segunda-feira, 23 de novembro de 2020

El "testamento" político de Friedrich Engels

 


      Michael R. Krätke


Cualquiera que haya sido puesto a prueba por su lealtad a la
constitución en los años 70 y siguientes en la antigua República Federal
y haya sido sospechoso de ser un "enemigo de la constitución"
probablemente se acordará del "último Engels". Desear un orden económico
y social diferente está permitido en la constitución; el derrocamiento
violento del orden político no. Como joven de izquierda uno podía
remitirse al "último Engels" para pasar como amigo de la constitución,
aunque con opiniones radicales.

Con el "último Engels" se hace referencia, ante todo, a un texto que
Friedrich Engels escribió a principios de 1895, pocos meses antes de su
muerte: una introducción a la nueva edición de "Las luchas de clases en
Francia de 1848 a 1850" de Karl Marx. Casualmente, este fue el último
gran texto que escribió y publicó antes de su muerte. No pretendía ser
su "testamento político". Recibió este dudoso estatus por una serie de
coincidencias.

Engels nunca había estado tan cerca del SPD y sus partidos hermanos
europeos como en los últimos cinco años de su vida. Sin Engels,
difícilmente hubiera sido posible -contrariamente a lo esperado- la
exitosa refundación de una Internacional de partidos socialistas y
socialdemócratas en el verano de 1889. En los primeros años de la
llamada "segunda" Internacional, antes de que existiera una organización
formal y un buró conjunto en Bruselas, muchos de los contactos entre los
partidos socialistas de Europa y América del Norte pasaban por Engels.
Mantenía correspondencia con todos los que tenían rango y nombre en el
movimiento socialista, con Kautsky, con Bernstein, con August Bebel y
otros miembros del ejecutivo del SPD, con Viktor Adler, con Domela
Nieuwenhuis, con Filippo Turati, con Pablo Iglesias, con Paul Lafargue y
muchos otros.

En 1890 cayó la Ley Socialista (Sozialistengesetz), y el SPD pudo operar
legalmente de nuevo en el Reich alemán. Engels estaba entusiasmado. Vio
el comienzo de una nueva época política en Alemania, que requería un
lenguaje político diferente y una estrategia y táctica políticas
diferente. Con el congreso del partido de Erfurt de 1891, logró una obra
maestra: por primera vez, un partido de masas europeo con cientos de
miles de miembros y votantes, el SPD, había adoptado un programa
decididamente socialista que estaba claramente determinado por el
"socialismo científico" de Marx y Engels. Engels consideraba al SPD como
el centro, el núcleo central más importante del movimiento obrero
europeo e internacional; por lo tanto, le dedicó toda su atención. Para
atraer a socialistas y marxistas, era necesario no sólo completar el tan
esperado tercer volumen de /El Capital/, sino también reeditar muchos de
los escritos marxistas que estaban agotados y eran apenas conocidos.

*Las luchas de clases en Francia de Marx *

Por eso estuvo encantado cuando Richard Fischer, el director de la
editorial del /Vorwärts/, le preguntó si estaba dispuesto a publicar una
edición separada de la serie de artículos de Marx, originalmente
titulada "1848 a 1849" en la /Neue Rheinische Zeitung. Politisch
ökonomische Revue/ y escribir un prólogo. Engels estuvo de acuerdo y
escribió el texto, una introducción extensa en lugar de un breve
prefacio, entre el 14 de febrero y el 8 de marzo de 1895. Para la
reedición de los tres artículos originales en la /Revue. Mai bis Oktober
1850/, que había escrito junto con Marx, elaboró una cuarta parte y la
incluyó al final. El resultado fue, como escribió a Richard Fischer, un
"capítulo correcto y decente" y una "conclusión objetiva del conjunto,
sin la cual permanecería como un fragmento"(1). Propuso para este texto
el título que se usa hoy en día, "Las luchas de clases en Francia de
1848 a 1850" (2). Bajo este título también se publicó en abril de 1895
como un folleto con la introducción de Engels, en una edición de 3.000
ejemplares.

