segunda-feira, 15 de maio de 2017

La dictadura democrática de los poderosos



Raúl Zibechi

Nos hacen falta ideas.  La mente no piensa con información sino con ideas, como
destaca Fritjof Capra en La trama de la vida. En esta tremenda
transición/tormenta que vivimos, necesitamos lucidez y organización para
comprender lo que sucede y para construir las salidas. Cuando la realidad se
hace más compleja y la percepción se enturbia, una característica de las
tormentas sistémicas, aclarar la mirada es un paso ineludible y vital.
Por eso nos atiborran con información basura, porque contribuye a potenciar la
confusión. Es en este sentido que los medios juegan un papel sistémico que
consiste en desviar la atención, hacer que las cosas importantes y decisivas
tengan un trato idéntico a las más superficiales (un accidente en carretera
tiene más cobertura que el caos climático) y tratan los temas serios como si
fueran un partido de futbol.
Como sabemos, hay quienes piensan que no hay cambios mayores, que la tormenta
sistémica es una crisis pasajera, luego de la cual todo seguirá su curso normal.
Pero los de abajo necesitamos aguzar los sentidos, detectar los sonidos y los
movimientos imperceptibles, porque nuestras vidas están en riesgo y cualquier
despiste puede tener consecuencias desastrosas. No tenemos seguros de vida ni
guardias privados, como tienen los de arriba.
El historiador francés Emmanuel Todd reflexiona sobre las elecciones en su país,
con análisis bien interesantes. El primero, es que desde hace varias décadas
existen campos de fuerzas sociales estables, que le permiten asegurar que la
sociedad está dividida en dos mitades y que esa división permanece casi
inalterada (goo.gl/p1i6WN).
En segundo lugar, se pregunta porqué en el pasado cuarto de siglo el rechazo al
modelo neoliberal no ha crecido (en Europa), pese al aumento de la desocupación
y al fracaso del euro. Analiza la población, un dato estructural que tienden a
minimizar los analistas. En Francia, la población envejeció hasta seis años
desde 1992 y, de hecho, los ancianos han perdido el derecho de voto, porque una
salida del euro derrumbaría sus pensiones.
La segunda cuestión que contempla es la estratificación educativa. Concluye que
la gente con estudios superiores produjo una oligarquía de masas y que esa élite
pasó de 12 por ciento de la población en 1992 a 25 por ciento, en sólo 25 años.
La conclusión estremece: una población envejecida sumada a una mayor masa
oligárquica desemboca en un creciente conformismo de la mitad de la población,
mientras la otra mitad de abajo se ha deteriorado notablemente desde el tratado
de Maastricht de 1992.
Cuando Marx escribe el Manifiesto Comunista, la relación entre los de abajo y
los de arriba era de nueve a uno. No había pensiones para los mayores y la
universidad estaba reservada para las élites. Era un sistema inestable, donde 90
por ciento tenía interés en derribarlo.
Los dos cambios mencionados por Todd (demografía y educación superior)
representan mutaciones profundas para quienes aspiramos a transformar el mundo.
Todavía en 1960 abundaban los universitarios como el Che, dispuestos a utilizar
sus conocimientos junto a los oprimidos. El sistema supo comprender que tenía un
punto débil entre los jóvenes universitarios y tomó medidas.

Ahora los docentes de ese nivel ganan fortunas, hasta 30 veces el salario mínimo
en varios países. Los estudiantes cuentan con becas que les permiten estirar los
estudios de posgrado hasta bordear los 40 años y luego aspiran a ingresar en la
élite universitaria. En el imaginario colectivo el ascenso social pasa por los
estudios superiores a los que se entrega buena parte de la vida.
Immanuel Wallerstein sostenía hace tres décadas (en Marx y el subdesarrollo) que
bajo el capitalismo la clase alta pasó de 1 a 20 por ciento de la población
mundial. La cifra puede acercarse ahora a 25 por ciento que presume Todd para la
oligarquía de masas. En América Latina las cifras deben matizarse, pero vamos
hacia allá.
Es posible que estemos bordeando la dominación perfecta: sociedades divididas en
partes casi iguales, entre los que necesitan patear el tablero y los que temen
cualquier cambio. Una mitad conformista y la otra mitad apabullada por la cuarta
guerra mundial. Por encima de ambas, 1 por ciento controla el poder estatal, el
material y las democracias electorales.
A medida que se expanden las dimensiones del grupo en la cima, a medida que
vamos haciendo a los miembros del grupo de la cima cada vez más iguales entre sí
en sus derechos políticos, se hace posible extraer más de los de abajo, escribe
Wallerstein en Después del liberalismo (página 168). Y agrega que un país mitad
libre y mitad esclavo sí puede durar mucho tiempo.
Las consecuencias de estos cambios deberían llevarnos a sacar algunas
conclusiones estratégicas.
Primero, la democracia se asienta en ese sector que no quiere desestabilizar el
sistema, mientras la otra mitad no se siente representada. La democracia
electoral tiene sentido para la mitad de arriba, pero es una cárcel para los de
abajo.
Dos, para la mitad desheredada de la población, el diseño actual del capitalismo
es una realidad opresiva, ya que las políticas sociales focalizadas tienden a
neutralizar y dividir a quienes necesitan levantarse contra el sistema.
Los partidos de centro-izquierda recogen las aspiraciones, y los miedos, de esa
mitad de la población que sólo quiere cambios cosméticos y cuyo ejercicio
político excluyente es votar cada cinco o seis años y asistir a mítines para
aplaudir a sus caudillos.
La mitad de abajo no puede confiar en un sistema político que funciona como una
dictadura democrática. Una estructura política con total libertad para la mitad
de arriba puede ser la forma más opresiva que se pueda imaginar para la mitad de
abajo, sigue Wallerstein.
Los que viven en la zona del no-ser, en palabras de Fanon, son los que resisten
y construyen otros mundos, por mera necesidad de sobrevivir. Pero son
bombardeados por la fantasía de que pueden cambiar su destino sin quebrar el
sistema.
In
LA JORNADA
http://www.jornada.unam.mx/2017/05/12/opinion/022a2pol
12/5/2017

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