cultura de las clases dominadas; o, dicho de otro modo, ‘aquel que posee el poder material posee, también, su poder espiritual’[3]. Ese segmento posee, en consecuencia, ‘instinto de clase’, lo que implica que se trata de un grupo que no sólo acepta la condición en que se encuentra sino la considerar como el mejor de los sistemas. Pero eso no impide que, en ciertas oportunidades, se rebele o proteste ante las injusticias que observa i experimenta. 

Por lo mismo, su visión de la política no va más allá de considerarla como la lucha por obtener conquistas reivindicativas. Nada más. En consecuencia, no por otra razón algunos ilustres pensadores la han comparado a ‘un saco de patatas’[4]. Esos ‘sacos de patatas’ solamente empiezan a reaccionar sobre su situación cuando sus conversaciones con otros compañeros incorporan el tema de la situación laboral, el rol que les corresponde en la sociedad, y, de esas conversaciones, nacen propuestas que los hacen organizarse en sindicatos, partidos, movimientos sociales, en fin, e iniciar la lucha por llevar adelante la defensa de sus intereses. Se dice, entonces, que han adquirido ‘conciencia de clase’.

Por ello, no debe sorprender que, en no pocas oportunidades, un grupo no despreciable de ese segmento social apoye proposiciones que benefician a sus explotadores. No se trata de ‘fachos pobres’ como, a menudo, y despectivamente, se les trata por parte de la militancia de algunas organizaciones políticas ‘de izquierda’.

 “El «facho pobre» es el ciudadano o ciudadana desencantado, con trabajos de mala calidad, con jornadas extenuantes y sueldos precarios, que vive en entornos degradados, que ya no confía en las instituciones de la democracia. Su voto no es ideológico, sino emocional: más como un castigo a los partidos democráticos llamados tradicionales. El «facho pobre» siente que los derechos ampliados de toda índole no lo incluyen, y que el sistema de democracia ha olvidado su promesa de bienestar”[5].

Estos segmentos de proletariado, son personas para quienes la situación en que se encuentran se ha transformado en ‘su realidad’, ‘su normalidad’. No reaccionan frente a ella y no solamente se niegan a hacerlo sino están convencidos que, realizando lo que se les conmina a hacer, se levantarán de la condición en que están hasta alcanzar el más alto peldaño de la escala social. Son, por ese motivo, ‘trepadores’.

SEGMENTO SOCIAL AL QUE RECURRE LA CLASE DOMINANTE (Y SU FRACCIÓN HEGEMÓNICA) PARA RECLUTAR LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA.

¿Dónde, entonces, ha de reclutar la clase dominante y su fracción hegemónica, la representación política que requiere? ¿Dónde ha de encontrarse la militancia de los partidos de la clase dominante? ¿Dónde ha de conseguirse su dirigencia?

En cierta manera, ya lo hemos dicho: pues, en parte, de esos segmentos.

Como ya lo indicamos, los empresarios ―grandes y medianos (sus hijos y nietos)―, pocas veces incursionan en el campo de la política; lo hicieron en el pasado cuando la propiedad de la tierra les obligaba a velar por esa tenencia desde la dirección política. Hoy están preocupados, más bien, de realizar la técnica que les ha hecho multiplicar su capital, y no de las veleidades del gobierno porque, a menudo, han de compenetrarse acerca de los negocios de sus padres y reemplazarlos cuando éstos hayan muerto. En consecuencia, la clase o fracción de clase de la cual proviene la representación política de los dueños del capital es otra. 

Por regla general. El primer grupo corresponde a estamentos provenientes del sector de pequeños y medianos comerciantes e industriales, de personas que desempeñan profesiones liberales, ex miembros de los institutos armados, empleados particulares o públicos y, en general, de personas consideradas ‘capas medias’. 

En realidad, es proletariado público o privado del rubro servicios, tremendamente individualista, con grandes aspiraciones y muy satisfecho de sí mismo. En este grupo, no es extraño encontrar potenciales delincuentes y, también, personajes ligados a la delincuencia, circunstancia que no impide a los dominadores extraer de tales segmentos sociales a quienes han de realizar las más abominables acciones en contra de los seres humanos. Porque ahí se encuentran los que obedecen sin vacilar las órdenes de sus superiores por descabelladas que sean, aunque provengan de los sectores más explotados.

El segundo segmento social del cual extrae su representación política la clase dominante de la sociedad es aquel que proviene del antiguo modo de producción feudal, es decir, de lo que se conoce como ‘aristocracia’ que no es la misma en los diferentes países.

En Chile, luego de la independencia, la llamada ‘aristocracia castellano/vasca’ no solamente tomó para sí la administración de las tierras de sus padres sino, también, los negocios y asuntos de dirección estatal. Con la imposición del modo de producción capitalista, algunos de estos personajes evolucionaron, se hicieron funcionales a esa nueva forma de producir y pudieron conservar sus privilegios; otros, por el contrario, no lo hicieron; se aferraron a los viejos esquemas y comenzaron a experimentar un acelerado proceso de empobrecimiento. Su salvación fue el desempeño en cargos de dirección estatal. 

Con el tiempo, y al incorporarse otros sectores a esos cargos, comenzó a conformar la burocracia estatal que, hoy, se presenta como una mezcla de aristocracia empobrecida, con sectores ‘de medio pelo’ (capas medias) y elementos del proletariado, asimilados al sistema vigente como se verá de inmediato. ¿Parasitismo? Probablemente. Sin embargo, preferimos reservar ese calificativo para recordarlo quienes no entienden la teoría del valor y siguen creyendo que son los patrones quienes dan trabajo[6]…

En consecuencia, la representación política de los estamentos dominantes no son estamento dominante. Quieren serlo. Intentan serlo. Buscan y ansían serlo. Algunos, incluso, están convencidos de poseer dicha calidad. Por eso son tremendamente individualistas. Pero no lo son. No constituyen parte de los sectores dominantes. Jamás lo serán. Considerarlos  tales constituiría una insensatez: como suponer que los vasallos (en el modo de producción feudal) poseían una calidad igual o superior a los príncipes y reyes.

La representación política de los sectores dominantes es un segmento social que, de una u otra manera, es pagado por quienes necesitan de ellos. Como lo señala un analista, la billetera empresarial se abre solamente para ellos[7]. Quienes pertenecen a esa categoría son empleados del empresariado. Son sus asalariados. Por lo que, en ese sentido, no se diferencian del proletariado. Aunque estén permanentemente subrogando en sus funciones al patrón que les paga: siempre lo harán a la manera del capataz, actuando por él y sin poder, en modo alguno, adquirir su calidad. No conocen la teoría; en realidad, no la necesitan, Y, por tanto, lo que es peor, no les interesa.

ALGUNOS RASGOS QUE IDENTIFICAN A ESTE SECTOR

Las personas que se encuentran en esa calidad, cuando disputan cargos políticos, pueden ser extremadamente peligrosas. Porque la tendencia a elevarse por encima de los demás impulsa a mostrar, a menudo, cualidades que no se poseen; hay que recurrir, entonces, a actuar, a falsear hechos o circunstancias, exhibir seguridad en las afirmaciones y violentarse al ser contradicho. Nace, para imponerse, como forma de relación social, el narcisismo. Pero, como dice un autor,

“Más que la etiqueta de narcisismo nos interesa las consecuencias que dicho proceso desencadena, no sólo en lo individual sino en lo social. Una de ellas es que el campo de batalla ha sido desplazado al interior del individuo. Lo político y lo social ha sido subjetivizado; las relaciones sociales se han psicologizado”[8].

Y ahí se encuentra el peligro. Porque tal actitud desencadena otras emociones, entre ellas el miedo y la rabia a las que, en cierta ocasión, se refirió Humberto Maturana diciendo que

“[…] cuando el miedo sustituye al amor, la convivencia social se destruye”[9].

