terça-feira, 15 de outubro de 2019

2020 Una Perestoika en EEUU






Wim Dierckxsens y Walter Formento

*Introducción*
A lo largo de la historia, el colapso de las grandes sociedades se creía
como invencibles aún justo antes de su desastrosa caída. Lo hemos visto
en la Antigüedad con el Imperio Romano por ejemplo, lo vimos con la
descomposición de la Unión Soviética hace unos treinta años y parece que
lo estamos viendo hoy con EEUU. Sin pretender un análisis histórico aquí
que ya hicimos antes (Dierckxsens 1982) la caída de las grandes
civilizaciones sucumban cuando el trabajo improductivo ya no puede ser
sostenido por el productivo. El Impero Romano sucumbe cuando las guerras
cada vez más lejanas no eran sostenibles ya que su gasto se tornó
insoportable y con ello se manifiesta su carácter improductivo. Las
guerras cada vez más lejanas tienen un costo en alza y éxitos menores.
En vez de permitir el reclutamiento abundante de mano de obra esclava
mediante los triunfos, el estancamiento y las derrotas no generan nuevos
rebaños de esclavos. Al no reproducirse los esclavos biológicamente la
reposición de la mano de obra esclava a través de la guerra era
fundamental. Sin nuevos triunfos la misma se ponía en peligro y con ello
la reproducción del propio sistema. No había de otra que otorgar
libertad de reproducción biológica a los esclavos y para ello
entregarles parcelas de tierra (Libertos).
Es comprensible en este contexto que las encarnadas luchas de clase en
el Imperio Romano (las rebeliones de esclavos en tiempos de Espartaco,
por ejemplo), no se dieron al final del Imperio Romano sino en su
período de mayores triunfos de guerra cuando pueblos enteros (al
presentar resistencia a los invasores) fueron sometidos a la esclavitud
más brutal. En tiempos de escasa capacidad de reemplazo de la mano de
obra esclava el trato mejora y luego los esclavos obtienen una parcela
para auto-reproducirse y brindar tributo en forma de trabajo al señor.
Para lograr que el tributo llegase a Roma, las provincias obtienen
relativa autonomía y con ello se desintegra paulatinamente el Imperio
Romano. Fue el fin del régimen esclavista y el fin del Imperio Romano.

Por lo anterior parece que la guerra resulta ser un trabajo improductivo
a menos que se puede transferir dicho gasto a terceros pueblos. Nos
preguntamos si lo anterior vale solo para la Antigüedad o también para
los tiempos de hoy. El gasto militar visto desde la perspectiva de la
economía política es un gasto improductivo y lo anterior es válido sin
importar las relaciones de producción, ya sean estas pre-capitalistas
(como el Imperio Romano), socialistas (la URSS) o capitalistas EEUU y
Occidente (Dierckxsens y Piqueras 2018). La producción de armas es
también una actividad improductiva en nuestros tiempos ya que en vez de
alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende
más bien a limitar la expansión de la misma y por ende el crecimiento de
la economía en su conjunto. Las armas producidas en un ciclo económico
no se encadenan con el próximo y en el mejor de los casos no son
utilizadas ya que el uso de las mismas es trabajo destructivo. La
exportación de armas podrá beneficiar a su productor pero el comprador
asumirá el gasto improductivo, en otras palabras para las economías en
conjunto sigue siendo un gasto improductivo.

Veamos a continuación el final de la Unión Soviética que vino, al menos
para Occidente, como una sorpresa completa. Luego veremos a EEUU si la
decadencia actual del país como Imperio se puede explicar, al menos de
forma análoga y con la misma sorpresa previa. En setiembre de este año
el Global Europe Anticipation Bulletin (GEAB) publicó un artículo
titulado EE.UU. 2020: Una Perestroika americana. Ahí afirman que el
reciente despido del asesor de seguridad de Trump, el neoconservador
John Bolton, es un acontecimiento histórico del mismo significado
simbólico que el lanzamiento de la Perestroika por Gorbachov. Al
expulsar abiertamente a este halcón neoconservador, afirman, Trump marca
el fin del imposible imperio americano. El artículo señala muy
claramente que Trump es el primer presidente anti-imperialista. Desde
antes de la elecciones de Trump hemos señalado al presidente como
nacionalista y anti-imperialista. Queremos entrar algo más a fondo en el
caso de EEUU y señalar donde está su Perestroika y el probable efecto
sorpresa en 2020.

