quarta-feira, 16 de maio de 2018

Comunas y control obrero en Venezuela- Entrevista a Dario Azzellini


Ricardo Vaz

      Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
“Las comunas deben ser el espacio sobre el cual vamos a parir el socialismo”,
son palabras pronunciadas por Hugo Chávez en uno de sus famosos programas de
radio “Aló presidente”. Hemos entrevistado a Dario Azzellini* para hablar de las
comunas venezolanas y de las nuevas formas de participación, así como de sus
éxitos, dificultades y contradicciones. Dario Azzellini ha investigado y
documentado estos temas a lo largo de toda la Revolución Bolivariana. Haymarket
 Books acaba de publicar en edición de bolsillo su libro Communes and Workers’
Control in Venezuela.
En su libro usted habla de un “proceso en dos direcciones” en Venezuela, desde
arriba y desde abajo, ¿puede explicarlo?
Tradicionalmente algunas personas consideran que el cambio se hace desde arriba,
de modo que hay que tomar el poder estatal y el gobierno, y entonces se cambia
todo desde arriba. Otras no están de acuerdo y defienden que se tiene que hacer
todo desde abajo hacia arriba y desde la base, y superar el Estado.
Creo que Venezuela muestra que el Estado está ahí lo queramos o no, no se
desvanece si se le ignora. Por otra parte, también tenemos la experiencia de que
si se intenta cambiar algo desde arriba sin tener en la sociedad estructuras
autoorganizadas para apoyarlo, entonces la conciencia del pueblo no ha cambiado
verdaderamente y todo se puede venir abajo como un castillo de naipes en unos
segundos después de perder el poder estatal.
Un rasgo característico de unos cuantos procesos recientes en América Latina y
especialmente en Venezuela, con todas sus dificultades y contradicciones, ha
sido la combinación entre algunos tipos de cambios y reformas desde arriba con
una fuerte autoorganización en la base. Además, si lo observamos, especialmente
en Venezuela, muchas de las propuestas que tuvieron éxito, desde las empresas
recuperadas a la autogestión local de consejos comunales y comunas, fueron
creadas por el pueblo, desde abajo, y después Chávez las tomó y convirtió en
políticas del gobierno.
El enfoque “de dos direcciones” significa que estos intentos de cambiar desde
arriba y desde abajo se hacen al mismo tiempo. Desde un punto de vista lógico se
puede tener una lógica de abajo hacia arriba en algunas instituciones estatales
 al tiempo que también se puede tener una concepción jerárquica de arriba hacia
abajo en alguno de los movimientos populares. Así pues, es más complicado de lo
que parece.
¿Qué contradicciones surgen?
Hay fuertes contradicciones, sigue siendo una relación constante de cooperación
y conflicto porque son dos lógicas completamente contradictorias aunque afirmen
perseguir los mismos objetivos.
La lógica de una institución siempre es medir todo con estadísticas, aunque la
lógica social a menudo no se puede medir en estadísticas. Cuando trabajé en
Venezuela con los consejos comunales, podía haber comunidades que, por ejemplo,
empezaba a reunirse una vez a la semana para ver juntos una película y luego
 discutir o podían empezar a cooperar con el consejo comunal vecino acerca de
cuestiones comunes, quizá resolviendo algún conflicto que existía desde hacía
mucho tiempo entre las comunidades (¡y nadie recordaba por qué!).
Al mismo tiempo, desde un punto de vista institucional, un organismo
gubernamental o un ministro que es responsable de la creación de estos consejos
comunales tiene que demostrar su valor al siguiente nivel institucional, tiene
que cuantificar algo. El ver una película o cooperar con la comunidad vecina no
encaja en ninguna estadística. Pero si esta comunidad construye dos kilómetros
de una nueva carretera asfaltada, ¡entonces es magnífico! Para demostrar que han
hecho algo se puede informar de dos kilómetros de carretera, de los metros
cúbicos de asfalto que se necesitan y del dinero gastado. Sin embargo, desde un
punto de vista social y político, es mucho más valioso ver una película o
cooperar con la comunidad vecina.
