quarta-feira, 26 de outubro de 2016

¿El fin del capitalismo se acerca?




Víctor Díaz

Un tema estudiado y debatido durante más de un siglo y medio trata sobre el
momento en que el capitalismo expire dando paso a un nuevo sistema económico. De
hecho, desde que el capitalismo es reconocido conceptualmente como capitalismo
que nos vemos inmersos en este debate. Las ciencias sociales inicialmente se
vieron influenciadas por las ideologías modernas siendo el liberalismo la que
tomaría un papel preponderante en el campo de la praxis política mientras que en
el campo de las ideas el marxismo continuaría teniendo un papel vigente por lo
menos hasta el auge del comunismo durante las primeras décadas del siglo XX. Sin
embargo, una vez el proyecto marxista – leninista se vio truncado y comenzó a
mostrar los primeros síntomas de estancamiento el planteamiento desde la orilla
de la izquierda revolucionaria comenzaría a ceder ante la izquierda reformista
haciendo parecer que en realidad el capitalismo es el sistema más desarrollado
que el ser humano podría crear en su historia, y, por ende, la cúspide de todo
desarrollo humano sin nada que le suceda.
Sin embargo, tras cada crisis desatada dentro del sistema, la idea de que el
capitalismo tenía fecha de vencimiento volvía a posicionarse dentro del debate
central en el ámbito de las ciencias sociales.
Por supuesto este es un debate que será terminado solo en el plano de las ideas
ya que este tipo de debates los cierra el devenir de la historia. Nosotros, como
simples espectadores solo podemos crear diferentes hipótesis del futuro tomando
como base la historia de la humanidad y la dinámica misma del sistema
capitalista.
Para guiarnos es necesario comenzar con una pregunta; ¿es posible que el
capitalismo se sostenga en el futuro a mediano – largo plazo basado en su
comportamiento histórico y tomando de ejemplo la historia de los sistemas que
precedieron al capitalismo?
Para responder esta pregunta, siempre desde el plano de la hipótesis, debemos
primero que todo comprender la dinámica histórica de los diferentes sistemas
históricos que han sido construidos por la humanidad durante toda su historia
para así contrastar el comportamiento del capitalismo.
El ser humano, desde hace milenios se ha organizado en virtud de diferentes
sistemas sociales y económicos cuya matriz interna está en la estructura
económica, las relaciones sociales de producción. Las relaciones sociales de
producción son o bien relaciones de propiedad de personas con los medios de
producción o bien relaciones entre las mismas personas, en otras palabras, la
estructura económica no es más que la expresión de la organización social
establecida siempre por la fuerza entre los habitantes de una región y entre
estos y sus los medios de producción en un momento y lugar determinado.
Una importante precisión a realizar es que la tónica general de estas relaciones
es la lucha constante de clases como motor histórico. Es decir, la
contraposición de intereses de una clase cuantitativamente menor de habitantes
que tiene el poder de explotar a la otra clase social mayoritaria en número.
Esto es, como dije, en términos generales pues entre la clase explotadora y la
clase explotada siempre hay un número indefinido de clases sociales intermedias
que juegan un papel importante dentro de esa estructura económica.
Ejemplos de relaciones sociales de producción a través de la historia abundan,
pero podemos citar los ejemplos más habituales y conocidos:
  Esclavismo: Dentro de esta estructura la tónica general era la existencia de
  una clase minoritaria en número con poder de propiedad sobre los medios de
  producción, por una parte, y por otra tenía poder sobre la libertad de la
  clase esclava.
  Feudalismo: Los señores feudales dentro de esta estructura socioeconómica
  poseían poder sobre gran parte de los medios de producción, así como también
  sobre la fuerza de trabajo de los siervos, pero no de la totalidad. Así, el
  siervo en pleno feudalismo tenía un grado de libertad mayor que el esclavo,
  pero no era total y seguía viéndose sometido a una coacción para trabajar,
  además tenía propiedad sobre tierras a través de las cuales podía producir sus
  propios medios de subsistencia.