A principios de diciembre de 1894, el Canciller del Reich, el Príncipe
von Hohenlohe-Schillingfürst, introdujo un nuevo proyecto de ley contra
la subversión (Umsturzvorlage) en el Reichstag, dirigido contra la
agitación socialdemócrata. En consecuencia, la dirección del SPD
reaccionó nerviosamente a todo lo que pudiera aumentar el peligro de una
nueva edición de la Ley Socialista. Engels estaba dispuesto a ceder a
las propuestas de cambio del ejecutivo del partido. Consideró que
algunas de ellas eran exageradas, y advirtió que no se debían subordinar
por puro miedo a una línea de "legalidad absoluta, legalidad a cualquier
precio", incluso frente a violaciones claras de la constitución y a
actos de golpe de estado; nadie creía en tales declaraciones. Se quejó a
Kautsky de que su texto había "sufrido bastante por las temibles
reservas de nuestros amigos de Berlín sobre el golpe, que tuve que tener
en cuenta dadas las circunstancias" (3). Wilhelm Liebknecht, sin
embargo, cogió el texto de Engels, lo adaptó por su cuenta y lo publicó
en /Vorwärts/. Engels protestó firmemente contra esta versión no
autorizada y abreviada de su texto: el texto fue "tan recortado que
parezco un pacífico adorador de la ley /quand même/" (4). Kautsky se
aseguró de que la introducción de Engels, en la versión que autorizó,
también se publicara en la /Neue Zeit/. Así, en muy poco tiempo, se
distribuyó ampliamente entre la opinión pública socialista internacional
(5).

Así pues, había tres versiones del texto de Engels: la versión original,
la versión editada, en la que se habían suprimido algunos pasajes con el
conocimiento y el consentimiento de Engels, y la versión no autorizada,
recortada, de Wilhelm Liebknecht. El asunto se volvió explosivo cuando,
después de la muerte de Engels, su introducción fue citada por algunos
partidarios del revisionismo como prueba de que incluso Engels, en sus
días de vejez, se había despedido de las fantasías revolucionarias de su
juventud. Kautsky y otros estaban en desacuerdo con esta osada
interpretación, que sólo podía basarse en el recorte de Liebknecht, pero
no en el texto publicado con el consentimiento de Engels. La disputa
volvió a estallar cuando David Riazanov, el director del Instituto
Marx-Engels de Moscú, encontró el manuscrito original en el legado de
Engels y lo publicó en 1925. Esto permitió reconstruir las partes
suprimidas que el mismo Engels había hecho o, en parte, aceptado a
regañadientes (6). Sin embargo, las críticas que los revisionistas del
SPD habían falseado deliberadamente de las palabras de Engels, pudieron
ser fácilmente refutadas por Kautsky (7).

*Engels después de Marx *

¿Cómo pudo un texto relativamente corto de Engels convertirse en la
manzana de la discordia? En 1895 el viejo Engels era una leyenda, el
puente viviente hacia Marx, el único que, a pesar de su "impertinente
modestia", podía hablar con plena autoridad en nombre de Marx, la
instancia suprema en asuntos de "marxismo", que sin él no hubieran
existido (8). Desde el verano de 1844 había sido el más estrecho amigo y
colaborador de Marx, ambos habían perseguido muchos proyectos juntos
hasta el final. El gestor y capitalista, el erudito privado sin título
académico se había formado un gran nombre como escritor y periodista. El
"General", como lo llamaban sus amigos, era considerado una autoridad
destacada en todo lo militar (9). Pero se veía sobre todo como albacea
de su amigo fallecido, y la publicación de los volúmenes segundo y
tercero de /El Capital/ (1885 y 1894) como su trabajo más importante.
Dado que no había un texto comparablemente extenso de los escritos de
Marx sobre política y estado, fue Engels quien, en su extensa
correspondencia y en muchos pequeños textos, a menudo introducciones a
nuevas ediciones de viejos escritos de Marx y de él mismo, contribuyó
decisivamente para aclarar cuestiones centrales del movimiento
socialista en Europa.

