terça-feira, 11 de junho de 2019

El primer laboratorio farmacéutico recuperado del mundo está en Buenos Aires



Mario Hernandez



/La Justicia Comercial de la Ciudad de Buenos Aires otorgó una
autorización provisoria para que las trabajadoras y los trabajadores del
ex laboratorio Roux Ocefa continúen la explotación de las dos plantas
ubicadas en Villa Luro y Mataderos. Desde octubre del año pasado
realizaban una permanencia pacífica para recuperar sus fuentes de
trabajo. Y lo consiguieron: están poniendo a punto la fábrica para
convertirse en el primer laboratorio recuperado del mundo. Ya abrieron
un bachillerato para adultos, están diagramando un centro cultural y
pensando una consejería en violencia llevada adelante por mujeres del
Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. “Es un gran esfuerzo, pero
demostramos algo: con laburo y constancia se puede recuperar trabajo”,
dicen lxs trabajadorxs. / /Se suma a las 37 empresas sin patrón de la
era Macri./ / /

La historia comienza en 1887 y en París porque allí nació Julián Augusto
Roux, trabajador en Laboratorios Clin-Comar, un joven al que, según la
biografía, su “espíritu visionario e inquieto” lo llevó a radicarse en
Argentina en 1912. En 1935 fundó Laboratorios OCEFA -luego Roux-Ocefa-,
que se convirtió en uno de los principales exportadores de la industria
farmacéutica local durante la Segunda Guerra Mundial: fue el primer
creador de soluciones parentales (sueros) y de bolsas para la
recolección de sangre.

El inquieto y visionario Julián presidió el laboratorio hasta su muerte,
en 1975. Desde entonces Roux Ocefa quedó posicionada como una compañía
farmacéutica de excelencia que fabricaba y comercializaba más de 100
productos con una planta estable de 500 trabajadores y trabajadoras.
Tenía ocho delegaciones regionales y una Fundación para acompañar y
contribuir a la comunidad médica con investigación, docencia y
divulgación científica. Luego de su muerte, la dinastía familiar
continuó por generaciones con la empresa hasta llegar a su nieto, Julián
Mariano Roux.

Omar Rodríguez -54 años, 34 en la empresa, encargado del sector de
Esterilizaciones- dice que los conoció a todos y que recuerda como si
fuera hoy una frase que escuchó el primer día que “Juliancito” llegó: “A
esta empresa la destruyo en 10 años. Estoy esperando un cambio de
gobierno que me favorezca”.

*Crónica de una muerte anunciada *

Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa, recuerda: “Los más grandes
cuentan que todo arrancó hace más de diez años: menos producción, cero
mantenimiento, se perdían repuestos y todo se ataba con alambre. De tres
años a hoy, empezó un desdoblamiento de sueldos, pagos en cuotas, y en
junio de 2016 entraron en concurso de acreedores. Sólo se endeudaban
más. Un laboratorio no suele tener problemas de mercado: los problemas
son financieros”.

El 2016 lo pasaron con movilizaciones a Casa Rosada y volanteadas en el
barrio. Pero el año nuevo fue drástico: el 2 de enero de 2017 intentaron
suspender a todo el personal. “Ocupamos. Nos quedamos tres meses y
medio, con todo lo que significa: la mayoría acá tiene más de 45 y 50
años. En todo ese proceso no vimos un peso. Y, desde ahí, ya empezamos a
discutir la posibilidad de una cooperativa de trabajo”, relata Bruno.

Sin embargo, el sindicato (la Asociación de Trabajadores de la Sanidad
Argentina, que dirige el titular de la CGT, Héctor Daer) no tenía la
misma idea y presentó un posible comprador de la empresa, Carlos
Villagra, a cargo de la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales.
Villagra se hizo cargo de los 50 millones de dólares de deuda de la
compañía y prometió la activación de la planta en 45 días. No era un
objetivo sencillo: en Villa Luro y Mataderos (la otra planta) quedaban
300 trabajadorxs y había un agujero financiero con 290 cheques rebotados
que superaban los 21 millones de pesos.

En abril asumió la nueva conducción: “Nos depositaron 30.000 pesos a
cada uno y nos prometieron pagar los sueldos. Con una propuesta así,
decidimos levantar la medida”. El gremio envió a la puerta de la fábrica
a 150 delegados con bombos y banderas: “Nos pareció terrible. Una
compañera les dijo que no había nada para festejar. Habíamos perdido
tres compañeros: uno se suicidó y otros dos murieron por depresión. Hubo
familias destruidas en todo este proceso”, continúa Bruno.

“Villagra se fue porque decía que perdía mucha plata”. El sindicato
acercó un nuevo candidato: Ariel García Furfaro, propietario del
laboratorio Ramallo. Los trabajadores y las trabajadoras sólo tuvieron
que googlear el nombre para entender lo que se venía. “Tenía un modus
operandi: comprar un laboratorio cerca de la quiebra, vaciarlo, llevarse
las patentes y las máquinas y dejar a la gente en la calle”. Plantearon
ante el juez Sebastián Sánchez Cannavó que se declarara nula la venta de
acciones para evitar una nueva estafa: “Le dijimos que diera la quiebra,
que nos otorgara la continuidad, pero que por favor no permitiera que se
instalara esta gente”, comenta Bruno.

El juzgado la rechazó, apelaron, pero el 1º de marzo arribó la nueva
administración. La profecía se cumplía: “En seis meses echaron a 200
compañeros”. El 24 de septiembre se activó la mayor alarma. “Nos echaron
a todos, la fábrica quedó vacía y mañana se quieren llevar las máquinas
que quedan”, recuerda Bruno el llamado telefónico. Al día siguiente
empezaron el acampe. La primera medida que votaron fue poner a un
enfermero para tomar la presión gratis en el barrio. Los vecinos les
agradecieron con agua, lonas para que no se mojaran, colchones y comida.

