segunda-feira, 13 de janeiro de 2014
La globalización y la economía indígena campesina
Miguel Angel Morales Sánchez
En un céntrico restaurant de Sucre el televisor anuncia que el mes pasado en
Estados Unidos hubo sesenta mil despidos en el sector industrial. Se indica que
es un número alto, pero pequeño en comparación con lo que sucedía hace diez
años. Pero esta noticia no parece importar a los comensales, que siguen comiendo
y conversando animadamente.
En una mesa se encuentra Pedro V., indígena yampara, sirviéndose un plato de
pollo frito al tiempo que lamenta que los pollos de la ciudad no sean tan
sabrosos como los pollos del campo. Pedro llama la atención por su colorido
poncho a rayas y su pantalón blanco, tan típico de su cultura. Años atrás
hubiera sido imposible que él entre a un restaurant del centro de la ciudad, no
sólo porque no tendría el dinero para pagar sino porque hubiera sido rechazado
por el apartheid camuflado que atravesaba la sociedad boliviana.
Mientras come, suena el celular. Pedro contesta y conversa en quechua, pues casi
no sabe hablar el castellano. Pedro recibe muchas llamadas pues es el presidente
de la Asamblea Legislativa Departamental de Chuquisaca, uno de los más altos
cargos políticos del departamento. Luego cuelga el teléfono y de su bolsillo
saca otro celular con el que llama directamente a Evo Morales, el presidente de
Bolivia.
El estado y el aislamiento indígena
El que un indígena tenga dos celulares y pueda hablar directamente con el
presidente del país no es algo que fuera común en el pasado, al contrario. Hasta
hace una década, Pedro, como la mayor parte de los indígenas de Bolivia, vivía
escapando del Estado y de la sociedad boliviana, evitando ser visto, para eludir
los abusos de las autoridades. Y es que el temor y desconfianza indígena hacia
el Estado viene desde la época colonial cuando los pueblos indígenas fueron
despojados de sus tierras más fértiles y confinados a lugares inhóspitos y
aislados. Durante siglos, aun después de que los conquistadores fueran
expulsados, los indígenas se protegieron en el aislamiento, padeciendo hambres y
enfermedades, pero protegidos de los abusos del orden colonial y racista que
perduraba en Bolivia.
En el aislamiento los indígenas se vieron forzados a constituir una economía sin
dinero, una economía de trueque, basada en el autoconsumo. La economía indígena
campesina sólo producía unos pocos excedentes que los intercambiaba en las
ferias rurales.
¿Qué ha sucedido en Bolivia para que en pocos años se haya transformado
completamente la actitud indígena hacia la sociedad y el Estado? ¿Cómo, de ser
prácticamente unos fugitivos y proscritos del Estado, se han convertido en los
gobernantes del país?
Para entender este cambio es necesario mirar lo que pasa en el mundo capitalista
a escala mundial.
Las crisis del capitalismo y la globalización
El sistema capitalista, desde sus orígenes, tuvo que someterse a lo que la
economía clásica y marxista llamaron la ley de la caída de la tasa de ganancia,
que indica que las ganancias del capitalista tienden a decrecer sin límite
cuando hay competencia.
Los buenos negocios del empresario no duran mucho porque rápidamente los
vecinos, al ver que hay buenos negocios, le abren la competencia. Para enfrentar
la llegada de los competidores, el empresario debe invertir, bajar los costos,
mejorar la calidad, incrementar la productividad; es una verdadera guerra para
mantenerse en el mercado, para sobrevivir como empresario. Y en esta lucha el
empresario tiene permanentemente que mecanizar, automatizar, en otras palabras,
tiene que despedir gente para bajar sus costos. Parece un círculo vicioso: para
poder seguir vendiendo en el mercado, el empresario tiene generar desempleo y,
al hacerlo, reduce la demanda solvente, lo que conduce inevitablemente a la
sobreproducción y la crisis del sistema.
Esta crisis no es terminal, pero es dolorosa para la sociedad en su conjunto,
pues implica la pérdida de grandes capitales y la destrucción de muchas fuentes
de trabajo.
Una de las formas para prevenir esta crisis es la globalización. La idea es muy
simple, para enfrentar la sobreproducción es necesario crear un mercado a la
escala planetaria, es necesario incluir a los están excluidos del mercado, no
importa si son comunistas, si son hindús, si son musulmanes, si son indígenas,
no importa si no son capitalistas, lo que importa es que todos se integren al
mercado, que vendan y compren.
La globalización y la lucha contra la pobreza
En Bolivia, como en varios países pobres del tercer mundo, las únicas personas
que tenían suficientes recursos para consumir los bienes del capitalismo eran
las pertenecientes a las élites locales, grupos reducidos de familias que
durante siglos concentraban las riquezas a costa de miles y millones de
bolivianos que vivían en la pobreza.
La pobreza no pudo ser erradicada con los agresivos programas que se
emprendieron en los ochenta; al contrario, la pobreza se hizo más aguda en el
periodo neoliberal que precedió a la era de la globalización, pues el ajuste
estructural fue aprovechado por la pequeña élite para concentrar más riqueza,
acentuando la pobreza en el resto de la población.
A lo largo de siglos las elites locales habían construido un Estado a su imagen
y semejanza, con normas e instituciones que les aseguraban la concentración de
toda la riqueza del país. Construyeron un Estado que, en todos sus niveles,
desde la capital hasta el municipio rural más lejano, era un Estado excluyente y
discriminador.
En esta realidad, si verdaderamente se quería erradicar la pobreza era necesario
cambiar las relaciones de poder, era necesario romper el orden establecido.
Surgió entonces en los años noventa el discurso del empoderamiento, la
gobernanza, la descentralización y la inclusión social: había que fortalecer las
capacidades de los pobres para exigir al Estado el cumplimiento de sus derechos.
Los organismos internacionales, la cooperación internacional, las ONG orientaron
sus programas de financiamiento hacia el empoderamiento de los pobres.
Del empoderamiento a la toma del poder
Esta nueva moda en la cooperación encontró un terreno fértil en las clases
empobrecidas del país. Rápidamente estas mayorías se apoderaron del
empoderamiento; ya no querían ser solo informados, querían dirigir las ONG; no
se limitaron a exigir el cumplimiento de sus derechos a los gobernantes,
quisieron gobernar; ya no querían ser solo incluidos, quisieron refundar el
país. Y, por primera vez conscientes de su mayoría, tomaron el poder mediante el
voto democrático y constituyeron un gobierno.
Las viejas élites elevaron el grito al cielo al ver a los indios en el poder,
tuvieron miedo del despertar del gigante dormido. Temieron por la venganza,
temieron que les quiten todo y los expulsen del país.
Pero nada de eso sucedió. El gobierno indígena nunca pretendió cambiar el modo
de producción, solo quería gobernar a favor de los pobres, democratizar la
riqueza y el poder. No instauró el socialismo, sino que respetó la propiedad
privada y la acumulación privada del capital. Impulsó la redistribución
económica mediante novedosas políticas públicas en favor de los más pobres, pero
sin despojar a los ricos de sus riquezas.
Las políticas redistributivas impulsadas por el gobierno dispusieron
transferencias directas de recursos públicos a los sectores más empobrecidos
bajo la forma de bonos que se pagan en dinero en efectivo. Pero la
redistribución más importante se hizo a partir de los ministerios; en todos los
ministerios sin excepción se emprendieron políticas específicas en favor de los
pobres, políticas económicas, políticas de inversión, políticas de tierras,
políticas de salud, políticas educativas pensadas principalmente en los pobres.
Otra de las medidas redistributivas estratégicas fue la profundización de la
descentralización, los gobiernos subnacionales vieron cuadruplicados sus
presupuestos, lo cual implicaba una importante dinamización de las economías
locales.
Esta forma de redistribución de la riqueza despertó muchas críticas en los
sectores radicales del espectro político boliviano, que esperaban una acción más
contundente contra las oligarquías. Pero el gobierno sostiene que en una
revolución democrática hay que respetar la economía plural, lo cual hace que no
se pueda ir muy rápido, pero que permite avanzar.
Lo cierto es que el gobierno está erradicando la pobreza a pasos acelerados. La
redistribución del ingreso en favor de los pobres ha generado una dinamización
de la demanda interna sin precedentes, la economía es saludable y crece a ritmo
sostenido. Se ha generado una bonanza económica de la que disfrutan tanto los
trabajadores como el empresario.
El sector empresarial se beneficia particularmente, pues es la principal unidad
de acumulación, y, por lo tanto, la base del desarrollo de las fuerzas
productivas en el país. El crecimiento se traduce en mayores ganancias para
ellos.
El vivir bien y el socialismo comunitario
Pero a pesar de hacer buenos negocios, el sector empresarial desconfía
profundamente del gobierno indígena. Y no es porque tenga un color de piel
diferente, sino porque es el gobierno de su enemigo de clase, porque es un
gobierno con una ideología antiimperialista, anticolonial, anti elitista. El
indígena no tomó el poder para fortalecer el capitalismo con el argumento del
vivir bien, sino para construir el socialismo comunitario, que podrá ser muy
indígena, pero es, al final de cuentas, socialismo.
El modelo de sociedad que pretenden construir los pobres e indígenas se inspira
en sus valores ancestrales, en su cosmovisión, pero también en un pensamiento
libertario forjado a lo largo de siglos de lucha contra el explotador, una lucha
contra el colonizador, una lucha en busca de justicia. Es un modelo que se
inspira también en el pensamiento de numerosos líderes indígenas y campesinos
que se formaron políticamente en la izquierda marxista, con ideas
revolucionarias.
Por ello, el gobierno de Evo Morales, a pesar de estar logrando erradicar la
pobreza, generando condiciones para un acelerado desarrollo de las fuerzas
productivas, a pesar de generar condiciones para más y mejores negocios para los
empresarios, es un gobierno que incomoda y preocupa al sistema.
Transformación de la economía indígena campesina
¿Con tantos avances en la inclusión social y la redistribución económica, que
pasó en la economía indígena campesina?
En Bolivia, los indígenas y campesinos viven el tránsito violento e
incontrolable de sus economías de autosubsistencia hacia una economía integrada
al mercado, están pasando de una economía de trueque a una economía monetizada.
Una pequeña parte de los indígenas ha debido migrar a las ciudades para
incorporarse a un empleo, se ha convertido en asalariado. Pero la gran mayoría,
ha debido permanecer en la comunidad, o ha debido migrar a las ciudades
constituyendo unidades de autoempleo, engrosando el denominado ‘sector
informal’.
Aunque permanezcan en sus comunidades o aunque se trasladen a las ciudades para
constituir talleres artesanales familiares, los indígenas y campesinos se
incorporan al mercado como unidades nuevas. Son unidades que tienen que dotarse
de nuevas armas y aprender rápidamente las reglas del mercado para enfrentarse
cotidianamente contra unidades con mentalidad empresarial, que gestionan riesgos
y razonan en términos de competencia. Estas nuevas unidades económicas, para
sobrevivir deben ser competitivas, y deben hacerlo a pesar de su gran y
principal falencia: la insuficiencia de capital.
A pesar de sus limitaciones, y contrariamente a lo que afirma la teoría, estas
nuevas unidades resultaron ser más competitivas que las unidades capitalistas, a
quienes progresivamente van arrebatando el mercado pues no son tan vulnerables a
las variaciones de precios y costos.
Resulta que las nuevas unidades son tremendamente competitivas gracias a que, a
pesar de ser unidades familiares o individuales, funcionan con lógicas
comunitarias, basadas en sistemas de autoayuda, reciprocidad, solidaridad tan
propias del pensamiento indígena campesino. Son lógicas diferentes a la lógica
empresarial donde lo más importante es maximizar la tasa de ganancia, minimizar
costos, maximizar el uso de los recursos.
En cambio en estas nuevas lógicas, la ganancia es importante pero es secundaria
frente a otras prioridades, como la estabilidad de la unidad familiar, el
fortalecer la red familiar ampliada, el ayudar al que lo necesite, el ganar
prestigio, el redistribuir en la comunidad la acumulación individual, el ser
autoridad respetada en la comunidad, el estar bien con dios y la pachamama, etc.
Para muchos intelectuales, esta economía está basada en la autoexplotación, pues
los trabajadores no tienen horario y están mal remunerados; critican que son
economías informales que no respetan la ley de trabajo ni pagan impuestos. Esta
visión revela cuan incomprendida es esta nueva forma económica, revela el
profundo desconocimiento de la economía indígena que le dio origen y, sobre
todo, un desconocimiento de los valores que gobiernan estas nuevas lógicas
económicas.
Un nuevo actor político
En términos políticos, los campesinos indígenas, los que se quedaron en el campo
y los que emigraron a las ciudades, los que tuvieron que integrarse violetamente
al mercado, son la verdadera base social del gobierno de Evo Morales. Son una
fuerza política muy importante, no sólo porque son numerosos, sino también
porque, a pesar del incremento de sus ingresos, forman parte de los explotados
del sistema, al carecer de capital y estar insertos en el mercado. A ellos
también el capital les expropia la plusvalía y les deja ganar sólo el mínimo de
subsistencia, como al trabajador asalariado. En esta medida, ellos invitan a
repensar el concepto de proletariado.
El haber incorporado en la nueva Constitución de Bolivia el reconocimiento de la
economía plural, tiene sentido para los empresarios, pues garantiza que se
respetará la inversión privada. Pero también tiene sentido para los campesinos
indígenas pues obliga al Estado a implementar políticas específicas para
potenciar y desarrollar esta nueva forma económica, la economía social
comunitaria, el nuevo actor político.
En conclusión
Para concluir se debe señalar que los despidos masivos en Estados Unidos tienen
relación estrecha con los celulares del indígena en Bolivia, y no es porque
estemos ante una nueva paradoja de la teoría del caos; ambos fenómenos forman
parte de un mismo problema, la inevitable caída de la tasa de ganancia en el
sistema capitalista y la lucha de clases.
La respuesta del sistema es la globalización que es un proceso de integración
económica a escala planetaria, basado en la ampliación de mercados gracias al
desarrollo de la informática y la comunicación; pero es un proceso
multidimensional, donde la cultura es una de las dimensiones de mayor
transformación.
El acceso de los indígenas campesinos al celular, al mercado, al internet y la
TV podrá traer efectos positivos y negativos en sus culturas, inclusive podrá
provocar transformaciones profundas en sus valores éticos y estéticos; pero no
hay duda que la incorporación de estos pueblos a ciudadanía boliviana está
teniendo una enorme incidencia en la construcción del Estado Plurinacional.
[1] Artículo publicado en “Le Monde Diplomatique”, edición boliviana de
diciembre de 2013
[2] Economista, integrante del Círculo de Estudios Karl Marx y de la Red
Boliviana del Pensamiento Económico Crítico miguemo@gmail.com
In
Rebelión
http://rebelion.org/noticia.php?id=179334
13/1/2014
sábado, 11 de janeiro de 2014
Demagogos e Revoltas de Massas contra a Democracia
James Petras
Nos dias de hoje as “revoltas de massas“ contra a democracia tornaram-se um
procedimento operacional habitual para os governantes da Europa Ocidental e EUA,
que procuram contornar os procedimentos democráticos e estabelecer clientes
pró-imperialistas.