*La introducción de Engels de 1895 *

Inicialmente este texto no trataba en absoluto de política, sino de
ciencia: la serie de artículos de Marx fue la prueba de fuego, el primer
intento "de explicar, a partir de una situación económica determinada,
una parte de la historia contemporánea mediante su [es decir, marxista]
modo materialista". Aquí se trataba de “demostrar la relación
causa-efecto interna de un proceso de varios años, tanto crítico como
típico para toda Europa… es decir, atribuir los acontecimientos
políticos a los efectos de causas, en última instancia, económicas (10).
Esto no era fácil, porque "una visión clara de la historia económica de
un período determinado nunca se consigue de forma simultánea, sólo puede
obtenerse retrospectivamente, después de que el material se haya
recogido y examinado". En consecuencia, para Engels, el "método
materialista" debía limitarse a los análisis históricos contemporáneos.
Difícilmente se puede superar la evidencia de que los "conflictos
políticos" están relacionados con "conflictos de interés de las clases
sociales y fracciones de clase determinadas por el desarrollo económico"
y los actores políticos (como los partidos) son la "expresión más o
menos adecuada de estas... clases y fracciones de clase". Gracias a su
conocimiento preciso de la historia económica y política de Francia,
Marx había logrado dar "una descripción de los acontecimientos que
revela su coherencia interna de una manera que nunca antes se había
logrado" (11). Engels se refería a la posterior obra de Marx, el /18º
Brumario de Luis Bonaparte/ de 1852, en el que continuó este análisis
del curso de los acontecimientos hasta el golpe de Estado de Napoleón
III y la caída de la Segunda República francesa (12).

El análisis de la historia contemporánea no es una teoría general, sólo
tiene una validez histórica limitada. Engels expuso, de forma totalmente
autocrítica, la perspectiva histórica que Marx y él compartían en 1850.
Como los demócratas radicales y comunistas que eran, tenían la historia
de la Revolución Francesa en sus mentes. Estaban completamente
hechizados por este gran modelo y esperaban que la revolución europea,
que comenzó con la Revolución de febrero de 1848 en París, siguiera un
curso muy similar. Estaban completamente equivocados. Engels quiso
explicar a los lectores de 1895 por qué "en aquella época estábamos
autorizados a contar con una victoria inminente y definitiva del
proletariado, por qué no se produjo y en qué medida los acontecimientos
contribuyeron a que hoy viéramos las cosas de manera diferente a como
las veíamos entonces" (13). En el otoño de 1850 habían comprendido que
el período revolucionario había terminado; pero esperaban una
continuación, una nueva ola de revolución en la línea de la anterior,
desencadenada por una nueva "crisis económica mundial" (14).

Pero, continuó Engels, "la historia no nos ha dado la razón, a nosotros
y a todos los que pensaban de manera similar" (15). En 1848, el estado
de desarrollo económico en Europa, especialmente industrial, estaba
lejos de estar tan avanzado en ese momento como ellos pensaban. El
rápido desarrollo del capitalismo industrial que tuvo lugar después de
1848, la revolución económica y sobre todo industrial que se extendió
por todo el continente europeo, demostró que el capitalismo moderno
estaba lejos de estar al final de su desarrollo, más bien se encontraba
al principio. El desarrollo hacia las formas políticas modernas, hacia
el estado nacional y la república, también estaba lejos de ser completo.
El breve episodio de la Comuna de París de 1871 demostró una vez más
como de imposible era el dominio de la clase obrera en Europa por
entonces (16).

Por consiguiente, estaba claro para Engels que "el modo de lucha de 1848
está hoy anticuado en todos los aspectos", especialmente la "rebelión a
la vieja usanza, las luchas callejeras (Straβenkampf) con barricadas,
que se producían por todas partes hasta 1848"; las condiciones
completamente cambiadas permitían y requerían hoy un "modo de lucha del
proletariado totalmente nuevo" (17). Los modelos de 1789, 1830 y 1848 ya
no servían como orientación (18).

