sábado, 17 de maio de 2014

Pan del Borda: una organización que construye



Manuela Cucchetti (RED ECO)

A un año de la represión en el Hospital José Tiburcio Borda hablamos con Pan del
Borda, una organización que lucha por la salud mental pública, por los derechos
de los pacientes, intentando superar las trabas que la dirección del hospital
les pone junto a las políticas gubernamentales que no hacen más que complicar la
situación hospitalaria.



El Pan del Borda comienza a funcionar en 2002 por iniciativa de un grupo de
vecinos que, en medio de un proceso de reclamos al Estado por mejoras en la
salud pública, encuentran un espacio abandonado dentro del hospital José
Tiburcio Borda y lo recuperan con el fin de hacer ahí una panadería que trabaje
como cooperativa. Con el tiempo, los vecinos se fueron dispersando y varias
organizaciones, como El Brote y Camino de los Libres, junto con estudiantes y
profesionales se hicieron cargo de él, llevándolo adelante hasta hoy. Más allá
de que el espacio colabora con la recuperación de los internos y les enseña un
oficio que los pueda ayudar en una futura externación, no cuentan con un
reconocimiento de la cúpula del hospital, con Ricardo Picasso a cargo de la
dirección. Sin embargo, tanto trabajadores como pacientes le han concedido
legitimidad a Pan del Borda gracias al gran trabajo diario de los voluntarios.

“El Pan del Borda es un espacio de rehabilitación dentro del Hospital Borda,
donde trabajan pacientes que están internados y externados, también junto a
coordinadores que son estudiantes (psicología, medicina, comunicación, etc.) y
profesionales, con interés en la salud mental, que ven en este espacio un lugar
para intervenir, organizarse y llevar adelante una transformación en el
hospital. Es un espacio de rehabilitación porque es fundamental el proceso de
desinstitucionalización de los internos. Hay pacientes con 20 años adentro del
hospital, una tarea imprescindible para rehabilitarlos es darles las
herramientas para que se puedan volver a insertar a la sociedad. Cuando uno
ingresa al hospital, la vida social se desgarra. Entran en un estado manicomial
donde pasan días enteros sin hacer nada, paseando por los pasillos del hospital
y sin una propuesta de trabajo para ellos. Encerrados, la enfermedad se hace
crónica y la patología se vuelve identidad. Históricamente los manicomios fueron
creados como espacios de aislamiento, para alejarlos de la sociedad. Todo este
conjunto de cosas hace que el trabajo de rehabilitación sea necesario a la hora
de pensar en la salud de los internos, no es solo el trabajo individual sobre
las particularidades de cada paciente, su historia personal y los orígenes de
sus padecimientos, sino que se necesita volver a tejer lazos sociales con las
personas, volver a tener un oficio, una actividad cotidiana, una rutina. Este
espacio de la panadería y otros espacios independientes que funcionan dentro del
hospital tienen este planteo, que la salud de las personas tiene que ver con
volver a socializarse”, cuenta María José, coordinadora del grupo.

La panadería es un espacio de trabajo que funciona de lunes a viernes por la
mañana, donde los pacientes tienen a cargo la producción de distinto tipos de
alimentos y también su venta, de la que obtienen un porcentaje semanal en
condición de sueldo. La concurrencia es libre.

Los cambios están a la vista, dice María José: “hay pacientes que llegan con
imposibilidad o poca capacidad de habla, rigidez corporal muchas veces debido a
la misma medicación, y el trabajo en la panadería les demanda un esfuerzo para
comunicarse con otras personas ejercitando tanto el cuerpo como la mente. La
falta de estímulos y el encierro empeoran su situación, agravan la enfermedad.
Entonces en este espacio donde comparten el lugar con otros compañeros, deben
cumplir una tarea en común y tienen que dialogar e interactuar si o si”.
Aprendizaje de un oficio y estimulación, la terapia es efectiva y positiva pero
la dirección del hospital se niega en reconocer el trabajo hecho por los
voluntarios poniéndoles obstáculos en el desarrollo de sus actividades o
simplemente haciendo oídos sordos a los reclamos.

Si bien no es un espacio institucional formal reconocido por las autoridades,
los coordinadores del Pan llevan registro de los pacientes que concurren a la
panadería, dialogando con los distintos médicos y especialistas, elevando
informes si es necesario y consultando al personal médico en cualquier cuestión.
“Nosotros no hacemos caridad, es un trabajo de acompañamiento constante donde se
intenta encausar todo eso para que la transformación sea de fondo”, explica
María José. Todos son coordinadores, si bien hay grupos más operativos respecto
a algunas tareas, no hay un orden jerárquico. El espacio es abierto y puede
participar quien quiera.



