terça-feira, 29 de outubro de 2013

Rosa Luxemburgo: la república y el socialismo



Ben Lewis....



Esta presentación forma parte de la investigación en curso sobre los orígenes y la evolución de
los programas políticos del movimiento obrero alemán, en el que yo estoy tratando de lidiar con
algunos de los temas y conceptos particularmente polémicas dentro del marxismo, como la
dictadura del proletariado, la democracia republicana, la diferencia entre programa mínimo y
programa máximo, los soviets, el parlamento y muchas otras cosas.

Lo que me propongo hacer es analizar que entendía Rosa Luxemburgo por democracia
analizando en detalle el programa del joven Partido Comunista de Alemania (KPD), conocido
como '¿Qué quiere la Liga Espartaco?' (1), así como su último discurso antes de ser
asesinada, "Nuestro programa y la situación política" (2), que pronunció en el Congreso de
fundación del KPD en la víspera de Año Nuevo de 1918. Según su camarada Paul Frölich, el
discurso fue "convincente, apasionante, conmovedor e inspirador. Fue una experiencia
inolvidable para todos los presentes " (3).

Más allá de mis críticas, quiero defender que el punto de partida estratégico de Luxemburgo en
sus últimos días representa una continuación de una tradición republicana revolucionaria
dentro del marxismo -algo por lo que luchó en contra tanto de los golpistas como de las
tendencias reformistas en el movimiento obrero de su tiempo.

De hecho, cuando Karl Liebknecht, la encarnación misma del internacionalismo proletario en el
movimiento alemán, trató de hacerse con el poder en Berlín, en enero de 1919, en nombre de
un pequeño y poco representativo "Comité Revolucionario", sin el conocimiento de la dirección
del KPD, la reacción de Luxemburgo -"¿Es que nuestro programa, Karl?" (4)-pone de relieve
un aspecto permanente de su marxismo: la comprensión de la revolución como un acto de
auto-liberación por parte de la mayoría, con objetivos y metas claras, que culmina en el
gobierno consciente de la clase obrera. No la toma del poder por una minoría ilustrada en
nombre del pueblo.

Este enfoque esencial también se recoge claramente en el programa del KPD: "La Liga
Espartaco [KPD -BL] nunca tomará el poder y el gobierno, excepto en respuesta a la clara
voluntad inequívoca de la gran mayoría de la masa proletaria de toda Alemania, nunca a
menos que haya una afirmación consciente del proletariado de los puntos de vista, objetivos y
métodos de lucha de la Liga Espartaco ".

En efecto, en su minucioso estudio del concepto de la dictadura del proletariado en el
marxismo -un término destrozado, malinterpretado y distorsionado tanto por pensadores
marxistas como antimarxistas -el estudioso trotskista americano Hal Draper ha defendido
convincentemente que Luxemburg era quizás el único marxista de su tiempo que la utilizaba
"constantemente y sin excepción a la manera de Marx y Engels". Según Draper, para Marx,
Engels y Luxemburgo, el concepto significaba "un estado obrero sin que ello implicase
necesariamente medidas dictatoriales especiales sin las cuales no podría ser llamado una
dictadura" (2). El calumnioso mito liberal y social-demócrata de "Rosa la Sanguinaria” solo
puede entenderse como la defensa cínica y calculadora de la violencia del Estado capitalista.
Sin embargo, ¿qué forma adoptó la defensa de Luxemburgo de la democracia radical durante
los tumultuosos acontecimientos de la revolución alemana?, y ¿dónde la sitúan sus opiniones
en la historia del pensamiento marxista revolucionario?

Marx y Engels

Una muestra de la seriedad con la que Luxemburgo abordaba tanto el estudio de la historia
como de los escritos de Marx y Engels, es su discurso de Año Nuevo de1918 en el que, a partir
de la situación política, hizo un repaso de su herencia estratégica a partir del controvertido
prólogo de 1895 de Engels a la edición alemana de Marx Las luchas de clases en Francia (5).