  Capitalismo: Nos encontramos ahora viendo la estructura económica actual, en
  esta la clase explotada, la proletaria, ha perdido el poder sobre los medios
  de producción que tenía su predecesora durante el feudalismo, pero ha logrado
  hacerse de una libertad mayor sobre su fuerza de trabajo. Es por esto que
  dentro del capitalismo el proletario no es obligado a trabajar, ya que tiene
  la libertad de decidir si trabaja o no so pena de caer en la inanición.
Esta estructura económica no es casual ni se da solo por el capricho de unos
pocos. Debajo de la estructura económica que ya hemos descrito de modo sucinto,
tenemos, la infraestructura, o para entendérnoslas fuerzas productivas. Estas
fuerzas representan el desarrollo tecnológico en un tiempo y lugar de la
humanidad. ¿De qué se componen las fuerzas productivas? De los medios de
producción y la fuerza de trabajo.
Ø Medios de producción: Por medios de producción se entienden todos los
instrumentos (además de materias primas) usados para producir en un momento y
lugar determinado.
Ø Fuerza de trabajo: Todas las facultades productivas de los agentes
productores, fortaleza, habilidades, conocimientos, habilidades, ETC.
La infraestructura económica, o fuerzas productivas, no son parte de relaciones
de producción, sino que la base de estas. En otras palabras, para que el
capitalismo haya podido consolidarse se requirió de un nivel de desarrollo de
fuerzas productivas determinado. Lo mismo para cualquier relación social de
producción.
Por ejemplo, es inconcebible creer que el esclavismo pudiera establecerse en un
contexto en el que aún no existiera un avance productivo tal, que pudiera
facilitar la acumulación de excedentes y tal situación solo devino con el avance
de la agricultura y el desarrollo de la metalurgia. Antes de la revolución del
neolítico era imposible ver la conformación de una organización social con tal
grado de complejidad.
Tenemos tanto la infraestructura como la estructura dentro de la organización
económica y social en un momento y lugar determinado. Solo nos queda referirnos
a la superestructura.
La superestructura es un conjunto de instituciones no económicas en las que
destaca el sistema legal y el Estado.
Según esta lógica el Estado no crea a la economía, sino que se crea en función a
las relaciones sociales económicas. Por esta razón tras cada implementación de
una nueva estructura económica la superestructura se vio modificada de modo
radical.
Veamos unos ejemplos básicos.
  Durante el esclavismo la superestructura establecida era la de un imperio
  mundo. Es decir, una gran constitución política centralizada en un solo polo
  administrativo. En este sentido lo que podemos identificar era que existía un
  campo de organización administrativo que se identificaba con un régimen
  económico determinado.
  Durante el feudalismo lo que existía eran minisistemas, nódulos políticos cuya
  vida era variable y cuya existencia era sumamente frágil. A diferencia del
  sistema anterior ya no existía un gran Estado omnipresente y omnipotente, sino
  que el Estado había sido reducido a la mínima expresión.
  Finalmente, que es donde nos encontramos, durante el capitalismo se establece
  una economía mundo, en otras palabras, un sistema donde diferentes Estados
  conviven dentro del mismo régimen económico. Aquí ya no tenemos un solo Estado
  hipertrofiado como durante el régimen esclavista ni tampoco tenemos Estados
  casi extintos, lo que presenciamos son Estados que conviven bajo reglas
  establecidas, todos compitiendo a nivel económico, pero sin buscar la
  centralización del sistema mismo (como sucedía con el esclavismo).
El capitalismo como régimen económico, y a diferencia de muchos otros sistemas,
tiene gran adaptabilidad a diferentes superestructuras. A través de la historia
ha demostrado poder convivir con monarquías absolutas, dictaduras, regímenes
totalitarios o democracias liberales. No obstante, puede convivir con esos
regímenes porque ninguno de ellos significa óbice a su movimiento central en la
búsqueda por la maximización de las ganancias, por esa razón el capitalismo no
podría existir bajo una construcción política democrática -real- o frente a un
único gobierno estilo imperio mundo.