La lógica de la institución siempre es una lógica de representación y siempre
cuestiona cualquier organismo no representativo aunque formalmente esté de
acuerdo con él. Cualquier persona que ocupa un puesto en una institución y tiene
que dar explicaciones acerca de lo que hace a su jefe y a su institución está
cansada de dejar decidir a la gente. ¿Y si la gente se equivoca? De modo que
esta persona puede sentirse inclinada a decidir ella misma qué es lo mejor.
Siempre hay estas lógicas contradictorias.
Además, existe la contradicción de una asimetría de poder. Las instituciones
controlan las finanzas y tienen un acceso privilegiado a los medios de
comunicación y a otros niveles institucionales. Por consiguiente, hay que tener
en cuenta esta asimetría de poder.
¿Qué ocurre con las luchas en las que el Estado estaba (al menos en principio)
en uno de los lados, como las luchas por el control obrero? 
También hay estas contradicciones en casos como las ocupaciones de empresas. Por
ejemplo, unos obreros pueden ocupar una empresa dada y una institución que
tuviera mucho interés en apoyarlos puede acudir inmediatamente y al cabo de dos
semanas expropiar la empresa. Pero los trabajadores no tienen tiempo de formar
un colectivo, de crecer en la lucha, de pensar verdaderamente qué desean.
Entonces esta empresa expropiada difícilmente se podría convertir siquiera en
una empresa autogestionada y controlada por los obreros porque no podría crecer
orgánicamente. Al mismo tiempo la institución que intervino o la nueva
administración podría no tener interés en dar el control a los obreros e incluso
sabotear activamente y dificultar el control obrero. Y una vez que se
 introdujeran los consejos obreros tratarían de minarlos, de cooptarlos o de
reducirlos a organismos consultivos sin ningún poder real, aunque los
trabajadores luchen y sigan luchando por la participación y el control de los
obreros.
Así que por eso afirmo que es una lógica constante de conflicto y cooperación
entre estos dos: entre el poder constituyente (trabajadores, movimientos
populares, etc.) y el poder constituido (instituciones estatales) . Y que eso es
el motor de la historia.
Por consiguiente, con todos los problemas que han asolado a los recientes
procesos latinoamericanos debido a presiones del exterior, de la derecha, desde
dentro, a los errores cometidos, etc., lo ocurrido en los últimos veinte años
tiene la impronta tanto del poder constituido como del constituyente y se basa
en la fricción entre estos dos poderes.
Resulta interesante que estemos acostumbrados a ver la lucha de clases por el
Estado o fuera del Estado, pero aquí en cierto modo se lleva a las
instituciones... 
Está tanto dentro como fuera, ¡se podría decir que está “dentro, fuera, con,
contra y más allá” del Estado y las instituciones! Es verdaderamente complicado
y contradictorio. Tenemos que tener en cuenta que son (en el mejor de los casos)
instituciones burguesas, así que tienen tendencia a asimilar y cooptar todo, no
a construir el socialismo o la participación, como es obvio. Se trata, por
consiguiente, de una lucha muy complicada y contradictoria, lo cual ha sido un
elemento importante en países como Venezuela.
En países que se han construido en torno a unas pocas industrias extractivas,
petróleo en el caso de Venezuela, la lucha de clases no ha sido directa sino que
más bien ha sido en su mayor parte una lucha para acceder al Estado, que era el
gran distribuidor de la renta del petróleo. Eso era cierto incluso antes de
Chávez. Había capitalistas privados que trataban de conseguir la mayor cantidad
 posible de dinero, mientras que los trabajadores también dirigían sus
reivindicaciones al Estado. Después de 1998, con la elección de Chávez, esta
lucha se desplazó también al interior del Estado y ahí sigue.
Creo que, por desgracia, la enorme presión exterior está silenciando demasiadas
contradicciones y luchas. En un momento en el que la amenaza del exterior es tan
fuerte muchos de los movimientos que tendrían críticas que hacer tienen que
cerrar filas porque, obviamente, si la oposición recupera el poder o si Estados
Unidos interviene militarmente, directamente o utilizando a Colombia como
intermediario (que creo es lo más probable), entonces no habrá siquiera la
posibilidad de tener estas discusiones porque se eliminará todo lo que haya
hecho la Revolución Bolivariana.
