segunda-feira, 25 de setembro de 2017

Empresas sin patrón, espacios de resistencia




Cooperativas y empresas recuperadas de más de 25 nacionalidades se reúnen en Argentina durante el VI Encuentro Internacional de Economía de las/os Trabajadoras/es.
Empresas sin patrón, espacios de resistencia

Gorka Martija y Gonzalo Fernández*

A finales de agosto se celebró en Pigüe (Argentina) el VI Encuentro Internacional de Economía de las/os Trabajadoras/es. Un espacio de debate y definición de estrategia política del movimiento de empresas recuperadas por las y los trabajadores —así como otras experiencias económicas autogestionarias—, que consolida su espacio en América Latina y que se proyecta crecientemente en el continente europeo.
Entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre, cooperativas y empresas recuperadas de más de 25 nacionalidades se dieron cita en el evento, para analizar de manera específica aspectos como la compleja relación de estas iniciativas con el sector público, las dificultades para aunar lógicas productivas y comerciales, la tensión entre mercados capitalistas y formas alternativas de entender la economía, así como la viabilidad de este proyecto en un contexto de derechización y exclusión a lo largo y ancho del continente.
Por supuesto, la situación de Argentina no ha quedado al margen. La ofensiva lanzada por Macri al conjunto de las mayorías sociales, en las que destacan tarifazos y represión sindical, genera un momento crítico para los movimientos sociales y, en concreto, para el de empresas recuperadas. Atravesando los debates, como no podía ser de otra manera, la desaparición forzada del militante Santiago Maldonado, que estuvo en las mentes, la palabra y los corazones de todas las personas asistentes.
Tres retos ante un momento crítico
Fueron numerosas las aportaciones que, desde distintos ámbitos, geografías y disciplinas, se realizaron durante estos tres días. Todo ello bajo la dinamización del Programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires y de un comité organizador comandado por la Fábrica Recuperada Textiles Pigüe, anfitriona del encuentro, que permitió que los muros de la factoría se convirtieran en nuestro propio hogar por unos días.
Uno de los ejes que atravesó el encuentro fue el análisis del impacto del neoliberalismo en este tipo de experiencias, proyecto político y económico ante el cual muchas de ellas surgen como respuesta. Así, se destacó la lógica de expulsión sistemática de cada vez mayores volúmenes de mano de obra al exterior del mercado laboral, cuestión que se manifiesta con especial crudeza en el Sur Global. Se generalizan así dinámicas como el trabajo informal y la economía popular como maneras de sobrevivir y reinventarse tras sufrir la expulsión de los márgenes del sistema. Y de manera especial, los procesos de recuperación de empresas, protagonizados en gran parte por trabajadoras y trabajadores que, ante el cierre de la fuente de trabajo por parte de la patronal, y ante las escasas perspectivas de reconversión laboral a las que se enfrentan en una coyuntura de crisis permanente, optan por mantener la fábrica abierta y operativa, ahora bajo su propio control directo.
Es aquí donde la necesidad inmediata de conservar la fuente de ingresos que permite la supervivencia vital, da inicio a una creciente generación de conciencia sobre la necesidad de la lucha, la pertenencia a un mismo sujeto subalterno, o la necesidad de implementar prácticas organizativas diferenciadas de las que imperan en las jerarquizadas y autoritarias relaciones propias de la empresa capitalista. Sin obviar los diferentes niveles de desarrollo de esa conciencia, así como las numerosas contradicciones internas que surgen en el seno de estos colectivos en el curso del proceso. Se pone en todo caso en valor que la reacción ante la ofensiva neoliberal genera resistencias y gérmenes de otra forma de entender la sociedad.
Dentro de estas contradicciones, los debates se centraron como segundo eje en la caracterización concreta del sujeto del que hacen parte las personas que participan en estas experiencias. Conviven así personas que se ven a sí mismas como propietarias del centro de trabajo desde una perspectiva más clásica de la palabra (reproduciendo así parcialmente determinadas lógicas propias de la empresa capitalista), con personas a las que les resulta dificultoso abstraerse de la identidad de asalariadas (lo que dificulta la concepción de la cooperativa o la empresa recuperada como un proyecto netamente colectivo y de construcción comunitaria, con nuevas reglas y relaciones horizontales entre sus componentes). Y también, por supuesto, con personas que se ven inmersas en procesos de adquisición acelerada de conciencia respecto a las implicaciones sociales y políticas de una experiencia de este tipo, y su rol profundamente contrahegemónico en el marco de la ofensiva neoliberal.