*La Perestroika revisitada*
Hace más de 25 años ya habíamos anticipado La Perestoika en Occidente y
sobre la base de las categorías de trabajo productivo desarrolladas más
en la Economía Política (Dierckxsens 1992 y 1994). Los fundamentos de la
economía política nos sirven para analizar sociedades pre-capitalista,
capitalistas y el socialismo realmente existente.
Queremos retomar primero las causas estructurales de la descomposición
de la Unión Soviética En una economía cerrada el gasto militar e
improductivo ha de ser asumido por la propia ciudadanía. No hay
capacidad de transferencia a terceras naciones, solo queda asumirlo
internamente y en economías monetizadas a partir de impuestos. Cuanto
más cerrada una economía más pesará el gasto militar y menos fuerte será
la capacidad de desarrollar la economía civil en beneficio de la
ciudadanía. No hay economías completamente cerradas pero el grado de
apertura varía en el tiempo y por país. La transferencia de este gasto
improductivo a terceras naciones mediante la exportación de armas o la
obtención de pagos por la ´protección militar´ ofrecida (OTAN o Pacto de
Varsovia), significa transferir el costo improductivo y una consecuente
reproducción más limitada de la economía civil a terceras naciones en
beneficio del país productor de armas y su complejo industrial y militar.

Ahora bien, EEUU y sus aliados europeos organizados en la OTAN contaban
en los años ochenta más o menos 600 millones de habitantes, mientras la
URSS bajo el Pacto de Varsovia no contaban todavía con 400 millones.
Para poder mantenerse a la par en la carrera armamentista, la simple
diferencia demográfica significaba que la URSS necesitaba invertir $150
dólares per cápita por cada $100 que invertía EEUU. Solo así lograría
sostener la competencia en la carrera armamentista. El PIB de EEUU era
al menos el doble del de la URSS. Es probable que este cálculo de la CIA
esté sobreestimado por tratarse de un archienemigo ya que después de la
desintegración y (´al haberlo derrotado´), lo estiman ya más bajo. Es un
hecho que EEUU pudo transferir más sus gastos de defensa a terceras
naciones (sus aliados del Pacto Atlántico o OTAN) e incluso más allá de
ello que Rusia con sus aliados del Pacto de Varsovia. Lo anterior
significa que las Repúblicas sintieron la carga muy dura del complejo
industrial y militar de Moscú.
En 1955, en el contexto de la guerra de Corea, EEUU gastaba todavía el
doble en defensa que la URSS, para ser alcanzado en 1975 por el último
país y ser superado a principios de los ochenta. En el período de Reagan
el gasto de defensa vuelve a subir de 5% del PIB en 1980 a 6.3% en 1986
(https://rolandoastarita.blog/2017). Poder sostener el acelere en la
carrera armamentista que inició EEUU en los ochenta con la
administración Reagan significaba para la URSS al menos tener que gastar
porcentualmente el doble del PIB (12%) y probablemente el triple de
inversión militar (18%) para mantenerse en la competencia.

Con un soporte económico de dos a tres veces más limitado y una menor
capacidad de transferir ese costo a terceras naciones vía exportaciones
y/o recibiendo aportes económicos de sus socios, se comprende por qué el
crecimiento de la economía civil sufrió en esa época un retroceso y todo
lo contrario del consumismo en Occidente. Al sufrir la economía civil
limitaciones crecientes no solo se producen menos productos de consumo
sino también menos medios de producción y con ello se frenan el
crecimiento de la economía en su conjunto. Lo anterior al llega a un
crecimiento negativo la economía entra en un espiral hacia abajo. Esta
tendencia finalmente amenazaba con el colapso de la economía de la URSS
en los ochenta.
La carrera armamentista, hasta cierto punto respondió a la necesidad de
defender el sistema económico socialista de la URSS, o sea, era garante
de la reproducción de la relación socialista de producción. La carrera
armamentista en la Guerra Fría, sin embargo, también era una competencia
entre dos sistemas, que se transformó para la URSS cada vez más en una
carrera hacia el abismo económico. Las necesidades populares quedaron
desatendidas lo que deslegitimiza el proceso a lo interno. Las propias
relaciones de producción socialistas estaban en cuestión.