*La nueva estrategia y táctica. ¿Cómo vencerá la socialdemocracia? *

En sólo unas pocas páginas, Engels desarrolló la estrategia que hoy, con
Gramsci, llamaríamos "guerra de posiciones" (Stellungskrieg), la
estrategia de una lenta conquista del poder, parte por parte, posición a
posición, con tiempo por delante (19). Esta estrategia se hizo posible y
necesaria porque se juntaron algunos elementos nuevos: el ascenso de los
partidos socialistas de masas, la introducción del sufragio universal
(masculino) en diferentes países europeos y los cambios en la tecnología
militar. Para Engels era crucial el hecho de que los partidos obreros
habían aprendido a utilizar el sufragio universal, a participar en las
elecciones a todos los niveles, en los parlamentos nacionales, en los
"parlamentos estatales, consejos locales, tribunales laborales", a
dirigir campañas electorales, a "disputar cualquier puesto" a la
burguesía, a hacerse oír en la opinión pública política con sus propios
órganos de prensa, también a utilizar el parlamento para trabajar en la
opinión pública política, en resumen, a llevar a cabo luchas políticas
legalmente, dentro del marco de las leyes y la constitución. Engels
confió en que los grandes partidos obreros desarrollarían esta
estrategia cada vez más, todos los socialistas aprenderían que el
"trabajo largo y perseverante", el "trabajo lento de la propaganda", la
continua "actividad parlamentaria" serían necesarios para alcanzar el
objetivo. Esta prolongada labor era necesaria porque la revolución
socialista no podía ser una sorpresa, una toma del poder por una pequeña
minoría "a la cabeza de masas inconscientes", sino una gran revolución,
el “completo cambio radical de la organización social". Aquí "las masas"
(es decir, en primera línea, la clase obrera) debían participar
activamente, y por lo tanto habrían comprendido por sí mismas de qué
tipo de revolución se trata; finalmente debían llevarla a cabo (20).

Engels se opuso claramente a las tácticas dirigidas a la toma del poder
mediante insurrección o golpe de estado, y de ninguna manera sólo por
razones militares. También le preocupaba el argumento ético y moral
contra una táctica que tomara la masa de trabajadores sólo como
infantería y carne de cañón de la revolución. De todos modos, en el
estado actual de la tecnología militar, los intentos de insurrección
tendrían pocas posibilidades de éxito, en tanto el ejército estuviera
intacto y los soldados obedecieran a sus oficiales. Advirtió a todos los
partidos socialistas que no se dejaran convencer para provocar actos
violentos o lo que sólo podría terminar en derrotas sangrientas, en
derramamiento de sangre como en París en 1871, que haría retroceder
décadas el movimiento obrero. Las organizaciones de masas socialistas,
el movimiento obrero, como mejor se conducen es cuando se mueven dentro
del marco legal, usan sus derechos sabiamente y construyen sus
posiciones en el estado y la sociedad paso a paso. La "tarea principal"
del SPD en particular es mantenerse intacto, que el movimiento y sus
organizaciones de masas se cuenten por millones, no dejar que se
desgaste en escaramuzas, continuar el crecimiento de su propio poder
político con medios legales y pacíficos hasta que haya crecido "el poder
decisivo del país", un poder que "crece por encima del sistema político
existente" (21). Engels dejó aquí abierto lo que sucedería si el
movimiento socialista de la clase trabajadora se convirtiera un día en
el poder más grande en el estado. Terminó su introducción con una
analogía histórica y se refirió al ascenso de los cristianos en el
Imperio Romano, de ser una secta a ser la religión del estado (22). Hay
que destacar esta analogía, porque muestra muy claramente que Engels
imaginó la lucha política de la socialdemocracia como una lucha
prolongada por la hegemonía en el estado y la sociedad. Al final, el
movimiento obrero ganaría porque sus pensamientos, sus valores, sus
objetivos serían los pensamientos, valores y objetivos dominantes.