En esta discusión, siempre abierta y dinámica, destaca la capacidad de generar alianzas como un sujeto más amplio y diverso de cambio y, necesariamente, respecto al mundo sindical. De esta manera, aun cuando es general la concepción de que es indispensable un mayor grado de articulación con los sindicatos, afloran las dificultades de estos para aglutinar e incluir a toda la masa de trabajadores y trabajadoras que se ven expulsadas de los circuitos tradicionales del mercado laboral. Este se define, qué duda cabe, como un reto de primer orden.
Por último, un tercer debate es el que hace referencia a la relación con la institucionalidad. Aquí conviven expresiones que valorizan al máximo la autonomía respecto del Estado (rechazando ayudas financieras o legislativas), con otras visiones que consideran inevitable la generación de determinados niveles de sinergia o, al menos, de colaboración. Es aquí donde emergen las reflexiones sobre el rol de las líneas de ayuda financiera o la exigencia de leyes de expropiación; medidas legislativas por las cuales, cuando una empresa es recuperada por sus trabajadoras/es, el poder público decide expropiar el centro en cuestión y cederlo en usufructo al colectivo laboral, librándolo así de uno de los principales problemas que tienen este tipo de experiencias de resistencia: la personalidad jurídica y el acoso judicial por parte de los propietarios. La pluralidad en este, como en el resto de debates, es importante y sumamente enriquecedora.
Estos tres fueron, junto a otros muchos, algunos de los debates que permearon el encuentro, y que permitieron construir, dentro de la diversidad enriquecedora, una agenda política para los múltiples contextos que ahí se dieron cita.
Argentina, Macri y las empresas recuperadas
El encuentro se celebró en una Argentina que se prepara para la resistencia ante la embestida neoliberal del presidente Mauricio Macri, avanzadilla continental de la restauración de un modelo que hace de la defensa del poder corporativo su eje vertebrador.
Argentina se caracteriza por el alto volumen de empresas recuperadas que han nacido y resistido allá desde que estallara la crisis en 2001, expulsando a grandes cantidades de población trabajadora hacia los márgenes del sistema, empujándolas a idear nuevas fórmulas imaginativas de supervivencia y mantenimiento de la fuente de trabajo. Surge en el mismo magma popular del que nacieron las organizaciones piqueteras que integraban a la población desocupada a las dinámicas de lucha frente al colapso del sistema.
Esto significa que su propio motivo fundacional, así como su propia resistencia y existencia, son en sí mismas una impugnación a la totalidad de un modelo incapaz de proporcionar certidumbres y mínimos de bienestar a cada vez mayores porciones de la población argentina, latinoamericana y mundial. Un modelo que, por esa misma razón, sitúa a este tipo de entidades como un objetivo a batir.
A lo largo del encuentro numerosos elementos del paquete gubernamental que comienza a implementarse en Argentina han sido identificados como amenazas abiertas frente al movimiento cooperativo y de empresas recuperadas del país, como son el tarifazo (subidas de hasta un 300% de la tarifa eléctrica que ponen en jaque la viabilidad de muchas de las factorías que dependen para su funcionamiento de esta fuente energética); el recrudecimiento de la represión policial (se señalan casos en los que la policía cerca una determinada empresa antes de que se conozca su situación de quiebra, para evitar la ocupación por parte de la plantilla); o la hostilidad legislativa (destacándose el veto presidencial a disposiciones legislativas que conminan a aplicar la ley de expropiación antes mencionada, como es el caso del emblemático Hotel Bauen).
Las empresas recuperadas se encuentran, por tanto, en el punto de mira del gobierno argentino. Y, a su vez, se sitúan en el campo de la resistencia popular y ciudadana frente al ajuste duro de Macri. Son numerosas las dinámicas de movilización puestas en marcha en los últimos meses, como el auge de la movilización sindical en la que la eventualidad de un paro general sobrevuela el ambiente.
Es preciso destacar el hito que supondrá la celebración de la cumbre de la OMC en diciembre de 2017, frente a la que ya se preparan respuestas colectivas a la altura del reto que semejante expresión del poder corporativo y la arquitectura de la impunidad supone. Así, desde la campaña Argentina Mejor sin TLC están en marcha dinámicas dirigidas a visibilizar el rechazo social a una cumbre que pretende abrir una nueva fase de reimpulso de la última oleada liberalizadora del comercio y la inversión globales, en el marco de la nueva coyuntura abierta por la llegada de Trump al gobierno de EEUU.
En definitiva, un encuentro que se inserta en un contexto más amplio de resistencias y alternativas ante el viraje neoliberal encarnado por Macri, en el que la exigencia de aparición con vida de Santiago Maldonado recorre el país de punta a punta como un grito de ira ante los desmanes de una élite que no parece tener límite alguno en su pretensión de volver a controlar todos los resortes del poder.
* Gorka Martija y Gonzalo Fernández son investigadores del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL)Paz con Dignidad.

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