sábado, 19 de janeiro de 2013

Asambleas de parados: solidaridad y autoorganización frente a la crisis

         16-01-2013

Florecen las cooperativas y las iniciativas de economía social ante la falta de
perspectivas laborales
Asambleas de parados: solidaridad y autoorganización frente a la crisis

Enric Llopis
Rebelión


Con un sistema que cierra las puertas al trabajo y en medio de una crisis a la
que no se vislumbra salida, cada vez más personas se autoorganizan y forman
asambleas de parados o cooperativas de todo tipo. En el País Valenciano, que
cerró el año 2012 con 575.000 parados según cifras oficiales, florecen estas
iniciativas de desempleados y personas precarizadas que “se buscan la vida”. Hay
dos factores comunes a todos los proyectos: el funcionamiento asambleario, la
autogestión y el apoyo mutuo, por una parte; y la presión a las
administraciones, sean locales o autonómicas, para que aporten la financiación
necesaria.
Los martes a las 19,00 horas se reúne en el salón de actos del Centro Islámico
la Asamblea de Parados de Orriols-Torrefiel, dos barriadas obreras limítrofes de
Valencia capital, que suman algo más de 50.000 habitantes. ¿Por qué en el Centro
Islámico? No porque los miembros de la asamblea profesen la religión musulmana,
sino por aplicar uno de sus principios de actuación: abrirse a todas las
asociaciones y colectivos que trabajan en los barrios. De hecho, el 15-M
constituye el embrión de la asamblea. Codo con codo, trabajan entidades como la
Plataforma de Afectats y Afectades per les Hipoteques (PAH), la Asociación de
Vecinos Orriols-Rascanya y Valencia Acoge, entre otras.
Hace dos meses que los parados se pusieron manos a la obra. Pegan folletos en el
barrio, reparten propaganda a los vecinos, en los comercios, en los parques y en
la oficina del INEM; también instalan mesas informativas. La asamblea de parados
-por la que han mostrado interés un centenar de personas- ya trabaja en la
creación de una microempresa de limpieza; para ello, ha iniciado contactos con
algunas comunidades de vecinos de la barriada, que han mostrado su
predisposición. Otro grupo de ex trabajadores, del sector de la madera, proyecta
una empresa para trabajar el mueble y realizar faenas de carpintería, tapicería
y restauración de muebles antiguos. Esta idea piensan complementarla con
talleres de formación. En el campo de la hostelería, otro grupo de parados busca
por Orriols y Torrefiel negocios que se traspasen para intentar reabrirlos y
darles alguna actividad.
“ Porque hay que buscar ya una salida urgente”, afirma Maica Barceiro, miembro
de la asamblea de parados y presidenta de la Asociación de Vecinos
Orriols-Rascanya. Las cifras de desempleo extraoficiales en Orriols se disparan
hasta el 40%. Se trata de un barrio periférico con mucha gente mayor y
porcentajes de inmigración que superan el 25% (los más elevados de la ciudad).
Este antiguo pueblo, anexionado por la capital a finales del siglo XIX, exhibe
hoy “grandes deficiencias urbanísticas, por la dejadez y la falta de inversiones
del Ayuntamiento”, subraya Barceiro. Al igual que en Torrefiel, la crisis y los
recortes han hecho que residuos y heces de animales convivan con los vecinos. Ni
siquiera hay habilitado un centro de salud (sólo un consultorio, hasta hace un
mes afectado de aluminosis). Tampoco se han creado nuevos equipamientos
educativos pese a la agregación de otro barrio (el “nuevo” Orriols, con 3.000
viviendas nuevas).
Adrián Félix, de 23 años, es el más joven de la asamblea de parados. Trabajó de
cocinero hasta noviembre y ahora se dedica a enviar currículos, “pero ni me
contestan”. Se acercó con gran interés a la asamblea, que considera “una nueva
experiencia”. Hasta hace cuatro meses, Massaer Rndiaye, de 40 años y oriundo de
Senegal, trabajaba en seguridad vial. Apura el último tramo de la prestación por
desempleo y se asocia con el fin de “buscar una salida laboral para todos, no
sólo para mí”. También participa en la asamblea Francisco Martínez, de 52 años,
quien trabaja desde los 14. Empleado en la hostelería, lleva ahora un año en
paro (cobra 500 euros y su mujer menos de 400, con lo que ha de alimentar a tres