Debido a la crisis económica y política, la nación se volcó hacia
adentro para poder sobrevivir. Con la Perestroika, la atención debería
ser redirigida a la economía civil lo que implica adecuar a ella las
relaciones sociales existentes. La planificación centralizada desde
Moscú estaba basada en el complejo industrial y militar. Re-estimular la
economía civil en función del crecimiento de la economía de la economía
en su conjunto y a costa del gasto militar, implico descentralizar la
toma de decisiones en materia de política económica. Al otorgar mayor
autonomía a las Repúblicas Soviéticas, la perestroika tuvo como efecto
no esperado el fomento de sentimientos nacionalistas. El peso de haber
tributado fuertemente a Moscú para mantener la carrera armamentista pesó
mucho en ello. Al fortalecerse los poderes locales en las repúblicas,
las reivindicaciones sociales las empujaron incluso en muchos casos
hacia la separación del poder central. El rechazo a la planificación
centralizada condujo así a la independencia de las repúblicas. La caída
del Muro de Berlín simbolizó esta desintegración del Bloque socialista y
con ello se sella la caída del socialismo real.
Con la caída del socialismo real, Occidente Anglosajón reivindicaba que
el capitalismo era el único sistema posible para la humanidad y que no
había alternativas. Este mensaje muy divulgado significaba que cualquier
alternativa de desarrollo para los países del Sur sería imposible
quitándoles hasta la esperanza y buscando su virtual subordinación en la
era de la globalización neoliberal que hizo su entrada a partir de
entonces. EEUU se auto-presentó como glorioso triunfador de la Guerra Fría.

*El imperio norteamericano*
La dominación estadounidense de la economía mundial desde 1920 hasta
1960 se basó en su posición de acreedor. Su dominación desde la década
de 1960, en cambio, proviene de su posición deudora. Su influencia como
principal economía deudora del mundo, sin embargo, fue tan fuerte como
la que antes reflejaba su posición de acreedor neto. Entre el final de
la Segunda Guerra Mundial y 1950, cuando estalló la Guerra de Corea,
EEUU acumuló más del 75 por ciento del oro monetario del mundo, el
respaldo para el dólar como moneda internacional de reserva desde
Bretton Woods en 1944. Los Estados Unidos con superávit comercial en ese
entonces y sus grandes reservas en oro podían comprar grandes industrias
en Europa y América Latina.
A partir de 1958, cuando el sistema de Bretton Woods se hizo realmente
operativo, los países liquidaban sus operaciones de comercio
internacional en dólares al mismo tiempo que esos dólares eran
convertibles por oro para los bancos centrales participantes del
sistema. Los países acordaron mantener tipos de cambio fijos, pero
ajustables en circunstancias excepcionales, en el cual el dólar y el oro
podían intercambiarse entre sí a un tipo fijo de 35,20 dólares por onza.
En los años sesenta, las exportaciones sobre todo de Alemania y Japón
(los derrotados en la guerra que prácticamente no podían invertir en
armas) sobrepasaban sus importaciones con EEUU y disminuyó su demanda
por dólares y más bien las cambiaban por oro. La orden de presidente
Nixon en agosto de 1971 fue cerrar la ventana de cambio de oro por
dólares de los bancos centrales del mundo. En ese momento el Sistema
Monetario Internacional se convirtió en un sistema de dinero fiduciaria
(o sea dinero sin respaldo de un bien tangible).

