terça-feira, 13 de outubro de 2015

La Batalla de Imperios financieros por el mundo ***




Walter Formento y Wim DierckxsensOct

En la actualidad el capitalismo aún continúa siendo capitalismo pero entró a la
escena un capital global que está haciendo -al parecer - de todo el mundo o de
todos los países “neo-colonias emergentes”, todas colonizadas por el gran
capital financiero transnacional. La pregunta que nos hacemos es si van a lograr
imponer un estado global sin fronteras ni ciudadanos o más bien si entremos en
la transición hacia el poscapitalismo.

¿Un mundo en transición histórica?


Los imperios financieros en el mundo
En la actualidad el capitalismo aún continúa siendo capitalismo pero entró a la
escena un capital global que está haciendo -al parecer - de todo el mundo o de
todos los países “neo-colonias emergentes”, todas colonizadas por el gran
capital financiero transnacional. La pregunta que nos hacemos es si van a lograr
imponer un estado global sin fronteras ni ciudadanos o más bien si entremos en
la transición hacia el poscapitalismo. Estado El capital financierizado
globalizado puja desde Wall Street y la City de Londres por un Estado global sin
fronteras o barreras nacionales a la libre circulación de ese capital
financiero. Puja por un Estado sin ciudadanía, es decir, sin una participación
de los pueblos más allá de las a menudo alienantes redes sociales y la
televisión satelital. Tratase de un Estado con instituciones propias más allá de
las naciones, que puedan controlar sin necesidad del juego democrático, con sus
propios órganos, su propio sistema jurídico de propiedad material e intelectual
y, sobre todo con la posibilidad de una fuerza armada global (la OTAN). El
Estado global busca instaurar una moneda independiente de cualquier nación que
permite incluso diezmar el poderío de EEUU como nación. Lo anterior supone
sustituir al dólar y con ello pujas de poderes incluso al interior de EE.UU.

Dentro de EEUU hay otra fracción de capital financiero que brega más bien por
fortalecer a EE.UU. apuntando a ´Otro Siglo Americano´ basado en el Dólar,
viendo en ello su propia fortaleza. Esta fracción está expresada en parte por el
Tea Party del partido Republicano y hegemonizado por capitales con asiento en la
esfera de la producción para la defensa, el petróleo, la industria farmacéutica
entre otras, entrelazados con algunos megabancos (JPMorgan-Chase, Bank of
América-y-Goldman Sachs, etc.) con mayor desarrollo interno que internacional.
La proyección de poder de la gran banca multinacional es desde el país central
multinacional unilateral y delimita estados-continentes. Es la continuidad de la
Trilateral con tres áreas y tres monedas (Dólar, Marco y Yen).

La otra fracción asentada en Wall Street proyecta instaurar poder global desde
la red de city´s financieras multilaterales (Citigroup-Barclays-HSBC-Lloyd´s-ING
Baring, Santander CH, etc.). Su proyecto es crear un Estado-Global en la forma
de red financiera unipolar-multilateral de city´s financieras. Aunque ambos son
modos de poder unipolar y financiero, la multinacional se encuentra claramente
en su fase de declinación pero con fuertes intentos de ´Restauración´. La Global
se encuentra en su fase ascendente pero se ve cada vez más confrontada con la
alternativa de los BRICS. La creciente integración económica y militar de
Eurasia de este último proyecto les preocupa a ambos bandos en particular. Lo
anterior no quita la confrontación abierta entre el capital global y las fuerzas
de Restauración. La misma comenzó a partir del 11 de septiembre de 2001 con la
´caída´ de las Torres Gemelas. Es diez años después que entra realmente en
escena la alternativa de los BRICS (Vea Walter Formento, La situación para
Syriza-Grecia después de la victoria electoral).

La confrontación financiera global se desarrolla a partir de 2001 con la “caída”
(voladura) de las Torres Gemelas seguido en 2008 por otra ´caida´ de Lehman
Brothers (controlado por el Citigroup, megabanco que pertenece a los
globalistas). Esta confrontación aún hoy. La economía-política transnacional se
despliega con economías de países centrales paralizadas (creciendo a menos del
1%) al estancar la inversión productiva. Debido a la tendencial baja en la tasa
de ganancia en el centro, el capital financiero más dinámico se globaliza y
opera en economías de países dependientes (emergentes para los capitales
globales) creciendo-emergiendo a una tasa media del 7%. La economía china lo
hacía en el pasado por años incluso al 14%. La tasa de crecimiento en los países
emergentes está actualmente a la baja.

La Unión Europea (UE) constituye en este entorno un bloque regional de poder de
país-central (Estado-Continente), conformado hoy por 27 países. Alemania, en
primer lugar, junto con Francia hegemonizan este bloque continental. Luego de la
crisis financiera global de 2008, desarrollaron un proceso de centralización de
poder económico-político institucional a partir de lo que se denominó la segunda
ola de Crisis Financiera Global (CFG) de 2010-2012. La segunda ola de Crisis
Financiera Global, se inicia con el “estallido” de la crisis en Grecia país
periférico en el bloque. En 2015 la nueva crisis en Grecia solo ha acentuado más
aún esta tendencia. A partir de esta crisis Alemania logra imponer condiciones
de expropiación de todo lo que era empresas-estatales griegas. Alemania y
Francia no solo lograron centralizar poder en Grecia sino en toda la Unión
Europea como Estado UE-Buitre.

La City de Londres, otro centro de operaciones del capital financiero global a
la par de Wall Street, contraataca la Unión Europea en esa coyuntura tratando de
ampliar la crisis hacia países como España, Italia y de ser posible Francia. El
objetivo fue producir una crisis que pueda imponer el programa del globalismo
financiero que planteaba el desarrollo de la Comunidad Económica Europea (CEE)
como área de libre de capital financiero y comercial, o sea, bloquear el
programa de Alemania-Francia de la Restauración de la Unión Europea
política-económica-y-cultural. Son dos programas de centralización de autonomías
de los estados-nación en un Estado-Continente: uno vía centralización desde la
política-estado (UE) y el otro programa, vía la centralización desde lo
financiero-económico-mercado por encima del Estado Continente.
La intervención de China y Rusia con diversos instrumentos consolidó la
posición de Alemania-Francia y debilitó a Londres-Inglaterra (2009-2012).

Con la crisis griega de 2015 se manifestaron y profundizaron las grietas entre
Francia y Alemania y con ello de la UE. La situación en la Unión Europea
actualmente es tal que los ex estados-naciones que conforman la UE, ya no son
estados, en realidad son solo 27 naciones en un estado-continente UE y hasta
Francia sufre las consecuencias negativas. El presidente de Francia, Hollande,
´interviene´ en la crisis con Grecia, por intereses propios, algo más humano que
los buitres de Berlín. La negociación dura y prolongada ha dejado en evidencia
una fractura conceptual entre Francia y Alemania sobre lo que debe ser la unión
monetaria. Grecia fue el peón en el juego de ajedrez entre Francia y Alemania
(Claudio Testa, La crisis en Grecia desnudó las contradicciones en la UE-
Alemania y Francia: tensiones entre socios cada vez más desiguales,
www.socialismo-o-barbarie.org 16 de julio de 2015).

En realidad hay un nuevo bloque financiero de poder que se ha conformado
reuniendo y sintetizando a las oligarquías de todos los países miembros
sintetizados por el eje-oligárquico financiero germano-francés por encima de las
naciones. La reciente Crisis Griega, llamada Crisis de la Deuda, es la
manifestación de la Crisis de la Unión Europea, en tanto pone de manifiesto el
límite del bloque financiero Unión-Europeo. La crisis de la Unión Europea es la
crisis de las fuerzas de la restauración que cada vez más se manifiesta como un
Estado-Buitre dirigido desde Berlín. Desde un abordaje geopolítico, las fuerzas
de la restauración del Estado Nación tanto en EE.UU. como en la Unión Europea
están cediendo cada vez más posición en su defensa, y su situación los torna en
consecuencia cada vez más virulentos.

Lo que está en juego no es solamente la dirección que debe tomar la zona euro,
sino la sobrevivencia misma de la UE. Es preciso saber que Deutsche Bank está
muy comprometido no solo con los bonos soberanos de Grecia, España, Italia o
Francia sino con los bonos (chatarra) de todos los países de la eurozona. Para
protegerse tiene una cartera de derivados entrelazados con todos los mayores
bancos en Occidente a fin de cubrir riesgos de impago de la deuda y/o los
intereses. En total Deutsche Bank posee 25 billones de dólares en derivados con
bancos centrales y otros grandes bancos que al caerse provocaría un efecto en
cadena múltiples veces más grande. Lo anterior significa si Deutsche Bank
cayera, caerán otros bancos grandes y entre otros City Group, HSBC, JP Morgan,
Goldman Sachs, Barclays, Societé Génerale, etc. La crisis se tornaría sistémica.
(Vea Jim Willie, If Deutsche Bank goes under it will be Lehman times five,
www.silverdoctors.com, 7 de octubre de 2015).

Ante la Crisis de la UE, crisis que no pudo restaurar a las posiciones de Grecia
como Estado-Nación ni logra consolidarse como UE-Estado-Continente, no hay forma
de proyectarse hacia el futuro. Tratase de una estrategia unipolar multinacional
en crisis. A la UE le quedan dos opciones. Debe avanzar transformándose
políticamente ya sea en parte de la Red Financiera Global con la casi segura
subordinación a las corporaciones de EE.UU. mediante el Tratado Transatlántico
de Inversiones y Comercio (TTIP), o más bien avanzar transformándose en parte de
la Red de Polos del esquema de poder multipolar vinculándose con el proyecto de
Eurasia van-guardado primero que todo por Rusia y China y los demás países de
los BRICS, con todas las implicaciones geopolíticas que tenga.

BRICS ante los imperios financieros
En julio de 2014, el conjunto de países BRICS que forman parte del G20 (las
veinte economías más importantes, centrales -G7- y emergentes), presenta un
esquema alternativo a los dos esquemas transnacionales financieros unipolares:
el proyecto de Restauración de la Triada con centro en Washington-Alemania-Japón
y el Globalista con centro en Londres-Nueva York. Este tercer proyecto
alternativo pasa a denominarse nueva arquitectura financiera-productiva
BRICS-Multipolar. Este proyecto se conforma a partir de Bloques regionales
continentales de poder emergentes: China-OCS, Rusia-Unión Aduanera Euroasiática,
Brasil-Unasur-Celac, India-, Sudáfrica- Egipto-Siria-Irán.
Los capitales financieros multinacionales se encuentran retrasándose en su
capacidad de acumular mientras los capitales financieros globales logran
acumular a gran velocidad. Estos capitales han sido financiados desde la Reserva
Federal en un volumen de 85 billones U$S/mes, a una tasa de interés de 0% y
comprando su deuda de “bonos basura”. Esto financia de modo dominante al mundo
emergente financiero global de manera directa (e indirectamente la estrategia de
los países dependientes), pero hace crecer la burbuja de deuda financiera a un
tamaño diez veces mayor que la que estalló en 2008. Todo esto profundiza las
diferencias y la confrontación haciendo que la guerra financiera sea la moneda
común. En la guerra financiera el proyecto multinacional tiene menos
“capacidades”, pero en la guerra militar es muy fuerte aun. Solo en este
contexto se comprende cómo Francia se alineó con los halcones en EEUU en torno a
Siria y que Obama llega a negociar en nombre de los globalistas con Putin. Dos
terrenos de fortaleza diferentes que se expresan actualmente en las pujas por el
control de Medio Oriente.

Los BRICS nacen como los países “emergentes” con peso mundial, por volumen de
población, de materias primas y por ser territorio de localización de los
capitales financieros globales desde 1994, que conforman el G20 junto a los
“viejos” países centrales del G7. Los BRICS expresan en su primer momento una
relación estratégica subordinada a los intereses financieros globalistas
(2008-2011). Luego (al no ser aceptados como verdaderos socios en el Fondo
Monetario Internacional (FMI) se buscan más agresivamente su propio espacio
geopolítico. Originalmente, el FMI había propuesto anunciar un cambio de moneda
internacional en 2014 a partir de los Derechos Especiales de Giro (DEG´s) para
posponerlo luego a una fecha antes de finalizar el año 2015. El 11 de Agosto de
2015 en el FMI decidieron posponer la inclusión del yuan a la nueva canasta de
monedas y sus respectivos valores para el 30 de setiembre de 2016. La aceptación
del yuan hubiera sido el primer paso en firme para que fuese considerado como
una moneda de reserva internacional. Artos de ser engañados, a partir de julio
de 2014, los BRICS-Multipolares no financieros, plantean en Brasil su programa
de nueva arquitectura económica, financiera, política y cultural. A partir de
ello el multipolarismo de los BRICS adquiere mayor agresividad.

BRICS insurge como proyecto estratégico no financiero. Como opción estratégica
desde los países dependientes-subdesarrollados-periféricos-no alineados. Insurge
en el marco de la guerra financiera transnacional inter-imperialista y a partir
de las decisiones del FMI se pone de pie con un proyecto propio en confrontación
principal con los capitales financieros. Insurge en el momento en que el mundo
dependiente-“emergente” se vuelve centro dominante de producción y consumo de
riqueza social. China justifica su accionar en la medida en que el FMI no
permite la inclusión del yuan en la determinación del valor de los Derechos
Especiales de Giro y no habilita a dicha moneda como instrumento de cambio
internacional. Aunque el centro dominante de las capacidades militares aún se
encuentra en EEUU, en tanto país central financiero Buitre, la presencia de
Rusia y el acuerdo militar entre este país con China y otros países de Asia
otorga mayor fuerza geopolítica al proyecto BRICS-Ampliado.

Avanzar en la salida Multipolar BRICS-Ampliado se torna cada vez más factible.
La propuesta cuenta con un Banco de Desarrollo y Fomento como con un Fondo de
Compensación entre los instrumentos más importantes. El esquema avanza
proponiendo un instrumento de cambio (moneda) mundial multipolar potencialmente
basado-respaldado en oro, en sus reservas de oro que han subido vertiginosamente
aunque el país no las reconoce oficialmente. Este esquema de poder conforma a la
vez una mayoría institucional mundial activa a partir del G77+China (que reúne
un piso de 144 votos sobre una asamblea de 197 miembros en total).

China, a la par, recientemente lanzó la iniciativa de un servicio de pago
internacional, el CIPS –China International Payment Platform – una “alternativa”
al SWIFT -Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication- creado en
1973. Este sistema lanzó la amenaza con destino ruso de desconectarle sus
bancos. Rusia ha respondido con la creación de su propio sistema, aunque
obviamente la potencia del sistema Chino que incorporaría gran cantidad de
entidades financieras es superior. El CIPS garantizaría una mayor cobertura del
yuan en los pagos internacionales y permitiría a esa moneda avanzar hacia su
conversión como moneda de reserva.

No es diferente, lo que pasa con el nuevo sistema que rige desde marzo de 2015
para la determinación del precio del oro. Hasta el 19 de marzo de ese año, el
precio fue fijado por London Gold Fix cuyos 5 socios -que pasaron igualmente a
formar parte del nuevo sistema de fijación de precios- son: Bank of Nova Scotia,
Barclays, Deutsche Bank, HSBC y Societé Générale. Hubo presunta manipulación en
la fijación de precios del oro, plata, platino y paladio. Delitos del mismo tipo
se comentaron con la fijación de la tasa LIBOR. Ahora la fijación del precio del
oro se gestionará a través de una plataforma de negociación electrónica para la
London Bullion Market Association (LBMA).