hijas y pagar una hipoteca). “Orriols ha sido siempre un barrio humilde; pero
los chavales se salieron de la escuela para ir a la obra y hoy, con 25 años o
más, están sin casa, en el paro y dando vueltas por la calle”, explica.
Entre las iniciativas de economía social en el área metropolitana de Valencia,
destacan –por su originalidad y recorrido- las promovidas por la Koordinadora de
Kolectivos del Parque Alcosa. En buena medida, esto se explica por la misma
estructura socioeconómica de la barriada. El Parque Alcosa es un barrio
dormitorio ubicado en el municipio de Alfafar, a 8 kilómetros de la capital,
azotado desde su nacimiento por el paro y la exclusión. Nacido en la década de
los 60, al calor del desarrollismo franquista, el Parque Alcosa se formó a
partir de las oleadas de inmigrantes castellanos, extremeños y andaluces que
abandonaron el mundo rural. Se superaron con el tiempo muchas carencias, que hoy
han vuelto con la crisis.
En el barrio viven actualmente unas 10.000 personas (8.000 censadas y otras
2.000 itinerantes). Las tasas de paro extraoficiales oscilan entre el 30 y el
40% de la población, y se ceban especialmente con los jóvenes y las mujeres. La
crisis embiste con fuerza en el barrio. Como mecanismo de supervivencia, se han
disparado los mecanismos de economía informal. Para mitigar el impacto de la
precariedad, también se han activado las redes de apoyo familiar y comunitario,
muy activas de siempre en el barrio y reforzadas en los últimos años por la
tradición asociativa de latinoamericanos y magrebíes.
A pulso. A golpe de ocupaciones, huelgas, concentraciones en plazas y “estancias
indefinidas” (como las denominan), la Koordinadora de Kolectivos ha arrancado a
las administraciones (Generalitat Valenciana y Ayuntamiento de Alfafar) la
financiación necesaria para los proyectos. De hecho, a primeros de este mes
levantaron una “estancia” de dos meses frente al consistorio, con buena parte de
los objetivos satisfechos: que los gobiernos municipal y autonómico abonen los
230.000 euros que adeudan principalmente a la cooperativa de limpieza. Restan,
sin embargo, otros 90.000 euros que el ayuntamiento debe a la cooperativa de
inserción laboral “Cuatro Rosas”. Y faltan, también, “los mecanismos de
participación ciudadana para que sea la gente quien tome las decisiones y no
vuelvan a dilatarse los pagos”, afirma Toni Valero, activista de la
Koordinadora.
Con criterios de autogestión, apoyo mutuo y toma colectiva de decisiones, desde
1985 se han lanzado numerosas iniciativas en el Parque Alcosa. De primera hora
son la Cooperativa de limpieza (señera en el tejido asociativo del barrio), el
centro de día para menores, la cooperativa “Cuatro Rosas”, en la que participan
sobre todo mujeres inmigrantes, y los talleres de formación e inserción. Una
huelga de hambre, en 1992, le arrancó al ayuntamiento una relación contractual
para la cooperativa que gestiona la limpieza de las calles. Sólo la lucha social
evitó que las empresas privadas se apoderaran de esta actividad. Hace cuatro
años llegó la crisis y la eclosión de iniciativas para sobrevivir. Como
“Emir-Color”, dedicada a recoger ropa que luego se recicla para prendas de
menores y muñecos; “Solidaria”, que monta escenarios; y “Ecocina Solar”, para
hornos que funcionan con la energía del sol.
A menos de 10 kilómetros de Valencia, hacia el norte, se localiza el municipio
de Montcada, de unos 22.000 habitantes. Una manifestación espontánea, hace tres
años, que pedía al alcalde explicaciones y una salida digna para los
desempleados del pueblo, dio lugar a la asamblea de parados. Hoy participan en
la asamblea 40 personas, sobre todo hombres adultos, que en los años de la
“burbuja” laboraban en la construcción y auxiliares. Ubicado en la comarca de
l’Horta Nord, rodean el municipio numerosos campos de huerta abandonados. En
coherencia, la asamblea de parados se vincula a un proyecto de recuperación de
la huerta, pero con condiciones: cultivo ecológico de verdura de temporada;
agricultura de proximidad y sin intermediarios; y cobertura de todo el proceso
(cultivo, recogida y traslado del producto a los hogares).
Puede resultar sugestiva la idea, pero sin lucha social se queda en “papel