En 1974 el precio del petróleo se disparó por acuerdos entre los países
de la OPEP. En ese momento, EEUU tuvo un acuerdo con Arabia Saudita
(principal productor de petróleo) que podía cobrar lo que quisiera por
su petróleo, pero tenía que reciclar todas sus ganancias netas en
dólares ya sea bajo la modalidad de compra de armas o mediante la compra
de bonos del tesoro de EEUU. Luego EEUU determinó que el precio del
petróleo se define y paga exclusivamente en dólares. Los países que
dependían de las importaciones del petróleo tenían que disponer de
reservas en dólares y los países con superávit comercial con EEUU se
vieron obligados a aceptar bonos del tesoro (una especie de pagarés) de
EEUU. Impusieron, en otras palabras, que el resto del mundo mantuviera
sus superávits y ahorros en forma de préstamos a los Estados Unidos. Así
EEUU como verdadero imperio pudo instalar bases militares (hoy en día
800 en 40 países), y los dólares que este gasto militar implica se los
prestan los países del mundo. Los países que no cumplen con este
requisito corren el riesgo concreto de una invasión.
El Crédito Internacional nueva forma de dominación
A nivel de una determinada nación, el desarrollo de los contratos de
crédito se presenta como una cadena de pagarés en las que el dinero solo
sólo aparece abstractamente como moneda de cuenta. Cuando las deudas no
se compensan es preciso saldar cuentas. Para ello es necesario haber
constituido fondos de reserva de valor. Una fuga de reservas se
manifiesta en la balanza de pagos. Esta contabilidad es necesaria para
prevenir la separación de la circulación de la producción y su tendencia
hacia la especulación. Las autoridades de los bancos centrales (del
grupo de los diez) y las autoridades financieras internacionales,
lograron neutralizar presiones especulativas hasta mediados de los
sesenta. La expansión de la banca privada, a partir del crédito se
desarrolla después de 1965. Hasta esa fecha, el origen principal de los
préstamos y créditos internacionales provino de organismos
multilaterales o bilaterales.
La unidad de los procesos de producción y circulación (comercialización
y financierización) contiene la posibilidad de la crisis y hasta la
confrontación. La interrelación entre la producción y la circulación es
alcanzada a través del dinero. Esta interrelación, sin embargo, es menos
transparente cuando interviene el crédito, el cual predomina hoy cada
vez más en el mundo. El dinero no es externo a la reproducción del
capital y así tampoco lo es el crédito. El crédito, sin embargo, permite
la reproducción temporal de la ganancia sin que se reproduzca el capital
productivo. El acto de préstamo en dinero se distingue del crédito. El
préstamo es el empleo de un capital monetario previamente reunido a
partir de riqueza creada en el pasado y atesorado para poder crear más
riqueza en el futuro. El crédito, en cambio, es un título o derecho
sobre la propiedad de mercancías futuras a generar con trabajo futuro.
La expansión del crédito sin ahorro previo y sobre la base de deuda,
significa creación de dinero que no garantiza una inversión productiva
futura. El surgimiento de la banca de inversión privada fue clave para
este desarrollo. La banca privada de inversiones se especializa en
fusiones y adquisiciones y en obtener dinero para que las empresas
privadas puedan realizar inversiones, productivas o no.

En la medida en que el alza nominal de estos títulos se traduce en
expansión del proceso de reproducción en la economía real, creando más
riqueza, su valor también es real. El carácter improductivo y ficticio
de la acumulación sustentada por el crédito llega a primer plano cuando
la cuasi-validación de la ´plusvalía´ se afirma en una acumulación de
títulos o derechos sobre el trabajo futuro. La emisión de bonos del
Tesoro para financiar el gasto de defensa no crea riqueza a futuro. Las
acciones constituyen más que todo un derecho a participar en las
ganancias futuras de la empresa. Si es invertido en expansión y
desarrollo es capital real. Las acciones de una empresa son títulos que
en principio reflejan el capital (valor de equipo y maquinaria en libros
contables) realmente invertido en la empresa. El capital accionario es
ficticio ya que no se puede contar dos veces el capital al contabilizar
también el capital real (maquinaria, edificios, etc.) de una empresa y
su valor en libros. La recompra de acciones por los propios consorcios
hace incrementar su precio en el mercado pero no así la riqueza real de
la empresa. Es capital ficticio.
Recién a partir de 1965, la Banca Internacional Privada comienza a
operar realmente en el mercado internacional con una notable expansión
del crédito no controlado por los gobiernos y tuvo su desarrollo
precisamente cuando la tasa de ganancia tendía a la baja en la economía
real. En un primer momento esta expansión surge a partir de las
inversiones directas extranjeras (IDE) en la esfera productiva. El
desarrollo de las IDE productivas genera un creciente flujo financiero
privado más allá de las fronteras. En 1964, tales créditos no
representaban más del 20% de las reservas internacionales, magnitud
todavía perfectamente controlable por la banca central nacional. En
1970, esos créditos representaban ya el 70% de las reservas
internacionales y la presión por la especulación aumentó con ello.

Al perder el banco central el control sobre los créditos privados
internacionales, observamos una creciente inestabilidad monetaria que
culmina a partir de 1971, cuando termina la convertibilidad de dólares
en oro. En 1975 los créditos internacionales superaban ya las reservas
internacionales, y en 1980 más que duplicaba el nivel de esas reservas.
En los años noventa, las reservas de los especuladores resultaban
ilimitadas a la par de las reservas internacionales oficiales. A
mediados de los noventa, la economía financiera en su conjunto manejaba
50 veces más dinero que la economía real. A partir de entonces, podemos
decir que la banca privada de hecho gobierna en el mundo.
Entre 1970 y 1990, el volumen de las deudas de la banca privada
internacional se multiplicó por doce y el de los créditos bancarios
transnacionales a destinatarios no bancarios por 32. Las reservas
internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada
por el dinero privado. Las autoridades monetarias de los países ya no
tienen ningún poder para defender su tasa de cambio frente al libre
juego del mercado y la especulación. El sistema monetario internacional
se ha tornado privado, especulativo e inestable. En este sistema
monetario privado domina el imperio del dólar ya que la especulación se
efectúa en dólares.