En los pasajes borrados de su manuscrito, también habló de un posible
futuro de /Straβenkämpfen/: todavía podrían ocurrir, pero las
condiciones serían mucho menos favorables que antes. Algo muy diferente
a eso era crucial: si el movimiento socialista continuaba creciendo como
lo había hecho hasta ahora, entonces, en un futuro previsible, la
mayoría de los soldados de leva consistirían, en gran mayoría, en
jóvenes socialistas, y por lo tanto ya no serían utilizables contra su
propio pueblo. Por supuesto, Engels, como buen demócrata, no renunciaba
al derecho a resistir en situaciones que consideraba probables:
violaciones abiertas de la constitución, golpes de estado por parte de
los poderes dominantes, que no veían otra manera de controlar el exitoso
movimiento legal de masas de los socialistas. Pero mejor no hablar hoy
de lo que uno habría hecho entonces (23).

*El "revisionismo" de Engels: ¿Cambió Engels su concepción política? *

Esta era la opinión de muchos que consideraban a Engels y especialmente
a Marx como revolucionarios peligrosos. Los partidarios en el SPD de la
táctica de quedarse quieto y esperar se sintieron confirmados. Sin
embargo, Engels subrayó que consideraba que las tácticas pacíficas y
legales de las campañas electorales y la labor parlamentaria sólo eran
útiles para ciertos países y en ciertas condiciones (24). Por supuesto,
sólo entonces y únicamente allí donde había sufragio universal y donde
las reglas democráticas del juego fueran respetadas por los poderes
dominantes. Pero eso no lo harían siempre, Engels estaba convencido de
ello. La estrategia de /Stellungskriegs/ y las tácticas de acción legal
y pacífica, según las reglas de juego democráticas, llegarían a su fin
porque los gobernantes recurrirían a la violencia mucho antes de que el
partido socialista pudiera lograr una mayoría y llegar legalmente al
poder. Y esto los conduciría "del terreno de la mayoría de los votos al
terreno de la revolución" (25).

Esta posición no era nueva. Las revoluciones pacíficas, de forma legal y
democrática, eran probablemente concebibles en algunos países (Francia,
EE.UU., Gran Bretaña), había escrito Engels en 1891. En los países
"donde la representación del pueblo concentra todo el poder en sí mismo,
donde se puede hacer lo que se quiera de forma constitucional tan pronto
como se tenga a la mayoría del pueblo detrás de sí" (26). Marx había
dicho públicamente exactamente lo mismo en Ámsterdam en 1872: en algunos
países como los EE.UU., Gran Bretaña, tal vez también Holanda, es
posible que "los trabajadores puedan alcanzar su objetivo por medios
pacíficos"; esto depende de las "instituciones... costumbres y
tradiciones de los diferentes países" (27). Y veinte años antes, en
1852, Marx había escrito que la implantación del sufragio universal en
Inglaterra sería un "logro de contenido socialista" porque conduciría
inevitablemente a un "gobierno político de la clase obrera" (28).

Tanto Marx como Engels estaban convencidos de que la república
democrática era la más alta y última forma política de la sociedad
burguesa, a la que se podía combatir definitivamente en la moderna lucha
de clases. Está claro, dijo Engels en 1891, "que nuestro partido y la
clase obrera sólo pueden llegar al poder bajo la forma de la república
democrática" (29). En su texto de 1895, Engels elogió el enorme progreso
que tanto el partido como el mismo movimiento socialdemócrata habían
sido capaces de llevar a cabo bajo las restrictivas condiciones del aún
entonces Imperio Alemán. ¡Qué avances no habrían logrado en las
condiciones de una república democrática! Tanto Engels como Marx se
habían opuesto repetida y firmemente a las frases y jugueteos
revolucionarios; este fue el núcleo de sus discusiones con los anarquistas.

