segunda-feira, 15 de fevereiro de 2016

¿Podemos evitar la recesión mundial que se aproxima?***






Michael Roberts



Los economistas y los medios financieros cada vez hablan más de una nueva
recesión económica mundial. Hasta hace unas semanas, el punto focal de esta
nueva depresión se ha situado en China. Pero, como he sostenido en una nota
anterior, es poco probable que empiece por ahí. Mucho más importante para la
economía mundial es la economía más grande del mundo en términos de producción
nacional y poder de fuego financiero: los EE.UU..

En las últimas semanas, ha habido una serie continua de datos preocupantes en
relación con la economía de Estados Unidos: caída de la producción
manufacturera, débil optimismo empresarial, reducción de pedidos de bienes de
capital y caída de beneficios empresariales. Y en el mundo, las agencias
internacionales cada semana recortan sus pronósticos de crecimiento económica.

El último informe de estos organismos, después de los del FMI, el Banco Mundial
y la OCDE, es el de Naciones Unidas. En su informe sobre las perspectivas
económicas mundiales, concluye que "la economía mundial tropezó en 2015 y sólo
se prevé una modesta mejora para 2016/17 en la medida en que persisten una serie
de vientos cíclicos y estructurales tormentosos".

Los economistas de la ONU han rebajado su estimación final del crecimiento
mundial en 2015 de 2,8% a sólo el 2,4% - hay que recordar que la media para el
crecimiento global antes de la Gran Recesión fue de 4-5% anual. Naturalmente, al
igual que las otras agencias, espera una mejora este año y el siguiente: "Se
prevé que la economía mundial crezca un 2,9 por ciento en 2016 y un 3.2 por
ciento en 2017, gracias al apoyo general de políticas fiscales menos
restrictivas y de política monetarias más adecuadas a la situación en todo el
mundo”. Pero cada año estas previsiones más optimistas se ven truncadas y se
revisan a la baja.

La ONU también confirmó un indicador clave de la Larga Depresión, como llamo al
período transcurrido desde el final de la Gran Recesión de 2008-9. Como el
profesor Joseph Stiglitz ha escrito en un artículo reciente: "Por otra parte, el
informe de la ONU muestra claramente que, en todo el mundo desarrollado, la
inversión privada no creció como era de esperar, dada las bajísimas tasas de
interés. En 17 de las 20 mayores economías desarrolladas, el crecimiento de la
inversión se mantuvo más bajo durante el periodo post-2008 que en los años
anteriores a la crisis; cinco experimentaron una disminución de la inversión
durante 2010-2015”. En efecto, la tasa media de crecimiento de los países
desarrollados ha disminuido en más del 54% desde la crisis. Se estima que unos
44 millones de personas están desempleadas en los países desarrollados,
alrededor de 12 millones más que en 2007, mientras que la inflación ha alcanzado
su nivel más bajo desde la crisis.

Stiglitz se pregunta "¿Qué está frenando la economía mundial?". Señala lo que
algunos de nosotros hemos estado diciendo durante años: que la flexibilización
cuantitativa de los bancos centrales, como en los EE.UU., Japón, Reino Unido y
tardíamente en la UE, ha fracasado a la hora de relanzar el crecimiento y la
inversión. El problema es que los bancos utilizan el dinero barato de los bancos
centrales no para prestarlo a las empresas para que inviertan o a los hogares
para que gasten, sino para aumentar sus reservas de efectivo o comprar bonos del
Estado o sus propias acciones.

Como Stiglitz concluye: "Es evidente que mantener las tasas de interés cerca del
nivel cero no necesariamente conduce a mayores niveles de crédito o inversión.
Cuando a los bancos se les da libertad de elegir, eligen ganancias libres de
riesgo o incluso la especulación financiera a dar préstamos que apoyen el
objetivo más amplio de crecimiento económico". Por supuesto, esto es algo que
muchos economistas marxistas han estado diciendo durante años, en abierta
oposición a las esperanzas de economistas keynesianos como Paul Krugman o Noel
Smith. Por otra parte, ¿que podría proporcionar una excusa mejor para el control
público de los sistemas bancarios en las principales economías para que el
crédito sea utilizado de forma productiva y no solo para incrementar los
beneficios de los bancos?