El hospital

¿Cuántos internados hay? Más de 300 personas, sin contar la movilidad de algunos
que van y vienen. Alrededor de 80 médicos trabajan en este hospital. La carencia
de personal sobre todo en la parte de enfermería es la más notoria: “Los
enfermeros son quienes están constantemente con ellos, hacen turnos de 24 hs,
muchas veces un enfermero se encarga de 25 pacientes. No hay forma de que la
atención sea la correspondiente, las manos no alcanzan, entonces los métodos
muchas veces utilizados por el personal del hospital resultan contradictorios
con las prácticas necesarias para rehabilitar a una persona. El trato es
esencial, hay pacientes postrados, cronificados, que necesitan un cuidado más
personalizado. Este es uno de los déficits más grandes en la salud mental, no se
puede así pensar un sistema de salud más inclusivo, más humano”, afirmó al
respecto María José.

A esto se le suma el abandono de las condiciones edilicias, hay pisos
deshabitados, destruidos. Áreas enteras totalmente cerradas, como la morgue.



¿Cómo empezó esto?

El proceso de desmantelamiento en el sistema de salud mental comenzó hace tiempo
y tuvo varios episodios.

En las Pascuas de 2011 se produjo el primer corte de gas, debido a una rotura de
un caño maestro. Esto dejó a todo el hospital sin gas. Ya desde ese momento
circulaba la hipótesis de que era una operación para cerrar el nosocomio. Al
hospital le costó recuperarse, ya que se cerraron muchos servicios a raíz de
eso. Se reubicaron a los profesionales y a los pacientes. Todo esto significó
una reducción del lugar. El servicio 1422 que se ocupaba de problemáticas como
adicciones y HIV cerró sin que se ponga un área sustituta.

En el verano de 2012 se demolió la panadería originaria ubicada en el subsuelo.
Con los pacientes dentro trabajando, se cortó la luz y se comenzó con la
demolición. La noticia sobre la construcción del centro cívico de la Ciudad de
Buenos Aires en este predio ya se venía escuchando desde 2011, pero a partir de
la demolición de la panadería se hizo una asamblea y se dio inicio a un proceso
de organización muy fuerte. Sin un lugar estable, estuvieron medio año
funcionando en el hall del hospital como forma de manifestación.

El 26 de abril de 2012, una multitudinaria asamblea de trabajadores de la
institución rechazó la propuesta del gobierno porteño: la construcción del
Centro Cívico a cambio de obras en el hospital. Desconociendo el mandato de la
asamblea, las cúpulas sindicales de Médicos Municipales, SUTECBA y UPCN
aceptaron y firmaron el acuerdo. Las peleas y desacuerdos sindicales que existen
dentro de la institución hacen que no puedan concordar para llevar adelante el
mejoramiento y la defensa del hospital, olvidándose de lo que verdaderamente
importa y priorizando intereses particulares.

En la madrugada del 8 de agosto de 2012, un grupo empresario con trabajadores,
encabezados por la Policía Metropolitana, entró al Borda por el portón de la
calle Perdriel. Rompieron el candado y se instalaron, sin ningún tipo de
autorización y violando la legalidad, en un operativo nocturno. La finalidad era
empezar con las obras.

El 1ero de noviembre 2012 la Legislatura votó de forma express -y a espaldas de
la sociedad- un paquete de leyes que habilitaba el traspaso del manejo de las
tierras del Borda del Ministerio de Salud al Ministerio de Desarrollo Urbano.
Ese paquete incluía varios espacios públicos más. Este es uno de los pactos
PRO-K.

El 26 de abril de 2013 estaba planeado un festejo por el año de la asamblea
histórica donde se dijo NO AL CENTRO CIVICO por votación masiva, cuando el
amanecer los sorprendió con casi 400 efectivos de la Policía Metropolitana y el
equipo de demolición. A las 9 de la mañana el taller protegido número 19 ya no
estaba, había sido demolido. En este taller se hacía herrería y carpintería. El
centro cívico se iba a empezar a construir en ese mismo lugar. Lo que sobrevino
fue la resistencia de los trabajadores e internos, la represión, un saldo de 50
heridos, 8 detenidos, un festibalazo por el Borda, una jornada cultural y ese
lunes una movilización a la legislatura porteña en contra de la represión.



Ese día…

“A las 9, el taller ya estaba demolido, era un caos, nadie entendía lo que
estaba pasando, había médicos, enfermeros, pacientes, vecinos, militantes,
delegados, funcionarios, periodistas, medios, estudiantes y voluntarios. Era una
situación confusa, el taller ya estaba demolido, lo principal era que la policía
se fuera. Sucedían tiros constantemente, fue todo muy caótico, personas
corriendo, organizarse era imposible, fue complejo, la represión duro hasta las
12. El director no apareció, no se hizo presente ninguna autoridad de ningún
tipo, ni desde los gobiernos ni desde el hospital. Hasta que en un momento
decidimos irnos porque se habían llevado compañeros detenidos y era más
importante ir a reclamar para que los suelten”, recordó María José.