No debe sorprender que esos segmentos defiendan la permanencia y perseverancia de lo que ha hecho posible lo que existe y su prolongación en el tiempo. No debe sorprender que muchos de ellos sean sujetos autoritarios, vociferantes, a menudo energúmenos, o presenten graves anomalías, algunas, incluso, de carácter necrófilo. 

Del mismo modo, no debe llamar la atención que aborrezcan el cambio y sostengan que el imperio de la cultura vigente jamás ha de alterarse sino, por el contrario, mejorarse. Y es que no solamente están realizados en la conservación del mundo actual sino, además, van a utilizar todos los medios a su alcance para poner fin a cualquier manifestación que pueda amenazarla.

CONCLUSIÓN

Este panorama no es nuevo. Siempre ha existido. Y, no obstante, los movimientos sociales han sabido superarlo. Pero cuando la economía empeora y las veleidades de la forma de acumular se hacen presentes, la situación se agrava, la intranquilidad hace presa de los ‘sectores medios’ y gran parte de los sectores dominados vuelven sus ojos hacia quienes dominan en la esperanza de encontrar apoyo en ellos a sus tribulaciones: las respuestas a esos requerimientos se hacen cada vez más lejanas. Y, también, la ruta hacia adquirir una robusta conciencia de clase. Lo cual podría comenzar a explicar, al menos en parte, algo de lo que está sucediendo a nivel planetario.

Notas

[1] También en el pasado ha ocurrido. Pero en la actualidad es algo más frecuente. La fracción hegemónica que ha tomado el gobierno en USA es una muestra de lo que sucede actualmente. En Chile, Félix Montano advirtió este fenómeno en su artículo “El empresariado toma el control: Sutil, Ibáñez y la derecha bajo presión”, ‘El Clarin’, 5 de agosto de 2025.

[2] MPC Modo de producción capitalista

[3] Véase la obra de Karl Marx ‘Grundisse’.

[4] Véase de Karl Marx  su obra ‘El dieciocho brumario de Luis Bonaparte’.

[5] Vieyra Poseck, Jaime: “¿Quién es el ‘facho pobre’?”, ‘El Clarín’, 13 de noviembre de 2025.

[6] A principios de este mes, un sujeto que se desempeña precisamente en un cargo de la burocracia estatal, llamado Cristián Valenzuela, escribió en La Tercera, una columna intitulada ‘Parásitos’, criticando al resto de esa burocracia. Valenzuela no conoce la teoría del valor; no por otro motivo escribe sandeces; recuerda al cura Hasbún.

[7] Cárdenas Guzmán, Andrés: “La billetera empresarial se abre sólo hacia la derecha”, ‘El Mostrador’, 20 de octubre de 2025.

[8] Jáuregui Balenciaga, Inmaculada: “Psicopatía, Ideología y Sociedad”, Researchgate,  s/fecha de publicación.

[9] Baeza, Catalina: “El peligro a gobernar desde la rabia y el miedo”, ‘El Desconcierto’, 08 noviembre de 2025.

Em

Observatorio de la crisis

https://observatoriocrisis.com/2025/11/21/asi-opera-la-representacion-politica-de-las-elites/

21/11/2025 

sexta-feira, 21 de novembro de 2025

A 50 años de la muerte del dictador: el franquismo después de Franco


Cincuenta años después, el pueblo español no enfrenta solo una coyuntura peligrosa, sino un edificio entero construido sobre la continuidad del franquismo: su cultura política, su arquitectura económica, sus mecanismos de impunidad, sus élites y sus alianzas internacionales.

Carmen Parejo Rendón, periodista española

Este 20 de noviembre se cumplen cincuenta años de la muerte del dictador Francisco Franco. Pero si algo demuestran estas cinco décadas es que, muerto el dictador, no terminó lo que significaba su régimen. Porque lo que movilizó al franquismo no empezó en 1939 ni acabó en 1975, sino que se inició con el golpe de Estado de 1936 —organizado por oligarquías agrarias, financieras y militares— y, con nuevas máscaras, sigue operando hoy.

La Segunda República fue una consecuencia política de una transformación social profunda. España tenía un movimiento obrero poderoso, mujeres que se incorporaban al espacio público, jornaleros que tomaban tierras —como en el trienio bolchevique andaluz— y un hartazgo popular estructurado. Por eso, el bloque golpista reunió a fascistas, tradicionalistas, sectores de la Iglesia, terratenientes y capitalistas. Su enemigo era claro: la España que estaba por venir. Y su respuesta es mundialmente conocida.

La reforma fiscal republicana, la reforma agraria, los derechos laborales, la educación laica y el reconocimiento de las autonomías, fueron demasiado para una clase social que estaba acostumbrada a hacer lo que le daba la gana y que no iba a permitir perder ni un poco de su poder. Así no solo promovieron un golpe de Estado que desembocó en una guerra, sino que después reorganizaron el país para que nada volviera a moverse. El famoso «atado y bien atado» de Franco.

El bloque golpista reunió a fascistas, tradicionalistas, sectores de la Iglesia, terratenientes y capitalistas. Su enemigo era claro: la España que estaba por venir.

El franquismo no solo aniquiló físicamente a la izquierda organizada. Impulsó un modelo de acumulación basado en el expolio, el trabajo esclavo y las concesiones a dedo. Los March, Koplowitz, Entrecanales o Villar Mir consolidaron imperios empresariales al calor de ese Estado. Luego, en 1959, vino la «modernización»: el Plan de Estabilización de Alberto Ullastres que desmanteló industrias, expulsó trabajadores hacia Europa y subordinó la economía al capital internacional. La transición no rompió ese ciclo, lo adaptó a las nuevas circunstancias. Y así estas élites, paridas por la dictadura, se proyectaron hacia el exterior, especialmente hacia una América Latina mutilada por otras dictaduras (de carácter similar), como las del Plan Cóndor, donde el capital español encontró nuevas vías para seguir ganando la guerra contra el pueblo que había comenzado en 1936.

El encargado de garantizar esa continuidad fue Juan Carlos de Borbón, el rey que Franco colocó a dedo. Y que, lejos de traicionar al régimen, lo administró con fidelidad, como él mismo reconoce —con emoción filial— en su reciente biografía, publicada precisamente por el Grupo Planeta, cuyo fundador participó en el golpe contra la República y llegó con las tropas franquistas a Barcelona. Desde su creación en 1949, Planeta ha levantado un imperio editorial que actúa prácticamente como un monopolio: ha absorbido sellos, adquirido canales televisivos y medios de comunicación y consolidado un poder cultural concentrado que es fundamental para entender la España actual.

Así, hoy, ese monarca impuesto —el «rey emérito»— es una suerte de prófugo institucionalizado: vive fuera del país, pero entra y sale como quiere, sin responder por los numerosos casos de corrupción que lo rodean. Las investigaciones sobre sus comisiones millonarias en operaciones internacionales, muchas de ellas conectadas con la red de relaciones que tejió en pleno franquismo y que consolidó una vez coronado, son la expresión más nítida de una institución construida desde la impunidad.

Juan Carlos no solo agradece a Franco el trono, sino que encarna el modelo de inmunidad y acumulación que define a las élites españolas surgidas de la dictadura. Un modelo que excede a la monarquía y que encuentra su reflejo también en el Grupo Planeta: un gigante cultural, como dijimos, nacido del golpe del 36, blindado durante el franquismo y convertido hoy en un actor casi hegemónico en la producción del sentido común para la sociedad en España. La historia de ambos —el rey y el imperio editorial que publica su biografía— muestra la misma lógica estructural: continuidad, concentración y protección.

Juan Carlos no solo agradece a Franco el trono, sino que encarna el modelo de inmunidad y acumulación que define a las élites españolas surgidas de la dictadura.

Porque si el poder económico y político del franquismo se recicló, no podemos afirmar lo mismo de su base ideológica. El franquismo sigue operando hoy en España como un relato mítico sostenido que sirve para anular las posibilidades de crítica o transformación, incluso sí estas son mínimas. 