El precio del oro se va a dejar de fijar diariamente como desde hace casi 100
años mediante acuerdos privados a través de videoconferencia entre los cuatro
miembros del London Gold Market Fixing Ltd., que en la actualidad son, Bank of
Nova Scotia-Scotia Mocatta, Barclays Bank PLC, HSBC Bank U.S.A., y Société
Générale SA. Tres bancos chinos ya son miembros de la LBMA y participarán más
directamente en la fijación del precio del oro. Esto significa que los
inversores chinos tendrán una mayor y más directa influencia sobre el precio
internacional del metal. China a través de los bancos de propiedad estatal, ya
controla el Shanghai Gold Exchange (Bolsa de Oro de Shanghai), el mayor mercado
físico en Asia. China ha venido aumentando significativamente sus reservas en
oro a la vez que es el mayor productor de oro en el mundo. El país adquiere de
esta forma mayor poder para crear un caos financiero simplemente ‘subiendo’ la
cotización del oro. Si lo hacen, será sólo una cuestión de tiempo, para que el
sistema de reserva fraccional londinense de cuentas de oro sin respaldo físico
colapse, dejando a Shanghai como único mercado físico importante en el mundo
(Vea, Marion Mueller, Se reforma el sistema para fijar el precio de oro en
Londres; .www.loff.it.abc.es; 16.03.2015)

China ha venido aumentando significativamente sus reservas en oro a la vez que
es el mayor productor de oro en el mundo. Es preciso sabe que Rusia como China
son hoy los más activos compradores de oro a nivel mundial. En general en la
medida en que le es posible, los países de Eurasia están posicionando cada vez
más sus reservas en dicho metal. La pregunta es qué pasaría con el USD si China
decidiese hacer el yuan convertible al oro. Una nueva moneda mundial con
respaldo en el oro, implicaría un profundo cambio observado desde cuando EEUU
impuso el Dólar sin otro respaldo que su poder militar desde 1971/73. Estos
posibles escenarios de cambio en lo económico conllevan cambios también en lo
político, militar y estratégico.

Todo esto hace vislumbrar la inevitable Crisis del Dólar, como instrumento de
cambio y reserva mundial. Un instrumento cuyo respaldo más importante hoy radica
en la alta capacidad bélica del complejo financiero industrial-militar
norteamericano. La Crisis de la UE implicaría, en el fondo, la posibilidad
abierta de la Crisis del Dólar, y la Crisis del Dólar implicaría la crisis del
conjunto de jugadores de Unipolarismos Financieros Multinacionales (Fuerzas de
Restauración (Buitres-Tea Party) y pondría en plena ventaja al el esquema
unipolar Globalista si no fuera que BRICS-ampliado estuviese en el camino. Lo
anterior pone a Rusia y China como los enemigos más directos no solo de los
globalistas, sino también de las Fuerzas de Restauración en EE.UU..

La geopolítica actual

Los líderes de la Organización de Cooperación de Shangái (OCS)-Rusia , China,
Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán además de admitir
formalmente a India y Pakistán ven también con buenos ojos la incorporación de
la UE dentro de su proyecto. Se está formando una nueva arquitectura de Eurasia
y las naciones de la UE, sobre todo Alemania, Francia e Italia, podrían
beneficiarse enormemente de cooperar con este nuevo sistema. De producirse esta
integración EE.UU. quedaría aislado en el mundo y el proyecto globalista estaría
contra la pared. Es obvio que con ello los tambores de guerra están sonando con
fuerza en Washington (Jim Dean, Cumbre BRICS-OCS marca fin de hegemonía
occidental; www.hispantv.com, 26 de julio de 2015).

Según Albert Stahel, experto suizo militar y director del Instituto de
Investigaciones Estratégicas en Wadenswil, a la revista alemana ‘Focus’,
Vladímir Putin puede convertirse más temprano que tarde en el nuevo protector de
Alemania en vez de EE.UU. “Una vez Alemania sienta una amenaza para sus
intereses nacionales, cambiará el rumbo”, afirma el experto”.(Vea Russia Today
15 de junio de 2015). Sin embargo, Alemania o incluso toda Europa podrán
recurrir a Rusia y dejar de confiar en EE.UU en medio de la crisis en Siria. La
actual coyuntura en Siria parece brindarle una oportunidad. En medio de unas
crisis mundiales que van desde Siria a Ucrania, los intereses geoestratégicos de
Berlín parecen ir divergiendo lentamente de los de Washington. Los industriales
alemanes, en particular, parecen ansiosos por continuar con unos tratos
comerciales con Rusia y China que no tienen límite. Estos podrían colocar al
país en camino hacia un poderío mundial sin los límites de las fronteras de la
UE y, a largo plazo, indicar el final de la era en la que Alemania, por mucha
sutileza que se quisiera, era esencialmente un satélite estadounidense (Vea,
Pepe Escobar, Pueden China y Rusia echar a Washington a empujones de Eurasia,
www.rebelión.org, 9 de octubre de 2015).

Según Stahel, EE.UU. no es su potente para “proteger” a Europa. Además, para “el
control eficaz” de Rusia en Europa Washington carece de “recursos financieros y
apoyo suficiente del pueblo estadounidense”. El escenario descrito por el
experto puede pasar más tarde o más temprano en función del desarrollo de los
acontecimientos en Ucrania. A juicio de Stahel, Alemania desempeña un papel
clave en la oposición entre EE.UU. y Rusia. Si Alemania apoya a Rusia, habrá una
posibilidad de “expulsar a EE.UU. de la Europa continental paso a paso”. En los
países europeos siguen atentamente las decisiones tomadas en Berlín y, quizás,
muchos de ellos sigan las huellas de Alemania (www.actualidad.rt.com 15 de junio
de 2015).

Putin simultáneamente planea una jugada final respecto a Ucrania, que involucra
el fin de sanciones. Las naciones que realmente cuentan en la UE quieren
eliminarlas. Y lo harán si Putin hace lo que ellos no pueden hacer, destruir el
“Califato” que está enviando oleadas de refugiados hacia la Fortaleza Europa
(Russia Today, Alemania y toda Europa cambiarán EE.UU. por Rusia,
www.actualidad.rt.com, 17 de junio de 2015). Rusia quiere acabar con los
yihadistas antes de que se vuelvan contra ella mientras que Estados Unidos
espera utilizar a algunos de ellos en otros conflictos. Elementos del Emirato
Islámico han llegado a la región de Kherson, en Ucrania, donde ya se encuentra
un llamado gobierno de Crimea en el exilio» (Vea Alfredo Jalifa- Rahme,
Cooperación entre Obama y Putín contra el Yihadismo global, La Jornada, www.red
Voltaire 4 de octubre de 2015).

Es posible que las dos últimas semanas de septiembre con los sucesos en Siria
nos hayan alejado incluso de una tercera guerra mundial nuclear. A juicio de
Thierry Meyssan, el nuevo mandamás del Pentágono, Ashton Carter , regresa a los
juegos geopolíticos «al estilo de Kissinger» (Él considera que si se trata a
Rusia en forma seria como a una gran potencia, entonces sus preocupaciones
deberán ser reconciliadas con las de Estados Unidos, entre lo que destaca la
virtual cooperación en una Ucrania militarmente no alineada, lo cual dejaría de
lado la confrontación de Estados Unidos contra Rusia y China «al estilo de
Brzezinsnki». Kissinger tiende un lazo de reconciliación al presidente ruso,
Vladimir Putin, en contrapunto a la rusofobia de Zbigniew Brzezinski. El último
recurre a los montajes hollywoodenses de «revoluciones democráticas» con los
yihadistas y sus anárquicos «cambios de régimen» (Vea, Thierry Meyssan, Moscú y
Washington se plantean refundar las relaciones internacionales, Red Voltaire, 5
de octubre de 2015). Lo anterior no significa que continúa la guerra económica y
financiera.

Un mundo en transición histórica
Políticos de Washington, del Pentágono y de Wall Street observaron con
preocupación la doble cumbre en julio de 2015 de los BRICS y la Organización de
Cooperación de Shanghai en la ciudad rusa de Ufa. Después de Ufa extendieron la
guerra del mercado financiero y económica a China. China, a cambio, está
poniendo en el mercado sus bonos del Tesoro estadounidense, haciendo acopio de
reservas de oro y abriendo bancos de distribución regional para su propia moneda
nacional. Esto les proporcionará un acceso más fácil a los mercados de capitales
y los protegerá de la manipulación financiera puesta en práctica por parte de
Washington y Wall Street (Vea, Mahdi Darius Nazemroya, El Yuan eclipsa al dólar;
www.rebelión.org 23 de setiembre de 2015).

Es más, algunos bancos y gobiernos de la Unión Europea habían estado
considerando y analizando el utilizar la divisa nacional de China, el
renminbi/yuan, como divisa de reserva debido al atractivo de la estabilidad del
renminbi como divisa. Eso había preocupado a Washington y Wall Street, y fue uno
de los factores que provocaron la expansión de la guerra de divisas y financiera
contra Rusia y China. Wall Street intentó de hundir o colapsar el mercado de
valores chino y aumentar el valor de la moneda china. Beijing a cambio anunciaba
que había comprado 600 toneladas de oro en el lapso de un mes y que el Banco del
Pueblo de China se había librado de más de 17 mil millones de dólares de sus
reservas de divisas. Al mismo tiempo Beijing anunció una devaluación de su
moneda que dejó perplejo a Wall Street (IBID). Las posibilidades que la Reserva
federal aumentase la tasa de interés quedaron en el aire.

La Reserva Federal dudaba sobre si aumentar o no la tasa de interés de los
fondos federales. Desde diciembre de 2008 la tasa de interés de los fondos
federales se mantiene entre 0 y 0.25%. Ello no ha logrado estimular inversiones
productivas significativas para, en esa misma proporción, impulsar la creación
de empleo. Lo mismo sucede en el caso de los programas de flexibilización
cuantitativa. Los mayores beneficiarios resultaron ser los grandes bancos de
inversiones: Citigroup, Goldman Sachs, J.P. Morgan Chase, Bank of America,
Morgan Stanley.

La mayor preocupación de las autoridades monetarias de Estados Unidos es el
surgimiento de la caída de precios. Si la tasa de interés de los fondos
federales permanece intacta, será entonces evidente que Estados Unidos es mucho
más vulnerable ya que la burbuja financiera ya está mostrando los primeros
signos de estar explotando. La nervosidad en torna a la bolsa de valores está
con ello en ascenso. En cualquier momento podrán explotar sin que la Reserva
Federal haya aumentado las tasas de interés y la depresión económica al estilo
de 1929 será un hecho, solo x veces peor. La deuda mundial incluyendo los
derivados se calcula en 500 billones de dólares, o sea, más de 6 veces el
Producto Mundial. Más temprano que tarde terminará por estallar (Vea, Ariel
Noyola Rodríguez, La deflación es la peor pesadilla para Estados Unidos, en
www.redvoltaire.org.es, 20 de setiembre de 2015).

Cuando la bolsa de valores colapsará en el mundo, la depresión económica y la
deflación serán la consecuencia. Los gobiernos serán presionados de saquear las
cuentas bancarias mediante políticas de ´bail-in´s con los probables
´corralitos´ al estilo argentino en muchas partes. Al mismo tiempo muchos fondos
de pensiones serán arrebatados. Los medios de comunicación dominantes se
encargarán que los ciudadanos se vean forzados a condescender con estas
políticas ´para su propio bien´. Ante este escenario no falta observar que unos
mercados de valores procuren salvarse a costa de otros. (Vea, Clive Maund, Fiat
endgame- More QE, NIRP, Bails-ins and Pension Plunder; www.gold-eagle.com, 4 de
octubre de 2015).

Está muy claro que no hay perspectiva ninguna de un repunte en la economía
occidental. Ya hemos abordado en otros textos nuestros (Wim Dierckxsens, Después
de Grecia ¿Estado global o rebelión mundial?, http://www.deicr.org, artículos
para descargar) que debido a la baja en la tasa de ganancia la inversión ha
abandonada de manera definitiva el ámbito productivo. En tanto que se sigue
acortando la vida media útil de la tecnología aumentará el costo de reemplazo
tecnológico más de lo que es posible bajar el costo de la fuerza laboral. La
migración de capital transnacional y los flujos financieros que ello implique
hacia países emergentes (y en primer lugar hacia China) apenas han dado un
espacio temporal para rebajar el costo de la mano de obra y un consecuente
realce en la tasa de beneficio.

Así como Japón lucía en la posguerra como la quinta maravilla del mundo, así
lució China en la era de la globalización. La economía japonesa fue un motor
súper dinámico durante las cuatro décadas que siguieron a la segunda Guerra
Mundial. Pero hacia finales de la década de los ochenta la locomotora perdió
velocidad. En ese momento se había reducido la vida media útil del capital fijo
mucho más allá de lo que se había observado en EE.UU. y Europa al mismo tiempo
que el costo de la mano de obra iba en alza rápida. Japón entró desde entonces
en una recesión de la cual no ha podido salir. La notoria baja de la tasa de
crecimiento en China que se observa en los últimos años se debe a la sustitución
veloz de la tecnología y a inversiones sin encadenamiento (la construcción de
ciudades fantasma sin población y otros proyectos estériles como trenes de alta
velocidad subutilizados). Si al mismo tiempo observamos el rápido aumento en el
costo de la fuerza de trabajo por las exigencias en materia de educación y
salud, revela que no solo China sino la economía mundial entera tiembla de miedo
al ver reflejada su imagen en el espejo japonés (Vea, Alejandro Nadal, El virus
japonés infecta la economía global, La Jornada México, 15 de setiembre de 2015).

Pensamos que estamos entrando en un período donde los bancos centrales han
perdido el control sobre la economía y se sienten impotentes. Esto se aplica
también para la Reserva Federal. El actual panorama de otra gran crisis de la
deuda en el mundo y la quiebra de bancos y bancarrotas de estados demandaría
fondos más allá de la capacidad que cualquier banco central podrá proveer. La
lógica pareciera ser la de un mundo, un banco y una sola moneda para todo el
planeta. Es aquí donde la élite financiera en el poder presentará al FMI como
banco único por encima de todas las naciones con una sola moneda (los Derechos
Especiales de Giro del FMI) que no tenga vínculo alguno con una nación con
intereses propios en particular. La elite propondrá en esta coyuntura la
creación de un Estado Global. Lo que esto en última instancia significa un
gobierno mundial, con un banco central mundial y moneda mundial. Lo que también
significará y lo que es mucho más preocupante, que todo esto se materialicen
como resultado de un descenso de la democracia en el mundo, y por lo tanto, un
aumento en el autoritarismo. Será un estado global sin fronteras ni compromiso
alguno con los ciudadanos. Lo que estamos presenciando es la creación de
gobierno mundial totalitario.