Red Eco: ¿Y la represión en los pacientes?

María José: Fue mucho trabajo poner en palabras todo lo que había pasado porque
repercutió de distintas maneras en cada uno de ellos, muchos se encerraron y lo
vieron desde adentro por televisión, hoy en día hay algunos que ni se acuerdan,
otros que piensan en la policía y se ponen mal, los menos afortunados llevan los
tiros en el cuerpo, hubo un interno que recibió cerca de 30 disparos. Fue un
momento muy traumático, hay personas que están viviendo ahí desde hace
muchísimos años, el Borda es su casa.
Después de la represión, empezaron a modernizar áreas, el pabellón central fue
remodelado, pusieron luces, re-pavimentaron las calles, aunque estructuralmente
no se está haciendo nada para cambiar las condiciones del hospital. Es solo un
lavado de imagen. Un par de alas se mejoraron, pero no es donde más pacientes
hay. Hacen falta servicios, la panadería no tiene gas, hay faltantes de
personal. Los carteles amarillos del macrismo están por todos lados, sin embargo
no hay grandes cambios.

Ellos no bajan los brazos y siguen luchando por los derechos de los más
vulnerados. Junto con el Frente de Artistas del Borda, Cooperanza, Radio
Colifata elaboraron un proyecto de ley que se llama “Ley Borda”, donde se
asienta la voluntad de que se preserven esos predios correspondientes al
nosocomio para el uso relacionado a las necesidades del sistema de salud
pública, pasando a ser intransferibles. Este proyecto fue presentado en la
Legislatura y muchos diputados porteños lo firmaron. Pero después lo cajonearon.

Entre olvidos y descuidos, este 26 de abril, se cumplió un año de la represión
en el Borda. Para conmemorarlo hubo dos actividades, una en la puerta principal
a cargo de ATE, con la presencia de uno de sus referentes, Marcelo “Nono”
Frondizi, con Unidos y Organizados, donde tocaron bandas.

Por su parte, los espacios alternativos que funcionan en el lugar,
autoconvocados, la 26 de Abril y laburantes del taller protegido realizaron una
actividad en el mismo espacio donde se encontraba el taller protegido Nº 19 y
ahora puro escombros. “Nuestras consignas diferían de lo que planteaba el otro
acto y nuestras ideologías no nos dejaban unificar. Nuestro panorama es más
amplio, no es solo NO a la represión. Es un ataque sistemático al sistema de
salud mental, el pacto PRO-K y todos los conflictos recientes en el sistema de
salud pública” explicó María José.

Cerca del mediodía hubo teatro con el Taller de Teatro Participativo del Frente
de Artistas del Borda, en el hall de la estación de Constitución. Más tarde
marcharon con Tambores No Callan hasta el hospital. Y desde las 15, se hizo
radio abierta, donde estuvieron de invitados cuatro de los seis procesados por
la represión, que se refirieron a la situación actual de la causa. Para
finalizar hubo música, bandas, una quermese para los pacientes y proyecciones.



La actualidad del proceso

El 24 de abril la Sala IV de la Cámara del Crimen revocó el sobreseimiento del
jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, de la vicejefa, María Eugenia Vidal;
junto con el titular del Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y de los ministros
de Seguridad, Guillermo Montenegro; y de Salud, Graciela Reybaud. En ese mismo
momento, la Cámara confirmó el procesamiento de los seis trabajadores detenidos
en la represión, que irán a juicio oral. La Cámara ordenó además al juez de la
causa, Jorge Adolfo López, que continúe con las investigaciones para determinar
las responsabilidades que tuvieron en el hecho. Además, consideró que era
"prematuro" el fallo que había firmado en diciembre pasado el juez López.

“El gran problema de estos hospitales es que si bien hay que cerrarlos, no hay
otra alternativa. Se necesitan transformaciones de fondo. La
desmanicomialización es fantástica en lo teórico pero en lo práctico se
necesitan estructuras y herramientas para sostenerla. La realidad es que no
están dadas las condiciones, sobre todo cuando tenemos un Gobierno de la Ciudad
que especula con las tierras públicas según sus intereses inmobiliarios y
corporativos. Es necesario un trabajo social muy de fondo, crear una conciencia
social que sostenga el cambio”, reflexionó.

La ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 y la Ley 448 de Salud Mental de la
ciudad autónoma de Buenos Aires no se cumplen, los gobernadores especulan y
negocian con la salud pública, la justicia lo avala, las autoridades del
hospital miran para otro lado, los sindicatos se pelean entre ellos, los medios
manipulan la información, quienes luchan son ignorados y en el medio los
pacientes cada vez mas vulnerados, ¿no habrá derechos humanos para ellos
también?

Argenpress
http://www.argenpress.info/2014/05/pan-del-borda-una-organizacion-que.html
13/5/2014

Nenhum comentário:

Postar um comentário