mojado”. El consistorio de Montcada (PP) rechazó de plano el proyecto en primera
instancia. Por eso, el 14-N (fecha de la última huelga general) se encerraron
durante cuatro horas en el ayuntamiento 20 miembros de la plataforma, apoyados
por gente de otras organizaciones sociales y los partidos de la oposición. La
guardia civil hizo acto de presencia, pero la cosa no pasó a mayores.
Finalmente, el alcalde accedió a negociar. Aunque sacó después a concurso
público un proyecto de agricultura ecológica que nada tenía que ver con la idea
de la asamblea de parados. Mucho menos dinero, a repartir entre tres
asociaciones (incluida la plataforma de desempleados), y sin respetar algunas
condiciones previamente acordadas (que desarrollaran la iniciativa parados del
municipio).
Pese a la muy deficiente financiación, explica Vicent Montagut, miembro de la
asamblea, “el proyecto ha arrancado y hemos demostrado al pueblo y al alcalde
las ganas de desarrollarlo y su viabilidad”. Tras un periodo previo de
formación, en el que participan una veintena de familias, se trata de
“constituir una cooperativa, es decir, un modelo de producción no capitalista;
y, sobre todo, generar puestos de trabajo; reinvertir de manera permanente para
ampliar el número de familias que puedan vivir del proyecto”, explica. Para
ello, “pedimos al ayuntamiento una parte de nuestros impuestos, para poder
autogestionarlos”.
Javier Santaella afirma que la asamblea de parados es un “fermento de lucha”
para cambiar la sociedad. Por eso, “pedimos a la gente una vinculación activa”.
Han apoyado la recogida de firmas promovida por la Plataforma de Afectats i
Afectades per les Hipoteques (PAH); la resistencia a varios desahucios en la
comarca; han organizado charlas sobre asambleas de parados e impulsaron un
piquete el día de la huelga general. También visitaron un fin de semana el
municipio de Marinaleda, para conocer la realidad del municipio sevillano y sus
mecanismos de participación. Al final, hay tres ideas muy claras: los puestos de
trabajo para la gente del pueblo (exenta esta afirmación de implicaciones
xenófobas); la identificación de los culpables de la crisis; y que los poderes
públicos garanticen los recursos para la cooperativa.
En paralelo, no en el tiempo pero sí en reivindicaciones y contenidos, trabaja
en Paterna –localidad de más de 60.000 habitantes a 5 kilómetros de la capital-
otra asamblea de parados. La lucha arrancó hace tres años, con el encierro de
veinte personas en el ayuntamiento, gobernado por el PP. Finalmente, y con mucho
esfuerzo, se ha conseguido una renta básica para la gente que realiza el curso
de formación (la etapa previa a la constitución de la cooperativa); también la
financiación del curso y la creación de un banco de tierras, “aunque no todas
las necesarias”, matiza Enric Valero, coordinador del curso de Agricultura
Ecológica, Bioconstrucción y Cooperativismo. “Todo se ha ganado a costa de
muchísima lucha”, agrega.
La génesis de la asamblea de parados de Paterna coincide con la crisis en el
sector de la construcción. De hecho, la mayoría de sus miembros, cuyo número
fluctúa, procede del ladrillo. En el proyecto participan 14 personas, que se han
formado durante tres años en agricultura ecológica, cooperativismo y
bioconstrucción en cañas. “En seis meses la iniciativa ha de dar dinero,
superada ya la etapa formativa, para que la gente pueda vivir con unos ingresos
dignos”, explica Enric Valero. El objetivo de la cooperativa es la producción de
verdura de temporada y cítricos, sobre todo para los pueblos de la comarca.
También se pretende impulsar un grupo de consumidores. En el área de la
bioconstrucción, se han realizado construcciones en caña tanto en Sagunto como
en Paterna. Son iniciativas al margen de la economía capitalista y que no
esperan a una reconstrucción del llamado estado del bienestar. Se basan en otros
principios: la cooperación, la autogestión y la asamblea.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una
licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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In: Rebelión
http://rebelion.org/noticia.php?id=162337
19/01/2013

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