La batalla seguía en dos frentes: la calle y el juzgado. El expediente
había llegado hasta la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, pero una
jueza les trababa la firma: “Se estaba poniendo picante, y no queríamos
seguir tirados en la calle”. Finalmente, la Cámara denegó la prórroga
del concurso. “Volvimos al juzgado con el fallo, pero nos enteramos que
el juez no dictó la quiebra sino una intervención por tres meses. Ahí
dijimos basta: no tenemos más tiempo”. Convocaron a una conferencia en
la puerta de la empresa el 2 de octubre, comunicando que iban a ingresar
a la planta. Y no volvieron a salir.

*La marcha hacia la cooperativa *

Desde entonces, lxs trabajadorxs exigieron al juez Sánchez Cannavó que
les otorgara la continuidad. E l juez otorgó una autorización provisoria
y por el plazo de 90 días a la Cooperativa de Trabajo Farmacoop LTDA
para que continúe con la explotación de las dos plantas ubicadas en la
calle Medina 138 y Piedrabuena 3253, ambas de esta Ciudad, sus
certificados y sus marcas, según consta en la resolución.

La decisión del juez comercial Sebastián Sánchez Cannavó se conoció el
30 de abril: allí reconoce que la Ley de Quiebras incentiva a las
cooperativas como continuadoras de la empresa al subrayar que “la
conservación de la fuente de trabajo es una de las causas en las que
puede fundarse la continuación”. El fallo contrapone con argumentos a
favor de lxs trabajadorxs la resolución de la sindicatura, que había
rechazado el plan de explotación que había diseñado la cooperativa.

En su resolución, el juez Sánchez Cannavó toma como verosímil el relato
de la cooperativa y recuerda que en 2017 habían denunciado persecuciones
“a quienes se alzaron en defensa de los derechos de los trabajadores”.
También sostiene que la decisión de la sindicatura (rechazar el plan de
explotación porque la cooperativa no cuenta con el número de obrerxs
necesarixs) es insuficiente porque considera que, sin esa autorización,
“la cooperativa difícilmente pueda encarar las gestiones necesarias
requeridas” por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médica (ANMAT) o, a su vez, cumplir con los reclamos que se
le pudieran exigir.

El fallo notifica al Ministerio de Desarrollo Social y a la Secretaría
de Trabajo para que “preste asistencia” a la cooperativa, y apunta: “Se
trata, por el contrario, de darle preeminencia a una solución de
continuidad con miras en la conservación de las fuentes de trabajo”.

“La resolución nos dejó muy conformes, más allá de los plazos que se
proponen. Sabemos que las continuidades nunca son definitivas, hasta que
puedas expropiar o hacer una compensación de créditos o comprar la
quiebra. Ahora, necesitamos la habilitación por parte de la ANMAT
(Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica)
para volver a elaborar. Venimos trabajando hace 9 meses para este
momento y tenemos todo bastante encaminado. No podíamos avanzar hasta
tener la continuidad”, resumió el presidente de la cooperativa, Bruno Di
Mauro.

Además de la actividad farmacéutica, funcionará en el laboratorio un
bachillerato popular. *“ * La resolución exige que se genere una
actividad social. Por eso, estamos armando el bachillerato con gente de
la CEIP Histórica, del IMPA, que nos acompañan en la lucha. También
estamos armando con un grupo de trabajadores del arte y de la cultura un
centro cultural. Se trata de abrir la fábrica a la comunidad y devolver
algo al barrio”, consideró Di Mauro.

Y también las compañeras del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas
(MNER) van a crear una consejería de violencia.

*El futuro *

Los trabajadores están esperando que el juez dictamine la quiebra y que
el INAES les otorgue la matrícula de la cooperativa. Bruno será el
presidente: “No nos quedó otra que estudiar y capacitarnos en la
industria, que en el mundo es la más rentable en términos de costos y
beneficios: comprás por toneladas y vendés por miligramos. La ganancia
es extraordinaria. Hoy es algo que discutimos: además de recuperar las
fuentes de trabajo, es importante que empecemos a plantear otra forma de
salud, de brindar medicamentos que no sean caros al pueblo y crear
farmacias sociales”.

Querían bautizar al laboratorio Shangai, por un tema de *Los Redondos*
(Sorpresa en Shangai), que dice: “El que abandona no tiene premio”. El
INAES no los dejó: se llamarán FarmaCoop. Presentaron un proyecto
técnico de viabilidad para ponerlo en funcionamiento que propone la
recuperación de 100 puestos de trabajo en diferentes etapas, pero
consideran que con 25 ya pueden poner todo en funcionamiento. “Si
estuviera todo en regla, si no se hubieran robado las máquinas, si
tuviéramos toda la mercadería, la activaríamos hoy”. Por eso, hacen
guardia las 24 horas y el trabajo es la puesta a punto del laboratorio.
Mientras tanto, comercializan productos de otras cooperativas que
aglutina el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) para
costear el día a día.

*Trabajadores despedidos de Canale solicitan apoyo solidario a la
parrilla que gestionan colectivamente *

Mientras esperan la resolución que apruebe definitivamente la
cooperativa que formaron luego del vaciamiento de la patronal, los
trabajadores de Canale organizaron una parrilla popular, para la cual
solicitan ayuda.

/Parrilla “La Canale”. Abierta todos los días las 24 horas. Santa
Catalina 184-Lavallol. Teléfono: 2123-7766. /

*Fuentes: * Tiempo Argentino, MU, Resumen Latinoamericano.

*Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante
una licencia de Creative Commons
<http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/>, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.*

In
REBELION
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257049
11/6/2019

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