Na Roma antiga, especialmente no fim da República, oligarcas recorreram à
violência das multidões para impedir, intimidar, assassinar ou tirar do poder a
facção dominante do Senado. Ainda que nem a facção dominante nem a oposição
representassem os interesses da plebe, dos trabalhadores assalariados, pequenos
agricultores ou escravos, o uso das “multidões” contra o Senado eleito, o
princípio do governo representativo e o governo da República, estabeleceram a
base para a ascensão dos autoritários “Césares“ (líderes militares) e a
transformação da República Romana num estado imperialista. Demagogos, a soldo de
pretendentes a imperadores, acicataram os ânimos de uma turba diversificada de
entre a população mais desfavorecida e descontente, vadios e ladrões (latrones),
com promessas, dinheiro e garantia de posições numa nova ordem. Amotinadores
profissionais cultivavam laços com os oligarcas “acima” deles e com os
manifestantes “abaixo”. Deram voz às “queixas da população” e articularam
protestos questionando a legitimidade dos governantes em exercício, enquanto
preparavam o terreno para o governo de uma minoria. Normalmente, quando os
oligarcas que pagavam chegavam ao poder numa toada de violência popular
manipulada, rapidamente suprimiam as manifestações, pagavam aos demagogos pela
via do clientelismo no novo regime ou recorriam discretamente a assassinatos no
caso dos “líderes de rua” que se recusassem a reconhecer a nova ordem. Os novos
governantes mandavam os velhos senadores para o exílio, expulsavam-nos e
tiravam-lhes as suas posses, manipulavam novas eleições e autoproclamavam-se
“salvadores da República”. Tiravam os camponeses das suas terras, renunciavam ao
cumprimento de obrigações sociais e não pagavam subsídios alimentares às
famílias urbanas pobres nem fundos para obras públicas. O uso da violência das
multidões e dos “protestos de massas” desempenhava muitos papéis: (1) servia
para destabilizar um regime eleitoral; (2) fornecia uma plataforma para os
oligarcas que os financiavam deporem um regime incumbente; (3) iludia o facto de
que a oposição oligarca perdera eleições democráticas; (4) dava à minoria
política uma “aparência de legitimidade”, quando ela era incapaz de actuar num
quadro constitucional e (5) permitia a tomada ilegítima do poder em nome duma
pseudo-maioria, nomeadamente as “multidões na praça central”.Alguns comentadores
de esquerda apresentam dois argumentos contraditórios: por um lado, alguns
simplesmente reduzem o ataque ao poder, por parte da oligarquia, a uma “luta
entre elites” que nada tem que ver com os “interesses da classe trabalhadora”,
enquanto outros mantêm que as “massas” nas ruas protestam contra um “regime
elitista”. Alguns argumentam mesmo que, com exigências populares e democráticas,
estas revoltas são progressistas e deveriam ser apoiadas como um “terreno para a
luta de classes”. Por outras palavras, a “esquerda” deveria juntar-se às
revoltas e contestar a liderança dos oligarcas nas revoltas encenadas!O que
estes progressistas não querem reconhecer é que os oligarcas que manipulam estas
revoltas de massas são líderes autoritários que rejeitam completamente os
processos democráticos e eleitorais. O seu objectivo é estabelecer uma “junta”
que elimine todas as instituições democráticas políticas e sociais e imponha
políticas e instituições mais repressivas e reaccionárias do que as que
substituem. Algumas pessoas de esquerda apoiam as “massas revoltosas” apenas
devido à sua “militância”, número, e a coragem de vir para a rua, sem verem quem
são os seus líderes, os seus interesses e ligações à elite que beneficia de uma
“mudança de regime”. Todas as designadas “revoltas de massas” na Europa de Leste
e na antiga União Soviética tiveram os seus líderes populares que exortaram as
massas em nome da “independência e democracia” mas eram pró-NATO,
pró-imperialismo ocidental e ligadas às elites neoliberais. Quando o comunismo
caiu, os novos oligarcas privatizaram e venderam os sectores mais lucrativos da
economia deixando milhões sem trabalho, desmantelaram o estado-providência e
entregaram as suas bases militares à NATO para o estabelecimento de tropas
estrangeiras e mísseis apontados à Rússia. Toda a esquerda “anti-stalinista” nos
EUA e na Europa Ocidental, com algumas notáveis excepções, comemorou estas
revoltas controladas por oligarcas na Europa de Leste e alguns participaram
mesmo, depois das revoltas, nos regimes neoliberais. Uma razão clara para a
queda do “Marxismo Ocidental” proveio da sua incapacidade de distinguir uma
revolta democrática popular genuína de uma sublevação de massas financiada e
manipulada por oligarcas rivais!Um dos mais claros e recentes exemplos de uma
revolução manipulada de “poder popular” nas ruas para substituir um
representante eleito de um sector da elite por um “presidente” ainda mais brutal
e autoritário, ocorreu em 2001 nas Filipinas. O Presidente Joseph Estrada, mais
popular e independente (mas claramente corrupto), que desafiara sectores da
elite Filipina e da actual política externa dos EUA (enfurecendo Washington ao
aliar-se ao venezuelano Hugo Chavez) foi substituído, através de manifestações
nas ruas de mulheres da classe média com soldados à paisana junto a Gloria
Makapagal-Arroyo. A Senhora Makapagal-Arroyo, que tinha ligações estreitas aos
EUA e ao exército filipino, desencadeou uma terrível onda de brutalidade
denominada “democracia dos esquadrões da morte”. O derrube de Estrada foi
activamente apoiado pela esquerda, incluindo sectores da esquerda
revolucionária, que rapidamente se tornaram alvo de uma campanha de assassinatos
sem precedentes, desaparecimentos, tortura e prisão, por parte da
recém-empossada “Senhora Presidente”. Revoltas de massas contra a democracia, no
passado e no presente: Guatemala, Irão e ChileA utilização de multidões e
sublevações de massas por oligarcas e imperialistas tem uma longa e notável
história. Três dos mais sangrentos casos, que marcaram durante décadas as suas
sociedades, aconteceram na Guatemala em 1954, no Irão em 1953 e no Chile em
1973. Jacobo Árbenz, democraticamente eleito, foi o primeiro presidente da
Guatemala a iniciar a Reforma Agrária e a legalizar os sindicatos, em especial
entre os camponeses sem terra. As reformas de Árbenz incluíram a expropriação de
terras em pousio sem utilização, que pertenciam à United Fruit Company, um
enorme conglomerado norte-americano do sector agrícola. A CIA usou as suas
ligações aos oligarcas locais e generais e coronéis da direita para instigar e
financiar protestos de massas contra uma suposta “tomada do poder pelos
comunistas” na Guatemala sob o governo do Presidente Árbenz. O exército usou a
violência manipulada das multidões e a “ameaça” da Guatemala poder tornar-se um
“satélite soviético” para encenar um golpe sangrento. Os líderes do golpe
receberam apoios aéreos da CIA, dizimaram milhares de apoiantes de Árbenz e
transformaram o interior em “campos de morte”. Nos 50 anos seguintes, partidos
políticos, sindicatos e organizações de camponeses foram banidos, cerca de 200
000 guatemaltecos foram assassinados e milhões foram deslocados. Em 1952,
Mohammed Mossadegh foi eleito presidente do Irão numa plataforma nacionalista
moderada, depois do derrube do brutal monarca. Mossadegh anunciou a
nacionalização da indústria petrolífera. A CIA, com a colaboração dos oligarcas
locais, dos monárquicos e demagogos, organizou gangues “anticomunistas” de rua
que encenaram manifestações violentas para servir de pretexto a um golpe
monárquico-militar. Os generais iranianos controlados pela CIA trouxeram o Xá
Reza Pahlavi da Suíça e, nos 26 anos seguintes, o Irão foi uma ditadura
monárquico-militar, cuja população foi aterrorizada pela Savak, a polícia
secreta assassina. As companhias petrolíferas dos EUA receberam as maiores
concessões de petróleo; o Xá juntou-se a Israel e aos EUA numa nefasta aliança
contra os dissidentes nacionalistas progressistas e trabalhou com eles lado a
lado para minar estados árabes independentes. Dezenas de milhares de iranianos
foram mortos, torturados e exilados. Em 1979, uma revolta popular de massas
dirigida por movimentos islâmicos, partidos nacionalistas e socialistas e
sindicatos acabou com a ditadura do Xá e da Savak. Os islamitas instalaram um
regime radical nacionalista clerical, que se mantém no poder até hoje, apesar de
décadas de campanhas de desestabilização financiadas pelos EUA-CIA, que
financiaram grupos terroristas e movimentos liberais dissidentes. O Chile é o
caso mais conhecido de violência de multidões financiada pela CIA que conduziu a
um golpe militar. Em 1970, o Dr. Salvador Allende, socialista democrata, foi
eleito presidente do Chile. Apesar dos esforços da CIA para comprar votos para
bloquear a aprovação do Congresso dos resultados eleitorais, da sua manipulação
de manifestações violentas e duma campanha de assassinato para precipitar um
golpe militar, Allende assumiu funções. Durante o mandato de Allende como
presidente, a CIA financiou diversas “acções directas”, desde pagar a líderes
corruptos de um sindicato de mineiros para encenarem greves, e a associações de
camionistas para recusar transportar bens para as cidades, até à manipulação de
grupos terroristas como o Patria y Libertad nas suas campanhas de assassinatos.
O programa de desestabilização da CIA foi especificamente designado para
provocar instabilidade económica, através de escassez artificial e racionamento,
de modo a incitar o descontentamento da classe média. Isto tornou-se óbvio
quando se viram manifestações de donas de casa batendo tachos e panelas. A CIA
procurou incitar um golpe militar através do caos económico. Milhares de
proprietários de camiões foram pagos para não guiar os seus camiões levando a
escassez de bens nas cidades, enquanto terroristas da direita rebentavam com
centrais, deixando bairros na escuridão e comerciantes que recusavam juntar-se à
“greve” contra Allende viam as suas lojas vandalizadas. A 11 de Setembro de
1973, aos cânticos de “Jacarta” (celebrando um golpe da CIA na Indonésia), uma
junta de generais chilenos apoiados pelos EUA tirou o poder a um governo eleito.
Dezenas de milhares de activistas e apoiantes do governo foram presos, mortos,
torturados e forçados ao exílio. A ditadura desnacionalizou e privatizou o
sector mineiro, a banca e indústria transformadora, seguindo os ditames do
mercado livre dos economistas treinados por Milton Friedman (os Chicago Boys). A
ditadura pôs fim a 40 anos de bem-estar, reformas na legislação laboral e
agrária, que haviam tornado o Chile o país mais avançado socialmente na América
Latina. Com os generais no poder, o Chile tornou-se o “modelo neoliberal” para a
América Latina. A violência dos gangues e a chamada “revolta da classe média”
levou à consolidação do poder oligárquico e imperialista e a um reinado de 17
anos de terror sob a ditadura do General Augusto Pinochet. Toda a sociedade foi
brutalizada e, com o regresso da política eleitoral, mesmo os antigos partidos
“de esquerda” conservaram as políticas económicas neoliberais da ditadura, a sua
constituição autoritária e o alto comando militar. A “revolta da classe média”
no Chile resultou na maior concentração de riqueza nas mãos dos oligarcas na
América Latina até hoje! O uso e o abuso das “revoltas de massas” hoje: Egipto,
Ucrânia, Venezuela, Tailândia e Argentina Em anos recentes, as “revoltas de
massas” tornaram-se o instrumento de escolha quando oligarcas, generais e outros
imperialistas procuram “mudanças de regime”. Alistando uma série de
nacionalistas demagogos e líderes de ONG financiados por imperialistas, criaram
as condições para o derrube de governos democraticamente eleitos e encenaram o
estabelecimento dos seus próprios regimes de “mercado livre”, com credenciais
“democráticas” duvidosas. Nem todos os regimes eleitos sob cerco são
progressistas. Muitas “democracias”, como a Ucrânia, são governados por um
conjunto de oligarcas. Na Ucrânia, a elite que apoia o Presidente Viktor
Yanukovich, decidiu que entrar numa relação de estado-cliente com a União
Europeia não era do seu interesse e procurou diversificar os seus parceiros
internacionais de negócio, mantendo ao mesmo tempo relações lucrativas com a
Rússia. Os seus opositores, que estão actualmente por detrás das manifestações
em Kiev, defendem uma relação de estado-cliente com a UE, o estabelecimento de
tropas da NATO e o corte de relações com a Rússia. Na Tailândia, o
Primeiro-ministro democraticamente eleito Yingluck Shinawatra representa uma
secção da elite económica com ligações e apoio nas zonas rurais, especialmente
no Noroeste, bem como extensas relações comerciais com a China. Os opositores
estão sedeados na cidade, mais próximos dos militares-monarquistas e são a favor
de uma agenda neoliberal pura, ligada aos EUA, contra a agenda rural
patronal-popular da Senhora Shinawatra. O Governo egípcio de Mohamed Morsi,
democraticamente eleito, levou a cabo uma política islamita moderada, com
algumas restrições no exército e afastamento em relação a Israel e apoio aos
palestinianos em Gaza. Nos termos do FMI, Morsi procurou um compromisso. O
regime de Morsi avançava quando foi derrubado: nem islamita nem secular, não
favorecendo os trabalhadores mas também não favorecendo o exército. Apesar de
todos os seus diferentes grupos de pressão e contradições, o regime de Morsi
permitiu greves laborais, manifestações, partidos de oposição, liberdade de
imprensa e reunião. Todas estas liberdades democráticas desapareceram depois de
vagas de “revoltas de massas nas ruas”, coreografadas pelos militares, terem
criado condições para os generais tomarem o poder e estabelecerem a sua brutal
ditadura, prendendo e torturando dezenas de milhares e ilegalizando todos os
partidos da oposição. Manifestações de massas e acções directas lideradas por
demagogos têm também como alvo governos progressistas democraticamente eleitos,
como a Venezuela e a Argentina, a juntar às acções contra democracias
conservadoras, como as acima citadas. A Venezuela, sob o governo dos presidentes
Hugo Chavez e Vicente Maduro, prossegue um programa anti-imperialista e
pró-socialista. Às “revoltas de gangues” juntam-se vagas de assassinatos,
sabotagem de serviços públicos, escassez artificial de bens essenciais,
difamação mediática e campanhas eleitorais da oposição com financiamento
externo. Em 2002, Washington aliou-se com os seus colaboradores políticos,
oligarcas estabelecidos em Miami e Caracas e gangues locais armados, para montar
um “movimento de protesto” como pretexto para um golpe planeado pelos militares
e empresários. Os generais e os membros da elite tomaram o poder e depuseram e
prenderam o Presidente Chavez, democraticamente eleito. Todos os caminhos da
expressão e da representação democrática foram fechados e a constituição foi
anulada. Em resposta ao rapto do “seu presidente”, mais de um milhão de
venezuelanos mobilizou-se espontaneamente e marchou até ao Palácio Presidencial
para exigir a restauração da democracia e o regresso de Hugo Chavez à
presidência. Apoiados pelos largos sectores pró-democracia e pró-Constituição
das forças armadas da Venezuela, os protestos de massas levaram à derrota do
golpe e ao regresso de Chavez e da democracia. Todos os governos democráticos
que enfrentam revoltas de grupos financiados pelo imperialismo e pelos oligarcas
deveriam estudar o exemplo da Venezuela, que infligiu uma derrota aos generais e
oligarcas dos EUA. A melhor defesa para a democracia encontra-se na organização,
mobilização e educação política da maioria eleitoral. Não chega participar em
eleições livres; uma maioria educada e politizada deve também saber como
defender a sua democracia nas ruas tanto como nas urnas. As lições do golpe
falhado de 2002 foram muito lentamente apreendidas pela oligarquia venezuelana e
pelos seus patrões dos EUA, que continuaram a desestabilizar a economia numa
tentativa de ameaçar a democracia e tomar o poder. Entre Dezembro de 2002 e
Fevereiro de 2003, quadros superiores do petróleo corruptos da nominalmente
pública companhia de petróleo PDVSA (Petróleos da Venezuela) organizaram um
bloqueio “de patrões” parando a produção, exportação e distribuição local de
petróleo e produtos refinados do petróleo. Sindicalistas corruptos, ligados ao
National Endowment for Democracy, dos EUA, mobilizaram os trabalhadores do
petróleo e outros funcionários no apoio ao bloqueio, na sua tentativa de
paralisar a economia. O governo respondeu mobilizando os outros trabalhadores do
petróleo que, com uma minoria significativa de quadros intermédios, engenheiros
e técnicos especializados, apelaram à classe trabalhadora venezuelana para tomar
os campos de petróleo e instalações dos “patrões”. Para contrariar a grande
escassez de gasolina, o Presidente Chavez assegurou o fornecimento por parte de
países vizinhos e aliados no exterior. O bloqueio foi vencido. Vários milhares
de apoiantes do golpe foram despedidos e substituídos por gerentes e
trabalhadores democratas. Não tendo conseguido derrubar o governo democrático
por via das “revoltas de massas”, os oligarcas voltaram-se para um plebiscito ao
governo de Chavez e, mais tarde, apelaram a um boicote eleitoral à escala
nacional, ambas iniciativas derrotadas. Estas derrotas fortaleceram as
instituições democráticas da Venezuela e diminuíram a presença de legisladores
da oposição no Congresso. Os falhanços repetidos da elite para tomar o poder
levaram a uma nova estratégia em múltiplas vertentes, utilizando: (1) ONG’s
financiadas pelos EUA para explorar reivindicações locais e mobilizar residentes
em torno de problemas da comunidade; (2) arregimentar ladrões para sabotar
serviços, particularmente fornecedores de energia, assassinar camponeses que
receberam títulos de propriedade na sequência da reforma agrária, bem como altos
responsáveis e activistas; (3) grandes marchas de campanha eleitoral e (4)
desestabilização económica por via da especulação financeira, transacções
cambiais ilegais com o estrangeiro, especulação e açambarcamento de bens de
primeira necessidade. O objectivo destas medidas é incitar o descontentamento
das massas, usando o controlo dos media para preparar outro assalto ao poder
financiado pelos EUA. Violentos protestos de rua por estudantes da classe média
da Central University, de elite, foram organizados por demagogos financiados por
oligarcas. As “manifestações“ incluíram sectores da classe média e habitantes
pobres das cidades descontentes pelas situações de escassez artificial e cortes
de energia. As causas do descontentamento popular foram rápida e eficazmente
respondidas no topo por enérgicas medidas governamentais: os comerciantes
envolvidos em acções de açambarcamento e especulação foram presos; os preços dos
bens essenciais foram reduzidos; os bens açambarcados foram apreendidos dos
armazéns e distribuídos pelos pobres; a importação de bens essenciais foi
aumentada e os sabotadores foram perseguidos. A intervenção eficaz do Governo
teve eco junto da massa da classe trabalhadora, a classe média baixa e os
habitantes pobres do campo e da cidade e restabeleceu o seu apoio. Os apoiantes
do Governo saíram para a rua e fizeram fila nas urnas para derrotar a campanha
de desestabilização. O governo ganhou claramente as eleições, o que lhe permitiu
agir decisivamente contra os oligarcas e quem os apoiava, em Washington.
