segunda-feira, 12 de fevereiro de 2024

¿Qué pasa con el campo? ***

 





ANDRÉS PIQUERAS, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD JAUME I

*De la desposesión a la sobreacumulación*

*Consideraciones previas*

1) El trabajo productivo (y por extensión “capital productivo”) desde el
punto de vista de la /totalidad social /o la economía en su conjunto es
aquel que no sólo produce plusvalía, sino que además produce /nuevo
valor/, es decir, nuevos productos convertidos en mercancías. Esto es
propio exclusivamente del capital industrial o productivo. “Efectivo”
como lo llamara Marx.

Tal circunstancia es la que explica que fuera la parte obrera industrial
de la clase trabajadora la que albergara en sí la mayor potencialidad
revolucionaria del orden social, mediante su accionar consciente.   

El proletariado lo constituye el conjunto de población que ha sido
desposeída de sus medios de producción. Obligada, por
tanto, a asalarizarse, convirtiéndose en “fuerza de trabajo” o clase
trabajadora. La clase obrera es la parte industrial de la clase trabajadora.

En las formaciones socioestatales de capitalismo primigenio o
avanzado, el desarrollo de las fuerzas productivas propició, sin
embargo, que el peso del sector servicios fuera haciéndose mayor,
reduciéndose el peso de la fuerza de trabajo obrera dentro de la clase
trabajadora. Con ello se fue diluyendo también la
conciencia identitaria de clase y por ende potencialmente
revolucionaria. Buena parte de la clase trabajadora experimentaría un
desclasamiento o primacía de identidades profesionales por encima de la
de clase, que la proporcionaban “nuevos estilos de vida”, muy diferentes
estatus y sin embargo una generalizada autoadscripción de “clase media”.
De ahí saldrían los “nuevos movimientos sociales”, separados del mundo
de la producción –y por tanto del movimiento obrero-, para centrarse en
aspectos socialmente importantes pero no centrales para la acumulación
de capital.

2) Las formas del capital, en su ciclo completo de acumulación, son
capital productivo, capital dinero y capital mercancía. A pesar de estar
inseparablemente imbricados en el movimiento total del capital, lo que
hace el capital-dinero autonomizado como capital a interés, y el
capital-mercancía autonomizado como capital comercial, es distribuirse
el monto total de plusvalía generada en la producción por el capital
productivo

Es decir, las otras formas funcionales del capital retraen parte de la
ganancia del capital productivo que éste consigue a través de la
plusvalía extraída en la producción mediante la explotación de la fuerza
de trabajo industrial. Partes de esa plusvalía derivan como ganancia en
favor del capital a interés y el capital comercial. La explotación de la
fuerza de trabajo por parte de los capitalistas comerciales y
bancarios no crea plusvalía pero permite a los capitalistas bancarios y
comerciales apropiarse de parte de la plusvalía total generada.

En ese reparto entre capitalistas hemos de contar también con las
actividades rentistas de la economía. La plusvalía que queda para las
tres formas de capital tiende a ser menor, al tener que pagar el
alquiler (renta) de terrenos o solares o, en general, de cualquier bien
no reproducible. Esto ha sido especialmente importante para el sector
agrícola.

*Caracterización del sector agrícola** y su dilución globo-industrial*

El sector primario de la economía, el agrícola, está en vías de ser
diluido en el sector industrial. Hoy se producen industrialmente cada
vez más parte de nuestros alimentos. No tanto por la utilización de
maquinaria para ello, sino por los procesos artificiales y de
laboratorio implicados en la “creación” y recreación de semillas,
insumos y toda clase de productos utilizados para la producción de
alimentos, ya no tan “naturales” (cada vez menos pueden ser vistos como
recursos dados y arrancados de la naturaleza –como las semillas
“terminator”-, incluida la propia ganadería una vez que la biogenética
empieza a extenderse por todo el sector agrícola). Todo ello hace que
tengamos que replantearnos cuestiones como el /valor/, la /
plusvalía/ y la /renta/ en el mundo agrario.

El sector agrícola es el que hasta hoy más ha aguantado el proceso de
proletarización o desposesión de medios de producción, no porque no se
haya venido desposeyendo a millones y millones de campesinos/as en todo
el mundo desde la Primera Revolución Industrial, sino porque buena parte
de la poca población activa que quedó en él ha sido propietaria, aunque
fuera de una pequeña parcela de tierra, con la consiguiente conciencia
no-proletaria, a menudo anti-socialista y, en todo caso,
renuente a lacolectivización.  Esto siempre dio quebraderos de cabeza en
los procesos revolucionarios a la hora de intentar congeniar intereses
obreros y campesinos, como los bolcheviques tuvieron que aprender rápido.  