Vamos a dar un pequeño rodeo. Siempre que se habla de Venezuela en los medios de
comunicación, o incluso en círculos de izquierda, nunca se centra el foco en
esas luchas o en los nuevos modelos de participación, sino que siempre se centra
en sus supuestas deficiencias desde la perspectiva de la “democracia liberal”.
Pero usted argumenta en su libro que esa no es la “vara de medir” adecuada o más
relevante, ¿por qué? 
La Revolución Bolivariana es una consecuencia del fracaso de la democracia
liberal. Eso no es específico de Venezuela, la democracia liberal ha sido un
fracaso en todas partes. En el pasado reciente hemos visto a millones de
personas en las calles porque creen que la democracia liberal no es democrática.
Todos los movimientos nuevos, progresistas o de izquierda, que hemos visto
emerger son consecuencia de la naturaleza no democrática y de los fracasos de la
democracia liberal. Y se puede decir lo mismo de los movimientos populistas de
 derecha que vemos en Europa o en Estados Unidos con Trump.
Incluso el término “democracia liberal” es una contradicción en sí mismo porque
tenemos que recordar que liberalismo y democracia eran dos opuestos. Estuvieron
luchando entre sí durante cientos de años. La democracia liberal surgió cuando
los liberales lograron excluir las esferas económica y social del proceso
democrático, y reducir así la participación en la esfera política por medio del
 acto de votar por representación. Por lo tanto, de hecho la democracia liberal
tiene muy poco que ver con democracia.
El punto de partida para Venezuela y la mayoría de los movimientos en América
Latina es el fracaso de la democracia liberal, el no haber permitido los avances
sociales, el no haber mejorado la vida de las personas, el no ser democrático,
el no lograr hacer que la gente sienta que su opinión es importante. Si este es
el punto de partida no podemos criticar o medir lo que ocurre con la vara de
medir de la democracia liberal. Lo que hay que superar es la democracia liberal.
Desde el inicio mismo de la Revolución Bolivariana y con la Constitución de 1999
hay un énfasis nuevo en la participación y la democracia protagónica, y hay
varios experimentos, algunos con éxito, otros no tanto, hasta llegara a los
 consejos comunales. ¿Por qué los consejos comunales fue lo primero que
verdaderamente tuvo éxito?
Desde el inicio de la década de 2000 el Gobierno bolivariano ya estaba pensando
en mecanismos de participación popular en las decisiones institucionales. Los
primeros ejemplos reflejaron experiencias que ya existían en otros lugares, como
los presupuestos participativos. Entonces empezaron a experimentar con la
creación de organismos que unieran a representantes institucionales (esto es,
 municipios) y representantes del movimiento popular. Y esos experimentos
fracasaron porque eran organismos en gran parte representativos con una
desigualdad o asimetría de poder muy clara, como señalé antes, lo que hizo que
fuera imposible tener algún tipo de autonomía o toma de decisión de base.
Estas dificultades no fueron exclusivas de alcaldías o municipios de la
oposición, también se dieron en los chavistas. Los consejos comunales fueron el
primer intento de separar lo más posible esas estructuras (1). Un consejo
comunal es la asamblea de un territorio autoelegido. En las zonas urbanas
comprende a entre 150 y 200 familias o unidades de vida, en las zonas rurales a
entre 20 y 30 y en las zonas indígenas, que todavía están menos pobladas, a
entre 10 y 20, y ellas deciden por sí mismas cuál es el territorio de la
comunidad. El consejo comunal es la asamblea de todas las personas de la
comunidad que decide sobre todas las cuestiones.
Los consejos comunales forman grupos de trabajo para diferentes cuestiones
dependiendo de sus necesidades: infraestructura, agua, deportes, cultura, etc.,
y estos grupos de trabajo elaboran propuestas que entonces son votadas por la
comunidad en asamblea para establecer qué es lo más importante. A continuación
las instituciones públicas financian los proyectos. La estructura de
 financiación que se creó ya no está vinculada a las instituciones
 representativas a nivel local, que las habrían llevado a esa competición
directa y desigual que mencioné antes. En vez de ello se situó a nivel nacional
o al menos regional, lo que creó la posibilidad de tener una capacidad de crear
proyectos y una toma de decisión más centrada en la comunidad y más
independiente.
¿Cuántos consejos comunales hay en Venezuela y cómo se llega a las comunas?