No hay ruptura entre el viejo Engels, asesor de un movimiento
internacional de masas que ya era una potencia en Europa, y el joven
revolucionario que participó en el levantamiento de Baden de 1848/49.
Ambos, tanto el viejo como el joven, insisten en el histórico "derecho a
la revolución", ya que todos los estados del presente (así como del
pasado) han surgido de revoluciones. Bismarck fue, como Robespierre, un
revolucionario; nuevas formas políticas pueden surgir de "revoluciones
desde abajo" así como de "revoluciones desde arriba". Todo pueblo tiene
derecho a cambiar la forma de estado y de gobierno, de dotarse de una
nueva constitución o de otra república, e incluso pretender e instaurar
una nueva forma de democracia política. Tanto el viejo como el joven
Engels insisten en el primordial "derecho a la resistencia" democrática
contra los actos violentos de los respectivos gobernantes. Y tanto el
joven como el viejo se vuelven decididamente contra los "alquimistas de
la revolución" que juegan con el levantamiento y con las vidas de
decenas de miles. Incluso la huelga general, una de las ideas favoritas
de los anarquistas, fue considerada un disparate por el viejo Engels.

*Notas*

1. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 13 de febrero de 1895,
en: MEW Vol. 39, p. 410.

2. En 1850, mientras estaban en el exilio británico, Marx y Engels
habían iniciado inmediatamente un nuevo proyecto de revista, la
continuación de la Neue Rheinische Zeitung, esta vez como una revista
político-económica. En cada número analizaban y comentaban los
principales acontecimientos económicos y políticos de los meses anteriores.

3. Friedrich Engels, Carta a Richard Fischer del 8 de marzo de 1895, en:
MEW Vol. 39, p. 424; Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 25 de
marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 446.

4. Friedrich Engels, Carta a Karl Kautsky del 1 de abril de 1895, en:
MEW Vol. 39, p. 452.

5.La introducción de Engels tuvo un efecto directo en los debates
durante la segunda discusión del proyecto de ley de subversión en el
Reichstag. Los parlamentarios liberales como Theodor Barth lo citaron
como prueba de que la socialdemocracia de hoy no sigue ninguna "política
de violencia". En los discursos del Reichstag, Ignaz Auer y August Bebel
también se refirieron con aprobación al texto de Engels y lo citaron
(véase Informes taquigráficos sobre las negociaciones del Reichstag.
novena legislatura, tercer período de sesiones, 1894/1895, volumen 1,
Berlín 1895, págs. 2143, 2149/2150, 2227). El proyecto de ley fue rechazado.

6. En la edición de MEW, los pasajes eliminados se indican en el texto
mediante corchetes angulares.

7.Karl Kautsky, El testamento político de Engels, en: Der Kampf, vol.
18, 1925, no. 12, pp. 472 - 478.

8. Sin embargo, Engels no estaba en absoluto contento con el término
"marxismo" inventado por los bakuninistas y otros oponentes de Marx.
Sabía muy bien que Marx se había resistido fuertemente a ser visto como
un "marxista".

9.Cf. por ejemplo su folleto de 1893 "¿Puede Europa desarmarse?" (en:
MEW Vol. 22, pp. 371 - 399).

10. Friedrich Engels, Introducción [a "Klassenkämpfe in Frankreich 1848
bis 1850" de Karl Marx], en: MEW Vol. 22, p. 509.

11.Friedrich Engels, ibíd., págs. 509, 510. Se puede ver que Engels, a
diferencia de los filósofos marxistas, vio la prueba de la utilidad de
la nueva teoría no en las reflexiones generales sobre el concepto de
práctica o historia, sino en las investigaciones empíricas e históricas
(contemporáneas) de las luchas políticas y sociales reales en los países
capitalistas. La falta total de tales investigaciones históricas
contemporáneas, combinada con la simultánea abundancia de reflexiones
puramente filosóficas sobre la teoría marxista como tal, es la carencia
básica de todos los "marxismos" actuales.

12.Friedrich Engels, ibíd., pág. 511.

13.Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 26 de febrero de 1895,
en: MEW Vol. 39, p. 412.