Stiglitz también dirige nuestra atención a la inversión masiva de las entradas
de capital en las llamadas economías emergentes. "Una involuntaria, pero no
inesperada, consecuencia de la flexibilización monetaria ha sido un fuerte
aumento de los flujos de capital transfronterizos. Las entradas de capital en
los países en desarrollo aumentaron globalmente de unos 20 mil millones de
dólares en 2008 a más de 600 mil millones en 2010. Muy poco de este capital fue
para inversión fija. Este año se prevé que los países en desarrollo en su
conjunto registren su primera salida neta de capital - un total de 615.000
millones de dólares - desde el año 2006”. En realidad, según el Instituto de
Finanzas Internacionales, la cifra fue aún mayor, con salidas netas de capital
de unos 735.000 millones de dólares durante el año 2015, ¡el primer año de
salidas netas desde 1988!


Como otro organismo internacional, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), lo
puso en su última revisión trimestral, el aumento de los préstamos a los
mercados emergentes que ayudó a alimentar su propio - y de gran parte del mundo
- crecimiento durante los últimos 15 años ha llegado a su pico, y puede ahora
dar paso a un "círculo vicioso" de desapalancamiento, turbulencias del mercado
financiero y una recesión económica mundial. "En la fase de riesgo [del ciclo
económico mundial], los préstamos ponen en marcha un círculo virtuoso en
condiciones financieras en las que las cosas pueden parecer mejor que lo que
realmente están", dijo Hyun Song Shin, jefe de investigación del BPI, conocido
como el banco central de los bancos centrales. "Sin embargo, los flujos pueden
empeorar rápidamente y entrar en un círculo vicioso, especialmente si hay
apalancamiento".

El BPI informó que el saldo total de crédito en dólares en bonos y préstamos
bancarios a los mercados emergentes - incluyendo a los gobiernos, las empresas y
los hogares, pero no a los bancos - era de 3.33 billones de dólares a finales de
septiembre de 2015, por debajo de los 3.36 billones de dólares a finales de
junio. Esta fue la primera caída en ese tipo de préstamos desde el primer
trimestre de 2009, durante la crisis financiera global, según el BPI.


En notas anteriores he señalado que el enorme aumento de crédito a los mercados
emergentes amenaza con hacer estallar la burbuja, especialmente si la
rentabilidad del capital comienza a reducirse en estas economías.

Y eso es justo lo que está sucediendo. La rentabilidad del capital propio en las
economías capitalistas avanzadas es inferior a los niveles de antes de la Gran
Recesión, pero se recuperó parcialmente a partir de 2009 y sólo comenzó a caer
durante el último año, más o menos. Sin embargo, la rentabilidad de las
economías emergentes ha estado cayendo desde 2012 y ahora está por debajo por
primera vez del de las economías avanzadas.

El jefe del IIF, Caruana, comentó: "El problema no es sólo de los mercados
emergentes. Se está extendiendo a los mercados desarrollados. Los mercados
financieros en general están evitando riesgos, y ello se propaga a través de
todos los mercados. El problema ahora es que la economía real se está viendo
afectada".

En mi última nota, abordé el tema de la política de tipo de interés negativo
(NIRP). Esta es la nueva política impuesta a los bancos centrales para tratar de
sacar a la economía capitalista mundial de este Larga Depresión. La política de
tipos de interés cero (ZIRP) ha fallado, la flexibilización cuantitativa (QE) o
la impresión de dinero han fallado, así que ahora se va a cobrar a los bancos y
otras instituciones financieras por mantener dinero en efectivo y tratar de
obligarlos a prestar o invertir. Varios pequeños bancos centrales ya habían
adoptado la NIRP (Suiza y Suecia), pero la semana pasada, uno de los más
grandes, el Banco de Japón, la adoptó también.