*El Imperio Norteamericano y la Triada*
En la disputa por el mercado mundial las IDE originan tejidos de
propiedad más allá de las fronteras. A partir de ello se reestructura la
producción y distribución de bienes y servicios cada vez menos entre
naciones y cada vez más entre Consorcios Privados o Multinacionales. Del
flujo de las IDE que tuvo lugar hasta 1990, el 75% tuvo lugar en el
triángulo EEUU, UE y Japón y solo 20% afluyó hacia países periféricos.
En cada país el 1% de los consorcios de origen local detentaba el 50%
del stock de las IDE de ese país en el exterior que se dirigieron sobre
todo a fusiones y adquisiciones, o sea, hacia actividades improductivas
pero más rentables. A raíz de las fuertes inversiones directas
extranjeras (IDE) en los diferentes polos de la Triada se desarrolló
progresivamente un comercio intra-empresarial revelando cada vez más una
cadena de producción (cadenas de valor) con planificación a nivel
planetario. Los consorcios se transforman en grandes Multinacionales con
múltiples filiales por el mundo.
La disputa por la repartición del mercado mundial restante comenzó en
los años ochenta dentro de la Triada. Al término de la década Japón
emergió como la potencia victoriosa a costa de sobre todo EEUU, hecho
que generó fricciones entre ambas naciones no solo a nivel de comercio
sino también para la inversión extranjera. En la primera mitad de los
años noventa se constituyen bloques económicos (la Unión Europea y el
NAFTA) que frenan a la vez la expansión de IDE entre los bloques de la
Triada. Es el momento que se da la expansión de IDE hacia la periferia
en cuyo proceso EEUU toma el liderazgo. A partir de ahí se observa un
neoproteccionismo en el Norte y la apertura simultánea y obligada del
Sur. El hecho que la Unión Soviética se desintegró permitió, sin mayores
reparos políticos, llegar a la repartición del mundo entre las
Transnacionales de los Bloques Económicos.

*La transición a la globalización *

El traslado deliberado de capacidades productivas hacia China se inició
en la década de los ochenta del siglo XX, cuando Japón realizó un firme
proceso de reconversión industrial en medio de una política sectorial
asistida por el gobierno. Esta iniciativa comenzó con la subcontratación
en países de bajos salarios, básicamente en el Este de Asia, de
actividades manufactureras intensivas en fuerza de trabajo y
tecnológicamente estandarizadas. De forma tal que Japón creó un sistema
transfronterizo de sub-contratación, incorporando una gran masa de
fuerza de trabajo barata y trabajadora capaz de detonar el desarrollo
del archipiélago del Este asiático. El primer grupo de países que se
benefició de este proyecto fueron las nuevas economías industrializadas
del Este de Asia (NEIS): Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwán; después,
Indonesia, Filipinas, Tailandia y Malasia; y más recientemente, China y
Vietnam.
La causa de la ´sorpresiva´ crisis especulativa en el sudeste asiático
de 1997 no reside en Asia ni en algunos especuladores sin escrúpulos,
sino en la guerra económica mundial que estalló entre las grandes
multinacionales. La crisis monetaria comenzó algo antes de Hong Kong con
un ataque aparentemente aislado contra la moneda tailandesa. Los
especuladores desestabilizaron sus monedas y la misma situación se dio
en Malasia y la podemos observar obviamente también en América Latina.
La explicación es que a EEUU convenía la crisis en ésta región asiática
para subordinarla al Fondo Monetario Internacional y así poder penetrar
las transnacionales norteamericanas sus mercados a costa de las
japonesas sobre todo. Es el final del milagro económico japonés. En ese
momento entró en escena un capital global que está haciendo- al parecer,
de todos los países ´neo-colonias emergentes´.

