sexta-feira, 7 de junho de 2019

La refundación de una izquierda para el siglo XXI







Entrevista con Miguel Riera



Proseguimos aquí la serie de artículos y entrevistas dedicados a la
refundación de la izquierda. En esta entrevista, el autor de /Por una
universidad democrática/ sitúa al movimiento altermundista como la
piedra basal de una nueva izquierda para el siglo XXI.

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Parece que casi todo el mundo está de acuerdo en que hay que “refundar
la izquierda”, pero el acuerdo con frecuencia se desvanece cuando se
intenta llenar de contenido esa expresión. ¿Qué elementos te parecen
determinantes para que pueda hablarse con propiedad de una refundación
de la izquierda?
La izquierda viene refundándose, desde hace aproximadamente una
década, en lo que se ha llamado movimiento alterglobalizador o
altermundista. Ahí, en este movimiento de movimientos, están ya
representados los sujetos del cambio. Ahí se ha ido bosquejando también
lo que podría ser el programa para cambiar el mundo de base. Y ahí hay
también una amplia red de redes para la configuración de una izquierda
mundial.

Lo que falta ahora es dar forma política organizada a todo ese
movimiento social y encontrar la palabra nueva y compartida para hacer
frente a la barbarie existente.



¿Y entonces cuál es papel de la actual izquierda política?

Primero potenciar el movimiento altermundista y, con él, los
movimientos sociales críticos del neoliberalismo y alternativos al
capitalismo salvaje realmente existente. Aunque ahora esté pasando por
un bache, el movimiento altermundista es, junto con algunos de los
procesos políticos latinoamericanos, el obstáculo más serio con que ha
topado el capitalismo en los últimos tiempos (aparte, obviamente, de sus
propias contradicciones). Creo que si no se desarrolla a fondo este
movimiento social global no se puede ni hablar de recuperación de la
izquierda política, al menos en los países ricos del mundo.

La izquierda política tradicional, la formada por los partidos
socialistas y comunistas, para entendernos, hace tiempo que se declaró
insolvente para cambiar el mundo de base o que quedó desfasada. La
izquierda verde que surgió en Europa a finales de los setenta con la
pretensión de ser una nueva izquierda alternativa ya no se diferencia en
nada sustancial de la otra a la hora de la verdad. Deduzco de ahí que no
son los movimientos sociales los que tienen que aprender de los partidos
organizados, como se dice a veces, sino éstos los que tienen que
aprender del tipo de actuación de los movimientos sociales de los
últimos veinte años.

Y luego, una vez aprendido que la izquierda política no está para
“encauzar” movimientos sino para potenciarlos fundiéndose con ellos, lo
que habría que hacer, en mi opinión, es reinventar un tipo de
organización sociopolítica lo más parecido a lo que fue la Primera
Internacional.



¿Ese planteamiento implicaría una refundación previa de la izquierda
política?

Depende de lo que se entienda por refundación. Desde hace ya
bastantes años la izquierda política, sobre todo en Europa, ha seguido
un camino inverso al que exigía el proceso de globalización en curso: en
vez de acentuar el carácter internacionalista y mundialista con el que
nació, la izquierda política organizada se volvió sobre sí misma,
disolvió los lazos internacionales que tenía y se hizo cada vez más
localista y particularista. Esto ha afectado también a los principales
sindicatos, que por lo general, y con algunas excepciones, vienen
limitándose a la defensa de los intereses de lo que antes se llamaba
“aristocracia obrera”, país por país.

En esas condiciones la izquierda política y los sindicatos a ella
vinculados han quedado completamente desarmados para hacer frente a los
poderes que hegemonizan el proceso de globalización. Tal como está
configurada ahora, la izquierda política puede conseguir quizás ciertos
éxitos temporales en las elecciones en tal o cual país, pero
prácticamente no tiene nada serio que oponer a los organismos
internacionales que dominan en el mundo actual. Esto era ya patente hace
un montón de años, cuando en Italia, por ejemplo, se creó Refundación
Comunista, pero se ha hecho meridiano durante la última crisis.