El Banco de Japón decidió hacerlo sólo por 5 contra 4 votos, debido a que la
minoría no está convencida de que funcionaría. De hecho, creen que la NIRP
podría empeorar las cosas. La NIRP es el último cartucho de la política
monetaria y si no consigue sacar a la economía japonesa de su estancamiento, el
Banco se verá impotente. ¿Y por qué debería la NIRP funcionar mejor a la hora de
relanzar la inversión empresarial que la ZIRP o la QE?

En cuestión de semanas, se está haciendo evidente que la NIRP no funciona. El
rendimientos de los bonos del gobierno japonés a diez años cayeron en territorio
negativo. Esto significa que los bancos y otros inversores corporativos
prefieren pagar al Banco de Japón y al gobierno por mantener bonos para la
próxima década ¡en lugar de gastar o invertir su dinero en efectivo! Y que
semejante comportamiento se está extendiendo cada vez más a nivel mundial. El
volumen de transacciones de bonos de gobierno por debajo de interés cero ya ha
alcanzado los 6 billones de dólares, ¡un tercio de todo el mercado mundial de
bonos soberanos!

¿Así que, qué hacer? Martin Wolf, el periodista económico keynesiano del FT en
el Reino Unido, hizo la pregunta en un artículo reciente. Su respuesta parece
ser más de la misma la política monetaria "no convencional". "Es crucial
reconocer que quizás haya que hacer algo menos convencional". Otra recesión está
a la vuelta de la esquina y no hacer nada al respecto no es una opción.

Wolf repasa las diversas opciones que he discutido anteriormente y, finalmente,
llega a la conclusión de que la única que queda con posibilidad de éxito es el
"dinero helicóptero": transferir dinero directamente a las cuentas bancarias de
la gente para que gasten más. Esto es similar al “QE para el Pueblo” defendida
por la actual oposición de izquierdas laborista en el Reino Unido y ha sido
debatida antes por los economistas heterodoxos. He analizado esta opción en una
nota anterior cuando fue propuesta por el maquiavélico economista del Banco de
Inglaterra, Andy Haldane.

En mi opinión, tampoco va a funcionar porque asume que lo que funciona mal en la
economía capitalista, la razón de la continua Larga Depresión y la perspectiva
de otra crisis es la explicación keynesiana de "falta de demanda". Para los
keynesianos, se puede aumentar el gasto a través de la creación de dinero. Esto
debería producir un aumento del empleo y a un aumento de los ingresos y del
crecimiento y, por lo tanto, a más beneficios. Pero la realidad del sistema
capitalista es la inversa. Sólo si la rentabilidad es suficiente, aumentará la
inversión y dará lugar a más puestos de trabajo y, a continuación de ingresos y
consumo. La demanda de dinero aumentará en consecuencia. La creación de dinero
artificial por decreto del gobierno no consigue cortocircuitar el problema, como
la experiencia de la "flexibilización cuantitativa" ya ha demostrado.

En su lugar, tenemos que mirar lo que está sucediendo con los beneficios y la
rentabilidad. Y como he señalado en varias notas anteriores, la rentabilidad del
capital empresarial en las principales economías está cerca de los mínimos
históricos posteriores a 1945 y la limitada recuperación de la rentabilidad
desde 2009 ha llegado a su fin. De hecho, el crecimiento global de las ganancias
de las empresas se ha frenado y ahora está cayendo en China, el Reino Unido y,
más importante aún, los EE.UU..

La semana pasada, el banco de inversión JP Morgan, señaló que los márgenes de
beneficio de las empresas en los Estados Unidos (la proporción de beneficio en
cada unidad de producción nacional) han empezado a caer de nuevo desde sus
máximos históricos. Después de la desaceleración hasta situarse en cero del
crecimiento de la productividad en los EE.UU., como se informó la semana pasada,
los economistas de JPM creen que las ganancias de las empresas de Estados Unidos
caerán un 10% este año.

