segunda-feira, 1 de novembro de 2021

Estados Unidos, la gran huelga de 2021

 

 


Por Jack Rasmus

/La mejor definición de una huelga es la de que cuando «los trabajadores
dejan de trabajar» para obtener mejoras salariales y mejores condiciones
laborales. La idea general es que son los sindicatos hacen huelgas. Pero
eso no es cierto del todo. Los trabajadores hacen huelgas sin ser
necesariamente miembros de los sindicatos. Este hecho es evidente hoy en
día en EE UU, ya que millones de trabajadores se niegan a volver a sus
puestos de trabajo. Están dejando su trabajo para obtener un mejor
salario y un futuro./

Estamos asistiendo a la /Gran Huelga de 2021/, que en su mayoría está
impulsada por millones de trabajadores no sindicados y mal pagados.

Durante el segundo trimestre de 2021 (abril-junio) y a medida que la
economía se volvía a abrir, las y los trabajadores volvieron a sus
puestos de trabajo a un ritmo de 889.000 al mes. Según el Economic
Policy Institute, esa media cayó a sólo 280.000 al mes en el recién
finalizado tercer trimestre de 2021 (julio-septiembre).

La cifra más reciente del mes de septiembre fue de sólo 194.000 puestos
de trabajo, según el Informe mensual del Departamento de Trabajo
estadounidense sobre la situación del empleo. Esta cifra no cumplió con
la predicción de los economistas de 500.000 puestos de trabajo.

Según varios gráficos de los Informe mensuales sobre la situación del
empleo del Departamento de Trabajo de EE UU, sólo la mitad de los
trabajadores que estaban sin empleo a principios de 2021 volvieron a
trabajar. Oficialmente, según el Departamento de Trabajo, más de 5
millones aún no lo han hecho. Pero esa cifra está muy por debajo de la
realidad. No contiene los 3 millones que han abandonado por completo la
población activa y ya no cuentas como desempleados en los registros
oficiales. Los 5 millones tampoco incluyen a varios millones de
trabajadores y trabajadoras que fueron erróneamente clasificadas como
empleadas por el Departamento de Trabajo en marzo de 2020, cuando
comenzó la pandemia, simplemente porque indicaron, al ser encuestadas
por el gobierno, que esperaban volver a trabajar, aunque no estuvieran
trabajando en el momento de la encuesta. El Departamento de Trabajo
reconoció poco después que era un error contarlas como empleadas, pero
hasta la fecha sigue negándose a corregir las cifras. Ese número de
personas clasificadas erróneamente como empleadas sigue siendo hoy en
día alrededor de un millón o algo así.

Así que, en EE UU hay entre 8 y 10 millones de personas trabajadoras que
siguen sin trabajo (sin contar los millones de personas subempleadas que
trabajan a tiempo parcial o unas pocas horas a la semana).

Muchos de esas 9 millones de personas no están volviendo a trabajar por
decisión propia; es decir, no se han /reincorporado al trabajo/. En
efecto, están en huelga para lograr algo mejor.

Aunque la mayoría están mal pagadas, entre ellas no solo se encuentras
los sectores que primero se nos ocurren, como la hostelería o el
comercio minorista. Hoy en día, las filas de las personas mal pagadas
abarcan a casi todas las industrias de Estados Unidos, no sólo a la
hostelería o el comercio minorista.

Comparando el nivel de empleo del Departamento de Trabajo de EE UU en
septiembre de 2021 con los meses prepandémicos de enero-febrero de 2020,
las cifras muestran que los trabajadores y trabajadoras que no se han
reincorporado al trabajo están muy extendidos en todas las industrias y
sectores: en septiembre de 2021, el sector del ocio y la hostelería
contaba con 1,6 millones de personas menos que en los meses
prepandémicos de enero-febrero de 2020. Sin embargo, en el sector de la
sanidad, con cientos de miles de trabajadoras mal pagadas en la
asistencia sanitaria a domicilio y en las clínicas, hay 524.000 personas
menos en comparación con enero de 2020. El déficit de los servicios
empresariales profesionales y personales es de 385.000; en la educación
-con sus cientos de miles de adjuntos en la educación superior y
millones de profesores de K-12 con bajos salarios en pequeños distritos
escolares no sindicalizados- la brecha es de no menos de 676.000. Se
podría pensar que la industria manufacturera es un caso aparte, pero no.
En la industria manufacturera millones de personas están empleadas
como /temporales/ con bajos salarios y sin beneficios, incluso si tienen
contratos sindicales. La industria manufacturera cuenta hoy con 353.000
puestos de trabajo menos de los que tenía a principios de enero de 2020.
Lo mismo ocurre con la construcción, con 201.000 menos. Y así sucesivamente.

