sábado, 11 de setembro de 2021

20 años después del 11 de septiembre

 
 


*PEPE ESCOBAR, ANALISTA INTERNACIONAL DEL DIARIO ASIA TIMES *

Es difícil no sentir escalofríos por los impresionantes terremotos
geopolíticos de los últimos días.

Exactamente hace 20 años, después del 11 de septiembre – y del inicio de
la Guerra Global contra el Terrorismo- los talibanes llevarán a cabo una
ceremonia en Kabul para celebrar su victoria sobre la idiota “Guerra
para Siempre” de Estados Unidos.

Cuatro exponentes de la integración de Eurasia – China, Rusia, Irán y
Pakistán – así como Turquía y Qatar, estarán representados oficialmente
en el acto de regreso Oficial del Emirato Islámico de Afganistán. Como
van las cosas, esto se puede calificar como «nada menos que intergaláctico».

La historia reciente se ha complicado. El portavoz de los talibanes,
Zabihullah, acaba de afirmar que “no hay pruebas suficientes ” que Osama
bin Laden estuviera involucrado en el 11 de septiembre» y que «no hay
ninguna justificación para la guerra contra el terror» . Esta fue una
«excusa para la ocupación estadounidense «.

Pocos días después del 11 de septiembre, Osama bin Laden – nunca
timorato con la publicidad – hizo una declaración a Al Jazeera: “Quiero
asegurar al mundo que no no elabore los recientes ataques, estos parecen
haber sido planificados por motivos políticos internos de EEUU (…) he
estado viviendo en el Emirato Islámico de Afganistán y siguiendo las
normas dictadas por sus gobernantes, el actual líder no me permite
realizar este tipo de operaciones”.

El 28 de septiembre, Osama bin Laden fue entrevistado por el periódico,
Karachi Ummat. Mientras viajaba entre Islamabad y Peshawar, mi compañero
de viaje, Saleem Shahzad, me rogó que analizara con atención la
información publicada en urdú.

Esta es una traducción aproximada del Servicio de Información de Estados
Unidos, una agencia de noticias, vinculada directamente con la CIA:

“Ya he dicho que no estoy involucrado en los ataques del 11 de
septiembre. Como musulmán, hago todo lo posible por no mentir. No tenía
conocimiento de estos ataques, ni considero que el asesinato de mujeres
y niños inocentes sea un acto justificable. El islam prohíbe
estrictamente causar daño a mujeres, niños y a personas inocentes. He
dicho que estamos contra del sistema estadounidense, no contra de su pueblo.

Washington debería rastrear a los autores de estos ataques dentro de su
propia gente, son personas que son parte del sistema estadounidense,
pero que están en desacuerdo como Estados Unidos está llevando las
cosas. Personas que quieren hacer de este siglo un conflicto permanente
entre el islam y el cristianismo. Lo hacen para que su civilización,
nación, país o ideología pueda sobrevivir. Luego están las agencias de
inteligencia de EEUU, que requieren miles de millones de dólares en
fondos del gobierno (…) Necesitan urgentemente un enemigo».

Esta fue la última vez que Osama bin Laden habló en público. Después,
desapareció, y aparentemente se escondió en Tora Bora: estuve allí en
2001 y años después revisé el contexto completo de lo que ocurría esos días.

Casi como un James Bond islámico o un personaje de fantasía , Osama
siguió realizando el milagro de morir una vez tras otra, comenzando en
Tora Bora, según lo informado por la cadena de extrema derecha , Fox News.  

Así que el 11 de septiembre sigue siendo un enigma, entonces, ¿qué
pasaba antes del 11 de septiembre de 2001?

*Luz verde de un jeque tuerto*

Esos años ponerse en contacto con la región del Panjshir era
prácticamente imposible: no funcionaba el teléfono satelital. Solo
después de varios días me fue posible comunicarme con Ahmad Shah
Massoud, el legendario León de Panjshir, asesinado por dos yihadistas de
al-Qaeda que se hicieron pasar por periodistas.