A experiência venezuelana mostra como uma enérgica resposta do governo pode
restabelecer o apoio e aprofundar mudanças sociais progressistas para a maioria.
Isto acontece porque a intervenção progressista em força, por parte do governo,
contra os oligarcas antidemocratas, combinada com a organização, educação
política e mobilização da maioria dos votantes, pode derrotar decisivamente
estas revoltas de massas encenadas. A Argentina é um exemplo de um regime
democrático enfraquecido que tenta agradar simultaneamente a oligarcas e a
trabalhadores, às elites do sector agrícola e mineiro e círculos da classe média
dependentes das políticas sociais. O governo eleito de Kirchner-Fernandez
enfrentou “revoltas de massas” numa série de manifestações de rua instigadas por
exportadores por causa de impostos; a classe média-alta de Buenos Aires
revoltou-se por causa do “crime, desordem e insegurança”, houve uma greve dos
polícias à escala nacional “por causa dos salários”, polícias que “olharam para
o lado” enquanto grupos de “proletários”, na verdade ladrões de rua, pilharam e
destruíram lojas. Tudo somado, estas vagas de violência de gangues na Argentina
parecem ser parte de uma desestabilização politicamente dirigida pela Direita
autoritária que instigou ou, pelo menos, explorou estes acontecimentos. Para
além de chamarem os militares para restabelecer a ordem e cedendo às exigências
“salariais” da polícia em greve, o Governo de Fernandez não foi capaz ou não
quis mobilizar o eleitorado democrático em defesa da democracia. O regime
democrático permanece no poder, mas está cercado e vulnerável aos ataques dos
opositores domésticos e imperialistas. ConclusãoAs revoltas são espadas de dois
gumes: podem ser uma força positiva quando acontecem contra ditaduras militares
como as de Pinochet ou Mubarak, contra monarquias absolutas autoritárias como a
Arábia Saudita, um estado colonialista e racista como Israel, e ocupações
imperialistas como contra os EUA no Afeganistão. Mas têm que ser dirigidas e
controladas por líderes populares locais que procurem restaurar o governo da
maioria democrática. A História, desde a Antiguidade aos nossos dias, ensina-nos
que nem todas as “revoltas de massas” atingem, ou mesmo são motivadas, por
objectivos democráticos. Muitas serviram oligarcas que pretendiam derrubar
governos democráticos, líderes totalitários que procuravam estabelecer regimes
fascistas e pró-imperialistas, demagogos e autoritaristas que pretendiam
enfraquecer regimes democráticos enfraquecidos, e militaristas que pretendiam
começar guerras com ambições imperialistas. Hoje as “revoltas de massas“ contra
a democracia tornaram-se um procedimento operacional habitual para os
governantes da Europa Ocidental e EUA, que procuram contornar os procedimentos
democráticos e estabelecer clientes pró-imperialistas. A prática da democracia é
denigrida enquanto os gangues são louvados nos media imperialistas. É por isto
que os terroristas e mercenários islâmicos armados são chamados “rebeldes” na
Síria e as multidões nas ruas de Kiev (Ucrânia) que tentam pela força depor um
governo democraticamente eleito são rotulados “democratas pró-Ocidente”. A
ideologia que enforma as “revoltas de massas” varia desde “anticomunista” e
“antiautoritária” na Venezuela, até “pró-democracia” na Líbia (mesmo quando
bandos tribais e mercenários massacram comunidades inteiras), no Egipto e na
Ucrânia. Estrategas imperialistas sistematizaram, codificaram e tornaram
operacionais “revoltas de massas” a favor do poder dos oligarcas. Peritos
internacionais, consultores, demagogos e funcionários de ONG’s arranjaram
carreiras lucrativas à medida que viajam para “lugares estratégicos” e organizam
“revoltas de massas”, arrastando os países-alvo para uma colonização “mais
profunda” por via de uma “integração” europeia ou em torno dos EUA. A maioria
dos líderes locais e demagogos aceitam esta dupla agenda: “protestem hoje e
submetam-se a novos senhores amanhã”. As massas nas ruas são enganadas e depois
sacrificadas. Acreditam que chegará um ”novo dia” do consumismo ocidental,
empregos mais bem pagos e maior liberdade pessoal… apenas para serem enganados
quando os seus novos governantes enchem as prisões com opositores e muitos dos
antigos manifestantes, sobem os preços, cortam salários, privatizam as
companhias do estado, vendem as firmas mais lucrativas a estrangeiros e duplicam
a taxa de desemprego.
Quando os oligarcas “encenam” revoltas de massas e tomam conta do regime, os
grandes derrotados incluem o eleitorado democrático e muitos dos manifestantes.
Pessoas de esquerda e progressistas, no Ocidente ou no exílio, que haviam
apoiado as “revoltas de massas” sem pensar, irão publicar os seus ensaios
académicos sobre “a revolução (sic) traída”, sem admitirem a sua própria traição
de princípios democráticos.
Se e quando a Ucrânia entrar na União Europeia, os exuberantes manifestantes de
rua irão juntar-se a milhões de desempregados na Grécia, em Portugal e na
Espanha, bem como a milhões de pensionistas brutalizados por “programas de
austeridade” impostos pelos seus novos governantes, a “Troika” em Bruxelas. Se
estes, que antes se manifestavam, tomarem mais uma vez as ruas, em revolta
contra a “traição” dos seus líderes, poderão disfrutar da vitória, sob os
bastões da “polícia treinada pela NATO e União Europeia”, enquanto os media
ocidentais se terão deslocado para outro sítio em apoio à “democracia”.
*James
Petras, antigo professor de Sociologia na Universidade de Binghamton, Nova
Iorque, participa há 50 anos na luta de classes, é consultor dos sem-terra e dos
desempregados no Brasil e na Argentina e é co-autor de Globalization Unmasked [A
Globalização Desmascarada] (Zed Books). A obra mais recente de Petras é The Arab
Revolt and the Imperialist Counterattack [A Revolta Árabe e o Contra-ataque
Imperialista]. Pode ser contactado em jpetras@binghamton.edu. Tradução de André
Rodrigues P. Silva
In
ODiário.info
http://www.odiario.info/?p=3143
10/1/2014
sexta-feira, 10 de janeiro de 2014
Gênese do absolutismo de mercado
Liberais insistem em entender ''1984'' como advertência ao
totalitarismo de Estado, sem perceber que seu próprio mundo é há
tempos totalitário
Robert KurzPublicado em 08/06/97
Em seu próprio nome o liberalismo lança mão do conceito de
''liberdade''. O pathos liberal evoca a iniciativa e a
responsabilidade do indivíduo. À primeira vista, isto sempre soa
bem. Quem desejaria contradizer este belo conceito? Como criaturas
esclarecidas da modernidade, nós sabemos porém que não se deve
confiar nas palavras.
Quando George Orwell escreveu ''1984'', sua utopia negativa, não por
acaso escolheu como tema uma linguagem pública cujos conceitos dizem
essencialmente o oposto do que significam oficialmente. A título de
forma retórica de paliação, tal figura de linguagem já era conhecida
pelos antigos e recebeu o nome de ''eufemismo''. Por puro medo, os
gregos antigos se referiam às divindades demoníacas da vingança,
cujos cabelos eram serpentes sibilantes, como ''as
bem-intencionadas''. Talvez o conceito de liberalismo tenha surgido
num contexto semelhante.
Para chegar à verdade sobre um fenômeno da vida social, sempre é
aconselhável remontar às suas origens. O liberalismo nasceu no
século 17 e 18 como oposição aos Estados militares pré-modernos das
monarquias absolutistas e dos principados. Mas na mesma época havia
também uma oposição ainda maior das massas populares, que nada
tinham a ver com o liberalismo. É instrutivo portanto comparar estas
duas formas de oposição.
O absolutismo lançara então a primeira base do moderno modo de
produção capitalista, ao dar sinal verde para que a economia
monetária de mercado suprisse as demandas de seu gigantesco aparato
militar e burocrático. A grande maioria das pessoas sentiu este
desenvolvimento como uma repressão insolente e francamente
monstruosa.
De fato, o antigo e ''simples'' feudalismo sangrara apenas
superficialmente os camponeses e artesãos da sociedade agrária, os
quais reservavam uma pequena parcela de seus produtos aos senhores
feudais ou lhes faziam certos trabalhos. Quanto ao resto, no
entanto, o feudalismo os deixava em paz. Em seus campos e em suas
oficinas eles podiam fazer o que bem entendessem. Além disso, eles
dispunham de sua própria administração local.
O absolutismo destruiu todavia essa autonomia limitada e quis
submeter as pessoas à sua burocracia centralizada, para chupar-lhes
o sangue e torná-los ''material humano'' de um ''trabalho'' abstrato
totalmente predeterminado, sob o jugo do dinheiro.
Os camponeses e artesãos europeus defenderam-se encarniçadamente
contra esta opressão por mais de 300 anos, até meados do século 19;
e, ao seguirem a bandeira da ''liberdade'' em suas inúmeras
revoltas, eles sempre tinham em mente a autonomia social tanto
contra as investidas da burocracia absolutista quanto contra as
coerções dos novos mercados autônomos. Eles não queriam ser
milimetricamente comandados por um princípio que lhes era externo,
mas antes preservar o controle sobre as condições diretas de sua
subsistência.
O liberalismo, pelo contrário, era a ideologia dos ''executores''
econômicos no terreno da economia monetária de mercado iniciada pelo
absolutismo. Eram os novos capitalistas financeiros que prosperavam
sob o absolutismo, os grandes mercadores d'além mar e especuladores
coloniais, os capatazes (a soldo do Estado) das prisões-manufaturas
e do trabalho recluso, os proprietários e administradores dos
latifúndios criados para o mercado agrário mundial. Todos estes
voltaram-se à idéia liberal. Eles nada tinham em comum com o
conceito de liberdade social dos camponeses e artesãos revoltosos.
Ao contrário, eles assentiam de pleno juízo ao absolutismo no fito
de converter a massa dos produtores em ''material humano'' dos
mercados mundiais, despojá-los do controle dos meios de produção e
degradá-los a meros ''empregados'' sob o ditame do capital de
investimento.
Por isso os primeiros liberais jamais imaginaram, nem sequer em
sonho, que o ''material humano'' da economia de mercado pudesse ter
algum direito à ''liberdade''. Entre eles havia mesmo proprietários
de escravos e latifundiários que expulsavam camponeses de seus
pequenos sítios para transformá-los em pasto. Quando falavam de
''liberdade'', eles tinham em mente apenas sua própria liberdade
econômica de movimento como investidores e ''empresários'' que se
sentiam constritos pela tutela burocrática do Estado absolutista.
Sua oposição ao absolutismo teve portanto um caráter inteiramente
diverso da resistência social dos produtores diretos.
Por isso eles faziam causa comum com absolutismo contra as revoltas
sociais ''de baixo''. O conflito entre a ideologia liberal
originária, a par de sua clientela, e a ''graça divina'' do Estado
absolutista do início da modernidade nunca passou de uma rusga
familiar capitalista sobre o ulterior desenvolvimento dos
fundamentos comerciais comuns.
Mas já nessa crítica precoce movida pelos senhores capitalistas,
preocupados com a sua ''liberdade'' burguesa, contra o controle
social exercido pelo Estado autoritário pode-se notar uma curiosa
inversão lógica dos pontos de vista que indica o caráter irracional
de ambas as partes. Não somente o absolutismo pré-moderno e
monárquico, mas todo absolutismo de Estado (inclusive o socialista e
fascista) ** quer de um lado submeter a atividade econômica dos
indivíduos a um controle estatal abrangente; de outro lado,
entretanto, ele faz valer a idéia de que a subjetividade humana, a
vontade humana (na figura do monarca, do governo, do ''líder'' ou do
Comitê Central), deve ser de certo modo ''soberana'' diante do
sistema do mercado e do dinheiro.
Inversamente, o liberalismo representa de um lado a ''iniciativa
econômica'' do indivíduo capitalista diante do Estado; porém
justamente em virtude disso a pretensão a uma soberania da vontade
humana perante o sistema do mercado e do dinheiro é totalmente
abandonada. Este sistema, portanto, autonomiza-se, torna-se a lei
cega do comércio, e o homem converte-se em joguete das ''estruturas
econômicas'' e de sua dinâmica sem objetivo.
Já Adam Smith, o fundador da teoria econômica moderna sobre bases
liberais, venerava o sistema do mercado total como uma espécie de
''máquina divina'' pilotada pelo cego mecanismo ''auto-regulativo''
dos preços. De maneira análoga à imagem mecânica e física do mundo
de Isaac Newton, que considerava a natureza como uma grande máquina
universal unitária, Smith concebia a economia como a máquina
universal automática da sociedade, a cujas engrenagens os homens
tinham de se submeter.
Na física, a imagem mecânica do mundo há muito foi superada; na
economia, porém, a humanidade ainda insiste (e hoje mais do que
nunca) no ponto de vista mecanicista do século 18, que se
''objetivou'' nas formas da reprodução social. O liberalismo
caracteriza-se com isso por uma enorme contradição: a ''liberdade''
social do indivíduo sempre coincide com a irrestrita capitulação
geral de todos os indivíduos ante uma cega máquina social avessa a
discussões: o baal secularizado do capital.
Também se pode dizer que, por meio de suas exigências desmedidas no
seio da sociedade, o absolutismo gerou o monstro sem sujeito de um
automatismo econômico independentizado que fugiu a seu próprio
controle e a seguir arrebatou-lhe a ''soberania''. O liberalismo,
que exigia em primeiro lugar a ''liberdade'' do indivíduo, na
verdade somente deu execução à autonomia dessa ''máquina''. Os
liberais não são outra coisa senão sacerdotes de um ídolo automático
que dita ao ''processo de troca natural com a natureza'' (Marx) uma
cadência irracional segundo ''regularidades'' mecânicas.
O contraste entre liberalismo e absolutismo de Estado não pode ser
tomado sob um prisma emancipatório a partir de nenhum dos lados. Ele
reflete somente os mesmos paradoxos sociais do sistema produtor de
mercadorias: ou a ''soberania'' humana em relação à máquina de
mercado tem de se dissimular como controle autoritário do Estado
sobre os indivíduos, ou a ''liberdade'' dos indivíduos tem de se
dissimular como total abnegação da vontade humana à marcha cega da
máquina do mercado.
Para a maioria das pessoas, a contraposição entre absolutismo e
liberalismo é irrelevante: dá no mesmo se elas são torturadas e
humilhadas por uma burocracia estatal ou pelo mecanismo sem sujeito
do mercado. Esta experiência foi sentida na pele pelos europeus do
Leste, que saíram da cruz da ditadura do socialismo estatal
diretamente para a caldeirinha da degradação pelo mercado ''livre''.
Em fins do século 18 e início do século 19, o liberalismo deparou-se
com o problema de ter de eliminar não só a pretensão da burocracia
estatal absolutista, mas também as pretensões das massas populares à
autonomia social. Logo tornou-se claro que era impossível coagir as
pessoas exclusivamente por meio da repressão, da polícia, do
exército, da força e das prisões; melhor seria transformá-las em
material para os ''mercados de trabalho'' e submeter a própria força
de trabalho abstrata às leis da oferta e da procura. Por isso o
liberalismo começou a vincular a repressão à ''pedagogia'' popular e
industrial.
Se num primeiro momento os liberais relacionavam o conceito de
''responsabilidade'' apenas a si mesmos, na condição de
''executores'' de um capitalismo individual, tal conceito foi então
estendido também ao ''material humano''. Eis aqui um monstruoso
cinismo: as pessoas absolutamente despojadas de todo controle sobre
suas próprias condições de subsistência material e social devem ser
''responsáveis'' justamente pelo fato de se tornarem de vontade
própria ''burros de carga'' do mercado e mendigarem indignamente por
''empregos'', ainda que sob as mais miseráveis condições.
Um dos grandes ideólogos dessa ''pedagogia popular'' foi Jeremy
Bentham (1748-1832), o fundador do ''utilitarismo''. O ''anseio do
homem por felicidade'' devia ser traduzido no impulso de integrar
todas as manifestações da vida ao objetivo da valorização do
capital. A fim de convencer as pessoas a enxergarem sua própria
''felicidade'' justamente no fato de poderem se fazer ''úteis'' no
ramerrão capitalista, Bentham inventou uma instalação penitenciária
bastante especial, o panóxtico.