Hoy en día hay formalmente 47.000 consejos comunales. Evidentemente es una
cantidad enorme y, sinceramente, no creo que todos ellos funcionen como
asambleas populares democráticas. Habrá muchos que probablemente no funcionen
verdaderamente, especialmente con la crisis económica. En otros casos
funcionarán gracias a unos pocos activistas que cuentan con el apoyo aunque no
la participación activa de la comunidad, mientras que muchos otros
verdaderamente funcionan como asambleas comunitarias.
El siguiente paso fue la creación de las comunas, que también empezaron por
decidir sí mismas el territorio. No tienen que corresponderse con las divisiones
territoriales oficiales, se pueden extender por diferentes municipios e incluso
estados. Por ejemplo, en las afueras de Caracas hay comunidades que formalmente
pertenecen al estado de Vargas en la costa, pero debido a la cordillera no
tienen ni siquiera una carretera que las conecte con Vargas. Su infraestructura
y las relaciones culturales las establecen con Caracas, así que forman comunas
conjuntamente con comunidades que oficialmente son parte de Caracas.
Las comunas en las zonas urbanas normalmente están formadas por entre 25 y 40
consejos comunales, y en las zonas rurales por entre 6 y 10 o 15, depende. Y
también participan en ella no solo los diferentes consejos comunales sino
también otras organizaciones que existen en el territorio. Pueden ser
organizaciones de campesinos o la radio comunitaria u organizaciones como
Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora. Todas las organizaciones que existen
en el territorio participan en las asambleas de la comuna.
¿Cómo funcionan las comunas?
La comuna es solo un lugar para coordinar propuestas y llevarlas adelante. Las
decisiones básicas se siguen tomando en los consejos comunales. Y el siguiente
paso adelante sería una ciudad comunal, que no se estructuraría necesariamente
como una ciudad sino que estaría formada por diferentes comunas. Hay algunas
ciudades comunales, aunque todavía no haya ninguna ley sobre ellas.
Es un modelo familiar. Los consejos comunales empezaron creándose desde abajo,
con diferentes nombres, algunos incluso tuvieron respaldo institucional y
ninguna ley que los regulara. Entonces Chávez conoció estas asambleas y las
denominó consejos comunales, y para cuando se hizo la ley en 2006 ya estaban en
funcionamiento unos 5.000 de estos consejos comunales. Lo mismo ocurrió con las
 comunas. Se empezaron a crear porque las comunidades necesitaban a una
estructura mayor para decidir acerca de proyectos más grandes y para cuando se
aprobó la ley sobre las comunas ya existían cientos de ellas.
Y tuvieron que presionar a las instituciones para que las reconociera y las
registrara oficialmente como comunas, porque durante los primeros años las
 instituciones declaraban a todas las comunas “comunas en construcción”. Desde
una lógica institucional les interesa declarar que la mayor cantidad posible de
comunas necesita su apoyo. Una vez que se declara que un comuna está en
funcionamiento ya no es el caso, así que al final las comunas tuvieron que
obligar a las instituciones a registrarlas.
¿Y cuantas comunas existen hoy en día?
Ahora hay unas 1.600 comunas registradas. Como en el caso de los consejos
comunales, diría que hay de tres tipos. Algunas ya no funcionan verdaderamente
una vez que desapareció el apoyo estatal debido a la crisis, otras siguen
funcionando gracias a algunos activistas bien organizados que hacen el trabajo
pesado con el apoyo de las comunidades pero sin que las asambleas se reúnan
regularmente y otras siguen funcionando bien.
Una cosa que afirmaría sin lugar a dudas es que las comunas que funcionan son
las estructuras que más éxito tienen a la hora de afrontar los problemas a los
se enfrenta la gente. Existen experimentos interesantes con enormes
instalaciones de producción controlada por la comunidad o empresas cerradas que
fueron tomadas por la comunidad y los trabajadores para establecer todo tipo de
 producción. Este tipo de cosas son muy relevantes en esos momentos de una
crisis muy difícil que tensa las redes sociales al empujar a la gente a un mayor
individualismo.
¿Cuál ha sido el papel de las mujeres en estos organismos participativos? 