De hecho, el concepto mismo de una moneda mundial y el banco central global es
autoritario en su propia naturaleza, ya que elimina cualquier vestigio de
supervisión y rendición de cuentas de distancia de los pueblos del mundo, y
hacia un pequeño grupo, cada vez más interconectado de las élites
internacionales (Vea, Andrew Marshall, A global Central Bank, a global
Currencyand a global Government; www.drawingmagazine.com, agosto de 2009). El
gobierno global se estructuraría a partir de los tres Tratados que no se
discuten, sino que se imponen; que no pasan por los poderes del Estado, sino que
se “arreglan”. Los gobiernos “amigos” de los EEUU, (entre los que se cuentan los
obsecuentes de México, Perú, Chile y Colombia) están obligados a mantener en
secreto los ´arreglos´ aún después de la reciente firma de Asociación
Transpacífica (TPP, por sus siglas en inglés) por los gobiernos. Aunque falte la
ratificación parlamentaria de los países, de concretarse no solo se divide a la
Unasur y se frena el avance del núcleo Mercosur-Alba, sino el totalitarismo
supranacional se instalaría en América latina. El otro tratado entre EE.UU. y la
UE se denomina: Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus
siglas en inglés). Estos dos tratados y el Tratado de Comercio de los Servicios
(TISA, por sus siglas en inglés) tiene alcances que no son locales, ni
nacionales, ni regionales sino mundiales. Juntos buscan establecer un nuevo
orden hegemónico global con más de la mitad de la economía mundial bajo su
control total.

Los tratados de la Triple T se inscriben en la perspectiva de crear un gobierno
global, impone la financierización de sus economías, afecta la producción, el
crecimiento económico, el ahorro, flexibiliza el trabajo hasta extinguirlo y
precariza el ingreso de las grandes mayorías, incrementando la desigualdad
social y la pobreza. Nada parece detener a la élite en el afán por imponer su
hegemonía a escala global. Se trata de frenar la posibilidad de un nuevo orden
mundial multipolar impulsado por los BRICS. Esto implica cercar a Rusia y evitar
con la ocupación de Ucrania que la UE se integre al proyecto de Eurasia. Lo
anterior requiere también aislar a China y evitar a toda costa que se unifiquen
Rusia y China, objetivo no solo lejos de haberlo alcanzado sino con un resultado
plenamente opuesto. También requiere acabar con BRICS y con la Cooperación de
Shanghái. El uso de la fuerza militar no es ajeno a este proyecto y los tambores
de guerra suenan cada vez más duro. (Vea, Ruben Ramos; TPP,TTIP, TISA, arreglos
en secreto para acabar con los pobres, www.alainet.org, 17 de agosto de 2015).

Para impulsar este proyecto global, la élite financiera ya no tiene mucho tiempo
de perder. Si no hacen estrellar las economías del mundo pronto, para formar en
ese caos un gobierno global con su banco central y moneda global, arriesgarán
que los BRICS adquieren el espacio necesario para tomar control hegemónico de la
economía-mundo. Está claro que en cualquier momento podamos esperar un caos
monetario en el mundo. Lo anterior lo esperaba China y más se preparan los BRICS
para tener medidas alternativas ante la generación de ese caos monetario. Si la
élite no se apresure, incluso hasta la Unión Europea podrá decidir virar su
mirada hacia el Este en vez de comprometerse con el Oeste. Con la sola
integración de la UE a Eurasia BRICS obtendrán sin duda alguna la hegemonía
sobre la conducción economía mundo (Vea, Bruno Sgarzini, Estados Unidos está
atravesado con la puja entre el viejo y un nuevo imperialismo; entrevista con
Gabriel Merino, http://misionverdad.com/, 16 de setiembre de 2014).
.
Sea quien que saldrá hegemónico de esta confrontación de bloques de poder,
ninguna de los dos estará en las condiciones de reconectar la inversión con el
ámbito productivo debido a la continua baja de la tasa de ganancia. Hemos
llegado a los límites de acortar la vida media de la tecnología y con ello a la
acumulación de capital en el ámbito productivo. Hemos llegado a los límites de
la acumulación de capital ficticio en una economía financierizada. Parece que no
hay de otra que dar vida a la tecnología y los productos en general. Lo anterior
no es posible dentro de la lógica del capital. Estaríamos ante un mundo de
des-acumulación, pero un mundo orientado a la vida de lo que se produce que en
última instancia podrá dar vida a las mayorías sin quitar vida a la naturaleza.
Estamos en plena crisis civilizatoria y en un mundo en transición histórica,
donde comienzan a surgir y desarrollar formaciones sociales en transición hacia
sistemas pos-capitalistas.

IN

LA PÁGINA DE WIM DIERCKXSENS
http://mariwim.info/?p=36
Octubre 2015



*** Complemento para se entender o Brasil de hoje.

segunda-feira, 12 de outubro de 2015

El dilema que debemos resolver: ¿El Imperio o la humanidad?



Howard Zinn

TomDispatch



Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García



¿Es el final de un Imperio?
Introducción de Tom Engelhardt

En 2005 me encontré con Howard Zinn para hacerle una entrevista que fue
publicada por TomDispatch. Esta es la descripción que de él hice en ese momento:

“Es alto y delgado; tiene una mata de pelo blanco. Tripulante de aviones
bombarderos durante la gran guerra contra el fascismo y desde entonces veterano
activista estadounidense contra las guerras de Estados Unidos, su libro más
conocido es A People's History of the United States (La otra Historia de Estados
Unidos); es un experto en las inesperadas voces de la resistencia que se han
hecho oír en toda nuestra historia. A sus 83 años (a pesar de que parece 10 años
más joven), es también un veterano de este accidentado siglo; aun así no hay
nada de atrasado en echar una mirada a su persona. Su voz es tranquila;
claramente se toma a sí mismo con una pizca de sal y en ocasiones se ríe
burlonamente de sus propios comentarios. De tanto en tanto, cuando un
pensamiento le gusta y su cara se ilumina con una sonrisa auténtica, parece
decididamente joven.”

Así es como lo vi entonces y así es como lo veo a casi cinco años de su muerte;
me dan ganas de exclamar “¡Qué tipo este!”. ¿Puede alguien dudar que él nos
(incluyo aquí a muchos estudiantes de secundaria y universitarios) haya cambiado
la forma de pensar acerca de nuestro mundo estadounidense? Por eso, en este
extraño momento de la historia, cuando casi cada acción imperial que realiza
Estados Unidos sale mal (véase Afganistán, Siria, Iraq y Yemen) y aun así
continúa siendo la única superpotencia, parece pertinente ofrecer este “lo mejor
de” TomDispatch, una mirada retrospectiva de cómo llegó Zinn a darse cuenta de
que el nuestro era un Imperio. Para llegar al umbral del imperio (donde, por
supuesto siempre estuvo), él hizo un viaje –una odisea– muy suyo.


* * *


Lo que el aula no me enseñó sobre el Imperio estadounidense

Con un ejército de ocupación guerreando en Iraq y Afganistán, con bases
militares y empresas intimidando en cada rincón del planeta, ya casi nadie
cuestiona la existencia de un Imperio estadounidense. Por cierto, quienes lo
negaban fervientemente se han pasado al abrazo más jactancioso y desvergonzado
de la idea.

Sin embargo, la idea misma de que Estados Unidos era un Imperio no se me ocurrió
hasta que terminé mi trabajo como bombardero en la Octava Fuerza Aérea británica
durante la Segunda Guerra Mundial y regresé a casa. Incluso mientras empezaba a
tener dudas sobre la pureza de la “Buena Guerra”, incluso después de haberme
horrorizado por Hiroshima y Nagasaki, incluso después de haber bombardeado yo
mismo ciudades europeas, todavía no había relacionado todo aquello en el
contexto de un “Imperio” estadounidense.

Yo tenía conciencia, como todo el mundo, del Imperio británico y de las otras
potencias imperiales europeas, pero Estados Unidos no era visto de la misma
manera. Cuando, después de la guerra, me acogí a la Ley de Derechos del Veterano
y fui a la universidad donde cursé Historia de Estados Unidos, me acostumbré a
encontrar un capítulo en los textos de historia que se llamaba “La era del
Imperialismo”. Se refería invariablemente a la guerra de 1898 librada entre
España y Estados Unidos y la subsiguiente conquista de las islas Filipinas. Daba
la impresión de que el Imperialismo estadounidense había durado unos pocos años.
No había un punto de vista global sobre la expansión de Estados Unidos que
pudiera llevar a la idea de un imperio de ámbito mundial ni de un periodo
“imperial”.

Recuerdo el mapa en el aula (titulado “Expansión hacia el oeste”) que mostraba
la marcha a través del continente como si fuese un fenómeno natural, casi
biológico. Aquella enorme adquisición de tierra llamada “La compra de
Louisiana”, que insinuaba la adquisición de un territorio que era cualquier cosa
menos desocupado. Era una insensatez: ese territorio, por entonces ocupado por
cientos de tribus indias que debían ser aniquiladas o expulsadas –lo que ahora
llamamos “limpieza étnica”– para que los blancos pudieran colonizar la tierra y
más tarde los ferrocarriles pudiesen cruzarla en uno y otro sentido presagiando
así la “civilización” y sus brutales procedimientos.

Ni las discusiones sobre la “democracia jacksoniana” en las clases de historia
ni el libro tan popular de Arthur Schlesinger hijo, The Age of Jackson, me
dijeron algo sobre el “Sendero de las lágrimas”, la letal marcha forzada de “las
cinco tribus civilizadas” en dirección al oeste desde Georgia y Alabama
atravesando Mississippi, que dejó 4.000 muertos tras ella. Ningún texto sobre la
Guerra Civil mencionaba la masacre de Sand Creek, en la que se asesinó a
centenares de pobladores indígenas, justo cuando la administración Lincoln
proclamaba la “emancipación” de los negros.

El mapa del aula también mostraba una porción del territorio del sur que estaba
rotulada como “Cesión mexicana”. Se trataba de un práctico eufemismo para
referirse a la agresión bélica contra México en 1846, en la que Estados Unidos
se apoderó de la mitad del territorio de ese país: California y el gran
Suroeste. La expresión “Destino manifiesto”, utilizada por aquellos tiempos,
naturalmente pronto se convirtió en algo de ámbito universal. En 1898, en
vísperas de la guerra España-Estados Unidos, Washington Post vislumbraba más
allá de Cuba; “Nos enfrentamos a un extraño destino. El sabor del Imperio está
en la boca del pueblo como lo está el sabor de la sangre en la jungla”.

La violenta marcha a través del continente, e incluso la invasión de Cuba,
parecían estar en el interior de la esfera de los intereses naturales de Estados
Unidos. Después de todo, ¿acaso la Doctrina Monroe no había declarado en 1823
que el hemisferio occidental estaba bajo nuestra protección? Sin embargo, con
apenas alguna pausa después de Cuba, fue la invasión de las Filipinas, casi en
el otro lado del mundo. En ese momento, la palabra “imperialismo” parecía la más
adecuada para las acciones de Estados Unidos. Ciertamente, esa larga y cruel
guerra –tratada veloz y superficialmente en los libros de historia– propició la
Liga Anti-Imperialista, en la que tanto William James como Mark Twain fueron
figuras prominentes. Pero tampoco fue esto algo que yo aprendiera en la
universidad.

La “Única Superpotencia” sale a la luz

No obstante, leyendo fuera del aula empecé a encajar las piezas de la historia
en un mosaico más amplio. Lo que en la década que precedió a la Primera Guerra
Mundial al principio pareció algo así como una política exterior completamente
pasiva ahora ese momento aparecía como una sucesión de intervenciones violentas:
el expolio de la Zona del Canal de Panamá a Colombia, el bombardeo de la costa
de México, el despacho de la infantería de marina a casi todos los países de
Centroamérica, el envío de ejércitos de ocupación a Haití y la República
Dominicana. Como el muy condecorado general Smedley Butler, que participó en
muchas de esas intervenciones, escribió más tarde: “Fui un mandadero de Wall
Street”.

En el mismo momento en que yo estaba aprendiendo esta historia –los años
posteriores a la Segunda Guerra Mundial– Estados Unidos se estaba convirtiendo
no ya solo en otra potencia imperial más sino en la principal superpotencia del
mundo. Resuelta a retener y ampliar su monopolio del arma nuclear, se estaba
adueñando de remotas islas en el Pacífico, obligando a sus habitantes a que las
abandonaran y haciendo de esas islas un letal patio de juegos para nuevos
ensayos atómicos.

En sus memorias, No Place to Hide, el doctor David Bradley, que controló los
niveles de radiación en esas pruebas, hizo una descripción de lo que habían
dejado atrás los equipos de encargados de los ensayos cuando regresaron a casa:
“Radiactividad, contaminación, una isla de Bikini destruida y la mirada triste
de los pacientes exiliados”. Después de unos años, a los ensayos en el Pacífico
les siguieron más pruebas en los desiertos de Utah y Nevada; en total, más de un
millar de ensayos.

Cuando en 1950 empezó la guerra de Corea, yo todavía estaba estudiando historia
como graduado en la Universidad de Columbia. Nada de lo que ocurría en clase me
preparaba para entender la política estadounidense en Asia. Pero leía el
semanario I.F. Stone’s Weekly. Stone era uno de los pocos periodistas que
cuestionaba la justificación oficial del envío de un ejército a Corea. Entonces,
a mí me parecía claro que no era la invasión de Corea del Sur por parte de Corea
del Norte lo que provocaba la intervención de Estados Unidos, sino el deseo que
este país tenía de establecer un solido punto de apoyo en el continente
asiático, sobre todo desde que los comunistas se habían hecho con el poder en
China.

Años más tarde, mientras la intervención encubierta en Vietnam crecía hasta
convertirse en una enorme y brutal operación bélica, los designios imperiales de
Estados Unidos se hicieron más claros para mí. En 1967, escribí un librito
llamado Vietnam: The Logic of Whithdrawal. Para entonces, yo ya estaba muy
involucrado en el movimiento contra la guerra.

Cuando leí las 100 páginas de los Papeles del Pentágono*, que Daniel Ellsberg me
había encomendado, me sobresalté al conocer los memorandos secretos del Consejo
Nacional de Seguridad. En su explicación de los intereses estadounidenses en el
Sureste Asiático, los papeles hablaban con claridad meridiana sobre los
objetivos de Estados Unidos: “estaño, caucho, petróleo”.

Ciertamente, ni la deserción de soldados en la guerra con México, ni los motines
contra la conscripción obligatoria durante la Guerra de Secesión, ni los grupos
antiimperialistas en el cambio de siglo, ni la vigorosa oposición a la Primera
Guerra Mundial; ningún movimiento contra la guerra en la historia de Estados
Unidos alcanzó la magnitud del de la guerra de Vietnam. Al menos una parte de
esa oposición se basaba en la comprensión de que estaba en juego algo más que
Vietnam, de que la atroz guerra librada en un pequeño país formaba parte de un
plan imperial mucho mayor.