En este trabajo, entre otras cosas, Engels abordaba el desarrollo de su estrategia y la de Marx
desde 1848 y subrayaba la importancia de que el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD)
hubiese utilizado todas las vías legales, incluido el parlamento, para expandir sus fuerzas y
ampliar el alcance de su mensaje. Luxemburgo no sabía entonces que ese prólogo tuvo que
ser suavizado para evitar la represión del estado, lo que significa que los pasajes que
describen cómo el SPD no debía "malgastar esta creciente fuerza de choque en escaramuzas
de vanguardia [peleas callejeras -BL], sino mantenerla intacta hasta el día decisivo” se
eliminaron por completo. En ocasiones esto hizo Engels pareciese ser un defensor de la vieja
perspectiva de 'evolucionar hasta el socialismo' perspectivas, cuando su estrategia real
buscaba la destrucción del viejo orden.

Engels se quedó lívido y protestó en una carta a Kautsky de que la versión editada le hacía
aparecer como un "adorador pacífico de la legalidad a cualquier precio" (6). Engels defendía
utilizar el parlamento, incluso uno tan impotente e ineficaz como el Reichstag alemán, pero no
para coquetear con el orden constitucional del kaiser, y mucho menos para difundir la ilusión de
que el socialismo podía ser construido dentro de ese marco. Luxemburgo no era, obviamente,
consciente de la existencia de la carta de Engels: la edición completa del "Prólogo" sólo se
publicó en 1955.

Sin embargo, sabía que había gato encerrado. Luxemburgo insistió en que la traición del 4 de
agosto de 1914, cuando la fracción parlamentaria del SPD aprobó los créditos de guerra, no
podía ser atribuida a Engels, pero sí señaló que algunos aspectos del enfoque legalista y
constitucional de la versión diluida allanaron el camino para la subsiguiente deriva a la derecha
del SPD. En resumen, esa deriva implicaba la erosión gradual del programa de la
socialdemocracia alemana, que el programa "mínimo" se considerase "demasiado avanzado" o
insuficientemente 'popular' con las masas bajo las condiciones capitalistas y cada vez más se
fuese transformando en el programa “máximo". La alta política y el socialismo se alejaban en
un futuro borroso: una "estrella guía distante", para usar la brillante frase de Rosa Luxemburgo.
Así es como la mayoría de los historiadores y activistas ven hoy el programa mínimo: una serie
de reivindicaciones cotidianas vaciadas de contenido. Pero hay que decir que hemos estado
mirando ese programa mínimo por el lado equivocado del telescopio.

Después de todo, el examen de algunos de los escritos de Engels (¡sin adulterar!) dejan claro
que, para él, la culminación de las reivindicaciones políticas del programa mínimo eran el
gobierno de la clase obrera, la dominación de clase, algo inseparable de la "república
democrática". En su crítica, en general positiva, del programa de Erfurt de la socialdemocracia
alemana, afirma enfáticamente: "Si una cosa es cierta, es que nuestro partido y la clase obrera
sólo pueden llegar al poder bajo la forma de una república democrática." (7).

Esa "república democrática" era sinónimo de "la forma de la dictadura del proletariado" (8),
según Engels o, como dijo Marx, "la forma política al fin descubierta que permitirá realizar la
emancipación económica del trabajo" (9); "la última forma de Estado de la sociedad burguesa",
en la que "la lucha de clases se luchará hasta el final" (10). Basándose en la experiencia de la
Comuna de París, el primer gobierno de los trabajadores, Marx y Engels sostuvieron que el
estado obrero se definiría por varias características, como la unidad del legislativo y el
ejecutivo, las elecciones periódicas de los funcionarios, incluidos los jueces, la revocabilidad,
salarios de trabajadores para los burócratas, el pueblo en armas, etc.

Muchas de estas reivindicaciones también estuvieron presentes en el programa de Erfurt. Para
Engels, la deficiencia principal del programa era la ausencia del objetivo de la república
democrática: "Las reivindicaciones políticas del proyecto tienen un gran defecto. Les falta
precisamente lo que debería haber dicho. Si consiguiéramos las 10 reivindicaciones tendriamos
muchos más medios para lograr nuestro objetivo político principal, sino el propio objetivo de
ninguna manera se habría logrado".

Los Consejos como elemento central

Tanto el discurso de Luxemburgo como el programa del KPD concuerdan con el espíritu
revolucionario republicano expresado por Engels en este y otros escritos. La primera
reivindicación política del programa es una república (aunque en la forma de una "república
socialista unida de Alemania", de la que hablaremos más adelante).