Finalizada la Guerra Fría, era de suponer que la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) perdiera su función y que
desapareciera. Sucedió todo lo contrario. En 1999 la OTAN inició una
intervención militar contra la ex república de Yugoslavia, sin consulta
previa del Consejo de Seguridad de la ONU. Este hecho inauguró una nueva
etapa en la historia de las relaciones internacionales y fue el
principio de un nuevo orden internacional. La OTAN acompaña el proceso
de globalización que constituye desde los años noventa la dinámica
dominante durante las primeras dos décadas del siglo XXI ya que requería
ser completada con un proyecto estratégico global en materia geopolítica
para limitar la soberanía nacional y la guerra de Kososvo brindó la
oportunidad para ello.
En la primera mitad de los noventa, se observa un creciente flujo de las
IDE hacia la periferia a la par de un frenado flujo Norte-Norte. Las IDE
en Asia se concentran, aunque no exclusivamente, en la industria
orientada a la exportación y constituye en este aspecto un complemento
de la inversión a partir del ahorro interno en el sector industrial y
especialmente en China. Ambas inversiones juntas permitieron crecer al
sector entre 10% (Corea del Sur) y un 20% (China) al año. Esta tasa de
crecimiento sin igual revela que el ascenso de la economía china no
dependía en alto grado de las Inversiones Directas Extranjeras, como a
menudo se interpreta en Occidente, sino tenía un fuerte desarrollo
previo desde los setentas, como ya hemos señalado antes (Dierckxsens y
Piqueras, 2008). Con este estímulo externo al sector productivo, la tasa
de crecimiento en el Pacifico Asiático alcanzó niveles históricos. Este
empuje revela que la inversión estaba orientada de manera productiva en
la economía real. Se desarrolló una nueva locomotora de la economía
mundial que acrecentó de manera excepcional sus exportaciones baratas
entre 1979 y 1992 y luego se tornan cada vez más tecnológicamente
avanzadas especialmente hacia EEUU.

*Avance globalistas a costo de los continentalistas*
Al final del siglo XX se manifiesta una nueva forma de capital
financiero global. El capital financiero globalizado opera por encima de
las naciones centrales e incluso por encima de EEUU y desde los centros
financieros de Wall Street y la City de Londres, más una red de cities
financieras por el mundo con su centro en los bancos centrales de cada
país. Al manejar esa escala global transnacional, una fracción del gran
capital financiero disputa su propio espacio a costa del capital
financiero multinacional. La proyección defensiva de la gran banca
multinacional se da desde EEUU como país central proyectándose con la
creación de la NAFTA fines de 1992, delimitando Estados Continentes. La
creación de la Unión Europea fines de 1993 es otro caso.
Cuando se deroga la Ley Glass Steagel en 1998, el continentalismo deja
tener su momento más elevado. La Ley, introducida durante la crisis en
1933, estableció una separación entre la banca comercial y la banca de
inversión. La derogación dio lugar a un período de mega-fusiones. Los
nuevos seis bancos de mayor importancia aumentaron sus activos del 20%
del PIB en 1997, a más del 60% del PIB en 2008. A partir de ello la gran
banca global y transnacional abre el enfrentamiento desigual con la gran
banca multinacional de EEUU como país central.

La banca global transnacional (Citygroup, HSBS, Barclays, Lloyd´s, ING
Bahrings, Santander, etc.) proyecta instaurar poder global desde la red
de cities financieras transnacionales como forma dominante y a costa de
los megabancos multinacionales (JPMorgan-Chase, Bank of America, Goldman
Sachs, etc.) con sus corporaciones multinacionales relacionadas sobre
todo con el gran complejo industria y militar y el Pentágono. En 2001,
esta fracción responde a la defensiva con la ´caída´ de las Torres
Gemelas, en tanto asiento del World Trade Center (centro del comercio
financiero global). La confrontación es seguida en 2008 por otra
´caida´, la de Lehman Brothers banco de inversiones que era controlado
por Citygroup globalista. A pesar de ello el globalismo avanzaba y el
continentalismo seguía a la defensiva.
Los globalistas frente a una Nueva formación social multipolar
En el nuevo milenio, se observa el ascenso constante de la participación
de EEUU y también la Unión Europea en la inversión directa extranjera
(IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón. Microsoft entró en
el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes,
particularmente aunque no exclusivamente, las corporaciones de
información y comunicación como Amazon, Apple, Google, Facebook, Intel,
Oracle, Netflix, IBM, Cualcomm, Alphabet, PayPal, Cisco, entre otros.
Entre 1990 y 2017 las corporaciones estadounidenses invirtieron más que
250 mil millones de dólares en China y sobre todo en información y
comunicación.
A la par de las transnacionales se desarrollan los gigantes chinos. Hace
años que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con
el país norteamericano. A principios de este milenio Estados Unidos
exportaba tres veces más que China en productos tecnológicos a los
mercados mundiales. Con el tiempo, Estados Unidos se convirtió en un
importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que antes
producía en tierra propia, generando una balanza comercial cada vez más
negativa. En la actual década, los estadounidenses solo mantienen un
amplio liderazgo, en los sectores compuestos por la industria automotriz
y la aeronáutica. Desde 2010, China asumió el liderazgo de las
exportaciones, superando a transnacionales ´norteamericanos´ en
renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba de igualar
las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar las
ventas de plantas de generación de energía. Hoy China es uno de los
fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como
robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes
estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia de los
gigantes chinos.