A través del Movimiento Nacional, Falange y la Iglesia, se moldeó una cultura autoritaria y nacional-católica que nunca fue desmantelada. A las mujeres se las devolvió a la obediencia doméstica con el «manual de la buena esposa»; a los trabajadores se les delegó a la obediencia a los «proveedores», que es como el Fuero del Trabajo denominaba a los patrones. Solo así se garantizaba una «España de paz» que sirve, además, como una amenaza constante. Si tocas, aunque sea mínimamente, los intereses y arbitrariedades de estos, volverá la guerra. 

Hoy, esa pedagogía del orden revive como parodia entre ‘influencers’ que reivindican a Franco entre memes y banderas, sin saber lo que realmente fue. Pero no es solo ignorancia: es una consecuencia directa de una transición que no explicó que el franquismo fue terrorismo de Estado al servicio del capital.

Por eso no sorprende que cincuenta años después, el franquismo siga en el núcleo del Estado, tanto en la fortuna blindada del rey emérito, como en las grandes empresas que cotizan en el IBEX 35. En el poder cultural concentrado. Pero también en la judicatura que actúa como policía política, porque tampoco aprendieron —nadie les enseñó ni les recriminó— que debiesen actuar de otra manera.

La extrema derecha europea lo sabe, y por eso había elegido el 20N para movilizarse en Madrid. La expresión visible de un ecosistema reaccionario global en plena expansión, donde partidos, ‘think tanks’, ‘lobbies’ religiosos, magnates mediáticos e ‘influencers’ comparten estrategias, financiación, discursos y objetivos. Vox y la Comunidad de Madrid se han convertido en uno de los nodos principales de esa red: un laboratorio político donde se ensayan políticas liberales extremas, ofensivas culturales ultraconservadoras y una estética abiertamente fascistizante. 

Allí convergen actores de la derecha extrema de EE.UU., Italia, Argentina, Venezuela, Brasil o Polonia, todos articulados en una misma internacional reaccionaria.

50 años después de la muerte de Franco: jóvenes en España que no vivieron la dictadura se radicalizan

En paralelo, Europa avanza hacia un modelo cada vez más autoritario: leyes mordaza, vigilancia reforzada, criminalización del disenso y recortes de libertades independientemente de quién gobierne. Todo ello acompañado de un proceso de expolio social: privatización de servicios públicos, degradación de derechos laborales y transferencia sistemática de recursos colectivos a grandes empresas. 

Y como columna vertebral de esta reconfiguración, el militarismo europeo se consolida como un nuevo eje de acumulación del capital. La supuesta «ayuda a Ucrania» anunciada por Pedro Sánchez es un ejemplo: dinero público canalizado hacia el complejo militar-industrial español (Indra y otros) y hacia las corporaciones armamentísticas estadounidenses, bajo un relato «humanitario» destinado a encubrir lo esencial: las guerras se han convertido en el gran negocio del capitalismo europeo en crisis.

Cincuenta años después, el pueblo español no enfrenta solo una coyuntura peligrosa, sino un edificio entero construido sobre la continuidad del franquismo: su cultura política, su arquitectura económica, sus mecanismos de impunidad, sus élites y sus alianzas internacionales.

Franco murió. El franquismo —y lo que significa— sigue vivo

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OBSERVATORIO DE LA CRISIS

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20/11/2025 

quarta-feira, 19 de novembro de 2025

El gobierno de Trump juega con fuego, y nadie le advierte


ATILIO BORON


Deberían informarle a Trump que el resultado de su apuesta a la violencia militar puede ser un Armagedón nuclear de catastróficas proporciones y que debe cesar en su agresión militar contra Venezuela

El inusitado despliegue de naves de guerra de los EEUU en el Caribe y, sobre todo, en las inmediaciones del mar territorial de Venezuela, es concreción de las múltiples declaraciones de Trump y de altos funcionarios de su gobierno que llevan meses anunciando que en relación a Venezuela "todas las opciones están sobre la mesa."

El objetivo: producir el tan ansiado "cambio de régimen", por lo cual dicho país tiene grandes chances de ser objeto de una acrecentada agresión militar. De hecho ésta ya comenzó: 20 botes destruidos en aguas del Caribe y también del Pacífico, con 76 personas asesinadas extrajudicialmente por orden de Trump hablan de una guerra que ya ha comenzado.i

El pretexto de que se trataba de "narcolanchas" y que sus ocupantes eran narcotraficantes es una burda patraña que ninguna persona medianamente sensata puede creer. No hay evidencia alguna que sustente los dichos de la Casa Blanca: no se detuvo ni se se identificó a los que iban en los botes, no se los interrogó para saber quiénes eran sus jefes y así avanzar en el combate al narcotráfico y tampoco se incautó la supuesta droga. Lo más probable, como lo dijeran los presidentes de Venezuela y Colombia, era que las infortunadas víctimas fuesen humildes pescadores o migrantes.

Los narcotraficantes cuidan sus negocios y no son tan estúpidos como para aventarse a mar abierta cuando todos los ojos de las fuerzas armadas de EEUU están vigilando con naves y drones cada centímetro del Caribe. Pero el sórdido personaje que preside la Casa Blanca quería hacer una demostración de fuerza y enviar un mensaje a otros actores del sistema internacional -a sus aliados tanto como a sus adversarios y enemigos- y ordenó esos criminales ataques para que todo el mundo tomara nota de que EEUU "era grande otra vez" y había recuperado el cetro del matón del barrio, que podía actuar con total impunidad y que de ahora en más sus deseos serían órdenes que debían obedecerse sin chistar.

En un excelente artículo publicado pocos días atrás Vijay Prashad pasaba revista a los antecedentes históricos de las distintas modalidades de intervencionismo militar estadounidense, todas las cuales tienen, según este autor, muy escasas posibilidades de éxito en el caso de la actual ofensiva en contra de la República Bolivariana de Venezuela.ii

Veamos. Una de ellas, inspirada en la experiencia del golpe de Estado de 1964 en Brasil, consiste en desplazar un numeroso contingente militar en aguas territoriales - en aquel caso en Río de Janeiro- y que el solo despliegue del formidable poderío naval norteamericano anime a los sectores de la extrema derecha a tomar las calles, producir todo tipo de desmanes, armar sangrientas guarimbas, lo que provocaría un quiebre en las fuerzas armadas bolivarianas y el rápido tránsito de un sector de ellas al campo de la oposición fascista precipitando la ruptura del orden constitucional y la destitución del presidente Nicolás Maduro. Ni Prashad ni el autor de estas líneas le asignan chance alguna a esta conjetura.

El segundo escenario es lo que nuestro autor llama "opción Panamá", por la decisión tomada por Washington en 1989 de enviar un contingente de tropas especializadas para capturar al presidente Manuel Noriega y llevarlo prisionero a EEUU. Esa operación fue fieramente resistida por la desarmada población panameña y requirió de la movilización de unos 26.000 efectivos e insumió casi un mes de combates. Replicarla en un país del tamaño territorial y poblacional de Venezuela exigiría movilizar una fuerza expedicionaria de varios cientos de miles de efectivos para luchar contra un ejército bien pertrechado y milicias populares armadas. Esas condiciones para nada se dan en Venezuela.

La tercera modalidad sería la que Prashad denomina la "opción Irak": bombardeos masivos contra Caracas y otras ciudades provocando grandes destrozos, ocupar infraestructuras clave -electricidad, agua, servicios esenciales- sembrar el pánico en la población y desmoralizar y dividir a las fuerzas armadas, seguida de intentos de linchamiento del alto liderazgo venezolano.

Pero como señala nuestro autor, a diferencia del caso iraquí, en Venezuela el arraigo del chavismo en los barrios populares, su alto grado de organización -y de conciencia antiimperialista- y la identificación de las fuerzas armadas con el proyecto bolivariano frustrarían de cuajo esa iniciativa. Pueden hacer mucho daño y provocar muchas muertes, pero el gobierno bolivariano seguiría firme en sus puestos de mando.