También exige el desarme de la policía y la creación de una guardia roja de "hombres
proletarios", la abolición de la jerarquía y el mando dentro del ejército y la constitución de un
"consejo ejecutivo" como "órgano supremo del poder legislativo y ejecutivo", que sería elegido
por un consejo central de los consejos de obreros y soldados que surgieron por todos lados en
la escena política tras la caída del régimen de Kaiser, en noviembre de 1918. A su vez, estos
consejos debían ser elegidos por todos los hombres y mujeres adultos, poniendo énfasis en el
control desde abajo, a través de elecciones periódicas, la rotación y la revocabilidad.

En su discurso, Luxemburgo satiriza a las mil maravillas la nueva Constitución alemana que
proponía la dirección del SPD. Se ensañó con el presidencialismo de la nueva Constitución ("la
elección de un presidente, con una posición intermedia ¡entre la del Rey de Inglaterra y la del
Presidente de los Estados Unidos!") Y pesos y contrapesos contra la presión popular en forma
de federalismo y una segunda cámara, el Bundesrat.

Sin embargo, con la perspectiva que da el tiempo, se puede observar que el enfoque del
programa del KPD exclusivamente en el sistema de consejos como la alternativa a la nueva
constitución fue superado rápidamente por el curso de los acontecimientos, tal vez llegando a
hacer incluso el programa obsoleto en un par de semanas.

Por las razones que fueran, la mayoría de la población alemana no quería sustituir la
democracia parlamentaria por la democracia de los consejos. En realidad, la democracia
parlamentaria ya no era una mera hoja de parra que cubría las vergüenzas del régimen
imperial del Kaiser y por primera vez se basaba en el sufragio universal. Hubo una participación
sustancial en las elecciones a la Asamblea Nacional del mes de enero de 1918. Las mujeres en
particular, después de haber ganado el derecho al voto, estaban ansiosas por participar. Los
consejos de trabajadores y soldados "fueron construidos mayoritariamente por miembros de los
dos principales partidos de los trabajadores: a saber, el SPD y el partido centrista a su
izquierda, los socialdemócratas independientes, a los que Luxemburgo y sus partidarios habían
pertenecido hasta diciembre de 1918. Por lo tanto, el destino de estos consejos estuvo
determinado por la evolución política de estos partidos.

Desde 1914 hasta 1918, el SPD siguió siendo el partido mayoritario de la clase obrera. Como
tal, fue capaz de ganar la mayoría de los consejos a su perspectiva. El enfoque de la dirección
del SPD, por supuesto, era utilizar su poder dentro del sistema de consejos para restaurar
gradualmente el orden capitalista (hacer un pacto con el alto mando alemán, intentar desarmar
el movimiento de los consejos, reprimir la revolución bolchevique en el Este), al tiempo que
ofrecía algunas reformas (en ocasiones muy importantes), incluyendo la abolición del odiado
sistema de votación prusiano de tres clases e introduciendo la jornada de ocho horas.

Este cambio de la centralidad política de los consejos a la nueva constitución parlamentaria,
que a su vez anunciaba el tipo de represión brutal de los consejos previsto por Luxemburgo en
su discurso, hizo que el objetivo exclusivo de los consejos del KPD como base del poder de los
trabajadores en Alemania iba a dejarlo en una difícil posición estratégica. Lo que se complicó
además por el hecho de que las fuerzas de Luxemburgo, y quienes defendían un auténtico
gobierno de los trabajadores, siguiesen siendo marginales y / o poco organizadas.

Una vez más, con el beneficio de la retrospectiva, se puede observar que algunas de estas
debilidades se tradujeron en el hecho de que el Partido Comunista de Alemania nació a la vez
demasiado tarde (11) y muy pronto: lo que condujo a que los principales miembros del KPD
como Clara Zetkin y Paul Levi reconocieran que la salida del KPD del Partido Socialdemócrata
Independiente (USPD), tuvo poco o ningún efecto en las filas del USPD, que había jugado un
papel tan fundamental en los levantamientos revolucionarios de Alemania. Permanente
colaborador de Luxemburgo, Leo Jogiches, aunque se opuso a la fundación del KPD,
argumentando con razón que habían formado un grupo con poca base social, que iba a
boicotear las próximas elecciones y que sólo había evitado decidir sobre la participación o no
de sus miembros en los sindicatos oficiales alemanes ¡aplazando la votación! Sólo tras el
Congreso de Halle de octubre de 1920 -es decir, tras la fusión con el ala izquierda del USPD -
el KPD comenzó a ser visto como un verdadero partido.

