sábado, 4 de outubro de 2014

“Era necesario visibilizar el enorme trabajo de solidaridad y de economía social”



Entrevista a Antonio Cuesta, autor de “Solidaridad y autogestión en Grecia” (I)



Salvador López Arnal
Rebelión




Entre muchas más cosas, Antonio Cuesta es periodista, corresponsal en Grecia de
la agencia Prensa Latina, colaborador del periódico Rebelion.org y coordinador
de la editorial Dyskolo (www.dyskolo.cc), un proyecto sin ánimo de lucro por la
cultura libre.
***
Felicidades por tu último libro: Solidaridad y autogestión en Grecia. ¿Por qué,
de dónde tu interés por Grecia?
Bueno, Grecia es -y aún será por unos años- el lugar de acogida donde por
razones profesionales resido. Mi trabajo como corresponsal comenzó en 2011, en
plena efervescencia del movimiento popular y obrero contra las primeras medidas
de austeridad. En tales circunstancias era inevitable que acabara empatizando
con un pueblo que se organizaba para resistir contra unas políticas bárbaras e
inhumanas.
Hablas en el título de “autogestión”. ¿Cómo la definirías?
La autogestión es un concepto que tiene que ver con la democracia, la
participación y la responsabilidad. Tanto a nivel económico como a nivel social.
La autogestión significa que tanto en empresas cooperativas, con una dirección
asamblearia, como en organizaciones populares, sus miembros deciden en pie de
igualdad y de manera colectiva los objetivos que pretenden y de qué forma se va
a trabajar para conseguirlos, así como su relación con el resto del sistema
económico y social, mediante procesos democráticos en los que todos aportan sus
capacidades y, a la vez, son responsables de los resultados. La autogestión
también es, como dice Iñaki Gil de San Vicente, “el proceso por el que
construimos nuestro futuro desde nuestro presente”.
El libro lo has editado en castellano y en euskera. ¿Por qué?
Verás, aunque yo llevaba meses recavando datos, informaciones y entrevistas
sobre distintas iniciativas sociales que se estaban llevando a cabo en Grecia,
no había encontrado una forma adecuada para dar a conocer una buena parte de ese
material. La oportunidad me la dio la fundación Manu Robles-Arangiz Institutua,
un centro de investigaciones laborales, vinculado al sindicato vasco ELA, que me
propuso la edición de un libro cuyo contenido se ajustaba, más o menos, a la
idea que ya tenía y al trabajo iniciado. Ellos publican todos sus trabajos en
edición bilingüe.
Con posterioridad también la editorial Dyskolo lo ha publicado en formato
digital [.pdf .epub .mobi], y además acaba de salir otra edición en papel en
Argentina.
¿Editorial Dyskolo? Perdona mi desconocimiento. ¿Nos das cuenta de esa
editorial?
Dyskolo es un proyecto editorial sin ánimo de lucro, concebido contra quienes
pretenden convertir los libros en mercancía y buscando establecer una nueva
relación entre quienes escriben y cuantas personas disfrutan de la lectura. Los
libros de Dyskolo (solo en formato digital) no tienen un precio marcado, ni
copyright, ni DRM. Pero en contrapartida contribuyen a difundir la cultura y
generan un beneficio social.
La parte I del libro lleva por título: “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”. Me
centro en este primer capítulo.
En este momento, escribes, en 2007, “pocos imaginaban la magnitud de una
catástrofe que iba a empequeñecer las dimensiones del famoso crac del 29”. ¿Por
qué tan pocos? ¿No estaba ante los ojos las dimensiones de aquella estafa
financiera inconmensurable?
Para muchos economistas críticos y de referencia sí que parecía claro el punto
hacia el que se encaminaba la economía mundial. Pero para los grandes medios de
prensa -que son los que conforman en gran medida la corriente mayoritaria de
opinión- ese era un tema que no se debía abordar, hasta que ya fue inevitable
hacerlo. Desde luego en Grecia la cuestión estaba fuera de la agenda, salvo para
una minoría muy concienciada y que tenía claro cuál era el futuro inmediato.
Grecia, afirmas también, despertó de la resaca de las Olimpiadas y del sueño
europeo el 6 de diciembre de 2008. ¿Qué pasó ese día?
Ese día la policía asesinó a sangre fría a Andreas Grigorópulos, un joven de 15
años, tras una protesta estudiantil. Su muerte desencadenó por todo el país los
disturbios más graves de los últimos 25 años. Las fuerzas de izquierda
convocaron una jornada de huelga general y el país despertó de un letargo para
darse cuenta de que el país estaba atravesado por la corrupción de la clase
política y que la crisis había llegado para quedarse.
¿Qué pasó con Siemens en las concesiones multimillonarias que se hicieron
durante el gran negocio que fueron los JJOO?
Los JJOO de 2004 fueron sin duda una de las mayores estafas cometida contra los
ciudadanos de cualquier nación en la historia moderna. Un país como Grecia no
puede asumir la factura de lo que significa un evento de estas características
en la que los intereses empresariales están por encima de cualquier
consideración social, económica e incluso deportiva. El presupuesto inicial se
cuadriplicó oficialmente llegando a los 9.000 millones de euros. Pero a día de
hoy aún se desconoce el importe exacto desembolsado, que muchos sitúan en torno
a los 28.000 millones. De hecho, la deuda externa de Grecia aumentó durante los
años en que se llevaron a cabo las obras -entre 2001 y 2004- en 30.000 millones
de euros, sin que nadie sepa a ciencia cierta dónde fueron a parar el dinero.
Las comisiones y los sobornos pagados por las grandes corporaciones para hacerse
con su parte del pastel debieron de ser astronómicas. Empresas como la alemana
Siemens, que ya había sobornado a varios ministros griegos en otras
licitaciones, lograron concesiones multimillonarias en el gran negocio que
fueron lo JJOO.
¿Cómo es que sólo Syriza fue capaz de oponerse a la celebración de los Juegos?
¿Y las otras fuerzas de izquierda?
La Olimpiadas también llegaron a Grecia merced a una campaña propagandística sin
precedentes mediante la cual se convenció a los ciudadanos de que era el momento
de mostrarse como un país moderno y de vanguardia. El ímpetu nacionalista fue
tan grande que la oposición de Syriza -entonces un minúsculo partido con poco
más del 3% de los votos-, por entender que Grecia no podría asumir ese coste, le
valió para recibir ataques muy duros y ser acusada de antipatriota. Y hay que
conocer lo que significa, y hasta qué extremos llega, el sentimiento nacional en
Grecia para hacerse una idea de lo que supusieron esos ataques.