O que é o panóptico? O próprio Bentham diz que se trata de um
princípio apropriado tanto para prisões quanto para fábricas,
escritórios, hospitais, escolas, casernas, reformatórios etc. Do
aspecto arquitetônico, o panóptico consiste numa construção em
círculo, em cujo centro se acha a cadeira (encoberta por cortinas)
do ''inspetor'' e cuja periferia é destinada às celas, apartadas
entre si, dos presos ou dos alunos. Muitos cárceres de trabalho
forçado foram construídos segundo esse modelo. O refinado objetivo
da disposição é fazer com que os presos se sintam permanentemente
observados e controlados, sem saber se a cadeira do inspetor está
realmente ocupada. Os detentos devem ''a partir de si próprios'', de
modo progressivo e automático, comportar-se como se fossem
observados, mesmo que este não seja o caso.
O panóptico, para Bentham um modelo da sociedade de mercado
''ideal'', não passava de uma ''máquina de responsabilidade'' para
condicionar os indivíduos ao comportamento compatível ao mercado. Os
mecanismos de submissão e abnegação de~iam converter-se em ''traços
intrínsecos da conduta'' das pessoas. Essa ditadura liberal de
ensino objetivou-se em estruturas arquitetônicas e organizacionais,
em símbolos e mecanismos psíquicos.
Os imperativos capitalistas, escreveu o filósofo Michel Foucault
sobre o panóptico em seu livro ''Vigiar e Punir'' (1976), aparecem
''numa ordem concentrada de corpos, superfícies, luzes e olhares,
(...) num aparato cujos mecanismos internos produzem a relação a que
se prendem os indivíduos''. Bentham aperfeiçou incessantemente seu
aparato social de adestramento humano. Ele inventou a solitária, as
carteiras de identidade, as tarjetas de identificação na campainha
dos prédios e os escritórios de vastas dimensões. Em 1804, ele
sugeriu tatuar um número em todos os ingleses.
Ao mesmo tempo, Bentham foi um fervoroso democrata. Todos, do garoto
de recados até o ministro, deviam contribuir para o ''controle
público'', isto é, observar a si mesmos e aos outros para dar corda
diariamente ao relógio comum da auto-opressão. Kant, o maior
filósofo do Iluminismo, conclamara o homem a ''sair da menoridade
imposta por si próprio e servir ao entendimento sem a condução de
outrem''. Na esteira de Bentham, o sentido oculto deste imperativo
liberal vem à luz: cada um seu próprio policial, educador,
carcereiro e capataz! A máquina universal auto-regulativa do mercado
necessita de indivíduos auto-regulativos, que se adaptem
''automaticamente''.
Bentham antecipou ''1984'', o pesadelo de Orwell, em quase 200 anos,
porém como projeto real. Ironicamente, o mundo liberal-democrático
insiste em entender ''1984'' como uma advertência ao totalitarismo
(de Estado), sem perceber que ele próprio é há tempos o produto de
uma lavagem cerebral de cunho liberal e totalitário. Hoje todos nos
portamos de maneira ''auto-regulativa'' como robôs da
responsabilidade da economia de mercado, e aquele antigo conceito de
''liberdade'' que visava à autonomia social foi tachado de
pré-industrial e primitivo.
Obviamente não queremos nem podemos regressar ao restrito modo de
vida agrário de camponeses e artesãos. Mas será que o preço do
progresso tinha de ser a degradação social do homem a um ''cão de
Pavlov'' da máquina do mercado? A humanidade realmente é incapaz de
regular as forças produtivas modernas através de determinações
sociais e entendimentos conscientes, ao invés de se abandonar
cegamente a um autômato econômico? O absolutismo do mercado não é
uma alternativa ao absolutismo do Estado. A nós cumpre reinventar,
para o século 21, o antigo conceito de ''liberdade social'' em
oposição à ''liberdade orwelliana'' do liberalismo.
** O blog não necessariamente está de acordo com o teor dos textos que veicula, em parte
ou na íntegra, uma vez que seu objetivo é contribuir para o debate e a circulação de
informações.
O socialismo histórico não superou a alienação do trabalho, entre outros grandes
problemas. No entanto, a equiparação dos regimes socialistas com os regimes do
"Antigo Regime" não pode ser mais do que uma metáfora cômoda à exposição.
De modo análogo, a apresentação linear exemplificativa do socialismo histórico ao
lado do fascismo, mais contribui para obscurecer do que esclarecer o processo his-
tórico. De resto, a pesquisa histórica recente sobre a URSS, por exemplo, começa
a sugerir que esse regimes apresentaram - e ainda apresentam - complexidades
até recentemente insuspeitas.
In
http://www.controversia.com.br/index.php?act=textos&id=17556
10/1/2014
Publicado originariamente em 8/7/1997
terça-feira, 7 de janeiro de 2014
Alemania: Estado de excepción en Hamburgo. Centro de la ciudad continúa bajo control policial
Por Kaos
Los incidentes en Hamburgo estallaron cuando la policía atacó a 10 mil
manifestantes opuestos al desalojo de un centro cultural. Las autoridades de
Hamburgo no han anunciado hasta cuándo se extenderá el estado de excepción. Ésa
es la "democracia" de la Europa del Capital.
El control y la brutalidad policial continuaba hoy en las calles de varios
barrios de Hamburgo. Las autoridades no han anunciado hasta cuándo se extenderá
el estado de excepción
Último momento: Más de mil personas se han manifestado contra el estado de
excepción y la llamada Zona de peligro. La policía ha identificado al menos a
500 personas. Ha terminado la manifestación en Hamburgo, sin incidente alguno.
Concretamente, informa @OverMDB, el estado de excepción se declara en los
barrios de Altona y St. Pauli, núcleos del movimiento obrero y antifascista.
https://pbs.twimg.com/media/BdXXNI5CIAAL82n.jpg
Cabecera de la manifestacion de esta tarde
@laccent
Resumen
El intento de desalojo del centro social Rote Flora y la amenaza de expulsión de
migrantes de Lampedusa refugiados en Hamburgo ha desatado una oleada de
solidaridad popular en forma de manifestación el 21 de diciembre que ha sido
contestada por la policía con represión brutal y el establecimiento de una "Zona
de peligro" (Gefahrengebiet) en el barrio, que todavía dura. No se trata de un
"toque de queda", como se ha difundido erróneamente, pero sí está todo lleno de
antidisturbios que paran y cachean a cualquiera (quienes por cierto se han
inventado algún que otro atentado para dar penica). La lucha sigue.
http://wiki.15m.cc/wiki/Gefahrengebiet
En Alemania, la policía puede proclamar una zona de peligro
(#Gefahrengebiet), que les da el derecho de detener y controlar a
cualquier persona sin sospecha alguna, y eso hicieron el pasado sábado
tras los sucesos. Hamburgo está llena de policía, se están produciendo
varias manifestaciones espontáneas, kettles (táctica de la policía que
consiste en rodear manifestaciones y disolverlas), etc. Una auténtica
represión se está viviendo en Hamburgo.”
—http://www.twitlonger.com/show/n_1rvfbpv
Siguen los registros arbitrarios a altas horas de la madrugada
@HHMittendrin
@noisiac
ÚLTIMA HORA:
Declaración de estado de excepción en Hamburgo (Alemania). La ciudad en toque de
queda, en el país que se supone como modelo perfecto, porque sus habitantes no
se someten a la dictadura represiva del capital y sus acólitos políticos. Tras
el desalojo violento de un Centro Social en diciembre, esta noche la policía ha
irrumpido en los barrios del centro en una escalada represiva sin precedentes.
Puedes seguir los acontecimientos en twitter mediante el HT #Gefahrengebiet
Partidos de la oposición de Hamburgo analizan este lunes la presentación de una
demanda contra la instalación de una llamada “zona de peligro” en el centro de
la ciudad alemana con el objetivo de reprimir la protesta social.
Las autoridades declararon la mencionada zona en los barrios de Altona, St.
Pauli y Sternschanze, luego de enfrentamientos violentos entre manifestantes y
la policía en diciembre pasado, con un saldo de más de 600 heridos.
Dentro de ella los derechos fundamentales están limitados y la policía puede
controlar, detener y expulsar a ciudadanos sin indicios concretos.
Los graves incidentes en esa ciudad estallaron cuando la policía atacó a unos
10.000 manifestantes opuestos al desalojo de un tradicional centro cultural de
la izquierda.
Un reporte de la policía indica que 120 agentes del orden recibieron lesiones,
mientras que los manifestantes reportaron entre sus filas más de 500 heridos.
Los organizadores y la oposición en la Cámara de Representantes de Hamburgo
reprocharon a la policía haber atacado la manifestación para impedirla.
Con motivo del establecimiento de la zona de peligro, el grupo del Partido de la
Izquierda (Die Linke) en el órgano legislativo analiza una posible demanda
contra esta medida.
“Para nosotros esta zona es un acto ilegal”, afirmó la portavoz del grupo,
Christiane Schneider, en una entrevista de prensa.
Según Schneider, la medida es ilegítima porque la policía misma decide sobre la
extensión y la duración de los arrestos, sin ningún control parlamentario.
Mientras, la policía anunció en una declaración de prensa que “aprovechará todas
las posibilidades legales para defender la seguridad de sus agentes”. También se
refiere a un ataque de militantes a una estación de policía con un saldo de
varios agentes lesionados.
A pesar de estos incidentes, la oposición compara la creación de la zona de
peligro con la aplicación de leyes de emergencia.
Según el partido de Los Verdes, la policía y el gobierno socialdemócrata ponen
“miles de personas bajo sospecha general”.
https://www.facebook.com/Malaga15M/posts/677702325594476 - PL - Agencias -
(Fotografía de B. Marcks publicada en el diario El Mundo)
En #Hamburgo proclamar #Gefahrengebiet, zona de peligro, permite a la policía
practicar detenciones arbitrarias o usar armas de fuego ...
"Zona de peligro: Policía fuera de control", "Exigimos cascos azules (ONU)"
fachada de Hamburgo hoy (@15MBcn_int)
La situación de Hamburgo empezó el 21/12/2013 en una manifestación en torno al
CSO Rote Flora (centro social okupado y autogestionado desde 1989), en donde se
unificaban tres luchas: contra el desalojo de dicho edificio, contra la
gentrificación de la zona y contra la persecución a personas extranjeras, sobre
todo a las refugiadas que llegaron a Lampedusa de Lampedusa. Dicha manifestación
consiguió reunir a más de 10.000 personas según fuentes organizadoras. Nada más
empezar, se produjeron cargas policiales, donde se usaron cañones de agua, spray
de pimienta y porrazos contra las manifestantes, que resistieron a los
enfrentamientos.
Una semana después de la manifestación, según fuentes policiales, un grupo de
personas pertenecientes a la izquierda radical atacaron comisarías, y que, al
parecer, no es como cuenta la policía, ya que no se muestran pruebas de dichos
ataques aun habiendo cámaras de seguridad en las comisarías. De hecho, un
abogado confirma en un comunicado que nunca tuvo lugar un segundo ataque (en
alemán:
http://www.publikative.org/2014/01/05/gab-es-keinen-zweiten-angriff-auf-die-davidwache/
).
En Alemania, la policía puede proclamar una zona de peligro (#Gefahrengebiet),
que les da el derecho de detener y controlar a cualquier persona sin sospecha
alguna, y eso hicieron el pasado sábado tras los sucesos. Hamburgo está llena de
policía, se están produciendo varias manifestaciones espontáneas, kettles
(táctica de la policía que consiste en rodear manifestaciones y disolverlas),
etc. Una auténtica represión se está viviendo en Hamburgo.
Info vía @Svenceremos
Policía alemana cogiendo el transporte público en Hamburgo. Para públicamente
cachear y detener. #Gefahrengebiet
@Rh_BuraK
Policías en cada esquina vigilan las calles, piden identificaciones y hay
detenciones
@15MBcn_int
Brutales imágenes de la salvaje represión policial en #Hamburgo
La policía utilizando los autobuses como centros de detención. Está pasando
ahora mismo en Hamburgo.
@AcampadaLH
En Hamburgo hasta las señales de tráfico alertan del estado de excepción y de la
brutalidad policial
@AcampadaLH
Antecedentes:
Amenaza de desalojo sobre el centro social Rote Flora
La Policía impidió una manifestación de cerca de diez mil personas en el centro
de la ciudad en rechazo al desalojo.
El centro social Rote Flora de la ciudad de Hamburgo, okupado en 1989, es uno de
los espacios autogestionados con una de las trayectorias más importante de
Europa. Desde sus inicios se ha visto atravesado por diferentes procesos
judiciales, conflictos con el ayuntamiento así como varios escenarios de
negociación con la administración que han permitido su permanencia en el centro
de esta ciudad del norte de Alemania.
El 20 de diciembre era la fecha límite para le desalojo propuesta por el
propietario del edificio Klausmartin Kretschmer, inversor inmobiliario, quien en
2001 compró este antiguo teatro construido en 1888 al ayuntamiento de la ciudad.
Kretschmer anunció que en caso de no cumplirse este plazo solicitaría a las
autoridades de la ciudad el desalojo del mismo. Ante estos hechos el centro
social ha lanzado la campaña Rote Flora bleibt! (Rote Flora se queda!).
El sábado 21 de diciembre se convocó en las calles del centro de Hamburgo una
manifestación con un triple objetivo: dejar claro que cualquier intento de
desalojo del centro social dará lugar a una resistencia masiva; denunciar el
caso de especulación inmobiliaria que se está produciendo en el vecino barrio de
Sant Pauli, en el que los vecinos de un bloque de viviendas conocido como Esso
se verán obligados a abandonar sus casas ante el riesgo de derrumbe de las
mismas para dar paso a un nuevo edificio de apartamentos de lujo y por último en
el derecho de residencia de los refugiados llegados desde Lampedusa.
Mediante un despliegue de unos 3.000 policías, bajo el pretexto de que podía
haber participantes violentos las autoridades impidieron la manifestación, que
había sido comunicada y se encontraba bajo un marco completamente legal. Pese la
presión policial, 7.300 personas según fuentes policiales y más de 10.000 según
los organizadores, se dieron cita en el centro de Hamburgo. Cuando la cabecera
de la misma solo había recorrido unos pocos metros fue atacada por la Policía,
que utilizó gas pimienta, porras y cañones de agua para disolverla. Esto provocó
fuertes disturbios en el centro de la ciudad, los más graves en años según la
Policía, así como cientos de heridos, algunos de los cuales necesitaron atención
hospitalaria. Asimismo,16 personas fueron detenidas. Cabe destacar que la
Policía declaró el centro de Hamburgo como zona peligrosa, lo cual bajo la
legislación alemana supone una serie de permisos especiales que habilitan a la
Policía para registrar y detener a cualquier persona sin ninguna sospecha
concreta. Así mismo varios cientos de manifestantes pasaron más de 4 horas en
un kettle (cerco policial), rodeados por la policía, al aire libre, sin comida y
en plena lluvia.
En el comunicado que llamaba a la movilización, los activistas de dicho centro
social decían: “Rote Flora es sólo uno de los muchos lugares que en la
actualidad reflejan los conflictos que atraviesan la ciudad”. En este sentido,
frente al desalojo forzoso de Esso, se reclama que este edificio sea
rehabilitado evitando así la demolición del bloque de edificios y un nuevo
episodio de gentrificación dentro del largo proceso que atraviesa el barrio de
Sant Pauli. Respecto a la situación de los cerca de 300 refugiados, que llegaron
a Hamburgo a principios de este año procedentes de países como Siria, Egipto o
Libia, y que están luchando por su derecho a permanecer en la ciudad, el citado
comunicado decía “hasta ahora, las autoridades les han negado el derecho a
quedarse, bajo la amenaza de ser deportados a Italia, aunque un gran número de
ellos se han registrado ante las autoridades y han presentado su solicitud de
asilo”.
http://www.diagonalperiodico.net/movimientos/21245-amenaza-desalojo-sobre-centro-social-rote-flora.html
**********************
Kaos en la red
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/77661-video-y-fotos-alemania-estado-de-excepción-en-hamburgo-centro-de-la-ciudad-continúa-bajo-control-policial.html
7/1/2014
sábado, 4 de janeiro de 2014
Nacionalización, privatización, socialización , autogestión. Cuestionar el derecho de propiedad
“Les cahiers d’alter” Los cuadernos de alter - www.alterce.org - Agosto 2013
Catherine Lebrun y Christian Mahieux, miembros del Secretariado nacional de la Unión sindical Solidaires www.solidaires.org - contact@solidaires.org
Traducción : Nara Cladera, comisión internationale de la Unión sindical Solidaires
El sindicalismo no puede hacer la economía de profundizar estos puntos porque están en el corazón de todo
proyecto de transformación social radical. Mas allá de posiciones de principio de lucha contra el sistema
capitalista, las respuestas y las estrategias alternativas por construir deben tomar la medida de la evolución del
capitalismo y de las condiciones concretas en las cuales se conduce la lucha de clases. Ellas se apoyan sobre la
necesaria articulación entre reivindicaciones inmediatas y cambios estructurales, entre reivindicaciones y
construcción de la relación de fuerza para lograrlas, entre proyecto alternativo y formas de acción (democracia
obrera, democracia en las luchas, huelgas de masa, huelgas re conductibles, autonomía de los movimientos
sociales, consecuencias políticas concretas de las luchas , etc.)