En cualquier caso, el hecho de que el programa del KPD tuviese poco que ofrecer como
alternativa a la constitución y a la Asamblea Nacional -más allá de su sustitución por un
sistema de consejos -estaba ligado a una apreciación errónea de lo que les esperaba. En
efecto, tanto en sus discursos como en su correspondencia Luxemburg demuestra una
apreciación equivocada de la situación inmediata. Tan convencida estaba de la profundidad de
la crisis del estado alemán, del nivel de desilusión con los dirigentes del SPD y el USPD y del
poder de los consejos de los obreros y los soldados que creía que las elecciones a la Asamblea
Nacional ni siquiera llegarían a tener lugar. Instando a Clara Zetkin a no preocuparse
demasiado acerca de la decisión del joven KPD de llamar a un boicot, Luxemburgo escribió,
sólo ocho días antes de las elecciones: "En realidad, la rapidez de los acontecimientos ha
puesto la cuestión de [participar] en la Asamblea Nacional en un segundo plano y, si las cosas
continúan de esta manera, es muy dudoso que haya elecciones y una Asamblea
Nacional." (12)

Luxemburgo parece haber estado convencida de que la "primera fase" de la revolución
alemana ya había pasado y que comenzaba la "segunda fase", que se iba a caracterizar más
por su contenido económico que por el político. Como escribió, "Ningún gobierno, por muy
ejemplarmente socialista que sea, puede proclamar el socialismo". En cierto sentido, por
supuesto, es correcto, y refleja un claro rechazo del gobierno provisional de coalición SPDUSPD
que se formó en noviembre de 1918. A pesar de toda la charlatanería "socialista" de
aquellos autodenominados "comisarios del pueblo", el gobierno SPD-USPD en realidad actuó
como el casero de un Estado capitalista alemán y de una clase burguesa en desbandada. De
hecho, los comisarios ni sí quiera eran ministros del nuevo gobierno: la vieja burocracia estatal
y los altos mandos militares se negaron a soltar el timón. Aunque ello provocó a menudo
disgusto e irritación entre las bases tanto del SPD como del USPD –hasta el punto de los
comisarios del USPD se vieron forzados a dimitir a finales de diciembre, después de un asalto
armado contra militantes obreros de Berlín-, los dos partidos, sin embargo, siguieron siendo las
fuerzas mayoritarias entre los trabajadores.

Luxemburgo había juzgado mal el estado de ánimo de las masas. Sin embargo, no cabe la
menor duda de que ni malinterpretó ni tergiversó el espíritu revolucionario del marxismo.
Demostró estar por encima del considerado hasta entonces el “Papa del marxismo”, Karl
Kautsky. A pesar de que Luxemburgo y Kautsky compartieron las críticas contra los gobiernos
de coalición pro-capitalistas de Alexandre Millerand y compañía a finales del siglo XIX, un
rápido vistazo a los escritos de Kautsky de este período, como sus "Directrices para un
programa de acción socialista" o "Impulsar la revolución hacia delante” (13), evidencian que, en
marcado contraste con algunos de sus primeros escritos, fue falsamente desplegando términos
marxistas claves como la "república democrática" y el "programa mínimo" para proporcionar
una coartada de izquierda al millerandismo de entonces: las acciones del gobierno de coalición
SPD-USPD.

Contenido y forma

Esto puede explicar otro hilo conductor del discurso de Luxemburgo: a saber, que el programa
mínimo tenía que ser "liquidado". Su enfoque estaba obviamente ligado a una falsa apreciación
de la situación inmediata, que acabo de esbozar. Pero a pesar de todo lo que sucedió en el
transcurso de los dos meses revolucionarios de 1918, la clase obrera alemana no tenía el
poder (pese a las falsas afirmaciones de Kautsky en ese sentido), o, incluso me atrevería a
decir, ni en posición real para luchar por el a corto plazo. Durante algún tiempo hubo una
situación de doble poder, pero la clase obrera carecía de la organización, la estrategia y la
conciencia necesarias para resolver esa dualidad a su favor. En la medida en que se pudiese
considerar que había una estrategia hegemónico, era la de la dirección del SPD. Contra
Luxemburgo, por lo tanto, creó que la consigna “!Abajo el sistema del trabajo asalariado!' No
era la que tocaba. Este enfoque fue claramente el que guió el llamamiento del KPD a una
"república socialista unida" o el hecho de que, mucho más extraño y sorprendente, Karl
Liebknecht hubiese ¡proclamado la república socialista en noviembre de 1918! (14).