Desde tu punto de vista: ¿qué significa política, económicamente, históricamente
incluso, el Tratado de Maastricht de 1992?
Hace años solo el preclaro Julio Anguita fue capaz de predecir sin error lo que
significaba Maastricht. Después de 2008 lo sorprendente es que aún haya quien
mantenga que la estructura de la Unión Europea diseñada entonces puede ser
reformada en beneficio de los ciudadanos. La arquitectura europea está al
servicio de las corporaciones alemanas y mientras los habitantes del sur hemos
podido consumir sus productos y endeudarnos a buen ritmo no ha habido mayor
problema. Pero una vez agotado el modelo que se nos había impuesto, la opción
más sensata sería abandonarlo antes de que una nueva crisis arrastre aún más a
los países deficitarios.
¿Cómo se consiguió el apoyo de los países de la periferia europea al euro?
Muchos economistas señalaron la inviabilidad de una más que diversa UE concebida
monetariamente de ese modo.
Digamos que los intereses de las grandes corporaciones no coinciden con las
aspiraciones de los ciudadanos, y por ello la amarga medicina debió de tomar la
apariencia de un dulce jarabe. A los trabajadores del sur se les prometió que la
moneda común evitaría la inflación y, por tanto, garantizaría de forma efectiva
sus aumentos salariales. La realidad fue un tanto distinta. Para mantener la
inflación por debajo del nivel del 3% los salarios fueron tendiendo a la
congelación, por lo que para paliar la pérdida de poder adquisitivo las
autoridades monetarias rebajaron los tipos de interés, aumentaron el crédito, y
así la clase trabajadora se vio forzada a aceptar salarios reales más bajos a
cambio de préstamos personales y tarjetas de crédito, endeudándose cada vez más.
¿Cuándo empezó a tomar Grecia políticas mal llamadas de austeridad? ¿Quiénes
apostaron a su favor?
Las prácticas corruptas y la frivolidad política (como subir las pensiones en
periodo electoral con cargo a un nuevo préstamo con la banca extranjera)
llevaron al país a la bancarrota. Aunque quien abrió la puerta a las crueles
políticas de austeridad fue la socialdemocracia (PASOK), con Yorgos Papandréu al
frente, los conservadores, como demostraron poco tiempo después, tampoco dudaron
en envolverse en la bandera de la salvación nacional para justificar el expolio
al que ha sido sometida la mayor parte de la población. Como no podía ser de
otra forma, la falta de legitimidad y el menguante apoyo popular ha hecho que
finalmente ambos partidos (los únicos que defienden las brutales políticas
neoliberales) hayan formado una coalición en la que no existe fisuras ni
diferencia de matices.
Citas a David Harvey y su concepto de destrucción creativa. ¿Y eso qué es?
No, ese concepto económico no es de Harvey, aunque se sirve de él para explicar
cómo se utilizan los programas neoliberales contra el cuerpo jurídico y social
del Estado. Originariamente la “destrucción creativa” fue un concepto ideado por
el sociólogo alemán Werner Sombart y popularizado por el economista austriaco
Joseph Schumpeter. Con él describía el proceso de innovación que tiene lugar en
una economía de mercado en el que los nuevos productos destruyen las viejas
empresas y los modelos de negocio antiguos. Para Schumpeter “es el hecho
esencial del capitalismo” y la fuerza que hay detrás de un crecimiento económico
sostenido a largo plazo.
Esa misma lógica ha sido aplicada contra los marcos normativos y las
instituciones existentes, como motor de los cambios neoliberales hacia el