Son más de 5 millones de empleos menos, sin contar a quienes no están
contabilizados como activos o quienes todavía están mal clasificados
como trabajadores.

Cabe suponer que al menos la mitad de los 9 millones que no tienen
trabajo se niegan a volver a trabajar por decisión propia. /De
facto, /son entre 4 y 5 millones quienes están de /en huelga/. Estados
Unidos se encuentra en medio de la Gran Huelga de 2021, que involucra a
millones de trabajadores estadounidenses mal pagados y superexplotados
en prácticamente todas las industrias estadounidenses.

Empiezan a aparecer señales de que su ejemplo puede extenderse también a
la mano de obra sindicada. Las renovaciones de los convenios colectivos
están siendo rechazadas -y las huelgas son inminentes o están en curso-
en industrias que van desde el procesamiento de alimentos (trabajadores
de Kellogg’s) hasta el equipamiento agrícola (John Deere), pasando por
los hospitales y la asistencia sanitaria en la costa oeste. Se trata de
sectores de negociación sindical importantes que implican a miles y
decenas de miles de trabajadores y trabajadoras sindicados.

*Ideología capitalista: invertir la causa y el efecto*

La patronal, los medios de comunicación empresariales, las y los
políticos y la mayoría de los economistas oficiales no reconocen que
asistimos a una ola de huelgas tanto de las personas no organizadas en
los sindicatos como de las organizadas. Sin embargo, están de acuerdo en
el intento de culpabilizar a las y los trabajadores por lo que, /de
facto/, es un paro de millones de personas. Todos se lamentan y se
rascan la cabeza, sin respuestas sobre por qué tantas personas
trabajadoras no vuelven a sus puestos de trabajo o están dispuestas a
dejarlos, especialmente ahora que hay vacantes y las empresas anuncian
ofertas de empleo.

La explicación que dieron a principios del verano pasado fue que las
prestaciones de desempleo eran demasiado generosas y que, por tanto,
eran las responsables de que millones de trabajadores no volvieran a
trabajar. Este tema era especialmente popular entre los políticos de los
estados rojos [gobernados por republicanos]. A partir del pasado mes de
junio de 2021, muchos gobernadores y asambleas legislativas de los
estados rojos recortaron unilateralmente y de forma preventiva las
prestaciones por desempleo, a pesar de que éstas debían continuar hasta
septiembre. Luego se callaron cuando los datos del verano mostraron que
los pocos estados azules [gobernados por demócratas] que no recortaron
las prestaciones antes de tiempo -como California, Nueva Jersey, etc.-
en realidad mostraron una mayor tasa de retorno de las y los
trabajadores a sus puestos de trabajo durante el verano que los estados
rojos que sí lo hicieron. Hasta aquí ese argumento.

Ahora, la patronal, los políticos y los estados rojos se quejan de que
las prestaciones para el cuidado de los niños y la mejora de los vales
para alimentos impiden que los trabajadores y trabajadoras vuelvan al
trabajo. Es la vieja estrategia contra la huelga de la patronal: hazles
pasar hambre y volverán a trabajar.

En otras palabras [para la patronal y sus políticos], el hecho de que
los trabajadores y trabajadoras se nieguen a volver al trabajo no tiene
nada que ver con los bajos salarios insoportables, con la falta de
atención sanitaria alternativa para ellos y sus familias, ya que volver
al trabajo significa perder los pagos de COBRA o Medicaid del gobierno,
con la falta de disponibilidad o la imposibilidad de costear el cuidado
de los niños. No tiene nada que ver con el hecho de que la patronal
ofrezca volver a trabajar, pero con menos horas y sin garantizar las
horas necesarias para lograr unos ingresos semanales suficientes que
cubran sus facturas. No tiene nada que ver con que la patronal insista
en unos horarios de trabajo inestables que destruyen a las familias, en
que no haya permisos retribuidos y, en general, en que no haya ninguna
esperanza de salir en el futuro de lo que es, de hecho, un sistema de
contrato laboral moderno

[precario]

que actualmente afecta a decenas de millones de trabajadores y
trabajadoras estadounidenses.