Antes de avanzar a la teorización sobre el futuro del capitalismo, es importante
recalcar el último elemento común que ha trascendido las estructuras económicas
a través y a lo largo de la historia humana: el desarrollo de las fuerzas
productivas.
Básicamente con esto nos referimos al constante desarrollo de los medios de
producción y de la fuerza laboral, cada régimen económico, cada estructura
económica ha desarrollado su propia tecnología y su productividad con el fin de
poder intensificar sus ciclos de acumulación, crecimiento y las ganancias. El
problema es que en un momento determinado tal nivel de desarrollo tecnológico
sobrepasa la capacidad de la estructura económica para absorber dichos avances,
por lo que, eventualmente el sistema debe ser superado.
La tónica común tras cada crisis terminal de un régimen económico como lo fue el
esclavismo o el feudalismo fue la existencia de tecnología que era imposible de
aprovecharse en un 100% dentro de dicho régimen económico. Por ejemplo, el
esclavismo no admitía el uso de herramientas refinadas y muchos avances
tecnológicos existentes durante los siglos II y III tardaron varios siglos más
en ser usados porque dentro de una estructura esclavista no era posible. Así
también, con el feudalismo y en un marco económico atomizado entre diferentes
feudos o gremios no era posible expandir un gran mercado, por lo que con el
capitalismo se barre todo obstáculo permitiendo el desarrollo de las fuerzas
productivas y el aprovechamiento máximo de las ya existentes.
Pongamos lo anterior en perspectiva. En cada sistema económico existieron ciclos
inherentes a su desarrollo interno. Estos ciclos le daban al sistema un impulso
nuevo para expandirse tras un momento de recesión y estancamiento. No obstante,
tras cada ciclo las contradicciones internas de la estructura económica, aunque
imperceptible para el público general, se iban acentuando a un punto en que
estas se transformaban paulatinamente en asíntotas que en un punto cronológico
llevaba a la crisis final del sistema mismo.
Cojamos de ejemplo al esclavismo romano y al feudalismo europeo occidental;
  El sistema esclavista de Roma era sumamente precario en el sentido de que su
  economía se solventaba, ante todo, del crecimiento extensivo y no intensivo de
  los diferentes rubros económicos. Ya que la fuerza laboral era la mano de obra
  esclava, y esta debía de expandirse, el crecimiento demográfico no tenía un
  nivel adecuado para asegurar el crecimiento económico, esta es la razón detrás
  de las constantes expansiones territoriales romanas, una vez que tras el siglo
  I d.C se estabilizó el imperio, el flujo de mano de obra esclava se detuvo, lo
  que llevó a una paulatina y ascendente escasez de mano de obra que cada vez se
  hizo más costosa para la clase explotadora. El límite al crecimiento extensivo
  era la disponibilidad de mano de obra, al elevarse el costo de la misma, y al
  tener a una gran parte de la población libre (campesinos y artesanos) con un
  nivel elevado de productividad para la época, tras el siglo II y III la lucha
  comienza a darse por la apropiación del excedente desde estas clases sociales
  a través de los impuestos mismos hasta que el Estado romano colapsa y deriva
  en un contexto caótico del cual surgirán diferentes modos de organización.
  El sistema feudal por su parte, era capaz de desarrollar más las fuerzas
  productivas que el esclavista, pero a diferencia del sistema capitalista, se
  caracterizaba por su poco desarrollo tecnológico. La forma característica de
  expansión económica era mediante la roturación de la tierra, por lo que a
  partir del año 1000 y en virtud de una gran cantidad de tierras abandonadas,
  el régimen feudal aseguró un nivel de crecimiento óptimo. Este crecimiento
  alcanzó su tope hacia el siglo XIII por el uso de peores tierras y la
  proliferación de pequeñas tenencias de propiedad. Frente a esta situación se
  buscó incrementar la explotación a base de impuestos lo que derivó en
  diferentes acciones, entre ellas la guerra de cien años como expedición de la
  nobleza para menguar la pérdida de ingresos mediante la fiscalidad y el botín
  de guerra. La carga fiscal llevó a una reducción en el consumo, lo que redujo
  una reducción de la producción y de la liquidez. Todo trajo consigo una
  pérdida para los productores terratenientes y artesanos.