Durante la última década, la IDE de Occidente muestra una tendencia al
estancamiento en el ámbito productivo y retrocedió a niveles alcanzados
inmediatamente posteriores a la crisis de 2007/08. Este estancamiento se
atribuye a la baja de las tasas de ganancia de la IDE en la economía
real. Las IDE se hacen cada vez más especulativas en activos como la
recompra de acciones propias. En una lista confeccionada por la UNCTAD
de las 100 principales empresas multinacionales en 2018, se aprecia un
descenso de las industriales, algunas de las cuales incluso han salido
de dicha lista.

Gráfico:
Entradas de inversión extranjera directa y tendencia subyacente, 1990-2018
(Índice 2010 = 100)

Fuente: UNCTAD, Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2019.

Después de la crisis de 2007-08, hay una aceleración de los volúmenes de
la IDE de China hacia el exterior que revela la importancia de la
internacionalización de empresas chinas y el aumento de la inversión
china en la economía de otros países. Lo anterior mucho tiene que ver
con el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda. Esta iniciativa (BRI)
está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en
el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y
proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con
Europa, Asia y África y hasta América latina, principalmente de
transporte comercial. La BRI incluye acuerdos con organizaciones ya
establecidos entre China y otros países hacia un mundo multipolar. El
proyecto involucra a más de 60 países con enormes recursos de inversión,
así como acuerdos bilaterales y multilaterales de inversión y
cooperación. En primer lugar estaría el impulso a la mayor
internacionalización del yuan como moneda para transacciones de capital.

China. Inversión extranjera directa (miles de millones de dólares)

*La geopolítica actual: hacia una Perestroika en EEUU*
En el cuadro geopolítico de hoy tenemos que las fuerzas del capital
financiero globalizado procuran imponer un Estado global con su propia
moneda global y concretamente una cripto-moneda (Libra). Este proyecto
significará el desplazamiento del dólar y consecuentemente fin del
imperio norteamericano. El Estado global estaría por encima de las
naciones e incluso por encima de EEUU, con una fuerza militar basada en
la OTAN. Sin embargo, para lograrlo tendrían que supeditar a China y
Rusia a su esquema, hecho que no sería posible sin un conflicto militar.
Ya estuvimos muy cerca de una conflagración mundial a finales de 2016 y
el mundo se puso a salvo, al menos para un tiempo, de ese escenario al
ganar Trump las elecciones presidenciales a costa de Clinton.
No solo los globalistas quieren otro sistema monetario internacional,
también lo quiere China. China es el principal acreedor de EEUU debido a
su enorme déficit en la balanza comercial. Desde 2013 China ha parado de
acumular más bonos del Tesoro y disminuido su tenencia incluso. El país
ha tratado de deshacerse de estos bonos mediante la compra de empresas y
bienes y raíces en EEUU que muy pronto paró el gobierno de ese país.
También la Unión Europea se ha puesto difícil para que China compre
empresas u otras riquezas tangibles. Para asegurarse mejor contra un
bajón en el precio de los bonos del Tesoro, China desde hace años está
comprando oro al igual que Rusia y la India. Es más China y Rusia con
otros países de la Nueva Ruta de la Seda apuestan por un nuevo sistema
monetario internacional multipolar con naciones soberanas donde opere el
dólar en igualdad al Yuan, con soberanía es decir sin subordinación a la
economía globalizada con su sistema monetario manejado directamente por
los grandes consorcios y su criptomoneda.

Cuanto más tiempo Trump quede en la presidencia, más opciones tiene
China para avanzar con su proyecto multipolar. Con la administración
Trump observamos que su contradicción principal es con las fuerzas
globalistas y solo secundariamente con las fuerzas conservadoras
continentalistas que luchan por ´Otro Siglo Americano´. La última no es
una opción viable ya que no cuenta con el apoyo de las fuerzas
globalistas ni con las de China y Rusia que luchan por un mundo
multipolar. Con lo anterior queda claro que a pesar de las apariencias
de la guerra comercial con China, el mejor socio de EEUU de Trump son
Rusia y China, o sea, el proyecto de un mundo multipolar.
El proyecto de ´Otro Siglo Americano’ no tiene opción ya los globalistas
no quieren sostener sistema monetario internacional basado en el dólar
ni tampoco lo quieren sostener China y Rusia. China, Rusia y los países
de la Nueva Ruta de Seda se están des-dolarizando y paulatinamente
optando por el Yuan como moneda de intercambio cada vez más
internacional. China y Japón intercambian sus productos y servicios en
Yanes o Yenes o sea, por fuera del dólar. Como moneda de intercambio
internacional ya ha cedido mucho espacio. No solo los países vinculados
con la Nueva Ruta de la Seda han comprado grandes cantidades de oro, en
los últimos años muchos bancos centrales en Occidente también están
comprando oro ante la inseguridad del dólar como moneda internacional de
reserva.