Curiosamente, la afirmación de Luxemburgo de que el programa mínimo debía dejarse de lado
y que los trabajadores debían " dedicarse seriamente a destruir el capitalismo" encontraron eco
(de forma totalmente independiente, hasta donde sé) en el movimiento revolucionario ruso. En
el período previo a la Revolución de Octubre, Nikolai Bujarin y sus seguidores defendían que el
programa mínimo de los comunistas rusos era obsoleto. Lo que se planteaba, según ellos, era
comenzar la realización del programa máximo de la liberación humana. La respuesta de Lenin
ofrece una perspectiva mejor, menos entusiasta, más realista:

"Es ... ridículo descartar el programa mínimo, que es indispensable, mientras todavía vivamos
en el marco de la sociedad burguesa, mientras que todavía no hayamos destruido ese marco,
construido los requisitos básicos para una transición al socialismo, ni aplastado al enemigo (la
burguesía ), e incluso aunque la hayamos derrotado aún no la hemos aniquilado ... Descartar el
programa mínimo sería lo mismo que declarar, proclamar (presumir, en un lenguaje sencillo) de
que ya hemos ganado" (15).

La ausencia de un enfoque leninista de este tipo dejó al KPD con muy poco espacio de retirada
estratégica, que no fuese alentar y apoyar las huelgas y los enfrentamientos entre los
trabajadores y los empresarios, que Luxemburgo (erróneamente en mi opinión), describía como
la "forma externa de la lucha por el socialismo "-tal vez un reflejo de su opinión anterior de que
la huelga de masas, “un fenómeno histórico natural”, representa" la primera forma natural, el
primer impulso de toda gran lucha revolucionaria del proletariado"(16).

Luxemburgo acertó, sin duda, en que "es pura locura creer que los capitalistas obedecerán de
buen humor la imposición socialista de un parlamento o de una Asamblea Nacional". Pero, en
mi opinión, no hay una forma natural de revolución proletaria. Puede tomar la forma de huelgas
de masas, de colapso militar y rebelión, de un partido revolucionario o de varios que ganen una
gran mayoría electoral y otras.

Las diferencias entre las experiencias de 1871 (elecciones a un consejo local) y 1917 (rebelión
militar, huelgas masivas, disturbios campesinos, soviets) subrayan este punto básico. Lo que
es crucial es la cuestión del gobierno: ¿con que fuerzas, y sobre la base de que contenido
político, cristalizará la toma de decisiones necesarias para romper la mal humorada y
sangrienta respuesta inevitable de la clase capitalista? Este es quizás el principal problema de
la liquidación del programa mínimo: deshacerse de los contenidos mínimos de una posible
participación contingente del KPD en semejante gobierno: un problema que volvió a plantearse
de nuevo al partido.

Nunca sabremos cómo Luxemburgo habría respondido a la nueva situación política tras las
elecciones a la Asamblea Nacional, ya que fue cruel, brutalmente asesinada cuatro días antes
de que tuvieran lugar. El joven Partido Comunista fue despojado de su estrella más brillante.

Mirando hacia atrás, a pesar de la importancia y consistencia de los temas republicanos en el
pensamiento de Rosa Luxemburgo, es evidente que su respuesta a las traiciones de la
socialdemocracia implico tirar el grano con la paja. A diferencia de Lenin y la mayoría de los
bolcheviques, Luxemburgo rechazó el programa mínimo como constitucionalista y burgués
parlamentario por su propia naturaleza (17).

Así como Draper señala que muy pocos marxistas parecen haber comprendido correctamente
el significado de lo que Marx y Engels entendían por dictadura del proletariado, se puede decir
que, de manera similar, existe una tradición republicano-demócrata en el marxismo que fue
olvidada en gran parte o tergiversada, o incluso conscientemente enterrada, por la Segunda
Internacional. La falta de claridad sobre el tipo de gobierno republicano-democrático que la
socialdemocracia tenía como objetivo facilitó la confusión en sus filas e incluso es probable que
proporcionase un terreno más favorable para el surgimiento y la propagación del oportunismo
que finalmente acabó con la Segunda Internacional.