El presente texto no pretende ser exhaustivo, no pretende fijar ninguna linea política fuera de los cuadros de
debates y decisiones de nuestra organización sindical. Es una contribución cuyo objetivo es de reactivar la
reflexión e intercambios sobre estos temas. Se basa sobre los logros históricos1 del movimiento obrero, el análisis
de la sociedad en la cual vivimos, tomar en cuenta las relaciones de fuerza necesarias a una organización
diferente de la sociedad que pasa por una ruptura con el capitalismo. Es una, muy parcial y modesta, herramienta
para las-los militantes que quieran reanudar con ese necesario trabajo , individual y colectivo de la elaboración de
una estrategia emancipadora.
1 Se trata aquí de logros en materia de enseñanza de las luchas y experiencias pasadas ; no « logros sociales », cuya defensa es por
otra parte necesaria pues articulando la doble tarea de defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores y de las
trabajadoras y de construcción del movimiento emancipador.
2 Es decir la administración directa de las empresas y de los servicios. No abordamos aquí el tema de la gestión directa en el
mundo agrícola, por falta de practicas y de reflexiones.
3 « There is no alternative » es un eslogan atribuido a Margaret Thatcher, que fue Primer ministro del Reino-Unido de 1979 a
1990, adoradora del ultra liberalismo que conduzco una guerra social intensa contra los sindicatos. Simboliza el combate
ideológico dirigido para hacernos creer que el capitalismo, el mercado, la mundialización son, no opciones políticas de
organización de la sociedad y su economía, pero de alguna manera fenómenos naturales.
Nacionalización, socialización, autogestión, estos conceptos han impregnado años de debates dentro del
movimiento sindical. No son discusiones “en el vacío” ; experiencias fueron llevadas a cabo, balances hechos. La
gestión de las herramientas de producción2 directamente por aquellas y aquellos que trabajan es posible.
Un primer punto importante porque nos hace recordar que alternativas son posibles de verdad, no solamente en
forma de eslogan. Reapropiemosnos nuestra historia, no nos dejemos imponer la visión de la clase dominante cuyo,
uno de sus objetivos es de conducirnos a aceptar como dado por hecho que « el capitalismo es el final de la
historia3» !
En el marco del sistema capitalista, la administración directa de empresas o servicios es posible como lo muestran
algunas experiencias ; en cambio no la autogestión pues se trata de un proyecto de transformación social de la
sociedad en su conjunto, con modificaciones fundamentales en términos de poder de decisión, de relación entre
clases sociales, nociones de jerarquía y de responsabilidad, etc. Por lo tanto, debemos construir nuestra reflexión
integrando esta ruptura necesaria con el sistema capitalista. Una vez mas, para que sea útil, debemos encontrar e
inventar reivindicaciones, formas de acción, organizaciones, eslóganes, ejemplos de luchas, que tornan creíbles
para nuestros colegas esos cambios fundamentales.
A través de ciertas resistencias y luchas sociales actuales, aparece a veces la pregunta de la organización del
trabajo en todas sus dimensiones : quien decide en la empresa y en cada colectivo de trabajo ? Que producir ? En
que condiciones ? Que utilidad social ? … Son solo preguntas, raramente tentativas concretas, en absoluto un
movimiento de fondo. Pero no somos nosotros que tenemos que crear las condiciones para que este exista ?
Respuestas alternativas, movimiento de masa, cambios concretos
El balance de las políticas de nacionalización y de privatización llevadas a cabo desde hace cincuenta años y lo
que se aprende de las luchas para una apropiación social colectiva, son tantas referencias como para esbozar
respuestas alternativas para la construcción de un movimiento de masa permitiendo la ruptura con el sistema
capitalista.
Las crisis económicas y financieras sucesivas y sus consecuencias sociales devastadoras han puesto a luz el
punto muerto en el cual se encuentra el capitalismo financiero, fase actual de este sistema económico. Ellas
doblan la necesidad de una utopía transformadora. Pero los efectos del liberalismo en términos de desempleo
de masa, de precarización, de individualización de la relación salarial descapacitan toda veleidad de dinámica
de emancipación, sin olvidar el balance desastroso de las experiencias del « socialismo » dicho real, por
ejemplo en los ex-países del este que aun pesa en el inconsciente colectivo.
En este contexto contradictorio y paradójico, el sindicalismo no puede limitarse en la defensa de los intereses
inmediatos de lo-as trabajadores-ras pero se debe de elaborar un proyecto de transformación social a la altura
de los trastornos del capitalismo contemporáneo y conforme a nuestra voluntad de emancipación de los
trabajadores y de las trabajadoras.
Demasiadas fuerzas sindicales, francesas y mundiales, han abandonado esta tarea esencial y solo apuntan a
condicionar, incluso a acompañar los efectos de liberalismo. Nada sorprendente entonces que sus estrategias y
sus reivindicaciones no aspiren mas a poner en tela de juicio el sistema ni a esbozar los contornos de otra
organización social.
Crear las condiciones de nuevas relaciones de fuerza ideológicas y sociales implica luchar sobre orientaciones
sindicales invirtiendo la propria lógica del sistema de explotación capitalista y relacionándolo con la situación y
les reivindicaciones cotidianas de lo-as asalariados-as, desempleados-as , jóvenes en formación y jubilados-as.
Entre otras problemáticas a las cuales trabaja, aun in suficientemente, la Unión sindical Solidaires, citemos el
reparto de las riquezas, la socialización de los medios de producción, la transición ecológica, las desigualdades
mujeres/hombres, las formas de organización social y los procesos de decisión sobre las opciones económicas
y sociales que lleva especialmente la temática de la auto-gestión.
Del pasado, antes de hacer añicos4, aprendamos !
4 « …Del pasado hay que hacer añicos… », en la primer estrofa de « La Internacional ».
La propiedad es siempre un punto revelador del estado en el cual se encuentran las relaciones de fuerza entre
las clases sociales, y del estado del debate social y político del momento. Sin reconstituir siglos de debate sobre
este punto, retomemos algunos periodos decisivos , entre los mas recientes.
Después de la crisis de 1929, el debate sobre las nacionalizaciones vuelve a surgir en Europa entre los
partidarios de una política de nacionalización de las infraestructuras y de los sectores claves de la economía y
aquellos preconizando un régimen de economía mixta en el cual el régimen de propriedad capitalista queda
dominante. En Francia, una división existe en el movimiento sindical (en particular entre CGT y CGT-U luego en
la CGT re-unificada) entre los « reformistas » y los « sindicalistas revolucionarios », estos últimos considerando
que estatalizar una parte de la economía sin romper con el régimen de la ganancia y las desigualdades entre las
clases, es un engaño. La nacionalización de los ferrocarriles a través de la creación de la SNCF en 1937 ilustra
esta situación, puesto que se trata antes de todo de borrar las deudas de los grandes accionistas de las
compañías privadas, sin tocar los beneficios acumulados desde hace decenas de años, y indemnizandolos con
mucha generosidad : « socializar las perdidas, privatizar los beneficios », es una vieja reivindicación patronal …
En escala internacional, las colectivizaciones en España, entre 1936 y 1938, son una experiencia
particularmente interesante ; sin mitificarlas, estas muestran que « es posible » en gran escala , sin recurrir a
las nacionalizaciones estatales pero federando iniciativas efectuadas a la base. Varios millones de personas
participaron a realizaciones sin precedente : las colectividades agrícolas de Aragon y la socialización de
empresas y de servicios públicos en Cataluña por ejemplo, se hicieron sin recurrir al Estado. Aquellas y
aquellos que producían tomaron las fabricas, los escritorios, los campos. Ellos y ellas han administrado
directamente la producción, su reparto, los canjes, pero también los medios puestos en común para la
educación, la salud, etc. En ciertas colectividades, un salario único fue establecido, en otras bonos de canje no
capitalizables y útiles solamente para las necesidades familiares sustituyeron el dinero que había sido abolido.
Por supuesto, el contexto político, económico y social5 de la España de 1936 no es el de nuestro mundo
contemporáneo, pero estas experiencias merecen toda nuestra atención.
5 Esta pagina de historia social se escribe entre el golpe de Estado militar y fascista de Franco (19 julio de 1936) y la segunda
guerra mundial. Había dos organizaciones sindicales en España, juntaban cada una dos millones de afiliados-as : la CNT
anarcosindicalista, la UGT socialista ; salvo en Cataluña donde la UGT bajo influencia del Partido Comunista lucho contra las
colectivizaciones, las dos organizaciones participaron al proceso de la autogestión.
6 Curiosamente, es en 1922 que la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas fue creada, en un momento en el cual el poder
que ejercían directamente los trabajadores y las trabajadoras en las fabricas, a través de los Soviets, fue definitivamente
confiscado por el Partido Comunista.
7 Es el caso de los « comunistas de izquierda », luego de « la oposición obrera ». Ver « Moscou 1918, la revue Kommunist » - ed.
Smolny, 2011 y « La oposición obrera » de Aleksandra Kollontaï – ed. Seuil, 1974.
8 Keynes es un economista británico. Su teoría, puesta en practica durante la segunda mitad del siglo XX es que los mercados
precisan de una intervención del Estado para encontrar su equilibrio. No pone para nada en tela de juicio la explotación capitalista.
9 Ninguna organización del CNR lo revindica ; al contrario, el PCF y la CGT denuncian esas reivindicaciones.
10 La Escuela Nacional de la Administración (ENA) es el arquetipo de la institución que forma ese tipo de « servidores del
Estado », que son antes de todo servidores de ellos-mismos y de su clase social.
11 Varios textos de la CFDT de la época pero también de organizaciones políticas (PSU, trotskistas, libertarios) tratan de lo que es
presentado entonces como « experiencias autogestionarias » en Yugoslavia o en Argelia. Por supuesto, las criticas apunten, con
razón, muchas insuficiencias.
12 Ver la película « Les Lip, la imaginación al poder » : www.filmsduparadoxe.com/les-lip.html
El debate sobre el poder, y en realidad sobre la autogestión, atravesó el movimiento obrero en todos los países
y en periodos bien diferentes. Sabemos lo que pasó con la revolución rusa de 1917 y lo que fueron los
regímenes autoritarios de los países dichos “comunistas”. Pero, en Rusia de 1917 al comienzo de los años, la
critica del poder por los consejos obreros (los soviets6) fue cuestionado incluso por el partido bolchevique al
poder7.
En 1945, después de la segunda guerra mundial , donde todo esta por reconstruir y con el fin de alejar toda
veleidad de poner en tela de juicio el sistema, varios gobiernos europeos ponen en marcha políticas llamadas
keynesianas8 basadas en un intervencionismo fuerte del estado. En Francia, en el marco del Consejo nacional
de la resistencia (CNR) que incluye corrientes políticas de derecha e izquierda, el proyecto era « el retorno a la
nación de todos los grandes medios de producción monopolizada, fruto del trabajo común, de las fuentes de
energía, de las riquezas del subsuelo, de las compañías de seguros et de los grandes bancos » ; el preámbulo de
la constitución de 1946 retoma esos principios. Un gran parte de los patrones ne se opone, no solamente
porque los accionistas indemnizados-as podrán invertir en sectores mas jugosos a corto plazo, pero también
inversiones muy importantes asumidas por el Estado serán aprovechadas por el capitalismo. Ademas, la
administración de los sectores nacionalizados no estando bajo control obrero9, el cambio jurídico de la
propiedad no pone en tela de juicio, ni la lógica de rentabilidad, ni el poder de decisión y de gestión de los-as
dirigentes-as. No es nada sorprendente, como lo decía el sociólogo Bourdieu, mientras que la porosidad entre
« la nobleza de estado » tecnócrata10 y los poderes económicos, contradice la noción « del Estado garante del
interés general ».
El importante trabajo de investigación, de confrontación de ideas, llevada durante los años 60 en las
organizaciones obreras (incluso sindical, también en la CFTC/CFDT) y la dinámica de Mayo 68, colocan la
autogestion al centro de muchos debates. Con la perspectiva de hoy, ciertos « ejemplos » de entonces merecen
considerablemente ser discutidos nuevamente11.
Es en ese contexto en el cual se mezclan debates teóricos y fuerte voluntad de « cambiar las cosas desde ya »
que nace el conflicto de los LIP12 en 1973 en Besançon. Contra los despidos, los-las asalariados-das, afiliado-das
masivamente, proceden a la requicisión del stock de relojes y se apoderan de los planes de fabricación. Se
desprende de esto un periodo innovador, que cristaliza esperanzas y apoyo popular, durante el cual es puesto
en practica el eslogan « es posible, producimos, vendemos, nos pagamos ».
Las nacionalizaciones de 1982, bajo Mitterrand, representaron 17 % del PIB, y afectaran varias decenas de
sociedades industriales (Compañía general de electricidad, St Gobain, Pechiney, Rhône Poulenc, Thomson-
Brandt) y financieras, pero seguirán la misma lógica que los procesos anteriores, con 47 billones de francos de
indemnizaciones para los accionistas. No había ninguna voluntad política de permitir una denuncia de las
estrategias de producción elegidas, del poder de decisión y de la gestión de los-las asalariados-as en las
empresas. Quedaran a la cabeza los mismos equipos dirigentes inclusive en el sector bancario donde la carrera
a la especulación terminara por con una cuenta salada para los contribuyentes (cf. los 100 billones de deuda
del Crédit Lyonnais). El gobierno del PS/PCF se aleja hasta del programa común de la izquierda de los años 70
que preconizaba los consejos de talleres y de servicios por un controle obrero de las empresas. Les liberales
como los social demócratas utilizan la socialización de las perdidas como una transición antes que vuelva
cuando lleguen las ganancias al sector privado. A semejanza de las políticas ultraliberales anglo-
norteamericanas de Thatcher y Reagan cuya doctrina es restaurar « el orden espontaneo del Mercado », ele
gobierno « socialista » hará su giro liberal en 1983.
Las privatizaciones no van a para de encadenarse bajo los gobiernos de derecha como de izquierda, inclusive
bajo el gobierno de Jospin (PS/PCF/Verts, de 1997 a 2002). El drama de la siderurgia francesa privatizada en
1996 es un de los símbolos. Otros sectores verán la participación del Estado bajar sin cesar et para que al final
circunscripta a la energía, los transportes, el audiovisual publico, las telecomunicaciones, el Correo… a menudo
cada vez mas parcialmente.
Esta contra revolución conservadora empezada en los años 1980, tomará en los 90 formas nuevas de
dominación de la finanza sobre la esfera económica en su conjunto cuya búsqueda de máxima rentabilidad a
corto plazo, conjugada a una creciente concentración de las empresas, lleva a una extensión de las
privatizaciones y contra los servicios públicos una brutal ofensiva.
Tenemos que constatar que el balance de las privatizaciones es un costo social altísimo. A menudo, los Estados
han “dado” las empresas publicas al sector privado. Este ultimo, guiado por la caza al beneficio inmediato, no le
importa si son producciones nocivas para el medio ambiente y socialmente desastrosas para los-as
asalariados-as. Y cuando, esta en quiebra, los estados lo sacan a flote, sin contrapartidas, y le pasan la cuenta a
los pueblos, destruyendo el sector publico, como hoy es el caso con las políticas de austeridad instauradas en
Europa inmediatamente después de la crisis económica y financiera del 2008. No son las medidas de B. Hamon
sobre la economía social y solidaria, ni el proyecto de Hollande sobre la posibilidad, por les asalariados-as de la
toma de las empresas beneficiarias, que cambiaran la dominación de la ley de mercado y la captación de los
poderes de decisión por una oligarquía minoritaria.
Socialización, autogestión : otro camino posible
Las preguntas que tenemos que hacernos son las del reparto de los frutos de las riquezas producidas y de la
organización de la producción (lo que implica aquellas sobre su contenido, su utilidad social, sus implicaciones
ecológicas, etc.)
La nacionalización de tal o cual sector, en la cual solo la forma jurídica de la propiedad cambia volviéndose
estatal , no trastorna la lógica del sistema en su conjunto. En ciertos momentos, estas pueden permitir salvar
los intereses de los-as asalariados-as ; pero una verdadera transformación social del sistema supone la
socialización del conjunto de los medios de producción y de canje es decir el cuestionamiento de la propiedad
privada, y del poder de decisión de los-as trabajadores-as, en el seno de las empresas pero también de manera
mas amplia para « la administración de la sociedad ». Esto también implica un marco nacional de planificación
de las futuras necesidades sociales, de los recursos dados para satisfacerlos, teniendo en cuenta imperativos
ecológicos. La articulación de estas orientaciones, a escala nacional e internacional, con las necesidades locales,
el de las empresas y de los sectores de actividad, plantea la pregunta del conjunto de la « cadena democrática »
para asegurar la coherencia de lo que se elige para que sea en beneficio a la colectividad en su conjunto.