Varias intervenciones militares que siguieron a la derrota en Vietnam parecieron
reflejar la desesperada necesidad de la superpotencia aún reinante de establecer
una dominación de ámbito planetario; incluso después de la caída de su poderoso
rival, la Unión Soviética. De ahí la invasión de la isla de Granada en 1982, el
bombardeo y asalto de Panamá en 1989, la primera guerra del Golfo en 1991. ¿Fue
acaso la toma de Kuwait por parte de Saddam Hussein lo que motivó al abatido
George Bush padre o antes bien utilizó él este el acontecimiento como una
oportunidad para llevar con firmeza el poder militar estadounidense hacia la
codiciada región petrolera de Oriente Medio? Dada la historia de Estados Unidos
y su obsesión por el crudo de Oriente Medio mostrada ya en 1945 por Franklin
Roosevelt con su tratado con el rey de Arabia Saudí, Abdul Aziz, y en 1953 con
el derrocamiento del gobierno democrático de Mossadeq en Irán por parte la CIA,
no resulta muy difícil responder a esta pregunta.

Justificación del Imperio

Los despiadados atentados del 11 de septiembre (como lo admitió la Comisión
oficial del 11-S) fueron la consecuencia del feroz odio originado por la
expansión estadounidense en Oriente Medio y el resto del mundo. Según el libro
The Sorrows of Empire, de Chalmers Johnson, incluso antes del acontecimiento el
departamento de Defensa reconoció la existencia de 700 bases militares de
Estados Unidos fuera de su territorio.

Desde entonces, con el inicio de la “guerra contra el terrorismo”, se instalaron
o ampliaron muchas más bases: en Kyrgyzstán, Afganistán, el desierto de Qatar,
el golfo de Omán, el Cuerno de África y en cualquier otro sitio del mundo donde
un gobierno complaciente pudiese ser sobornado o coaccionado.

Cuando yo bombardeaba en Alemania, Hungría, Checoslovaquia y Francia durante la
Segunda Guerra Mundial, la justificación moral era tan sencilla y clara que
estaba más allá de toda discusión: estábamos salvando al mundo del mal del
fascismo. Por lo tanto, me quedé estupefacto cuando oí a un artillero de otra
tripulación –él y yo teníamos en común que leíamos libros– que decía que él
consideraba que aquello era “una guerra imperialista”. Ambos lados, decía,
estaban motivados por la ambición de controlar y conquistar. Discutimos bastante
pero no llegamos a resolver la cuestión. Irónica y desgraciadamente, poco tiempo
después de nuestra discusión el avión de mi camarada fue derribado y él murió en
la misión.

En las guerras, siempre hay una diferencia entre la motivación de los soldados y
la de los líderes políticos que los envían al combate. Mi motivación, como la de
muchos otros, era ingenua respecto de la ambición imperial. Yo estaba ayudando a
derrotar al fascismo y a crear un mundo más decente, libre de agresiones,
militarismo y racismo.

La motivación del establishment de Estados Unidos, según lo entendía el
artillero del que hablo, era de naturaleza diferente. Fue descrita a principios
de 1941 por Henry Luce, un multimillonario que era propietario de las revistas
Time, Life y Fortune, como la llegada del “Siglo de Estados Unidos”. El tiempo
había llegado, decía, para que Estados Unidos “ejerza en el mundo la totalidad
del impacto de nuestra influencia, para los propósitos que consideremos
adecuados y por los medios que consideremos adecuados”.

Es imposible pedir una declaración de designio imperial más sincera y rotunda.
En los últimos años, de ella se han hecho eco los intelectuales al servicio de
la administración Bush, pero asegurándonos que esta “influencia” es benevolente,
que los “propósitos” –ya sea en la formulación de Luce o en las más recientes–
son nobles, que se trata de un “imperialismo iluminado”. Tal como dijo George
Bush en su segundo discurso de toma de posesión: “El llamamiento de nuestro
tiempo es la extensión de la libertad en todo el mundo”. The New York Times
escribió que ese discurso era “sorprendente por su idealismo”.

El Imperio estadounidense siempre ha sido un proyecto bipartidista: demócratas y
republicanos se han turnado ampliándolo, ensalzándolo, justificándolo. En 1914
–al año en que EE.UU. bombardeó México–, el presidente Woodrow Wilson les dijo a
los graduados de la academia naval que Estados Unidos utilizaba “su armada y su
ejército... como instrumentos de civilización, no de agresión”. Y en 2002, Bill
Clinton les dijo a los graduados de West Point: “Los valores que habéis
aprendido aquí podrán extenderse por todo el país y por todo el mundo”.

Para el pueblo de Estados Unidos, y por cierto para los pueblos de todo el
mundo, más pronto que tarde estas proclamas revelan su falsedad. La retórica, a
menudo convincente en un primer momento, se convierte pronto en algo abrumador
por los horrores que ya no pueden seguir escondiéndose: los cadáveres
ensangrentados de Iraq, los miembros desgarrados de los soldados
estadounidenses, los millones de familias expulsadas de sus hogar, tanto en
Oriente Medio como en el Delta del Mississippi.

¿No han empezado a perder asidero en nuestra mente esas justificaciones
imperiales incrustadas en nuestra cultura, que agreden nuestro sentido común
–que la guerra es necesaria para la seguridad, que su expansión es fundamental
para la civilización–? ¿Habremos llegado acaso a ese punto en la historia en el
que estemos preparados a abrazar una nueva manera de vivir en el mundo, en la
que la cuestión no sea ampliar nuestro poder militar sino nuestra humanidad?

Nota: *. “Los Pentagon Papers (los Papeles del Pentágono), titulados
oficialmente United States - Vietnam Relations, 1945–1967: A Study Prepared by
the Department of Defense (Relaciones Estados Unidos - Vietnam, 1945-1967: Un
estudio elaborado por el Departamento de Defensa), es el nombre popular de un
documento secreto que contiene la historia de la implicación de Estados Unidos
en Vietnam entre 1945 y 1967. Los Pentagon Papers empezaron a publicarse en la
primera página de The New York Times en 1971” (extraído de Wikipedia por el
traductor).

Howard Zinn (1922–2010) fue historiador, autor de obras de teatro y activista.
Escribió A People’s History of the United States (en castellano, La otra
historia de los Estados Unidos. Editorial Hiru. Hondarribia, Guipúzcoa, 2005) y
A People's History of American Empire (presentado en formato cómic), junto con
Mike Konopacki y Paul Buhle. Enseñó en el Instituto Spelman, un instituto
universitario para mujeres negras de Atlanta, donde se convirtió en un activo
integrante del movimiento por los derechos civiles. Después de ser expulsado del
Spelman por su apoyo a las reivindicaciones de los estudiantes, Zinn fue
profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Boston. Ha escrito muchos
libros, entre ellos una autobiografía: You Can’t Be Neutral on a Moving Train
(en castellano, Nadie es neutral en un tren en marcha. Editorial Hiru,
Hondarribia, Guipuzcoa, 2001). Recibió el premio de literatura de no ficción de
la Fundación Lannan y el premio Eugene V. Debs por sus escritos y su activismo
político.


IN
REBELIÓN
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204342
12/10/2015

domingo, 11 de outubro de 2015

COP21: O clima vai bem, obrigado!



– Como o GIEC organizou uma gigantesca transferência do dinheiro de todos
os cidadãos para alguns beneficiários...

por István E. Markó [*]

Na véspera da Conferência Internacional de Paris sobre o Clima ( COP21),
sucedem-se declarações alarmistas a um ritmo desenfreado, efectuadas pela
colossal máquina de propaganda da ONU. Nada nos é poupado, nem a seca e os
fogos florestais na Califórnia, nem o último furacão atravessando a Ásia.
Qualquer acontecimento meteorológico que possa inquietar o público, ainda
que pouco, é imediatamente ligado a uma [suposta] alteração climática de
origem antropogénica.

Numa entrevista recente no programa La Première (RTBF, Radio Télévision
Belge Francophone), o vice-presidente do GIEC (Grupo Intergovernamental
para o Estudo do Clima), o professor Jean-Pascal van Ypersele, não hesitou
em nos prometer o apocalipse final: desde secas e chuvas extremamente
intensas, colheitas de cereais em queda livre, uma ascensão catastrófica
do nível dos oceanos... e a culpar o CO2 produzido pelo homem. E exigir
que se chegue a uma descabornização total da nossa sociedade daqui até
2100! Do contrário, a temperatura da Terra aumentaria em mais de 2º C,
nível para além do qual um fim atroz nos aguarda.

O vice-presidente do GIEC parece ignorar (?) que este limite de +2º C na
elevação da temperatura média do nosso planeta não repousa sobre nenhuma
prova científica. Este número foi lançado por climatologistas alemães
dirigidos pelo Prof. Schellnhuber, director do Potsdam Institute for
Climate Impact Research, sob pressão de Angela Merkel. Mais tarde, o Prof.
Schellnhuber irá declarar: "Este limite de +2º não tem nada de mágico; é
somente um objectivo político. O mundo não desaparecerá imediatamente,
mesmo em caso de aquecimento mais poderoso".

Esta declaração não perturba nosso vice-presidente, que prossegue: "Se se
continua no curso de desenvolvimento actual sem nada modificar, chegaremos
provavelmente a +4 ou +5º a mais e isto será catastrófico para muitas
populações". Mais uma vez, ele parece ignorar (?) que numerosas
publicações científicas recentes revêem em baixa o impacto do aquecimento
devido à duplicação da quantidade de CO2 atmosférico. O Prof. Jean
Jouzel, igualmente vice-presidente do GIEC, afirmava recentemente que o
aquecimento observado da Terra era da ordem de 0,01ºC por ano! Daqui a
2100 a Terra veria sua temperatura aumentar em 0,85º se nada mudasse.
Estamos longe, muito longe, dos +2ºC políticos e dos extravagantes +4 a
5ºC emitidos pelas mais loucas modelizações. A não fiabilidade dos modelos
climáticos foi claramente denunciada por Hans von Storch, um dos mais
eminentes climatologistas alemães, que não hesita em declarar: "Os
modelos climáticos são falsos em mais de 98%!" E, contudo, são os
resultados erróneos destes modelos não fiáveis que servem de base de
trabalho aos decisores políticos.

CO2, O VILÃO UNIVERSAL

O culpável é, evidentemente, o CO2 emitido pelo homem – e unicamente
este. Recordemos que não há nenhuma prova científica da influência do CO2
sobre a temperatura do globo. Ao contrário, todos os estudos indicam que,
durante os últimos 400 mil anos, a variação da concentração em CO2
atmosférico sempre seguiu as flutuações da temperatura, nunca o inverso.
Enquanto a quantidade de CO2 emitida pelo homem não cessa de crescer desde
a era industrial, um arrefecimento climático importante foi observado de
1942 a 1975, levando alguns a preverem a iminência de uma nova Era
Glaciar. Desde há quase 19 anos, a temperatura média da Terra não aumentou
nem um mínimo. Se o CO2 tivesse um efeito qualquer sobre a temperatura nós
já o teríamos observado, não?

Todas as previsões efectuadas pelos climatologistas modelizadores
revelaram-se sempre erróneas. Todas, sem excepção! O número e a violência
dos furacões diminuiu em vez de aumentar, os gelos na Antárctica não
cessam de aumentar desde há cerca de 30 anos, a banquisa árctica que devia
desaparecer desde 2008 está sempre lá e recupera admiravelmente, a
velocidade de subida dos oceanos diminuiu fortemente, os ursos polares que
estavam em vias de desaparecimento viram sua população multiplicada por
sete desde 1970 e o planeta enverdeceu em 21%, em parte graças ao
crescimento da taxa de CO2 atmosférico. Ao contrário das afirmações do
Prof. van Ypersele: "A partir de 1º a mais, a produção de cereais como o
trigo ou o arroz está ameaçada", numerosos estudos de campo mostram que o
trigo e o arroz prosperam quando a taxa de CO2 na atmosfera e a
temperatura aumentam (até 600 ppmv e +3ºC)! Assinalemos que existem também
múltiplas variedades de trigo e de arroz resistentes a este tipo de
stress.

Quanto às energias renováveis, louvadas pelo vice-presidente do GIEC,
elas não são competitivas com as energias fósseis e nucleares. Sem as
gigantescas subvenções estatais pagas pelos contribuintes, estas energias
intermitentes de custo exorbitante jamais teriam visto o dia. Contudo, ele
obstina-se em recomendar estas soluções inoperantes que não só empobrecem
a população (mais de um milhão de alemães são incapazes de pagar suas
facturas energéticas) como arriscam remeter para a pobreza um número
crescente dos nossos irmãos humanos. O escândalo da transferência dos
pobres para os mais ricos, que podem pagar painéis solares e [veículos]
Tesla S, das companhias eléctricas que enriquecem graças aos certificados
verdes e dos bancos que tomam de passagem a sua parte, durou demasiado. O
GIEC organizou, com a cumplicidade de certos políticos, uma gigantesca
transferência do dinheiro de todos os cidadãos para alguns felizes
beneficiários. Isto é uma vergonha ética... O pior é que isso foi
orquestrado por partidos de esquerda.

É triste que a climatologia, esta jovem e bela ciência, seja assim
desviada para visões politiqueiras e para o dogmatismo ideológico.


09/Outubro/2015
Ver também:

Aquecimento global: uma impostura científica
Acerca da impostura global
A fábula do aquecimento global
A falsificação da história climática a fim de "provar" o aquecimento
global
Climagate: O pior escândalo científico da nossa era
CO2: O novo tráfico de indulgências
mitos-climaticos.blogspot.pt

[*] Químico, presidente da European Chemical Society, Professor da
Universidade Católica de Louvaina.

O original encontra-se em
www.contrepoints.org/2015/10/09/224588-cop21-le-climat-va-bien-merci-pour-lui


Este artigo encontra-se em http://resistir.info/ .


IN
RESISTIR.INFO
http://resistir.info/climatologia/cop21_09out15.html
11/10/2015

sexta-feira, 9 de outubro de 2015

Autogestión socialista versus autogestión reformista


Iñaki Gil de San Vicente

La crisis actualiza un debate anterior al comunalismo inglés del siglo XVII que
recuperaba tierras baldías de la nobleza bajo el lema de omnia sunt communia :
todo es de todos. Müntzer lanzó esta consigna a comienzos del siglo XVI
siguiendo una de las dos «almas enemigas» que corroen a las religiones
precapitalistas como «medios de integración y protesta»[1]: la que guardaba la
memoria herida de la propiedad comunal, mientras que las iglesias protestantes y
el catolicismo seguían el «alma» de la propiedad privada que se imponía sobre la
comunal conforme se afianzaban los Estados tributarios. Recordemos que hasta
poco antes del capitalismo a muchos pueblos «les era totalmente desconocida la
propiedad privada del suelo»[2].

Muchos textos escritos en la Mesopotamia del -3000 giraban alrededor de la
explotación del trabajo, como la Epopeya de Gilgamesh y El poema del muy sabio
Atharasis que narra en forma mítica la lucha entre los igigi, cansados de la
sobreexplotación agotadora, y los anunnaki, que vivían apropiándose de los
bienes producidos por los campesinos igigi[3]. Para acabar con las resistencias
de los explotados igigi los anunnaki lanzaron el Diluvio Universal y crearon una
nueva raza humana pasiva, explotable eternamente e incapaz de pensar en su
autogestión e independencia de todo amo.

Roma conocía la fluctuante pervivencia del «alma» comunalista en sectores
campesinos y en el siglo XIII Tomás de Aquino admitió que in extrema necessitate
omnia sunt communia . Surge aquí un debate que recorre la pugna entre la
doctrina social católica que asume una autogestión respetuosa con la propiedad
privada, para lo que tal vez podría recurrirse in extrema necessitate al muy
limitado derecho a la rebelión de Tomás de Aquino[4], y la autogestión
socialista que asume la autodefensa violenta contra la explotación, según el
principio de que «tomado en el más estricto sentido del término, el pacifismo es
sumamente inmoral»[5].