Según la mayoría de la patronal, sus medios de comunicación y sus
políticos, la culpa es de los propios trabajadores y trabajadoras. Se
les ha dado demasiado durante la pandemia y ahora no quieren trabajar.
Ese es el mantra capitalista y la explicación para los millones que se
niegan a volver.

Con esa explicación, la patronal, los medios de comunicación, sus
políticos y las y los economistas oficiales dan la vuelta a la realidad.
Como es típico de los juegos de lenguaje de la ideología capitalista,
han invertido la causa y el efecto. Las víctimas -los trabajadores y
trabajadoras- son la causa del problema y no el resultado o el efecto.
Son la causa de que la tasa de retorno del empleo haya caído en dos
tercios en los últimos tres meses en comparación con el período anterior
de abril a junio. No se mencionan las prácticas de décadas de pagar
salarios bajos e invariables, con pocos o ningún beneficio, y
condiciones de trabajo tan inadecuadas que prácticamente todas las demás
economías capitalistas avanzadas las han abandonado hace años (es decir,
no hay bajas retribuidas, cuidado de niños y niñas, atención médica
nacional, etc.).

La forma más rigurosa de ver lo que está sucediendo es que quizás casi
la mitad de los 9 a 10 millones que siguen sin trabajo hoy en día
rechazan trabajar y buscan mejores salarios, beneficios, condiciones y
nuevos empleos que proporcionen alguna esperanza para el futuro. Entre 4
y 5 millones de trabajadores y trabajadoras estadounidenses están en huelga.

*La gran ola de huelgas de 1970-71*

La última gran ola de huelgas en Estados Unidos fue hace 50 años, en
1970-71. En esa época fueron las y los trabajadores sindicados quienes
se declararon en huelga en masa en la construcción, el transporte por
carretera, la industria automovilística, los muelles y en docenas de
otras grandes empresas de fabricación, construcción y transporte.

Esta historia de la clase obrera ha sido ignorada en gran medida por el
mundo académico y los medios de comunicación capitalistas. Probablemente
porque las huelgas fueron tan exitosas: en casi todos los casos las y
los trabajadores en huelga y sus sindicatos obtuvieron grandes
victorias. Por término medio, esa oleada de huelgas se tradujo en
aumentos inmediatos del 25% en los salarios y beneficios en acuerdos de
no más de tres años de duración. La patronal no pudo parar a los y
trabajadoras y los sindicatos. Tuvieron tanto éxito que las empresas
tuvieron que recurrir al gobierno estadounidense para frenar las
exitosas huelgas y los acuerdos contractuales. En el verano de 1971 se
dirigieron a Nixon, presidente de la época, quien rápidamente emitió
órdenes ejecutivas de emergencia para congelar los salarios ganados por
las huelgas y luego hacer retroceder las ganancias salariales y de
beneficios del 25% a no más del 5,5%.

La congelación de los salarios y los retrocesos fueron elementos
centrales del llamado Nuevo Programa Económico (NEP) de Nixon, emitido
ese mismo agosto de 1971. En el NEP Nixon también atacó a los
competidores capitalistas de EE UU en Europa y en otros lugares con
varias medidas comerciales y poniendo fin a la garantía de cambio del
dólar estadounidense, 32 dólares por una onza de oro. Eso hizo saltar
por los aires lo que se llamó el sistema capitalista internacional de
«Bretton Woods» que EE UU había establecido en 1944.

En la antigua gran ola de huelgas de 1970-71 hubo 10.800 huelgas, en las
que participaron más de 6,6 millones de trabajadores y trabajadoras, y
hubo 114 millones de días de trabajo perdidos. La ola de huelgas de
1970-71 fue en cierto modo tan grande como la gran ola precedente de
1945-46. En ese periodo se produjeron aproximadamente 9.750 huelgas en
las que participaron 8,1 millones de trabajadores y trabajadoras, con el
resultado de 154 millones de días de trabajo perdidos. (Fuente: Analysis
of Work Stoppages, US Department of Labor, Bulletin 1777, 1973)

Avancemos otro medio siglo, hasta el día de hoy. Hay casi el mismo
número de trabajadores que /no acuden al trabajo/ entre 4 y 5 millones,
y posiblemente el número aumente a medida que los trabajadores y
trabajadoras sindicalizadas se incorporen a sus filas al expirar sus
convenios. El número de días de trabajo perdidos está aún por calcular.
Pero no hay duda de que está surgiendo una nueva militancia, ya que las
y los trabajadores toman su destino en sus propias manos, o deberíamos
decir /con sus pies/, ya que abandonan sus puestos de trabajo.