La fracción conservadora de los Republicanos se aferra al dólar como
moneda internacional de cambio y de reserva y para ello recurren a la
fuerza bruta. Halcones como Tillerson y Bolton ya han tenido que dejar
el gobierno de Trump por optar por la fuerza bruta. Actualmente están
asfixiando a grandes productores de petróleo como Venezuela e Irán
mediante el bloqueo de transferencias interbancarias internacionales vía
el sistema SWIFT y lo hacen para mantener la oferta de petróleo por
debajo de la demanda a fin de mantener el precio artificialmente alto y
sostener así la demanda petrodólares. Fueron también estos dos países
que más claramente se alinearon con Rusia y China a favor de la
desdolarización del pago de petróleo y con ello están también más
comprometidos con la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda.

ente sí apuesta al paulatino desmantelamiento de las 800 bases militares
en 40 países, un gasto insostenible ya que al perder espacio el
petrodólar y al sustituirse el dólar por el oro como ´moneda´ de reserva
internacional se pierde también el financiamiento de dicho complejo
industrial y militar. A Trump no le quedará de otra que hacerse socio de
Rusia y China para sobrevivir como nación que cuente en el mundo
próximo. No lo manifiesta abiertamente, más bien las apariencias nos
muestran que su conflicto principal es con China por la guerra
comercial. Quiere que las empresas transnacionales que se fueron para
China regresen al país. Para lograrlo, Trump ha bajado los impuestos
para las empresas (transnacionales). Si bien ha entrado mucha inversión
directa extranjera a EEUU en los últimos años, ha sido sobre todo el
´capital golondrina’ que apuesta ganancias especulativas a corto plazo y
que en cualquier momento que estalle la crisis se de a la fuga.

Trump apuesta a otro período más y de lograrlo podrá parar en definitiva
a las fuerzas globalistas y el mundo estaría a salvo de un conflagración
mundial. La lucha de los demócratas por la destitución (impeachment) del
presidente es reflejo de su desesperación. No han podido manipular a la
reserva federal de provocarla mediante la alza de las tasas de interés.
De haberlo logrado la crisis económica estallaría en plena campaña
presidencial y sin duda responsabilizarían al presidente Trump. Están
tan desesperados los demócratas que montan ante sus canales de
televisión una ´telenovela´ de un ´juicio´ con mentiras descaradas de
llamados testigos de la CIA en las comisiones del Congreso. Es una
campaña que busca desprestigiar mínimamente lo suficiente al presidente
para que entre en campaña la Sra. Clinton con posibilidades de ganar. El
teatro montado parece resultar en su contrario. Hay dos movidas que le
quedan al presidente para ganar el público. Primero que llegue en 2020
todavía plena campaña a un acuerdo, aunque sea parcial, con China lo que
dispararía Wall Street de nuevo para arriba y daría la imagen de una
economía sana. Segundo y más político aún que en el mismo año Trump
lleve a cabo una rebaja en los impuestos de la población civil,
posibilidad que ya ha planteado.

En síntesis la crisis interna de EEUU está llegando a su clímax, con
mucha corrupción y ninguna transparencia. El año 2020 podría terminar
hasta en una guerra civil más que una campaña electoral. De ganar Trump
o no ganar Trump el panorama de 2020 es de una gran crisis económica del
país y a nivel mundial. Quedará clara la necesidad de otro sistema
monetario internacional donde EEUU como nación ya deja de ser el centro.
Al ganar los globalistas lo más seguro es un fraccionamiento del mundo
en dos sistemas monetarios internacionales en pugna y muy probablemente
el fraccionamiento de EEUU en diferentes economías más locales. Si Trump
logre un segundo período lo más probables es una tanto la derrota de los
globalistas así como los continentalistas y la posibilidad real de la
construcción de un mundo multipolar sin nuevo imperio. Ambas
alternativas tienen en común una Perestroika para EEUU.

In
LA PÁGNA DE WIM DIERCKXSENS
http://mariwim.info/?p=110
Oct 2019

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