Otra alternativa que no hay que descartar porque ha sido reiteradamente utilizada por EEUU es una "operación terrorista de falsa bandera." El imperio podría, por ejemplo, montar un ataque a alguna de las naves que están en la zona, o en las cercanías de Trinidad y Tobago, o Puerto Rico, o un atentado contra alguna sede de una embajada de EEUU o inclusive dentro de del país. Tal es la desesperación por apoderarse del petróleo venezolano que los delincuentes que pululan alrededor de la Casa Blanca serían capaces de ordenar la realización de un autoatentado, como detonar una bomba en Times Square o en la Grand Central Station de Nueva York para culpar al "régimen" de Maduro de esos crímenes y así justificar la agresión que entonces sería presentada como "defensiva." Sin embargo, claro está que esto no soluciona los inconvenientes expuestos más arriba.

La quinta opción sería la de un magnicidio que pondría abrupto fin a la presidencia de Nicolás Maduro. La tecnología utilizada por los israelíes para estos efectos ha sido probada con la eliminación de buena parte de la dirigencia de Hamas y de Hezbollah. Recordemos que ya lo intentaron contra Maduro con dos drones en 2018, y el ataque fue repelido.

Es probable que teniendo en cuenta que las dieciocho organizaciones que conforman la Comunidad de Inteligencia de EEUU (¡Sic!) y que en total se estima emplean aproximadamente un millón cuatrocientos mil agentes, unos cuantos cientos de ellos se encuentren estacionados y operando en Venezuela desde hace tiempo, y que hayan reclutado no pocos colaboradores locales entre la derecha y la ultraderecha fascistoide.iii

Pero una operación de este tipo, en el muy poco probable caso de que tuviera éxito y asesinase al presidente Maduro, no necesariamente produciría el tan anhelado "cambio de régimen" que persigue Washington. El chavismo es una fuerza telúrica en Venezuela, es la expresión más genuina de la soberanía popular y el legado de la siembra de Simón Bolívar, y sobreviviría a estas lamentables vicisitudes en el improbable caso que se produjeran. Habría un recambio en el liderazgo, sin duda, impuesto por las circunstancias, pero la revolución bolivariana continuaría su curso.

Ahora bien: así planteada las cosas conviene ampliar el foco de esta reflexión para tomar nota del contexto internacional en el que se produciría la agresión militar yanqui. Un dato decisivo del mismo es la mutación experimentada en años recientes y que provocó el derrumbe del unipolarismo norteamericano y la emergencia de un sistema internacional multipolar o policéntrico cuyos puntales: China, Rusia, Irán, India, los BRICS en general, ya adquirieron una gravitación económica superior al de los países del G7, es decir, a EEUU y sus indignos vasallos: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido. Y quien dice gravitación económica también dice gravitación política, cultural (tomar nota de la "des-occidentalización" de la vieja periferia colonial), diplomática y militar.

Súmesele a lo anterior los claros indicios de la declinación del poderío estadounidense, advertido hasta por los más furiosos exégetas del imperialismo, en la galaxia de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación y la robótica y la declinante presencia del dólar en la economía mundial para perfilar los contornos de un nuevo sistema internacional post-hegemónico y en el cual el retorno a la "diplomacia de las cañoneras" podría tentar a otros actores del sistema internacional a seguir el (mal) ejemplo de EEUU.

Si la fuerza bruta es ahora la que rige el funcionamiento de las relaciones internacionales, ¿qué razones tendría China para esperar hasta el año 2049, cuando se cumpla el primer centenario de la Revolución, para reintegrar a la provincia rebelde de Taiwán a la jurisdicción nacional? ¿Por qué no imitar a EEUU y hacerlo ahora, sacando partido de su enorme superioridad militar y del hecho que Washington está involucrado en una guerra costosa y prolongada en su propio vecindario? ¿Cómo reaccionaría EEUU, empantanado en una guerra imposible de ganar en Venezuela, ante semejante movida militar de Beijing? ¿Sacaría sus tropas de la república bolivariana, en caótica huida como hicieron en Afganistán, cruzando medio mundo para enfrentar al país que según todos los documentos oficiales de EEUU designan como un ente maligno y su enemigo número uno, el rival a vencer? ¿O Washington se limitaría a pedir una sesión urgente del Consejo de Seguridad, lo cual provocaría una risotada universal?

¿Enviaría de apuro al portaaviones USS Gerald Ford otra vez hacia el Asia Meridional, adonde llegaría luego de dos semanas de marcha forzada? ¿Borraría con el codo sus décadas de apoyo incondicional a Taiwán, y arrojaría a la basura los centenares de miles de millones de dólares transferidos a esa isla como ayuda militar y económica? Conviene que los asesores y expertos de la Casa Blanca piensen en estas cosas antes de escalar la agresión en contra de Venezuela.

Lo que Trump está amenazando hacer ilumina la gran diferencia existente entre la situación de una Venezuela -por ahora solamente amenazada- y la de Ucrania. ¿Cómo es esto? Washington está por atacar militarmente a un país que hace diez años sufre un bloqueo dispuesto por Barack Obama y que no representa amenaza alguna para la seguridad nacional estadounidense. Ucrania, en cambio, sufrió un golpe de estado pergeñado por la Administración Obama, destituyó a un gobierno legítimamente electo y que contaba con la bendición de la Unión Europea, que tenía relaciones normales con Moscú y lo reemplazó por una sucesión de gobiernos neofascistas que desde el día uno comenzaron a atacar a la minoría rusófona de Ucrania.

No sólo eso: la OTAN, la mayor organización criminal del mundo (Noam Chomsky dixit), estaba tratando de incorporar a Ucrania a sus filas, lo cual planteaba una amenaza existencial a la seguridad nacional rusa. Por eso Moscú no tuvo otra alternativa que lanzar su "operación militar especial", una guerra preventiva ante las claras señales de agresión que procedían de Ucrania convertida en un proxy de EEUU y la OTAN. Como lo explicó de manera irrefutable John Mearsheimer, profesor de la Universidad de Chicago, "el argumento con el que me identifico, y que es claramente la opinión minoritaria en Occidente, es que EEUU y sus aliados provocaron la guerra." iv Jeffrey Sachs, economista de la Universidad de Columbia sostiene esta misma tesis con mucha información adicional en el video que citamos más abajo.v

Ninguna de estas condiciones se aplica al caso venezolano que, preciso es reiterarlo, no menoscaba en lo más mínimo a la seguridad nacional estadounidense. Más allá de sus diferencias ideológicas y del talante agresivo de Washington el gobierno venezolano nunca dejó de venderle petróleo a EEUU. Por eso, tal como se hizo para legitimar la invasión y destrucción de Irak a partir del 2003, la Casa Blanca apela a la invención de un relato fantasioso y falaz, una narrativa ridícula según la cual el presidente Nicolás Maduro sería el jefe de un fantasmagórico "Cartel de los Soles" cuya existencia es tan verídica como las "armas de destrucción masiva" que presuntamente existían en Irak, y que en tal condición está condenando a muerte a decenas de miles de ciudadanos estadounidenses.

Dadas todas estas consideraciones sería bueno que Trump prestara atención a las declaraciones emitidas por Moscú y Beijing, rechazando la opción militar para resolver conflictos internacionales. Latinoamérica y el Caribe, ambas dijeron, no son patio trasero de nadie. La prepotencia de un Trump sobre el cual pesan numerosas acusaciones en sede judicial, a las cuales se agregó en días recientes la de pedofilia, atizaría la hoguera en los numerosos focos de tensión que pondrían al mundo en peligro ante una posible escalada nuclear y que obligaría a Washington a pelear y desangrarse en diversos frentes bélicos.