El sistema capitalista en cambio carece de los problemas que ya han sido
descritos pues en un marco dominado por las relaciones asalariadas de
producción, las innovaciones técnicas son posibles. De hecho, la gran ventaja
del sistema capitalista frente a sistemas anteriores (como el feudalismo y el
esclavismo) está en su fuerte capacidad de absorción de cualquier avance
tecnológico. Es por esto que el sistema instaurado es revolucionario per se.
En un sistema más complejo, los ciclos económicos también lo son lo que lleva a
que la grandeza del sistema sea también su defecto. Un sistema caracterizado por
su caótico crecimiento de auge y pauperización social. Un auge económico
paralelo a la polarización social de las clases que en él coexisten. Cada ciclo
económico ascendente lleva consigo incremento en la composición orgánica del
capital, que no es más que el incremento de la participación tecnológica en la
producción económica lo que en un determinado momento lleva a una caída en el
empleo absoluto y de la demanda, lo que a su vez genera una caída y la
consolidación de la fase B depresiva en la economía.
Para contrarrestar estos períodos, las clases explotadoras incrementan la tasa
de explotación ya sea mediante una devaluación directa de los salarios, o un
incremento de la productividad. En cualquier caso, tras cada ciclo depresivo, la
tasa de explotación se incrementa y la participación salarial dentro de la
producción total cae mediante los ajustes llevados a cabo por los capitalistas.
A nivel de sistema el ajuste se materializa mediante tres formas típicas dentro
de la historia del sistema: 1) rebajar los costes de producción, 2) incrementar
la demanda encontrando nuevos compradores, 3) monopolizar nuevos productos que
ofertar en el mercado.
Una reducción de los costes para los capitalistas significa reducir los salarios
o elevar el aporte tecnológico para elevar el nivel de productividad. Pero
elevar el aporte tecnológico en un contexto de recesión y caída de la demanda
puede ser contraproducente, por lo que la opción más aplicada es la reducción
del coste salarial mediante despidos y deflación. Sin embargo, la reducción de
los costes puede a su vez intensificar la caía de la demanda, por lo que para
evitar que este corolario sea tan intenso la solución se encuentra en la
reubicación de las matrices productivas en las zonas menos capitalizadas del
globo. Detrás de esta dinámica se encuentra el porqué del incremento constante
del espacio geográfico capitalista tras 5 siglos de existencia.
No obstante, conforme las clases capitalistas van reubicando sus respectivas
industrias, los costes asociados se van incrementando de modo general y sin casi
poder revertir dicha situación. Esta reubicación de las industrias ha provocado
que durante 5 siglos dentro del mundo el incremento absoluto de tres costos
diferentes que minan las ganancias de la clase capitalista.
  La reubicación de las industrias ha provocado que la población mundial
  paulatinamente pase a desruralizarse. Con ello, poco a poco, se incrementan
  las aspiraciones salariales y la lucha por una redistribución más equitativa
  de la plusvalía. Es decir, si bien es cierto que es benéfico para la clase
  capitalista instalarse en zonas vírgenes del globo, con el paso de 30 a 50
  años, esas poblaciones comienzan a proletarizarse y organizarse en sindicatos,
  partidos políticos o movimientos sociales que a la larga intensifican la lucha
  de clases que termina generando un mayor peso sobre las ganancias del
  capitalista.
  La proletarización de la clase trabajadora genera a su vez, a partir de las
  demandas sociales, un incremento de la proporción del Estado en la economía,
  lo que significa más impuestos y por ende una presión en contra de las
  ganancias de la clase capitalista.