Ideales de igualitarismo existen en el Islam: «Según el propio Mahoma, la riba,
es decir, la ampliación de la fortuna, es un pecado muy grave»[6]. Si vamos al
otro extremo del mundo, «el mito utópico del comunismo agrario del jingtian
estará muy vigente en China hasta pleno siglo XX. Los primeros marxistas vieron
en él la versión del “comunismo primitivo”; los teóricos del “modo de producción
asiático” se refirieron a él hacia 1930, haciéndolo suyo»[7]. Conocemos la
resistencia tenaz y polivalente[8] de los pueblos originarios americanos para
defender sus tierras comunales y sus identidades[9] pero casi desconocemos el
rechazo de los indios a aceptar el dinero[10] de los blancos a finales del siglo
XVIII, por sus destructivos efectos, ya que facilitaban la especulación sobre
sus tierras y destruían sus redes comunitarias. Intuitivamente los indios sabían
que «el dinero es un depósito de poder social»[11] y esa esencia inhumana
termina pudriendo toda experiencia de «banca ética», «moneda social», etc.

Una mezcla de especulación, proteccionismo y «libertad de comercio» que imponían
los Estados a los pueblos precapitalistas y Estados débiles ayudó al auge
capitalista. M. Beaud ha definido estas formas brutales de acumulación como «lo
antiguo y lo nuevo»[12]. Los actuales TTIP, TiSA y TLC son mejoras
contemporáneas de la «libertad de comercio» de aquellos siglos iniciales. Por
ejemplo, el Tratado de Methuen de 1703 mediante el que el imperio portugués
anulaba de facto su independencia económica a cambio de la protección
internacional de la expansiva Inglaterra[13]. C. Andrés Ortiz sostiene que los
intentos de la Unión Europea para forzar tratados de libre comercio con Mercosur
y Unasur siguen la estela del Tratado de Methuen que enriqueció a la minoría y
empobreció a la mayoría[14].

La acumulación originaria del capital[15] muestra la destrucción salvaje de lo
comunal y de la autogestión de pueblos precapitalistas, proceso consustancial al
capitalismo como bien demostró Rosa Luxemburg y D. Harvey confirma en el
presente[16]. Luego Marx insiste en el papel creciente del capital ficticio, ya
denunciado por Gilbart en 1834 con una frase: «Todo lo que facilita los
negocios, facilita también la especulación y que ambos van, en muchos casos, tan
íntimamente unidos, que resulta difícil decir dónde acaban los negocios y dónde
empieza la especulación»[17].

La historia del capital es despiadada: expropia los comunales e ilegaliza y
reprime el derecho consuetudinario que permitía a los pueblos sobrevivir con su
uso, derecho precapitalista que Marx[18] defiende y justifica. El capital
recurre al terror, a las corrupciones y especulaciones para impulsar al
capital-dinero y especulativo, creándose una espiral de explotación sistemática
que multiplica las corrupciones y violencias extremas. Ante esto, ocurre que
«los obstáculos que la solidez y la estructura interiores de los sistemas
nacionales de producción precapitalista oponen a la influencia disgregadora del
comercio se revela de un modo palmario en el comercio de los ingleses con la
India y con China»[19] porque la pequeña agricultura, la industria doméstica y
la propiedad comunal oponen la más tenaz resistencia «a la producción de la gran
industria»[20].

¿De dónde surge ese potencial de resistencia anticapitalista? De la dialéctica
del trabajo, es decir, del hecho de que antropogenia y trabajo sean
prácticamente la misma praxis liberadora que queda, sin embargo, anulada por la
dominación de la clase propietaria de las fuerzas productivas[21]. El
capitalismo anula el potencial liberador del trabajo mediante la unidad
dialéctica de la explotación asalariada y de su subsunción en el capital, en un
proceso simultáneo sometido a la ley general de la acumulación. Mientras que el
trabajo libre es una actividad orientada a un fin y modelada «según las leyes de
la belleza»[22]; bajo el capital el trabajo es alienante, forzado, enajenado.
«Trabajo» en el lenguaje de quien tiene que trabajar para vivir también
significa «dificultad, impedimento, perjuicio, penalidad, molestia, tormento,
suceso infeliz, estrechez, miseria, pobreza o necesidad con que se pasa la
vida»[23]. La palabra «trabajo» viene del instrumento romano de tortura llamado
tripalium .

Autogestión[24], asociación cooperativa[25], cooperación[26], consejismo[27],
sindicalismo y sindicatos[28] y otras prácticas son praxis diversas en sus
formas pero unidas contra el tripalium . Diversidad apreciable en las cinco
acepciones del término autogestión: social revolucionaria; pedagógica y
cultural; popular, de comunidades y colectivos; en el trabajo en comités y
comisiones; y sobre todo «la gestión por parte de los productores directos de
los medios de producción en una escala general -en un pueblo, una comarca e,
inclusive, en el conjunto de la economía social de un país. En este caso se
habla de la autogestión social generalizada siempre en sintonía con las
aspiraciones y necesidades de un autogobierno popular ejercido por los propios
trabajadores -y sin intermediarios»[29].

Según L. Carretero: «el conjunto del movimiento obrero pasa a centrarse en la
construcción de un modelo social que tenga a la cooperación y a la autogestión
como elemento fundamental. Buena prueba de ello es el siguiente fragmento de la
relación introductoria al problema de la gestión colectiva por parte de los
obreros, redactada en el Congreso de Ginebra de la Primera Internacional en
1866:


Nosotros reconocemos el movimiento cooperativo como una de las fuerzas
transformadoras de la sociedad actual, fundada sobre el antagonismo de clase. Su
gran mérito es el de mostrar en la práctica que el sistema actual de
subordinación del trabajo al capital, despótico y pauperizante, se puede
sustituir por el sistema republicano de las asociaciones de productores libres e
iguales. El sistema cooperativo, reducido a su forma minúscula, nacido de las
fuerzas individuales de los esclavos asalariados, no puede, por sí solo,
transformar la sociedad capitalista. Son indispensables cambios generales para
convertir la producción social en un amplio y armonioso sistema de trabajo
cooperativo[30].

Una forma de cooperativismo es parte de la autogestión socialista porque al
organizarse en forma de cooperativa obrera de producción y consumo, actuando
«con arreglo a un plan común» significan el «comunismo “realizable”»[31], que
puede y debe ser una praxis revolucionaria contra el capitalismo, o degenerar en
su aliado. Según M. López «las cooperativas se han desarrollado dentro del
capitalismo, por lo que integra, hacia fuera de la cooperativa, los mismos
comportamientos de una empresa cualquiera, en la medida que debe competir en
calidad y precio, reducir costes, usar técnicas de marketing y gerencia, etc.».
La Corporación Mondragón es un ejemplo de ello, lo mismo que el cooperativismo
impulsado por el Estado burgués[32].
Autogestión como autodefensa nacional
Las crisis tienden a reabrir antiguos ideales borrosos y contradictorios que
laten en la historia popular, con especial incidencia en las «cuestiones
feministas»[33] por su vital conexión con la propiedad patriarcal. No es casual
que las luchas feministas, si son tales, radicales[34], son las más impulsoras
de la autogestión revolucionaria. Dentro de esta recuperación teórica intentamos
adecuar el textoCooperativismo obrero, consejismo y autogestión socialista,
algunas lecciones para Euskal Herria, de 2002, colgado en la red y en formato
libro en Boltxe Liburuak, 2013. Empieza así:


Erich Gerlach narra en su Introducción a ¿Qué es la socialización? -la
imprescindible obra de Karl Korsch, (Ariel nº 115, 1975)- que el 19 de noviembre
de 1941 Bertolt Brecht escribía a Korsch instándole a que hiciera una
«imprescindible» investigación histórica de las relaciones entre los consejos o
soviets y los partidos. Según Brecht esta investigación es un « asunto de vital
importancia para nosotros... » y, siempre según este, Korsch era el más
capacitado para ello. Gerlach concluye: «No contamos, por desgracia, con un
trabajo de Korsch sobre el tema. Pero situó en todo momento el sistema de los
consejos o, de manera más general, el derecho de autodeterminación de los
trabajadores en su trabajo y en su vida en el centro mismo de la lucha política
y del trabajo teórico»[35].

E inmediatamente después:


En cuanto a lo escrito por Gerlach surgen, entre otras muchas, estas cuatro
preguntas fundamentales: ¿qué relaciones existen entre los consejos y soviets, o
la autogestión socialista, y las formas de cooperativismo? ¿Por qué renacen
periódicamente las prácticas consejistas o autogestionarias y qué relaciones
guardan con los cooperativismos? ¿Qué significa realmente la autodeterminación
de los trabajadores y qué relaciones tiene o puede tener con la de los pueblos
oprimidos? ¿Qué relación existe o puede existir, por tanto, entre consejismo y
autogestión y la autodeterminación nacional? La respuesta ya nos la dio Lucio
Cornelio en su texto Introducción a la autogestión (El Cid Editor, Buenos Aires,
1978, p. 161): «Aunque a menudo distintos formalmente, los dos actuales
movimientos para la autogestión por una parte, y para la independencia de las
naciones por otra, están íntimamente ligados y se explican en profundidad por
las mismas causas»[36].

D. Day hace constar que «cuando los lazos entre la gente y la tierra son más
débiles, el control del territorio está más expuesto a la llegada de un
extranjero poderoso»[37] y entre varios ejemplos cita a la Corea de 1909 ocupada
por Japón. Entonces los coreanos escribían clandestinamente su historia nacional
manteniendo los irrompibles lazos entre territorio e identidad[38]: verdadera
autogestión nacional. En 1941, el nazifascismo aplastaba a los pueblos
provocando su autogestión defensiva en forma de guerrillas más allá de Europa:
India, Vietnam e Indonesia[39], China, Filipinas, Birmania, etc. La autogestión
clandestina fue decisiva en las insurrecciones urbanas, destacando la de
Varsovia capaz de crear su propio Estado[40], al igual que la disciplinada
cooperación clandestina en campos de exterminio nazis. Tras 1945 las luchas de
liberación nacional recurrieron al mismo método autoorganizativo para conquistar
la independencia[41].

Desde la década de 1970 el capitalismo impuso la desregulación financiera y la
aplicación implacable de las seis medidas que contrarrestan la ley de la
tendencia decreciente de la cuota de ganancia (como describió Marx): aumento del
grado de explotación del trabajo; reducción del salario por debajo de su valor;
abaratamiento de los elementos que forman el capital constante; superpoblación
relativa; comercio exterior, y aumento del capital-acciones[42]. Una de las
plasmaciones más acabadas de estas medidas la encontramos en el llamado Consenso
de Washington[43], diseñado entre otros objetivos para destruir la independencia
autoorganizada de los pueblos saqueables.

El sistema capitalista también se autoorganiza y hasta impulsa determinados
niveles de autogestión reaccionaria siempre sometidos al telecontrol estratégico
realizado por el «Estado vigilante»[44] que entre otras muchas más tareas tiene
también la de actualizar la «lógica cultural del Miedo… solo posible mediante la
estimulación mediática de ese Miedo en el contexto de la rentabilidad económica,
y las posibilidades infinitas de control social vinculadas a la provocación
recursiva de amenazas de diverso signo: medioambientales, financieras,
epidémicas, alimentarias y, por supuesto, terroristas»[45]. Y debe realizar esta
producción de miedo social porque las contradicciones irreconciliables del
capitalismo hacen que tarde o temprano incluso dentro de «la complementariedad
(auto-organizadora) de la(s) violencia(s)», y que por su esencia antagónica,
tienda a surgir la autoorganización de la «violencia de los excluidos» y no solo
de los excluyentes[46].
Autogestión obrera y popular
Sabemos que la autogestión es muy anterior a la década de 1970: «En general, las
cooperativas, como formas autogestionarias de asociación, con fines sociales,
económicos y culturales, constituyeron, junto a otras fórmulas como los
sindicatos, mutualidades, sociedades obreras, de socorro, etc., las
instituciones de resistencia que crearon las clases populares a mediados del
siglo XIX frente a las duras condiciones de vida y trabajo que la naciente
sociedad industrial imponía a la mayoría»[47]. En un ejemplo de autogestión
nacional de clase, el argentino Frente Antiimperialista de Trabajadores de la
Cultura (FATRAC) se opuso en 1969 al «Proyecto Marginalidad»[48] destinado a
conocer la realidad social primero del Cono Sur latinoamericano y luego de toda
Nuestra América. La Fundación Ford subvencionaba el «estudio científico neutral»
de las «capas marginales» con fines de contrainsurgencia. Tras un detenido
análisis crítico del proyecto, el FATRAC afirmó que:


Los intelectuales que pretenden tener un rol progresista no deben realizar estas
investigaciones dentro de los marcos y con la financiación de instituciones del
sistema, ya se trate de fundaciones norteamericanas o de los organismos de sus
aliados locales –reparticiones estatales, institutos privados al servicio del
sistema, etc. pues esto asegura totalmente que ellos instrumentarán sus
resultados para reforzar su dominación. Por el contrario, dada la ya reconocida
relevancia política del tema, una investigación de este tipo solo se
justificaría si se asegura que sus resultados solo serán conocidos por aquellos
sectores enrolados realmente en la lucha por la liberación nacional y social.
[…] aun en el supuesto que los datos de esta investigación se hagan públicos
solo permitirían un uso residual por parte de estos sectores, puesto que
tendrían la misma información pero menor poder o facultad que la derecha[49].

No hay espacio en este ensayito para explorar las vías abiertas por el párrafo
relacionadas con la autogestión, pero, como síntesis, recurrimos a esta cita:
«Eso exige, como primer paso, encontrar métodos organizativos básicos que
colectivicen la acción de los intelectuales, hoy dispersos y atomizados […]
uniéndonos a otras muchas incitaciones que hoy provienen de diferentes ángulos,
consiste en unir fuerzas en un frente de lucha, en el que cada uno de nuestros
esfuerzos, cada una de nuestras experiencias, se confronten, enriquezcan y
potencien con las de otros, en una acción en común»[50]. Se trata de
autoorganizarse no solo fuera del poder imperialista, en una falsa e imposible
neutralidad cognoscitiva y apolítica[51], sino directamente en su contra por
cuanto movimiento de liberación nacional y social antiimperialista, por tanto de
trata de una autogestión nacional de clase.

Fue terrible la suerte corrida por el FATRAC bajo las dictaduras, pero vive en
la autogestión actual de las naciones trabajadoras[52] que se oponen a sus
burguesías y a los amos internacionales, como es la resistencia diaria del
hospital oncológico de Atenas, que funciona en buena medida gracias a la
autogestión de sus trabajadoras y trabajadores[53], en un pueblo que se
autogestiona y autoorganiza[54] porque el Estado se hunde y los barrios se
organizan[55] para defenderse de la crisis provocada por su burguesía en
connivencia con la Unión Europea. También en estas luchas las mujeres han jugado
un papel fundamental[56].