Las mujeres han sido su fuerza motriz. Yo diría que en los consejos comunales,
especialmente en las zonas urbanas, más del 70 % de quienes asumen
responsabilidades y llevan adelante la lucha son mujeres. Se debe a muchas
razones. Por una parte, el modelo rentista de Venezuela ha generado gran
cantidad de actividades especulativas e informales que no siempre proporcionan
un trabajo regular y, naturalmente, esta situación empeora en épocas de
dificultades económicas. Pero aunque esto afecta sobre todo a los hombres, las
 mujeres tiene experiencia del trabajo regular debido a todas sus otras
responsabilidades (los hijos, el trabajo doméstico, etc.).
Por consiguiente, las mujeres son con mucho el centro de los hogares y el centro
de la vida comunitaria, lo cual también tiene raíces históricas. Según las obras
de antropología, en las sociedades caribeñas, como Venezuela, el comercio de
esclavos transatlántico supuso que los hombres eran vendidos con más frecuencia,
de modo que las mujeres eran la parte más estable de la sociedad esclava. Esto
es una especie de consecuencia tardía de aquello, reforzada por el modelo
económico de larga data.
Una de las características que usted ha mencionado es que los consejos comunales
y las comunas se crearon de abajo hacia arriba y luego vino la legislación. Esto
 contrasta un tanto con la percepción (alentada por los medios) de que en cierto
modo todo ocurría vía un decreto de Chávez… 
Creo que una de las capacidades extraordinarias de Chávez era que fue capaz de
captar lo que hacía la gente y lo que funciona, y después funcionar como un
especie de altavoz. Propagaba esas cosas que él consideraba un éxito, algo que
 los politólogos podrían denominar “buenas prácticas”, y las daba a conocer
ampliamente. Y, obviamente, como eran tan carismático y la gente confiaba en él,
lograba que inmediatamente se discutieran y se difundieran, de modo que se
expandían.
Así que contrariamente a lo que, como usted dice, se suele pensar, la mayoría de
las iniciativas que Chávez lanzó y tuvieron éxito, lo tuvieron porque eran
prácticas que la gente ya estaba haciendo. Las amplió, hizo que se conocieran
mejor y ayudó a que se expandieran, y en un momento dado les dio un estatuto
legal. Por supuesto, esto no es exclusivo de Venezuela. Por ejemplo, los
 trabajadores de Rimaflow en Italia (2) solían hablar acerca de que todas las
leyes que favorecían a los obreros en Italia surgieron después de que ya
existiera la práctica, después de que las diferentes luchas y huelgas ya
hubieran forzado su entrada en vigor. De modo que incluso en lo que se puede
 considerar un contexto favorable, como Venezuela, estas “buenas prácticas” a
menudo se implementan primero y después se hacen legales.
Respecto a la cuestión más amplia de las comunas, Chávez solía insistir en que
las comunas eran la “vía venezolana al socialismo”. ¿Cómo nos ayudan las comunas
a alcanzar el socialismo?
Según Marx, la comuna es la forma política al fin descubierta que permite
 realizar la emancipación económica del trabajo (3). Es un paso de la
descentralización, de la autogestión local, que está relacionado con el control
obrero y de la comunidad, lo cual es muy importante como paso hacia el
socialismo. Hace posible crear diferentes valores, crear una conciencia
diferente de abajo hacia arriba, crear una autoorganización orientada al avance
colectivo del pueblo en comunidades que superan el capitalismo.
Las comunas permiten una superación tendencial de la separación entre las
esferas política, económica y social al convertir más recursos en bienes comunes
gestionados por la comunidad (tendencial porque sigue siendo una estructura
paralela en medio de estructuras representativas e institucionales todavía
existentes, y del capitalismo en general). Esto es lo que era el socialismo en
la imaginación de Karl Marx y de muchas otras personas.
¿Se pueden ver estos avances de estas formas participativas de democracia en un
contexto más global, relacionado con el fracaso de la democracia liberal del que
hablábamos antes?
Por supuesto. El último gran clamor del socialismo de consejos fueron los
consejos obreros de principios del siglo XX. Después de aquello el modelo de
representación también se apoderó de la izquierda y de los movimientos
comunistas, y se impuso como modelo hegemónico incluso para las transformaciones
socialistas.