Por ejemplo, recalentar la pugna entre la India y Pakistán, dos potencias atómicas menores, estimulada por el ejemplo de EEUU atacando a Venezuela. O la interminable disputa del sionismo israelí con sus vecinos, principalmente Siria, a quien Tel Aviv despojó de los cruciales Altos del Golán, y de la ayuda del Líbano e Irán. O de la República Democrática de Corea, una pequeña potencia atómica, contra Corea del Sur. Las fuerzas armadas del imperio se encontrarían ante un cúmulo de conflictos que debilitarían muchísimo la defensa del propio territorio norteamericano.

Es sabido que el petróleo venezolano, la mayor reserva del mundo, ejerce una "atracción fatal" sobre los administradores del imperio. Pero algunos asesores deberían informarle al incompetente gabinete de Trump 2.0 que el resultado final de su apuesta a la violencia militar puede ser un Armagedón nuclear de catastróficas proporciones y que debe cesar en su agresión militar contra Venezuela y apostar por la negociación diplomática, haciendo oídos sordos a los fascistas venezolanos encabezados por María Corina Machado, máxima cultora de la violencia en ese país, y a la prédica de los delincuentes miameros que de la mano de Marco Rubio han desembarcado en Washington cegados por su odio a la Revolución Cubana y al chavismo.

Informarle también al presidente que en un ejercicio de simulación realizado por el programa de "Ciencia y Seguridad Global" de la Universidad de Princeton se concluyó que un conflicto en el que EEUU y Rusia apelaran a sus arsenales nucleares "90 millones de personas morirían o resultarían heridas solo en las primeras horas del conflicto."vi

Y en ese momento nada importaría quien se haya apoderado de petróleo venezolano, saudí o de donde fuera porque en pocas semanas la nube atómica resultante del bombardeo nuclear acabaría con todas las formas de vida del planeta. Sería la primera vez que una guerra que EEUU promovió siempre lejos de su casa: en Europa, en Asia meridional, en el norte de África tenga por tétrico escenario las grandes ciudades estadounidenses.

Primera, agreguemos, y última vez, porque después no habría otra. Aquí cabe reproducir la respuesta que Albert Einstein le diera a un periodista que le preguntó si sabía como sería la tercera guerra mundial. Su respuesta ahorra miles de argumentos: "No se cómo será la tercera guerra mundial, solo sé que la cuarta será con piedras y lanzas." Eso si sobrevivimos a veinte años de invierno nuclear.

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Notas:

i Cifras al 9 de noviembre del 2025.

ii Ver su "EEUU continúa su intento de derrocar la Revolución Bolivariana de Venezuela", Boletín 45 (2025) del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

iii https://www.intelligence.gov/how-the-ic-works/myth-vs-fact-quiz#:~:text=Intelligence%20Community%20employees%20can't,world's%20most%20exclusive%20social%20networks!

iv https://www.sinpermiso.info/textos/quien-causo-la-guerra-de-ucrania

v Ver la amplia explicación de Sachs en este video: https://www.youtube.com/watch?v=7x5enM9Mo4M

vi Cf. https://www.elperiodico.com/es/tendencias-21/20220308/guerra-nuclear-tendria-horas-victimas-13338816

www.telesurtv.net



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Texto completo en: https://www.lahain
e.org/mundo.php/el-gobierno-de-trump-juega-con-fuego

Em

LAHAINE

https://www.lahaine.org/mundo.php/el-gobierno-de-trump-juega-con-fuego

18/11/2025 

domingo, 16 de novembro de 2025

Regra da lei rentista: porque a Ásia Central foi condenada ao fracasso

 


Michael Hudson [*]

Escrevi a introdução de Rentier Capitalism and its Discontents: Power, Morality and Resistance in Central Asia, de Balihar Sanghera e Elmira Satybaldieva (Palgrave Macmillan, 2021). A minha análise na próxima discussão com Nima será baseada no trabalho de ambos e no texto abaixo. Mas antes, aqui está o que disse Satybaldieva sobre a mudança de rumo de Trump em relação aos metais raros:

Jantar na Casa Branca com presidentes de países da Ásia Central.

"Estamos a assistir a uma competição neoimperialista pelos minerais raros. A nova embaixadora dos EUA no Cazaquistão, Julie Stufft, afirmou que o Cazaquistão é capaz de satisfazer 50% da procura dos EUA por recursos raros. Ela apelou à rápida extração de recursos e sugeriu a exportação dos recursos extraídos através da rota transcaspiana.

"Os EUA estão particularmente interessados na mineração de tungsténio. A empresa norte-americana Cove Kaz Capital planeia desenvolver grandes depósitos deste metal estrategicamente importante no Cazaquistão (Verkhne-Kairatinskoye e North Katpar).

"Os EUA consideram o tungsténio um recurso fundamental para a indústria de defesa, utilizado na produção de munições, blindagens e equipamentos especiais. O objetivo do lado americano é reduzir a dependência da China em relação a este metal.

"As negociações estão a ser conduzidas pelo secretário de Comércio dos EUA, Howard Lutnick, que anteriormente participou num acordo bem-sucedido entre a empresa americana Wabtec e a Kazakhstan Railways.

"Está proposta uma joint venture entre a Cove Kaz Capital e o Fundo Samruk-Kazyna do Cazaquistão. A empresa americana planeia não só extrair, mas também processar tungsténio no Cazaquistão e, em seguida, fornecê-lo aos EUA. O Cazaquistão receberá uma parte dos lucros, mas o controlo sobre o projeto provavelmente permanecerá com o lado americano.

"Os Estados Unidos estão a considerar o apoio financeiro ao projeto através de agências governamentais, mas não planeiam participar diretamente no capital da empresa.

"Este projeto faz parte de uma estratégia mais ampla dos EUA para reduzir a dependência da China no fornecimento de recursos críticos. A China também está a mostrar interesse em desenvolver os depósitos do Cazaquistão, oferecendo condições mais favoráveis.

"Há uma semana, o ministro da Economia do Cazaquistão, Serik Zhumangarin, reuniu-se com empresários americanos em Washington, onde apresentou o potencial de investimento do Cazaquistão. Parece que os Estados Unidos agora conquistaram outro mineral estratégico no Cazaquistão".

Minha introdução ao livro deles:

A tragédia neoliberal da Ásia Central

O capitalismo rentista e os seus descontentes.

Em meados da década de 1980, as autoridades soviéticas viram a necessidade de abrir sua economia na esperança de alcançar a inovação e a produtividade ao estilo ocidental. Essa foi a década em que Margaret Thatcher e Ronald Reagan patrocinaram as políticas neoliberais pró-financeiras que polarizaram as economias dos EUA, da Grã-Bretanha e de outros países e as sobrecarregaram com despesas gerais rentistas.

A União Soviética seguiu uma política de privatização muito mais extrema do que qualquer coisa que o Ocidente social-democrata houvesse tolerado. Em dezembro de 1990, concordou em adotar o plano neoliberal apresentado em Houston pelo Fundo Monetário Internacional (FMI), o Banco Mundial, a Organização para a Cooperação e Desenvolvimento Económico (OCDE) e o Banco Europeu para a Reconstrução e o Desenvolvimento (BERD) para transferir propriedades até então públicas para mãos privadas. A promessa era que os privatizadores encontrariam o seu interesse na produção abundante de novas habitações, bens de consumo e prosperidade.

Os líderes soviéticos acreditavam que os conselhos neoliberais que receberam eram sobre como seguir o caminho pelo qual as nações industrializadas avançadas se tinham desenvolvido e tornado a sua prosperidade tão atraente. Mas os conselhos acabaram por ser sobre como abrir as suas economias e permitir que os EUA e outros investidores estrangeiros ganhassem dinheiro com as antigas repúblicas soviéticas, criando oligarquias clientes do tipo que a diplomacia dos EUA tinha instalado na América Latina e noutros Estados fantoches. O isolamento da antiga União Soviética durante a Guerra Fria deu lugar à transformação das suas repúblicas em presas para a exploração financeira e dos recursos naturais por bancos e corporações dos EUA e de outros países ocidentais.