Lo que es diferente hoy es que la Gran Huelga de 2021 no está dirigida
por los sindicatos. Los sindicatos del sector privado en Estados Unidos
han sido diezmados y casi destruidos desde 1980 como consecuencia de las
políticas neoliberales de décadas de deslocalización de puestos de
trabajo, acuerdos de libre comercio y masivos subsidios fiscales del
gobierno a las empresas para reemplazar a los trabajadores con la
automatización, maquinaria y nuevos equipos de capital.

En las últimas cuatro décadas, en lugar de esta destrucción de empleo,
se han creado decenas de millones de empleos mal pagados, de servicios,
temporales, a tiempo parcial y similares, llamados /precarios/. La
reciente crisis de Covid exacerbó y profundizó la contracción económica
de 2020-21. Y ahora la mano de obra mal pagada, precaria y de facto en
situación de servidumbre se está rebelando.

Muchas industrias y empresas están teniendo que subir sus salarios y
pagar primas de jubilación o contratación para intentar que los
trabajadores y trabajadoras vuelvan, ya que siguen abandonando el
trabajo y creando una escasez de oferta de trabajo. La escasez de oferta
de mano de obra suele implicar un aumento de los salarios. Pero esta
práctica es desigual en los distintos sectores y sigue siendo en gran
medida anecdótica.

*Importancia histórica de la Gran Huelga de 2021*

Estados Unidos se encuentra en medio de un acontecimiento histórico. Es
posible que sectores de la clase obrera estadounidense estén despertando
por sí mismos, y no dirigidos por sindicatos que han sido destruidos o
que están dirigidos por dirigentes sindicales que no quieren hacer
huelga por temor de /avergonzar/ a sus amigos del Partido Demócrata.

La gran huelga de 2021 se compone, por el contrario, de la mayoría de la
mano de obra no sindicalizada: los servicios peor pagados, camioneros
independientes de larga distancia, conductores de reparto en las
ciudades, de hostelería y restauración, del comercio minorista, en
proyectos locales de construcción, enseñantes y conductores de autobuses
escolares, enfermeras /quemadas/ por las horas extras crónicas,
almacenistas y de la industria alimentaria llevados a la extenuación
durante los últimos 18 meses, asistentas domiciliarias explotadas
por /coyotes/, etc. La lista es larga.

Los economistas y políticos del establishment comprenden muy poco los
cambios estructurales fundamentales en los procesos de producción y en
los mercados de productos y servicios que ha provocado el periodo Covid
y la profunda contracción económica que ha supuesto. Esos cambios
todavía aún no se han revelado totalmente. Y muchos de ellos serán
profundos. La reestructuración del mercado laboral estadounidenses que
emerge ahora es sólo el principio La gran huelga de 2021 no es más que
el síntoma. Los mercados de productos y la distribución mundial de
bienes y servicios también están sometidos a grandes tensiones y cambios
similares. En fin, y no menos importante, las repercusiones de los
mercados de activos financieros en alza -es decir, acciones, bonos,
derivados, divisas, moneda digital, etc.- aún no se han registrado. Y
cuando lo hagan puede resultar los más inquietantes de todo.

/Jack Rasmus/ es autor de /The Scourge of Neoliberalism: US Economic
Policy from Reagan to Trump/, Clarity Press, enero de 2020.

Texto original:
https://www.counterpunch.org/2021/10/13/the-great-strike-of-2021/
<https://www.counterpunch.org/2021/10/13/the-great-strike-of-2021/>

Traducción: */viento/** sur*

 Fuente: https://vientosur.info/estados-unidos-la-gran-huelga-de-2021/
<https://vientosur.info/estados-unidos-la-gran-huelga-de-2021/>

In
REBELION
https://rebelion.org/estados-unidos-la-gran-huelga-de-2021/
1/11/2021

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