En una entrevista con Massou – para Asia Times el 20 de agosto- el León
de Panjshir me dijo  que estaba luchando contra una tríada: al-Qaeda,
los talibanes y el ISI paquistaní. Después de la entrevista, partió en
un Land Cruiser y luego tomó un helicóptero a Kwaja-Bahauddin, donde
terminaría los detalles de una contraofensiva contra los talibanes.

Esta fue la penúltima entrevista antes de su asesinato y posiblemente
las últimas imágenes, tomadas Jason Florio. con Massoud vivo.

Un año después del asesinato, volví a Panjshir para una investigación in
situ, confiaba sólo en fuentes locales. La investigación aparece en la
primera parte de mi libro electrónico: Asia Times Forever Wars.

La conclusión fue que la luz verde se materializó con un falso equipo de
periodistas que supuestamente entrevistaban a Massoud. El “mafioso”
encargo lo hizo el agente de la CIA y señor de la guerra Abdul Rasul
Sayyaf. Para las apariencias el asesinato lo había planificado Al Queda.

En diciembre de 2020, el diplomático canadiense Peter Dale Scott ( autor
de The Road to 9/11) y Aarón Good (editor de la revista Covert-Action)
publicaron una  notable investigación sobre el asesinato de Massoud,
este trabajo estaba cimentado en fuentes estadounidenses.

Establecieron que Sayyaf, el autor intelectual del asesinato del  jeque
Omar, cumplía teóricamente cadena perpetua en una prisión federal de
EEUU por su participación en el atentado contra el World Trade Center de
1993.

Entre otras pepitas de oro, Dale Scott y Aarón Good recordaron que el ex
ministro de Relaciones Exteriores de Pakistán, Niaz Naik, declaró a los
medios pakistaníes: “los estadounidenses tenían todo listo para atacar
Afganistán mucho antes del 11 de septiembre. Entonces, les preguntamos,
¿cuándo atacarán Afganistán? … Respondieron: antes que caiga la nieve en
Kabul. Eso significa octubre, más o menos «.

Muchos de nosotros (los corresponsales) entendimos que después del 11 de
septiembre, todo el conflicto se trataba que Estados Unidos quería
imponer su poder en Asia Central. Peter Dale Scott explicaba hace una
semana: “las dos invasiones estadounidenses (Afganistán en 2001 e Irak
en 2003) se efectuaron desde el principio con dudosos pretextos. Estos
pretextos han sido desacreditados con el paso de los años. Detrás de
ambas guerras estaba la necesidad de Estados Unidos de controlar los
combustibles fósiles que son el fundamento del petrodólar estadounidense».

*Massoud contra el Mullah Omar*

A fines de la última década de 1900 el Mullah Omar recibió a los
yihadistas en Afganistán. No solo recibió a los árabes de al-Qaeda,
también recibió a los uzbecos, chechenos, indonesios, yemeníes. (algunos
de ellos los conocí en la prisión en agosto de 2001).

Los talibanes en ese momento proporcionaron bases de apoyo, pero, como
son profundamente etnocéntricos, nunca manifestaron ningún interés por
una yihad global, que Osama había declarado en 1996.  

La posición oficial de los talibanes era que la yihad era asunto de sus
invitados y esa guerra no tenía nada que ver con Afganistán. No había
afganos en Yihad Inc. Muy pocos afganos hablan árabe. Los talibanes
nunca se dejaron seducir por prácticas como el martirio o con el sueño
de un paraíso lleno de vírgenes: prefirieron ser “ghazi”, vencedores
absolutamente vivos.

El Mullah Omar no podía expulsar a Osama bin Laden, la ética Pashtunwali
se lo impedía ; este código de honor pashtun, valora la hospitalidad
como sagrada. Cuando ocurrió el 11 de septiembre, el Mullah Omar rechazó
las amenazas estadounidenses y llamó a una asamblea de 300 altos mulás
para ratificar su posición.

La conclusión de la asamblea fue bastante matizada: por supuesto, había
que proteger al invitado, pero Osama no debía causar problemas. Por lo
tanto, “el invitado” tendría que irse de Afganistán voluntariamente.

Los talibanes también siguieron un camino paralelo: pidieron a los
estadounidenses pruebas de la culpabilidad de Osama. No se les
proporcionó ninguna. La decisión de bombardear e invadir ya se había tomado.