Y aquí está el problema. Como algunos economistas marxistas, entre los que me
cuento, hemos argumentado, JPM señala que cada vez que hay una caída tan
importante, a la vuelta de la esquina hay una recesión económica, porqué muy
raramente una caída de tal calibre no es seguida de una recesión económica.
Cito: "la caída de la productividad mayor de lo esperado de esta semana en el
4T15 apunta a una caída del 10% de los beneficios empresariales respecto a los
niveles de hace un año. Una disminución de dos dígitos en las ganancias es un
evento raro fuera de las recesiones, que solo ha sido registrado dos veces en el
último medio siglo".

JPM ha elevado la probabilidad de una recesión económica en Estados Unidos del
10% al 25% en 2016. Y esa probabilidad es mayor del 50% para antes que acabe
2017.

He comentado la posibilidad de una nueva recesión global en notas anteriores. Mi
opinión es que ocurrirá y que tendrá lugar en los próximos uno a tres años como
máximo. Algunos economistas ortodoxos pronostican una posibilidad superior al
50% en 2016. Los economistas de Citibank calculan que hay una probabilidad del
65% en 2016.

Esta malos augurios son rechazados por otros economistas. Bill McBride de
CalculatedRisk ridiculiza a esos traficantes de recesión que piensan que piensan
que estallará el próximo año. Según McBride: "En los últimos 6+ años, ha habido
un desfile interminable de predicciones incorrectas de recesión. Los datos del
sector manufacturero han sido débiles, y se contrajo en los EE.UU. en noviembre
debido a una combinación de debilidad del sector del petróleo, fortaleza del
dólar y un poco de debilidad global. Pero esto no significa que los EE.UU. vayan
a caer en una recesión. La última vez que el índice se contrajo fue en 2012 (sin
recesión), y se ha contraído varias veces sin que hubiera una recesión. En
cuanto a los datos económicos, las probabilidades de una recesión en el 2016 son
muy bajas (muy poco probable en mi opinión)".

Tal vez no ocurra en 2016. Sin embargo, los factores necesarios para una nueva
recesión están cada vez más presentes: caída de la rentabilidad y las ganancias
en las principales economías y una creciente carga de la deuda de las empresas,
tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. Y la Reserva
Federal ha iniciado la subida paulatina del coste de los préstamos en dólares.
Como ya he dicho antes, es un brebaje venenoso.

¿Podemos evitar esta crisis? La fórmula de Stiglitz para evitarla es “obligar” a
los bancos a dar crédito para inversión o gasto de los hogares y llevar a cabo
"grandes aumentos de la inversión pública en infraestructura, educación y
tecnología" que sea financiado con mayores impuestos a los monopolios ''. Sin
lugar a dudas, el aumento de la inversión pública ayudaría a compensar la
insuficiencia de la inversión capitalista. Pero el mundo es capitalista: los
gobiernos no van a impulsar la inversión pública si esto implica mayores
impuestos a las empresas, lo que reduciría su rentabilidad aún más. Por lo que
incluso esta política moderada de mayor inversión pública es un desafío al
capitalismo en un entorno de baja rentabilidad, aumento de la deuda y poco
crecimiento - algo que el keynesiano / marxista Michel Kalecki señaló al final
de la Gran Depresión de la década de 1930.

El “dinero de helicóptero” de Wolf y la inversión pública financiada con
impuestos de Stiglitz son malas opciones. No es el sistema bancario el que tiene
que ser sorteado u obligado, sino el sistema capitalista de producción para
beneficios el que tiene que ser sustituido por una inversión planificada de
propiedad colectiva.


In
Sinpermiso ***(artigo completo)
http://www.sinpermiso.info/textos/podemos-evitar-la-recesion-mundial-que-se-aproxima
13/2/2016

Nenhum comentário:

Postar um comentário