14.cf. Friedrich Engels, Introducción ..., p. 513. Desde la crisis
económica mundial de 1857/58, Marx y Engels vieron la conexión entre
crisis económica y revolución con creciente escepticismo.

15. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Luchas de clases en
Francia 1848 a 1850"], en: MEW Vol. 22, S. 515.

16. Cf. Engels, ibid., pp. 516, 517.

17.Engels, ibíd., págs. 513, 519.

18. "La era de las barricadas y las peleas callejeras se ha acabado para
siempre... Así que uno está obligado a encontrar una nueva táctica
revolucionaria. He estado pensando en esto durante algún tiempo, pero
aún no he llegado a ninguna conclusión", escribió Engels a Paul Lafargue
en 1892 (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3 de noviembre de
1892, en: MEW Vol. 38, p. 505).

19. La distinción entre "guerra de posiciones" y "guerra de movimiento",
que hoy en día se asocia con el nombre de Gramsci, había sido décadas
antes desarrollada por Engels y otros. Gramsci es muy poco original en
este sentido (como en muchos otros).

20. Friedrich Engels, Introducción [a Karl Marx "Klassenkämpfe in
Frankreich 1848 bis 1850"], en: MEW Vol. 22, p. 519, 523.

21.Engels, ibíd., págs. 523, 524, 525 y ss.

22. Engels, ibíd., págs. 526, 527. En una carta privada, sin embargo,
habló del momento "en que seríamos lo suficientemente fuertes para dar
el paso a la legislación positiva", por lo que no descartó en absoluto
una labor parlamentaria y legislativa (véase Friedrich Engels, Carta a
Edouard Vaillaint de 5 de marzo de 1895, en: MEW Vol. 39, pág. 420).

23. Cf. Engels, ibíd., págs. 522, 525, 526.

24." Predico esta táctica solo para la Alemania actual, y con no pocas
considerables reservas. Para Francia, Bélgica, Italia, Austria, esta
táctica no sirve en su totalidad, y para Alemania puede llegar a ser
inaplicable mañana mismo" (Friedrich Engels, Carta a Paul Lafargue del 3
de abril de 1895, en: MEW Vol. 39, p. 458).

25. Friedrich Engels, Respuesta al Honorable Giovanni Bovio, en: MEW
Vol. 22, p. 580. En su artículo "Der Sozialismus in Deutschland" (El
socialismo en Alemania), que apareció en 1892 en la Neue Zeit, había
expresado esta expectativa de manera inequívoca: Los "burgueses y su
gobierno" serán los primeros en violar la ley y el derecho en el Reich
alemán para detener el ascenso de la socialdemocracia: "Sin duda,
dispararán primero" (Friedrich Engels, Der Sozialismus in Deutschland,
en: MEW Vol. 22, p. 251).

26. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen
Programmentwurfs, en: MEW Vol. 22, p. 234.

27.Karl Marx, Discurso sobre el Congreso de La Haya, en: MEW Vol. 18, p.
160.

28.Karl Marx, Los Cartistas, en: MEW vol. 8, p. 344.

29. Friedrich Engels, Zur Kritik des sozialdemokratischen
Programmentwurfs, en: MEW Bd. 22, S. 235.

Michael R. Krätke
<https://www.sinpermiso.info/autores/Michael-R.-Kr%C3%A4tke>
es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, profesor de economía
política en la Universidad de Lancaster y colaborador asiduo de Der
Freitag. Meses atrás publicó el libro "Friedrich Engels oder: Wie ein
Cotton-Lord" den Marxismus erfand (Friedrich Engels o cómo un "señor del
algodón" inventó el marxismo) en la editorial Karl Dietz de Berlin.
Fuente:
www.researchgate.net/publication/331498100_Friedrich_Engels'_politisches_Testament

Traducción:
Jaume Raventós

In
SINPERMISO
https://www.sinpermiso.info/textos/el-testamento-politico-de-friedrich-engels
17/11/2020

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