Mas allá de las diferentes palabras (autogestión, colectivización, socialización, …), lo que entendemos por
autogestión es que las clases sociales que producen la riqueza colectiva13, hoy sin poder, pueden administrar la
economía (por lo tanto las empresas, los servicios, etc.) y la sociedad en general. Esto supone la apropiación
colectiva directa de las herramientas de producción y de los medios de canje. Con esto, no queremos describir
un modelo ideal para « después de la revolución », pero por una parte « construir a través de nuestras luchas
de hoy la sociedad de mañana », y por otra parte crear las condiciones para que las luchas que realmente
mueven las cosas se desarrollen.
13 Es decir aquellas y aquellos que viven de su trabajo y no de la explotación del trabajo de los demás. Por otra parte, como fue
indicado antes, aquí no tratamos el tema campesino …
Planteados estos principios, la evolución del capitalismo y sus efectos sobre la estructuración del asalariado,
nos obligan a repensar los términos del debate sobre estos temáticas. No estamos mas en los años 70 frente a
un capitalismo aun en su mayoría patrimonial, familiar, con un poder de decisión único e identificado. La
internacionalización del capital, les centros de poder opacos e incapturables, la interdependencia económica a
escala planetaria, la dominación de las multinacionales sobre el conjunto de los sectores, de las PME14, y del
mercado de las materias primas, implican redefinir el contenido de las respuestas alternativas y las estrategias
sindicales y políticas.
14 PME : Pequeñas y Medias Empresas.
15 SCOP : Sociedades cooperativas y participativas. La denominación oficial hasta el 2010 era « sociedad cooperativa obrera de
producción ».
La perspectiva de socialización de los sectores claves de la economía y autogestionados por los-as asalariados-
as supone anticipar la cadena de condiciones económicas de producción y de repensarla mas allá de los muros
de una sola empresa. En otros términos, la autogestión no es concebible organizándola empresa por empresa,
sin perder en cuenta las interacciones entre numerosas entidades a lo largo de la producción de un producto o
de un servicio. Es sin duda una de las razones que explica que « la aventura » autogestionaria surja raramente
de las luchas de empresas, los-as asalariados-as ellos-as mismos-as evaluando las condiciones necesarias a su
éxito. El carácter ultrajante, en su mayoría, reformista del movimiento sindical contemporáneo, el cual ya fue
evocado, también es una explicación..
Esto no quiere decir que espacios de experiencias autogestionarias son imposibles, mismo bajo formas
inacabadas como las SCOP15 en Francia o mas finalizadas y mas numerosas como por ejemplo en Argentina (las
empresas « recuperadas ») o la cooperativa obrera Mondragon del País Vasco del sur , de cualquier manera son
en sectores y segmentos de mercado limitados. El modo de organización en SCOP permite rupturas
importantes con el esquema dominante en la economía capitalista : sobre la propiedad, la jerarquía , el reparto
de las tareas, etc. En otro registro, pero con la misma aspiración, el desarrollo de las AMAP (Asociación para
mantener una agricultura campesina) plantea los temas de los circuitos cortos entre campesinos-as y
consumidores-as, de la inutilidad de los grandes grupos predadores de la distribución pero también la calidad
de los alimentos producidos y del apoyo a una agricultura que no sea de alta productividad.
En cuanto a « la economía social y solidaria », también llamada « tercer sector », si a veces traduce una
aspiración a salir de las leyes del mercado, tiene sus contradicciones ; la gestión de estas entidades, como
varios Comités de Empresa o de asociaciones, ya que están lejos de romper con el modelo dominante !
Ubicándose al margen del sistema y sin visión de conjunto, previa a la instrumentalización en un proceso de
privatización de los servicios públicos, y en la recuperación mercante por las grandes cadenas de distribución
como para el «comercio justo» .
Las experiencias que a través de los CE (algunas pocas !) o de las SCOP puedan ser realizadas mismo si útiles e
interesantes , no son la autogestión en el sentido de un proyecto en su conjunto que tiene consecuencias en la
totalidad de la sociedad, y pone en tela de juicio las relaciones entre clases sociales que conocemos. El proyecto
autogestionario del cual nos reivindicamos rompe necesariamente con el sistema capitalista.
Un sindicalismo internacionalista, en concreto
Para el sindicalismo el desafío es global : imponer un cambio sistemático, a escala nacional e internacional. Con
respecto a eso, la construcción de luchas conjuntas entre asalariados-as de los grandes grupos funcionando en
varios países, inclusive a nivel europeo, se tiene que convertir en un objetivo prioritario ; el desarrollo de redes
sindicales « lucha de clases » a escala internacional, o aun la perennidad de los foros sociales europeos y
mundiales, ellos también son decisivos.
Existen herramientas, como la Red sindical internacional de solidaridad y de luchas, redes que se organizan en
varios sectores profesionales ; pero solo nos serán útiles para construir las rupturas políticas y sociales que
queremos, si nuestros colectivos sindicales de base (sindicatos, secciones sindicales) se adueñan de ellas, las
hacen vivir, las banalizan junto a la masa de asalariados-as. Sino, solo sirven para no tener cargo de conciencia
internacionalista, sin real efecto sobre la lucha de clases, por tanto sin consecuencia sobre las relaciones
sociales y el sistema capitalista !
Trabajadores-as, usuarios, consumidores-as, ciudadanos-as…
Otra desafío para el sindicalismo es el de la concepción del sujeto social, actor de esta perspectiva de
transformación social : es este, en su visión mas restrictiva, la clase obrera ? Es este los asalariados-as (que
tengan un empleo, estén desempleados-as, en formación o jubilados-as) ? Cuales son las relaciones con los
campesinos-as ? Con los artesanos-as ? La gran mayoría del sindicalismo aun esta impregnada de una
concepción restrictiva de las bases sociales de la democracia económica y social. El sindicalismo no debe seguir
pensando que las fuerzas dinámicas de la transformación social solo son aquellas que juegan un rol de
productores-as y desde el sitio cerrado de la empresa, pero bien aprehender este tema de manera transversal,
a su vez en toda su dimensión interprofesional sino que también por la articulación y el empalme entre los
momentos en los cuales somos usuarios, asalariados-as, ciudadanos-as ; aquí este ultimo se refiere al lugar de
los-as trabajadores-as en « la ciudad », sin referencia a una definición que se limitaría a la heredada de la
república burguesa de 1789.
La coherencia de lo que es elegido para la economía, de las finalidades de producción de bienes comunes,
necesita una visión global que supera los intereses de una sola comunidad de producción o de servicio.
Transformar el conjunto de las relaciones sociales supone de ir mas allá de la cuestión de la apropiación social
de los medios de producción y de desarrollar una reflexión sobre los temas de la democracia social, la
ciudadanía y la igualdad para salir de la figura única del productor emancipado. Claro que con modestia y con
todas sus insuficiencias, las campañas de boicot de los productos (como Danone en el 200116), del « voto
ciudadano » contra la privatización del Correo, o aun las luchas sindicales internacionales para el derecho a la
salud, para la defensa del servicio publico ferroviario, son unas tantas ilustraciones de alianzas necesarias de
fuerzas sociales complementarias.
16 Acción hecha para apoyar los-as asalariados-as de LU-Danone en lucha contra los despidos.
17 Recuperación y liquidación judicial son el origen de la mayor parte de los despidos aun mas que los « planes sociales ». No
tendría el sindicalismo interprofesional que preguntarse sobre la latitud que deja a los patrones, a través de los tribunales de
comercio, de así decidir solos del destino de los-as trabajadores-as ?
Hace poco, la pertinencia de la propiedad de las empresas fue planteada de nuevo. Los sindicatos CGT y CGC de
Fralib, en Géménos tiene un proyecto de retomar la producción del té Elephant/Lipton. La multinacional
Unilever bloquea, negándose a ceder la marca Elephant. Mas allá de la voluntad de quebrar el colectivo de
trabajadores-as que luchan contra la decisión patronal, lo que esta en juego para la multinacional es impedir de
dejar vivir un proyecto que responde a temas de fondo tales como el de las delocalizaciones, del desarrollo de
la producción local, de los métodos de producción, en fin, de la transición ecológica.
En Florange, es otra multinacional, Arcelor-Mittal, que renegó sus compromisos e hizo que el gobierno
renunciara enseguida después de haber anunciado tímidamente una posible nacionalización parcial y
temporaria…
Sobre PSA, escribíamos en agosto del 2012 en un panfleto nacional Solidaires : « Se tiene que abrir un debate
con los-as asalariados-as concernidos pero también con la población en su conjunto planteando los temas de la
socialización, del control hecho por los asalariados-as sobre lo que ellos-as producen, sobre la utilización de la
plusvalía conseguida, sobre las inversiones útiles a la sociedad… Estos puntos se plantean para el sector automóvil
como para los otros sectores productivos ». En realidad, los huelguistas de PSA jamas han considerado de forma
colectiva retomar la producción, mismo siendo acompañada por una propuesta de reconvertirse ; un tal
proceso supone un trabajo sindical previo, durante un periodo largo.
La ausencia de reflexión colectiva sobre una gestión distinta, y mas preciso sobre una posible autogestión,
debilita las perspectivas emancipadoras de los movimientos.
Contra-poderes a anclar en el cotidiano
El tema de los contra-poderes en la empresa, pero no solo en la empresa17, es esencial. Es uno de los ejercicios
de « gimnasia revolucionaria » del cual hablaban los sindicalistas revolucionarios del comienzo del siglo XX. Ya
que no se trata de limitarse a los contra-poderes pero de construir por ahi , inclusive , una dinámica que llegue
a plantear el tema del poder, de su forma, de su ejercicio, de su realidad, de su utilidad … y estamos de vuelta en
el debate de la autogestión.
Nuestras consignas y reivindicaciones sobre la redistribución de las riquezas producidas, la disminución
masiva del tiempo de trabajo, el derecho al veto de los-as representantes de los-as trabajadores-as en los
Comités de Empresas, la requisición de los empleos, de la apropiación colectiva de las empresas que cierran,
etc., se articulan plenamente con estas reflexiones. Aplicables en la situación presente, por consiguiente en el
marco del sistema capitalista, todo esto puede ser acusado de « reformismo ». Pero es la relación dialéctica18
con las luchas que puede darle un carácter revolucionario. La construcción de la relación de fuerzas y de los
movimientos de masa que de frente se oponen al sistema que rige, por lo tanto el fortalecimiento de las
herramientas sindicales que llevan esta dinámica, son inevitables para pasar de debates abstractos a la practica
concreta.
18 Las reivindicaciones tienen su propio alcance. Las luchas tienen su dinámica. Pero las dos se influencian recíprocamente y
crean una situación nueva que conviene de nuevo analizar para actuar de la manera mas eficaz posible.
De la misma manera, la autogestión no tiene que ser una noción que quede abstracto para la mayoría de los-as
trabajadores-as. En un proceso de credibilidad de nuestras aspiraciones autogestionarias, seria útil que los
colectivos sindicales trabajen sobre lo que podría significar en su propio sector (como ya fue indicado, no se
trata de autarquía)
Se puede concebir esto relativamente fácil para una empresa con una mono-actividad, mismo si esto lleva a
cuestionarse sobre temas como la utilidad o no de la jerarquía, las modalidades de decisión colectiva, las
relaciones entre los servicios, la no-oposición entre autogestión y a veces « comando » técnico, etc. Siendo que
en empresas mas importantes, en servicios en red (transportes, energía, etc.), es bien mas complejo ; razón de
mas para trabajarlo desde ya.
No queremos construir « un esquema ideal cortado de todas las realidades » pero aprender juntos, construir
juntos, tornar creíble la perspectiva de la autogestión por lo tanto de cambio fundamental de la organización de
la sociedad.
Lo hemos dicho : tal como entendemos la autogestión, ella no se resume a la gestión directa por los-as
asalariados-as de cada uno de su lugar de trabajo. Al contrario, tiene que anclarse en ese nivel. Estamos « en
casa» en nuestras empresas, nuestros servicios, nuestros lugares de trabajo ! Esta afirmación puede
parecer ingenua e apolítica ; esta lejos de serlo. Es teniendo confianza en que están en su « buen derecho » (no
en el sentido de derecho legal burgués) decidiendo juntos lo que ellos y ellas hacen en el laburo que los-as
trabajadores-as osaran acciones mas radicales en el sentido que pondrán en tela de juicio principios
presentados hasta ahí como evidencias : la jerarquía, las diferencias de remuneración, las directivas que no
corresponden al trabajo real, etc. Re-apropiarse colectiva mente de nuestros lugares de trabajo es une acción
sindical a primera vista reformista que tiene un alcance radical y revolucionario.
Autogestión de las luchas
La puesta en practica de una concepción auto gestionaría de la sociedad también concierne las practicas
sindicales en el seno de los sindicatos y en las luchas. Toda concepción piramidal de las tomas de decisiones
esta a las antípodas de un proyecto autogestionario. Varias organizaciones sindicales se consideran como la
plana mayor, las cabezas pensantes, a las cuales los actores y las actrices de los movimientos sociales se tienen
que someter.
Romper con esta concepción y favorecer las formas de democracia directa (asambleas generales de toma de
decisiones lo mas cerca posible de los colectivos de trabajo, comités de huelga, asambleas generales
interprofesionales, coordinaciones…), es obrar al aprendizaje de la autogestión en una perspectiva mas global,
también es elegir la democracia en las luchas, favoreciendo así su autonomía con relación a todas las fuerzas
exteriores (políticas, estatales, gubernamentales…) que pretendan dirigirlas.
La autogestión de las luchas es exigente : para que las reivindicaciones, las formas y el periodo de una huelga, la
eventual coordinación con otros sectores, el controle de las negociaciones, etc., se inscriben realmente en la
democracia obrera de la cual nos reivindicamos , por ejemplo las asambleas generales (o comités de huelga etc.)
tienen que ser realmente representativas de los-as asalariados-as en lucha.
Apoyarse sobre la experiencia colectiva , estar disponibles a lo
inesperado
La historia del sindicalismo es atravesada por procesos de recomposición a prueba de la lucha de clases y de
acontecimientos políticos y sociales que le da ritmo. Estos son procesos largos pero la unión sindical Solidaires
debe jugar un rol central en la recomposición sindical de mañana para que esta ofrezca al conjunto del
asalariado una alternativa al « sindicalismo de acompañamiento ».
No concebirse mas como un simple contra-poder, pero colocarse como una fuerza que lleva un proyecto de
sociedad frente al capitalismo es una de las condiciones para invertir la relación de fuerzas y volver a dar la
posibilidad de que haya otro mundo. El internacionalismo es parte integrante de este proceso.
Como conclusión, si nadie puede pretender ni tener un modelo de un proceso de transformación social llave en
mano, ni el marco acabado de una organización social autogestionaria, empezar a hacerse algunas preguntas
fundamentales es tratar de contestarlas. Y sobretodo, la historia nos enseña que los movimientos sociales
producen ellos mismos las nuevas herramientas de la transformación social.
Estar atentos a las nuevas formas de organización colectiva y disponible a lo inesperado , es ser fiel a la lucha
de la emancipación social.
El 30 de agosto del 2013
Catherine Lebrun
Christian Mahieux
Bibliografía (muy somera…)
. Obra colectiva « Autogestion, hier, aujourd’hui, demain » - ed. Syllepse, 2010.
. Pierre Bourdieu « La noblesse d’état. Grandes écoles et esprit de corps » - ed. de Minuit, 1989.
. Contre Temps « Propriété et pouvoirs » - ed.Textuel, 2002.
. Fondation Copernic « L’appropriation sociale » - ed. Syllepse, 2001.
. Franck Mintz « L’autogestion dans l’Espagne révolutionnaire » - ed. Maspéro 1976
. « Moscou 1918, la revue Kommunist » - ed. Smolny, 2011.
. Thomas Coutrot « Démocratie contre capitalisme » - ed. La Dispute, 2005
Otras bibliografías disponibles (muy completas…)
http://alterautogestion.blogspot.fr/p/bibliographies-autogestion.html
http://www.autogestion.asso.fr/wp-content/uploads/2012/05/bibliographie-20120523.pdf
Sitios web :
. Association pour l’autogestion : www.autogestion.asso.fr
. Foire à l’autogestion : www.foire-autogestion.org
. Alter autogestion : http://alterautogestion.blogspot.fr
. Autogestion.coop : www.autogestion.coop
****************************
In
http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/2013_-_8_-_30_-_El_derecho_de_propiedad_cuestionado.pdf
Agosto 2013
ICEA http://iceautogestion.org/index.php?option=com_content&view=article&id=611%3Anacionalizacion-privatizacion-socializacion-autogestion-cuestionar-el-derecho-a-la-propiedad&catid=19%3Anoticias&lang=es
4/1/2014
Catherine Lebrun y Christian Mahieux, miembros del Secretariado nacional de la Unión sindical Solidaires www.solidaires.org - contact@solidaires.org
Traducción : Nara Cladera, comisión internationale de la Unión sindical Solidaires
El sindicalismo no puede hacer la economía de profundizar estos puntos porque están en el corazón de todo
proyecto de transformación social radical. Mas allá de posiciones de principio de lucha contra el sistema
capitalista, las respuestas y las estrategias alternativas por construir deben tomar la medida de la evolución del
capitalismo y de las condiciones concretas en las cuales se conduce la lucha de clases. Ellas se apoyan sobre la
necesaria articulación entre reivindicaciones inmediatas y cambios estructurales, entre reivindicaciones y
construcción de la relación de fuerza para lograrlas, entre proyecto alternativo y formas de acción (democracia
obrera, democracia en las luchas, huelgas de masa, huelgas re conductibles, autonomía de los movimientos
sociales, consecuencias políticas concretas de las luchas , etc.)