Esto nunca hubiera sido posible con Massoud vivo. Ese personaje era
guerrero nacionalista que se hizo famoso por sus acciones militares
anti-URSS y su lucha incesante contra los talibanes.

Cuando en Afganistán el gobierno progresista del PDPA, colapsó tres años
después del final de la Yihad (1992) Massoud podría haberse convertido
en primer ministro o en un gobernante al viejo estilo turco-persa.

Pero, el León de Panjshir cometió un grave error: temiendo una
conflagración étnica, dejó que los muyahidines, con base en Peshawar, se
hicieran con el poder. Esto condujo a una guerra civil (de 1992 a 1995)
que terminó con un despiadado bombardeo de Kabul, por parte de todas las
facciones en lucha. Este caos allanó el camino para que los talibanes –
que prometían «ley y orden»- se tomarán el poder.

Massoud fue un buen comandante, pero un mal político. Un ejemplo de lo
que sucedió es cuando los talibanes conquistaron Kabul: Massoud fue
sorprendido, pero logró retirarse a las montañas y, sin perder su
pequeño ejército consiguió derrotar a los talibanes que lo perseguían.

El León estableció una línea de defensa en la llanura de Shomali al
norte de Kabul. Visité esa línea unas semanas antes del 11 de
septiembre, de camino a Bagram que en ese momento era una base de la
Alianza del Norte prácticamente vacía.

Todo lo anterior, contrasta con el papel de Massoud hijo, quien en
teoría es el líder de la «resistencia» contra los talibanes. Ahora el
joven Massoud está completamente derrotado.

Massoud Jr. no tiene experiencia ni como comandante ni como político.
Pese a ser elogiado en París por el inefable Macron, cometió un
imperdonable traspié al aceptar ser dirigido por el agente de la CIA,
Amrullah Saleh, quien como exjefe del Directorio Nacional de Seguridad
(NDS), fue jefe de los escuadrones de la muerte del régimen afgano
títere.   

Masoud Jr. podría haber jugado un papel en un gobierno talibán 2.0. Sin
embargo, arruinó su futuro al rechazar las negociaciones de una
delegación de 40 clérigos islámicos enviados por los talibanes a la
región del Panjshir.

Ahora ya está confirmado: Saleh huyó en un helicóptero (puede que esté
en Tashkent) y Masoud Jr. está escondido en algún lugar del norte de
Panjshir.

La máquina de propaganda del 11 de septiembre está a punto de alcanzar
su punto más álgido este fin de semana. Ahora, está utilizando el
regreso al poder con descalificaciones de todo tipo: no respetaran los
derechos humanos, sin terroristas talibanes; son razonamientos perfectos
para esconder la vergonzosa humillación del Imperio del Caos.

Aunque los medios oficiales publicitan los argumentos del Estado
Profundo, su machacona narrativa tiene más agujeros que el lado oscuro
de la luna. El mito del siglo americano ha sido desacreditado por los
porfiados hechos. Lo que es evidente es su permanente retroceso: en
estos días la debacle imperial ha permitido el regreso del Emirato
Islámico en Afganistán… a la exacta posición que tenía hace 20 años.

Ahora sabemos que los talibanes no tuvieron nada que ver con el 11 de
septiembre. Y que Osama bin Laden, oculto en una cueva afgana, pudo no
haber sido el inspirador del 11 de septiembre. Ahora, también, sabemos
que el asesinato de Massoud fue el preludio del 11 de septiembre, ¿su
objetivo? : facilitar la invasión de Afganistán, una ocupación
planificada varios años antes por el estado profundo norteamericano.

Sin embargo, al igual que con el asesinato de JFK, es posible que nunca
sepamos todos los aspectos ocultos de este enigma. Tenía razón F. Scott.
Fitzgerald cuando escribió, “así seguimos avanzando, contra la corriente
y llevados incesantemente al pasado”

In
OBSERVATORIO DE LA CRISIS
https://observatoriocrisis.com/2021/09/10/20-anos-despues-del-11-de-septiembre/
10/9/2021

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