progreso sin límites. Harvey alerta ante unos procesos que no solo se llevan por
delante las formas tradicionales de soberanía estatal, sino también todo lo que
tiene que ver con los derechos y la división del trabajo, con las relaciones
sociales, las áreas de protección social, las formas de vida y de pensamiento,
los vínculos con la tierra y, en general, todo lo que ha caracterizado al ser
humano en la historia como persona y como miembro de una sociedad.
¿Qué eso que señalas del abismo entre el sector productivo y el especulativo a
finales de 2013?
Es algo que cualquier persona medianamente sensata puede constatar en su vida
cotidiana. En Grecia el poder adquisitivo de las familias ha caído en los
últimos años cerca de un 40%. El desempleo pasó en cuatro años del 10 al 27%. En
los barrios y en el centro de las ciudades los locales comerciales son más
proclives al cierre que a la apertura con nuevos negocios. La producción
industrial ha descendido un tercio, la construcción un 75%, el volumen de
negocio de las pequeñas empresas (que suponen el 99,6 por ciento del total)
disminuyó igualmente en un 75%. Pero curiosamente, en 2013, las grandes
corporaciones aumentaron sus beneficios en un 26% (y un 44,3% en 2012), y la
Bolsa de Atenas creció un 50% durante el último cuatrimestre del año, mientras
que la producción industrial caía cerca de un 9%. Parece claro que en Grecia hay
dos realidades económicas y que las reformas aplicadas solo buscan dar un mayor
respaldo al capital financiero.
Citas a Friedman: conseguir que “lo políticamente imposible se convierta en
políticamente inevitable”. ¿Es eso lo que estamos viviendo? ¿Todo, menos la
resistencia popular, empuja hacia allí?
Bueno esa es al menos su jugada, la del 1% que gobierna el mundo. Esa elite que
se ha servido de la crisis financiera para dar una patada al tablero y llevar a
cabo unas políticas que, de no ser por los estragos económicos y sociales
vividos a partir de 2008, nunca hubiéramos imaginado posible su aplicación. Pero
en eso se basa la doctrina del shock, como explica Naomi Klein, en programar
decenas de cambios desde múltiples direcciones que impiden a las personas poder
desarrollar respuestas efectivas y acaban por agotarse, hundirse y abandonar.
La capacidad, apuntas al finalizar el capítulo, para “construir estructuras,
prácticas y relaciones diferentes a las hegemónicas actuales, dependerá que la
correlación de fuerzas durante los próximos años sea favorable a las clases
populares, o todo lo contrario” ¿Y cómo ves, en esos momentos, la correlación de
fuerzas en Grecia?
Aún débil para el campo popular. Es cierto que mi libro es un intento de
visibilizar el enorme y meritorio trabajo que se está realizando desde las
iniciativas de solidaridad y desde el terreno de la economía social. Con
importantísimos avances en lo que se refiere a la participación y cooperación,
la democracia directa y la autogestión. Pero a nivel político no existe aún una
conciencia clara de cómo plantear una alternativa desde la base, que gestione
desde las instituciones el discurso que tan claramente se escucha en los barrios
y desde los movimientos sociales.
Pasamos si te parece a la parte 2: “Buscando alternativas”.
Me parece. Cuando quieras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una
licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.

In
Rebelión
http://rebelion.org/noticia.php?id=190314
4/10/2014

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