terça-feira, 24 de janeiro de 2017

Recuperar a Lenin


La concepción que tiene del partido Lenin rompe con la forma de partido
parlamentário

Recuperar a Lenin

Todo es forma partido en la política española... lo que falta es una teoría de
la organización al servicio de la acción del nuevo tipo de asalariado resultante
de una década de crisis, que permita recuperar la secuencia revolucionaria del
cambio en España


Eddy Sánchez Iglesias

Como cada año, el 21 de enero se conmemora la fecha del fallecimiento de Lenin,
momento en el que lanzo una pregunta intencionada ¿y si el abandono del
leninismo fue un error?
 Mi intención es contribuir a abrir un debate en el marco del que será el XX
Congreso del PCE, al plantear la necesidad de recuperar a Lenin en las
condiciones actuales, en concreto, su teoría sobre el partido.
 Elegir este tema -el otro sería la teoría leninista sobre el imperialismo, al
que dedicaré un próximo artículo-, viene motivada por la contradicción que surge
al apreciar cómo las bases del PCE se siguen considerando leninistas (en su
mayor medida) mientras que el Partido (como institución) no.
 Todo en un contexto donde le PCE realiza una revisión crítica de sus aciertos y
errores durante la Transición, revisión incompleta, porque precisamente uno de
los mayores gestos políticos de aquel PCE, como fue el abandono del leninismo en
su IX Congreso en 1978, aparece como incuestionable en la actualidad.
 En mi opinión, el motivo político principal para ese “abandono de Lenin” no es
tanto el hecho –de gran envergadura- de las consecuencias políticas que tiene
hoy la desaparición de la URSS, sino la asunción por parte del PCE –al menos
hasta ahora- de una premisa: que la teoría del partido de nuevo tipo de Lenin ya
no tiene vigencia en la sociedad actual. Si se considera la teoría del partido
como la aportación más importante de Lenin al marxismo, al entenderse sin
vigencia, el abandono del leninismo queda justificado.
 Mi hipótesis es diferente y contraria. Para ello me baso en el trabajo del
sociólogo y antropólogo francés Sylvain Lazarus y su artículo “Lenin y el
partido” editado en el libro de Akal Lenin Reactivado. Cito textualmente a
Lazarus: “durante el siglo XIX la idea de la política era la insurreccional,
mientras que en el siglo XX esa idea descansaba sobre el partido. […] Lenin iba
a convertir la nueva concepción del partido en la condición para una estrategia
revolucionaria en la era del imperialismo”.
Según esta hipótesis, que comparto, es dentro de la forma partido donde se han
reorientado, y se orientan, las condiciones de clase y de acceso al poder. Y es
aquí donde Lenin hace una aportación central, aportación que hace –siguiendo a
Lazarus- rompiendo con la tesis de Marx y Engels del Manifiesto Comunista, en lo
que respecta al carácter espontáneo de la aparición de comunistas dentro del
proletariado moderno. Si para Marx “donde hay proletarios hay comunistas”, Lenin
oponía “donde hay partido hay proletarios comunistas”. Para Lenin los mecanismos
de realización de las condiciones de la revolución requieren la forma partido.
Entonces la pregunta sería ¿qué forma partido?
 Ante tal pregunta, cabe afirmar que la forma partido que asume la izquierda
actual, sea moderna o posmoderna, es la forma de partido parlamentario. El
partido parlamentario se presenta como una organización que reduce la política
al poder del Estado y que, por tanto, busca recabar apoyo de todos los estratos
y clases sociales para acceder al ejercicio –que no toma- de dicho poder. El
partido parlamentario niega por tanto toda referencia de clase, haciendo del
programa su elemento central, base de un “contrato” con el que aglutinar a toda
una base interclasista.
 La concepción que tiene del partido Lenin rompe con la forma de partido
parlamentario, heredero de la Francia que vence a la Comuna de París en 1871, y
sitúa como centro de la acción política la categoría política de partido
revolucionario, aquel que tiene en la referencia de clase su centralidad.
 Frente al partido parlamentario, Lenin descubre aquella dimensión del marxismo
que había sido negada por la práctica de la Segunda Internacional: la dimensión
emancipadora de la subjetividad. Esta compresión de la acción política desde la
vuelta a la clase es clave para afrontar el momento político actual,
caracterizado por una clase trabajadora en plena transformación.
 Es necesario separar al PCE de la visión de la izquierda actual, que reduce a
la clase obrera al puro momento objetivo (como una mera realidad económica), a
la vez que entiende el momento subjetivo como algo separado de la producción, lo
que reduce la política del partido a una tarea de gestión económico-política del
capitalismo, que bien podríamos llamar “gobernismo”.
El momento subjetivo de una clase obrera en formación, que como la actual, nos
remite a lo que E.P. Thompson presentaba como una clase trabajadora que se
atrevía, en momentos de sobre-explotación, “a distinguir entre trabajo y vida”,
tal y como hacen hoy los trabajadores de los Contac Center, Coca Cola, Movistar
o Nissan, que plantean una acción colectiva exitosa allí donde nadie esperaba:
la empresa global y el barrio.
 Bien entendido, lo que se plantea no es elaborar una teoría frente a la
supuesta cancelación histórica de la forma partido, sino recuperar de la forma
parlamentaria la forma partido, para así –volviendo a Sylvain Lazarus- “extraer
la revolución de este mecanismo de captura” que supone el parlamentarismo.
 En la actualidad organizaciones no faltan, todo es forma partido en la política
española de hoy, lo que falta es una teoría de la organización al servicio de la
acción del nuevo tipo de asalariado resultante de una década de crisis, que
permita recuperar la secuencia revolucionaria del cambio en España, y que
posibilite examinar y concretar en términos de hoy, la concepción de partido y
de clase. Elementos por los que el PCE debería plantearse recuperar a Lenin en
su próximo congreso.
   
In
MUNDO OBRERO
http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=6613
19/1/2017

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