CLEPTOCRACIA

O resultado foi a cleptocracia, eufemisticamente chamada de mercado livre. Os bancos, o setor imobiliário, os recursos naturais e os serviços públicos foram privatizados nas mãos de apropriadores que geriam as suas aquisições em benefício próprio, o que descobriram ser compatível com os interesses dos investidores e bancos estrangeiros. Como expressou uma piada russa da década de 1990 sobre a crise que se seguiu:   "Tudo o que nos ensinaram sobre o comunismo era falso; mas tudo o que nos ensinaram sobre o capitalismo era verdade!"

Vladimir Putin descreveu a destruição da antiga União Soviética como a grande tragédia do final do século XX. O que a tornou uma tragédia grega clássica foi o quão inevitável, mas também inesperado, foi o seu destino quando as repúblicas soviéticas aceitaram a terapia de choque e aboliram o papel do governo como investidor, criador de crédito e regulador em 1991. A privatização não acabou com o planeamento disfuncional. Apenas privatizou a disfunção social, revelando-se rapidamente tão destrutiva em termos económicos e demográficos como um ataque militar direto teria sido.

Todas as economias são geridas por uma classe ou outra. Na ausência de autoridade pública, o planeamento passa para quem controla os bancos, a terra e as fontes de riqueza relacionadas e, acima de tudo, a alocação de crédito. Hoje, três décadas após o início da divisão pós-soviética, a concentração bancária devastou, endividou e empobreceu a população, levando a uma redução da esperança de vida e ao aumento da emigração.

Este livro excelente, mas comovente, descreve a tragédia causada pela remodelação neoliberal pós-soviética do Cazaquistão e do Quirguistão. Sanghera e Satybaldieva descrevem como funcionários dos EUA, do Banco Mundial e do FMI, fingindo ser conselheiros prestativos que alegavam ajudar essas repúblicas a adotar o modelo pelo qual as economias ocidentais haviam prosperado, pressionaram esses países a agir em nome de instituições financeiras e corporações estrangeiras, mais do que em nome de suas próprias populações. Essas instituições "doadoras de ajuda" (ou, mais precisamente, criadoras de dívidas) agiram em nome de bancos e investidores ocidentais para promover a divisão e a financeirização das terras, dos imóveis, do petróleo e das riquezas minerais pós-soviéticas.

O planeamento soviético garantia o direito à habitação, juntamente com o acesso à educação e aos cuidados básicos de saúde. Não havia mercado para habitação nem dívida hipotecária. O financiamento governamental da habitação através da sua própria criação de crédito mantinha os custos da habitação baixos. Havia sobrelotação, mas pelo menos as famílias não eram levadas a endividar-se para obter habitação, educação ou tratamento médico. Essa é uma das principais razões pelas quais tantos russos e outras populações pós-soviéticas sentem agora uma certa nostalgia pelos tempos soviéticos, por piores que parecessem em 1991.

O mal-estar subsequente era desnecessário. As economias pós-soviéticas poderiam facilmente ter-se tornado vibrantes e prósperas. Podiam ter concedido títulos de propriedade imobiliária aos seus ocupantes e utilizadores existentes. No rescaldo imediato da União Soviética, os ocupantes e utilizadores de imóveis receberam títulos, obtendo propriedades livres de dívidas. Mas se os controlos estatais sobre as rendas e a especulação tivessem permanecido em vigor e a construção de habitação social tivesse sido adequadamente financiada, as pessoas não teriam de acumular dívidas enormes para possuir casas, edifícios e terrenos. Isto teria minimizado o custo de vida da economia, ajudando os Estados pós-soviéticos a desenvolver uma agricultura e uma indústria de baixo custo.

POLARIZAÇÃO

Os planeadores soviéticos prestaram pouca atenção à forma como o curso dos pagamentos de rendas e juros estava a polarizar as economias ocidentais. Não terem cobrado encargos pela renda da terra ou juros levou-os a perder a grande vantagem da sua economia em comparação com o capitalismo financeiro ocidental:   a liberdade da renda da terra, da renda monopolista, dos juros e das práticas financeiras usurárias. Foram essas receitas rentistas que acabaram polarizando e empobrecendo as economias pós-soviéticas.

As repúblicas pós-soviéticas poderiam ter usado seus próprios sistemas bancários centrais para financiar a reestruturação, mantendo a criação de crédito como um serviço público, como era na época soviética. Isso teria libertado essas economias da dependência de bancos estrangeiros para conceder crédito em dólares para ser gasto localmente. Sem o pagamento de salários ou outras receitas após o colapso da moeda ter eliminado as poupanças domésticas, havia uma necessidade imediata de financiamento da dívida para sobreviver. A banca pública teria libertado as economias da necessidade de pedir empréstimos em dólares ou outras moedas estrangeiras, especialmente para obter habitação.

Os tesouros nacionais poderiam ter dado valor a esse dinheiro tributando as rendas económicas criadas no setor imobiliário, na agricultura e na indústria. Afinal, esse era o ideal dos economistas clássicos. A tributação do valor do arrendamento da terra teria impedido que ela se tornasse um objeto de especulação. Em vez disso, a renda do arrendamento foi paga aos banqueiros comerciais que surgiram, financiados por bancos ocidentais ao invés de um novo banco central nacional. Os sistemas tributários pós-soviéticos sobrecarregaram o trabalho e a indústria, enquanto os proprietários de imóveis eram em grande parte isentos de impostos, conduzindo as suas economias ao longo de linhas rentistas.

O "Estado de direito" patrocinado pelos apoiantes ocidentais permitiu que gestores e políticos registassem terras públicas, recursos petrolíferos e minerais, serviços públicos e fábricas em seus próprios nomes e "lucrassem" em moeda forte, vendendo muitas (e muitas vezes a maioria) das ações de suas novas empresas a ocidentais. A maior parte dos lucros foi mantida no exterior, deixando as economias locais necessitando de crédito estrangeiro para funcionar.

Para tornar essa apropriação de ativos irreversível, o Estado de direito neoliberal e a “segurança contratual” eram camisas de força legais que davam aos credores o direito de executar a hipoteca dos devedores – sem direitos para os devedores e inquilinos, que eram despejados se não conseguissem pagar suas hipotecas ou rendas mais altas à medida que as moradias eram gentrificadas. Como Sanghera e Satybaldieva resumem, "Ao instituir políticas financeiras neoliberais, os Estados da Ásia Central reescreveram o contrato social e criaram uma nova dependência de classe entre as elites financeiras e os mutuários. Foram estabelecidos Estados de dívida que facilitaram, justificaram e normalizaram relações de classe desiguais para garantir a acumulação de capital impulsionada pela dívida. Minimizaram a supervisão do setor financeiro e eliminaram proteções fortes contra empréstimos predatórios. As elites políticas legitimaram o enquadramento neoliberal da dívida como empoderador". O efeito não foi empoderar a população, mas marginalizá-la, levando os pequenos proprietários à dívida e privando-os das suas casas.

O que se perdeu foi o conceito de habitação e outras necessidades básicas como um direito humano. "Na União Soviética, havia um conjunto definido de direitos de propriedade em que as pessoas podiam confiar e que o Estado respeitava e implementava", descrevem os autores. "O conjunto de direitos incluía direitos à terra e à habitação, e direitos de ocupação e uso para inquilinos e suas famílias. Rendas, juros e ganhos especulativos eram rendimentos "não laborais" e não eram permitidos".

Após 1991, no entanto, a habitação em todas as antigas repúblicas soviéticas teve de ser obtida através da contração de dívidas. Assim, trocaram a auto-suficiência financeira, fiscal e imobiliária patrocinada pelo Estado para seguir o sonho de obter uma prosperidade generalizada ao estilo americano, sem perceberem o quão polarizadora seria a política de financiamento da dívida. Na ausência de poupanças internas (que haviam sido eliminadas pela hiperinflação), os bancos comerciais obtiveram fundos emprestáveis através de empréstimos no estrangeiro. A dívida do setor privado interno encontrou assim a sua contrapartida no aumento das dívidas aos bancos estrangeiros.

