segunda-feira, 1 de setembro de 2014

El estado de la ciencia en el Planeta F345

(Una parábola sobre las “burbujas científicas” y el asalto neoliberal a la investigación científica básica y aplicada).

John P. A. Ioannidis


Entre los ideologemas más básicos de nuestro tiempo hay que contar
el que declara vivir en una época de grandes progresos científicos,
básicos y aplicados (tecnológicos): los socorridos marbetes de la
“economía del conocimiento” o de la “sociedad de la información” son
otros tantos nombres de ese dogma de fe de la época. Estudiosos del
asunto ya publicados en SinPermiso, como Robert J. Gordon o Mariana
Mazucato, han destruido a conciencia ese mito en lo que hace a las
supuestas grandes innovaciones tecnológicas recientes. John P.A.
Ioannidis es un agudo analista de los diseños institucionales que
promueven la ciencia básica como empresa social capaz de buscar la
verdad y, por lo mismo, pronta a auto-corregirse. Su tesis es que el
desarrollo de la buena ciencia, lejos de ser automático, depende
crucialmente –entre otras cosas— del buen diseño institucional de
las labores de investigación. Y que la radical reorganización de la
vida académica y de los institutos superiores de investigación a que
hemos asistido en las últimas décadas ha venido a socavar gravemente
ese diseño. La parábola que a continuación reproducimos –extractada
de un largo estudio reciente suyo intitulado “Why Science Is Not
Necessarily Self-Correcting” (Perspectives on Psychological Science,
7: 2012)— ilustra eficazmente esa tesis. SP.
El Planeta F345 en la galaxia Andrómeda está habitado por una
especie humanoide muy similar al Homo sapiens sapiens. He aquí la
situación de la ciencia en ese planeta en el año 3.045.268.
Aun cuando hay un crecimiento y una diversificación considerables de
los campos científicos, la parte del león de la empresa
investigadora se desarrolla en un número relativamente limitado de
campos muy populares, cada uno de los cuales atrae los esfuerzos de
decenas de miles de investigadores y arroja centenares de miles de
papers. Fundados en lo que sabemos de otras civilizaciones en otras
galaxias, puede decirse que la mayoría de esos campos yermos arrojan
resultado nulo: es decir, son campos en los que se ha mostrado
empíricamente que apenas hay –si es que hay alguno— efectos no-nulos
por descubrir, de modo que cualquier pretensión de descubrimiento
que se de en ellos suele ser meramente resultado del error
aleatorio, del sesgo o de ambas cosas. Los supuestos descubrimientos
generados no son otra cosa que la estimación del sesgo neto operante
en cada uno de esos campos yermos de resultado nulo. Ejemplos
señalados de esos campos yermos son la epidemiología nutrifalsaria,
la pompomeconomía, la psicojunkología social y toda la dispar
patulea de disciplinas de investigación cucarachil, en las que se
supone que las cucarachas pardas suministran modelos adecuados
proyectables a los humanoides. Desgraciadamente, los científicos de
F345 no saben que esos son campos de resultado nulo, y ni siquiera
sospechan que están desperdiciando sus esfuerzos y sus vidas en esas
burbujas científicas.
A los investigadores jóvenes se les enseña desde el principio que la
única cosa que cuenta son los descubrimientos nuevos y hallar
resultados estadísticamente significativos cueste lo que cueste. En
un equipo de investigación típico de cualquier universidad
prestigiosa típica de F345, docenas de doctorandos y de recién
doctorados andan día y noche clavados ante sus potentes computadoras
en una sala común en perpetua labor de filtrado de información de
enormes bases de datos. Cuando alguno se topa con un valor omega lo
suficientemente extraordinario –un número derivado de algún tipo de
proceso de selección estadística—, se va corriendo al despacho del
investigador principal para proponerle escribir un manuscrito
sometible a evaluación por pares. El investigador principal pasa
revista a todos esos resultados llamativos, pero sólo deja que
prosperen los manuscritos que expongan los resultados más
extravagantes. Las revistas académicas más prestigiosas hacen lo
mismo. Las entidades suministradoras de recursos, lo mismo. Las
universidades están dirigidas en la práctica por gestores
financieros que no saben nada de ciencia (y les importa un higo),