Así que estas corrientes se volvieron minoritarias mientras que el modelo
fordista de producción también se reflejaba en una idea de socialismo como
 paradigma representativo y de arriba a abajo. Ahora que el fordismo está
agotado como modelo de producción, la democracia liberal como modelo político
que sirve al fordismo también está llegando a sus límites. Deberíamos recordar
que los derechos no se obtuvieron debido a la democracia liberal, se impusieron
a la democracia liberal, se ganaron en la lucha. Durante un tiempo fue posible
empujar y hacer avanzar las luchas progresistas dentro del marco de la
democracia liberal, pero a todas luces ya no es el caso ahora.
Por eso estamos asistiendo ahora a un renacer de las ideas
 socialistas/comunistas/anarquistas, como se las quiera llamar, de modelos de
autogestión, de democracia de consejos, de socialismo autooganizado. El primer
caso visible internacionalmente fue el levantamiento zapatista en Chiapas, lo
vimos en Venezuela como hemos dicho antes, pero también en lugares como
Argentina, Bolivia e incluso Kurdistán, siempre en formas diferentes. Lo vimos
en las recuperaciones de empresas que hubo en todo el mundo, lo vimos en Occupy
Wall Street y el 15M, en Gezi y Tahrir, así como en muchos otros casos de los
que apenas hemos oído hablar, por ejemplo en África.
En resumen, afirmaría rotundamente que hay un renacer de estos conceptos e ideas
de socialismo basado en la democracia directa, democracia de consejos, basado en
la autogestión, en la autoorganización, en esta larga historia de personas que
se organizan la vida.


Volviendo a las comunas venezolanas, una de las discusiones/debates dentro de
este espíritu de conflicto y cooperación con el Estado es que una vez que se
crea un Ministerio de las comunas existe el riesgo de que empiecen a ser
consideradas un simple sector de la sociedad y no algo que se supone va a
reemplazar al Estado a largo plazo…
Ese es exactamente uno de los problemas. Chávez fue muy claro acerca de que la
idea de democracia de consejos reemplazara al marco institucional y acuñó el
término de “Estado comunal”, que en cierto modo es un oxímoron porque ¡si es
comunal ya no es Estado! Pero esta es una vieja confusión en todo el movimiento
 socialista y comunista. Por ejemplo, Marx insistía en que la Comuna de París no
era un Estado en absoluto, sino un gobierno, mientras que los consejos
comunistas de principios del siglo XX argumentaban fundamentalmente que la
democracia de consejos no es un gobierno (algunos de ellos lo llamaron después
Estado proletario).
Chávez insistía, y era categórico, en que en un momento dado las comunas
deberían superar el Estado burgués. No está tan claro si entre los altos cargos
del gobierno y los actores institucionales del resto de Venezuela se mantiene el
mismo punto de vista, hay muchas personas que consideran que las comunas son una
especie de estructura permanente paralela a los organismos representativos.
Y en el ámbito local a menudo hay conflictos con las comunas, que pueden ser
consideradas una amenaza…
Sí, sin lugar a dudas. Con mucha frecuencia las administraciones locales y
regionales están en conflicto con las comunas porque las consideran una amenaza
directa ¡y son una amenaza directa! ¡Esa es la cuestión! Son estructuras
representativas que tiene que ser superadas por el sistema comunal. Por
supuesto, políticamente se supone que tienen que apoyarlas y no luchar contra
ellas, pero esto se remonta al choque entre la lógica participatoria/comunal y
la lógica representativa del que hablé antes.
Hablemos del control obrero, que es un tema que usted aborda con gran detalle en
su libro. ¿Cómo afectó esta lógica de conflicto y cooperación a las luchas por
el control obrero, por ejemplo en las industrias básicas del estado de Bolívar?
Les afectó de una forma muy problemática. Toda la lucha del control obrero en
Bolívar, en las industrias pesadas (aluminio, hierro, acero) no avanzó en
absoluto. A lo largo de los años hubo muchos intentos, pero finalmente se
 estancaron, mientras que al mismo tiempo la producción tampoco avanzó
verdaderamente. La corrupción y el sabotaje en los que estaban involucradas las
estructuras de poder locales, la resistencia institucional y las contradicciones
dentro del movimiento de los trabajadores abocaron la lucha al fracaso. Las
industrias básicas se encuentran actualmente en una situación verdaderamente
preocupante.