A otra escala, el auge de muchas formas de cooperativismo en Catalunya[57], o la
cooperación de bases amplias para resolver problemas de vivienda, terrenos
cultivables, suelo urbano y rural en Centro América[58]. La autogestión de
cuatro empresas integradas en redes de coordinación a nivel europeo bajo el
título de «Economía de los trabajadores», en colaboración con el movimiento
argentino[59]. O la televisión comunitaria creada por trabajadores uruguayos[60]
mostrando la estela a la televisión autogestionada griega antes de la vuelta a
la emisión oficial[61].

La asamblea obrera es básica como confirma la empresa VIOME abandonada por sus
propietarios, recuperada por la clase obrera después de dos años de lucha y en
propiedad colectiva de sus trabajadores que se autogestionan formalmente bajo la
figura legal del sindicato que:


Legalmente debe tener una serie de cargos, como el presidente, el tesorero, etc.
Pero los propios trabajadores decidieron no darles validez a estas figuras.
Trabajan y toman las decisiones de manera asamblearia; cada trabajador tiene un
voto. Makis Anagnostu, el presidente del sindicato, funciona a modo de portavoz,
transmitiendo las decisiones de la asamblea a los medios de comunicación y a
otras organizaciones, pero no tiene ningún poder propio[62]. De hecho, se
constata que la autogestión obrera y popular de empresas recuperadas por sus
trabajadores «está dando sus primeros pasos»[63].

La autoorganización resurge entre el pueblo afroamericano: «en el marco de estas
protestas comienza a oírse otro rumor: suma de voces que se va tejiendo entre
movimientos sociales, agrupaciones barriales, grupos de derechos humanos y otros
que confluyen hacia la conformación de un nuevo movimiento»[64]. Coordinación de
base que aúna fuerzas espontáneas activadas por el endurecimiento represivo, con
fuerzas organizadas que se expresan en forma de movimientos populares y sociales
de bases amplias centralizadas por sus objetivos básicos, con, por último,
pequeñas organizaciones militantes que han mantenido vivas las brasas de luchas
anteriores, de forma que:


[…] las tácticas que practicamos parten de un legado que viene de nuestros
antepasados, quienes ocuparon una biblioteca en 1939 para reclamar su derecho al
alfabetismo, o a las ocupaciones de restaurantes de los años 60 para exigir la
derogación del sistema de segregación. Intervenimos en espacios donde nuestra
mera presencia incomoda al sistema y a la gente que nos ve como asunto
ajeno»[65].

Dinámicas iguales en lo sustantivo descubrimos en la lucha de las famosas
«mareas». En ellas los grupitos de militantes autogestionados, formados política
y teóricamente han mantenido años de «lucha gris y subterránea» hasta que
empiezan a emerger dentro de movimientos más amplios. Las movilizaciones en el
Estado español en defensa del sistema educativo público coinciden
sustancialmente con las tenaces luchas actuales de los sindicatos de maestros y
profesores en México[66].

La cultura liberadora de las mareas de maestros es asumida por la experiencia
argentina en «La Fábrica, Ciudad Cultural», centro cultural autogestionado en
IMPA, en el que funcionan talleres y cursos, se realizan fiestas, funciones de
teatro, cine, etc., representa un buen intento de articulación con la
comunidad[67]. Nos hacemos una idea de la cultura que se imparte cuando leemos
que «las empresas recuperadas trascienden la producción y se constituyen, en
algunos casos, en ejes de organización popular a partir de la articulación de
distintas formas de lucha. Así encontramos la formación de centros culturales,
bibliotecas, centros educativos, proyectos de construcción de viviendas,
etcétera»[68].

El deterioro deliberado de barrios empobrecidos para, sobre sus ruinas,
construir residencias burguesas con policía privada generalmente de
ultraderecha[69] ha dado lugar a formas de autodefensa del entorno vital. Estos
procesos resurgen siempre que hay una previa autoorganización de base como es el
caso de la lucha vecinal de Brixtol, «símbolo de resistencia y de cultura
popular»[70] en el extremo urbano del nuevo proletariado británico tan bien
estudiado por O. Jones[71], que se ha puesto en pie para impedir el desahucio
masivo de sus condiciones materiales de vida. Destrucción de barrios populares,
construcción de residencias burguesas: frases del capital[72] que el pueblo
combate.

La autogestión dirigida al socialismo es practicada por las izquierdas turcas,
por ejemplo en el barrio de Küçük Armutlu combinando la iniciativa popular, la
autogestión y la lucha antiimperialista por la soberanía del pueblo, creando
jardines, mercados ecológicos con precios justos, producción endógena y regional
que se vende en supermercados populares, se previene la delincuencia social
mediante medidas sociales y educativas, etc.: «Es importante poner esos
proyectos en el contexto de la política imperialista de Occidente y la relación
neocolonial con los países dependientes. Desarrollando ese tipo de iniciativas
se reduce la dependencia del pueblo de la oligarquía local y especialmente de
las políticas que Unión Europea y Estados Unidos imponen destruyendo la
industria alimentaria, no solo de los países de tercer mundo, sino la de los
nuevos miembros de la unión»[73].

En los barrios empobrecidos la autogestión vecinal mediante comedores
populares[74] abre la posibilidad de una radical crítica del principio burgués
de la propiedad privada de la industria alimentaria: la salud y la alimentación
se integra en la soberanía popular[75]. Otra denuncia práctica aunque todavía no
política ni teórica del capitalismo, es la autoorganización contra la pobreza
realizada mayoritariamente por mujeres[76]. Y en Centroamérica se da un paso
decisivo: «la vivienda, entre el derecho y la mercancía»[77] con la aguda
reflexión de Gustavo D. González.

La consigna «ocupar, resistir, producir» expresa las lecciones del movimiento
obrero alrededor de la empresa Zanon que ha «levantando la bandera de la
ocupación, la puesta a producir y la estatización bajo control obrero como una
bandera de lucha para el conjunto de los trabajadores, alentando con su
experiencia, una salida por izquierda a la crisis capitalista»[78]. El
movimiento de las «fábricas sin patrón» en julio de 2015 mostraba su potencia en
los diez meses de control obrero de Donnelley, perteneciente a las 500 más
grandes del mundo, cerrada por sus propietarios dejando en la calle a 400
familias, y que tras ser recuperada recibió el nombre de Madygraf[79].

El proceso de coordinación y autoorganización de las fábricas recuperadas por la
autogestión obrera que avanzan a una red de empresas cooperativas[80], puede ser
impulsado por el gobierno o frenado por este según las relaciones de fuerza en
la lucha de clases y el conflicto político, como sucede en Argentina. Sucede lo
mismo con toda lucha autoorganizada, por ello el sistema de autodefensa debe ser
efectivo. Las dificultades abrumadoras que debe superar la recuperación obrera
de empresas abandonadas y puestas a funcionar dentro de la legalidad
capitalista, son verdaderamente tremendas porque se enfrentan a mil y una
maniobras diarias del sistema para derrotarles. La empresa Flasko[81] lleva once
años liberada y siempre debe vencer nuevos ataques.

La empresa italiana RiMaflow[82] es una fuerza de emancipación frente al
capitalismo en cada vez más áreas de la vida productiva, social, cultural,
afectiva y emocional, sexual, ecologista, deportiva, etc., que intentan superar
la dictadura del mercado en la medida de lo posible: es uno de los ejemplos que
muestran por qué es reprimida la autogestión revolucionaria, sobre todo cuando
el lema es «fábrica cerrada, fábrica tomada»[83]. Las defensas ante las
permanentes agresiones contra la autogestión social pueden resumirse, al menos,
en una docena de acciones de autodefensa[84]: economía, ecología, gobierno,
cosmovisión, vivienda, seguridad, comunicación, salud, energía, finanzas,
ciencia, y educación.

¿Cómo pensar y organizar la autodefensa? Con «la asamblea como centro»[85] que
se organiza, gestiona, determina y se defiende. Cuando las clases explotadas
adquieren la fuerza y recuperan lo que les han quitado deben articular
estrategias de auto-defensa realistas: Por ejemplo, en México grupos de
autodefensa popular contra el narco-capitalismo devuelven a los campesinos las
tierras que los narcos les habían arrebatado[86], haciendo suyo un lema de la
autogestión argentina: «“Jaque al patrón, todo el poder al peón”»[87].
Autogestión reformista
Hay dos autogestiones opuestas: la socialista[88], que busca acabar con el
tripalium recuperando el trabajo como creación de bello valor de uso dentro de
la propiedad comunista[89], y la burguesa, que integra pequeñas áreas de
cogestión y propiedad cooperativa sin combatir al capital y hasta defendiéndolo
por activa o por pasiva, aislándose de la lucha obrera y popular, o
enfrentándose a ella[90]. El punto crítico que les separa estalla cuando deben
enfrentarse a la propiedad del capital: o se la ataca o se la acepta.

Hay muchas formas de atacar o aceptar la propiedad del capital. Una forma de
atacarla es no hipotecarse con préstamos y deudas de la banca privada o de las
instituciones oficiales porque toda deuda económica es deuda política e
ideológica. Por ejemplo, en el decisivo campo de la libertad de expresión
critica audiovisual, la autogestión socialista recurre a la solidaridad popular,
a la ayuda mutua, al trabajo colectivo, como es el caso de Alba TV[91]. La
autogestión burguesa se mueve por el contrario dentro de las leyes del mercado y
de respeto a la ley del capital afirmando incluso que su quehacer es bueno para
el sistema en su conjunto. Este es el caso de una de las versiones existentes
sobre el «consumo colaborativo»[92]. La aceptación de la ley del capital puede
llegar al esperpento de recibir y agasajar al monarca español en la empresa
emblemática del cooperativismo burgués: Corporación Mondragón[93].

Por ejemplo, el derecho de autoproducción y autoconsumo energético[94] se
enfrenta a empresas energéticas con la consigna «el gobierno contra el sol»[95],
el capitalismo contra la naturaleza. La autogestión energética roza de inmediato
la propiedad burguesa porque lucha contra quienes manipulan la producción,
distribución y precio con métodos mafiosos y corruptos[96]. La radical
diferencias entre la propiedad burguesa y la socialista que descubre la
autogestión energética es la de «cambiar el mercado eléctrico o cambiar el
sistema eléctrico»[97], reformar o revolucionar. Y de la autogestión en la
producción y consumo eléctrico se avanza a otras necesidades vitales para la
población empobrecida como son las gasolinas y la telefonía[98]. Si se trata de
cambiarlos hay que cambiar sus formas de propiedad, como sucede con el derecho
al agua[99]. Entrados en este sendero los problemas se multiplican a cada
instante.

Cualquier práctica de autogestión ha de ser consciente y prepararse para la
autodefensa como hemos visto arriba, y sobre todo viendo como el capital
profundiza sus ataques[100]:


Un proyecto de producción o elaboración de alimentos, un proyecto de
construcción o conservación de viviendas, de ayuda a personas mayores o
dependientes, un proyecto de escuelita, una universidad popular, un teatro donde
nos podamos reconocer, pensarnos y sentirnos, un medio de comunicación social,
de edición y distribución de libros, un centro de creación artística, incluso un
proyecto de defensa del activismo o de la rebeldía organizada…, cualquier
proyecto puede empezar detectando una necesidad, un ámbito asequible a la
eficacia autogestionaria, los insumos necesarios y el modo de relación con otros
proyectos autogestionados, y ponerse a trabajar, duro, largo, difícil, sin duda,
pero al tiempo viviendo en el mundo que queremos construir, en el presente que
cambiamos con nuestras prácticas. En esta trama, propuestas como las
cooperativas integrales, colectivos más o menos organizados o informales, grupos
de ayuda mutua o incluso de mera afinidad, son herramientas disponibles a poco
que nos juntemos unos cuantos y las queramos afilar[101].

Pero la autogestión reformista se limita a la superficie del problema. En un
texto antimarxista[102] que asume los principios de la encíclica Laborens
Exercens[103] de Juan Pablo II, pontificado caracterizado por su beligerancia
proimperialista, el autor defiende la propiedad privada en base a cuatro ejes:
el destino universal del hombre, la propiedad privada de los medios de
producción, la justificación histórica de la propiedad privada y la propiedad
personal[104]. El Estado debe ser respetado porque es una parte de la sociedad
civil; es la encarnación superior de la nación; sirve al bien común; y es una
estructura impersonal que funciona racionalmente, cuyo deber es restablecer la
justicia cuando la lucha social se encrespa[105].

La autogestión, que políticamente se inscribe en la corriente democristiana, se
integra en la «economía comunitaria» que se divide en tres niveles: la economía
capitalista como tal; la cogestión en la que la empresa es codirigida por
trabajadores y empresarios; y la autogestión en su sentido cristiano, abierta a
la participación del Estado, consumidores, vecinos, etcétera[106]. Sus objetivos
son: maximizar la producción, maximizar la satisfacción de las necesidades
reales, y elevar el nivel de participación a todos los niveles de la actividad
productiva[107] dentro de un «proyecto histórico» destinado a recuperar los
valores de los cristianos primitivos[108].

Vemos aquí las «dos almas» de las religiones precapitalistas, pero en un
proyecto autoritario pese a su palabrería ambigua como «economía comunitaria»,
«autogestión», «bien común», etc. Otro tanto sucede en el texto que ahora
analizamos, que sigue las tesis de E. Ostrom, (Nobel de Economía en 2009) lo que
debe alarmar al pensamiento crítico. Conocemos que el extermino de los comunes
fue debido al proceso de acumulación capitalista, pero algunos autores dicen que
no, que la «tragedia de lo común» no responde a fuerzas materiales, sino
ideológicas:


La representación hegemónica, esencialmente fundada en el darwinismo social,
hace de la competencia, de la lucha y de la emulación entre todos la esencia de
la realidad. Esa concepción surgió como resultado de una «modernización de
progreso» de las fuerzas del mercado que se apoyaron en las instituciones
políticas públicas. Es así como se fueron acabando, colonizando o
residualizando, como ya hemos dicho, los bienes y la vida comunal[109].

Convertir a la ideología en la causa de la evolución social, y no a sus
contradicciones internas y los procesos económicos paralelos, permite
afirmaciones que niegan la evidencia histórica: «Lo común no es mercantilizable
(transmisible, enajenable) y no puede ser objeto de posesión individualizada.
Expresa por tanto una lógica cualitativa, no cuantitativa. No “tenemos” un bien
común, “formamos parte” de lo común, en la medida que formamos parte de un
ecosistema, de un conjunto de relaciones en un entorno urbano o rural, y por
tanto el sujeto forma parte del objeto. Los bienes comunes están
inseparablemente unidos y unen a las personas, las comunidades y al propio
ecosistema»[110].

No es cierto que lo común no sea mercantilizable: lo es siempre que sea rentable
y pueda vencerse la resistencia popular que lo impida. Si vislumbra negocio, el
capital invierte en I+D+i para que sea rentable, y/o presiona al Estado para que
aplaste la resistencia popular y los valores sociales comunalistas inherentes a
lo común; si no vislumbra negocio todavía, tal vez llegue el día que sí sea
rentable y entonces pondrá en marcha su apisonadora[111] recurriendo a la
violencia sin fronteras[112] más atroz para lograrlo y para aniquilar los
valores comunalistas. La compra masiva de tierras, que la FAO denunció hace seis
años[113], sigue creciendo por ejemplo para producir café[114], y la pugna por
la privatización del Ártico se agudiza. Ante esta realidad se propone escapar de
la «lógica binaria que nos obligaba a escoger entre propiedad pública o
privada»[115]: «La existencia de esos espacios de economía social y solidaria
pueden coexistir e hibridarse con otros espacios regidos por las lógicas de
mercado o de la economía dirigida»[116].