El presente texto no pretende ser exhaustivo, no pretende fijar ninguna linea política fuera de los cuadros de
debates y decisiones de nuestra organización sindical. Es una contribución cuyo objetivo es de reactivar la
reflexión e intercambios sobre estos temas. Se basa sobre los logros históricos1 del movimiento obrero, el análisis
de la sociedad en la cual vivimos, tomar en cuenta las relaciones de fuerza necesarias a una organización
diferente de la sociedad que pasa por una ruptura con el capitalismo. Es una, muy parcial y modesta, herramienta
para las-los militantes que quieran reanudar con ese necesario trabajo , individual y colectivo de la elaboración de
una estrategia emancipadora.
1 Se trata aquí de logros en materia de enseñanza de las luchas y experiencias pasadas ; no « logros sociales », cuya defensa es por
otra parte necesaria pues articulando la doble tarea de defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores y de las
trabajadoras y de construcción del movimiento emancipador.
2 Es decir la administración directa de las empresas y de los servicios. No abordamos aquí el tema de la gestión directa en el
mundo agrícola, por falta de practicas y de reflexiones.
3 « There is no alternative » es un eslogan atribuido a Margaret Thatcher, que fue Primer ministro del Reino-Unido de 1979 a
1990, adoradora del ultra liberalismo que conduzco una guerra social intensa contra los sindicatos. Simboliza el combate
ideológico dirigido para hacernos creer que el capitalismo, el mercado, la mundialización son, no opciones políticas de
organización de la sociedad y su economía, pero de alguna manera fenómenos naturales.
Nacionalización, socialización, autogestión, estos conceptos han impregnado años de debates dentro del
movimiento sindical. No son discusiones “en el vacío” ; experiencias fueron llevadas a cabo, balances hechos. La
gestión de las herramientas de producción2 directamente por aquellas y aquellos que trabajan es posible.
Un primer punto importante porque nos hace recordar que alternativas son posibles de verdad, no solamente en
forma de eslogan. Reapropiemosnos nuestra historia, no nos dejemos imponer la visión de la clase dominante cuyo,
uno de sus objetivos es de conducirnos a aceptar como dado por hecho que « el capitalismo es el final de la
historia3» !
En el marco del sistema capitalista, la administración directa de empresas o servicios es posible como lo muestran
algunas experiencias ; en cambio no la autogestión pues se trata de un proyecto de transformación social de la
sociedad en su conjunto, con modificaciones fundamentales en términos de poder de decisión, de relación entre
clases sociales, nociones de jerarquía y de responsabilidad, etc. Por lo tanto, debemos construir nuestra reflexión
integrando esta ruptura necesaria con el sistema capitalista. Una vez mas, para que sea útil, debemos encontrar e
inventar reivindicaciones, formas de acción, organizaciones, eslóganes, ejemplos de luchas, que tornan creíbles
para nuestros colegas esos cambios fundamentales.
A través de ciertas resistencias y luchas sociales actuales, aparece a veces la pregunta de la organización del
trabajo en todas sus dimensiones : quien decide en la empresa y en cada colectivo de trabajo ? Que producir ? En
que condiciones ? Que utilidad social ? … Son solo preguntas, raramente tentativas concretas, en absoluto un
movimiento de fondo. Pero no somos nosotros que tenemos que crear las condiciones para que este exista ?
Respuestas alternativas, movimiento de masa, cambios concretos
El balance de las políticas de nacionalización y de privatización llevadas a cabo desde hace cincuenta años y lo
que se aprende de las luchas para una apropiación social colectiva, son tantas referencias como para esbozar
respuestas alternativas para la construcción de un movimiento de masa permitiendo la ruptura con el sistema
capitalista.
Las crisis económicas y financieras sucesivas y sus consecuencias sociales devastadoras han puesto a luz el
punto muerto en el cual se encuentra el capitalismo financiero, fase actual de este sistema económico. Ellas
doblan la necesidad de una utopía transformadora. Pero los efectos del liberalismo en términos de desempleo
de masa, de precarización, de individualización de la relación salarial descapacitan toda veleidad de dinámica
de emancipación, sin olvidar el balance desastroso de las experiencias del « socialismo » dicho real, por
ejemplo en los ex-países del este que aun pesa en el inconsciente colectivo.
En este contexto contradictorio y paradójico, el sindicalismo no puede limitarse en la defensa de los intereses
inmediatos de lo-as trabajadores-ras pero se debe de elaborar un proyecto de transformación social a la altura
de los trastornos del capitalismo contemporáneo y conforme a nuestra voluntad de emancipación de los
trabajadores y de las trabajadoras.
Demasiadas fuerzas sindicales, francesas y mundiales, han abandonado esta tarea esencial y solo apuntan a
condicionar, incluso a acompañar los efectos de liberalismo. Nada sorprendente entonces que sus estrategias y
sus reivindicaciones no aspiren mas a poner en tela de juicio el sistema ni a esbozar los contornos de otra
organización social.
Crear las condiciones de nuevas relaciones de fuerza ideológicas y sociales implica luchar sobre orientaciones
sindicales invirtiendo la propria lógica del sistema de explotación capitalista y relacionándolo con la situación y
les reivindicaciones cotidianas de lo-as asalariados-as, desempleados-as , jóvenes en formación y jubilados-as.
Entre otras problemáticas a las cuales trabaja, aun in suficientemente, la Unión sindical Solidaires, citemos el
reparto de las riquezas, la socialización de los medios de producción, la transición ecológica, las desigualdades
mujeres/hombres, las formas de organización social y los procesos de decisión sobre las opciones económicas
y sociales que lleva especialmente la temática de la auto-gestión.
Del pasado, antes de hacer añicos4, aprendamos !
4 « …Del pasado hay que hacer añicos… », en la primer estrofa de « La Internacional ».
La propiedad es siempre un punto revelador del estado en el cual se encuentran las relaciones de fuerza entre
las clases sociales, y del estado del debate social y político del momento. Sin reconstituir siglos de debate sobre
este punto, retomemos algunos periodos decisivos , entre los mas recientes.
Después de la crisis de 1929, el debate sobre las nacionalizaciones vuelve a surgir en Europa entre los
partidarios de una política de nacionalización de las infraestructuras y de los sectores claves de la economía y
aquellos preconizando un régimen de economía mixta en el cual el régimen de propriedad capitalista queda
dominante. En Francia, una división existe en el movimiento sindical (en particular entre CGT y CGT-U luego en
la CGT re-unificada) entre los « reformistas » y los « sindicalistas revolucionarios », estos últimos considerando
que estatalizar una parte de la economía sin romper con el régimen de la ganancia y las desigualdades entre las
clases, es un engaño. La nacionalización de los ferrocarriles a través de la creación de la SNCF en 1937 ilustra
esta situación, puesto que se trata antes de todo de borrar las deudas de los grandes accionistas de las
compañías privadas, sin tocar los beneficios acumulados desde hace decenas de años, y indemnizandolos con
mucha generosidad : « socializar las perdidas, privatizar los beneficios », es una vieja reivindicación patronal …
En escala internacional, las colectivizaciones en España, entre 1936 y 1938, son una experiencia
particularmente interesante ; sin mitificarlas, estas muestran que « es posible » en gran escala , sin recurrir a
las nacionalizaciones estatales pero federando iniciativas efectuadas a la base. Varios millones de personas
participaron a realizaciones sin precedente : las colectividades agrícolas de Aragon y la socialización de
empresas y de servicios públicos en Cataluña por ejemplo, se hicieron sin recurrir al Estado. Aquellas y
aquellos que producían tomaron las fabricas, los escritorios, los campos. Ellos y ellas han administrado
directamente la producción, su reparto, los canjes, pero también los medios puestos en común para la
educación, la salud, etc. En ciertas colectividades, un salario único fue establecido, en otras bonos de canje no
capitalizables y útiles solamente para las necesidades familiares sustituyeron el dinero que había sido abolido.
Por supuesto, el contexto político, económico y social5 de la España de 1936 no es el de nuestro mundo
contemporáneo, pero estas experiencias merecen toda nuestra atención.
5 Esta pagina de historia social se escribe entre el golpe de Estado militar y fascista de Franco (19 julio de 1936) y la segunda
guerra mundial. Había dos organizaciones sindicales en España, juntaban cada una dos millones de afiliados-as : la CNT
anarcosindicalista, la UGT socialista ; salvo en Cataluña donde la UGT bajo influencia del Partido Comunista lucho contra las
colectivizaciones, las dos organizaciones participaron al proceso de la autogestión.
6 Curiosamente, es en 1922 que la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas fue creada, en un momento en el cual el poder
que ejercían directamente los trabajadores y las trabajadoras en las fabricas, a través de los Soviets, fue definitivamente
confiscado por el Partido Comunista.
7 Es el caso de los « comunistas de izquierda », luego de « la oposición obrera ». Ver « Moscou 1918, la revue Kommunist » - ed.
Smolny, 2011 y « La oposición obrera » de Aleksandra Kollontaï – ed. Seuil, 1974.
8 Keynes es un economista británico. Su teoría, puesta en practica durante la segunda mitad del siglo XX es que los mercados
precisan de una intervención del Estado para encontrar su equilibrio. No pone para nada en tela de juicio la explotación capitalista.
9 Ninguna organización del CNR lo revindica ; al contrario, el PCF y la CGT denuncian esas reivindicaciones.
10 La Escuela Nacional de la Administración (ENA) es el arquetipo de la institución que forma ese tipo de « servidores del
Estado », que son antes de todo servidores de ellos-mismos y de su clase social.
11 Varios textos de la CFDT de la época pero también de organizaciones políticas (PSU, trotskistas, libertarios) tratan de lo que es
presentado entonces como « experiencias autogestionarias » en Yugoslavia o en Argelia. Por supuesto, las criticas apunten, con
razón, muchas insuficiencias.
12 Ver la película « Les Lip, la imaginación al poder » : www.filmsduparadoxe.com/les-lip.html
El debate sobre el poder, y en realidad sobre la autogestión, atravesó el movimiento obrero en todos los países
y en periodos bien diferentes. Sabemos lo que pasó con la revolución rusa de 1917 y lo que fueron los
regímenes autoritarios de los países dichos “comunistas”. Pero, en Rusia de 1917 al comienzo de los años, la
critica del poder por los consejos obreros (los soviets6) fue cuestionado incluso por el partido bolchevique al
poder7.
En 1945, después de la segunda guerra mundial , donde todo esta por reconstruir y con el fin de alejar toda
veleidad de poner en tela de juicio el sistema, varios gobiernos europeos ponen en marcha políticas llamadas
keynesianas8 basadas en un intervencionismo fuerte del estado. En Francia, en el marco del Consejo nacional
de la resistencia (CNR) que incluye corrientes políticas de derecha e izquierda, el proyecto era « el retorno a la
nación de todos los grandes medios de producción monopolizada, fruto del trabajo común, de las fuentes de
energía, de las riquezas del subsuelo, de las compañías de seguros et de los grandes bancos » ; el preámbulo de
la constitución de 1946 retoma esos principios. Un gran parte de los patrones ne se opone, no solamente
porque los accionistas indemnizados-as podrán invertir en sectores mas jugosos a corto plazo, pero también
inversiones muy importantes asumidas por el Estado serán aprovechadas por el capitalismo. Ademas, la
administración de los sectores nacionalizados no estando bajo control obrero9, el cambio jurídico de la
propiedad no pone en tela de juicio, ni la lógica de rentabilidad, ni el poder de decisión y de gestión de los-as
dirigentes-as. No es nada sorprendente, como lo decía el sociólogo Bourdieu, mientras que la porosidad entre
« la nobleza de estado » tecnócrata10 y los poderes económicos, contradice la noción « del Estado garante del
interés general ».
El importante trabajo de investigación, de confrontación de ideas, llevada durante los años 60 en las
organizaciones obreras (incluso sindical, también en la CFTC/CFDT) y la dinámica de Mayo 68, colocan la
autogestion al centro de muchos debates. Con la perspectiva de hoy, ciertos « ejemplos » de entonces merecen
considerablemente ser discutidos nuevamente11.
Es en ese contexto en el cual se mezclan debates teóricos y fuerte voluntad de « cambiar las cosas desde ya »
que nace el conflicto de los LIP12 en 1973 en Besançon. Contra los despidos, los-las asalariados-das, afiliado-das
masivamente, proceden a la requicisión del stock de relojes y se apoderan de los planes de fabricación. Se
desprende de esto un periodo innovador, que cristaliza esperanzas y apoyo popular, durante el cual es puesto
en practica el eslogan « es posible, producimos, vendemos, nos pagamos ».
Las nacionalizaciones de 1982, bajo Mitterrand, representaron 17 % del PIB, y afectaran varias decenas de
sociedades industriales (Compañía general de electricidad, St Gobain, Pechiney, Rhône Poulenc, Thomson-
Brandt) y financieras, pero seguirán la misma lógica que los procesos anteriores, con 47 billones de francos de
indemnizaciones para los accionistas. No había ninguna voluntad política de permitir una denuncia de las
estrategias de producción elegidas, del poder de decisión y de la gestión de los-las asalariados-as en las
empresas. Quedaran a la cabeza los mismos equipos dirigentes inclusive en el sector bancario donde la carrera
a la especulación terminara por con una cuenta salada para los contribuyentes (cf. los 100 billones de deuda
del Crédit Lyonnais). El gobierno del PS/PCF se aleja hasta del programa común de la izquierda de los años 70
que preconizaba los consejos de talleres y de servicios por un controle obrero de las empresas. Les liberales
como los social demócratas utilizan la socialización de las perdidas como una transición antes que vuelva
cuando lleguen las ganancias al sector privado. A semejanza de las políticas ultraliberales anglo-
norteamericanas de Thatcher y Reagan cuya doctrina es restaurar « el orden espontaneo del Mercado », ele
gobierno « socialista » hará su giro liberal en 1983.
Las privatizaciones no van a para de encadenarse bajo los gobiernos de derecha como de izquierda, inclusive
bajo el gobierno de Jospin (PS/PCF/Verts, de 1997 a 2002). El drama de la siderurgia francesa privatizada en
1996 es un de los símbolos. Otros sectores verán la participación del Estado bajar sin cesar et para que al final
circunscripta a la energía, los transportes, el audiovisual publico, las telecomunicaciones, el Correo… a menudo
cada vez mas parcialmente.
Esta contra revolución conservadora empezada en los años 1980, tomará en los 90 formas nuevas de
dominación de la finanza sobre la esfera económica en su conjunto cuya búsqueda de máxima rentabilidad a
corto plazo, conjugada a una creciente concentración de las empresas, lleva a una extensión de las
privatizaciones y contra los servicios públicos una brutal ofensiva.
Tenemos que constatar que el balance de las privatizaciones es un costo social altísimo. A menudo, los Estados
han “dado” las empresas publicas al sector privado. Este ultimo, guiado por la caza al beneficio inmediato, no le
importa si son producciones nocivas para el medio ambiente y socialmente desastrosas para los-as
asalariados-as. Y cuando, esta en quiebra, los estados lo sacan a flote, sin contrapartidas, y le pasan la cuenta a
los pueblos, destruyendo el sector publico, como hoy es el caso con las políticas de austeridad instauradas en
Europa inmediatamente después de la crisis económica y financiera del 2008. No son las medidas de B. Hamon
sobre la economía social y solidaria, ni el proyecto de Hollande sobre la posibilidad, por les asalariados-as de la
toma de las empresas beneficiarias, que cambiaran la dominación de la ley de mercado y la captación de los
poderes de decisión por una oligarquía minoritaria.
Socialización, autogestión : otro camino posible
Las preguntas que tenemos que hacernos son las del reparto de los frutos de las riquezas producidas y de la
organización de la producción (lo que implica aquellas sobre su contenido, su utilidad social, sus implicaciones
ecológicas, etc.)
La nacionalización de tal o cual sector, en la cual solo la forma jurídica de la propiedad cambia volviéndose
estatal , no trastorna la lógica del sistema en su conjunto. En ciertos momentos, estas pueden permitir salvar
los intereses de los-as asalariados-as ; pero una verdadera transformación social del sistema supone la
socialización del conjunto de los medios de producción y de canje es decir el cuestionamiento de la propiedad
privada, y del poder de decisión de los-as trabajadores-as, en el seno de las empresas pero también de manera
mas amplia para « la administración de la sociedad ». Esto también implica un marco nacional de planificación
de las futuras necesidades sociales, de los recursos dados para satisfacerlos, teniendo en cuenta imperativos
ecológicos. La articulación de estas orientaciones, a escala nacional e internacional, con las necesidades locales,
el de las empresas y de los sectores de actividad, plantea la pregunta del conjunto de la « cadena democrática »
para asegurar la coherencia de lo que se elige para que sea en beneficio a la colectividad en su conjunto.