En otros casos, como la empresa estatal Lácteos Los Andes (un gran productor de
leche, yogur y zumos) y Aceites Diana (el mayor productor de margarina y
aceite), hubo fuertes luchas obreras en 2013 y a consecuencia de ellas el
Gobierno accedió a que se introdujera gradualmente el control obrero pero, aún
así, la cuestión no avanzó. Ha habido éxitos a escala más pequeña, por ejemplo
las instalaciones de producción tomadas por los obreros junto con las comunas.
También está Proletarios Uníos, que era el productor brasileño de la cerveza
Brahma y ahora embotella agua potable de un manantial profundo. También han
 establecido la producción de alimento para animales, todo en cooperación con
las comunas vecinas, por ejemplo, haciendo canjes con otra empresa controlada
por trabajadores que cría pollos.
Para terminar, actualmente hay en Venezuela una crisis económica y una guerra
económica muy claras. ¿En qué situación quedan el modelo de comunas y de control
obrero? ¿Siguen siendo el camino que hay que seguir?
Yo diría que sí. Con todos los problemas y contradicciones que hay, la “nueva
Venezuela” del pueblo, la nueva idea del socialismo, del colectivismo, se está
desarrollando en las comunas, en los consejos comunales y en las empresas
recuperadas. Y esto no es solo un debate académico. Deberíamos recordar, por
ejemplo, que durante el sabotaje del petróleo o el cierre patronal de 2002-03
los obreros que tomaron el control salvaron las industrias pesadas y la
industria del petróleo. Los trabajadores organizados y las comunidades siempre
han ofrecido la defensa más incondicional de la Revolución Bolivariana.
Pero, obviamente, con la crisis económica y la muerte de Chávez el contexto
actual no es favorable para las comunas y el control obrero. Puede que hace unos
años se tuviera la esperanza de que el gobierno lo iba a resolver todo, pero hoy
en día la mayoría de las organizaciones y movimientos de base, y la mayoría de
las comunas están convencidos de que son ellos quienes tendrán que construir el
 socialismo. Apoyan al gobierno en evitar una intervención militar, en la lucha
contra el bloqueo financiero y la guerra económica, y entienden que tienen que
cerrar filas o de lo contrario desaparecerá hasta la posibilidad misma de
discutir más cambios estructurales. Pero no esperan que se tome desde arriba
ningún paso significativo al socialismo, sino que esperan que se les dé espacio
para seguir construyendo el socialismo desde abajo.
*Dario Azzellini es sociólogo, politólogo, escritor y director de documentales.
Ha trabajado y escrito por extenso sobre el control obrero y la autogestión.
Junto con Oliver Ressler he realizado dos documentales sobre la revolución
bolivariana, Venezuela from below y Commune under construction. Su último libro
sobre Venezuela, Communes and Workers’ Control in Venezuela. Building 21st
Century Socialism from Below, se acaba de publicar en edición de bolsillo. Se
 puede encontrar más información sobre su trabajo en su página web. 
Notas:
(1) Chávez afirmó a este respecto “[…] se cometió un grave error, los consejos
comunales no se pueden convertir en extensiones de las alcaldías […]. Sería
matarlos […] antes de que nazcan” (Aló Presidente 246).
(2) Rimaflow, anteriormente una fábrica de tubos de aire acondicionado para BMW
en Milán, fue tomada por los obreros cuando el dueño la abandonó y ahora se
dedica a diferentes actividades, desde reciclar palés industriales a producir
licor artesanal. Para saber más, véase la entrevista anterior a Dario Azzellini
o el documental “Occupy, Resist, Produce” (de Dario Azzellini y Oliver Ressler).
(3) Karl Marx describió la Comuna de París en estos términos: “[…] Era en
esencia el gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora
 contra la clase apropiadora, la forma política descubierta, al fin, bajo la
cual podía llevarse a cabo la emancipación económica del trabajo”.
Fuente:
https://www.investigaction.net/en/communes-and-workers-control-in-venezuela-interview-with-dario-azzellini/

In
REBELION
http://rebelion.org/noticia.php?id=241434
11/5/2018

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