pero que son muy buenos en punto a maximizar los beneficios
financieros. El grueso de los Rectores, Vicerrectores y Decanos son
meras marionetas que no valen para otra cosa que no sea ofrecer
discursos inaugurales y otras aburridas ceremonias y prodigarse en
entusiastas afirmaciones sobre la novedad de algunos descubrimientos
de ese tipo realizados en sus instituciones. El grueso de los
gestores financieros de las instituciones de investigación habrán
sido reclutados luego de exitosas carreras como agentes
inmobiliarios, ejecutivos de cadenas de supermercados o directivos
de otras estructuras gran-empresariales, puestos de trabajo en los
que habrán acreditado suficientemente ser capaces de recortar costos
y hacer ganar más dinero a sus empresas. Los investigadores
progresan, si son capaces de avanzar las más extravagantes y aun
extremistas conjeturas y, consiguientemente, publicar chocantes
resultados, lo cual proporciona más financiación por mucho que casi
todos esos resultados se revelen falsos.
Nadie está interesado en replicar nada en F345. La replicación de
resultados se considera un ejercicio despreciable, apropiado sólo
para idiotas que no son capaces más que de imitar: definitivamente,
replicar y contrastar no sería ciencia seria. Los miembros de las
Academias Reales y Nacionales de las distintas ciencias son los más
exitosos y prolíficos a la hora de producir resultados falsos.
Varios tipos de investigación los desarrolla a veces la industria, y
en algunos campos, como la medicina clínica, casi siempre. El motivo
principal aquí también es la obtención de resultados extravagantes,
a fin de obtener licencias para nuevos tratamientos médicos,
experimentos y otras tecnologías y ganar más dinero, a sabiendas de
que esos tratamientos no funcionen realmente. Los estudios se
diseñan con el objetivo de garantizar que producirán resultados con
valores omega suficientemente buenos, o estudios, cuando menos,
pasibles de manipulación para que parezca que arrojan valores omega.
Los ciudadanos de a pie son diariamente bombardeados por los medios
de comunicación de masas con anuncios de nuevos descubrimientos, aun
cuando hace ahora muchos años que no se ha hecho ningún
descubrimiento serio en F345. El pensamiento crítico y opositor está
generalmente desacreditado en la mayoría de países de F345. En algún
momento de su historia, los mercados libres destruyeron a los países
con constituciones democráticas y libertad de pensamiento, porque se
entendió que el pensamiento libre y crítico era un estorbo. Como
resultado de lo cual, por ejemplo, las remuneraciones más altas para
científicos, así como las infraestructuras de investigación más
sofisticadas, se hallan en países totalitarios tan carentes de
libertad de expresión como rebosantes de desigualdades sociales.
(Una de las desigualdades más comunes es de género, en
discriminación de los varones: está prohibido a los hombres conducir
un automóvil, y cuando se muestran en público, no pueden hacerlo a
cuerpo gentil, ni siquiera sus cabezas; están obligados a cubrirse
con gruesa ropa de abrigo de color rosa.) La ciencia sólo florece
allí donde la libertad de pensamiento y de crítica están
rigurosamente restringidas, porque la libertad de pensamiento y de
crítica (incluidos, huelga decirlo, los esfuerzos para replicar y
contrastar empíricamente los pretendidos descubrimientos) se
consideran anatema para la buena ciencia en F345.
John P. A. Ioannidis es profesor de investigación y políticas de
salud en la Stanford School of Medicine y codirector, junto con
Steven Goodman, del Meta-Research Innovation Center en Stanford. Se
hizo particularmente célebre por un estudio, publicado en 2005,
provocativamente intitulado: “Por qué el grueso de los
descubrimientos científicos publicados son falsos”.
Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella
sinpermiso electrónico se ofrece semanalmente de forma gratuita. No
recibe ningún tipo de subvención pública ni privada, y su existencia
sólo es posible gracias al trabajo voluntario de sus colaboradores y
a las donaciones altruistas de sus lectores.
http://pps.sagepub.com/content/7/6/645.full.pdf+html Compartir

In:
Sin Permiso
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7267
31/8/2014


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