Mas allá de las diferentes palabras (autogestión, colectivización, socialización, …), lo que entendemos por
autogestión es que las clases sociales que producen la riqueza colectiva13, hoy sin poder, pueden administrar la
economía (por lo tanto las empresas, los servicios, etc.) y la sociedad en general. Esto supone la apropiación
colectiva directa de las herramientas de producción y de los medios de canje. Con esto, no queremos describir
un modelo ideal para « después de la revolución », pero por una parte « construir a través de nuestras luchas
de hoy la sociedad de mañana », y por otra parte crear las condiciones para que las luchas que realmente
mueven las cosas se desarrollen.
13 Es decir aquellas y aquellos que viven de su trabajo y no de la explotación del trabajo de los demás. Por otra parte, como fue
indicado antes, aquí no tratamos el tema campesino …
Planteados estos principios, la evolución del capitalismo y sus efectos sobre la estructuración del asalariado,
nos obligan a repensar los términos del debate sobre estos temáticas. No estamos mas en los años 70 frente a
un capitalismo aun en su mayoría patrimonial, familiar, con un poder de decisión único e identificado. La
internacionalización del capital, les centros de poder opacos e incapturables, la interdependencia económica a
escala planetaria, la dominación de las multinacionales sobre el conjunto de los sectores, de las PME14, y del
mercado de las materias primas, implican redefinir el contenido de las respuestas alternativas y las estrategias
sindicales y políticas.
14 PME : Pequeñas y Medias Empresas.
15 SCOP : Sociedades cooperativas y participativas. La denominación oficial hasta el 2010 era « sociedad cooperativa obrera de
producción ».
La perspectiva de socialización de los sectores claves de la economía y autogestionados por los-as asalariados-
as supone anticipar la cadena de condiciones económicas de producción y de repensarla mas allá de los muros
de una sola empresa. En otros términos, la autogestión no es concebible organizándola empresa por empresa,
sin perder en cuenta las interacciones entre numerosas entidades a lo largo de la producción de un producto o
de un servicio. Es sin duda una de las razones que explica que « la aventura » autogestionaria surja raramente
de las luchas de empresas, los-as asalariados-as ellos-as mismos-as evaluando las condiciones necesarias a su
éxito. El carácter ultrajante, en su mayoría, reformista del movimiento sindical contemporáneo, el cual ya fue
evocado, también es una explicación..
Esto no quiere decir que espacios de experiencias autogestionarias son imposibles, mismo bajo formas
inacabadas como las SCOP15 en Francia o mas finalizadas y mas numerosas como por ejemplo en Argentina (las
empresas « recuperadas ») o la cooperativa obrera Mondragon del País Vasco del sur , de cualquier manera son
en sectores y segmentos de mercado limitados. El modo de organización en SCOP permite rupturas
importantes con el esquema dominante en la economía capitalista : sobre la propiedad, la jerarquía , el reparto
de las tareas, etc. En otro registro, pero con la misma aspiración, el desarrollo de las AMAP (Asociación para
mantener una agricultura campesina) plantea los temas de los circuitos cortos entre campesinos-as y
consumidores-as, de la inutilidad de los grandes grupos predadores de la distribución pero también la calidad
de los alimentos producidos y del apoyo a una agricultura que no sea de alta productividad.
En cuanto a « la economía social y solidaria », también llamada « tercer sector », si a veces traduce una
aspiración a salir de las leyes del mercado, tiene sus contradicciones ; la gestión de estas entidades, como
varios Comités de Empresa o de asociaciones, ya que están lejos de romper con el modelo dominante !
Ubicándose al margen del sistema y sin visión de conjunto, previa a la instrumentalización en un proceso de
privatización de los servicios públicos, y en la recuperación mercante por las grandes cadenas de distribución
como para el «comercio justo» .
Las experiencias que a través de los CE (algunas pocas !) o de las SCOP puedan ser realizadas mismo si útiles e
interesantes , no son la autogestión en el sentido de un proyecto en su conjunto que tiene consecuencias en la
totalidad de la sociedad, y pone en tela de juicio las relaciones entre clases sociales que conocemos. El proyecto
autogestionario del cual nos reivindicamos rompe necesariamente con el sistema capitalista.
Un sindicalismo internacionalista, en concreto
Para el sindicalismo el desafío es global : imponer un cambio sistemático, a escala nacional e internacional. Con
respecto a eso, la construcción de luchas conjuntas entre asalariados-as de los grandes grupos funcionando en
varios países, inclusive a nivel europeo, se tiene que convertir en un objetivo prioritario ; el desarrollo de redes
sindicales « lucha de clases » a escala internacional, o aun la perennidad de los foros sociales europeos y
mundiales, ellos también son decisivos.
Existen herramientas, como la Red sindical internacional de solidaridad y de luchas, redes que se organizan en
varios sectores profesionales ; pero solo nos serán útiles para construir las rupturas políticas y sociales que
queremos, si nuestros colectivos sindicales de base (sindicatos, secciones sindicales) se adueñan de ellas, las
hacen vivir, las banalizan junto a la masa de asalariados-as. Sino, solo sirven para no tener cargo de conciencia
internacionalista, sin real efecto sobre la lucha de clases, por tanto sin consecuencia sobre las relaciones
sociales y el sistema capitalista !
Trabajadores-as, usuarios, consumidores-as, ciudadanos-as…
Otra desafío para el sindicalismo es el de la concepción del sujeto social, actor de esta perspectiva de
transformación social : es este, en su visión mas restrictiva, la clase obrera ? Es este los asalariados-as (que
tengan un empleo, estén desempleados-as, en formación o jubilados-as) ? Cuales son las relaciones con los
campesinos-as ? Con los artesanos-as ? La gran mayoría del sindicalismo aun esta impregnada de una
concepción restrictiva de las bases sociales de la democracia económica y social. El sindicalismo no debe seguir
pensando que las fuerzas dinámicas de la transformación social solo son aquellas que juegan un rol de
productores-as y desde el sitio cerrado de la empresa, pero bien aprehender este tema de manera transversal,
a su vez en toda su dimensión interprofesional sino que también por la articulación y el empalme entre los
momentos en los cuales somos usuarios, asalariados-as, ciudadanos-as ; aquí este ultimo se refiere al lugar de
los-as trabajadores-as en « la ciudad », sin referencia a una definición que se limitaría a la heredada de la
república burguesa de 1789.
La coherencia de lo que es elegido para la economía, de las finalidades de producción de bienes comunes,
necesita una visión global que supera los intereses de una sola comunidad de producción o de servicio.
Transformar el conjunto de las relaciones sociales supone de ir mas allá de la cuestión de la apropiación social
de los medios de producción y de desarrollar una reflexión sobre los temas de la democracia social, la
ciudadanía y la igualdad para salir de la figura única del productor emancipado. Claro que con modestia y con
todas sus insuficiencias, las campañas de boicot de los productos (como Danone en el 200116), del « voto
ciudadano » contra la privatización del Correo, o aun las luchas sindicales internacionales para el derecho a la
salud, para la defensa del servicio publico ferroviario, son unas tantas ilustraciones de alianzas necesarias de
fuerzas sociales complementarias.
16 Acción hecha para apoyar los-as asalariados-as de LU-Danone en lucha contra los despidos.
17 Recuperación y liquidación judicial son el origen de la mayor parte de los despidos aun mas que los « planes sociales ». No
tendría el sindicalismo interprofesional que preguntarse sobre la latitud que deja a los patrones, a través de los tribunales de
comercio, de así decidir solos del destino de los-as trabajadores-as ?
Hace poco, la pertinencia de la propiedad de las empresas fue planteada de nuevo. Los sindicatos CGT y CGC de
Fralib, en Géménos tiene un proyecto de retomar la producción del té Elephant/Lipton. La multinacional
Unilever bloquea, negándose a ceder la marca Elephant. Mas allá de la voluntad de quebrar el colectivo de
trabajadores-as que luchan contra la decisión patronal, lo que esta en juego para la multinacional es impedir de
dejar vivir un proyecto que responde a temas de fondo tales como el de las delocalizaciones, del desarrollo de
la producción local, de los métodos de producción, en fin, de la transición ecológica.
En Florange, es otra multinacional, Arcelor-Mittal, que renegó sus compromisos e hizo que el gobierno
renunciara enseguida después de haber anunciado tímidamente una posible nacionalización parcial y
temporaria…
Sobre PSA, escribíamos en agosto del 2012 en un panfleto nacional Solidaires : « Se tiene que abrir un debate
con los-as asalariados-as concernidos pero también con la población en su conjunto planteando los temas de la
socialización, del control hecho por los asalariados-as sobre lo que ellos-as producen, sobre la utilización de la
plusvalía conseguida, sobre las inversiones útiles a la sociedad… Estos puntos se plantean para el sector automóvil
como para los otros sectores productivos ». En realidad, los huelguistas de PSA jamas han considerado de forma
colectiva retomar la producción, mismo siendo acompañada por una propuesta de reconvertirse ; un tal
proceso supone un trabajo sindical previo, durante un periodo largo.
La ausencia de reflexión colectiva sobre una gestión distinta, y mas preciso sobre una posible autogestión,
debilita las perspectivas emancipadoras de los movimientos.
Contra-poderes a anclar en el cotidiano
El tema de los contra-poderes en la empresa, pero no solo en la empresa17, es esencial. Es uno de los ejercicios
de « gimnasia revolucionaria » del cual hablaban los sindicalistas revolucionarios del comienzo del siglo XX. Ya
que no se trata de limitarse a los contra-poderes pero de construir por ahi , inclusive , una dinámica que llegue
a plantear el tema del poder, de su forma, de su ejercicio, de su realidad, de su utilidad … y estamos de vuelta en
el debate de la autogestión.
Nuestras consignas y reivindicaciones sobre la redistribución de las riquezas producidas, la disminución
masiva del tiempo de trabajo, el derecho al veto de los-as representantes de los-as trabajadores-as en los
Comités de Empresas, la requisición de los empleos, de la apropiación colectiva de las empresas que cierran,
etc., se articulan plenamente con estas reflexiones. Aplicables en la situación presente, por consiguiente en el
marco del sistema capitalista, todo esto puede ser acusado de « reformismo ». Pero es la relación dialéctica18
con las luchas que puede darle un carácter revolucionario. La construcción de la relación de fuerzas y de los
movimientos de masa que de frente se oponen al sistema que rige, por lo tanto el fortalecimiento de las
herramientas sindicales que llevan esta dinámica, son inevitables para pasar de debates abstractos a la practica
concreta.
18 Las reivindicaciones tienen su propio alcance. Las luchas tienen su dinámica. Pero las dos se influencian recíprocamente y
crean una situación nueva que conviene de nuevo analizar para actuar de la manera mas eficaz posible.
De la misma manera, la autogestión no tiene que ser una noción que quede abstracto para la mayoría de los-as
trabajadores-as. En un proceso de credibilidad de nuestras aspiraciones autogestionarias, seria útil que los
colectivos sindicales trabajen sobre lo que podría significar en su propio sector (como ya fue indicado, no se
trata de autarquía)
Se puede concebir esto relativamente fácil para una empresa con una mono-actividad, mismo si esto lleva a
cuestionarse sobre temas como la utilidad o no de la jerarquía, las modalidades de decisión colectiva, las
relaciones entre los servicios, la no-oposición entre autogestión y a veces « comando » técnico, etc. Siendo que
en empresas mas importantes, en servicios en red (transportes, energía, etc.), es bien mas complejo ; razón de
mas para trabajarlo desde ya.
No queremos construir « un esquema ideal cortado de todas las realidades » pero aprender juntos, construir
juntos, tornar creíble la perspectiva de la autogestión por lo tanto de cambio fundamental de la organización de
la sociedad.
Lo hemos dicho : tal como entendemos la autogestión, ella no se resume a la gestión directa por los-as
asalariados-as de cada uno de su lugar de trabajo. Al contrario, tiene que anclarse en ese nivel. Estamos « en
casa» en nuestras empresas, nuestros servicios, nuestros lugares de trabajo ! Esta afirmación puede
parecer ingenua e apolítica ; esta lejos de serlo. Es teniendo confianza en que están en su « buen derecho » (no
en el sentido de derecho legal burgués) decidiendo juntos lo que ellos y ellas hacen en el laburo que los-as
trabajadores-as osaran acciones mas radicales en el sentido que pondrán en tela de juicio principios
presentados hasta ahí como evidencias : la jerarquía, las diferencias de remuneración, las directivas que no
corresponden al trabajo real, etc. Re-apropiarse colectiva mente de nuestros lugares de trabajo es une acción
sindical a primera vista reformista que tiene un alcance radical y revolucionario.
Autogestión de las luchas
La puesta en practica de una concepción auto gestionaría de la sociedad también concierne las practicas
sindicales en el seno de los sindicatos y en las luchas. Toda concepción piramidal de las tomas de decisiones
esta a las antípodas de un proyecto autogestionario. Varias organizaciones sindicales se consideran como la
plana mayor, las cabezas pensantes, a las cuales los actores y las actrices de los movimientos sociales se tienen
que someter.
Romper con esta concepción y favorecer las formas de democracia directa (asambleas generales de toma de
decisiones lo mas cerca posible de los colectivos de trabajo, comités de huelga, asambleas generales
interprofesionales, coordinaciones…), es obrar al aprendizaje de la autogestión en una perspectiva mas global,
también es elegir la democracia en las luchas, favoreciendo así su autonomía con relación a todas las fuerzas
exteriores (políticas, estatales, gubernamentales…) que pretendan dirigirlas.
La autogestión de las luchas es exigente : para que las reivindicaciones, las formas y el periodo de una huelga, la
eventual coordinación con otros sectores, el controle de las negociaciones, etc., se inscriben realmente en la
democracia obrera de la cual nos reivindicamos , por ejemplo las asambleas generales (o comités de huelga etc.)
tienen que ser realmente representativas de los-as asalariados-as en lucha.
Apoyarse sobre la experiencia colectiva , estar disponibles a lo
inesperado
La historia del sindicalismo es atravesada por procesos de recomposición a prueba de la lucha de clases y de
acontecimientos políticos y sociales que le da ritmo. Estos son procesos largos pero la unión sindical Solidaires
debe jugar un rol central en la recomposición sindical de mañana para que esta ofrezca al conjunto del
asalariado una alternativa al « sindicalismo de acompañamiento ».
No concebirse mas como un simple contra-poder, pero colocarse como una fuerza que lleva un proyecto de
sociedad frente al capitalismo es una de las condiciones para invertir la relación de fuerzas y volver a dar la
posibilidad de que haya otro mundo. El internacionalismo es parte integrante de este proceso.
Como conclusión, si nadie puede pretender ni tener un modelo de un proceso de transformación social llave en
mano, ni el marco acabado de una organización social autogestionaria, empezar a hacerse algunas preguntas
fundamentales es tratar de contestarlas. Y sobretodo, la historia nos enseña que los movimientos sociales
producen ellos mismos las nuevas herramientas de la transformación social.
Estar atentos a las nuevas formas de organización colectiva y disponible a lo inesperado , es ser fiel a la lucha
de la emancipación social.
El 30 de agosto del 2013
Catherine Lebrun
Christian Mahieux
Bibliografía (muy somera…)
. Obra colectiva « Autogestion, hier, aujourd’hui, demain » - ed. Syllepse, 2010.
. Pierre Bourdieu « La noblesse d’état. Grandes écoles et esprit de corps » - ed. de Minuit, 1989.
. Contre Temps « Propriété et pouvoirs » - ed.Textuel, 2002.
. Fondation Copernic « L’appropriation sociale » - ed. Syllepse, 2001.
. Franck Mintz « L’autogestion dans l’Espagne révolutionnaire » - ed. Maspéro 1976
. « Moscou 1918, la revue Kommunist » - ed. Smolny, 2011.
. Thomas Coutrot « Démocratie contre capitalisme » - ed. La Dispute, 2005
Otras bibliografías disponibles (muy completas…)
http://alterautogestion.blogspot.fr/p/bibliographies-autogestion.html
http://www.autogestion.asso.fr/wp-content/uploads/2012/05/bibliographie-20120523.pdf
Sitios web :
. Association pour l’autogestion : www.autogestion.asso.fr
. Foire à l’autogestion : www.foire-autogestion.org
. Alter autogestion : http://alterautogestion.blogspot.fr
. Autogestion.coop : www.autogestion.coop
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In
http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/2013_-_8_-_30_-_El_derecho_de_propiedad_cuestionado.pdf
Agosto 2013
ICEA http://iceautogestion.org/index.php?option=com_content&view=article&id=611%3Anacionalizacion-privatizacion-socializacion-autogestion-cuestionar-el-derecho-a-la-propiedad&catid=19%3Anoticias&lang=es
4/1/2014
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