Para decirlo de manera que me pueda entender todo el mundo: en este
momento no sólo el gran capital sino incluso una institución tan
decadente y envejecida como la iglesia católica u organizaciones
no-gubernamentales nacidas hace cuatro días tienen más vínculos y más
presencia internacional que la izquierda política. Lo cual es nefasto
para los trabajadores del mundo y es una ridiculez de dimensiones
históricas, sobre todo teniendo en cuenta que esta izquierda de la que
estamos hablando nació anunciando la mundialización del capital y
declarando que los obreros no tienen patria. Así que, vista la cosa de
esta perspectiva, no hay duda de que la izquierda política tiene que
refundarse. O resucitar, diríamos algunos…



Por otra parte, la crisis de los foros sociales es evidente. Si no
surge una referencia política clara capaz de forzar avances hacia una
transformación real, los entusiasmos se diluyen, y al final cada grupo
se dedica a su pequeña parcela. ¿Crees que es posible avanzar en una
articulación de los movimientos sociales?

Desde luego el bajonazo de los foros sociales en este momento es una
evidencia. Y es, además, una evidencia llamativa, teniendo en cuenta las
características de esta crisis y que el Foro Social Mundial venía
anunciándola desde hace años, criticando abiertamente el sistema que la
ha producido y propugnando medidas alternativas que ahora podrían aplicarse.

En cambio, no estoy tan seguro de que haga falta ahora una referencia
/política/ para impedir que se diluyan los entusiasmos e ilusiones que
crearon los foros sociales. Al menos si por “referencia política clara”
se entiende alguna forma de partido político parecido a los que hemos
conocido hasta ahora, incluyendo ahí, por supuesto, a los que se han
llamado “verdes” y “ecosocialistas”. La diferencia en ellos entre
“política” y “politiquería” no está suficientemente clara y ahí sigue
rigiendo la tendencia a la burocratización en cuanto se toca poder (o
“podercito”).

Me explicaré mejor: una cosa es la repolitización de los movimientos
sociales alternativos, o sea, la conciencia política, que me parece
necesaria, y otra, muy distinta, pretender que tal o cual partido con
pretensiones electorales es ya un “referente político” de lo alternativo.

No creo que los jóvenes activos en el movimiento altermundista y en
otros movimientos sociales vayan a ilusionarse ahora con un referente
político de esas características. En primer lugar, porque una parte de
estos jóvenes están aún en alguno de esos partidos, y eso les produce,
por lo que yo sé, más malestar que ilusión. Y en segundo lugar, porque
la gran mayoría de los jóvenes activos en las organizaciones que de
verdad se mueven, empezando por el “movimiento de movimientos”, no
quieren ni oír hablar de tales partidos como referente. Cosa que se
comprende: no por la juventud, sino por los errores que hemos cometido
quienes hemos estado en ellos.

Si uno se fija en las novedades atractivas que hoy funcionan como
referente de la izquierda propiamente dicha en el mundo pronto llega a
la conclusión de que son (sobre todo antes de tocar poder)
organizaciones sociopolíticas en un sentido amplio, laxo, ligero, más
próximas a los movimientos que a los partidos, o combinaciones de las
dos formas históricas. Hay dos rasgos que considero claves en estos
referentes: la primacía de lo social sobre lo político y el respeto a la
diversidad o pluralidad interna.

Precisamente por eso te decía antes que habría que reinventar un tipo de
organización sociopolítica parecido al de Primera Internacional. Dar la
primacía a lo social sobre lo político es algo que compartieron
marxistas y anarquistas, socialistas y libertarios de la primera hora.
Lo que el nuevo referente, vamos a decir sociopolítico, mejor que
político, tendría que aprender es el respeto a la diversidad o
pluralidad de culturas (también de culturas políticas) en el seno de los
movimientos y de las organizaciones. Por dos razones. Primera: porque
esa falta de respeto fue la tumba no sólo de la Primera Internacional
sino de las que siguieron. Y segunda: porque sin ese respeto es
inconcebible hoy en día una organización mundial que aspire a un mundo
nuevo en un mundo como este, al mismo tiempo tan globalizado y con
tantas lenguas, culturas, costumbres y habilidades diferentes y
constantemente en contacto.