Obviamente, jornaleros y asalariados agrícolas en general no entran en
esa categoría, pues sí son por lo general proletarios (a veces se
combinan formas de pequeña o muy pequeña propiedad con trabajos
asalariados temporales).

Con la industrialización del sector agrícola tenemos varios procesos
concomitantes (el referente aquí es sobre todo Europa, aunque en gran
medida lo dicho es extrapolable al conjunto del planeta):

1. Se acentúa de nuevo la expulsión de población activa –pequeños sobre
todo,pero también medianos propietarios-.

Entre los principales factores y procedimientos que contribuyen a ello
y, en general, a la despoblación rural, tenemos:

• La Agenda 2030 y sus inviables requisitos dentro de la ley del
valor del capital

• Las directrices de la UE que van en la misma línea de ahogar la
pequeña propiedad

• La Política Agraria Común, que transfiere sin parar fondos a los
grandes propietarios

• Los Tratados de Libre Comercio, en favor de las transnacionales

• El IPOD (índice de precios en origen y destino – ver cuadro más abajo,
para el Reino de España-), que reduce peligrosamente los márgenes de
beneficio en favor de la intermediación y distribución comercial –
como grandes cadenas de supermercados del estilo de Mercadona,
Carrefour, AuChan, Lidl…, que disparan sus márgenes para los alimentos
básicos hasta 10 veces más que el IPC-

• La destrucción del campo en pro de la “industria
ecológica” (con la “siembra” por doquier de placas solares y molinos de
viento, por ejemplo)

• Las sanciones a Rusia impuestas por EE.UU. a la UE, en favor de la
economía norteamericana, que están significando pérdidas millonarias
mensuales al sector agrícola europeo. Rusia era el 6º país destinatario
de sus exportaciones agrícolas.      

                    Cuadro

El IPOD general, que incluye tanto los productos agrícolas como
ganaderos, se sitúa en 3.92. Además de productos agrarios como la
naranja, el plátano, el repollo, el ajo o la misma patata, que rompen
barreras, en el sector ganadero destacan productos como la ternera y el
cordero con incrementos de 286% y 310% respectivamente, como puede
apreciarse en el cuadro de la COAG.

2. La asfixia de la pequeña –y mediana- propiedad da paso a una
creciente concentración agraria. Transnacionales y sobre todo grandes
fondos buitre (que controlan la mayor parte de la propiedad del mundo,
incluida la de las mayores empresas transnacionales) pasan a ser los
grandes propietarios. Esto significa, entre muchas otras cosas, que cada
vez más los productores agrícolas-industriales son los propios
detentadores de la propiedad, con lo cual el factor renta pierde
relevancia para ellos. En cambio, pueden utilizar las tierras para
aumentar su ganancia rentista a costa de otros capitalistas que quieran
producir, o también a costa de la propia clase trabajadora mediante por
ejemplo la “chaletización” del campo, la conversión de territorios en
“parques temáticos”de aventuras, actividades deportivo-recreativas,
complejos turísticos en general, etc.

3. Se da un proporcional aumento de la asalarización en relación a la
población activa agrícola, que en total disminuye. En el Reino de
España la mano de obra en las explotaciones agrícolas pasó de 828.200
personas en 2008, a 774.800 en 2022, (Trabajadores por sector económico
en España 2008-2022 | Statista <https://es.statista.com/estadisticas/
475096/numero-de-empleados-en-espana-por-sector-economico/>); ya sólo
representa el 6,9% de la población activa total. En 2020 la mano de obra
del titular bajó un 3,7% y la referida a los familiares del titular un
49,8%. Por el contrario, la mano de obra contratada aumentó un 16,3% y
la subcontratada un 13,9%, según el INE (https://es.statista.com/
estadisticas/475096/numero-de-empleados-en-espana-por-sector-economico/
<https://es.statista.com/estadisticas/475096/numero-de-empleados-en-
espana-por-sector-economico/>).

.

