terça-feira, 5 de junho de 2018

Escuela o Barbarie

Fernández Liria, Carlos / García Fernández, Olga / Galindo Ferrández, Enrique: Escuela o Barbarie. Entre el neoliberalismo salvaje y el delirio de la izquierda, Ediciones Akal,  Madrid, 2017, pp. 431.


Lo primero que llama la atención de Escuela o Barbarie. Entre el neoliberalismo salvaje y el delirio de la izquierda es que un libro de 431 páginas sobre semejante tema, haya tenido ya tres ediciones en menos de un año. Este éxito editorial no se debe, sin duda, a que el tema esté muy de moda, sino a que, por alguna razón, los protagonistas del mundo de la enseñanza, y sobre todo los profesores, han encontrado en él algo que todo el mundo piensa pero que nadie se atreve a decir. Con esta afirmación pretendemos recoger el espíritu de algunas de las cosas que más se repiten en la gran cantidad de reseñas, críticas y entrevistas que se han realizado a su respecto, hasta el punto de que, pese a tratarse de un breve periodo de tiempo desde su aparición en librerías, algunos sindicatos y organizaciones de la enseñanza han llegado a organizar seminarios para su lectura y estudio1. Lo que no cabe duda es de que el libro interpela muy directamente a todos los que vayan a participar en un anunciado pacto educativo y en una posible nueva ley de educación. Con la particularidad de que, en este caso, la interpelación proviene no de los autoproclamados “expertos en educación”, sino de tres profesores: Carlos Fernández Liria  (que comenzó su carrera en la enseñanza hace ya 35 años como catedrático de enseñanza secundaria y que desde 1989 es profesor Titular de la UCM)  y Olga García Fernández y Enrique Galindo Ferrández, ambos profesores de enseñanza secundaria en la actualidad. Se trata de un detalle importante, porque el libro es, en una de sus vertientes, una muy dura crítica al papel que han jugado los expertos y tecnócratas de la educación, algunos pedagogos y otros disfrazados de pedagogos, en las diversas reformas de la educación que han jalonado las últimas décadas; una denuncia, también, del poco protagonismo que han tenido, en todas estas reformas y en sus consiguientes legislaciones, los verdaderos protagonistas del mundo de la enseñanza que son, sin duda, los profesores y los estudiantes.  El libro tiene un título y un subtítulo muy explicativos. “Escuela o barbarie”, señala con toda intención una dicotomía. La escuela publica y el derecho de la ciudadanía a poder cursar estudios superiores en la Universidad es, según dicen los autores, una de las más irrenunciables  conquistas que las luchas de la  clases trabajadoras han regalado a la historia de la humanidad. Todo el libro es, en este sentido, un canto a la belleza de las instituciones públicas de enseñanza, de las que se nos dice que depende la Ilustración del género humano. El subtítulo del libro, por su parte, denuncia la tenaza fatal que se ha cernido sobre esta grandiosa institución.
1 En particular, “lectura comentada del llibre Escuela o barbarie” (Organiza: Seminari Ítaca Educació Crítica) / “Lectura colectiva-coloquio del libro Escuela o Barbarie” (Organiza: Marea Verde Cádiz) / “Educación Ibex 35” (Organiza el sindicato ELA y UPNA)
Anales del Seminario de Historia de la Filosofía ISSN: 0211-2337
http://dx.doi.org/10.5209/ASHF.59204
RESEÑAS
Reseñas. An. Sem. Hist. Filos. 35 (1) 2018: 259-261260
Por una parte, el salvajismo neoliberal. Por la otra, lo que los autores denominan el “delirio de la izquierda”. En cuanto al primero, el salvajismo neoliberal, los autores alertan sobre el deterioro de las condiciones materiales sobre las que se levanta la educación pública. En algún momento de la revolución neoliberal que comienza en los años ochenta, se cayó en la cuenta de que en la educación había una bolsa de dinero de billones de euros y dólares. Tanto dinero no podía permanecer sencillamente aparcado para posibilitar un derecho ciudadano y desinteresado. Había que rentabilizarlo. Los planes de la OMC, en sus cumbres y ponencias sobre educación son detalladamente explicitados en Escuela o Barbarie. Son planes que han “hecho migas” -según la expresión de uno de los libros de Michel Eliard que los autores gustan de citar- la escuela pública, considerada un “lujo” keynesiano del “estado del bienestar” que ya no nos podemos permitir. Son también las políticas educativas que implementaron el famoso Plan Bolonia para las universidades, al que los autores dedican un largo capítulo, criticando el lema envenenado de poner la Universidad “al servicio de la sociedad” (algo que se tradujo en realidad en poner el dinero público de la educación superior al servicio de la rentabilidad empresarial). Pero, lo que más polémica ha levantado entre los lectores y estudiosos del  libro ha sido la segunda parte del subtítulo, relativo al “delirio de la izquierda”. No cabe duda de que los autores buscan la discusión sobre todo en esa dirección, denunciando que la política de izquierdas no  sólo no ha  sabido proteger la escuela pública del tsunami neoliberal, sino que de alguna forma ha mordido el anzuelo con