Descrevendo como indivíduos ambiciosos obtiveram títulos de propriedade de habitações, centros comerciais e mercados de primeira linha antes de entrarem na política, os autores fornecem uma lista de presidentes de câmara locais que se enriqueceram ainda mais com a venda de terrenos públicos e ativos municipais. As habitações corporativas tornaram-se um veículo para os apropriadores expulsarem antigos funcionários e inquilinos de longa data, gentrificando o mercado imobiliário, tal como na Rust Belt dos EUA, onde as fábricas estavam a ser encerradas. Os novos proprietários eram livres para maximizar tudo o que pudessem extrair, sem qualquer tentativa de fornecer as proteções sociais consideradas naturais no Ocidente para devedores ou inquilinos.

Obter habitação após 1991 exigia endividar-se. Ao contrário das taxas hipotecárias de 5% no Ocidente, grande parte da população contraiu empréstimos com taxas de juro efetivas entre 25% e 50%. Era como tentar comprar uma casa recorrendo a empréstimos do tipo "payday" ao estilo americano. Havia poucas maneiras de pagá-los. Além disso, as mulheres e os migrantes rurais menos abastados que chegavam às cidades tinham de recorrer ao microcrédito, que normalmente tinha juros anuais de 80%.

PAPEL DO BM E DA USAID

Sanghera e Satybaldieva destacam a International Finance Corporation do Banco Mundial e a Agência dos Estados Unidos para o Desenvolvimento Internacional (USAID) pelos seus esforços para legitimar essa usura, enquanto afirmavam hipocritamente que isso "empoderava" as mulheres como devedoras. A realidade, salientam elas, era que "a International Finance Corporation e outros doadores internacionais obrigaram estas IMF [instituições de microfinanças] a tornarem-se totalmente comercializadas para obterem elevados retornos sobre o capital próprio. A taxa de juro média era de 44%". O resultado, como Satybaldieva salientou noutro local, foi um desastre:

Muitas mulheres, que anteriormente trabalhavam em fábricas e na agricultura, e como professoras e especialistas em saúde, foram forçadas a dedicar-se ao pequeno comércio através de esquemas de microcrédito patrocinados pelo Ocidente. ...

Em segundo lugar, muitas mulheres pediram dinheiro emprestado para pagar serviços, como cuidados de saúde e educação, que antes eram gratuitos. Os principais serviços sociais sofreram cortes significativos nos gastos do Estado, o que não só reduziu os salários do setor público, mas também privatizou e mercantilizou as necessidades básicas, permitindo que os grupos abastados tivessem acesso a serviços de melhor qualidade, enquanto os grupos de baixo rendimento foram privados deles. ... Uma pesquisa de 2021 com mutuários de microcrédito online no Cazaquistão mostrou que 29% dos inquiridos contraíram empréstimos para pagar despesas de emergência, 21% para pagar as contas e 16% para saldar dívidas de empréstimos bancários. O restante usou os empréstimos para pagar tratamentos médicos, serviços públicos e propinas escolares. Apenas uma pequena minoria dos empréstimos estava relacionada com a compra de bens de consumo.

Para garantir a cobrança, os credores locais de microcrédito mobilizaram funcionários distritais locais e anciãos para envergonhar as mulheres que não pagavam as prestações, chegando mesmo a visitar as famílias em funerais para insistir que elas assumissem a responsabilidade coletiva pelas dívidas do falecido. Os montantes envolvidos são enormes, relatam os autores. "Entre 1995 e 2012, o microcrédito permitiu uma transferência de até 125 mil milhões de dólares das comunidades pobres do Sul Global para os centros financeiros do Norte Global."

As mulheres tornaram-se as oponentes mais radicais das reformas neoliberais ao estilo ocidental. Em Bishkek, capital e maior cidade do Quirguistão:   "Em 26 de maio de 2016, cerca de 700 pessoas, na sua maioria mulheres rurais, protestaram em frente à Embaixada dos EUA exigindo a anistia da dívida dos bancos e das IMFs que haviam sido criadas e apoiadas pela Agência dos Estados Unidos para o Desenvolvimento Internacional (USAID) e pela Corporação Financeira Internacional do Banco Mundial. Segurando cartazes com os dizeres “Ocupem a FINCA”, “A dívida mata”, “Salve as nossas casas dos bancos” e “Os seres humanos acima do lucro”, os manifestantes fizeram algo muito significativo naquele dia. Eles atribuíram a responsabilidade e a culpa pela sua situação às instituições financeiras ocidentais, e não às suas falhas pessoais. Protestos e atribuições semelhantes contra a dívida ocorreram no vizinho Cazaquistão.

O que tornou o peso da dívida um problema nacional foi o facto de os compradores de casas e as empresas normalmente concordarem em denominar as suas dívidas em dólares, a fim de reduzir as taxas de juro exorbitantes cobradas pelos empréstimos em moeda local. À medida que as economias foram se dolarizando, as suas taxas de câmbio locais desvalorizaram-se como resultado dos défices da balança de pagamentos decorrentes da dependência comercial e do desequilíbrio económico geral. O custo do serviço da dívida em moeda estrangeira aumentou proporcionalmente à desvalorização da taxa de câmbio.

A pobreza levou a mão-de-obra a emigrar. Ironicamente, isso ajudou a estabilizar a balança de pagamentos de muitos países da Ásia Central. As remessas do êxodo de trabalhadores migrantes do Quirguistão representam cerca de 30% do seu PIB, e o Quirguistão tinha uma proporção semelhante de 33%. Isso era típico da Ásia Central. Da mesma forma, os trabalhadores migrantes do Tajiquistão na Rússia enviaram para as suas famílias rendimentos que representavam mais de 30% do PIB do país.

A Ásia Central pós-soviética carece das reformas básicas que são quase universais há milhares de anos. Já por volta de 2350 a.C., o governante sumério Urukagina proclamou uma reforma que impedia os credores de entrar nas casas dos devedores e simplesmente confiscar os seus bens e animais. Da Mesopotâmia e do Egito até à época romana, os direitos dos devedores eram protegidos pela exigência de registos escritos para documentar todas as reivindicações dos credores e pela limitação das taxas de juro. Mas os conselheiros ocidentais não fizeram qualquer tentativa de criar tal Estado de direito na Ásia Central. O que o seu sistema jurídico alcançou está mais próximo da barbárie, como concluem Sanghera e Satybaldieva:

Ao procurar libertar a população da forma soviética de dependência do bem-estar social, os arquitetos neoliberais produziram novas formas parasitárias e exploradoras de dependência do mercado, nas quais a poderosa classe proprietária se apropriava e explorava o valor excedente gerado por outros. O capital transnacional e rico em ativos tornou-se mais rico ao tomar os ativos dos pobres através de juros, rendas, ganhos de capital e baixos salários. A transferência maciça de riqueza deixou grande parte da população num estado de endividamento, pobreza, miséria e angústia.

Ao nível internacional, o Estado de Direito neoliberal é o que os juristas corporativos estabeleceram para permitir que os tribunais da [instituição] Resolução de Disputas entre Investidores e Estados (Investor-State Dispute Settlement, ISDS) bloqueiem as tentativas do governo de multar ou cobrar aos investidores estrangeiros pelos os danos ecológicos e sociais que causam. Os monopólios globais do petróleo e da mineração enfrentam os governos numa frente unida, tendo mobilizado o Banco Mundial, o FMI e a Organização Mundial do Comércio para pressionar os países anfitriões a cumprir regras a favor das corporações que limitam os direitos dos seus governos e bloqueiam a supervisão ou pressão eleitoral democrática. Diantes destes tribunais e dos contratos frequentemente ingénuos (ou corruptos) assinados com governos, não foi feita qualquer tentativa contraposta para criar agências reguladoras estatais, tribunais ou leis internacionais que dessem às economias pós-soviéticas as proteções comuns nos Estados Unidos e na Europa.