-Hablas de una organización inspirada en los primeros tiempos de la
Primera Internacional. Eso suena a la Quinta Internacional que propuso
Samir Amin, una idea que sólo ha encontrado eco, y muy desfigurado, en
la Venezuela de Chávez. ¿Crees que es realista pensar que se trata de
algo posible?/



-Bueno, en realidad la idea de una organización inspirada en la Primera
Internacional no es tan nueva. De eso hablábamos ya hace treinta años,
en los orígenes de la revista /mientras tanto,/ cuando dialogábamos aquí
sobre marxismo y anarquismo con Martínez Alier y con otros amigos
libertarios. Y cosas de parecido tenor recuerdo haber leído, también por
entonces, en las páginas de /El Viejo Topo. /Si la memoria no me falla,
también Chomsky propuso una variante de esta misma idea hace ya años,
cuando estaba naciendo el movimiento anti-globalización. Es cierto que
Samir Amin por un lado y Chávez por otro han perfilado de maneras
distintas la idea de una Quinta Internacional inspirada en la Primera,
pero el hecho mismo de que la idea se haya reiterado, a pesar de las
diferencias, es ya indicio de que se necesita algo así. Concretar la
idea es difícil, muy difícil. Todo lo que tiene que ver con la
superación de las trágicas heridas históricas de la izquierda
revolucionaria es difícil y delicado de tratar. Pues eso implica
reconocer errores y en algunos casos aceptar la culpa por asesinatos
cometidos en nombre de la propia tradición. Pero deberíamos actuar,
también en esto, como si fuera posible, tratando de crear las
condiciones de posibilidad para una nueva Internacional.



-En tu opinión, ¿cuál sería el primer paso para dar forma política
organizada a todo ese movimiento social, como señalabas al principio?/


Lo de la forma política organizada vendría luego. Yo respetaría de
momento lo que hay ya organizado en la izquierda alternativa,
potenciando, como digo, el movimiento alterglobalizador, la red de
redes, y comparando, mientras tanto, esto que hay ahora con experiencias
históricas anteriores. La organización alternativa no suele salir de los
partidos políticos o sindicatos preexistentes, sino más bien por
desarrollo de movimientos sociales potentes que en un determinado
momento buscan tener continuidad y que acaban integrando a las
organizaciones preexistentes o a gran parte de los afiliados a éstas.

Pienso que este proceso también está ocurriendo ahora y que va a seguir
ocurriendo. Izquierda Unida se creó porque había una importante presión
movimentista previa (contra la OTAN, antimilitarista, etc.) que
coincidió con la crisis de todos, o casi todos, los partidos políticos a
la izquierda del PSOE. La peor de las hipótesis en esas circunstancias
es que tal o cual de los partidos que formen parte del movimiento
amplio, de la red de redes, se crea lo suficientemente fuerte para dar
el salto por sí solo a la arena electoral en representación de todo el
movimiento. Eso es algo que crea divisiones y desconfianzas que tardan
tiempo en curarse.

Por tanto, a la hora de concretar, y antes de entrar en la forma
política organizativa, tendríamos que tratar de aclarar los objetivos,
los fines, las medidas alternativas que habría que tomar. Siguiendo ese
hilo, si es que se acepta seguirlo, podríamos partir de un principio
general y, además, generalmente apreciado por todas las corrientes y
tradiciones de izquierda que en el mundo han sido. Algo así como: /De
cada cual según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades./
Creo que todavía hay algunos viejos que recuerdan eso, pero apostaría a
que también a los jóvenes sensibles altermundistas les parece bien.
Luego, en función de este principio general, y atendiendo sobre todo a
las necesidades de las gentes que están en peor situación, podríamos ir
concretando algunas medidas que hay que tomar.