  Por su parte la integración de nuevas zonas en la economía mundo, ha llevado
  al incremento de los costos por insumos. Ya sea por materias primas no
  renovables, la eliminación de residuos tóxicos o la infraestructura física
  para ejecutar la producción. Hasta el momento el capitalista ha buscado
  minimizar los costos del uso de materia prima no renovable mediante la
  ampliación y búsqueda de nuevos yacimientos. La eliminación de residuos
  tóxicos se hace externalizando costos colocando los residuos en zonas públicas
  son haberlos tratado. Y la infraestructura que, o bien cae en el bolsillo del
  Estado (es decir de los impuestos) o de los capitalistas (es decir de sus
  ganancias). Conforme se agotan las zonas nuevas para explotar o externalizar
  los costos, estos aumentan ya sea mediante los impuestos o mediante los gastos
  directos del capitalista.

Con el pasar de los siglos, estamos llegando a un punto en el que el sistema ha
capitalizado la mayor parte de las tierras y poblaciones, por lo que la
reducción de costos mediante la reubicación será cada vez más una salida menos
rentable. Así como para las de la zona centro norte europea es poco rentable
invertir en las costas del Mediterráneo, en unas décadas será poco rentable
invertir en la costa pacífica de Asia pues, el avance del siglo XXI llevará a
que las poblaciones rurales den paso a una clase proletaria urbana con poder de
negociación y más costosa para los capitalistas. En suma, los costos
capitalistas van en incremento constante.
¿Puede esta lógica revertirse? Desde luego, mediante el incremento de la
aplicación tecnológica la productividad puede incrementarse y la tasa de
explotación relativa puede elevarse consigo. Sin embargo, esta dinámica tiene a
su vez un límite y es que conforme se incrementa el aporte tecnológico se
incrementa a su vez la composición orgánica del capital, = C/V, donde C es el
capital constante, la tecnología y maquinaria usada, y V es el capital variable,
es decir invertido en los trabajadores.
Para ilustrar el ejemplo siguiente comenzaré indicando que el capital Constante
equivale 100, por su parte el capital variable también es de 100, la plusvalía
en tanto es de 100, y por ende la tasa de explotación es de 100%. A su vez la
composición orgánica del capital es del 100% y en tales condiciones la tasa de
ganancia es del 50%.
En este ejemplo el tiempo transcurrido desde el inicio al término es de un siglo
dividido en sus respectivas décadas.

Caso N° 1
      DécadaCOCTasa de PlusvalíaCapital ConstanteCapital VariablePlusvalía
      1100%100%100100100
      3121%110,5%121100110.5
      5146%123%146100123
      10236%168%236100168
Tasa de ganancia al finalizar el siglo: 50%
Caso N°2
      DécadaCOCTasa de PlusvalíaCapital ConstanteCapital VariablePlusvalía
      1100%100%100100100
      390%110,5%90100110.5
      580%123%80100123
      1070%168%70100168
Tasa de ganancia al finalizar el siglo: 99%

Caso N°3
      DécadaCOCTasa de PlusvalíaCapital ConstanteCapital VariablePlusvalía
      1100%100%100100100
      3121%100%121110.5110.5
      5146%100%146123123
      10236%100%236168168
Tasa de ganancia al finalizar el siglo: 41.5%
En el primer caso tenemos que la composición orgánica del capital va
incrementándose paulatinamente a través del tiempo, lo que significa que el
capitalista conforme avanza el tiempo ha aumentado la cantidad de capital
constante (tecnología) dentro del proceso de acumulación capitalista. A su vez
la productividad también se ha incrementado de forma pareja y la tasa de
explotación lo ha hecho de igual forma, es por esto que la tasa de ganancia no
se ha visto reducida y ha mantenido su nivel. Estamos hablando de un ejemplo
hipotético en el que el crecimiento capitalista se da de modo ordenado,
planificado, y sin desajustes internos entre ramas económicas o entre niveles de
producción.