O que os investidores ocidentais mais queriam da Ásia Central era a sua riqueza em recursos naturais. Os autores descrevem como os consultores dos EUA, do Banco Mundial e de ONGs impuseram contratos que favoreciam os interesses das empresas petrolíferas e mineiras ocidentais. A Chevron deitou os olhos nas vastas reservas de petróleo do campo petrolífero de Tengiz, no Cazaquistão. O que o Cazaquistão queria era a experiência ocidental como empreiteiro e investidor minoritário. Mas a Chevron queria o controlo – e deixar o governo do país anfitrião com o mínimo possível de receitas da venda do seu petróleo.

O resultado foi um dos contratos petrolíferos mais predatórios do mundo — nada parecido com o que o Cazaquistão pensava que iria obter, mas uma bonança para a Chevron. O contrato prometia que o governo receberia 80% da produção, refletindo os acordos normais de partilha de produção (sharing participation agreement) de 80%-20% para os países europeus e do Médio Oriente. Contudo, descrevem os autores, o Cazaquistão acabou por ficar com apenas 2% das receitas do projeto. Os advogados corporativos redigiram um contrato obrigando o governo do Cazaquistão a não receber quaisquer lucros até que tivesse suportado os imensos custos de desenvolvimento do próprio campo petrolífero (emprestando do FMI) e atingido uma meta de produção de longo prazo – altura em que quase um quarto das reservas de petróleo de Tengiz estariam esvaziadas e vendidas.

A operação da Chevron provou ser uma história de horror ecológico tão desastrosa quanto a que causou no Equador. A empresa foi multada em 303 milhões de dólares por violar as leis de proteção ambiental, mas pressionou o presidente Nazarbayev a revogar a multa para mostrar ao mundo como o Cazaquistão era "favorável aos investidores"! Quando surgiu uma oposição popular para exigir um contrato justo, a resposta dos investidores internacionais, dos funcionários governamentais ocidentais e dos seus representantes no FMI, no Banco Mundial e na USAID foi alegar que a renegociação violaria o Estado de direito e a santidade dos contratos.

O Quirguistão sofreu de forma semelhante com poluidores estrangeiros de mineração de ouro. Estas "externalidades" foram suportadas pelos países anfitriões, sem qualquer custo para os investidores estrangeiros pelo seu comportamento ilegal, irresponsável e predatório. Se o Ocidente tivesse realmente procurado ajudar os Estados pós-soviéticos a tornarem-se prósperos, os seus diplomatas teriam ajudado a negociar acordos justos de investimento em recursos naturais, proteção ambiental, segurança dos trabalhadores e outras regulamentações públicas. Ao invés disso, Sanghera e Satybaldieva concluem:   "As regras de investimento do regime neoliberal vinculam os governos a acordos assinados com corporações transnacionais. Se os acordos forem violados, os investidores sentem-se justificados para levar os Estados anfitriões a arbitragem internacional por danos. O Estado de direito [...] afirmava que [...] o Estado não pode infringir os direitos e liberdades individuais e que o domínio da propriedade privada deve ser protegido de políticas majoritárias". O neoliberalismo, portanto, não eliminou o planeamento estatal. Ele estabeleceu o domínio corporativo sobre o Estado, forçando os governos dos países anfitriões a dar "prioridade aos interesses do capital transnacional em detrimento dos da sua própria população e a cooperar com empresas estrangeiras para limitar as vozes democráticas e enfraquecer a resistência".

Alguns países conquistados recuperam-se, como a Alemanha e o Japão após 1945. Mas a conquista dos antigos estados soviéticos assumiu a forma de corromper a sua estrutura económica através da instalação de uma cleptocracia. O destino da Ásia Central e de outros estados pós-soviéticos continua a ser moldado pela forma como as suas terras, recursos minerais e empresas públicas foram privatizados pelas mãos de uma cleptocracia cliente em aliança com o capital estrangeiro. Tal como as concessões de terras criadas pela conquista normanda e as de Espanha no Novo Mundo, a apropriação de ativos pós-soviética criou uma nova oligarquia com poderes para recolher rendas de terras e recursos naturais para si própria e para os Estados Unidos e outros acionistas e credores estrangeiros. A crescente má distribuição da propriedade e a dependência da dívida provavelmente bloquearão o seu desenvolvimento durante muitas décadas.

ELE CRIARAM O DESERTO E CHAMARAM-LHE PAZ

A acusação que Tácito colocou na boca do adversário de Roma, o líder celta Calgacus, há dois mil anos — "Eles criaram um deserto e chamaram-lhe paz" — pode ser dirigida contra os neoliberais ocidentais que impõem austeridade financeira, dependência e servidão por dívidas, e chamam à tomada do governo pelos rentistas uma regra natural e inerente ao Estado de direito. O desafio para a Ásia Central é como reformar diante dos interesses instalados que foram criados ao longo dos últimos trinta anos. A reforma é resistida não só pelos novos interesses rentistas e seus patrocinadores estrangeiros, mas também pela estreita "classe média", que não vê interesse em se juntar à maioria para reativar o gasto público e tributar a renda da terra e outras rendas económicas.

A resiliência não pode ser restaurada sem gastos públicos, mas o plano de negócios dos rentistas é minimizar os impostos através da redução do governo, especialmente através da privatização dos seus serviços públicos e outras funções a fim de criar oportunidades para cobrar rendas monopolistas e se opor à tributação da renda económica. A filosofia económica dominante e o currículo académico em todo o Ocidente apoiam este programa neoliberal, negando que exista algo como rendimento rentista ou riqueza rentista não ganhos.

Mas só um imposto sobre a renda pode recuperar o que os insiders se apropriaram. A questão principal é se o crédito, o sistema bancário e o sistema tributário serão geridos como um serviço público ou para ganho privado. Um tesouro nacional ou banco central deve ter poderes para criar dinheiro, de modo a não depender de bancos estrangeiros. A diretriz deve ser que nenhuma economia deve contrair empréstimos em moeda estrangeira que não ganha, por exemplo, exportando para ganhar a moeda estrangeira necessária para pagar dívidas. Não há necessidade de depender de bancos estrangeiros para emprestar dólares a serem convertidos em moeda nacional. Nesses casos, o banco central tem de criar a moeda nacional de qualquer maneira. O crédito estrangeiro é necessário apenas para pagar défices comerciais e de pagamentos, não para investimento ou consumo interno.

Essas reformas fiscais e financeiras fracassaram quando a economia clássica foi rejeitada após a Primeira Guerra Mundial. O mundo de hoje precisa recuperar sua abordagem básica para se libertar do desvio que tomou em favor do rentista, não apenas nas repúblicas pós-soviéticas de forma mais evidente, mas agora também afetando a Europa e a própria economia pós-industrial dos EUA.

Para evitar a dependência externa inerente ao neoliberalismo patrocinado pela diplomacia dos EUA, o Banco Mundial e o FMI exigem um corpo alternativo de teoria económica, acima de tudo a distinção entre rendimento ganho (earned) e não ganho (unearned) e o conceito de renda económica como o excesso do preço de mercado sobre o valor intrínseco do custo. Esse era o objetivo da economia política clássica no século XIX – libertar os mercados da classe rentista. A teoria do valor e do preço eram as ferramentas analíticas para isolar a renda econômica como rendimento não ganho. Esses conceitos fornecem a base para a gestão de uma economia mista pública/privada, investimento público e criação de crédito e para a proteção da mão-de-obra, indústria e agricultura nacionais. Ao elaborar uma teoria para orientar as políticas, a desastrosa promoção neoliberal dos interesses rentistas em todos os Estados pós-soviéticos fornece uma lição objetiva do que evitar.

Michael Hudson
Nova Iorque, junho de 2021

Nota de esclarecimento:
Algumas traduções adotadas por resistir.info:  rent = renda;  income = rendimento;  revenue = receita;  earning = ganho.   Elas diferem do Brasil, onde chamam de "renda" quaisquer espécies de rendimentos.

13/Novembro/2025