entusiasmo, cayendo de bruces en la lógica del enemigo. No hay más que ver, por ejemplo -y parafraseamos aquí a Carlos Fernández Liria-, que sólo desde la Facultad de Filosofía de la UCM se desconfió del aludido lema del Plan Bolonia y de tantos otros lemas con los que la izquierda picó el anzuelo neoliberal:  “una Universidad al servicio de la sociedad” (entiéndase, vendida a las necesidades del mercado), un pomposo “Espacio Europeo Superior para una Economía del Conocimiento” (léase, una reconversión económica de la Universidad para suprimir todos los departamentos que no sirvan a las empresas para aspirar dinero público), “un nuevo modelo educativo de la formación a lo largo de toda la vida” (es  decir, el despido libre para todos los que no se acomoden a un reciclaje continuo), “el primado de las prácticas en la enseñanza” (o sea, la formación de un ejército industrial de reserva que está dispuesto a trabajar sin cobrar, sólo para formarse), el “becario en prácticas” (el trabajador que ni sueña con cobrar), el bucólico “modelo educativo del aprendizaje”, frente al caduco “modelo de la enseñanza magistral” (o lo que es lo mismo: la  ocasión de desfuncionarizar la enseñanza, amortiguando cátedras y plazas de titular), el diseño flexible y personal -tan divertido y apasionante- del propio itinerario académico (es decir, la supresión de las profesiones protegidas por convenios colectivos); la nueva subjetividad del emprendedor capaz de hacerse a sí mismo (es decir, la supresión de todo derecho laboral y de las protecciones sindicales que protegían al trabajador); la concepción del aprendizaje y la enseñanza como un entrenamiento personal (lo que hace que actualmente se respete mucho más al coach que al profesor, pues ya no se trata de transmitir conocimientos, sino de forjar personalidades idóneas y con la autoestima necesaria para subsistir en la selva del mercado laboral);    la “movilidad europea” como prioridad (al tiempo que se hace todo lo posible por reducir y recortar las becas Erasmus); y así un largo etcétera que los autores de Escuela o Barbarie recorren incansables.
Reseñas. An. Sem. Hist. Filos. 35 (1) 2018: 259-261 261
El delirio izquierdista ha encajado a la perfección con las necesidades estructurales del neoliberalismo. La cosa se remonta, en opinión de los autores, a la mentalidad sesentayochista, cuando Althusser y Foucault consideraron la escuela pública como un “aparato ideológico de Estado” o una “institución disciplinaria para vigilar y castigar”, algo, pues, del mismo orden que  los cuarteles, los manicomios o las cárceles. Mientras algunos luchaban por defender la escuela  pública que tan difícil había sido conquistar, el izquierdismo parecía alinearse con el famoso “ey, teachers, leave them kids alone”, tan de moda en esos años, un desatino que íbamos a pagar muy caro, pues se socavaba así todo respeto por la institución republicana más sólida de cuantas habían logrado edificarse. Finalmente, nos  encontramos con que el turbocapitalismo ha ido haciendo realidad todas esas utopías antiestatalistas de mayo del 68. En este deterioro ha  sido muy destacable el desembarco de toda suerte de “expertos y tecnócratas de la educación”, los cuales, en cada una de las reconversiones económicas del mundo de la enseñanza han creído siempre ver una “gran oportunidad”  para transformar la enseñanza con nuevas metodologías pedagógicas que, como demuestran los autores del libro, no son ni mucho menos tan novedosas ni tan originales, siendo en cambio enteramente coherentes con los imperativos de la gobernanza empresarial. La izquierda ha prestado de esta manera la propaganda pedagógica para presentar en sociedad cada uno de los ajustes estructurales del mundo de la enseñanza. Nunca una reconversión económica había tenido propagandistas tan de “izquierdas”. A este último respecto, el libro cuenta con una polémica directa con el profesor y portavoz pedagógico Luis S. Villacañas de Castro, un capítulo que resulta especialmente interesante. También con un valioso prólogo en el que se critica un libro también procedente del ámbito de la izquierda:  A. Garzón y E. Díez (eds.), La educación que necesitamos. Escuela, Universidad e Investigación. Líneas básicas para un pacto por una educación republicana (Madrid, Foca, 2016), un libro muy ligado al llamado Foro de Sevilla, promotor del manifiesto “Por otra política educativa”. El libro concluye, finalmente, con una llamada de atención sobre la nunca evaluada enseñanza bilingüe en castellano e inglés, un experimento de laboratorio liderado sobre todo por la Comunidad de Madrid y que está provocando, según los autores, un verdadero desastre educativo. Se trata, por tanto, de un repaso muy exhaustivo sobre los principales problemas a los que se enfrenta el próximo “pacto educativo” planeado por los distintos partidos políticos. Un libro extraordinariamente polémico que, como decimos, no ha pasado inadvertido. Lilia Souaf Kmaiti UCM

In
REBELION
http://www.rebelion.org/docs/242449.pdf
5/6/2018

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