4. La /sobreacumulación de capital/ (exceso de maquinaria en relación a
la fuerza de trabajo empleada por unidad de capital invertido -causa
principal de la caída de la tasa de ganancia, dado que la plusvalía sólo
se extrae de los seres humanos-) va llegando también al campo. Tal
proceso busca compensarse a través de una explotación extensiva y a
menudo una sobreexplotación de la fuerza de trabajo agrícola (cuando el
salario no cubre la propia reproducción del trabajador/a). Para ello se
deslocaliza la inversión en explotaciones agrícolas hacia lugares donde
la mano de obra sea más barata, o bien sirviéndose de
población inmigrante altamente precarizada. En el sector se da
asimismo con frecuencia una explotación de mano de obra servil
o semiservil e incluso esclava, a escala planetaria. Contra los precios
de esa explotación globalizada (a menudo llevada a cabo por el
empresariado connacional) la pequeña y mediana propiedad no
pueden competir. La globalización de fuentes de plusvalía y beneficios
se da, pues, como en cualquier otro sector.

5. Técnicas nocivas empeladas por la agroindustria se acompañan de
productos dañinos para la salud, cada vez más genéticamente modificados,
los cuales forman parte de la continuación de la desposesión o /
acumulación tardía// de capital/ en el campo. Monocultivos en gran
escala, pérdida masiva de variedadesagrícolas y de especies vegetales,
deforestación extensiva e intensiva, pérdida de formas de vida y
culturales, son algunas de las peores consecuencias, las cualesademás
arrastran consigo otras de la misma terrible condición, como la mayor
recurrencia de plagas y enfermedades, más utilización de químicos y
productos nocivos para intentar compensarlo, menor resistencia y
adaptación natural al estrés climático que padecemos, así como a los que
quieren llamar “desastres naturales”, mayores hambrunas, mayor pobreza y
migraciones en masa, etc…

Así que lo que tenemos es una ofensiva en toda la regla para terminar la
desposesión en el mundo rural, con una gran concentración de la
propiedad en él. Quien de momento están protestando contra ello no es la
clase asalariada agrícola [que en todo caso lucha por sus condiciones
laborales (¿alguien recuerda todavía cuándo fue la última huelga de
jornaleros –magrebís- en Andalucía, por ejemplo?)], sino los pequeños
propietarios en vías de proletarización y hasta medianos
propietarios que ven menguar más y más sus beneficios.

El sector agrícola que ha permitido la vida laboral de una decreciente
población rural está seriamente puesto en peligro por el modo de
producción capitalista y su crisis no tiene solución dentro de él. Por
eso su defensa desde posiciones de transformación social sólo puede ir
acompañada de procesos de cooperativización y socialización de las
explotaciones agrícolas y de sus productos. No se trata de volver atrás
hacia el pequeño capital agrícola, ni de fomentar un nuevo
proteccionismo que se beneficie de la división internacional del trabajo
capitalista y sus relaciones de intercambio desigual, sino aprovechar el
descontento general y la falta de soluciones al mismo, para poco a
poco ir transformando las relaciones sociales agrícolas de producción.
 Eso pasa por comenzar a revertir los procesos causales de su ruina
antes mencionados. Para empezar, rompiendo con la UE y denunciando los
Tratados de Libre Comercio.

Las organizaciones comunistas europeas (y del resto del mundo) dignas
de tal nombre tienen la enorme responsabilidad de estar a la altura de
las circunstancias y comenzar a actuar en ese sentido. El trabajo de
base en y con el sector agrícola es imprescindible. De él y a través de
él puede afrontarse el reto de que comience a levantarse una conciencia
de clase entre su población activa.

Lo cual a su vez es vital, pues sólo a través del socialismo se podrá
tener una base agrícola sustentable y sana como fuente de vida de una
parte importante de la población y como posibilitadora de vida del
conjunto de ella.

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Em
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2024/02/11/que-pasa-con-el-campo/
11/2/2024

***
Artigo estratégico.
Inclusive para entender a quetão da reforma agrária.
Inclusive a questão da reforma agrária nos anos sessenta.
Aparentemente, esclarece as atividades do MST em sua luta pela reforma agrária
e pela transformação da propriedade privada agraária em cooperativização e TRAALHO ASSO-
CIADO.Igualmente, as políticas educacionais.
Seria necessária uma análise a partir dos dados do campo hoje.
Isso também mostra que, quaisquer que tenham sido os erros,
a luta aberta pela REFORMA AGRÁRIA nos anos sessenta estava
no mínimo tendencialmente certa.
Com relação a isso, o "no o sidicalismo", o "novo MO" e o PT, parece que
jogaram fora o bebê com a água do banho.
Digo, a tentavia de corte, de se dissociarem compeltamente de
velhas lutas, do chamado "velho" sindicalismo" e por aí vai.

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