En el segundo caso tenemos un ejemplo en el que la composición orgánica del
capital se va reduciendo, probablemente por incentivos en la productividad del
sector 1 (productor de medios de producción) y por ende en una caída en la
composición orgánica del capital lo que a su vez implica un incremento constante
en la tasa de ganancia. En este caso lo que apreciamos es una economía en la que
los capitalistas, al igual como en el caso anterior, invierten en los sectores
económicos de manera ordenada para mantener un crecimiento constante y
ascendente de la economía.
Finalmente, en el tercer caso, tenemos una economía en la que existe un
incremento en la composición orgánica del capital, por una parte, un incremento
en la tasa de explotación por otra, pero donde la inversión se establece de un
modo más desordenado y caótico, por lo que en el largo plazo la tasa de ganancia
termina declinando paulatinamente. Este ejemplo es el que se acomoda más a la
realidad pues el crecimiento capitalista al estar motivado por la tasa de
ganancia la cual motiva, en su naturaleza, una lucha competitiva a partir de la
cual los capitalistas invierten sus esfuerzos por ganar terreno en el mercado.
En síntesis, en los dos primeros ejemplos hipotéticos tenemos casos en los que
el crecimiento es ordenado y sin inconsistencias propias a las que se dan dentro
del marco capitalista. El ejemplo número dos muestra un incremento de la
productividad en el sector 1 lo que ha llevado a una caída del valor y
participación dentro del ciclo de acumulación, sin embargo este ejemplo se
contradice de la realidad histórica dentro del capitalismo ya que, es dentro de
este sistema donde el ánimo por la competencia lleva a que el capitalista busque
ante todo invertir en el sector 1 para a su vez reducir los costos en el sector
dos y ganar terreno en el mercado, por lo que irremediablemente el
comportamiento es a la inversa, la composición orgánica del capital en el
mediano largo plazo tiende a incrementarse.
Es este ánimo por competir lo que lleva al capitalista a incentivar en la
producción tecnológica con fines productivos, y es por esto que tras 5 siglos la
producción capitalista se ha tecnologizado cada vez más, a diferencia de
sistemas anteriores que dependían del crecimiento extensivo, el crecimiento
capitalista depende en buena medida del incentivo intensivo. Es en este punto
donde no hay posibilidad para evitar que la composición orgánica del capital
crezca proporcional y relativamente en relación al total de la producción. Como
hemos visto en nuestro tercer ejemplo, un incremento progresivo del peso de la
mecanización del trabajo es parte inherente de la historia capitalista, las
labores que antes se realizaban en un 100% con la fuerza humana, hoy han
reducido su aporte del trabajo apostando una participación mayor desde la
mecanización. De hecho, en los países más desarrollados el aporte tecnológico a
la producción es mayor que en los países más atrasados y es por ello que el
margen de crecimiento es menor en promedio en los países de la OCDE que en los
países “en vías de desarrollo”.
Esta necesidad por ganar terreno en el mercado llevará, en un mediano – largo
plazo (50 a 150 años a futuro) a una mecanización absoluta de la producción
económica, y es que los capitalistas no pueden ir en contra de esta marea porque
eso significaría sofocar al sistema en el acto, autodevorarse. Frente a una
realidad mundial cada vez más mecanizada, se comenzarán a gestar las primeras
consecuencias particulares: i) una acusada caída de la tasa de ganancia; ii) una
cada vez mayor dificultad para realizar el valor por la caída de la tasa de
empleo.
En tal contexto estaríamos inmersos, como civilización, en el mismo punto
histórico que vivió el esclavismo entre el siglo III y IV, y el feudalismo entre
el siglo XIII y XIV. Por supuesto, como en aquel entonces, la salida de tal
crisis dependerá de las fuerzas sociales arrastradas por la lucha de clases,
teoricemos:
  Un primer futuro poscapitalista que puede crearse dentro de los próximos 150
  años es un mundo en el que la clase capitalista actúe no solo en contra de la
  clase explotada, sino que a su vez se auto mutile en luchas esquizofrénicas
  por ganar terreno en el mercado a punta ya no solo desde el mercado, sino que
  a través de empresas bélicas encarnizadas que llevarían a una serie de
  subsistemas poscapitalistas con variadas y diversas relaciones sociales de
  producción, donde la variedad podría ir desde lo más regresivo -feudos
  poscapitalistas con una clase trabajadora ligada a la servidumbre-, a ciertas
  zonas más progresivas -comunas con autogestión-, pero donde la falta de
  conexión haría imposible cualquier tipo de crecimiento económico
  interconectado basado en la acumulación incesante del capital.