En esto de las medidas concretas, y para no inventarse nada desde fuera,
seguramente bastaría con repasar lo que han dicho y escrito los teóricos
del movimiento altermundista de los últimos años o, si se prefiere,
aquellas cosas por las que se han movilizado millones de personas en los
cinco continentes. Y, eso sí, habría que ordenar el listado de las
reivindicaciones y de las medidas, jerarquizando éstas en función de las
necesidades y capacidades de los de abajo: ni explotados (excluidos),
sobreexplotados, esclavizados, desempleados, precarios, oprimidos,
humillados, ofendidos y desgraciados (y póngase en femenino la parte
correspondiente).

 -Hablas de “ordenar el listado de las reivindicaciones y de las
medidas”. ¿Qué propondrías para ir poniendo el hilo en la aguja?/



De las medidas concretas que estaban ya recogidas en la mayoría de
los documentos de la izquierda altermundialista y que también han estado
en el origen de tantas y tantas manifestaciones, seguramente habría que
priorizar, en el plano global, estas cuatro: 1ª Condonación de la deuda
externa a los países empobrecidos; 2ª Dedicación del 0,7% del PIB de los
países ricos a ayudar a las poblaciones de países en peor situación
socio-económica*; *3ª Garantía para la soberanía alimentaria de los
pueblos y poblaciones afectados por el intercambio desigual*; *y 4ª
Tasación de las transacciones comerciales internacionales y de los
flujos especulativos de capitales, dedicando lo recaudado a políticas
sociales para mejorar la situación de los desfavorecidos.

Esto supondría, claro está, reestructurar, disolver o abolir los
principales organismos económico-financieros internacionales actualmente
existentes y, desde luego, democratizar la organización de las Naciones
Unidas. Yo veo en la realización de medidas así una de las condiciones
de posibilidad, necesaria, para abordar con justicia el asunto de la
crisis ecológica global, que es el otro gran problema de la humanidad en
la actualidad. Pues la conciencia del problema no basta.

En lo más próximo, en lo local, estatal o regional, una izquierda digna
de ese nombre tendría que hablar claro, sobre todo después de lo que
hemos visto en la última crisis. Para contactar de verdad con los que
quieren otro mundo esa izquierda tendría que decir, creo yo, cosas así:



1º Ninguna reforma del mercado laboral que no venga precedida por la
reforma del mercado financiero y por el pago, con intereses, de los
daños causados por los especuladores;

2º Ningún tipo de ayuda pública, estatal o ciudadana a bancos, entidades
financieras y aseguradoras que no venga precedida por el reparto social
de los beneficios previamente obtenidos por esas entidades privadas;

3º Ninguna medida de ajuste y austeridad que no vaya precedida por la
reducción de la jornada laboral, la abolición de los trabajos precarios
y la puesta en práctica del principio “a igual trabajo, igual salario”;

4º Ningún reparto del trabajo para pobres y desgraciados que no vaya
precedido por el reparto equitativo de la riqueza y por una renta básica
de ciudadanía;

5º Ninguna ley de extranjería que no venga precedida por el
reconocimiento de que los inmigrantes son, en primer lugar, trabajadores
y hermanos de los trabajadores del país de acogida.



En ese contexto no debería considerarse aceptable ningún discurso de
democratización de nada que no fuera precedido por el ejemplo patente de
la democratización de la gestión de las grandes empresas privadas,
empezando por la banca y las grandes corporaciones de la información y
la comunicación. Toda propuesta de democratización que no empiece por la
democratización real de la empresa de quien la hace se considerará, sin
más, materia para chistes de El Roto…

Supongo que en cosas así piensa la gente cuando piensa por dónde podría
empezar el socialismo del siglo XXI.


            Fuente: Entrevista realizada por Miguel Riera y publicada en
            el nº 269 de El Viejo Topo, junio de 2010, bajo el título
            /Potenciar la red de redes. /


In
EL VIEJO TOPO
https://www.elviejotopo.com/topoexpress/la-refundacion-de-una-izquierda-para-el-siglo-xxi/
4/6/2019

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