domingo, 5 de junho de 2016

Matadero rescatado por el pueblo impulsa la economía socialista en Yaracuy



Después de años de abandono de las instalaciones del antiguo Matadero Municipal
de Aroa, ahora EPSDC Rafael Santiago Torres Vásquez, en manos de sus
propietarios (el pueblo organizado).

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AVN

San Felipe, 04 Jun. 2016.- En Venezuela, desde 1999, se han dado importantes
pasos hacia la integración de una economía socialista, basada en la
socialización y administración colectiva de los medios de producción, que
sustente el proyecto de justicia e igualdad social que impulsa la Revolución
Bolivariana y que hoy se cristaliza en propuestas como la del matadero comunal
Rafael Santiago Torres Vásquez, ubicado en el caserío La Luz, Aroa, municipio
Bolívar del estado Yaracuy.

Esta empresa de producción social directa se instaló en 2014 en las
infraestructuras del abandonado matadero municipal, que se creó en 1994 para
atender la creciente producción ganadera de entonces y que con el pasar de los
años fue quedando en desuso hasta llegar a su total paralización 20 años
después.

Tras años de lucha popular y de un largo y complicado proceso de rescate,
trabajadores y comunidades del sector, comprometidos con los cambios sociales
establecidos en el proyecto revolucionario, concretaron el mismo año de cierre
la toma y adjudicación de los espacios del matadero municipal y establecieron la
empresa de producción social directa (EPSD), encargada en la actualidad de la
administración.

Félix Torres, vocero ejecutivo de la EPSD y de la comuna 12 de abril, que
integra a 23 pequeñas comunidades del sector, comenta que anteriormente en el
matadero municipal, las condiciones de trabajo, la prestación del servicio de
beneficio de reses y la responsabilidad social de la empresa no eran lo que
propone una economía socialista, por lo que trabajadores y vecinos acordaron
impulsar una transformación.

“Quienes administraban el matadero municipal, bajo la figura de concesión,
siempre lo hicieron con una visión capitalista, sin importarles las condiciones
laborales ni sociales de los trabajadores, y menos las necesidades de las
comunidades. Por ello, nos organizamos, luchamos y hoy tenemos esta empresa de
producción social con la que queremos demostrar que la única vía para lograr el
bienestar de todos es el socialismo”, apuntó.

El último concesionario, quien manejó durante nueve años la empresa, abandonó
en 2013 las labores de matanza de ganado, debido a que la cantidad de reses que
llegaban al recinto bajaron de 100 diarias a nueve semanales, por lo que el
matadero dejó de ser rentable.

En ese año, 19 trabajadores, con apoyo de las comunidades circunvecinas y del
Ministerio de las Comunas y Movimientos Sociales, se organizaron para tomar las
instalaciones, rescatar las maquinarias y poner en operatividad el matadero, al
que siempre se le sacaron beneficios, sin invertir para mejorar los servicios.

“Nos formamos, impulsamos la participación colectiva y, con nuestros propios
recursos y el apoyo de empresas amigas, adecuamos y recuperamos las
instalaciones y hasta construimos infraestructuras nuevas, para poder asumir el
compromiso de prestar un servicio con visión social y con total compromiso hacia
el pueblo”, subrayó Torres.

Cuando iniciaron labores, beneficiaban nueve reses diarias. Hoy, son más de 150
semanales y van en aumento. La capacidad de la sala de matanza es de 100
animales por día, lo cual esperan alcanzar de manera progresiva.

Carmen Guerra, médica veterinaria encargada de la parte sanitaria de la
empresa, apuntó que los controles son estrictos para garantizar que la carne que
sale del matadero cumpla con los requerimientos exigidos por las normas
sanitarias.

La negociación con el dueño del ganado se concreta en el uso del matadero, a
cambio del cuero que deja cada animal. La EPSD comercializa este cuero en la
zona y en otros estados para obtener los recursos que le permiten operar y
cumplir con la función social para la que fue creada.

Cada ejemplar deja en promedio de 4 kilos de varios cortes de carne que se
almacenan y luego se distribuyen a precios justos a las comunidades.

Participación social

La EPSD Rafael Santiago Torres Vásquez cuenta con 32 trabajadores, quienes han
mejorado de manera sustancial sus condiciones de vida, porque son propietarios
de la empresa y reciben todos los derechos que por ley le corresponden,
beneficios laborales que eran negados por el privado que vulneró las
reivindicaciones de los trabajadores.

Además, la planta invierte parte de sus excedentes en obras de interés social
en las comunidades que integran la comuna a la que pertenecen.

Félix Torres comenta que en dos años se han financiado la ejecución de dos
importantes proyectos comunitarios: el techado de la escuela básica La Luz, en
el que se invirtieron más de 1.000.000 de bolívares, y la construcción del
acueducto de aguas blancas de Barrio Nuevo La Luz, donde se ejecutaron Bs.
1.100.000

Además, la empresa de producción social mantiene pensionados a 10 adultos
mayores del sector, hasta que comiencen a recibir ingresos de la Misión En Amor
Mayor; para ello, la comuna hace las diligencias.

De igual forma, cubre la beca de una estudiantes universitaria que cursa
estudios de Ingeniería en Barqusimieto, estado Lara, y dos jóvenes que cumplen
con becas trabajo en la empresa.

El apoyo a las comunidades se evidencia en el respaldo económico que aportan
para los colectivos organizados: motitaxistas, clubes deportivos y asociaciones
civiles que cumplen con una función social en sus comunidades.

La comuna también percibe anualmente 10% de los excedentes que la empresa
registra, por lo que recientemente la empresa le transfirió 400.000 bolívares de
manera directa.

Ampliar cobertura y producción

Entre sus proyectos, la EPS plantea la colocación de una línea de desposte con
la que podrán despresar las piezas de carne y distribuirlas directamente a la
población a través de carnicerías bolivarianas.

Juan Mendoza, habitante del sector, mencionó que ampliar la distribución de
carne a toda la población es necesaria, por cuanto el producto se consigue en
las carnicerías del mercado capitalista a precios especulativos. “Hasta cuatro
mil bolívares cuesta un kilo de carne actualmente, mientras que en este matadero
lo conseguimos por menos de la cuarta parte”, subrayó.

También se prevé instalar de una planta de procesamiento de subproductos
(sangre, huesos y otros) para generar insumos que sirvan para la elaboración de
alimentos balanceados para animales.

“Tenemos un alto potencial para desarrollar un proyecto integral de crecimiento
y atención al pueblo, con la venta directa de carne y la elaboración de diversos
insumos que pueden contribuir a impulsar el desarrollo agropecuario de nuestro
municipio y del estado, y hacia allá vamos”, concluyó Torres.


In
APORREA
http://www.aporrea.org/poderpopular/n291759.html
4/6/2016

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