Bajo sus diferencias superficiales la autogestión católica y la «progre»
coinciden en lo sustantivo: la autogestión respeta la propiedad burguesa, no la
combate, evita el problema del poder de clase y de la explotación social, y cree
que volcándose en el área de la circulación y consumo de mercancía va a terminar
dominando en área decisiva de la gran industria mundial, la productora de valor.
Es significativo el silencio de ambos ante el plusvalor y la plusvalía, uno de
los abismos que separa al cooperativismo reformista de las empresas
socialistas[117].

Abismo apreciable comparado con los debates del IV Encuentro Internacional
«Economía de los trabajadores» donde se han fortalecido las «fábricas
socialistas»[118]. La unidad de producción-consumo, el papel del Estado y otros
poderes locales, constituyen una reflexión permanente de la autogestión y del
cooperativismo campesino de soberanía alimentaria opuesto a la agroindustria,
que ha sufrido en 2013 un duro golpe[119]. El poder político es fundamental como
se ve en los obstáculos que ha de superar la agricultura familiar campesina para
resistir los ataques de la agroindustria[120]. Un ejemplo positivo lo tenemos en
la Gipuzkoa gobernada (entonces) por EH Bildu, la cual ayudó a Truke, (red de
«consumo colaborativo»)[121].

Separar la producción del consumo y escaquearse del Estado, es ocultar el papel
clave de la propiedad privada. Este es el caso de la falsa versión histórica del
origen del llamado «consumo cooperativo»[122]. Este diario burgués ofrece una
imagen que retrotrae el cooperativismo al paleolítico pero sin hablar de la
«producción cooperativa» ni de la propiedad común de las fuerzas productivas, o
mejor decir el «comunismo primitivo». Otro diario oficial informa que la
«economía colaborativa»[123] se centra por ahora en transporte y alojamientos, y
que el llamado «consumo colaborativo»[124] se extiende entre personas mayores
por razones de ahorro. Y un tercero elogia la moneda social y la banca
alternativa: más de 70 monedas sociales en el Estado español, 8.000 usuarios y
500 comercios que las aceptan, e informa que un masaje en Madrid cuesta 10
boniatos, y un curso de teatro en Sevilla 55 pumas[125].

Las monedas sociales están restringidas a espacios limitados en donde no suponen
peligro para el sistema monetario capitalista. El Banco de España advirtió que
era «imposible además de indeseable» crear una moneda social para el
Ayuntamiento de Barcelona, parecida a la que se pensaba para Valencia[126]. El
inconmensurable poder del capital financiero tolera la escasa acción de la
«banca ética» cuyas diferencias[127] no le suponen riesgo ni ahora ni cuando
existieron las cooperativas, mutuas, cajas de ahorro del socialismo utópico y de
la doctrina social cristiana.

Las monedas sociales arraigan con criterios de «bien común»[128], que algún
autor resume en tres: uno, no es competitiva, es colaboradora; dos, no busca
aumentar el PIB y la acumulación financiera, sino el «bien común conseguido», la
«felicidad nacional bruta»; y tres, cuestiona la propiedad y la herencia[129].
Se agradece saber que alguna corriente del «bien común» «cuestiona» la propiedad
y la herencia pero es necesario un combate sistemático contra ellas. La
ambigüedad es tan grande que los defensores del «mercado» se cuelan por la
mínima rendija.

En efecto, la porosidad e imprecisión conceptual que caracteriza a muchas de las
prácticas de lo que definimos como autogestión reformista es tal que el fraude
puede colarse por cualquier hueco, como es el caso de los llamados
«bitcoin»[130] que funcionan como monedas virtuales que debieran sustituir al
dinero clásico en los negocios en Internet con claras ventajas para sus
usuarios. También se puede confundir el «consumo cooperativo» sin afán de lucro
con la propaganda empresarial de supuesto «consumo barato» mediante el empleo de
internet, como en China Popular donde rebajan un 40% el precio de un
automóvil[131].

Por ejemplo, la red Uber y otras son un ejemplo de «consumo cooperativo» que no
cuestiona los pilares capitalistas sino que adecua al presente la antigua
cooperación de consumidores. Al no combatir la lógica capitalista, termina
ocurriendo que:


Se está abriendo el debate sobre si deben o no volverse lucrativas estas
entidades. Blablacar ya ha empezado a cobrar comisiones por poner en contacto a
conductores y viajeros […] Lo cierto es que no todas las plataformas caminan
hacia un proceso lucrativo. Desde Segundamano aseguran que no tienen pensado
cobrar más que a los profesionales que ofrecen sus servicios, como han hecho
siempre […] Los inversores también apuestan por el sector, por lo que las
expectativas de crecimiento son muy elevadas de cara al futuro[132].

Si «los inversores apuestan por el sector» es que otean beneficios: «La economía
colaborativa o consumo colaborativo quiere cambiar el mundo. Plantea una
revolución abrazada a las nuevas tecnologías. El Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) le calcula un potencial de 110.000 millones de dólares
(82.000 millones de euros). Hoy ronda los 26.000 millones. Y quienes participan
a título personal en este sistema basado en intercambiar y compartir bienes y
servicios a través de plataformas electrónicas se embolsan, según la revista
Forbes, más de 3.500 millones de dólares (2.580 millones de euros)»[133]. Surge
un sector empresarial que se enriquece con la «economía colaborativa» y el
supuesto «comercio justo» que en realidad es «comercio menos injusto»[134].

El creciente cooperativismo yanqui crea «hambre de democracia», pero a la vez y
por su misma contradicción beneficia a sectores capitalistas: Por ejemplo, la
conocida como «economía solidaria» de Lumumba «fue capaz de convencer a la
comunidad empresarial de la ciudad de abrazar a las cooperativas de trabajo como
un medio pragmático para asegurar que el capital se mantuviera dentro de la
ciudad»[135], Lumumba sabía que los empresarios se enriquecerían pero esperaba
que el hambre de democracia generado por la autogestión empoderaría al pueblo.
Un riesgo similar corre el comercio justo que se expande por Nuestra
América[136], que puede caer parcialmente en manos de la expansiva industria
turístico-cultural.

En Euskal Herria existe un movimiento «[…] de empresas cooperativas, sociales y
de inserción (todas no lucrativas) que cubren un amplio abanico de productos y
servicios: agricultura local y ecológica, hostelería, productos recuperados
(muebles, ropa, complementos, etc.), cultura libre, comunicación, limpieza,
serigrafía, construcción, servicios a personas, seguros, etc., así como
iniciativas relacionadas con sectores clave para la construcción de alternativas
económicas: soberanía alimentaria, finanzas éticas, reciclaje y recuperación,
inclusión social, energías renovables, comercio justo, moneda social,
información alternativa, etcétera»[137]. Movimiento según el cual: «El principal
objetivo del negocio no es el incremento del capital, sino la promoción de las
personas que trabajan en ellas, al tiempo que la toma de decisiones se realiza
en equipo y de forma colaborativa»[138].

En este contexto, surgen debates sobre si la autogestión reformista puede ser la
vía socioeconómica que sustente una Euskal Herria «independiente»: esto es
imposible porque no puede existir independencia efectiva, real, si no va unida
al poder socialista[139]. Como estamos viendo, la autogestión reformista acepta
la propiedad privada. La mundialización de la ley del valor y del capital
financiero hace que incluso Estados formalmente libres sean en realidad
«vasallos financieros»[140] de los grandes Estados. Las naciones oprimidas, sin
Estado propio, seremos independientes de verdad cuando seamos propietarios
colectivos de nuestras fuerzas productivas.

A. Mendizabal está en lo cierto cuando defiende el papel del cooperativismo en
la construcción de un Estado vasco:


[…] el camino de nuestra autoorganización política, de nuestra autogestión y de
nuestra autosuficiencia […] la consolidación de un sector cooperativo socialista
más entroncado hacia lo socio-comunitario, en el que la orientación
socioeconómica y las grandes directrices se deciden de manera compartida entre
las unidades cooperativas y los órganos correspondientes de planificación […] a
través de la planificación participativa permita seleccionar las necesidades y
prioridades sociales fundamentales de la comunidad. La segunda exige la
existencia de un sistema de participación obrera y popular, que abarca tanto los
procesos socio-productivos como los sistemas de gestión cívico-ciudadana, que
tiene por objetivo ubicar a los trabajadores y trabajadoras y sectores populares
en el protagonismo del desarrollo económico-social y en la resolución de sus
problemas específicos[141].

Un tema central del debate es el de las relaciones entre movimientos populares,
sociales, sindicales, culturales, etc., que sostienen esas luchas y las
organizaciones revolucionarias de liberación nacional de clase: existe una
dialéctica entre ambas partes, las dos son imprescindibles y se fusionan en la
praxis colectiva. El reformismo se obstina en reabrir un debate zanjado por la
historia: «sin vanguardia la humanidad se suicida»[142].






Notas

[1] F. Houtart: Religión y modos de producción precapitalistas, IEPALA, Madrid
1989, pp. 11 y ss.

[2] F. Houtart: Religión y modos de producción precapitalistas, IEPALA, Madrid
1989, pp. 11 y ss.

[3] A. Rebollo: «Una historia de rebelión y diluvio», Días rebeldes, crónicas de
insumisión, Octaedro, Barcelona 2009, pp. 10-12.

[4] A. Eide: «El derecho a oponerse a las violaciones de los derechos humanos…»,
Sobre la resistencia a las violaciones de los derechos humanos, Serbal/Unesco,
Barcelona 1984, pp. 42-43.

[5] T. Eagleton: Por qué Marx tenía razón, Península, Barcelona 2011, p. 177.

[6] J. Chesnaux: «Las tradiciones igualitarias y utópicas en Oriente», Historia
General del Socialismo, Destino, Barcelona 1976, tomo I, p. 48.

[7] J. Chesnaux: «Las tradiciones igualitarias y utópicas en Oriente», Historia
General del Socialismo, Destino, Barcelona 1976, tomo I, p. 29.

[8] Ciro F. S. Cardoso y H. Pérez Brignoli: Los métodos de la historia, Crítica,
Barcelona 1981, p. 322.

[9] B. R. Narvaja y Luisa V. Pinotti: Violencia, población e identidad en la
colonización de la América hispana, Endeba, Buenos Aires 2001, pp. 60 y ss.

[10] W. R. Jacobb: El expolio del indio norteamericano, Alianza Editorial,
Madrid 1973, pp. 105 y ss.

[11] D. Harvey: Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, IAEN,
Madrid 2014, p. 66.

[12] M. Beaud: Historia del capitalismo. De 1500 a nuestros días, Ariel, Madrid
1986, pp. 29-55.

[13] Mª Palacios Alcalde: «Portugal en el siglo XVIII», Gran Historia Universal,
CIL, Madrid 1986, tomo 18, pp. 155-156.

[14] C. Andrés Ortiz: ¿Reedición del Tratado de Methuen?, 29 de julio de 2015
(www.rebelion.org).

[15] K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro I, pp. 607-649.

[16] D. Harvey: Guía de «El Capital» de Marx, libro I, Akal, Madrid, pp.
295-304.

[17] K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro III, p. 387.

[18] K. Marx: «Los Debates sobre la Ley acerca del Robo de Leña», En Defensa de
la libertad, Los artículos de la Gaceta Renana 1842-1843, Fernando Torres
Editor, Valencia 1983, p, 226.

[19] K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro III, p. 322.

[20] K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro III, pp. 322-323.

[21] P. Walton y A. Gamble: Problemas del marxismo contemporáneo, Grijalbo,
Barcelona 1976, p. 46.

[22] N. Kohan: Empecemos leyendo a Marx, Gama Gráficas Diseño, León 2013, p.
145.

[23] Diccionario, Espasa-Calpe, Madrid 1957, tomo VII, p, 658.

[24] M. Markovic: «Autogestión», Diccionario de pensamiento marxista, Tecnos,
Madrid 1984, pp. 58-59.

[25] S. Yeo: «Asociación cooperativa», Diccionario de pensamiento marxista,
Tecnos, Madrid 1984, pp. 51-53.

[26]

[27] B. Fine: «Cooperación», Diccionario de pensamiento marxista, Tecnos, Madrid
1984, p. 178.

[28] R. Hyman: «Sindicalismo» y «Sindicatos», Diccionario de pensamiento
marxista, Tecnos, Madrid 1984, pp. 673-678.

[29] A. Velarde: Invitación a la autogestión: en busca de una alternativa social
(www.praxisenamericalatina.org).

[30] L. Carretero Miramar: La autogestión viva, Ediciones Queimada, Madrid 2013,
p. 97.

[31] K. Marx: La guerra civil en Francia, Obras Escogidas, Progreso, Moscú 1978,
tomo II, p. 236.

[32] M. López: Democracia económica y cooperativismo, 1 de diciembre de 2013
(www.albasud.org).

[33] AA.VV.: «Cuestiones feministas», Historia popular y teoría socialista,
Crítica, Barcelona 1984, pp. 239-270.

[34] A. Figueroa Cornejo: «Esta es la hora propicia para la rebelión de las
mujeres», Resumen Latinoamericano, Argentina, nº 134, pp. 18-19.

[35] I. Gil de San Vicente: Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión
socialista. Algunas lecciones para Euskal Herria, Boltxe Liburuak, Bilbo 3013,
p. 1.

[36] I. Gil de San Vicente: Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión
socialista. Algunas lecciones para Euskal Herria, Boltxe Liburuak, Bilbo 3013,
p. 2.

[37] D. Day: Conquista, Crítica, Barcelona 2006, pp. 177-178.

[38] D. Day: Conquista, Crítica, Barcelona 2006, p. 179.

[39] D. Glusckstein: La otra historia de la segunda guerra mundial, Ariel,
Barcelona 2013, pp. 189-237.

[40] N. Davies: Varsovia, 1944, Planeta, Barcelona 2005, pp. 217-302.

[41] M. Kunene: «Origen e historia de los movimientos de liberación como medios
de lucha…», Sobre la resistencia a las violaciones de los derechos humanos,
Serbal/Unesco, Barcelona 1984, pp. 149-162.

[42] K. Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro III, pp. 232-239.

[43] Th. dos Santos: Del terror a la esperanza, Milenio Libre, Caracas 2006, pp.
395-396.

[44] B. Hayes, «El Estado vigilante: los archivos de la NSA y la respuesta
global», Estado de excepción y control social, FUHEM, Madrid 2015, pp. 27-42.

[45] R. Vidal Jiménez: El capitalismo (disciplinario) de redes y cultura
(global) del miedo, Ediciones del Signo, Buenos Aires 2005, pp. 58-59.

[46] R. Vidal Jiménez: El capitalismo (disciplinario) de redes y cultura
(global) del miedo, Ediciones del Signo, Buenos Aires 2005, pp. 130-131.

[47] R. Beltran: «El cooperativismo agrario», Soberanía alimentaria,
biodiversidad y culturas, noviembre 2013, nº 15, p. 6.