Notas

1. R Luxemburgo, "¿Qué quiere la Liga Espartaco?: www.marxists.org/archive/luxemburg/
1918/12/14.htm .
2. R Luxemburgo: "Nuestro programa y la situación política": www.marxists.org/archive/
luxemburg/1918/12/31.htm .
3. Citado por MA Waters, Rosa Luxemburg Speaks Nueva York 1970, P403.
4. Sin embargo, el detallado relato de Ottokar Luban de los "días de enero” de 1919 pone de
manifiesto la confusión general en el KPD al evaluar la situación política, algo que también
influyó negativamente en el juicio de Luxemburgo para decidir si era posible derrocar al
gobierno de Berlín. Ver O. Luban, “Rosa at a loss -the KPD leadership and the Berlin uprising
of January 1919: legend and reality”, Revolutionary history 8, 4 (2004).
5. F Engels, Prólogo a K Marx Las luchas de clases en Francia: www.marxists.org/archive/
marx/works/1895/03/06.htm .
6. Citado en VI Lenin, "Chovinismo muerto y marxismo vivo": www.marxists.org/archive/lenin/
works/1914/dec/12.htm # fwV21E042 . Lenin, que escribió en 1914, en realidad cita una carta
de Engels a Kautsky.
7. F Engels Crítica del programa de Erfurt: www.marxists.org/archive/marx/works/
1891/06/29.htm .
8. Engels F, Prólogo a K Marx, La guerra civil en Francia, Londres 1941, p19.
9. K Marx La guerra civil en Francia: www.marxists.org/archive/marx/works/1871/civil-warfrance/
ch05.htm .
10. K Marx Crítica del programa de Gotha: www.marxists.org/archive/marx/works/1875/gotha/
ch04.htm .
11. Sólo tras la crisis del 4 de agosto de 1914 Luxemburgo y sus correligionarios comenzaron
en serio a organizar algún tipo de agrupación coherente de oposición a la dirección del SPD
sobre la base de una visión y un programa común.
12. Citado por SE Bonner (ed) The letters of Rosa Luxemburg New Jersey 1993, p300.
13. Para más información sobre el 'republicanismo' de pacotilla de Kautsky en este período, ver
B Lewis, ‘From Erfurt to Charlottenburg’ 'Weekly Worker 10 de noviembre 2011.
14. Algunos atribuyen este enfoque un poco voluntarista y moralista a las opiniones neokantianos
de Liebknecht, aunque es evidente que ese enfoque encontraba cierto apoyo entre
los trabajadores revolucionarios de Berlín en particular.
15. VI Lenin, "La revisión del programa del partido": www.marxists.org/archive/lenin/works/
1917/oct/06.htm .

República y socialismo en Rosa Luxemburgo www.sinpermiso.info

16. R Luxemburgo La huelga de masas capítulo 7: www.marxists.org/archive/luxemburg/1906/
mass-strike/ch07.htm .
17.El hecho de que Kautsky haya acariciado la ilusión de que se podrían conservar aspectos
de la moderna burocracia estatal capitalista en el socialismo no significa que sea
completamente falso afirmar, como lo hizo en 1893, que "un régimen parlamentario auténtico
pueda ser un instrumento de la dictadura del proletariado como es un instrumento de la
dictadura de la burguesía "(citado en RB Day y D Gaido Witnesses to permanent revolution,
Leiden 2009, p55, nota 159). Marx, por ejemplo, también vio la necesidad de transformar el
sufragio universal de "un instrumento de engaño, como ha sido hasta ahora, en un instrumento
de emancipación" (K Marx, Programa del Partido Obrero Francés: www.marxists.org / archive /
marx / works/1880/05/parti-ouvrier.htm ).

Ben Lewis, es un joven historiador británico del movimiento socialista, miembro del comité editorial de la revista
Revolutionary History y del comité de los Archivos del Marxismo en Internet (www.marxist.org). Esta fue su
contribución a la Conferencia Internacional anual Rosa Luxemburgo, que se reunión en 2013 en París sobre
"Conceptos de la democracia y la revolución de Rosa Luxemburgo”.

Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

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27/10/2013

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