  Un segundo futuro sería el que se daría en el caso de que la clase capitalista
  se organizara e impusiera frente al resto de las clases sociales,
  especialmente la explotada. En este aspecto y en virtud de que la producción
  altamente tecnologizada permitiría un estándar elevado de vida, la clase
  capitalista podría dejar de lado la explotación económica y cambiarla por la
  opresión, en virtud de la cual, crearían un gran Estado donde ellos y una
  parte pequeña de la población mundial se cobijaría en un mundo igualitario y
  avanzado, mientras que el restante porcentaje de la población (posiblemente
  entre el 80 y 90%) viviría marginado y desarmado, completamente excluido. Ya
  no habría explotación económica, solo exclusión en grandes zonas estilo
  ghettos donde la miseria proliferaría a niveles continentales.
  Y, por último, un tercer futuro posible es aquel en el que las clases
  explotadas logran la victoria y expropian la propiedad sobre los medios de
  producción. En este momento el alto nivel de producción y elevado excedente
  económico harían innecesaria la creación de valor de cambio como la
  explotación del hombre por el hombre y por tanto la motivación no sería la
  maximización de las ganancias, sino que el bienestar colectivo de la sociedad.
  Por lo mismo la propiedad sobre los medios de producción ya no debería quedar
  a cargo de solo una clase social minoritaria en número, sino que serviría para
  toda la humanidad. Es en este contexto donde podría gestionarse una verdadera
  democracia y, por ende, una real libertad e igualdad que dentro de un sistema
  capitalista no puede existir.
En conclusión, el sistema capitalista tiene límites claros que no puede superar,
como cualquier otro que haya existido. El incremento tecnológico y el desarrollo
de las fuerzas productivas a nivel global paulatinamente llevará a que las
relaciones sociales de producción entren en contradicción con las fuerzas
productivas. Estas contradicciones cada vez se hacen más intentas toda vez que
los beneficios globales han venido decayendo al menos desde hace unos 150 años,
de hecho, las tasas de beneficios globales son hoy menores a las que existían en
1950 y estas menores a las que existían en 1850 dentro de los Estados centrales
en el sistema capitalista. El final de este proceso determinará a su vez el
futuro de la humanidad; cualquier posibilidad de la supervivencia de la
humanidad debe basarse en el esfuerzo convergente de todos para preservar
nuestra existencia. Dependiendo del resultado, para el año 2150 se pueda
recordar al capitalismo como un sistema inferior que posibilitó la existencia de
un sistema superior donde se ha podido satisfacer a la humanidad con real
libertad e igualdad o bien se podría recordar al capitalismo como el sistema de
mayor desarrollo dentro de la historia de la humanidad para luego dar paso a un
constante declive social, económico, político, científico y moral en el que
estaremos destinados a perecer como civilización dentro de límites que ya no
podríamos cruzar. E incluso, para el año 3000 el recuerdo del pasado lejano que
llevó a la humanidad a una fase de desarrollo que le permitió saltar los límites
del planeta puede contrarrestarse con la de una humanidad reducida a una sombra
de lo que es hoy, igual a si nuestros antepasados jamás hubieran cruzado las
fronteras de África. La posibilidad del cambio dependerá únicamente de los
actores históricos del momento, actores que surgirán de todas las clases
sociales enfrentadas y encontradas, y dentro de esa posibilidad se encuentra la
esperanza de nuestra supervivencia.

Blog del autor: https://antumapu.wordpress.com/
In
REELION
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217273
28/9/2016

Nenhum comentário:

Postar um comentário