quinta-feira, 27 de junho de 2024

Bolivia: el golpe no fracasó; todavía se está preparando

 






Eduardo Vasco


Lo ocurrido el 26 de junio en Bolivia aún no fue un golpe de Estado. Fue
un /putsch/ fallido dado por el comandante de las Fuerzas Armadas, Juan
José Zúñiga, de manera improvisada, creyendo que sería apoyado por los
demás golpistas.

Pero Zúñiga se adelantó.

Había declarado, dos días antes, en una entrevista, que no aceptaría una
nueva candidatura de Evo Morales a la presidencia de la República. Como
la declaración causó una enorme controversia, el presidente Luis Arce
anunció que Zúñiga sería destituido. Así, el militar se anticipó,
organizó un grupo del Regimiento Especial Challapata “Méndez Arcos” e
intentó invadir el Palacio de Gobierno.

Pero nadie más lo acompañó. No se levantaron cuarteles en ningún lugar
del país. Sin embargo, contrariamente a lo que podría pensarse, la
policía no desempeñó un papel destacado en la contención del golpe.
Aunque ella tampoco se sumó a la aventura de Zúñiga, es incluso más
reaccionaria que el ejército y estuvo al frente del golpe de 2019.

Evo y el propio Arce llamaron al pueblo a movilizarse contra el intento
golpista. Cientos de personas expulsaron a los militares de Zúñiga de la
plaza Murillo, demostrando combatividad como lo habían hecho miles en 2019.

Pero fue menos la movilización popular y más la falta de iniciativa de
los militares lo que llevó al fracaso del golpe de Zúñiga.

Bolivia vive una fuerte crisis política, tanto entre la derecha como
entre el MAS. Quienes podrían ser considerados los principales líderes
de la derecha –la expresidenta golpista Jeanine Añez, que asumió el
cargo tras el golpe de 2019, y uno de los principales autores de ese
golpe, el extremista Luis Fernando Camacho– están en la cárcel.

Uno de los objetivos anunciados por Zúñiga era liberar a Añez y Camacho,
quizás precisamente para que unificaran a la derecha golpista. Lo más
preocupante es que, en ausencia de líderes políticos, los propios
militares buscan liderar el golpe –como intentó hacer Zúñiga.

Al contrario de lo hecho por Hugo Chávez en Venezuela, el MAS no pudo
expulsar a los golpistas de las fuerzas armadas. No hubo ninguna purga
en ningún momento, ni durante los gobiernos de Evo ni durante el de
Arce. Por tanto, las fuerzas armadas bolivianas son altamente
reaccionarias y están vinculadas al imperialismo estadounidense. Los
agentes de la CIA están profundamente infiltrados dentro del ejército
boliviano.

Si, por un lado, los demás oficiales no siguieron a Zúñiga, y la OEA –
que había patrocinado el golpe de 2019– condenó esta vez el /putsch/, la
postura del gobierno de Estados Unidos es reveladora. Mientras el mundo
entero rechazó el golpe, el gobierno americano se limitó a afirmar que
estaba siguiendo la situación y pidió calma y moderación. Esta es una
señal clara de que Estados Unidos está involucrado en la organización de
un golpe de estado en Bolivia.

Parece que los oficiales bolivianos dejaron que Zúñiga se quemara para
probar las posibilidades de que un verdadero golpe tuviera éxito. Como
comandante de las Fuerzas Armadas, Zúñiga sabía que otros oficiales
tenían serias inclinaciones golpistas y por eso hizo el intento, de lo
contrario no hubiera sido tan audaz.

La crisis de la izquierda es incluso mayor que la de la derecha. El MAS
y los movimientos populares están profundamente divididos entre los alas
de Evo y Arce. En los últimos años, Morales ha dado signos de
capitulación al entregar a Cesare Battisti a Bolsonaro y al gobierno
italiano, participar en la toma de posesión del propio Bolsonaro como
presidente y aceptar que Arce fuera el candidato del MAS en las
elecciones que se llevaron a cabo debido a la presión popular, que
revirtió el golpe y destituyó a Áñez del poder.

Sin embargo, Arce es un burócrata moderado que, especialmente en la
política interna, se ha comportado como una especie de Lenin Moreno
boliviano, aunque no como de derecha. No ha escatimado esfuerzos para
sacar a Morales y sus aliados de la dirección del MAS y así apoderarse
del partido. Tanto Morales como Arce pretenden postularse para las
próximas elecciones presidenciales, y sólo uno de ellos podrá
representar al MAS. La lucha interna, que ya es extremadamente
turbulenta, tiende a intensificarse.

No hay manera de resolver la crisis del MAS y reunificar al partido. La
única solución favorable al pueblo boliviano es la separación de las
bases y la izquierda de la derecha y la formación de un nuevo partido,
obrero, socialista e independiente, que actuará hombro con hombro con la
Central Obrera de Bolivia para impedir el verdadero golpe que se
prepara, para purgar a las fuerzas armadas de sus elementos golpistas y
proimperialistas y garantizar el poder a los trabajadores y campesinos
bolivianos, que en su mayoría apoyan a Evo Morales contra Arce.

La derrota de los impulsos golpistas en Bolivia es esencial para impedir
los planes golpistas continentales del imperialismo americano <https://
strategic-culture.su/news/2024/01/23/un-golpe-continental-silencioso-
llevado-a-cabo-por-estados-unidos-esta-en-marcha/>, que ya triunfaron en
Argentina y Ecuador y que tienen a Brasil como su principal objetivo,
porque Estados Unidos no puede tolerar a Brasil con un gobierno como
este bajo Lula durante mucho tiempo. Ciertamente los militares y la
derecha boliviana mantienen vínculos con la extrema derecha de Milei y
también con la extrema derecha brasileña. Milei impuso una dictadura con
el uso y abuso de la policía y el ejército en Argentina. Noboa imitó al
argentino y poco después hizo lo mismo en Ecuador. Los generales siguen
impunes en Brasil un año y medio después del 8 de enero y el
bolsonarismo sigue fuerte.

Lamentablemente, América Latina sigue siendo hoy el “patio trasero” de
Estados Unidos. Ante la complicada situación internacional,
especialmente en Ucrania, Asia Oriental y Oriente Medio, con sucesivas
derrotas, el imperialismo estadounidense necesita asegurarse el control
del continente. Este es uno de los pocos puntos en los que Joe Biden y
Donald Trump coinciden. Por lo tanto, independientemente de lo que
suceda en las elecciones americanas, América Latina estará a partir de
ahora en el ojo de la tormenta.

(*) Jornalista especializado em política internacional.

Em
SAKERLATAM
https://sakerlatam.blog/bolivia-el-golpe-no-fracaso-todavia-se-esta-preparando/
27/6/2024

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