[48] N. Kohan (compilador): Ciencias sociales y marxismo latinoamericano, CIPEC,
Argentina 2014, p. 207.

[49] N. Kohan (compilador): Ciencias sociales y marxismo latinoamericano, CIPEC,
idem, pp. 272-273.

[50] N. Kohan (compilador): Ciencias sociales y marxismo latinoamericano, CIPEC,
idem , p. 276.

[51] N. Kohan (compilador): Ciencias sociales y marxismo latinoamericano, CIPEC,
idem, p. 274.

[52] K. Marx: El dieciocho Brumario de Luís Bonaparte, Obras escogidas,
Progreso, Moscú 1978, tomo I, p. 453.

[53] A. R. Cañil: Así resiste en hospital oncológico de Atenas, 3 de julio de
2015 (www.eldiario.es).

[54] B. Gutiérrez: Grecia se vuelca en la autogestión, 15 de diciembre de 2014
(www.eldiario.es).

[55] Octubre de 2014 (www.alasbarricadas.org).

[56] S. López Arnal: Entrevista a A. Cuesta (II), «El papel de las mujeres ha
sido fundamental», 13 de octubre de 2014 (www.rebelion.or).

[57] M. Font: El gran salto adelante del cooperativismo en Cataluña, 14 de junio
de 2015 (www.publico.es).

[58] COCEAVIS, nº 13, abril-julio 2015.

[59] A. Castronovo y E. Gigliarelli: Trabajo sin patrón en Europa, 17 de agosto
de 2014 (www.diagonalperiodico.net).

[60] A. Aharonian: 28 de agosto de 2013 (www.alainet.org).

[61] P. Heller: Grecia: reabren la televisión pública, 12 de marzo de 2015
(www.po.org.ar).

[62] M. Hernández: Autogestión en VIOME: «Para recuperar la fábrica nos guía el
ejemplo de Argentina», 20 de marxo de 2015 (www.lahaine.org).

[63] M. Sosa: En Europa, en el marco de la crisis actual, el movimiento de
empresas recuperadas por sus trabajadores está dando sus primeros pasos, 19 de
marzo de 2015 (www.rebelion.org).

[64] N. Allen, «Renace en los afroamericanos la necesidad de organizarse»,
Resumen Latinoamericano, Argentina, nº 134, julio 2015, p. 21.

[65] N. Allen: «Renace en los afroamericanos la necesidad de organizarse»,
Resumen Latinoamericano, Argentina, nº 134, julio 2015, p. 21.

[66] M. Aguilar Mora: México. Un nuevo desafío para Peña Nieto. Las
movilizaciones magisteriales, 26 de julio de 2015 (www.enlacesocialista.org).

[67] M. Hernández: Movimientos de ocupación fabril y autogestión obrera en
Argentina, 30 de marzo de 2012 (www.argenpress.info).

[68] M. Hernández: Movimientos de ocupación fabril y autogestión obrera en
Argentina, 30 de marzo de 2012 (www.argenpress.info).

[69] A. Maestre: El negocio de la seguridad privada de la ultraderecha, 11 de
diciembre de 2013 (www.lamarea.com).

[70] Clara y Jordi Blanchar: Brixtol se mueve contra la gentrificación, 30 de
junio de 2015 (www.diagonalperiodico.net).

[71] O. Jones: Chavs, La demonización de la clase obrera, Capitán Swing, Madrid
2012, pp. 171 y ss.

[72] D. Harvey: Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, IAEM,
Madrid 2014, p. 157.

[73] AA.VV.: Autogestión y la iniciativa popular como arma en la lucha por el
socialismo, 13 de junio de 2015 (www.boltxe.info).

[74] Mª J. Esteso Poves: Bancos de alimentos autogestionados, una alternativa
solidaria, 20 de octubre de 2013 (www.diagonalperidico.net).

[75] C. Cruz Rojo: La soberanía alimentaria: base para un poder real de los
pueblos, 2 de julio de 2014 (www.matxingunea.org).

[76] H. Rodríguez: Rebeladas contra la pobreza, 18 de octubre de 2013
(www.diagonalperidico.net).

[77] COCEAVIS, año III, nº 10 agosto-octubre 2014.

[78] G. Ramírez: Ocupar, resistir, producir, 2 de octubre de 2014
(www.laizquierdadiario.com).

[79] J. Martínez: Diez meses de control obrero en Madygraf, 10 de junio de 2015
(www.diagonalperiodico.net).

[80] I. Jiménez Gómez: De la fábrica recuperada a la red de empresas
cooperativas, 29 de diciembre de 2014 (www.elsalmoncontracorriente.es).

[81] 12 de junio de 2014 (www.marxist.com) y (www.fabricasocupadas.or.br).

[82] G. Trucchi: RiMaflow: sueños y expectativas de una fábrica recuperada, 26
de diciembre de 2014 (www.rebelion.org).

[83] M. Almisas Albéndiz: Fábrica cerrada, fábrica tomada. La toma de grandes
fábricas como necesaria (re)organización de la clase obrera, 31 de marzo de 2014
(www.kaosenlared.net).

[84] V. M. Toledo: Autogestión ciudadana: 12 acciones para la autodefensa, marzo
de 2014 (www.rcci.net).

[85] L. Carretero Miramar: La autogestión viva, Ediciones Queimada, Madrid 2013,
p. 20.

[86] Grupos de autodefensa entregan a los ciudadanos las tierras del crimen
organizado, 16 de enero de 2014 (www.naiz.eus).

[87] M. Hernández: Movimientos de ocupación fabril y autogestión obrera en
Argentina, 30 de marzo de 2012 (www.argenpress.info).

[88] C. Samary: Los fines y los medios, ¿Qué proyecto de autogestión
socialista?, 31 de marzo de 2005 (www.revoltaglobal.cat).

[89] AA.VV.: Cuba: Propiedad Social y Construcción Socialista, dos tomos,
CNTE-SNTE, México 2011; A. Fernández: La Cooperativa, Ciencias Sociales, La
Habana 2012; C. Piñeiro (compiladora):Cooperativas y socialismo, Edit. Caminos,
La Habana 2011; M. Díaz: El Pensamiento Económico del Che Guevara y el
cooperativismo, CCC, Buenos Aires (www.centrocultural.coop).

[90] G. López y S. Ishibashi: Trece años de una fábrica militante produciendo
bajo gestión obrera, 4 de septiembre de 2014 (www.ft-ci.org).

[91] AA.VV.: ALBA TV: los movimientos sociales latinoamericanos construyen su
televisión, 8 de agosto de 2015 (www.escuelapopularcineytv.wordpress.com).

[92] J. L. Zimmermann: El consumo colaborativo tiene la capacidad de sacar a la
luz economía sumergida, 21 de agosto de 2015 (www.eldiario.es).

[93] P. Gómez Damborenea: El Rey alaba el modelo cooperativo de Mondragón y
desea que surjan más grupos similares, 10 de septiembre de 2004
(www.elpais.com).

[94] Mª J. Esteso Poves: Este decreto frena el desarrollo del autoconsumo, 2 de
agosto de 2015 (www.diagonalperiodico.net).

[95] Mª J. Esteso Poves: Este decreto frena el desarrollo del autoconsumo, 24 de
julio de 2015 (www.diagonalperiodico.net).

[96] L. González: Las obsesiones del oligopolio eléctrico, 27 de julio de 2015
(www.diagonalperiodico.net).

[97] G. Manzanera Benito: Autoconsumo: cambiar el mercado eléctrico o cambiar el
sistema eléctrico, 14 de julio de 2015 (www.diagonalperiodico.net).

[98] B. Montaño: Iniciativas ciudadanas contra los oligopolios: compras
colectivas de gasolinas, luz y telefonía, 29 de marzo de 2015
(www.vozpopuli.com).

[99] M. Hernández: «El agua de 30 mil personas amenazada», Resumen
Latinoamericano, nº 134, Argentina 2015, p. 37.

[100] T. Kucharz: El Tratado de Libre Comercio EEUU-UE amenaza la economía
solidaria, 9 de junio de 2015 (www.diagonalperiodico.net).

[101] J. Díez: Hablando de autogestión, 9 de julio de 2014
(www.borrokagaraia.wordpress.com).

[102] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, p. 26.

[103] J. Pablo II: Laborens Exercens. 14 de septiembre de 1981 (www.vatican.va).

[104] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, pp. 31-32.

[105] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, pp. 34-35.

[106] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, p. 48.

[107] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, pp. 61-62.

[108] A. Vivas Terán: Autogestión, Colec. UTAL, Venezuela 1982, p. 79.

[109] J. Subirat Humet: «Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes
comunes y la economía social y solidaria», Otra Economía, vol. 5, nº 9,
julio-diciembre 2011, p. 197.

[110] J. Subirat Humet: «Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes
comunes y la economía social y solidaria», Otra Economía, vol. 5, nº 9,
julio-diciembre 2011, p. 197.

[111] T. Pinto: Naciones Unidas ignora a los científicos y concede otro contrato
para explorar minas bajo el mar, 3 de agosto de 2015 (www.eldiario.es).

[112] M. Dinucci: La ofensiva de la OTAN global, 10 de mayo de 2015
(www.lahaine.org).

[113] S. Muresu: La FAO alerta sobre la compra masiva de tierras, 26 de junio de
2009 (www.rebelion.org).

[114] Mª J. Esteso Poves: Las empresas que roban nuestras tierras cultivan café
y frutas en ellas, 3 de mayo de 2012 (www.diagonalperiodico.net).

[115] J. Subirat Humet: «Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes
comunes y la economía social y solidaria», Otra Economía, vol. 5, nº 9,
julio-diciembre 2011, p. 196.

[116] J. Subirat Humet: «Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes
comunes y la economía social y solidaria», Otra Economía, vol. 5, nº 9,
julio-diciembre 2011, p. 202.

[117] N. Aponte: Cooperativas o empresas socialistas, 3 de septiembre de 2013
(www.rebelion.org).

[118] M. Hernández: Construir muchas fábricas socialistas (I y II), 26-30 de
julio de 2013 (www.lahaine.org).

[119] S. Ortiz: «La ley de integración de cooperativas», Soberanía alimentaria,
biodiversidad y culturas, noviembre 2013, nº 15, p. 21.

[120] F. Houtart: La agricultura familiar campesina: ilusión o desafío, 8 de
agosto de 2015 (www.lahaine.org).

[121] 3 de noviembre de 2014 (www.gara.net).

[122] 28 de julio de 2014 (www.cincodias.com).

[123] V. Ruiz de Almirón: La economía colaborativa ha llegado para quedarse, 16
de octubre de 2014 (www.abc.es).

[124] 2 de agosto de 2015 (www.abc.es).

[125] Lucas de la Cal: 27 de octubre de 2015 (www.elmundo.es).

[126] A. M. Vélez: 19 de junio de 2015 (www.eldiario.es).

[127] J. Alemán: Ocho diferencias entre la banca ética y la banca tradicional, 7
de mayo de 2015 (www.eldiario.es).

[128] 31 de diciembre de 2014 (www.insurgente.org).

[129] E. J. Diez Gutiérrez: La economía del bien común, 19 de junio de 2015
(www.rebelion.org).

[130] El bitcoin, una moneda virtual con mala reputación, 23 de agosto de 2015
(www.gara.net).

[131] 6 de agosto de 2015 (www.elpais.com).

[132] 28 de julio de 2014 (www.cincodias.com).

[133] M. A. García Vega: La imparable economía colaborativa, 21 de junio de 2014
(www.elpais.com).

[134] «Entrevista a W. Wendelin, de Askapena», Resumen Latinoamericano, 9 de
agosto de 2015 (www.boltxe.info).

[135] C. Conn: Las cooperativas le proporcionan a la gente hambre de democracia,
26 de mayo de 2014 (www.kaosenlared.net).

[136] C. Morsolin: Entrevista al Eurodiputado F. Marcellesi, 29 de mayo de 2015
(www.rebelion.org).

[137] C. Azkunze: REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria) Otra economía
para una vida mejor, 16 de noviembre de 2013 (www.gara.net).

[138] La economía social gana presencia al unirse en la plataforma EGES, 26 de
marzo de 2015 (www.gara.net).

[139] G. Ezkurdia: «Trasfondos de ilusiones», Euskal estatua eginkizun, hacia un
Estado vasco, Herria 2000 Eliza, Bilbo, nº 256, 2015, p. 21.

[140] R. Urie: La creación de un vasallaje financiero global, 25 de febrero de
2015 (www.rebelion.org).

[141] A. Mendizabal: El movimiento cooperativo y el nuevo Estado vasco, 6 de
agosto de 2015 (www.gara.net).

[142] T. Valderrama y A. Aponte: 9 de julio de 2015
(elaradoyelmar.blogspot.com).

In
REBELIÓN
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204199
8/10/2015

quinta-feira, 8 de outubro de 2015

Cem mil manifestam-se contra a austeridade na Bélgica



A manifestação foi convocado pelas centrais sindicais em protesto contra as
medidas de austeridade do governo conservador belga, nomeadamente contra o
aumento da idade da reforma e a subida do IVA. A marcha foi acompanhada por uma
greve com grande adesão nos transportes e nas escolas.

Manifestação contra a política de austeridade do governo da Bélgica, 7 de
outubro de 2015 – Foto de Laurent Dubrule/Epa/Lusa


Nesta quarta-feira, cem mil pessoas marcharam na capital da Bélgica contra a
política de austeridade do governo conservador de Charles Michel.

A frente comum sindical, que envolve as centrais FGTB, CSC e CGSLB, convocou
esta manifestação para assinalar um ano de duração deste governo (tomou posse em
11 de outubro de 2014). O protesto tinha como lema principal “Para nós apenas
migalhas” e criticava o aumento da desigualdade social e o agravamento do fosso
entre ricos e pobres.

A CSC, por exemplo, salienta que este ano de governo Michel foi “muito
lucrativo” para os ricos e as grandes empresas e foi um “ano negro” para a
grande maioria da população, “trabalhadores, pensionistas, doentes,
desempregados, mulheres e jovens”.

A manifestação contestava o aumento da idade da reforma para os 66 anos em 2025
e para os 67 em 2030. Os trabalhadores contestam também o aumento do IVA de 6%
para 21% na eletricidade, assim como a intenção governamental de aumentar o
imposto sobre o consumo no gasóleo, tabaco, álcool e bebidas gasosas.

Medidas alternativas à austeridade

A frente comum sindical apresentou um conjunto de medidas alternativas às do
governo, em relação a emprego, poder de compra, pensões, fiscalidade e segurança
social. Os sindicatos propuseram, nomeadamente, o “respeito pela indexação
automática de salários e prestações sociais e pela liberdade de negociação”, “o
restabelecimento da idade da reforma aos 65 anos” e uma “contribuição mais
importante dos rendimentos do capital e dos rendimentos imobiliários em vez do
aumento dos impostos sobre o consumo”.

A manifestação foi acompanhada por uma greve que afetou sobretudo os transportes
públicos e as escolas, em todo o país.

Para sexta-feira, está convocada uma greve ferroviária.

O protesto foi ainda marcado por alguns incidentes entre grupos de manifestantes
e a polícia no final da manifestação.

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7/10/2015